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La Primera Flama

Quirrel preguntó a todo aquel que encontró por las calles si habían visto a la chica de la capa roja. En las tiendas nadie fue de ayuda, algunos caminantes que andaban de paso dijeron haberla visto pero la ignoraron y no prestaron atención a donde se fue, según decían había algo en aquella insecto que la hacía lucir peligrosa y no querían arriesgarse.

Fue finalmente Elderbug quien aportó algo de información útil, como siempre el viejo bicho estaba atento a todo lo que pasaba cerca del banco en medio del camino, en verdad parecía que no tenía nada mejor que hacer en todo el día. Según explicó, Hornet pasó por su lado ignorándolo y él tampoco quiso hablarle porque tenía una extraña aura asesina que lo intimidó bastante, aunque luego se arrepintió de no haberlo, quizás la pobre estaba teniendo algunos problemas personales y necesitaba desahogarse con alguien.

La cochinilla lo tranquilizó explicándole que fue mejor no haberle hablado, pues Hornet no estaba en un estado mental estable y podría haber sido peligroso. Esto obviamente despertó la curiosidad del anciano, quien quiso saber más al respecto, pero Quirrel se apresuró a despedirse de él pues no tenía tiempo para charlar, sobre todo con Elderbug que hablaba hasta por los codos.

No se había alejado mucho cuando un conocido gruñido captó su atención. Se volteó a ver y se encontró con Hollow que iba corriendo hacia él, por supuesto seguido de la pequeña alimaña que por ningún motivo se separaba de él, la cochinilla los miró un momento antes de hablar.

—¿Qué haces aquí Hollow? ¿Cómo está Dan?

—... —Hollow comenzó a hacer su típica mímica que por supuesto su amigo no podía entender.

—Aaaah, Hollow, ya sabes que no logro entender tus extrañas señas... Aunque también es mi culpa por preguntarte y... Agggg, esto está mal, no estoy pensando claramente. —Se tapó la cara con sus manos sintiéndose frustrado.

—Quizás yo pueda echarles una mano —dijo el rey pálido apareciendo sutilmente de la nada—. Dan está bien, Bretta le entablilló su pata y se lo llevó a buscar a un médico, cerramos bien la puerta de la casa antes de irnos y sacamos la basura ¿Alguna duda?

—Eh... No ninguna... ¿Entonces vinieron para ayudar a encontrar a Hornet porque estaban preocupados?

Hollow asintió efusivamente, mientras que su padre desvió la mirada con su típica actitud arrogante.

—Sí, bueno... Hornet es la futura gobernante de Hallownest, sería un verdadero problema si algo le ocurriera.

Quirrel solo rio para sus adentros ante la actitud del viejo monarca, en serio ¿Por qué le era tan difícil reconocer que quería a su hija y que le preocupaba su bienestar? Este Wyrm era todo un caso, tenía la inteligencia de un gran sabio y el corazón de niño, pero ahora no había tiempo para cuestionarse eso. Instó a sus compañeros a que lo siguieran, según lo que le había dicho Elderbug, Hornet había salido del pueblo en dirección a los Acantilados Aulladores, si se apresuraban quizás pudieran alcanzarla pronto.

Sin embargo, antes de llegar a su destino, obligadamente tenían que pasar por las afueras de la compañía de Grimm, esto no le hacía nada de gracia al mayor, pero era el camino más corto para llegar a su objetivo. Pasaron casi corriendo por el lugar, sin embargo antes de que abandonaran el sitio por completo, una profunda y tenebrosa voz los retuvo.

—Vaya prisas las que llevan como para negar el saludo a su servidor —dijo Grimm.

En verdad no lo habían notado por lo rápido que iban, pero el murciélago estaba fuera de su tienda, cómodamente sentado en una silla frente a una encantadora mesa de té, donde habían toda clase de bocadillos. El mamífero se veía muy relajado bebiendo una infusión de hierbas tan roja como sus ojos, mientras era atendido por algunos insectos encapuchados vestidos con sus características túnicas azules.

—¡Papi! —Gritó la pequeña criatura voladora dirigiéndose hacia su progenitor.

—¡Ah! Mi querido retoño. No sé cómo es posible que escazas horas parezcan interminables años cuando tu presencia falta.

Como respuesta, el pequeño se restregó contra su padre lanzando dulces gruñidos de satisfacción. Era sin duda una escena muy dulce, pero no era el momento apropiado para eso, cosa que Quirrel no tardó en hacer notar.

—Me parece muy conmovedor este momento padre hijo pero ahora no tenemos tiempo para eso, debemos irnos. Aunque si usted gusta, puede quedarse con el niño, después de todo es su retoño, nosotros debemos irnos.

La mirada asesina que le lanzó Grimm dejó a la cochinilla helada por el miedo ¿Acaso lo había ofendido en alguna forma? Por su parte el murciélago como queriendo dilatar la agonía, se dio el tiempo de darle un sorbo a su té antes de dejar la taza en la mesa y hablar de nuevo.

—Primeramente es menester aclarar que lo que yace frente a tus ojos nos un digno caballero, sino, una dulce doncella.

—Eh... ¿Me está diciendo que su retoño es una chica?

—Exactamente.

—Gyaaaarggg —confirmó la niña con un gruñido.

—Y en segundo lugar ¿Qué es aquello de tanta urgencia que suscita tal premura como para negar el encuentro de un padre con su hija?

—Eh... Es que tenemos una amiga en problemas y necesitamos encontrarla antes de que se lastime y pues...

—¡Ah! Debe ser la criatura ataviada en carmesí que deambuló por aquí hace un rato. Era un glorioso cúmulo de terror, parecía buen combustible para la flama por lo que no quise retenerla, sin embargo si su existencia es invaluable para ustedes, pues los insto a acelerar sus pasos, más no a actuar con imprudencia, pues habrán de ser cuidadosos, un portador de flama deambula en sus cercanías.

Luego de eso Grimm guardó silencio y con una seña le indicó a su hija que regresara con sus guardianes, la pequeña por supuesto obedeció y voló soltando alegres gruñidos en su camino.

El grupo reemprendió la marcha dirigiéndose hacia los Acantilados Aulladores, fue un tortuoso ascenso hasta la cima, principalmente para Quirrel, pues Hollow gracias a las garras de mantis podía escalar con relativa facilidad. Por esto la cochinilla fue la última en llegar y lo que vio una vez estuvo arriba, no le gustó para nada.

Hornet yacía tendida en el piso en un estado de letargo, con la mirada perdida y balbuceando cosas ininteligibles, además se veía muy lastimada, con algunas marcas de quemaduras en las partes visibles de su cuerpo, aunque curiosamente la capa estaba intacta ¿Qué clase de magia le habían puesto a esa prenda?

Buscó con la mirada a Hollow y lo encontró con su aguijón en alto, listo para atacar a su oponente, el cual era nada menos que uno de los insectos del culto de Grimm. Este era pequeño y usaba la característica máscara y túnica que portaban todos los de su clase, pero además llevaba una antorcha en sus manos, en la cual ardía un impresionante fuego rojo.

Logró vislumbrar en las cercanías también a la hija de Grimm, quien miraba al bicho de una forma extraña, casi... Malévola, eso hacía que le dieran escalofríos.

De pronto, el portador de la antorcha la gitó arrojando bolas de fuego, Hollow las esquivó fácilmente y se lanzó contra el bicho, pero este se movió a una velocidad impresionante esquivándolo mientras se reía burlonamente, entonces con otro movimiento igual de rápido, se arrojó contra el pequeño golpeándolo.

El contenedor lo miró frustrado y corrió hacia él, pero el insecto le sacó provecho a su capacidad de volar subiendo más y más, mientras le arrojaba más bolas de fuego sin dejar de reír como un maniaco. Incluso estalló en risas cuando una de sus flamas logró golpear al pequeño, pero poco le duro la diversión, pues Hollow contraatacó con un certero hechizo de alma. Esto dejó al bicho al borde del colapso, sin embargo se puso de pie de nuevo y se lanzó una vez más contra Hollow, pero esta vez el pequeño pudo esquivarlo y aprovechó para enterrarle su aguijón cuando pasó cerca.

Este último daño Hizo que el portador de la antorcha finalmente cayera inconsciente. Entonces Hollow se acercó a él con la furia crepitando en sus ojos, cualquiera que tocara a su familia lo pagaría caro y bastaba ver el estado en el que había quedado Hornet para saber que el bicho pasaría un muy mal rato. Quirrel creyó que Hollow asesinaría al insecto, pero algo actuó antes de que siquiera pudiera ponerle una mano encima.

El fuego de la antorcha comenzó a ascender por esta hasta alcanzar al portador, entonces el cuerpo del bicho se prendió en llamas ante el horror de los presentes. Sin embargo uno de ellos no se espantó por esta vista y antes de que cualquier pudiera intentar apagar las llamas, se arrojó contra el insecto listo para cumplir con el deber que se le había encomendado.

La pequeña murciélago voló hacia la pila de fuego y sin duda ni arrepentimiento, comenzó a devorar a la víctima mientras aún ardía. Se podía ver en el rostro de la criatura un cierto sufrimiento, pues ella también se quemaba mientras consumía la carne, pero no se detuvo por esto y siguió tragando a su presa hasta que ya no quedó nada de ella.

Exhausta, con la piel y la garganta quemadas, lanzó un grito agónico y de la nada el fuego comenzó a emerger de ella, una cortina carmesí la envolvió mientras sus tétricos sonidos hacían eco en las paredes de roca y cuando de las flamas se hubo apagado, pudieron ver a la criatura intacta, como si nada la hubiera dañado, entonces tosió ligeramente soltando unas pequeñas bolitas de fuego en el proceso. Una vez se hubo aclarado la garganta, lanzó un gruñido coqueto y voló hasta Hollow quien la recibió algo aturdido por la impresión que le había causado la escena.

—Entonces... —dijo de pronto Quirrel también bastante impresionado—. En eso consiste el ritual. Esto es... Perturbador... Ese Grimm está sacrificando a sus mismísimos ciervos para alimentar a su retoño.

—Es un murciélago demoniaco, no puedes esperar otra cosa de alguien como él. Es solo una bestia desalmada dispuesta a usar a todos para cumplir sus objetivos —dijo el rey pálido apareciendo junto a Quirrel—. Aunque no puedo negar que esto me preocupa, si esta clase de bestias portadoras de semejante poder se propagan, esto no solo podría ser la ruina para Hallownest, si no para cualquier reino lejano o cercano que sea invadido.

—¿Y qué sugiere que hagamos?

—Por el momento investigar, quizás haya por ahí en algún lugar algo de información sobre estas bestias y estos rituales blasfemos que nos permita encontrar la forma de deshacernos de ellos. Por el momento deberemos seguir con nuestra labor de tutores de esta pequeña.

—Pues deberemos apresurarnos en buscar información, si nos llegamos a encariñar demasiado con esa criatura, eliminarla se volverá muy doloroso —dijo Quirrel con pesar.

—Bueno, quizás podamos conservarla, podría integrarse bien a la familia, considerando que esta está compuesta por un experimento fallido, una princesa sin reino, un explorador con amnesia permanente y el fantasma de un viejo gobernante, la verdad un murciélago demoniaco creo que no le viene mal al grupo.

—Debe estar bromeando —Dijo Quirrel con cara de que la broma no le había parecido para nada graciosa.

—Obviamente que sí querido amigo, solo quería distender un poco la situación.

—¡Gyaaaaaaarg! —Gruñó de pronto la mamífero señalando el borde del acantilado.

Todos dirigieron la mirada hacia donde apuntaba la pequeña y vieron con horror a Hornet aún confundida y con la mirada perdida tambaleándose hacia el acantilado. No parecía darse cuenta de lo que hacía, si Hornet estuviera bien sería capaz de salvarse de una caída así, le bastaría enredar su hilo en alguna roca para detener su descenso, pero ahora no estaba en sus cinco sentidos y ni siquiera parecía entender dónde se encontraba, solo miraba a todos lados con terror, como si estuviera luchando contra fantasmas invisibles.

De pronto, realizó un mal movimiento y perdió el equilibrio precipitándose hacia abajo. Quirrel, Hollow y el rey pálido corrieron tratando inútilmente de alcanzarla, pero era imposible salvarla de esa situación. Sin embargo, más veloz que todos, la murciélago voló hasta el precipicio y logró atrapar a la chica en plena caída sujetándola de su ropa, sin embargo las fuerzas de la pequeña no alcanzaban para elevar a la mayor, por lo que hizo lo que pudo, agitando sus alas tan rápido como podía y se limitó a frenar la larga caída hasta que logró depositar a la princesa a salvo en el piso. Luego de eso colapsó encima de ella incapaz de moverse por el agotamiento.

—¡Alimaña! —Gritó Quirrel no teniendo otra forma de referirse a la criatura.

Hollow fue el primero en descender y enfermo de la preocupación se apresuró a revisar a las dos chicas. Por fortuna ambas se veían bien, Hornet al parecer se había vuelto a dormir, mientras que su "hija" yacía recostada junto a ella jadeando agotada. Abrazó a la pequeña queriendo transmitirle toda su gratitud. Mientras tanto su amigo y su padre llegaron a abajo y se reunieron con ellos.

—No puedo creer lo que pasó —dijo Quirrel impresionado—. La alimaña... Salvó a Hornet, esa pequeña semilla de maldad, hija de ese monstruo salvó a mi mejor amiga... ¿Ahora cómo podría eliminarla de ser necesario?

El rey pálido también se veía contrariado, a pesar de todo lo que se pudiera decir de él era un individuo muy agradecido y honorable, le debía la vida de su hija a ese retoño y ya no podía pretender dañarlo, ahora estaban en un grave problema.

Hornet caminaba por las cuevas rumbo a su hogar en Poblado Distante, junto a ella caminaban un par de arañas, sus mejores amigas. Estas charlaban alegremente de algunos temas triviales mientras la acompañaban a su casa. Era un poco molesto que no pudiera ir a ningún lugar sola, pues como princesa debía ser protegida hasta que alcanzara una edad apropiada, pero no negaba que le agradaban estas chicas tan divertidas, siempre la hacían reír con sus ideas locas.

Finalmente salieron de aquel túnel que tantas veces había recorrido y llegaron al lago subterráneo, entonces las arañaras se dirigieron respetuosamente a la joven noble.

—Princesa ¿Le ayudo a subir?

—No, esta vez quiero intentarlo yo sola.

—Oh, pues tenga cuidado, no es fácil.

—No te preocupes, he practicado mucho, estoy segura de que puedo hacerlo bien esta vez.

Haciendo uso de toda su habilidad, Hornet arrojó su aguja y la clavó en el tronco de la raíz encima de una casa con tal precisión, que dejó impresionada a sus amigas, entonces usando el hilo que llevaba atado se impulsó hacia su arma. Le lanzó una mirada de triunfo a las arañas y estas aplaudieron entusiasmadas.

Había salido perfecto, logró llegar a casa sin ayuda, ser capaz de trepar hasta el poblado era uno de los requisitos mínimos que le habían impuesto para permitirle deambular por Nido Profundo sola, y por fin era capaz de hacerlo, estaba loca de alegría por esto, pero esa alegría se esfumó en cuanto trató de desenterrar su aguja de la raíz.

Comenzó a tironear de su arma con todas sus fuerzas pero era imposible, esta estaba clavada demasiado profundo en la madera ¿Qué había hecho?

Se mantuvo tratando de retirar la aguja durante un rato hasta que una enorme figura apareció a sus espaldas y le habló.

—Hornet ¿Qué estás haciendo?

La jovencita se volteó a ver y se encontró con su madre que la miraba con curiosidad.

—Ma-ma ¡Madre! Yo... Creo que tengo mi aguja atorada.

—Ay mi niña, solo a ti te pasan estas cosas —En eso la enorme araña se inclinó, agarró la aguja con firmeza y de un solo tirón la arrancó de la raíz—. Procura que esto no te vuelva a pasar, si llegas a perder tu arma en territorio enemigo estarás en graves problemas ¿Y cómo fue que pasó esto?

—Es que la arrojé con mucha fuerza, pero lo hice para que pudiera alcanzar este lugar. Logré trepar hasta el pueblo yo sola ¿Lo ves? Llegué hasta aquí por mí misma, ya soy mayor, ya puedo salir sola.

—Lamento decir que no estoy muy de acuerdo con esa afirmación —contestó Herrah con seriedad—. Aún dependes de los demás si para llegar aquí debes dejar tu aguja tan enterrada que luego no la puedes sacar, lo siento Hornet, aún no estás lista.

—¡Pero mamá! ¡Yo quiero salir! ¡Quiero explorar el mundo y conocer la superficie!

—¡¿La superficie?! ¡Claro que no! Ese lugar es muy peligroso, ningún individuo de nuestro pueblo sale a la superficie, mientras más profundo, más seguro es ¿Por qué crees que tenemos nuestro territorio aquí?

—Pero mamá, muchos insectos viven en la superficie.

—¿Muchos?

—Bueno, no tantos. Pero si algunos viven ahí arriba, eso significa que no es tan peligroso.

—Aquellos que viven arriba son unos necios o unos amantes del peligro, arriba viven seres terribles como los ratones y los murciélagos que se alimentan de insectos.

—¿Ratones? ¿Murciélagos? ¿Y son muy peligrosos?

—Pues... —En ese momento Herrah cambió su actitud amenazante por una más tranquila—. Bastante, pero tranquila, no son algo que un insecto experimentado no pueda manejar. —Ante esa respuesta Hornet la miró extrañada, como si algo en toda la situación no cuadrara— ¿Pasa algo Hornet?

—Eh... No... No sé, algo aquí se me hacer raro, si me hablas de los murciélagos ¿No deberías tratar de aterrorizarme con ellos? ¿Decirme que son seres horribles y despiadados? ¿Que devoran a los insectos de apoco desmembrándolos? ¿No deberías hablarme de su apetito voraz y su falta de misericordia? ¿De los asesinatos que cometen solo por placer?

—¿De dónde sacas esas ideas tan escalofriantes mi niña?

—Yo... No lo sé... Es... Raro... Es como si fuera algo que escuche hace tiempo... De ti misma ¿Segura que no me estás cambiando la historia?

—¿Cómo te la voy a cambiar si es la primera vez que te hablo de los murciélagos?

—Pues... Obviamente no puedes, pero es raro, es como si recordara esta escena de otra manera, pero eso no puede ser porque es la primera vez que vivo esto.

—Quizás necesites descansar un poco. Ven, entremos a casa, la cocinera prepararó un estofado muy sabroso, otro día retomaremos la conversación sobre permitirte salir sola.

—De acuerdo mamá...

Hornet abrió los ojos y vio todo su mundo girar, se colocó de lado tratando de incorporarse lentamente, pero el mareo que sentía le hizo perder el equilibrio, podría haber caído de la cama pero Quirrel la atrapó oportunamente.

—Hornet ¿Estás bien?

—Eh... Yo... —Miró a su amigo y una punzada de dolor le taladró las sienes—. Me duele la cabeza y todo me da vueltas ¿Que me pasa? No recuerdo nada, todo es muy confuso.

—Tomaste unas hierbas que te hicieron mal y te desmayaste —explicó la cochinilla sin entrar en detalles—. Pero el efecto ya pasó y deberías estar bien. De todas maneras reposa un rato, el dolor de cabeza y lo mareos cesarán de a poco.

—De acuerdo, tengo hambre ¿Hay algo de comer?

—Vaya, si ya tienes hambre definitivamente estás mejor, tenemos un poco de pastel de huevo podrido, Dan vino a dejarlo hace un rato.

—¿Dan? Oh, veo que ya lo conociste.

—Sí, es un chico de lo más agradable, aunque me provoca algunas sensaciones un poco extrañas, es como si lo conociera de antes... Pero bueno, eso no importa, tú solo descansa.

De pronto Hornet vislumbro un par de cabecitas asomándose por el marco de la puerta, una era la de su hermano y la otra pertenecía a una curiosa criatura.

—Quirrel... Eso que está ahí es... ¿Un murciélago? —Dijo señalando a la cría.

—Si-sí, es un murciélago —contestó algo nervioso—. ¿Estás bien? ¿Quieres que me la lleve?

—¿Eh? ¿Por qué me preguntas eso? ¿Hay algún problema con esa cosa? ¿Y por qué hay un murciélago en la casa?

—Hollow hizo algunos tratos extraños y ahora estamos obligados a cuidar de esa alimaña por un tiempo ¿Segura que estás bien? ¿No te sientes asustada?

—¿Debería? —Contestó Hornet frunciendo el ceño—. Quirrel, estás actuando muy extraño.

—No es nada, no te preocupes —dijo poniéndose de pie—. Ahora tú solo quédate aquí descansando, te traeré un poco de pastel, espérame.

El insecto salió de la habitación y le hizo una seña a Hollow indicándole que podía entrar, el pequeño corrió a abrazar a su hermana siendo seguido por la pequeña voladora, quien imitando a su "madre", también abrazó a la chica. Quirrel se quedó unos momentos en el marco de la puerta observando la escena sin poder creer lo que veía, en ese momento el rey pálido se hizo presente a su lado.

—Es increíble ¿Verdad? —Dijo el monarca—. Hace unas horas no podía dejar de temblar ante la vista de esa criatura y ahora recibe sus abrazos.

—Sí... en verdad es increíble —contestó Quirrel— ¿Cómo lo hiciste?

—Solo modifiqué el recuerdo que le provocó la fobia —entonces frunció el ceño—. No puedo creer que Herrah haya sido tan bruta como para meterle tanto miedo al punto de crearle un trauma, escuché que Hornet era muy traviesa y testaruda cuando niña, pero no me parece nada bien que cometan semejantes atropellos con ella. Si yo hubiera estado presente...

—Pero no lo estuvo —interrumpió Quirrel.

—Bueno, como sea —continuó el rey algo incómodo—. Modificar los recuerdo de alguien no es algo que me guste ni que me parezca correcto, pero en este caso es necesario.

—¿Entonces Hornet se curó de su quiroptofobia para siempre?

—La verdad no, los recuerdos modificados eventualmente vuelven a cómo eran originalmente, pero mientras eso sucede, la convivencia con la alimaña hará que al menos le pierda el miedo a ella. Claro que si se llega a topar con otro murciélago, lo más probable es que se desmaye, pero como ella no tendrá que tratar con otros murciélagos estará bien, solo hay que mantenerla alejada de Grimm.

—Puedo con eso.

Quirrel finalmente se dirigió a la cocina donde cortó un trozo de pastel y lo puso en un plato, además de eso preparó un poco de té (esta vez un té normal sin ninguna hierba extraña). Mientras servía el brebaje cierto pensamiento asaltó su mente, entonces se dirigió hacia el gusano que flotaba en las cercanías y preguntó.

—Mi rey, disculpe la pregunta pero... ¿Por qué se tomó la molestia de modificar los recuerdos de Hornet? Según recuerdo, dijo que era algo bastante complicado y hasta peligroso.

El rey meditó unos momentos antes de contestar.

—Pues... Sé que era riesgoso cambiar los recuerdos, si no se hace bien se pueden generar traumas u otros problemas extras. Sin embargo confiaba plenamente en mis capacidades para hacer esto bien. Además... No quería ver a Hornet aterrorizada otra vez... Es extraño, cuando la vi asustada entre tus brazos me sentí muy mal, solo quería que dejara de llorar, quería protegerla y verla tranquila otra vez, me dolía el corazón tenerla en ese estado.

—Majestad —dijo Quirrel esbozando una sonrisa—. Eso... Se llama instinto paternal.

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Sí, el hijo de Grimm en realidad es una hija. Si alguien se queja de que en el juego la criatura es un niño, les digo que eso es por la traducción al español, en inglés se referían a bicho como "child" y esa es una palabra usada tanto para niños como para niñas, es neutra, sin embargo en español no contamos con un término neutro como ese, y como se suele generalizar en masculino pues automáticamente pasa a ser niño. Yo creo que se debería popularizar más el término retoño, ese es como equivalente a child, sirve para denominar tanto a niños como niñas pequeñas, habrán notado que uso mucho esa palabra en este fic.

Ahora, si me preguntan porqué decidí que la pequeña fuera niña, pues, es por el nombre que le puse. Notarán que desde el inicio llamaron a la pequeña "alimaña", eventualmente acortarán esta denominación a Ali y así queda establecida esta palabra como su nombre, pero Ali me suena más a nombre de niña que de niño y fue por eso que decidí que el retoño de Grimm sería una chica.

Y aprovecho para avisar que me iré de viaje unos días, así durante al menos una semana no tendrán noticias de mí ¡Pero volveré con más! Como siempre agradezco las lecturas y los comentarios, me motivan a seguir (Y siquiren me comentan, así cuando vuelva del viaje me llevo una sorpresa). Nos leemos, bye.

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