Quiroptofobia
Hay personas que cambian la vida, gente que ya sea con su ejemplo o con su mensaje, pueden modificar el destino de una persona. Para Hornet, Quirrel había sido este tipo de persona.
Habían pasado un par de semanas desde que la cochinilla había partido y su ausencia se notaba, Hornet ya no tenía sus charlas con él antes de dormir, ni tampoco podía escuchar sus historias sobre sus viajes, o probar su cocina novedosa, ni tenía a alguien que la regañara cuando se comportaba de forma grosera. Hasta ahora no se había dado cuenta de lo importante que se había vuelto ese chico en su vida, pero no podía retenerlo, él era un viajero y un explorador, necesitaba investigar y descubrir cosas, ya regresaría en algún momento, lo había prometido.
Pero para Hornet la vida continuaba, si había podido superar la pérdida de su madre, podría con esto, además, ella también tenía una promesa que cumplir, él le había pedido que se esforzara por conocer gente y hacer amigos, así cuando él regresara se los podría presentar.
Quirrel nunca lo admitiría, pero esto era parte de su plan para hacer que Hornet socializara más. Ella ya se había acostumbrado a su compañía, pero al perderlo (al menos temporalmente), buscaría llenar el vacío que sentía con alguien más y se esforzaría por conocer gente. Sólo con esa pequeña motivación, las habilidades sociales de Hornet mejorarían y podría convertirse en una insecto normal, que llevaría una vida tranquila y feliz. Por supuesto, tampoco la idea era que se quedara completamente sola, pero para eso tenía a Hollow, el pequeño a pesar de su incapacidad para hablar, era mucho más dado a entablar amistad con los demás, sería un buen apoyo para su hermana.
Quirrel le había explicado a Hollow su plan y este estuvo más que de acuerdo en cooperar.
El pequeño tenía bastante talento para comprender a las personas y sus necesidades. Por lo que conocía a Hornet sabía que ella no se llevaría bien con cualquier tipo de insecto, no iba a aguantar a nadie que fuera demasiado arrogante, hablador, superficial o chismoso, por lo que buscar amigos en la ciudad no era un muy buen plan. Sin embargo supuso que podría entablar buenas relaciones con los habitantes de Bocasucia, eran gente tranquila, humilde, simple y muy amable, seguro encajaría bien allí, ahora el problema era convencer a Hornet de que saliera a la superficie.
—¡No quiero salir!
—... —Ladeo la cabeza de forma interrogante.
—Hay murciélagos y ratones afuera —Hornet se abrazó a sí misma mientras se estremecía del miedo.
—¿...?
—Ah... Tú no sabes. Cuando era pequeña mi madre solía decirme que la superficie era un lugar muy peligroso, habitado por horribles demonios peludos, de cuerpos blandos y con orejas en lugar de antenas. Seres grandes y aterradores que se alimentaban de insectos y se los tragaban enteros sin dejar rastro alguno de sus cuerpos. A veces cuando me portaba mal me amenazaba con dejarme arriba.
—...
—Que tú nunca hayas visto uno de esos demonios no significa que no existan.
—...
—¡No estoy actuando como una niña! Yo también tengo miedos, sé que normalmente parezco que puedo hacerle frente a cualquier cosa pero... Definitivamente no me enfrentaría a un murciélago, no no.
—¡...!
—¡Y yo te digo que sí existen! ¡Mi mamá lo dijo! ¡No voy a ir a la superficie y tú no puedes obligarme a ello! ¡Y no me molestes más con esto! ¡Idiota!
La forma en que Hornet le gritó molestó bastante a Hollow. Normalmente hubiera respetado los deseos de su hermana por permanecer segura bajo tierra, pero ver que lo trataba de esa forma lo indignó tanto que decidió cobrarse su venganza.
Aprovechando un momento en el que su hermana dormía, con toda la delicadeza de la que fue capaz, la amarró con su propio hilo y se las arregló para cargarla fuera de su casa, donde los esperaban algunos hermanos de sombra a los que les había pedido algo de ayuda. Estos con sumo cuidado transportaron a la joven dormida hasta la estación de ciervocamino que estaba en Poblado Distante, luego la subieron en el transporte y se fueron hacia Bocasucia.
Cuando Hornet despertó, notó que no estaba en su cómoda cama de siempre, el techo del lugar no le era para nada familiar y Hollow estaba junto a ella desamarrando los nudos de la cuerda que la tenía atada.
—Ho-Hollow... ¿Qué rayos pasa aquí? ¿Dónde estamos?
Esta vez el pequeño no le contestó, se mantuvo impasible desarmando los nudos. Hornet estaba algo inquieta e incómoda, era raro que Hollow no quisiera explicarle lo que pasaba, normalmente era muy "parlanchín". Finalmente el pequeño terminó con su tarea y la guerrera se vio libre. Se puso de pie y estiró sus extremidades entumecidas, entonces interrogó nuevamente a su hermano sobre lo que estaba pasando, pero este no dijo nada, se quedó quieto observándola silenciosamente, sin ninguna expresión en su rostro, de forma bastante similar a como actuaba cuando recién lo había conocido.
No queriendo insistir más, Hornet simplemente se alejó de él y se dispuso a explorar. La estación en la que estaba era algo más sofisticada que las que conocía, tenía una construcción bastante elegante, además contaba con un elevador. Se subió en el aparato y ascendió hasta la planta superior donde pudo apreciar una puerta. Sin dudar mucho la cruzó y llegó hasta Bocasucia.
Hasta ese momento a pesar de la situación, Hornet se había mantenido tranquila, pero cuanto vio los montones de casas abandonadas, sintió la brisa en su rostro y contempló la magnitud del cielo, lanzó un grito de horror y corrió dentro de la estación nuevamente, bajó y se apresuró a tocar la campana para llamar al ciervo camino, pero esto último no lo pudo concretar pues Hollow se interpuso.
—¡Sale de ahí Hollow! Déjame llamar al ciervocamino.
—... —El pequeño negó con la cabeza y apuntó su aguijón contra ella.
—¡¿Pretendes atacarme?! ¡Qué rayos te pasa! ¿Acaso me quieres matar?
—...
—¡No me puedes obligar a ir a la superficie! Además es peligroso, en cualquier momento me podría atacar un ratón o un murciélago.
Hollow trató de explicarle por décima vez que en Bocasucia no habían murciélagos ni ratones, pero además le dejó en claro que no le dejaría usar la ciervoestación para llegar a casa, si quería volver, tendría que salir al pueblo y encontrar un viejo pozo que se usaba como entrada al reino subterráneo.
En ese momento Hornet se sentía tan desesperada que estuvo a punto de hacer una pataleta ahí mismo, solo su orgullo la mantuvo en pie. Trató de suplicarle a Hollow de todas las maneras posibles que la dejara volver a casa, pero este se negó, incluso lo desafió a un combate, el cual tristemente perdió. Comenzó a darse vueltas por el lugar y duró en esta tarea casi una hora, hasta que finalmente se dio por vencida y se dispuso a salir de la estación. Al menos Hollow la había llevado hasta ahí con su aguja, tenía algo con qué defenderse.
Hornet asomó la cabeza fuera de la construcción y miró atentamente a todos lados, aguzando sus oídos al máximo trató de buscar cualquier señal de peligro, pero todo se veía vacío, incluso el mismo pueblo lucía desolado, no había ni un alma en las calles, quizás los murciélagos se los habían comido a todos.
La mayoría de las casas del lugar parecían abandonas, algunas tenían las puertas trancadas y otras ni siquiera contaban con estas. Tomando en cuenta lo que tenía a su alrededor, comenzó a trazar un plan de movimiento identificando algunas casas sin puerta como "zonas seguras". Cuando saliera de la estación, correría a una zona segura, luego verificaría los alrededores y pasaría a las siguiente zona. Trataría de completar su recorrido hasta las afueras del pueblo en el menor tiempo posible, una vez llegara a la última casa, trataría de ubicar el famoso pozo del que Hollow había hablado y vería la forma de llegar hasta el.
En tanto Hornet trazaba miles de estrategias para caminar por la calle, su hermano la había seguido preguntándose qué tanto hacía, luego de verla quieta en su lugar por casi 15 minutos se aburrió de todos sus preámbulos y la empujó fuera.
La guerrera al quedar bajo el cielo descubierto entró en pánico y olvidando todos sus planes salió corriendo sin rumbo. Asustada como estaba, al inicio no pensó en nada, sin embargo cuando logro recuperar un poco la cordura, lo primero en lo que pensó fue en encontrar un lugar donde esconderse, fue entonces que vio una casa abierta, ni se molestó en pensar si alguien vivía allí, simplemente entró corriendo y cerró las puertas.
Respirando agitadamente la chica se quedó tendida en el piso tratando de recuperarse, hasta que fue interrumpida por una voz femenina a sus espaldas.
—¿Que pasa chica? ¿Alguien te persigue? ¿Estás bien? —Preguntó una insecto que estaba a sus espaldas.
Hornet se la quedó mirando unos momentos, admirada por la altura y la elegancia de la mosquito que tenía al frente, tenía extremidades largas y muy firmes, que le hacían pensar que alguna vez empuñó un arma, quizás fue una guerrera en su pasado, esa podría ser la razón de que hubiera perdido sus alas. Pero a pesar de ese pequeño defecto se veía bien, mantenía su femineidad y gracia.
—Yo-yo... —Hornet se sonrojó un poco sintiéndose avergonzada del lamentable estado en el que se encontraba, pero tras una respiración profunda, se puso de pie y alzó la voz—. Me disculpo por entrar a su casa sin permiso.
—Oh, bueno... En realidad no es tanto problema que entres sin permiso —contestó la insecto—. Al fin y al cabo esto es una tienda, desconocidos entran sin pedir permiso todo el tiempo, el problema es que cerraste las puertas y eso es malo para el negocio.
Hornet observó a su alrededor y se dio cuenta de que efectivamente estaba en una tienda, una de mapas para ser más específicos, ¿Pero quién pondría una tienda en un lugar tan peligroso como ese? Sin embargo la dueña del lugar no parecía muy preocupada por los peligros de los alrededores porque se acercó a la puerta y la abrió de par en par, entonces agachándose con algo de esfuerzo (Pues ella era demasiado alta para pasar cómodamente por ella) asomó la cabeza y miró el exterior.
—Lo que sea que te perseguía ya no está querida ¿Te sientes bien? No necesitas contarme lo que pasó si no quieres, pero si aún te sientes en peligro puedes quedarte hasta que todo pase.
—Murciélagos...
—¿Cómo?
—Me estaba escondiendo de los murciélagos.
—¿Murciélagos? Pero si no hay murciélagos en Bocasucia.
—Pe-pe-pero mi madre me dijo que en la superficie habían bestias peligrosas que...
—Oh, por Wyrm ¿Esto es en serio? —Iselda soltó una sonora risotada ante las palabras de Hornet—. ¿Todavía siguen contando esos viejos cuentos de ratones monstruosos y murciélagos demoníacos? Esos son cuentos de los insectos que viven bajo tierra para evitar que sus retoños se vayan muy lejos o se porten mal. Es cierto que dicen que en algunos reinos lejanos viven bestias peludas devoradoras de insectos, pero al menos a este lugar no llegan. Solo los niños se tragan todavía esas historias.
El rostro de Hornet estaba tan rojo como su capa, se sentía sumamente avergonzada por el papelón que había interpretado y no sabía dónde meterse. La mosquito viendo la incomodidad de su invitada trató de calmarla y cambiar de tema.
—Bueno ¿Y cuál es tu nombre? Yo soy Iselda la dueña de esta tienda de mapas ¿Eres nueva por aquí?
—Yo-yo so-soy Hornet y-y estoy de paso.
—Vaya ¿Eres de los insectos viajeros que han llegado a hacer negocios en Hallownest? Desde que la infección que inundaba ese lugar se fue, todo se ha vuelto muy animado, todo el tiempo se ven viajeros ir y venir. Aunque eso ha favorecido mucho al negocio, los túneles subterráneos son bastante intrincados y es fácil perderse, por eso todo viajero necesita un mapa para moverse por el reino ¿Te interesa alguno?
—No, no se preocupe, mi hermano tiene un mapa muy completo, por otro lado me crié bajo tierra, conozco ese lugar como la palma de mi mano.
Y hablando de Hollow, justo el pequeño entró por la puerta de la tienda en ese momento.
—¡Hollow! —Exclamó su hermana.
—¿Hollow? —Interrogó a su vez Iselda—. ¿Ese es su nombre?
—Sí, él es mi hermano.
—Vaya, del tiempo que nos conocemos nunca me habías mencionado que tenías una hermana... Aunque tampoco me habías dicho tu nombre... En realidad nunca me has dicho nada de nada.
El pequeño se la quedó mirando de forma algo cansada, sabía que tratar de disculparse era inútil, ella al igual que Quirrel no podía entenderlo.
—Mi hermano en realidad no puede hablar —Aclaró Hornet—, al menos no de la forma corriente.
—¡Oh! ¿De verdad? Cuánto lo siento, al menos se sabe desenvolver bien, nunca tuvo problemas para expresar lo que quería cuando venía a comprar a mi tienda, además es muy bueno escuchando.
Hornet y Hollow se miraron un momento en silencio, entonces el pequeño le hizo algunas señas preguntándole algunas cosas.
—No... No vi ningún murciélago —contestó la chica algo fastidiada—. De hecho Iselda dice que son un cuento para niños.
—... —Se cruzó de brazos con un gesto de superioridad.
—¡Está bien! ¡Tenías razón! Pero... Iselda también dijo que en otros reinos existen estas bestias, quizás algún día una de ellas llegue a este lugar.
—No creo que eso pase —intervino Iselda— Por lo que sé, Bocasucia siempre ha sido muy tranquilo y ninguna bestia ha puesto sus patas aquí, aunque si quieres más detalles deberías preguntarle a Elderbug, es el anciano que siempre está afuera junto a la banca en medio del camino, se coloca ahí para saludar a los viajeros y charlar un rato con ellos si se da la oportunidad. Él es el habitante más viejo del pueblo y conoce toda su historia.
Los dos hermanos le agradecieron a Iselda por su información y se encaminaron a hablar con el mencionado anciano. Tal como les habían dicho, lo encontraron en el lugar señalado. Cuando Elderbug los vio llegar una ligera sonrisa apareció en su rostro, le gustaba recibir nuevos visitantes, sobre todo si estos parecían tan dispuestos a hablar con él.
—Vaya, una cara nueva —exclamó Elderbug—. Últimamente se ven muchas por estos lados, aunque usualmente nunca permanecen aquí, todos siguen de largo hasta el pozo que lleva al interior del reino, —señaló el mencionado pozo—. Dicen que últimamente ese lugar se ha vuelto más seguro y poco a poco recupera parte de la prosperidad de antaño, por esto todos quieren llegar allí y buscar fortuna, aunque la vida de la ciudad es muy ajetreada, no sé cuáles son las maravillas de luchar por subsistir en ese lugar. Aquí en Bocasucia las cosas son más tranquilas y hay mucho espacio, casi todos los habitantes del pasado se han ido y por eso tenemos muchas casas disponibles que podrían usar, pero nadie quiere permanecer en este pequeño lugar.
Hornet ya había notado que Elderbug era del tipo de personas a las que les gustaba demasiado hablar, ella no había dicho nada y el viejo ya había soltado un discurso bastante largo. Hollow le explicó que la mayoría de las personas con las que se había encontrado en su viaje eran como Elderbug, demasiado ocupados en hablar y tan necesitados de ser escuchados que su carencia de voz parecía más una bendición que un problema.
Pero Hornet sí tenía voz y pensaba usarla, necesitaba saber la verdad sobre los murciélagos.
—Disculpe que lo interrumpa...
—¿Oh? Me disculpo yo, quizás a veces hablo demasiado, mi nombre es Elderbug y soy el habitante más viejo de Bocasucia, llevo viviendo en este sitio desde que tengo memoria y he visto tanto la gloria como la decadencia de este sitio y...
—¡Solo quiero hacer una pregunta! —Si Hornet se quedaba callada iba a tener que aguantarse otro discurso.
—Claro, pregunta lo que quieras.
—¿Han habido alguna vez murciélagos en este lugar?
—¿Murciélagos? Vaya, es una pregunta bastante curiosa, hacía años que no escuchaba a nadie hablar de esas bestias. Ha pasado tanto tiempo desde que esos seres abandonaron estas tierras que la mayoría creen que se tratan solo de leyendas.
—¡Pero no lo son! ¿Cierto? —Preguntó Hornet orgullosa de tener la razón y asustada de lo mismo.
—No del todo. Hace algunos años atrás una de estas bestias habitaba esta zona, dicen que tenía poderes mágicos demoníacos, que era capaz de escupir fuego, desaparecer en la nada, hacer que enormes espinas aparecieran de la tierra, también dicen que sus garras eran más afiladas que el mejor de los aguijones y que asoló estas tierras sembrando el terror y devorando gente por montones.
—Estas historias son peores que las que me contaba mi madre.
Hornet se encogió en su lugar y un escalofrío le recorrió la espalda, su hermanito le tomó la mano para tratar de tranquilizarla.
—Bueno, no estoy realmente seguro de que tanto de eso es verdad, Graham, que era como se llamaba esta bestia, vivía un tanto alejado del pueblo y era un incordio para los viajeros, pero jamás puso un pie aquí, y como yo jamás salí de este lugar, nunca tuve que enfrentarme a ningún monstruo o algún peligro semejante.
—¿O sea que este pueblo es seguro?
—Probablemente era seguro más por las circunstancias que por la situación del lugar en sí. Graham nunca tuvo que venir aquí a buscar presas, le bastaba con atacar a los viajeros que pasaban cerca de su guarida o con los guerreros que iban a enfrentarlo.
—¿En serio habían personas dispuestas a enfrentarse a un murciélago? —La chica estaba realmente sorprendida por esto.
—Más de las que creerías. En esos tiempos había muchos guerreros ansiosos de demostrar su valía, que no luchaban por una causa en particular, lo hacían solo por el gusto de pelear. Nunca entenderé semejante insensatez.
—Yo tampoco —dijo Hornet recordando una historia que le había contado su hermano sobre un guerrero llamado Tiso que murió justamente por su gusto por las peleas.
—Pero también habían guerreros honorables que buscaban pelear por la justicia y que deseaban librarnos de esa bestia. Fueron justamente dos de estos los que finalmente le pusieron fin a su vida.
—Deben haber sido muy fuertes —Hornet y su hermano comenzaban a emocionarse con el relato.
—Claro que lo eran, a ellos sí los conocí. Una era una mosquito sumamente alta y muy poderosa, era ágil, habilidosa, blandía el aguijón con fuerza y sin dudar, no había rival que le hiciera frente. El otro guerrero era una mosca de baja estatura, pero gran poder, el aguijón que usaba era enorme, incluso más grande que su propio cuerpo y él lo levantaba como si fuera fácil, era todo un maestro de las artes de la batalla, incluso tenía tres aprendices.
Hollow rió para sus adentros, pues él sabía más de lo que aparentaba.
—Estos dos guerreros partieron a enfrentar a Graham —Continuó Elderbug—. Muchos quisieron detenerlos pues nadie quería perder a tan valiosos individuos, pero sin escuchar las súplicas de su gente, ellos partieron a la batalla. Los relatos cuentan que fue una pelea cruenta, la bestia atacó con todo su poder, fuego y sombras bailaron en un espectáculo de pesadilla, pero ambos guerreros no retrocedieron y blandieron sus aguijones con tal habilidad que incluso superaron la velocidad del murciélago, dañando su resistencia poco a poco y mermando sus fuerzas, hasta que finalmente lograron destrozar sus alas y clavar una aguja en su corazón.
Hollow y Hornet ya miraban al anciano con ojos brillantes, encantados con la historia y lo animaban a que continuara, por supuesto este estaba más que complacido con tan buenos oyentes.
—Ambos guerreros regresaron con la victoria y la alegría inundó a todos los habitantes de Bocasucia y sus alrededores. Sin embargo... No todo fue un final feliz, se sabe que Graham tenía un hijo, Grimm.
—Pero igual pudieron derrotarlo ¿Cierto?
—En realidad no. Grimm en ese tiempo era pequeño, él jamás participó en ninguna batalla de su padre, pero estuvo presente en su muerte. La criatura llena de odio dijo que no se librarían de él y que un día volvería. Tras arrojar aquella sentencia se fue lejos, donde nadie pudo alcanzarlo y desde entonces no ha regresado.
—¿Entonces algún día los murciélagos pueden volver? —Nuevamente el temor surgía en Hornet.
—Lo veo poco probable, ha pasado demasiado tiempo y seguro que ese pequeño murciélago ya encontró algo más interesante a lo cual dedicarse ¿Para qué querría volver a un reino muerto que ya no tiene ni la mitad de la población que tenía antes? Yo digo que estamos seguros, no va a pasar nada.
En ese momento Hollow agitó sus bracitos haciendo una pregunta silenciosa que su hermana le hizo el favor de traducir.
—¿Qué pasó con los guerreros?
—¿Los guerreros? Pues se fueron, habiendo ya cumplido su misión se retiraron a reinos lejanos, para seguir viviendo aventuras y ayudando a los necesitados, o al menos eso es lo que se dice.
Ambos hermanos se quedaron meditando un momento en la historia de Elderbug. Según eso alguna vez hubo murciélagos, pero ya no, por lo que Bocasucia se podía considerar un lugar seguro.
Ambos agradecieron al anciano por su historia y se alejaron hacia la estación de ciervocaminos, no hablaban mucho, parecían bastante pensativos, sin embargo Hornet rompió el silencio para soltar una idea que se le había ocurrido.
—Oye Hollow, estaba pensando en algo.
—¿...? —Dirigió su vista hacia su hermana.
—Considerando que aquí ya no hay murciélagos la verdad es que este lugar no está tan mal, hay mucho espacio, la gente es amable y sentir el viento en la cara es agradable. Como hay tantas casas vacías por aquí pues... Supongo que no habría problema si nos quedamos con alguna.
—¿...?
—No, no voy a abandonar por completo mi hogar en Poblado Distante, estaba pensando en que no tiene nada de malo tener dos casas, una aquí arriba y otra allá abajo, además de que me queda muy cómodo porque en ambos lugares hay ciervoestaciones.
—... —El pequeño mostró su aprobación con un alegre asentimiento.
—Sí, también me gusta este sitio, a pesar de que hay pocos insectos es muy animado, me ayudará a extrañar menos a Quirrel —Esto último lo dijo bajando la mirada.
—... —Abrazó cálidamente a su hermana demostrando su apoyo y animándola.
—Tienes razón ¡No es momento de estar triste! Tenemos una casa preparar.
—¡...!
Con la ayuda de Elderbug seleccionaron una espaciosa casa que se encontraba cerca de la ciervoestación y pasaron el resto del día limpiándola. Al caer la noche ambos chicos se retiraron para ir a descansar a su hogar en las profundidades del reino.
Aquel fue un día alegre para el viejo insecto, pudo tener una charla agradable con un par de jóvenes entusiastas y además pronto tendría nuevos vecinos, así que se retiró a su morada con un rostro de satisfacción.
Iselda esa noche luego de un largo día de trabajo, decidió salir a dar una caminata nocturna, su marido nuevamente estaba en uno de sus viajes para cartografiar alguna zona que le faltaba y ella por supuesto, se había tenido que quedar sola. Con algo de esfuerzo, salió de su diminuta casa y estirándose en todo su esplendor empezó su paseo.
Caminó distraidamente disfrutando de la brisa sobre su largo cuerpo y sus pasos la llevaron hasta la famosa banca junto al camino donde Elderbug siempre solía estar, claro que a esa hora el lugar estaría vacío, sin embargo para su sorpresa había alguien sentado ahí, se trataba de Sly, su vecino y competidor en los negocios.
—Buenas noches —Saludó Iselda.
—Buenas noches —respondió Sly—. ¿Dando un paseo nocturno?
—Sí, siempre lo hago —Tomó asiento junto a la mosca y miró hacia el cielo—. ¿Y tú que haces aquí? Hasta donde recuerdo nunca has sido muy aficionado a los paseos.
—Estaba recordando el pasado. Ese maldito viejo pobretón hoy se puso a contar una vieja historia justo frente a mi tienda y como no había nada que hacer pues me puse a escuchar y... Rayos, no pensé que alguien todavía recordaría a Graham.
—Graham... ¿Entonces te entró la nostalgia? —Iselda soltó una ligera risa.
—No te rías, seguro que a ti también te provoca sentimientos recordar a ese monstruo —se quejó Sly con molestia.
—La verdad sí, fueron buenos tiempos, pero no los extraño. Soy feliz viviendo una vida sencilla junto a mi amado Cornifer en este pequeño pueblo, no necesito nada más.
—Yo estoy igual, no cambiaría mi Geo por nada en el mundo.
—Contigo todo es Geo —reclamó la mosquito algo fastidiada.
—De todos modos ¿Sabes qué fue lo más gracioso de la historia de Elderbug?
—¿Qué cosa?
—La forma en la que lo terminó. Balbuceó algo de que los grandes héroes que derrotaron a Graham partieron hacia reinos lejanos para vivir aventuras y salvar gente o algo así.
—Jajajajaja, vaya con ese viejo despistado, tiene a los grandes héroes del pasado viviendo frente a sus narices y no se da cuenta.
—Tampoco aparentamos realmente lo que somos, para todos solo somos un par de comerciantes que pasan todo el día trabajando en sus tiendas. Nadie imaginaría que alguna vez empuñamos un arma o que derrotamos a un murciélago demoníaco...
—Si lo supieran probablemente empezarían a pedirnos que les enseñáramos nuestras técnicas o incluso que nos uniéramos al ejército —Iselda parecía molesta por este pensamiento—. Pero ya no estamos para esas cosas, ni aunque regresaran los murciélagos tomaría las armas de nuevo.
—Yo tampoco, que las nuevas generaciones se hagan cargo de los problemas ahora, es su deber. El pequeño niño mudo que a veces se pasa por aquí y que siempre parece llevar montañas de Geo consigo es un buen espadachín, él seguro podría hacerle frente a lo que sea.
—Hoy tuve la oportunidad de conocer a su hermana —comentó Iselda—. Es algo temerosa, pero parece bastante hábil, creo que en caso de problemas esos dos podrían defender el lugar.
—Pues espero que lo hagan, si el lugar se vuelve peligroso se arruinará el negocio.
—Aggg... Debí suponerlo, contigo todo se trata de Geo. En fin, fue un gusto hablar contigo Sly —dijo poniéndose de pie para emprender la marcha—. Buenas noches.
—Buenas noches Iselda.
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El capítulo originalmente se llamaba "fobia", pero luego decidí ser más específica y referirme a la fobia a los murciélagos, tras buscar en google aprendí que esa fobia se llama quiroptofobia, de ahí el nombre tan raro de este capítulo
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