El príncipe Dylan (Juego de Perfiles)
En un reino muy lejano existía un rey muy anciano, el tenía un hijo y como aún no tenía una esposa con quién comprometerse, su padre acordó que se casaría con Eugenie princesa del reino del Romance, se dice que aquel lugar era conocido por las historias de amor y canciones que llenaban al pueblo día a día.
Era sin duda el lugar perfecto para el príncipe Dylan, el cual desde el repentino fallecimiento de su madre no ha querido que la música y las historias con finales felices fueran admitidas en su pueblo. Pero el Rey aunque todo aquello le recordará a su dulce esposa anhelaba con su corazón volver a escuchar las hermosas serenatas que eran las favoritas de la difunta reina.
-Dylan, hijo-miró al rubio sentado en la fuente que adornaba el patio trasero del castillo-debemos hablar
-papá no estoy de humor-murmuró aquel chico
-he tolerado este comportamiento tuyo durante este tiempo, porque sabía que era debido a tu madre, pero ya han pasado dos meses, tienes que salir de aquí, conocer mujeres y...
-me vas a casar con una princesa ¿Verdad?-Dylan interrumpió a su padre
-el rey suspiró acomodando su corona que se estaba cayendo, eso le recordó que debía pedir una nueva-si y te prometo que...
-no, no necesito que me des esperanzas.-bajó la mirada con tristezas.
-hijo ¿Confías en mi?-acarició el cabello del príncipe
-lo hago-dijo mirando a su padre fijamente a los ojos.
Pasado unos días el Rey había organizado en el reino un festejo por la llegada de la Princesa Eugenie, quién llegó al medio día.
Por su parte la princesa, estaba muy nerviosa pues hoy conocería a quien sería su esposo de por vida, ella era muy soñadora y ya se había estado imaginando al Príncipe pero tenía algunas dudas ¿Sería Rubio? ¿Castaño? ¿Pelirrojo? Y sus ojos ¿Serían de un bonito color?
Al entrar al castillo, camino con paso firme junto a su escolta hacia el gran portón, dónde ya había dos guardias abriéndole. Entro y una sutil melodía indundo el ambiente, sonrío y de movió lentamente al son de la música. A medida que iba caminando las personas se iban corriendo a los lados para que ella pudiera pasar sin problemas, fue así hasta que llegó frente a los tronos.
Se quedó maravillada al encontrarse al famoso Príncipe, junto a su padre. En su opinión era perfecto aunque sabía de sobre que la perfección no existía, este chico la puso en duda, para que se den una idea, el príncipe era rubio de tez clara , pecas adornaban sus mejillas y nariz, sus ojos era azules como el océano que los rodeaba, sonrió poniéndose en pie tomando mi mano y dejando un pequeño beso en el dorso mientras se inclinaba en una reverencia.
-Princesa, es un honor conocerla-pronunció mirandola a los ojos-soy el príncipe Dylan, a tu servicio-le guiñó un ojo sutilmente logrando un leve sonrojo de su parte.
-príncipe Dylan ¿Bailaría una pieza conmigo?-preguntó la princesa
-me encantaría, pero no bailo desde que mi madre se fue-explicó avergonzado
-lo entiendo, pero debe seguir adelante con su vida y darse una segunda oportunidad. Su padre me contó lo preocupado que está por ti, no sales y has prohibido la música en el reino, es inaceptable para mi-suspiró-pero quiero ayudarlo.
-ayudame entonces-estiró su mano que fue tomada por la princesa.
Ese día el príncipe Dylan volvió a tener esperanzas, bailó y cantó luego de pasar mucho tiempo sin hacerlo.
Por fin conoció el amor.
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