La prueba de la vikinga
Lo que antes era seguro ahora era peligroso, y eso le atemorizaba.
Las bestias marinas se aproximaban crueles e imponentes, y ella permanecía bajo el agua, mirando todo, congelada.
Cada bestia poseía una característica diferente; una tenía colmillos, otra no tenía cabeza, etc. Igualmente había algo que hacía que todas sean parecidas... una brillante cola de pez color rojo y azul.
Ella se encontraba con la mente embarullada, perdida en los cálculos que le ayudarían a escapar. ¿Pero cómo iba a salvarse con eso? Muy simple, ella había teorizado que aquellas criaturas que la rodeaban tenían una debilidad; respuestas.
—600 x 110— Dijo dificultosamente bajo el agua rojiza— igual... ¿66000?— Una de las criaturas desapareció mágicamente, ¡ya sabía lo que tenía que hacer!
La chica vikinga sacó la boca del agua.
— ¡140:20= 7!— Exclamó un poco más segura, unos 7 monstruos desaparecieron. — 55 x 13= 715— Otros 15 más desaparecieron y ella siguió diciendo cálculos y resultados, hasta que ya no había nada más peligroso que el agua en donde se mantenía flotando. En fin, ya podía relajarse (o eso creía).
Una bestia de cuatro ojos, se abalanzó brutamente al lado de la vikinga e hizo que ésta se asustara.
— ¿¡Quién osa matar a mis diminutos hijos!?— La bestia miró fijamente a la chica y ésta la observó seriamente a las pupilas— ¡¿Acaso tu fuiste la culpable de la muerte de mis pequeños, sucia humana?!
—Sí, ¡he sido yo! ¡¿Y qué sucede con eso?! ¡Solo eran unas mugrosas sirenas vampiro!
La de cuatro ojos estaba sorprendida, pero a la vez deseaba una sola cosa... sufrimiento. Por eso decidió tratar de intimidarla acercándose y mirándola con cara de póker, lamentablemente para la bestia, la vikinga hizo lo mismo que ella, de esa manera empezó un concurso de miradas. La tensión se sentía en el aire, ambas estaban enfocadas en ganar.
— ¿Cuánto es 420: 2?— Preguntó coactivamente la rival de la chica.
— Es 210— Respondió con firmeza y sin abandonar el concurso.
— ¿Cuánto es 652x3?—
— ¡1956!
— ¡¿Y CUÁNTO ES 110x24:2?!
—Amm... ¡1320! ¡Es 1320!
La bestia se rindió y concordó con las respuestas de la muchacha.
— Esta muy bien— Avisó— Pequeña vikinga, ya puede volver a sus tierras.
La luchadora asintió y con paso firme se dio la vuelta, en cualquier momento iba a poder volver a su casa.
El exámen de matemática que hoy le habían tomado había sido completado con su propia imaginación, la imaginación de una niña de cuarto grado de primaria.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro