La vidente
Durante su vida fueron muy pocos los momentos en los que Hornet pudo disfrutar de paz verdadera, tuvo momentos de alegría, de tristeza, de miedo, de rabia, pero casi nunca de paz y eso era lo que experimentaba ahora en el Claro de la Esperanza.
—Cuando muera me gustaría reposar en un lugar así —comentó Hornet admirando el paisaje.
—¡...!—Hollow tiró de la capa mirándola asustado.
—No me voy a morir pronto Hollow, o eso espero, la verdad no se cuál es mi expectativa de vida—contestó pensativa.
—Tienes altas probabilidades de tener una vida larga —dijo el rey pálido que flotaba junto a los hermanos.
En ese momento solo Hornet lo podía ver porque ella llevaba el aguijón onírico, era mejor así porque la simple vista del fantasma alteraba mucho al pequeño y lo ponía agresivo.
—Aunque tus hermanos probablemente vivirán más que tú, —continuó el fantasma—. Mientras puedan alimentarse de la energía del vacío no morirán. En realidad incluso tú podrías prolongar tu existencia si consumieras esa energía, pero te condenarías a vivir en el abismo para siempre.
—Mejor no, no soportaría vivir sin poder comer un buen estofado de nuevo.
—Glotona igual que tu madre —soltó el fantasma.
—¿Algún problema con eso? —dijo la chica en tono amenazante.
—No me parece algo apropiado para una princesa.
—Mira viejo, yo...
Hornet no pudo completar la oración, porque un ligero tirón en su ropa la distrajo. Su hermanito trataba de llamar su atención, obviamente estaba incómodo de no poder participar en la conversación con el fantasma.
—Lo siento Hollow, no quería dejarte de lado. En fin, mejor nos movemos y vamos donde esa conocida tuya, cuando terminemos ahí podemos pasar a saludar a los espíritus que descansan en el claro.
Hollow asintió conforme y se dispuso a guiar a sus acompañantes a la casa de la vidente. Para llegar ahí tuvieron que escalar un risco no muy empinado hasta llegar a una acogedora cueva. A Hornet se le hacía difícil creer que alguien hubiera elegido vivir en ese lugar absolutamente solo, pero como le había explicado su hermano, la vidente tenía el deber de cuidar el Claro de la Esperanza, no podía abandonar el lugar, además de que también estaba demasiado vieja para cambiar de vida.
El hogar de la polilla resultó ser más acogedor de lo que esperaba, estaba decorado con telas y mullidos cojines, el lugar ideal para resguardarse del frío. La dueña de casa pareció alegrarse de tener visitas, pues los recibió con una afable sonrisa.
—Vaya, veo que has regresado, y esta vez vienes acompañado, muy bien acompañado debo decir. Sí, conozco a esa chica, conozco su historia, una princesa sin reino, una guardiana leal y una avezada cazadora, nunca esperé tener a la princesa Hornet en mi humilde hogar.
—El título de princesa ya no es algo que me sienta digna de usar —dijo la aludida con algo de pesar—. Al fin y al cabo ¿Qué es una princesa sin su gente? Solo un alma sin propósito.
—Pero si lo quisieras podrías tener un pueblo al cual gobernar —la tentó una vez más el rey.
—Por supuesto, pero eso es algo que debería decidir ella —dijo la polilla entrometiéndose en la conversación.
—¡¿...!?
—¿Puede ver al fantasma?
La polilla carcajeó divertida por la reacción de sorpresa de sus invitados.
—Nosotras la tribu de las polillas siempre hemos danzando con la muerte y resguardado sus secretos. Nuestros agudos ojos siempre están atentos a todo aquello que no es evidente a la vista.
—Entonces quizás usted sea quien pueda ayudarnos —exclamó Hornet esperanzada—. Estamos desesperados.
—¿Oh? ¿Y cuál puede ser aquel problema que aqueja a la joven princesa?
—Este maldito gusano no nos deja en paz —grito la chica apuntando a su padre.
—¡Ya te he repetido hasta el cansancio que no me llames maldito gusano! Además, si aceptaras tu destino como gobernante de Hallownest no tendríamos tantos problemas.
—¡Y si tú aceptaras que no me interesa gobernar también nos ahorraríamos problemas!
—¡Pero el reino no puede estar sin un líder!
—Sí puede y funciona bien.
—Pero no tiene la gloria de antaño.
—¡Y eso que importa! La gente está bien, con eso basta.
—Ese es un pensamiento mediocre.
—¡Admite que todo esto es por tu estúpido orgullo! Solo quieres que las cosas funcionen a tu manera.
—¿Y qué tiene de malo? Soy la mente más brillante que ha pisado este reino, bajó mi mano todo prospera y brilla.
—¡Mente brillante con corazón de niño! Maldito gusano irritante.
—¿Qué has dicho? ¡Cómo te atreves!
—Tengo razón. Eres como un mocoso malcriado haciendo una rabieta porque no se hace lo que tú quieres. Y si te ignoramos empiezas a molestar agitando cadenas y aullando ¡Pero que maduro es nuestro rey! ¿Sabes cuánto llevo sin dormir bien?
En este punto la discusión comenzó a perder su sentido y a volverse más personal, en realidad tanto Hornet como el rey parecían dos niños peleando. Hollow y la polilla se miraron, en verdad era una situación incómoda, incluso para el pequeño, quizás él no pudiera ver al rey en ese momento por no tener el aguijón onírico encima, pero más o menos intuía lo que decía por las repuestas de su hermana. Finalmente la dueña de casa decidió poner fin al alboroto.
—¡Basta los dos! —Gritó.
Padre e hija guardaron silencio y fijaron sus ojos en la polilla, esta pareció algo incómoda por volverse de pronto el centro de atención.
—Ejem... Bueno yo... —La criatura gris se sacudió y aclaró su garganta—. No importa. Por favor dejen de pelear.
—¡Él/ella empezó! —Gritaron ambos al unísono.
—Se nota que estos dos son parientes, son igual de testarudos —se dijo la polilla para sus adentros—. En fin, creo que ya entiendo su problema —suspiro profundamente—. Necesito que me dejen a solas con el rey, yo me encargaré de todo.
Los hermanos se miraron y asintieron, acatando la petición de la vidente se retiraron de la casa dejando al rey dentro. Este podría haberlos seguido pero tenía curiosidad por saber qué le diría este viejo insecto.
El gusano tomo la actitud más distante y orgullosa que pudo, quería dejarle en claro a la vidente su posición como viejo rey, además de que no pensaba mostrarse amable y cercano con una polilla, luego de todas las penurias que le había hecho pasar The radiant, no le tenía mucho aprecio a la especie.
—Este sin duda ha sido el día más interesante que he tenido en mucho tiempo —comentó la criatura alada—. Nunca en mis sueños pensé que estaría frente al rey pálido, un insecto legendario, artífice de los más grandes milagros y maravillas.
—Tus adulaciones no te harán ganar mis favores polilla —dijo el rey de forma fría.
—Y tampoco nunca pensé que el rey sería tan inepto en lo que respecta a tratar con su hija.
La pálida criatura entrecerró los ojos y miró a la vidente con odio, le molestaba que le hablara de forma tan insolente, pero no podía replicar nada porque no dejaba de tener razón.
—Aunque quizás no es algo tan raro —continuo la polilla—. Siempre se ha hablado de su gran inteligencia, de los aparatos que construía, de sus conocimientos en magia y otras ciencias, pero a menudo se dice que aquellos con una gran inteligencia racional, no tienen tanta habilidad en lo emocional.
—Hablas mucho polilla, ve al grano. —Dijo el rey ya harto y queriendo acabar con esa molesta conversación rápido.
—Claro claro, lo siento, no era mi intención ofenderlo, tampoco me quiero meter en donde no me llaman, pero simplemente no me puedo quedar callada ante esta situación. Entiendo sus deseos para con el reino y no lo voy a cuestionar por eso, pero debo decirle que la actitud que está tomando con sus descendientes y la forma en que está manejando las cosas está muy mal.
—A mí no me va a decir cómo criar a mis hijos...
—Usted ya no crió a sus hijos, ya es tarde para eso, poco y nada es lo que puede hacer por ellos.
El fantasma quería decir tantas cosas, defenderse de los ataques verbales del insecto, pero no tenía forma de refutar sus acertados argumentos.
—Mire, hay algo que quiero que entienda, quizás antes todos obedecían sus órdenes sin cuestionar nada, su palabra era ley y sus deseos obligaciones, pero ahora eso ya no es así. Usted está muerto, no tiene autoridad. Quizás aún puede impresionar e imponer respeto en algunos insectos inferiores pero no en sus hijos. Ellos están a su altura.
—¿A mi altura?
—Son sus descendientes ¿O no? Algo de su esencia de ser superior está dentro de ellos, por lo que no se inclinarán ante usted, además tienen una naturaleza sombría, la oscuridad nunca se inclina ante la luz, más bien la confronta. Si a todo eso le sumamos que fue un padre ausente, ni en sus sueños le van a hacer caso.
—¿Me está diciendo que debo abandonar mi propósito de hacer de Hornet una reina?
—No le voy a pedir eso, no soy quien para hacerlo, sin embargo le voy a sugerir que cambie sus estrategias. Imponer su voluntad sin tomar en cuenta los deseos de la chica solo lo llevará a peleas inútiles y situaciones estresantes, incluso si en el mejor se los casos ella acepta ser reina por agotamiento, quizás termine gobernando de mala gana y haga del reino una ruina.
El rey meditó las palabras de la vidente que no dejaba de tener razón, jamás se le ocurrió considerar esa posibilidad, que Hornet fuera una mala reina sería algo incluso peor que dejar al pueblo sin un líder. Pero ya que razonar con la chica era inútil y tratar de obligarla también ¿Qué opción le quedaba? Por el momento no se le ocurría ninguna, pero por la forma en la que lo estaba mirando la polilla, ella sí parecía tener un plan de qué hacer, sin embargo, no se lo iba a preguntar ¡Claro que no! No podía rebajarse a pedir ayuda, mucho menos a un ser de su clase. Él nunca pidió ayuda a nadie y fue capaz de llegar muy lejos por su propia cuenta.
—Me pregunto qué debería probar ahora —dijo el Wyrm hablándose a sí mismo como si pensara en voz alta—. Esos chicos insolentes no son fáciles de tratar, deberé planear mi estrategia con cuidado.
La polilla suspiró con cansancio, en serio este tipo era imposible, tan orgulloso que no se atrevía a hacerle una simple pregunta directamente. Si ella hubiera sido una persona más cruel podría haber ignorado sus indirectas y dejar que se las arreglara solo, pero sentía pena por los chicos, a merced de un fantasma molesto con exceso de orgullo, al menos merecían dormir bien.
Por otro lado le entristecía mucho ver a las familias pelearse, ella qué no daría por tener aunque fuera un sobrino a quien contarle algunas historias y cuentos de su tribu, pero en cambio le tocaba estar sola, mientras que estos chicos podían contar con su padre, aunque fuera un espíritu, pero estaba con ellos. La verdad, quizás lo que este espíritu buscaba para estar en paz consigo mismo era reconciliarse con su descendencia y lo de hacer a su hija reina, era solo una excusa para acercarse, nuevamente su orgullo interfería.
—Es bien sabido que es más fácil atrapar a una abeja con miel que con hiel —mencionó la vidente de forma distraída—. Un vínculo afectivo profundo es capaz de forjar milagros y de llevar la voluntad de alguien más allá de lo pensado. Un vínculo de amor es lo que haría a Hornet levantar su puño y tomar el reino.
—Un vínculo de amor... —Repitió el rey pensativo—. Pero nuestra relación está en tal nivel de deterioro que todo afecto se marchitaría antes de empezar.
—Eso no es del todo cierto. Puede ser lento, pero con esfuerzo y dedicación el afecto puede surgir aún en el peor de los escenarios. Pero si ya ha decidido rendirse el resultado es inevitable.
—No me he rendido aún —declaró el rey—. No lo hice contra la infección, no lo haré ahora.
—Me gusta la decisión que veo en su mirada, jijiji.
—Pero va a ser un poco complicado acercarme a ellos si se mantienen ignorándose —mencionó de forma pensativa.
—Yo puedo ayudarlo su majestad, pero a cambio, deberá prometer que no hostigará ni acosará a los chicos, no les impondrá su voluntad, no buscará el conflicto con ellos y por sobre todo, los dejará dormir.
—Hecho. —Contestó el gusano sin dudar.
—Fabuloso. —Dijo la polilla complacida, entonces se dirigió hacia la puerta de su casa y llamo a los príncipes.
Hornet y Hollow entraron ansiosos por tener una solución a su problema con el fantasma y observaban a la vidente con expectación. Está se aclaró la garganta antes de hablar, estaba algo nerviosa, sabía que la solución que había ideado era la mejor, pero no sería del gusto de todos.
—Bien chicos, necesito que me presten el aguijón Onírico un momento.
Hornet le extendió el aguijón al viejo insecto, este lo tomó con cuidado y lo sujetó con las dos manos, entonces cerró los ojos y comenzó a concentrarse.
Los hermanos esperaban ver alguna especie de milagro, que de pronto la polilla comenzará a brillar y hubiera una explosión de energía o algo por el estilo que esfumarse al fantasma para siempre, por eso cuando el único cambio que notaron fue que el gusano comenzó a hacerse visible para ellos sin estar en contacto con el instrumento místico, comenzaron a preocuparse.
—Listo. —Dijo la vidente abriendo los ojos y entregándole el aguijón a Hollow, su legítimo portador.
—¿...? —La miró confundido preguntándose qué había pasado.
—Eh... ¿No se supone que la idea era que lo hicieras desparecer? —Preguntó Hornet sin reservas— ¿Por qué ahora lo veo sin necesidad de tocar el arma?
—¿Me ven? —El rey parecía contento con la noticia—. Pero que conveniente.
—Aumenté la potencia del aguijón —explicó la vidente—. Ahora todos los que estén en un radio de 10 centímetros alrededor del aguijón pueden ver y oír a los fantasmas dentro de ese sector.
—¡Empeoraste la situación! ¡Ahora el maldito gusano no nos dejará en paz!
El rey estaba a punto de reclamarle que le llamara maldito gusano, cuando "sintió" que algo lo tocaba. Al girarse a ver, se dio cuenta que efectivamente la polilla lo estaba tocando con un viejo bastón.
—No se altere majestad, que nada bueno sale de la ira. La paciencia será su aliada en esta cruzada y deberá hacer uso de ella para salir victorioso. —Dijo la polilla con tranquilidad ante la sorprendida mirada del viejo monarca, entonces con una sonrisa traviesa agregó—. Sí, puedo tocarlo, al aumentar la potencia del aguijón usted también se volvió más denso, ahora los objetos y las personas pueden hacer contacto con usted en lugar de solo atravesarlo, tenga cuidado, esto puede ser bueno o malo según la situación.
Un ligero estremecimiento recorrió la espalda del gusano, quien se giró nervioso hacia sus hijos. Estos lo miraban atentamente de forma tan seria que era imposible adivinar sus pensamientos, mucho menos para alguien como él que tenía tantos problemas para interpretar las emociones de los demás. ¿Acaso ahora que tenía un cuerpo físico pensarían en agredirlo? ¿Sería tanto su odio y resentimiento como para hacer algo así? Bueno, Hollow ya había levantado su aguijón contra él, sabía de lo que era capaz.
De pronto Hornet comenzó a caminar hacia él, el rey entrecerró los ojos esperando una reacción agresiva de parte de la chica, estaba dispuesto a defenderse y volar lejos, aunque si la chica se ponía violenta como lo hizo su hermano, la casa de la vidente quedaría destrozada. La guerrera ya estaba frente al fantasma y extendió su mano hacia él lentamente, hasta que tocó la exquisita tela de la ropa que usaba.
—¡Es muy suave! —Exclamó Hornet encantada—. Siempre había querido tocar su capa, es aún mejor que la mía, se ve tan ligera y resistente ¡Me encanta!
Definitivamente eso no se lo esperaba, aunque era de suponerse, había sido criada por las tejedoras, llevaba el amor por las telas en la sangre, al punto de anteponer su curiosidad por tocar una buena prenda por encima de su desagrado hacia el portador. El rey algo más aliviado dirigió su vista hacia Hollow, y lo que vio en él no le gustó para nada.
Había mucho odio en su mirada, tanto resentimiento que dolía, el pequeño sin duda tenía una naturaleza mucho más oscura que la de su hermana, aunque también tenía muchas más razones para odiarlo. En cierto sentido Hornet había sido mucho más favorecida que él, ella era mucho más cercana a un insecto normal, podía hablar, tenía género definido, incluso órganos reproductores (Aunque desconocía si eran funcionales), además se había criado en libertad, había tenido una familia que la amó mucho y una buena educación, en realidad ella no tenía razones para odiarlo, cosa que no se podía decir de Hollow.
Si bien la principal prioridad del rey era llevarse bien con su hija para poder convencerla de que recuperara el trono, no era como si el contenedor no le importara, al final había aceptado que esas criaturas podían tener personalidad y deseos como un ser normal, aún no las reconocía como hijos propios, pero sí como seres vivos que merecían respeto y no le gustaba ver a uno de estos seres con tanto resentimiento, eso no era bueno para nadie.
Pero algo que le molestaba en lo profundo de su ser y que se negaba a reconocer, era que le dolía ver ese odio en aquellos ojos negros, porque eran muy similares a los del contenedor puro, "Big" como lo habían llamado. Jamás se lo confesó a nadie, ni siquiera a su reina, pero él llegó a querer a ese contenedor, aun cuando trataba de convencerse de que no tenía sentido, de que esa cosa no podía amarlo, pero al final resultó estar equivocado, su vacío fue llenado, su "pureza" se perdió y su sacrificio fue en vano.
Al mirar los ojos acusadores de Hollow, a veces sentía una opresión en el pecho, como si Big le estuviera reclamando su traición, era como recordar el día que le tuvo que decir adiós y someterlo a su tormento. En aquella ocasión una vez más se tragó su dolor y se repitió las mismas palabras que siempre lo sacaban adelante "Ningún costo es demasiado grande". Últimamente se comenzaba a cuestionar ese pensamiento.
De pronto el rey se despertó de sus ensoñaciones y se dio cuenta de que todos lo miraban curiosos. No tendría por qué haberse avergonzado, pero simplemente no soportaba mostrar su interior o su debilidad. Recuperó su actitud soberbia y distante antes de retomar la palabra.
—Bueno, debemos irnos, seguramente Hornet ya tiene hambre. Gracias por todo, hasta luego.
Y así de forma apresurada el rey se esfumó en el aire para desaparecer de la vista de los presentes.
—¿Qué le pasa? —Preguntó Hornet confundida por la actitud de su padre.
—Jejeje, no pasa nada, solo se ha removido algo en su interior y le cuesta lidiar con ello —contestó la polilla con sabiduría—. Aunque ese fantasma los seguirá rondando, les prometo que ya no los molestará tanto como antes, solo denle una oportunidad, todos merecen una.
Hollow la miró algo resentido dando a entender que él jamás confiaría en el rey, el daño era demasiado grande y dudaba que él fuera capaz de hacer algo sin esperar nada a cambio. A ojos de Hollow, si ese gusano cambiaba su actitud, era solo para convencer a Hornet de volverse reina, pero él no lo permitiría, su hermana mantendría su libertad.
Esa noche, la pequeña familia decidió pasarla en Poblado Distante, quizás la casa que tenían en Boca Sucia era más bonita y el pueblo más animado, pero para Hornet su rincón en el fondo de Nido Profundo siempre sería su hogar y el lugar al cual retornaría cuando necesitara sentirse reconfortada y tranquila.
Ambos hermanos dormían muy a gusto, como no lo habían hecho hace bastante tiempo. Esta vez el rey en lugar de molestarlos con ruidos de cadenas y espeluznantes aullidos, simplemente se dedicaba a observarlos en calma, por alguna razón verlos dormir así lo tranquilizaba, era como tener la sensación de que todo estaba bien.
El Wyrm con su condición de fantasma no necesitaba dormir realmente, tampoco comer, así que tenía bastante tiempo libre ya fuera para pensar o hacer cualquier cosa, en este momento se dedicaba a analizar a sus hijos. Llevaba ya varios días conviviendo con ellos y era sorprendente lo poco que los conocía, pero claro, hasta ahora solo se había dedicado a pelear con ellos, esa no era forma de tratar con los chicos.
Suspiró pensando en lo poco que sabía de la interacción con otros seres vivos, siempre se había dedicado más a la investigación y a la construcción de maravillas, solía ser la reina quien se encargaba de esas cosas, pero quizás no era tarde para aprender.
Posó sus ojos en Hornet, quien en ese momento dormía desparramada en la cama que compartía con su hermano. Cuando estaba despierta a pesar de su rudeza y trato áspero, era una insecto bastante bonita, no tan femenina, pero fuerte y sobre todo muy elegante, de porte regio y presencia imponente.
Pero todo eso se iba al cuerno cuando dormía, con las patas y los brazos abiertos como estaba nadie diría que era una princesa. La verdad le recordaba un poco a Herrah, en los tratos que tuvo que hacer con ella para concebir a Hornet, tuvo oportunidad de verla dormir un par de veces, era un espectáculo bastante peculiar a decir verdad, tal como el que veía ahora. No cabía duda de que Hornet era su hija.
Hollow por su parte era diametralmente opuesto, se había enroscado sobre sí mismo y había dormido tranquilo y sereno sin mover un músculo, era la viva expresión de la paz y quizás también de lo adorable, le recordaba bastante a su dulce dama Blanca. Cuando ella descansaba despertaba exactamente en la misma posición en la que se había dormido, aunque a veces agitaba alguna de sus raíces de forma suave para acariciarlo en sueños cuando solía reposar encima de ella.
El gusano agitó la cabeza ruborizado, eran memorias muy bonitas pero le avergonzaba un poco pensar en ellas, aunque ¿Quién lo iba a saber? Suspiró cansadamente, quizás su obsesión por mostrarse fuerte y digno era un poco exagerada, allí nadie podía verlo ni juzgarlo y aquellos que podían estaban dormidos.
Miró una vez más a Hollow y se sintió triste. Así como Hornet se parecía a Herrah, Hollow tenía bastantes semejanzas con Blanca ¿Sería lo mismo con sus hermanos? Big al menos era bastante tranquilo.
La culpa lo golpeó una vez más, al parecer no atormentar a los hermanos significaba un tormento para él, ojalá esa noche acabara pronto.
De pronto Hornet pateó el aire, al parecer ni siquiera en sueños podía estar tranquila y se estaba peleando con alguien. Lo malo fue que su patada terminó por destaparla a ella y a Hollow. El rey pudo observar como el pequeño sin despertar se comenzó a estremecer del frío, pero no se movía de su lugar. Una ligera sonrisa se asomó en el rostro del Wyrm, recordando ciertas palabras que Blanca le había dicho alguna vez.
"Incluso los adultos necesitan que los cuiden de vez en cuando, cuida de mí y yo cuidaré de tí"
El rey se dirigió hasta donde descansaban sus hijos, entonces con mucho cuidado tomó la frazada y la extendió sobre ellos abrigándolos, luego sé quedó observándolos antes de susurrar un "buenas noches" y esfumarse en el aire.
No hubo ninguna doble intención en ese acto, el rey no esperó ganarse ni el respeto ni el cariño de nadie, fue algo que hizo porque simplemente le nació, cosa que no calzaba con las ideas preconcebidas que Hollow tenía sobre su padre, por eso le chocaba esa actitud.
Sí, el frío terminó por despertarlo y cuando estaba a punto de moverse para buscar la frazada, fue sorprendido siendo arropado con ella de forma casi... ¿Cariñosa? Entreabrió sus ojos y pudo ver al fantasma terminando de acomodar a su hermana, esto lo dejó sumamente perturbado ¿Qué ganaba él con eso?
Cuando el gusano se esfumó de la habitación Hollow se colocó de espaldas y miró el techo con una única pregunta rondando en su mente.
¿Por qué?
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