La furia de Hornet
Una serie de golpes metálicos hacían eco en medio de la lluvia, mientras que dos combatientes desplegaban todo su arte en medio de vistosas y letales maniobras.
Bretta miraba al borde de los nervios cómo su amiga y esta mantis desconocida se batían a duelo para decidir el destino de su manuscrito, temía que alguien saliera gravemente herido. Para Hornet el luchar era algo cotidiano y parte de la supervivencia, al fin y al cabo pertenecía a una especie cazadora, y gran parte de su vida luchó con desesperación por el simple hecho de mantenerse viva. En cambio para Bretta, estas eran actividades salvajes y peligrosas y aunque hubieran decidido que no sería un duelo a muerte, no podía dejar de sentir miedo. Además, si algo le llegaba a pasar a Hornet no podría evitar sentirse culpable.
La batalla en apariencia estaba igualada, esta mantis era sumamente hábil , para Hornet estaba resultando un combate sumamente desafiante ¿Acaso le faltaría entrenamiento y se estaría volviendo débil? ¿O sería que cuando su vida no estaba en juego no lograba luchar con toda su fuerza? Como fuera no podía negar que luchar con una mantis, aunque fuera de rango bajo era todo un reto.
Un grupo de curiosos se había juntado y formado un círculo alrededor de las combatientes, por supuesto manteniendo una distancia segura, ninguno quería terminar accidentalmente lastimado. De pronto ambas hicieron una breve pausa y comenzaron a analizarse con la mirada. Hornet había recibido más golpes que su oponente, sin embargo la mantis se veía mucho más agotada, era fuerte y hábil, pero se notaba que no estaba hecha para combates largos, a diferencia de la chica de rojo que era capaz de pelear por horas, incluso ya lo había hecho alguna vez al eliminar hordas de insectos infectados.
Estaba segura de que si le buscaba un poco más de pelea, podría someter a esa insolente mantis. Ya se estaba preparando para atacarla cuando algo captó su atención, detrás de la muchedumbre distraída, pasó flotando una sombra de ojos brillantes. Hornet sintió que el mundo se le venía encima.
Cerró los ojos deseando con todas sus fuerzas que aquello solo fuera su imaginación, sin embargo al abrirlos de nuevo descubrió que su pesadilla era aún peor, ahora habían dos sombras que charlaban despreocupadamente. Cerró otra vez los ojos y al abrirlos casi gritó del horror, ya eran cuatros sombras, entonces ya no quiso parpadear más, pero eso no impidió que las cosas se pusieran aún más feas, pues de la nada otras seis sombras se acercaron a las cuatro que habían al inicio y todas comenzaron a comunicarse entre ellas.
El corazón de Hornet casi da un brinco cuando luego vio llegar a la alimaña voladora, esta parecía mucho más atenta a su alrededor pues fue la única que se dio cuenta de que Hornet estaba en medio de la muchedumbre, claro que no logró pillar el contexto, porque se limitó a saludarla alegremente. Las acciones de la murciélago alertaron a las otras sombras, entonces estas al ver a su hermana, también comenzaron a saludarla como si nada pasara. Sin embargo no se entretuvieron mucho con eso, pues luego desviaron su atención de la guerrera y se alejaron flotando, obviamente seguidas de la mamífero.
La respiración de Hornet comenzó a acelerarse y tuvo que sentarse un momento para tranquilizarse, si comenzaba a actuar raro quizás los insectos distraídos notaran la presencia de sus hermanos y entrarían en pánico, necesitaba ser cuidadosa.
—¿Qué pasa arañita? ¿Ya te cansaste? —Dijo la mantis tratando de disimular su propio agotamiento.
—Eso quisieras —contestó con un tono feroz.
Esto era un problema, estaba atrapada en medio de esa pelea, aunque sopesando las opciones, si bien el libro de Bretta era importante, su propia familia y el orden público lo eran más, lo sentía por la escarabajo pero debía dejarla de lado. El problema era que quizás la mantis no estuviera dispuesta a abandonar la batalla, estas criaturas eran unas fanáticas de la pelea, para quienes era ganar o morir ¿Qué clase de excusa podría poner para retirarse del encuentro o al menos posponerlo?
De pronto una extraña sensación la embargó, quizás habría sido un sexto sentido, o la simple casualidad lo que la llevó a voltear la vista en la dirección precisa y en el momento exacto en el que Quirrel pasaba corriendo entre el gentío. Entonces sintió la rabia crecer en su interior, todo esto era culpa de él (en realidad no, pero Hornet tenía que culpar a alguien). Se suponía que él debía cuidar a Hollow y a Ali, en cambio los había dejado solos, estos se habían juntado con las otras sombras y para empeorarlo todo estaban en Cuidad de las Lágrimas, un lugar plagado de bichos que podrían verlos. Simplemente no aguantando más terminó gritando.
—¡QUIRREL QUÉ MIERDA HACES AQUÍ!
La chica sintió un ligero toque helado en su espalda, probablemente culpa del rey pálido que la castigaba por decir palabras impropias para una princesa. Sin embargo el que se sintió más helado fue Quirrel, que se congeló en su sitio al oír el grito de Hornet, entonces volteó la mirada lentamente con mucho miedo y se encontró con el rostro furibundo de su amiga que lo miraba con deseos asesinos.
Todo el público que había estado mirando la pelea volteó a ver a la cochinilla sintiendo lástima por él, seguro que la bestia roja lo mataría de la forma más horrible posible. Por su lado Bretta soltó un suspiro de ilusión al ver a su amor platónico y finalmente, la mantis miró la escena con algo de confusión ¿Por qué la arañita estaba tan enojada con la cochinilla por verla ahí? Se cruzó de brazos pensativa formulando algunas teorías hasta que dio con una que la dejó satisfecha. Seguramente ese chico era su novio quien no debería estar ahí pues le había dicho que iría a otro lado, quizás sospechaba de una infidelidad o algo.
Había que decirlo, esta mantis era una fanática de las novelas rosas y los dramas amorosos.
—¿Ese chico es tu novio? —Preguntó la insecto sin pelos en la lengua.
—¿Qué? —Hornet volteó a verla confundida.
—Si tienes que ir a hablar con tu novio hazlo, podemos dejar la pelea para después.
Hornet la miró más que sorprendida, vaya que se habían dado las cosas de manera fácil, le estaban dando la solución al dilema de abandonar la pelea en bandeja, claro que Quirrel no era su novio, pero no le importaba fingir que lo era para salir del paso.
—Gracias, volveré pronto espero —dijo antes de salir corriendo hacia Quirrel.
Un murmullo generalizado se extendió entre el público espectador ¿La bestia roja tenía pareja? ¿Había un valiente que había logrado domar a esa criatura? ¿Tendría conductas románticas salvajes? ¿Sería aquel individuo también un fuerte combatiente? O quizás que la bestia últimamente se comportara de forma más civilizada era gracias a esa cochinilla que la mantenía tranquila, ojalá su relación durara un largo tiempo.
Todos estaban convencidos de que Quirrel era el novio de Hornet, tristemente también Bretta, quien estaba en blanco impactada por la noticia. Por su cabeza comenzaron a cruzar los recuerdos del maravilloso viaje que había realizado con su querido caballero azul, mientras sentía su corazón quebrarse poco apoco, un dolor profundo atravesó su ser mientras las lágrimas emergían de sus ojos disimuladas por la implacable lluvia.
Había sido engañada, Hornet actuaba tan amable y dulce con ella mientras que por detrás le robaba a su amor. Pronto la tristeza que la desbordaba se convirtió en rabia y furiosa miró el manuscrito que tenía en las manos. Hornet la había animado a escribir esa obra, la había apoyado tanto y por eso la creyó su amiga, pero todo era una vil mentira, una farsa, ya no quería saber nada más de esa maldita, cortaría toda relación con ella, empezando con ese condenado libro.
Bretta abrió el cuaderno donde estaba escrito su libro y le quitó la funda protectora para el agua, entonces lo abrió dispuesta a romperlo, pero antes de que pudiera hacerlo, le fue arrebatado de las manos por la mantis, quien la miró con reproche.
—Tantas molestias que se estaba tomando tu amiga para que pudieras entregar tu libro y ahora quieres romperlo, pero que desconsiderada eres.
Bretta la miró con una mezcla de rabia y frustración.
—De todos modos ahora me dio curiosidad de ver de qué se trata esto, creo que leeré un rato mientras esperamos a la bestia roja.
Y sin importarle nada, se alejó con el libro de Bretta hasta un negocio de comida que tenía sombrillas y mesas afuera para que los clientes se sentaran, ocupó una de ellas y se dispuso a leer. Bretta no sabiendo muy bien que hacer, se limitó a seguirla y sentarse con ella, tratando de apagar su rabia.
Pero la furia de la escarabajo no se comparaba con la de Hornet, quien en ese momento estaba gritándole a Quirrel como loca espantando a todos los transeúntes que osaban pasar por ahí, la cochinilla no sabía dónde meterse y solo quería se lo tragara la tierra.
—¡HAY CASI UNA DOCENA DE SOMBRAS SUELTAS EN LA CIUDAD! ¡MALDITO IRRESPONSABLE! ¡PERO QUÉ RAYOS HAS HECHO!
—Pe... Pero yo no...
—¡CÁLLATE NO QUIERO ESCUCHAR EXCUSAS! ¡SOLO QUIERO ARRANCARTE UNA PATA DE LA RABIA QUE TENGO! ¡SE SUPONÍA QUE ERA UN DÍA DE DESCANSO PARA MÍ! ¡ME ARRUINASTE LA TARDE Y HAS PUESTO EN PELIGRO A MIS HERMANOS!
El pobre Quirrel se encogió en su lugar, no lograba replicar nada para defenderse y se limitaba a escuchar con pesar los gritos de su amiga mientras el miedo cada vez crecía más en su interior ¿De verdad sería capaz de arrancarle una pierna? Había escuchado que aquello era un castigo común entre las arañas, bueno, a ellas les sobraban las patas, pero a él no.
—YO... YO... YO... —Parecía que Hornet ya no tenía más palabras para expresar su rabia— ¡TE ODIO!
Esto fue lo último que dijo la guerrera antes de salir corriendo y perderse entre los edificios y la lluvia.
Quirrel no se había dado cuenta que había estado contendiendo el aliento, pero en cuanto la chica se fue soltó todo lo que tenía en los pulmones y se llevó las manos al rostros lamentando su existencia. Aquella había sido una experiencia horrible, jamás había visto a Hornet tan furiosa y eso que ella era bastante enojona, por un momento creyó que lo lastimaría, pero al parecer sus amenazas eran solo retórica. Aun así, no pudo evitar sentirse un poco dolido al recordar lo último que le dijo.
Las palabras "Te odio" dolían como una aguja en el corazón, Hornet nunca le había dicho nada tan duro, a pesar del trato áspero que tenía habitualmente, se había acostumbrado a mostrarse más blanda y cariñosa con él, la idea de que de pronto le mostrara aversión y repudio le resultaba muy dolorosa. Al parecer la preocupación de Quirrel era muy notoria en su rostro, porque de pronto sintió un ligero toque reconfortante en su hombro y al mirar se dio cuenta de que el rey pálido lo estaba mirando con preocupación.
—No te mortifiques tanto —dijo el rey—. Estoy seguro de que en verdad no pensaba lo que dijo. Ella no te odia, cuando se le pase el enojo se le olvidará todo, ahora mejor centrémonos en encontrar a los pequeños.
—Sí majestad, tiene razón.
Hornet corría por la ciudad gritando el nombre de su hermano y de la murciélago, esperando que al menos ellos acudieran a su llamado. Respecto a las demás sombras, no creía realmente que les fuera a pasar algo malo, más bien temía lo que pudieran hacer ellas, eran inocentes e ingenuas, pero al mismo tiempo fuertes y peligrosas, podían causar estragos si se les provocaba.
Tan perdida iba en sus pensamientos, que no se fijó que iba corriendo hacia alguien hasta que chocó con él, pero como este individuo era notablemente más alto, quien terminó en el suelo fue ella. El remezón le sirvió un poco para sacarse el enojo, eso al menos le permitió balbucear unas disculpas mientras se ponía de pie, sin embargo cuando dirigió su mirada hacia la persona con la que había chocado un escalofrío le recorrió la espalda.
Frente a ella estaba Grimm, quien desde las alturas la miraba con un aire de superioridad y voracidad, sus ojos carmesís se clavaron en ella y una sonrisa apareció en su rostro al ver el terror que causaba en la chica.
Quizás Hornet le había perdido casi todo el miedo a Ali, pero eso era porque se había acostumbrado a ella y porque se trataba de una pequeña e inofensiva cría, no un siniestro y peligroso adulto, frente a cualquier otro murciélago su fobia se hacía presente. El miedo creciente que la envolvía llegó a tal nivel, que terminó colapsando y perdiendo la conciencia.
—jujujuju, causo ese efecto en todas las féminas —susurró Grimm con voz jocosa.
A su lado se encontraban algunos de sus seguidores quienes forzaron una risa tratando de complacer a su maestro. Sin embargo su mala actuación no pareció engañar al murciélago, pues los fulminó con la mirada, la cual causó tal estremecimiento en los pobres bichos que se les cayeron todos los paquetes que iban cargando.
—Recojan sus faltas, no querrán que estas cobren sus vidas —dijo el maestro en tono amenazante.
Estas palabras bastaron para que los bichos comenzaran recoger los paquetes a toda velocidad, no estaban muy seguros de qué tan en serio hablaría el maestro, a veces perdonaba errores garrafales y otras veces los condenaba por las situaciones más estúpidas, era bastante caprichoso en ese sentido.
Grimm miró a la chica inconsciente bastante complacido, había decidido dar un paseo por el reino que pronto conquistaría y el viaje había resultado ser más interesante de lo que pensó, primero se había encontrado con esa pequeña hija del señor de las sombras, luego se había dado una vuelta por la ciudad donde había comprado toda clase de artículos muy interesante, tenía un pañuelo de seda y un sombrero que se moría de ganas por estrenar, además de otros cuantos accesorios divinos.
Y ahora tenía en su poder a esta linda mestiza vestida de rojo... Rojo, tenía bastante buen gusto, no había color más elegante que ese, quizás sería una buena adición a su compañía, siempre era un gusto contar con un nuevo seguidor, sobre todo con uno tan hermoso y fácil de aterrorizar.
Se agachó con elegancia y tomó a la chica entre sus brazos, sin embargo algo en ella le causó una sensación extraña, la miró con cuidado y arrugó el ceño, esta chica tenía algo especial pero no sabía qué. Entonces con una de sus manos levantó la ropa de Hornet y observó su cuerpo. La piel de la criatura no era de la textura dura propia de un insecto, era más como si estuviera hecha de...
—¿Otra hija del señor de las sombras?... No... Su naturaleza difiere de la suya... Más bien parece de la estirpe de los altos seres... No puedo hacerla mía ahora, no sin antes someter al reino.
Ahora tenía otra razón para conquistar Hallownest, apoderarse de la vida de esta chiquilla, aunque no era un alto ser puro, tenía sangre poderosa, hasta podría servirle para traer otro descendiente al mundo.
Con deleite comenzó a acariciar el cuerpo inerte que tenía entre sus garras, pero su diversión no duró demasiado pues un ruido apagado y unos quejidos lo interrumpieron.
Grimm volteó la vista molesto y notó que uno de sus sirvientes parecía bastante aproblemado, él era el encargado de llevar la gran jarra de cristal donde estaba encerrada la pequeña sombra que habían capturado en la mañana.
El curioso ser no había dado problemas en todo el día, pero ahora parecía molesta y agresiva y lo miraba con odio, su expresión decía claramente que se alejara de la chica, esto le hizo bastante gracia al murciélago ¿En serio esa cosita pretendía amenazarlo?
—Lo lamento, pero tu rol impide la comandancia sobre mí... Pequeña mascota.
Estas palabras indignaron a la sombra, que furiosa se agitó dentro de su frasco haciendo que cada vez fuera más difícil para el bicho que llevaba el cargarla, hasta que finalmente el frasco se le cayó de la manos quebrándose al impactar con el piso, de tal forma que la sombra escapó lejos.
El pobre bicho que dejó escapar a la criatura sintió un desagradable frío en la espalda y lentamente volteó la cabeza hasta encontrarse con la mirada de fuego de su maestro, el terror invadió su ser mientras temblaba en su sitio esperando su sentencia. Sin embargo grande fue su desconcierto cuando una sonrisa asomó en el rostro de este, claro que como siempre, esta sonrisa nunca era agradable.
—Ciervo necio, has fallado en tu deber —El insecto lo miró de forma suplicante—. Pero... Errar no se puede evitar —Grimm le dio la espalda haciendo que el bicho recuperara el aliento al creerse perdonado—. Castigar tampoco.
Y antes de que el pobre insecto pudiera reaccionar o siguiera lanzar un grito de terror, Grimm chasqueó los dedos y un fuego carmesí cubrió al insecto, la fuerza de este fuego era tal que ni siquiera la lluvia podía apagarlo y las gotas se evaporaban aun antes de alcanzar la flama. Tras unos pocos segundos, la llama se esfumó dejando tras de sí nada más que una máscara ennegrecida por las cenizas.
El maestro de la compañía entonces le dirigió una mirada glacial al resto de sus sirvientes, quienes se congelaron en su sitio temiendo la próxima acción del murciélago.
—El hambre aqueja mis entrañas —fue todo lo que dijo.
No se necesitaron más palabras. Inmediatamente los seguidores de Grimm le dejaron todos sus paquetes a uno de ellos y corrieron a buscar el restaurante más elegante de los alrededores para llevar a su maestro.
Mientras tanto, la pequeña sombra que escapó de las garras del murciélago deambulaba por la ciudad asustada y al borde del llanto. Sus hermanos seguro estarían preocupados por ella, nunca debió quedarse atrás, pero se sintió atraída por el aspecto exótico de esa bestia y terminó siendo capturada. Grimm algo le había dicho de que sería una linda mascota para su hija, pero no le prestó atención, solo quería escapar.
Ahora vagaba por un lugar desconocido sin su familia y sin saber bien como volver, nunca había subido tanto, solo conocía los niveles inferiores de Hallownest. Lo peor es que como no tenía voz no sabía cómo preguntar por indicaciones, además de que probablemente asustaría a cualquiera al que intentara hablarle, viendo su situación no le quedaba más que vagar por el reino hasta que por causalidad lograra llegar a casa, al menos como tenía memoria fotográfica y buena orientación le costaría menos que a otros.
Sin embargo, estas pequeñas sombras tenían algunas capacidades particulares, como la de poder encontrar a otros de su especie siempre y cuando estuvieran en las cercanías. Así fue como esta chica de pronto se vio invadida por una sensación de familiaridad y siguiendo su instinto, siguió la ruta exacta que la llevó a encontrarse con sus familiares.
La emoción que recorrió a las sombras al reencontrarse era indescriptible, todas volaron y se juntaron en un gran abrazo grupal, el cual por fortuna ocurría a bastante altura en la ciudad, donde casi nadie podía verla, pues la escena más que conmovedora resultaba un tanto perturbadora. Inmediatamente luego del abrazo, las sombras comenzaron a hablar apresuradamente contándose lo que habían vivido en las últimas horas. Sin embargo la sombra perdida "guardó silencio" cuando escuchó cierto sonido extraño.
—Gyaaaaaaaarg
La chica clavó sus ojos en la murciélago y sintió el terror recorrerla de nuevo, el obvio parentesco de la criatura con Grimm la impactó de tal manera que se alejó del grupo sacando sus garras de sombra dispuesta a defenderse.
El resto de sus hermanos, que ya habían convivido un par de horas con la cría sin tener ningún problema, la miraron confundidos y le preguntaron qué le había pasado, entonces la sombra les explicó su experiencia con Grimm declarándola su mascota y el cómo había capturado a Hornet para hacer quizás qué cosas con ella.
Hollow inmediatamente entró en pánico al escuchar esto, no por lo que Grimm pudiera hacer (pues ingenuamente aún no veía al murciélago como alguien peligroso), sino más bien, temiendo por el estado mental de Hornet. Entonces le suplicó a su hermana sombría que los llevara con Grimm, ella accedió y el grupo se dirigió hacia donde estaba el murciélago.
Encontraron al maestro sentado fuera de un negocio de comida tomando un té luego de un agradable almuerzo, como siempre desplegaba su confianza y elegancia, cosa que no pasaba desapercibida para los otros insectos que tenían sus ojos clavados en él (aunque trataban de disimularlo), pero a Grimm esto no le molestaba, adoraba ser el centro de atención, que todos lo admiraran y hablaran de lo grandioso que era.
—¡Gaaaaaayg papi! —Gruñó una aguda vocecilla.
—Querida mía —dijo el murciélago en tono jovial recibiendo a su hija en sus brazos.
Además de ver a su hija, Grimm notó al ejército de sombras que lo miraban con desconfianza, aunque una de ellas mostraba más bien un rostro preocupado y a pesar de las apariencias, logró reconocer en él al pequeño colaborador del ritual.
—¿Oh? Pero que inesperado. ¿Todas las sombras comparten el mismo vínculo? —Entornó los ojos hacia Hollow— Como no haberlo percibido, también eres de la estirpe del Señor de las Sombras... Interesante... Muy interesante... Sangre de los altos seres... Y alma de sombra.
En eso Hollow se acercó al maestro a preguntarle por su hermana. Este esbozó una sonrisa siniestra y con su característica elegancia extendió un brazo, el cual luego cubrió con su ala membranosa durante unos instantes, para luego descubrirla y revelar que Hornet mágicamente había aparecido en sus garras. Entonces con la muchacha en brazos, caminó hacia el centro de la calle y la depositó en el piso.
—Un ser sin duda fascinante, con un gran poder latente que por estos tiempos no me es favorable.
Hollow voló hasta su hermana y la observó preocupado, las demás sombras lo imitaron formando otra vez ese espeluznante cúmulo que esta vez estaba a la vista de todos. Un gran número de insectos curiosos observaron la escena con una mezcla de horror y admiración, algo les impedía apartar la vista del espectáculo, quizás era la presencia de aquel galante murciélago que los tenía fascinados.
Grimm miró sus alrededores notando el gran número de espectadores que se había juntado y la sonrisa iluminó su rostro, entonces levantó una mano hacia el cielo y chasqueó los dedos. Por arte de magia un cielo de fuego rojo se materializó sobre ellos evaporando las gotas de lluvia que caían y creando un ambiente seco debajo. Entonces Grimm nuevamente habló.
—El escenario está dispuesto, el público preparado, el retoño esperando —Realizó unos movimientos elegantes— ¡Que comience el show!
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No se imaginan cuánto disfruté escribir este capítulo y cuanto amé por fin darle el protagonismo a Grimm. He leído varios fanfics donde aparce este personaje (usualmente oneshots donde hace de pareja de Hollow o Big) y siento que en ninguno logra captar la esencia fascinante del personaje, su poderío, su elegancia, su atractivo. Quise poner aquí todo lo que me gustaría ver en Grimm (Independiente de si hace el papel de bueno o malo) y pues hasta la fecha, sigo esperando que alguien escriba un fanfic de Grimm donde lo muestren aunque sea la mitad de lo genial que me lo imagino. Si alguien que lea esto encuentra un fic con un Grimm interesante o escribe uno dedicado al murciélago, mándemelo que con gusto lo leeré.
Y de paso, nuevo fanart agregado, esta vez lo podrán encontrar en el capítulo "Se busca".
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