Amai chi
Yo era una pequeña e indefensa gata huérfana, mi panza pedía comida y el frío me forzaba a quedarme quieta, pues la ventisca era tan fría que exponerme me pudo causar hipotermia.
Mi lado salvaje me ayudó a encontrar refugio, pero no comida.
Los días pasaron y de a poco me debilitaba, tenía que buscar alimento.
Atravesé una tormenta y un sol de verano. Hasta que encontré un pequeño lago con peces.
Estaba tan cansada que ya no podía estar alerta a los peligros, tampoco podía cazar, si en ese entonces hubiera podido, no me habría quedado desmayada.
Sentí que alguien me tocaba, era un humano.
El hombre me cargó, me llevó hacia su casa y me dejó recostada en un almohadón.
Las horas pasaron.
A penas abrí los ojos, me levanté y busqué al humano, me podía dar comida ¿no?
El hombre preparaba arroz con pescado, parecía dedicado. Sus ojos miraban fijamente el pez recién pescado, tomó un cuchillo y lentamente cortó un pedazo, que luego tiró al piso.
—Taberu—Me pareció una orden, pero no importaba, comí como él dijo y una ola de sabores nació en mis papilas gustativas.
Traté de pedir más, pero luego me acordé que no podía hablar con ellos, aunque de todas formas el humano me entendió y dijo:
— Anata wa matsu hitsuyō ga arimasu — "Tendrás que esperar" ¿En serio? ¿A un muerto de hambre se le diría eso?
Solté un bufido.
— Manā o go riyō kudasai!
Me moría de hambre, él tenía que usar modales, ¡Yo no había comido nada en días!
Mi cola se movió lentamente y el hombre me miró con cara seria, entonces decidí volver a mi almohadón.
Pasó media hora y el hombre aun no terminaba, por eso fui ver qué pasaba.
El señor estaba sirviéndose, me puse feliz ¡ya me podía dar de comer! Lamentablemente esos no eran los planes del acérrimo hombre.
El hombre empezó a comer, ya sentado en la mesa.
Lo miré, él me miró, moví mi cola lentamente y saqué mis uñas.
El humano siguió comiendo, yo esperé, por ahí me daba luego las sobras.
Suertudamente así fue, me dio unos deliciosos pescados frescos y un poco de arroz.
Comí lentamente con tal de aprovechar la comida y también para disfrutar bien el sabor.
— Tabemono wa sukidesuka?
¡¿Qué diablos me estaba preguntando?! ¡Obviamente me gustó la comida!
Le mostré (de alguna forma) mi expresión, el hombre me miró.
—Hai to minashimasu— "Lo tomaré como un sí"
¡Bien!
Al rato me acurruqué en mi almohadón y me dispuse a dormir, pero un ruido me despertó, era un maullido largo y grueso.
Me dirigí hacia el ruido y me di cuenta que venía de las penumbras.
Pero... ¡No quería ir! Tenía miedo de lo que más amo, la oscuridad.
—Veeeen... no te haré daaaañoooo— Avisó la voz.
Yo le creí y lentamente me acerqué hacia su ubicación.
Contra más me acercaba, mi corazón más se atrasaba, se suponía que tendría que ir más rápido (por el miedo) pero sucedía lo contrario.
De repente unos ojos verdes me miraron fijamente, no tenían pupilas normales, parecían huellas dactilares...
De a poco el origen de la voz salió de la oscuridad.
Era... un gato blanco, abuhado, de dos colas...Estaba parado en 2 patas y tenía una mirada seria pero a la vez no, era como la cara de un villano al terminar de secuestrar a alguien, tratando de lucir apuesto ¡Tenía esa misma cara!
Me enloquecí. Nunca había visto un espécimen así, bufé, arañé y mordí.
—Te pueedoo maaataaar ¿Sabías?
¿¡Matarme!? ¡Quién se creía para matar a un ser indefenso y tan hermoso!
Me quedé en shock unos segundos, luego lancé un bufido y volví a entrar a la casa. El gato de 2 colas se volvió a adentrar en la oscuridad.
Esa noche no pude dormir ¿Por qué? ¡Porque tenía miedo que el bicho ese me matara mientras dormía! (Aunque ahora que me doy cuenta es mejor estar dormida, ya que a pesar de ser barbián resulta ser muy irritable y haragán).
La noche pasó y en la mañana del día siguiente el humano me alimentó.
En el crepúsculo me dormía y al siguiente día me levantaba.
Los días eran parecidos entre sí y los años pasaron en esa monotonía.
El hombre envejecía y cada vez su cuerpo se volvía más débil, yo quería ayudarlo ya que parecía cada vez estar peor. Pero no podía hacer nada, era una simple gata de unos 19 años de edad, mi cuerpo también estaba desgastado.
Un día el hombre se dirigía a su cama y se tropezó con una madera rechinante, traté de advertirle con un maullido pero de nada sirvió. El anciano cayó dándose la frente contra la cama perdiendo el conocimiento, traté de despertarlo de varias formas pero no pude y quedé bañada en sangre, sí, su sangre que salía a borbotones de una herida pronunciada en su cabeza.
Frustrada me empecé a limpiar. Lamí mis patas que estaban rojas por la sangre y empecé a sentir algo raro ¿Éxtasis? Sí, era eso.
Al rato empecé a chupetear el piso (También teñido de rojo).
Me encantaba ese sabor tan salado pero a la vez... dulce.
No quería parar, pero algo (o más bien alguien) me interrumpió.
Sí, ese gato rechoncho (o abuhado) de la otra vez.
—Saaaaangreeeee realmenteeee eees deeliciosaaa ¿Mee convidaríaas?
¿¡Convidarle!? Ni loca era un tesoro para mi sola.
—No te daré— Eso en verdad me pareció raro ¡¿Podía hablar y no me había dado cuenta?! ¡Todo lo que le podría haberle dicho al anciano!
— Looo entendí a la peeeerfección ¿Cóooomoo aprendiste taaaan raaapidooo aaaa haaablaaar? ¿Sí apenas teee estáas convirtiendo en Nekomata?
Mis ojos se agrandaron por la intriga ¡¿Qué era un Nekomata?!
— ¿En seeeerioo nooo sábeees quee ees uuun Nekomataa? ¿¡En quéee tiempo vivees!?
—Vivo en el mismo que tu —De a poco dominaba el idioma.
El gato de 2 colas se río extrañamente por mi respuesta ¿Tanta risa le había causado?
—Oooovbiamentee qué vivimooos eeen eel mismo tiempooo— Miró mi cara. Sí, mi cara seria y yo juro que le causé un terror indescifrable, porque a penas pestañee decidió explicarme qué me pasaba. — Eeehh... Mejooor tee explico, yo soy un Nekomata.
—Esa explicación... ¿¡En qué se supone que me ayuda!? ¡EN NADA!
—Perdón soy malo explicandoo— ¿En serio estuvo cerca de hablar normal? ¡No lo puedo creer!— Teeee di ese ejeemplo porqueee penséee que sabrías que es un nekomata, perooo hay otraassss cosas más importanteeess, como los poderees. Podées reviviir muertooos...
—Eso me interesa ¡puedo revivir al anciano!— Dije.
—Sí, o hacer cosaaas mejooores, como crear un Gashadokuro. Nooo... ¡espeeera se tieneee que formar solooo!... ¡Pooodés hacer un ejercitooo de esqueletos!
—Emm...
— ¡OH! meee desviéee de laaa explicación, buenoo, con tus podeeres de Neko no solo podés revivir muertos, tambiéen te podes haceer pasaar por humano y podés entrar a loos sueños dee ellos ¡JAS JAS JAS! ¡ME ENCÁNTA METEEERME EN LOS SUEEEÑOS!—La cara que él había puesto mientras se reía era mortal, ojos bien abiertos, pupilas achicadas, boca despejada hasta el tope y una ceja levantada.
Me quedé sorprendida ¡¿En serio podía hacer todo eso?! ¡Eso era tan impresionante!
—Te parecióo sorprendentee ¿Verdad Kuro?
— ¡Espera! ¡¿Cómo diablos sabes mi nombre?!
—Pues cada noche entraba un poco a tus sueños, por cierto veo que te gusta el Manga.
Lo miré fijamente y el desvío la mirada.
—Bueeeeeeeenooo ¡Mejooor mee voooy! ¡Nos volveremos a ver cuando termines de transformarte! ¡jas jas jas!
El bicho desapareció rápidamente y yo me quedé completamente sola con el cuerpo del anciano cubierto de sangre.
No quería comerme a mi ex dueño (a pesar de gustarme el sabor a sangre) así que pensé:
Sí el Nekomata pudo entrar, significa que yo puedo salir ¿No?
Busqué en mi memoria el lugar de dónde había aparecido, ¿Era por la derecha? ¿O era por la izquierda? Me detuve y empecé a escarbar más que antes, ¿Por cuál dirección había salido?
¡Lo que tardé en acordarme! ¡Se había ido por la zona izquierda de la casa!
Me dirigí hacia allí y luego de un rato de buscar encontré un hoyo por donde salir.
Logré irme de la casa y decidí que me iba a ocultar en mi viejo refugio (una miserable y oscura cueva).
El camino fue un poco largo (especialmente si caminaba con 2 patas)
Yo creí que el lugar seguía abandonado, pero parecía que me había equivocado, ya que en ese mismo lugar vivía un oso negro asiático.
El oso surgió de la oscuridad y con sus garras me hizo un rasguñó en el moflete, lo bueno es que yo rápidamente aumente mi tamaño y me defendí inmediatamente, encajándole 3 rasguños en el pecho y clavándole las garras en la cabeza. Lentamente las saqué, estaban rojas y chorreaban sangre, me sentí extrañamente ¿feliz?
Lamí la sangre de mis garras y luego comprobé que el oso estuviera muerto y obviamente lo estaba.
Tranquilamente me dormí.
En los días siguientes mi cuerpo empezó a sufrir transformaciones, por ejemplo, se cambio el color de mis ojos celestes a violeta y de violeta a rosa. También se empezó a bifurcar mi cola y me surgieron unas marquitas en espiral en los cachetes.
Un día quise probar mis poderes. Decidí transformarme en humana para escabullirme y revivir a mi dueño, pero la ciudad (como cada día) estaba repleta de personas que me observaban extrañados porque mis garras (ahora uñas) eran larguísimas.
Llegué a mi antigua casa.
Entré lentamente, el anciano seguía en buen estado, sonreí.
Lo toqué, estaba helado, posiblemente en una semana ya empezaría a ponerse putrefacto, lo bueno es que aun había tiempo de salvarlo.
Toqué su frente y me focalicé en mi deseo y en un santiamén el revivió.
—Ittai nani ga ocota no— "¿Qué diablos ha pasado?"
— Fukkatsu shimashita! Anata ga inakute samishikatta— "¡Te he revivido! Cuanto te extrañe."
— Anatahadaredesu ka?!— "¡¿Quién eres?!"
— Watashidesu! Anata no neko!—"¡Soy yo! ¡Tu gata!"
— Īe, anata wa monsutādesu! Monsutā ni ike!— "No, ¡tú eres un monstruo! ¡Véte monstruo!"
Me quedé en silencio un tiempo, pensado en que decir.
— Kuso monsutā! Ikuzo!— "¡Maldito monstruo! ¡VETE YA!"
Lo miré fríamente, eso de veras había dolido.
— Akuma no yōna ningen !— "¡Endemoniados humanos!"
Lo tomé del cuello y lo tiré hacia arriba en donde terminó descolgando una Chouchin. Lo que causó que el papel del artefacto tocara su bombilla, la lámpara se empezó a quemar y el fuego comenzó a incendiar la casa.
El fuego se extendía rápidamente, pero antes de irme esperé a que el viejo se quemara. ¡Ah! ¡ qué satisfactorio! ¡el hombre lentamente se hacía cenizas!
Sonreí como toda una maniática y luego me fui de mi antiguo hogar. ¡Tantos recuerdos! ¡todos completamente aburridos!
Me hice pequeñita y me escondí en un arbusto, una voz conocida me sobresaltó.
—Wooooow ¡Me dejaste impresionadooo! ¿Qué harás ahora?— Preguntó.
—Haber... ¡Basta de meterte en mi vida!
— ¿Poor qué?
—Ni siquiera sé tu nombre.
— ¡Ryokucha es mi nombre!
—Bueno Ryokucha ¡Creo que me iré a Europa! ¿Te gustaría venir?
—Nah, estoy bien así, por cierto ¿Sabías que podés teletransportarte solo pensando en el lugar al que querés ir?
Lo miré, luego pensé en Inglaterra y a los dos segundos ya estaba ahí.
Con los años descubrí más poderes, como la hipnosis, el camuflaje en la oscuridad, la curación y los ojos neón.
Hoy camino lentamente por calles de todo el mundo, observando, escuchando y oliendo a cada ser. A veces dejo que me vean, otras no pueden percibirme, porque así lo deseo.
Mi naturaleza es algo que no pude elegir, pero que aprendí a dominar.
Puedo ser compasiva solo con quién creo que se lo merece, pero no quieras verme enojada, porque esa será la última vez que lo hagas.
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Amai chi :Sangre dulce (japonés).
Taberu: Come.
Anata wa matsu hitsuyō ga arimasu :Tendrás que esperar.
Manā o go riyō kudasai: ¡Por favor, usa modales!
Tabemono wa sukidesuka:¿Te gusta la comida?
Hai to minashimasu: Considéralo un sí.
Nekomata: Un gato de habilidades sobrenaturales perteneciente al folclore japonés.
Los Gashadokuro son espíritus que toman la forma de esqueletos gigantes y son quince veces más altos que una persona promedio, supuestamente creados a partir de los huesos acumulados de personas que murieron de hambre o en batalla, sin ser enterrados.
Kuro: Negra.
Manga: Es la palabra japonesa para designar las historietas en general.
Oso negro asiático: Es un oso que habita en los bosques de Asia (de Irán a Japón), preferentemente en áreas montañosas. Está estrechamente emparentado con el oso negro americano y en menor medida con el oso pardo y el oso polar.
Ittai nani ga okotta no: ¿Qué diablos pasó?
Fukkatsu shimashita: ¡Lo hice!
Anata ga inakute samishikatta: Te extrañé.
Anatahadaredesu ka: ¿Quién eres?
Watashidesu: Soy yo.
Anata no neko: Tu gata.
Īe, anata wa monsutādesu! Monsutā ni ike!: No, ¡tú eres un monstruo! ¡Vete monstruo!"
Kuso monsutā! Ikuzo:¡Maldito monstruo, vete ya!
Akuma no yōna ningen: Endemoniados humanos.
Chouchin: Chouchin son un tipo de faroles muy simples, originarios de China. Son habituales en la entrada de templos budistas, en festivales tradicionales y en la entrada de restaurantes y bares.
Ryokucha: Té verde.
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