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Preludio de algo más

Era plena noche cuando un golpe sobre su caparazón despertó a Quirrel. La cochinilla rápidamente se desenrolló creyéndose en peligro, las cochinillas reaccionaban muy rápido cuando algo las molestaba mientras dormían y Quirrel no era la excepción. No tardó en ponerse en guardia, pero para su sorpresa, descubrió que no había ninguna amenaza, simplemente ya no estaba en el lugar donde se había dormido originalmente, si no en una pared.

Miró a su alrededor y encontró el voluminoso cuerpo de Mato dormido, encima de él Hollow se encontraba acurrucado, envuelto en una frazada pequeña, en esa forma parecía una adorable larva. Continuó inspeccionando la escena y pronto divisó a Hornet, quien como era propio de ella, dormía desparramada en una postura muy poco digna.

Probablemente ella lo había pateado mientras dormía y en su forma de bola había rodado lejos. Hornet era muy inquieta para dormir y era una de las razones por las que seguía ocupando su rincón en el piso del dormitorio a pesar de sus protestas. Suspiró algo molesto, ya se había despertado, ahora no podría dormir hasta dentro de un rato. Mientras tanto, decidió caminar un poco mientras esperaba a que regresara el sueño.

Salió de casa de Mato y fue recibido por el frío de la noche. Un escalofrío le recorrió la espalda ante el cambio de temperatura, se estaba mucho más a gusto dentro del refugio, quizás sería mejor que se quedara ahí. El insecto estaba a punto de regresar con los demás cuando un suave gimoteo lo detuvo, era una especie de triste lamento proclamado por una voz bastante familiar. Se regresó al Interior de la guarida y recogió el aguijón onírico junto con una frazada para cubrirse porque no estaba dispuesto a aguantar el frío. Al salir portando el artefacto, pudo ver al rey pálido lamentándose en la puerta de la casa.

—¿Majestad? —Preguntó la cochinilla aún atónita por encontrar al monarca en ese estado.

—¿Quirrel? —Como fantasma el gusano no podía llorar, pero la expresión de su rostro indicaba que tenía el estado de ánimo como para hacerlo— ¿Que haces aquí? Deberías estar durmiendo.

—Hornet me despertó y sé que no podré dormir hasta dentro de un rato. —Guardó silencio observando la reacción del rey, quien parecía algo avergonzado—. Mi rey ¿Ocurre algo malo?

—No es nada Quirrel, no te preocupes por mí y déjame solo.

—Lamento desafiar su autoridad pero yo no lo veo bien. —Se acercó hasta el fantasma y se sentó a su lado— ¿Quiere hablar de algo?

—No, de nada —contestó en tono seco.

—Majestad, usted y yo sabemos que eso no es verdad ¿Por qué no es sincero por una vez en la vida? ¿Por qué insiste tanto en mantener esa imagen de rey poderoso sin defectos al que nada le afecta? Usted ya no es rey, no necesita impresionar a nadie ni mantener reputación alguna. Y de todos modos, lo que me diga aquí yo no de lo diré a nadie, por favor, confíe en mí.

—Yo... Yo... —Finalmente el rey se quebró—. Soy un monstruo... Soy horrible, hice cosas tan horribles que ya no creo que las cosas buenas que he hecho sean suficientes para compensar mis pecados, mis hijos me odian, al punto que prefieren llamar padre a cualquier patán que encuentran por ahí antes que a mí...

—Majestad...

—Ya ni siquiera merezco me llames así... Pero tampoco podrías llamarme por mi nombre.

—¿Su nombre no es Pálido?

—Claro que no, ese fue el apodo que me dieron porque mi nombre de Wyrm era impronunciable.

—¿Y cual es su nombre de wyrm?

—Phat' atah.

—¿Patata?

—¿Por qué todo lo entiendes como patata? —Dijo con mirada asesina.

—Lo siento.

—Bueno, no importa —suspiró—. Ahora luego de muchos años me he dado cuenta de todos los errores que he cometido y cuánto no me arrepiento. Pero ahora estoy muerto y no puedo hacer nada para remediarlo, ya no tengo el poder para arreglar las cosas, ya no puedo forjar milagros ni apoyar con mi ciencia, ya no tengo el control de las cosas, no puedo hacer nada ¡Soy un inútil! —Sollozó el espectro.

—Patata...

—No me llames patata.

—Lo siento —el insecto entonces guardó silencio meditando que podría decir para animar al monarca, entonces tras un rato se le ocurrió algo—. Majestad, usted no ha sido un inútil, aún en su condición de difunto ha podido hacer grandes cosas.

—¿Ah sí? ¿Como que?

—Cuando Ali llegó con nosotros gracias a usted Hornet pudo perderle el miedo.

—Sí, pero aún así fue una maniobra peligrosa y no es algo de lo que me enorgullezco.

—Y cuando a Hollow se le rompió su máscara usted nos dijo que hacer.

—Me correspondía hacerlo, soy responsable de su existencia.

—Y cuando esa araña se robó el aguijón Onírico, según me contaron usted fue quien logró que lo devolviera.

—Hubiera sido peligroso dejarlo con ella.

—Y fue gracias a usted que lograron encontrar a Ali cuando fue secuestrada.

—Si pero... Pero esas son pequeñeces, en la mayoría de los casos ustedes arreglaron las cosas, yo solo ayudé. Y ahora en las cosas verdaderamente importantes no puedo hacer nada.

—No menosprecie las cosas pequeñas, fue está pequeña ayuda lo que nos sacó adelante. Por otro lado ¿Que es aquello tan importante en lo que no puede ayudar?

—Ya no puedo guiar a Hallownest, ya no puedo brindarles avances y civilización, ya... No podría ayudar a Hornet a concebir.

Estás últimas palabras le causaron un cierto dolor a la cochinilla, la infertilidad de Hornet también le dolía, pero ya había decidido aceptar esa realidad sin quejarse.

—Esos problemas no son algo que le competa a usted, le corresponde a las nuevas generaciones solucionarlo. Los bichos deben aprender a volar con sus propias alas, no pueden vivir dependiendo de un rey todopoderoso o se volverán débiles. Quizás durante mucho tiempo guió a Hallownest hacia la gloria y la prosperidad pero... Nada puede ser para siempre, incluso el reinado del grandioso Rey Pálido.

—Pero... ¿Y si no son capaces de hacer las cosas bien? ¿Y si no consiguen solucionar sus problemas? 

—Tendrán que hacerlo, y usted tendrá que aprender a confiar en que son capaces de ello, después de todo, ese es el trabajo de un padre, darle las herramientas a sus hijos para luchar y creer en ellos.

El fantasma meditó las palabras de Quirrel durante unos momentos, quizás tuviera razón. Durante mucho tiempo siempre se mantuvo controlando todo y buscando hacer las cosas a su manera sin considerar los puntos de vista de otros. Si hubiera sido más abierto quizás los musgosos no se habrían sentido tan oprimidos y las mantis no se hubieran revelado. Recordó que durante su primer encuentro con Hornet después de muerto ella le reclamó su libertad de acción y renegó del destino que le estaba marcando. Otra razón para sentirse terrible, actuar de esa manera no lo hacía muy diferente de The Radiancce.

—Está bien, lo acepto, tienes razón. Ay.... Jamás pensé que llegaría el día en que una cochinilla me diera una lección a mí.

—Ay majestad —Quirrel soltó una risa jovial—. Si hay algo que he aprendido, es que todos tienen algo que enseñar, incluso el más humilde de los insectos. Pero de todos modos que sea yo quien le de una lección no me parece tan fuera de lugar, al fin y al cabo soy el aprendiz de la maestra Monomon ¿Verdad? —El rey parpadeó percatándose de eso.

—Sí, lo había olvidado. Hablando de eso ¿No has considerado volver a hacer clases? Hay mucho insecto ignorante por estos lados y los retoños que están naciendo necesitan educación.

—Mmmmm —Quirrel no contestó pero su rostro decía a todas luces que la idea le parecía bastante atractiva.

Luego de esto siguió un silencio en el que cada uno se sumergió en sus propios pensamientos, el futuro era algo incierto y muchas decisiones requerían ser tomadas, sobre todo por el viejo Rey Pálido, quien fue el primero en externalizar su sentir.

—Yo... He estado considerando la idea de irme.

—¿Irse? ¿A dónde?

—Al lugar al que todos debemos ir algún día.

—Ah, ya veo —Quirrel había pensado en una forma mucho más terrenal de irse—. Supongo que eso es lo mejor, aunque no niego que lo voy a extrañar.

—¿Extrañarme?Jajaja, vaya, considerando que todos parecen odiarme, eso ya es un logro.

—No todos lo odian, es cierto que no es la persona favorita de Hollow y Hornet, pero ya no creo que lo odien, además de que usted ha mejorado mucho su actitud con el tiempo.

—Gracias, es bueno oír eso. —Miró al cielo con melancolía—. Nunca imaginé que mi mayor aprendizaje lo tendría después de muerto, pero no dejaré que esto sea en vano, en mi próxima reencarnación me aseguraré de hacer las cosas bien.

—¿Reencarnación? ¿De verdad?

—Sí —Esta vez el rey lo miró con una sonrisa—. Es una facultad de la que gozamos los altos seres, reencarnar preservando nuestros recuerdos. La mayoría prefieren olvidar y empezar de nuevo, pero yo valoro mucho el conocimiento acumulado.

—Bueno, seguro será capaz de sacarle provecho a eso, de todos modos, creo que debe hacerlo, es hora de que deje todo atrás y siga adelante, sus hijos estarán bien, son muy unidos y se apoyan entre ellos, juntos podrán enfrentar lo que sea.

—Sí, luego de que encontremos a Bretta me iré. Gracias Quirrel, creo que necesitaba hablar de esto —Su rostro suavizó su expresión—. Me alegro deque hayas sido tú quien conquistara el corazón de Hornet, no podría haber pedido un mejor compañero para ella.

—¡Mi rey! —Dijo Quirrel con el rostro colorado.

El fantasma solo sonrió de forma traviesa y se desvaneció en el aire.

Quirrel bufó algo avergonzado, esa clase de comentarios lo descolocaban, él no se sentía como el mejor pretendiente para nadie, pero ya había aprendido a aceptar que todos lo querían tal como era y se preocupaba por dar lo mejor de sí mismo. Una cierta somnolencia lo invadió y decidió regresar a dormir, lo más alejado de Hornet posible.

Al día siguiente retomaron la búsqueda de Bretta con aún más ímpetu que el día anterior, sobre todo por parte de Hornet, quien no podía soportar la culpa que la embargaba.

—¡Ya hemos revisado este lugar por completo y Bretta aún no aparece! —Exclamó Hornet enferma de la preocupación—. ¿Será que ya se alejó de este sitio? ¿Acaso ya se fue tan lejos como para no poder alcanzarla? ¿Y si ya la devoró alguna bestia?

—Tranquila Hornet —dijo Quirrel—. Cuando encontré a Bretta es cierto que fue a punto de ser devorada por un cienpies, pero aún así se las arregló para llegar bastante lejos por su cuenta, no es una niña indefensa incapaz de valerse por sí misma, quizás no es una guerrera, pero se las puede arreglar para sobrevivir.

—Eso es verdad —afirmó Mato—. Cuando la asusté, ella inmediatamente salió corriendo y se escondió en una grieta demasiado pequeña como para que yo pudiera entrar, si yo hubiera sido una bestia salvaje, no habría podido alcanzarla... Ahora que lo pienso ¿No estará escondida todavía en esa grieta?

—No lo veo muy probable —dijo Hornet—, pero de todos modos no se pierde nada con intentarlo, si al menos pudiera encontrar un rastro que me diga que está bien me sentiría más tranquila.

—Bien, síganme, todavía recuerdo más o menos por donde quedaba esa grieta.

Mato guió al grupo al lugar donde había tenido el encuentro con la escarabajo, todos comprobaron que en efecto, la abertura en la roca solo permitía el paso a insectos de un tamaño no mayor al de Quirrel o Hornet. Sin dudas ni demoras, los tres bichos más pequeños se introdujeron en aquella especie de cueva, la cual para su sorpresa resultó ser más profunda y empinada de lo que pensaron, era casi como tirarse de un precipicio. Nadie salió herido, Hollow amortiguó su caída en las rocas filosas usando las alas del monarca, y Hornet se apoyó en su hilo y su aguja para evitar el peligro, Quirrel no tenía forma de sortear ese obstáculo pero su pareja se encargó de ponerlo a salvo.

—Esa caída es muy peligrosa —comentó Hornet mirando hacia el agujero que estaba sobre sus cabezas por donde entraba algo de luz. No cualquier insecto podría caer por ahí sin salir lastimado ¿En verdad Bretta fue capaz de soportar esa caída?

—No lo hizo —contestó Quirrel observando el suelo—. Mira estas marcas, algo o alguien cayó por aquí, también veo rastros de sangre y las señales de que algo se arrastró por aquí. Se ven bastante recientes.

—¡Ay no!

Los tres siguieron las pistas que había señalado Quirrel y no tardaron en encontrar a la pobre escarabajo acurrucada en un recoveco de la pared, tenía su caparazón herida y una de sus patas estaba rota.

—¡Bretta! —Gritó la mestiza corriendo hacia su amiga y agachándose a su lado— Bretta, despierta Bretta, abre los ojos por favor.—Un ligero gruñido emergió de la escarabajo quien lentamente abrió los ojos.

—Hor.... Net... ¿Eres.... Tú? ¿No estoy soñando?

—¡Bretta! ¡Que bueno que estás bien! Quédate tranquila, te sacaremos de aquí, todo estará bien.

—Han venido a rescatarme... —Sollozó la insecto—Yo creí que me moría.... Hornet...

—Cálmate Bretta, trata de no moverte mucho o podrías lastimarte más —dijo Quirrel acercándose a las dos chicas— Hornet hay que entablillarle la pata antes de tratar de moverla, y deberíamos buscar un manto o algo con qué cubrirla para proteger sus heridas.

—Quirrel también... Vino —Las lágrimas de gratitud y emoción corrian por el rostro de la insecto.

—Iré a buscar lo que me pediste —dijo Hornet poniéndose de pie—. Cuiden a Bretta por favor.

—Hornet... No te vayas.... —Suplicó la herida con voz débil. Pero fue tranquilizada por una sutil caricia en su cabeza de parte de Hollow, quien incapaz de transmitirle sus pensamientos en palabras, lo hacía con sus gestos.

—Hollow... Tú también....

Bretta suspiró recordando los tiempos en los que estuvo enamorada e este chico, ahora lucían tan lejanos y borrosos. Recordó que Zote le había dicho que era una extraña y horrible bestia sombría. Viéndolo ahora tratarla con tanta amabilidad se le hacía difícil creerlo. Ella nunca creyó que él y Hornet fueran hermanos biológicos, supuso que en medio de su soledad habían decidido declararse hermanos y formar una familia, pues como comprobó, la pequeña bestia tenía sentimientos nobles, y aún alguien como él podía sentirse solo de vez en cuando. Era una lástima, sino fuera un monstruo quizás todavía lo amaría.

Bretta fue envuelta en una frazada y elevada a través del agujero por donde había caído, era una fortuna que  Hornet hubiera traído tanto hilo con ella, gracias a eso y a un improvisado sistema de poleas pudieron subirla sin problemas. 

Una vez afuera, la escarabajo se encontró con aquel terrible gigante que la había asustado el día anterior, pero para su sorpresa, descubrió que era amigo de sus vecinos y una persona muy agradable. Fue él quien la cargó entre sus brazos hasta su casa, quien sanó las heridas que tenía en su espalda y le preparó un nido para que descansara mientras se recuperaba. Tanta calidez terminó por derretir su corazón hambriento de amor y conmoverla por completo. Incluso no pasó mucho tiempo antes de que su mente se perdiera en divagaciones y fantasías de amor y comenzara a ignorar a Hornet mientras se disculpaba con ella.

—..... Y por eso quería disculparme contigo Bretta —decía la guerrera acompañando a su amiga junto a su lecho de enferma—. Fui muy desconsiderada, debí haberme sincerado contigo y tomar más en cuenta tus sentimientos, pero... ¿Bretta me estás escuchando?

—Es tan hermoso... Mi dulce gigante amable... —Balbuceó con ojos soñadores mirando a Mato que charlaba con Quirrel y Hollow.

—Bretta, no me que digas que... No otra vez.

—Es bueno ver que la enferma está mejor —dijo Mato acercándose a las dos chicas.

—Sí.... Gracias —Contestó Bretta con el rostro colorado y mirada soñadora.

—Las heridas de su caparazón lucen mejor —dijo Quirrel revisándola superficialmente, luego tocó una de las patas de la escarabajo y esta soltó un quejido de dolor—. Mmm... Creo que su pata aún está muy herida, no creo que sea capaz de caminar hasta Bocasucia en su estado, mucho menos por este terreno tan complicado.

—Que mal... Si al menos hubiera una fuente termal por aquí —se lamentó Hornet.

—¿Por qué no la dejan conmigo? —Ofreció Mato— Yo puedo cuidarla hasta que se recupere, además me vendrá bien algo de compañía, no me había dado cuenta de lo solo que me sentía —Le dedicó una mirada amistosa a la escarabajo.

—Yo... Esto... Gracias... —Dijo Bretta casi desmayándose de la emoción.

Al menos con eso Hornet ya pudo sentirse más tranquila respecto a su amiga, su capacidad para recuperarse de una decepción amorosa y enamorarse de nuevo era impresionante. Por ahora ya no tenía ningún obstáculo ni razón para sentirse mal por quedarse junto a Quirrel. 

El único que pareció algo contrariado por el nuevo interés romántico de la escarabajo fue Hollow.

—Hollow, te lo repito de nuevo, si por esa casualidad de la vida Mato y Bretta se hacen pareja, eso no te convertirá en hijo de Bretta. —Decía Hornet mientras caminaban de regreso a Bocasucia

—¡......!

—Mato tampoco es tu padre, ni biológico ni de crianza, es solo tu maestro, cualquier relación que tenga no tiene por qué afectarte.

—Además tú ya tienes padre —dijo el rey pálido apareciendo en medio de la nada.

—Mejor digamos que no tienes padre —dijo Hornet.

—.....—Asintió de acuerdo.

—Pero qué insensibles son —se quejó el gusano—. Durante todo este tiempo he hecho todo lo posible para congraciarme con ustedes, pero aún así me rechazan. Bueno, no importa, pronto ya no los molestaré más, mocosos malagradecidos.

—¿Que quieres decir viejo? 

El viejo rey no respondió, simplemente se esfumó en el aire de forma tan repentina como había aparecido.

—Siento que el viejo se trae algo entre manos —comentó Hornet son suspicacia.

—Te aseguró que no es nada malo —intervino Quirrel en defensa del rey.

—¿......?

—¿Que si tengo patatas?

— Hollow pregunta si tienes alguna idea de lo que pasa. En serio ¿Por qué todo lo entiendes como patata?

—Sí, tengo una idea de lo que pretende el rey —dijo ignorando el comentario de las patatas—. Pero no me corresponde a mí decirlo. Ya se enteraran ustedes en su momento. En todo caso, les aseguro que no es nada malo.

—Si tú lo dices confío en que será así —Finalizó Hornet.

Quirrel sabía que el rey planeaba abandonar finalmente aquel plano existencial y decir adiós a sus hijos, pero al parecer aquello le estaba costando algo de trabajo, probablemente necesitaba tiempo para prepararse. Sin embargo este tiempo necesario no sería demasiado, el rey patata había decidido despedirse al día siguiente, en cuanto sus hijos se levantarán para iniciar su rutina diaria.

Sin embargo el rey no era el único que iba a decir adiós al día siguiente. Hollow también pretendía dejar a Hornet, obviamente el término dejarla no se refería a abandonarla por completo, solo se iría a vivir al abismo con el resto de sus hermanos, se mantendría visitándola regularmente y si no podía, le pediría a alguno de sus hermanos que lo hiciera por él. Hollow jamás dejaría a su hermana desamparada, pero ahora Big lo necesitaba más.

Sí, al día siguiente, cuando Hornet despertara, todos tendrían una sería conversación.

Pero Hornet no despertó.

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Inicia el tercer DLC. Último Arco: Godmaster.





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