Capítulo XXII
Sanatorio de Tiang
Había tanta luz a su alrededor que Atuq pensó que esas luces escarlatas que parecían brotar del espejo eran consecuencia de la excesiva iluminación. Tras su arribo al sanatorio solo tuvo contacto con tres personas: un médico llamado Pirt, el asistente de cocina que lo visitaba tres veces al día, y su compañero de cuarto, un muchacho extranjero, cuyo cabello claro, casi dorado, le reveló a Atuq su origen. El joven se llamaba Lian. Hablaba en un perfecto sumbubris, y lo que para Atuq fue en un inicio un alivio se transformó en una pesadilla, pues Lian parecía no entender el significado de la palabra "silencio".
—¿Has usado jabón de hierba? —inquirió de repente Lian, sacando así a Atuq de sus reflexiones.
El moreno le respondió meneando la cabeza, sin quitar su mirada del espejo que se extendía por toda la pared del frente. Su acción no fue por descortesía, sino que cada vez que miraba a su compañero sus ojos eran encandilados por una luz dorada, que aparentemente parecía provenir de él, de Lian.
—Es que hueles a hierbas. Árboles, al pasto... ya sabes... —comentó Lian mientras jugueteaba con uno de sus mechones rizados. —. Lily me dice que las personas que huelen a hierba son confiables...
Atuq soltó un bufido. Poco le importaba lo que esa tal "Lily", pensaba de él. Solo quería saber su diagnóstico final para volver a su casa. Deseaba ver a sus hermanas otra vez.
—¡¿Pero por qué te enojas?! ¡No seas amargado! ¡Se te va a arrugar la frente si sigues enfadándote!
Atuq rodó los ojos tras oír el comentario de Lian. En otras circunstancias quizás su compañía habría sido grata, pero sus pensamientos le abrumaban. Con el objetivo de aplacar el barullo de su mente dirigió su atención al espejo. Allí las ráfagas de luces escarlatas danzaban como si aquel vidrio reflectante fuera un escenario.
—Sé lo que te estas preguntando... —dijo de repente Lian mientras miraba de soslayo a su compañero.
Después de sobresaltarse por la repentina intervención de su compañero, Atuq respondió:
—Adelante, dime. Dudó que logres adivinarlo...
Lian esbozó una sonrisa y tras ello posó sus ojos verdosos sobre su compañero, luego saltó de su lecho y se acercó a la cama de Atuq, para susurrarle al oído:
—Te preguntas que son esas luces rojas que ves en el espejo..., eso es..., ¿verdad?
Atuq se paralizó. Su compañero, por alguna extraña razón, había logrado ahondar en los sitios más recónditos de su mente.
—¡Tengo razón! ¡¿O no tengo razón?! ¡Yo creo que sí tengo razón! —exclamó Lian al mismo tiempo que brincaba sobre la cama de Atuq.
—¡¿Las ves?! —La voz del muchacho botrunino resonó por la habitación.
Lian soltó un suspiro de espanto y tras ello cubrió la boca de Atuq con su mano, acción tras la cual el paciente de melena azabache se vio forzado a cerrar sus ojos.
—Si lo veo, pero ellos no pueden saberlo... es secreto... ellos piensan que estoy aquí por las voces..., pero yo no las escucho... — susurró Lian al oído de Atuq tan cerca que el moreno pudo sentir los labios de su compañero rozar el lóbulo de su oreja.
—Entiendo... —mintió Atuq mientras trataba de apartarse de Lian —. La próxima respeta mi espacio personal, ¿entendido?
—¡Pero que amargado eres!
—Lo siento, Lian. Pero es incómodo para mi tenerte tan cerca... nada personal... —dijo Atuq dirigiendo a su compañero con los ojos cerrados.
—¿Nada personal? ¿Entonces por qué no me miras?
Atuq suspiró, y tras ello, siendo fiel al secreto que Lian le había confesado respondió a la pregunta susurrando:
—Cuando te veo..., veo demasiada luz...
Lian enarcó una ceja y tras ello añadió mofándose:
—¿Me estas coqueteando?
—¡¿Qué?! ¡No! —exclamó Atuq cuyas mejillas comenzaron a arder de sopetón —. Es literal...
Lian le dio a Atuq un golpe amistoso en la cabeza, y acto seguido se sentó de cuclillas junto a él para susurrarle al oído:
—Es que aún no sabes controlar tu don.
Atuq se estremeció tras la revelación, ¿un don? ¿acaso el ver esas luces era un don? ¿Una habilidad como por la que Amaru fue condenada?
—Si quieres puedo enseñarte a controlarlo. —siguió Lian susurrando —. Pero solo lo haré si dejas de ignorarme...
El otro muchacho asintió perplejo sin abrir sus ojos.
—Bueno, solo podremos hacerlo durante la noche..., los médicos están allí al otro lado del espejo, ven y escuchan todo... — dijo el muchacho de ojos aceitunados.
Nuevamente Atuq asintió entre espasmos. Su percepción sobre Lian cambió tras esa breve charla. Aquel joven parlanchín se transformó en un compañero intrigante, poseedor de una sabiduría que ocultaba tras sus comentarios incoherentes.
—¡Ay! Eso último que dije se escuchó fatal..., no me malinterpretes, Atuq. Tú sabes que no quise decir nada lascivo...
El comentario de Lian liberó a Atuq de su estupor. Su rostro antes amarillento recuperó su bronceado característico, y con un par de risas tímidas, casi inaudibles, le respondió a su compañero.
—Cumple tu promesa, Lian.
—Siempre las cumplo, A- tuq.
Regimiento norte de Tiang
En la clase que durante la tarde aconteció, Asiru mantuvo su atención fija en Danzui. A pesar de su semblante amoratado, para la muchacha él continuaba viéndose elegante y mientras analizaba sus gestos, pensó en que él no tenía porte de delincuente. Era educado y cordial, obedecía las órdenes de Jiang y le explicaba a Fei las indicaciones que los instructores dictaban a diferencia de su hermano Fanzui, quien se mofaba de los balbuceos y equivocaciones del agnouino.
—Tenemos que tratar de acercarnos a ellos... —dijo de repente Suri, sobresaltando a su amiga que observaba casi hipnotizada al muchacho de iris fulgurosos que se encontraba formado en el otro extremo de la fila.
—Danzui parece ser el más cuerdo, pero creo que es demasiado astuto..., se dará cuenta. —dijo Asiru mientras miraba a Danzui de soslayo.
—¿No querrás hablar con Fei...?
Asiru meneó su cabeza antes de que su amiga pudiera terminar de formular la pregunta.
—Creo que podemos intentar hablar con Fanzui. Es de risa fácil..., solo míralo. —Suri indicó al recluta que había nombrado. El joven se mantenía erguido en la formación, pero con los labios apretados como si tratara de reprimir sus carcajadas —. Solo debemos reírnos de sus chistes y lo tendremos de nuestro lado.
—¿Crees que ellos saben lo del Fei?
Suri analizó al trío de reclutas con la mirada y tras ello respondió:
—No creo. Fei solo balbucea y creo que Danzui solo lo entiende por sus gestos...
—Espero que tengas razón...
Cuando Asiru guardó silencio las risitas de sus compañeras llegaron a sus oídos. La infiltrada volteó su cabeza con violencia y a sus espaldas vio a Brilith y Kaori con sus bocas cubiertas tratando de ahogar sus carcajadas. El rostro de Asiru palideció al notarlas, estaba segura de que ellas habían escuchado parte de la conversación que tuvo con Suri.
[...]
Esa tarde, antes de que la luz de la esfera se extinguiera, el teniente Murak y el cabo Yoon, iniciaron las lecciones de armería. Las trampas estaban catalogadas como armas, por lo que, en virtud de la función principal que los conscriptos debían realizar, impartieron esa instrucción el primer día de entrenamiento.
Los reclutas estaban posicionados en tres hileras, y desde allí observaron con atención las indicaciones que Jiang Murak vociferaba. El teniente estaba a un costado de una reproducción rudimentaria y básica de una trampa. Aquella arma parecía simple y para los reclutas fue irrisorio el pensar que alguien pudiera ser herido por el tronco que se hallaba suspendido gracias a un sistema de cuerdas y poleas. Sin embargo, Asiru sabía que ese sistema podía ser mortal si se ocultaba en medio de la vegetación botrunina.
—¡No todas las trampas son iguales! ¡Recuerden eso! —exclamó el teniente Murak mientras se acercaba a la réplica blandiendo un alicate de corte —¡Esta es una de las más fáciles de desactivar! —continuo, para después cortar el alambre que se extendía a ras de suelo.
Los conscriptos pensaron que el tronco caería sobre el instructor, sin embargo, el madero se mantuvo en su lugar.
—El tronco que sujeta la viga tiene un orificio en su interior. Dentro esta el cable y el gancho que sujeta la cuerda—explicó Jiang —. Si un desdichado tropieza con el cable, el proyectil caerá sobre él... Y consideren que en Botrun las trampas no tienen troncos. —continuo para después entregarle a su colega el alicate.
—¡Formen equipos de no más de cuatro integrantes! ¡Yoon les entregará unas réplicas para que puedan practicar! —exclamó Jiang. —¡Tienen cinco minutos para desactivar la trampa o al menos para decirnos cómo hacerlo!
El segundo instructor estacionó la carreta que halaba frente a las tres hileras de reclutas y tras ello comenzó a repartir las maquetas que estaban cubiertas por sábanas de lino verdoso y desteñido.
Suri y Asiru se dedicaron miradas furtivas mientras se llevaba a cabo la entrega de las réplicas. Por las órdenes que Jiang había entregado solo una de ellas podría ser parte del grupo de sospechosos.
Mientras se debatían para sus adentros, Yoon se posó frente a ellas y con un movimiento de cabeza brusco les dio a entender que debían separarse.
Asiru soltó un resoplido y fue ella la que finalmente avanzó hacia el equipo que Danzui lideraba. Estaba segura de que quizás su amiga habría podido sacarles más información a los muchachos, sin embargo, concluyó que, de ser atrapada, Suri sería capaz de continuar con la caza de los cabecillas.
Al ver partir a su amiga, Suri extendió su mano mientras un gesto de pavor decoraba su semblante. Intentó balbucear, pero Yoon, la empujó directamente hasta el grupo de la conscripto pelirroja.
Cuando Asiru se sentó junto a los compañeros de Danzui, Fei resopló con tanta violencia que los mechones tiesos de la recluta se mecieron.
—¿Asiru, cierto? — se dirigió Danzui a la chica al mismo tiempo que le extendía la maqueta.
La aludida asintió con timidez mientras miraba de reojo el gesto iracundo que teñía el rostro de Fei.
—Supongo que tu si entendiste las indicaciones de Jiang. —Danzui miró a sus compañeros de soslayo. Fei mantenía sus ojos sobre Asiru como si tratara de quemarla y Fanzui por su parte estaba más preocupado por molestar a Kaori que por terminar la tarea.
—No debería tomarnos más de un minuto. Solo debemos cortar el cable... —comentó Asiru, tras lo cual el agnouino chasqueó la lengua... «¿Acaso me entendió?», se preguntó la joven sin ser capaz de ocultar su mueca de perplejidad.
Danzui destapó la trampa. La maqueta era distinta a la que Jiang había presentado. No había ningún tronco pendiendo sobre los pequeños muñecos de madera que se hallaban debajo de aquel árbol de fantasía. El recluta que sostenía la réplica movió la estructura, y fue ese un intento en vano por encontrar el cable de activación.
—¡¿Pero qué...?!
—¡Ja, ja, ja! ¡Esas trampas son del tamaño de Kaori!
—¡Fanzui por el amor de Lum! ¡Cállate!
Kaori cual roedor enfurecido se abalanzó sobre Fanzui, asustando a Danzui, el que se apartó de la pelea sosteniendo la réplica de la trampa.
La recluta de la piel manchada, harta de las bromas de su compañero le asestó varios puñetazos en el rostro y solo se detuvo cuando Jiang la tomó del cuello de su uniforme, para alzarla como si fuera una pluma.
—¡¿Qué dijimos?! ¡Nada de peleas! —vociferó el teniente para luego lanzar a Kaori al suelo.
Tras el regaño, la vara de Jiang aterrizó sobre los rostros de los reclutas.
—¡Veinte vueltas al campo! ¡Y quedan suspendidos de las instrucciones por una semana!
—Pero... —masculló Kaori, tratando de contener su furia.
—¿Pero? ¡Pero nada! ¡Obedeces o te vas directo a Marabic! —replicó Jiang azotando el piso con su vara.
Asiru, Danzui y Fei pudieron ver como los ojos de Kaori se tornaban vidriosos, sin embargo, ella se tragó las lágrimas y tras bajar la cabeza comenzó a correr alrededor del patio. Fanzui, que trató de camuflar su miedo con una sonrisa burlesca imitó la acción de su compañera y al cabo de unos segundos ambos conscriptos estaban trotando alrededor de los otros reclutas.
—¡Aquí no hay ninguna trampa! ¿Qué se supone que tenemos que decir? —dudó Danzui, mientras analizaba la base de la estructura.
Asiru, por su parte, estaba demasiado concentrada en qué preguntas formularle a su compañero. En ese momento se transformó en una víctima de sus propios nervios, y la mirada fulminante de Fei no hizo más que aumentar su ansiedad.
—¡Vamos Asiru, ayúdame! ¡Por Lum! —exclamó Danzui.
—Quizás... tengas razón. Puede que no haya ninguna trampa... 一murmuró la muchacha, turbada por el nerviosismo.
Danzui meneó la cabeza y cuando iba a regañar a Asiru las risas estridentes de Fei lo interrumpieron.
Los compañeros de equipo del agnouino lo miraron desconcertados, pero cuando el ataque de risa de Fei se prolongó, Danzui decidió continuar con su tarea de análisis.
一¡Tiempo! 一exclamó Jiang.
El grito del teniente puso los cabellos de los reclutas de punta. La frente nacarada de Danzui se empapó de su sudor, y debido a los temblores involuntarios de sus extremidades terminó soltando la réplica.
Asiru, que momentos antes se había quedado petrificada por la risa de Fei, reaccionó. La muchacha se lanzó al suelo y tomó la maqueta antes de que se estrellara en el suelo. Y cuando se iba a poner de pie, vio a su lado un par de botas, era Jiang.
一¿Y bien? ¿Qué tienen que decir, reclutas? ¿Cómo desactivarían esa trampa? 一Les preguntó el instructor con una sonrisa desdeñosa en su semblante.
Asiru y Danzui se miraron perplejos. La muchacha sabía la respuesta, pero tenía miedo que al responder, Jiang sospechara sobre su identidad. Estaba segura de que esa réplica había sido construida para confundir y terminar golpeando a los reclutas por su equivocación.
一No haber... 一 dijo de repente Fei, mientras rascaba su oreja fingiendo desinterés.
Jiang y sus compañeros lo miraron desconcertados.
一¿Qué dices? ¿Dices que no hay ninguna trampa?
一¡Señor! 一exclamó Asiru incorporándose 一 ¡Mi teniente!
Jiang le indico a Asiru con su mano que guardara silencio, y tras ello posó su atención en Fei.
一No haber, trampa no haber... 一repitió el agnouino.
Jiang esbozó una sonrisa ladina y tras ello dijo con disgusto:
一¿Me estás tomando el pelo?
Fei respondió a esa pregunta con una carcajada.
Encolerizado Jiang golpeó a Fei en la cabeza con su vara. Danzui cerró sus ojos al oír los chasquidos, pero Asiru solo bosquejó en su rostro una mueca sutil de desagrado.
一¡Veinte vuelta al campo los tres! ¡Ahora ya! 一vociferó el teniente.
Los reclutas comenzaron a trotar segundos después de que el instructor gritara la orden.
La reacción de Fei le pareció a Asiru en un principio estúpida, sin embargo, mientras que ella corría detrás de él supuso que no lo era.
Con una sonrisa en su semblante amoratado, Fei recorrió el campo. Se regocijó al oír los pasos de Asiru. Si no podía hacer que los altos mandos le creyeran, estaba dispuesto a hacer la estadía de la muchacha en el regimiento un infierno, y truncar todos los planes y deseos que la habían motivado a unirse a la milicia.
¡Muchas gracias por haber llegado hasta aquí!
Recuerden estimados y estimadas, los comentarios, críticas, opiniones y votos siempre serán más que bienvenidos.
¡Nos leemos en el siguiente capítulo!
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