Furia Escarlata
Gritos de agonía resonaban por todo el coliseo, cuerpos calcinados poblaban el lugar e insectos despavoridos corrían por doquier. El incendio escarlata consumía todo a su alrededor, reduciéndolo a cenizas con una velocidad abrumadora. Toda la emoción y la alegría que embargaba a los bichos se esfumó para ser reemplazada por terror, un terror tan puro que nublaba la mente y los sentidos. Pero lo más horrible de todo y que ellos ignoraban, era que su mismo miedo alimentaba aquel fuego de pesadilla.
La causante de aquella catástrofe ahora sobrevolaba el coliseo loca de ira y dolor. Como un demonio de fuego alzaba sus alas incandescentes esparciendo destrucción sobre todo lo que la rodeaba, mientras rugía como un monstruo incontrolable.
La explosión de fuego inicial calcinó a todos los seres vivos de las cercanías. En aquel momento la pobre murciélago no sabía lo que hacía, y si no hubiera sido por el rey pálido, habría matado incluso a Hollow y a la domadora.
Pero afortunadamente el fantasma, aún conservaba algunas características mágicas de cuando estaba vivo, era el fantasma de un alto ser después de todo. Gracias a esto, fue capaz de invocar un escudo protector alrededor de los vivos protegiéndolos de todo daño, aunque para eso tuvo que consumir las reservas de alma de Hollow, el alma era algo inherente a los vivos y la fuente de energía de toda magia. Su incapacidad para almacenar alma era lo que prevenía que el rey usara sus poderes.
—........ —Se quejó Hollow notando como ya no tenía una pizca de alma en su cuerpo.
—Un gracias estaría bien —dijo el rey molesto.
—........
—¿Que no puedes morir? Pequeño ingenuo, si bien no hay muchas cosas que puedan destruir a una sombra, una de estas pocas cosas es el fuego escarlata.
—¡.....!
—Exacto, Ali podría matarte de forma definitiva.
—Godofreda... —Dijo de pronto Tamy observando el cielo con mirada ausente haciendo notar su presencia.
—¿......?
—No pretendía salvarla —declaró el rey pálido—. Yo solo extendí el campo de protección alrededor y justo ella estaba junto a ti. Se salvó por mera casualidad.
—..... —Suspiró y también dirigió su vista al cielo donde Ali seguía escupiendo fuego a todo ser vivo que entraba en su campo de visión.
—Mi Godofreda... —Dijo Tamy dolida—. ¿Que rayos te pasó? Tú no eres así.
—¿Y todavía te atreves a preguntar? —Dijo el rey pálido molesto—. Luego de como la has tratado, de todos los tormentos que le hiciste pasar ¿En serio te preguntas por qué está así?
—Yo no le he hecho nada que no pudiera soportar, llegó a mí como una cría llorona y debilucha ¡Yo la hice fuerte! Le di lo que necesitaba, me aseguré de protegerla y de entrenarla apropiadamente, hice todo lo que pude por ella ¡No me puedes acusar de no haberla cuidado! Quizás tú lo llames tormento, pero eso es porque tienes la mentalidad de un bicho débil, yo misma pasé por un trato similar durante mi juventud y mírame ¿Acaso hay algo malo conmigo?
El rey pálido hubiera querido contestar que habían demasiadas cosas mal con ella, pero prefirió no hacerlo ¿Qué le iba a decir? Tamy simplemente no lo entendería. El rey no podía siquiera imaginar el tipo de existencia horrorosa que había llevado esta pobre hormiga como para retorcer su mente así, para ver como normal y deseable el dar latigazos a una cría, o tenerla amordazada casi las 24 horas del día. En el fondo, presentía que tenía afecto en su corazón, pero solo era capaz de demostrarlo con brutalidad, porque eso era lo único que había conocido en su vida.
Suspiró con tristeza y se dirigió a su hijo.
—Debemos detenerla Hollow, esto ya no solo es peligroso para los demás, ella misma podría hacerse daño si continúa así.
—...... —Miró a Ali determinado y comenzó a quitarse su máscara.
—¡Eh! ¡Espera Hollow! ¿Que pretendes hacer?
—¡......!
—¿Luchar con ella en tu forma de sombra? ¡Pero qué no escuchaste lo que te dije hace un rato! El fuego escarlata es una de las pocas cosas que pueden destruir a una sombra definitivamente. ¡Ali está fuera de sí! ¡Ataca a todo lo que tiene al alcance! No será capaz de reconocerte ¡Podría matarte!
—¿..........?
—¡Hace mucho que me importa tu vida! —Gritó el fantasma. Luego notando que había alzado la voz, bajó la mirada algo avergonzado antes de continuar—. Por favor... Deja de restregarme mi error, bastante arrepentido estoy por lo que hice, ahora sé lo equivocado que estaba. He aprendido a conocerte mejor... A ti y a todos tus hermanos, sé que a pesar de su condición son como cualquier insecto normal y no quisiera que...
De pronto un ruido ligero lo interrumpió y notó la máscara de Hollow en el piso y a su hijo elevándose hacia el cielo en su forma de ente oscuro.
—Hollow...
Hollow reconocía que su padre había cambiado en todo ese tiempo, se había dado cuenta de que lamentaba lo que había hecho y ahora sentía un verdadero aprecio por él y sus hermanos, pero simplemente no estaba listo para perdonarlo, por eso huyó de la escena, no quería escucharlo más.
Eran pocos los bichos que quedaban vivos en las gradas del público, la mayoría habían muerto o huido, solo quedaba uno que otro insecto con graves quemaduras en sus cuerpos y pocas posibilidades de sobrevivir, mientras que las flamas cada vez cubrían una mayor superficie de todo aquel espacio. El cadáver del antiguo señor del coliseo ardía junto con sus dominios, desmoronándose de forma patética, al fin otorgándole descanso a aquel cuerpo decadente. La madera de la construcción chillaba al ser lamida por el fuego, mientras tornaba su color a negro y se caía a pedazos. Lo único que se mantenía en pie en aquel lugar era la enorme jaula de la zona de combate.
En su apuro por escapar de la amenaza, todos los bichos habían huido, incluidos aquellos que estaban encargados de abrir las puertas de la jaula, obviamente en su apuro no se iban a preocupar por liberar a los combatientes vivos que habían quedado atrapados dentro, de hecho de por sí en el coliseo nadie se preocupaba por nadie. Por lo que ahora Hornet, Ben y Quirrel se enfrentaban a la desesperación de ver su fin cercano sin tener posibilidad alguna de hacer algo.
El fuego crecía y se acercaba a un ritmo alarmante elevando la temperatura hasta un nivel casi insoportable llevando su resistencia al límite. Y quien sin duda se veía más desesperado por esto era Ben, pues había perdido toda la compostura.
—¡Vuelvan aquí malditos! ¡Abran las puertas! ¡Estoy atrapado! ¡Hey! ¡No me ignoren! ¡Soy Ben, la poderosa mariposa, el ser volador más fuerte del coliseo! ¡Soy el futuro campeón! ¡No pueden hacerme esto! —Gritaba la mariposa desesperada golpeando los barrotes.
—¡¡Quieres callarte de una vez!! —Gritó Hornet.
Ben se giró hacia ella con rostro indignado ¡Cómo se atrevía a hablarse así! La observó y notó que había arrancado su aguja del cuerpo de la cochinilla y ahora apretaba la herida tratando de parar el sangrado. El pobre bicho mientras tanto, a duras penas parecía capaz de mantenerse consciente.
Realizó un gesto de desprecio ante las acciones de mestiza ¿En verdad en esa situación desesperada intentaba salvar a la cochinilla? Así como estaban todos iban a morir, no tenía sentido preocuparse por un herido inútil. Y todo esto lo enojaba muchísimo, le daba rabia que Hornet no parecía tan asustada como él, como si se creyera un ser superior que no iba a morir si el fuego la alcanzaba.
—¡Y tú deja a ese inútil en paz! ¡Por qué perder el tiempo con él si todos vamos a morir! ¡Todo esto es tu culpa! ¡Esa alimaña escupe fuego es tuya! ¿Por qué la dejaste escapar? ¿Por qué la dejaste venir aquí? ¡Y aún ahora cuando ha desatado este horror solo te importa la maldita cochinilla! ¡¡Y DEJA DE IGNORARME!! —Gritó al ver la poca atención que le prestaba Hornet.
—En serio Ben... ¡Cállate! —Hornet lo miró molesta y agotada—. Lo que Ali ha hecho no es mi culpa, es culpa de este maldito coliseo y sus costumbres bárbaras ¡Ustedes la echaron a perder! Ella era tranquila y pacífica, incluso algo perezosa. Y por otro lado... Ahora que vamos a morir ¿Que tiene de malo que quiera pasar mis momentos finales junto al bicho que amo? ¡Tú harías lo mismo! ¿O es que acaso nunca has amado a nadie?
¿Acaso Ben había amado a alguien alguna vez? Vaya pregunta más incómoda para momento semejante, pues removía viejas memorias en las que no le gustaba pensar.
.........
—¡Tamy deja de ignorarme! Te pregunté si viste mi batalla de hoy.
—Ben, eres un insignificante gladiador de clase guerrero ¿Crees que me voy a interesar en tus patéticos combates?
—¿Entonces si asciendo a clase conquistador me prestarás atención?
—Quizás si llegaras a insensato...
..........
—Contempla al nuevo miembro del selecto grupo de gladiadores pertenecientes a los insensatos. En apenas unos meses he llegado a la cima, dicen que jamás un novato había ascendido tan rápido ¿No soy admirable?
—Sí, sí, muy admirable. ¿Algo más que decir?
—¿Tú no tienes nada más que decir? ¿Una felicitación? ¿Algo? Dijiste que si llegaba a ser un insensato me prestarás atención.
—Y te la estoy dando, que me intereses ya es otra cosa.
—¿Y qué tengo que hacer para que te intereses en mi?
—Nada, a mí no me interesa nadie.
........
—¿Que hay entre tú y Tiso?
—Nada ¿Que podría haber entre nosotros?
—Pasas más tiempo con él que con nadie ¡Tiene que haber algo entre ustedes!
—Si te refieres a algo como una relación romántica, te recuerdo que soy una hormiga plebeya, no tengo esa clase de rnecesidades.
—¿Entonces por qué siempre te ríes cuando estás con él? ¿Por qué lo buscas a la hora de comer? ¿Por qué te molestas en entrenar junto a él?
—Que no me interesen las relaciones románticas no me impide tener amigos, y Tiso es mi amigo, me gusta pasar el rato con él, su tonta arrogancia lo hace muy divertido.
—¿Y por qué yo no puedo ser tu amigo también?
—Por que sé que tú no me ves de esa forma. Y porque Tiso me gusta más que tú.
—¿Que tiene ese patético novato de especial? Es muy débil.
—Pero podría volverse muy fuerte, tiene un gran potencial, en unos años más podría ser mi rival, eso sería muy interesante.
—Sólo si sobrevive....
.........
—¡Por qué Ben! ¡Por qué lo hiciste! ¡Por qué mataste a Tiso!
—Esto es el coliseo, aquí se viene a matar o morir, era él o yo.
—¡A Tiso no le correspondía pelear contigo! ¡Era un novato! ¿Acaso moviste tus influencias para pactar un combate con él?
—Quien sabe...
—¡Maldito! ¡Asesinaste a mí mejor amigo!
—Y ahora por fin te veo pendiente de mí.
—¿Todo esto era porque querías tener mi atención? ¿Sólo por eso? ¡No te daré ese gusto! ¡Nunca seré tuya! ¡Ni siquiera como amiga! ¡Solo me tendrás cuando me arrebates la vida peleando por el título!
—¿Te vas a condenar a la soledad?
—Yo nunca estaré sola... Siempre tendré a Godofredo.
................
—¡Estoy harto de que las hembras le ignoren! —Gritó furioso por los amargos recuerdos, entonces loco de ira desenfundó su aguijón listo para rematar a la cochinilla indefensa— ¡Prepárate para...
Ben no pudo decir más, pues sus palabras y su vida fueron cortadas por la aguja de Hornet que se enterró en su pecho.
El aire escapó de sus pulmones y su garganta se llenó de fluidos ¿Cómo había pasado? Fue solo un instante, un parpadeo en el cual Hornet se las arregló para correr desde su lugar junto a la cochinilla hasta su lado. Ahora podía ver a la araña con sus ojos de depredador fijos en él, tan oscuros y siniestros como noche sin luna. Pero aún en su agonía Ben no se podía quedar callado.
—Co....Como... Se supone... Que tú... no puedes matar a nadie....
—¿Sabes? Durante mi vida me vi forzada a matar a muchos inocentes, maté a mis mejores amigos, maté al chico que me gustaba de pequeña, maté a uno de mis hermanos, dejé morir a mi madre... Luego de tantos pecados... Quise redimirme protegiendo la vida. Que te quede claro Ben, si yo me negaba a matar a otros era porque no quería, no porque no podía. Pero a ti... En serio quería matarte.
Con un movimiento rápido y preciso, Hornet retiró el aguijón dejando la herida expuesta, a través de la cual escapó la vida del insecto. El espantoso dolor que inicialmente lo embargó, se esfumó rápidamente al mismo tiempo que su vista se nublaba y la fuerza abandonaba sus miembros. Finalmente terminó cayendo al piso, sin gloria ni gracia. Entonces allí tendido e incapaz de moverse, dijo sus últimas palabras.
—Al final... He muerto... Y ella nunca me prestó atención....
Ni siquiera Hornet le prestó atención, no valía la pena. Aquella mariposa desgraciada ya jamás volvería a molestarlos, de momento ahora tenía cosas más importantes de las cuales ocuparse, como su supervivencia... Y la de Quirrel.
Nuevamente corrió hacia su amigo que a duras penas era capaz de mantenerse consciente y parecía estar balbuceando palabras ininteligibles, no era mucho lo que entendía pero le pareció escuchar "ritual", "ancla" y "olvido".
—Shh... Calla Quirrel, ahorra tus fuerzas. Todo estará bien.
Aunque parecía que trataba de calmar a Quirrel en realidad trataba de calmarse ella, cosa bastante complicada de lograr cuando tenía a la cochinilla desangrándose frente a ella.
En ese momento desesperada por la pérdida de sangre, decidió echar mano a lo único que tenía, su trozo de hilo. No le gustaba quedarse sin reservas de hilo, pero la situación lo ameritaba y dudaba que tuviera que pelear con alguien próximamente.
Enrolló a Quirrel con su seda asegurándose de dejar sus ataduras bien firmes sobre la herida. Suponía que el hilo disminuiría el sangrado, pero no que lo detendría completamente.
Por eso observó maravillada como las cuerdas parecían estar sanando a su amigo, aunque no se explicaba cómo. Se acercó un poco para examinar con más cuidado la hebra y entonces notó que esta estaba impregnada en alma, claro, recién lo había ocupado para realizar el hechizo Endiro, seguro quedaron residuos los cuales ahora ejercían poderes curativos similares a los que tenían las aguas termales. Era algo bastante conveniente, si hubiera sabido que podía hacer eso con su hilo, muchas cosas hubieran sido diferentes.
Ya habiendo solucionado el asunto de la inminente muerte de Quirrel, ahora le quedaba encontrar alguna forma de escapar, pero hasta donde podía ver, eso parecía ser imposible. Estaban atrapados en una jaula impenetrable, hecha para asegurarse de que ningún gladiador cobarde escapara del combate. Cuando Hornet entraba a esa jaula sabía que existía la posibilidad de no salir viva, aquello nunca fue más evidente que ahora.
Sin embargo, algún dios misericordioso parecía cuidar de Hornet en algún lugar del mundo, pues por segunda vez aquel día, un milagro sucedió.
Un ruido metálico alertó a Hornet de que ya no estaba sola, entonces con ilusión en su mirada vio que una de las rejas que bloqueaban las distintas entradas a la arena se había abierto, allí pudo notar con sorpresa que Spencer la miraba con preocupación, junto a él había dos arañas de tamaño algo menor y aún vestidas con sus armaduras.
—¡Spencer! —Gritó Hornet feliz de verlo— ¿Has venido a rescatarnos?
—He venido a rescatarte. Considérate afortunada de ser una araña, bueno, media araña, aunque en términos prácticos para mí es lo mismo. No podría vivir conmigo mismo sabiendo que he dejado morir a uno de los míos ¡Ven! ¡Rápido vámonos!
—Ya voy —dijo Hornet ilusionada acercándose a Quirrel y levantándolo con cuidado— ¿Crees que me podrías ayudar aquí?
—¿Eh? ¡Claro que no! Como dije a mí solo me interesa salvar a los míos, los demás insectos no son mi problema. Deja a ese tipo ahí y sálvate ¡Vamos!
—¡No lo puedo abandonar! ¡Vamos Spencer! Eres una araña muy voluminosa, podrías llevarlo en tu espalda fácilmente.
—¡No! No me arriesgaré por un bicho que no pertenece a mi clan y si tú quieres quedarte con él tampoco voy a detenerte, cada quien es responsable de su vida. Yo ya hice más de lo que debía liberándote.
—Entiendo... Gracias Spencer. Me las arreglaré sola.
—¿Eh? ¿De verdad piensas morir por este tipo? —En realidad la araña no creía que Hornet de verdad se fuera a quedar.
—Yo no voy a morir, los dos saldremos vivos de esto —contestó con una seguridad tal que incluso comenzaba a convencer a Spencer.
—Bueno... Como digas, buena suerte, espero que sobrevivas. Vamos chicos.
Y tras decir eso, la araña dio media vuelta sintiéndose algo apenada, pero él ya había tomado su decisión, además, aún debía proteger al par de arañas que había logrado salvar, estas estaban algo quemadas y no podrían tolerar el creciente fuego mucho más.
Hornet cargó a Quirrel sobre su espalda e inmediatamente la herida de su costado comenzó a resentirse. Ella tenía una gran fuerza física, si estuviera bien habría podido cargar a Quirrel encima por horas sin cansarse demasiado, pero ahora en su estado a duras penas era capaz de llevarlo arrastrando. Sin embargo no se rendiría, ya lo había decidido, ambos saldrían vivos de esto.
Llena de determinación se dirigió hacia la salida, la cual ardía con el poder de las flamas rojas.
El fuego respladecía como un sol, tiñendo de escarlata el cielo, cubriendo con su manto ígneo a cada bicho que alcanzaba. Cientos de gritos se escuchaban en la estancia, alaridos de dolor capaces de destrozar la mente del más cuerdo. Y en medio de toda esa masacre, sobrevolando aquel antro de perdición, un demonio de fuego graznaba, con sus alas cubiertas en llamas, mientras dejaba caer lágrimas tan calientes como la lava.
Ali estaba fuera de sí, atormentada por sus propias pesadillas, sintiéndose perdida y herida, atrapada en un mundo donde todos eran malvados y no podía confiar en nadie, por ello atacaba a todos.
En aquel estado de frenesí la encontró Hollow, tan desesperada que ni siquiera fue capaz de reconocerlo, para ella él solo era otro enemigo terrible y aterrador a quien debía calcinar. Por ello ni siquiera dudó al arrojarle sus flamas.
La sombra esquivó los proyectiles ígneos lo mejor que pudo, aunque no pudo evitar que uno le rozara un costado, de inmediato se recogió resintiendo la quemadura. Su padre había tenido razón, el fuego escarlata era capaz de dañarlo y sobre todo, de causar mucho dolor. Ahora sí estaba asustado.
Ali rugiendo furiosa, abrió su boca y soltó unan llamarada con la que cubrió su cuerpo tomando el aspecto de un sol rojo, entonces se arrojó ella misma contra Hollow, el pobre desesperado por defenderse sacó uno de sus tentáculos y con él azotó a la cría tratando de repelerla. Esta acción solo pareció alterarla más, aquel golpe tan semejante al del látigo le recordaba que había desobedecido una orden, ahora venía un castigo, le miedo continuó creciendo.
Buscando defenderse a toda costa, Ali tomó aire hasta inflarse como un globo y comenzó a expulsar pequeñas murciélagos de fuego, rojas, brillantes y letales, las cuales volaron hacia Hollow casi como si estuvieran dotadas de vida propia. La pobre sombra sufrió nuevas quemaduras en su inútil intento por evitar las bestias ardientes. Eso no estaba resultando, el fuego de Ali era demasiado veloz, si seguía así lentamente terminaría calcinado.
Esta vez decidió tomar un papel activo y él mismo se dirigió a enfrentar a la cría en unan postura completamente ofensiva. La pequeña al ver aquella sombra monstruosa acercarse se aterró aún más y comenzó a lanzar bolas de fuego de forma desesperada. Hollow hizo caso omiso a los ataques, extendió sus látigos de sombras y golpeó cada llama pulverizándola al instante. Entonces en cuanto tuvo a la murciélago en frente, la envolvió con sus extremidades inmovilizándola.
La sensación de estar atrapada era una verdadera tortura para Ali. Ya una vez la habían castigado dejándola encadenada y era una de las cosas más horribles que había experimentado. A merced de cualquier daño, de cualquier dolor y sin posibilidades de defenderse, en esa ocasión había recibido 5 terribles latigazos que le dolieron durante días, claro que Tamy luego se había esmerado en hacerle las curaciones, tratándola con delicadeza y casi con cariño. Pero en cuanto estuvo mejor le advirtió que si volvía a desobedecer no dudaría de azotarla de nuevo.
El estar atrapada entre los tentáculos de Hollow le recordaba aquella sensación, entonces su nivel de desesperación de elevó por las nubes, comenzó a llorar histérica rogando por ayuda a su padre. Pronto sus gritos se mezclaron con el fuego que comenzó a escupir en forma de cascada y que trepó por el cuerpo de hollow.
La sombra de inmediato soltó a su cautiva y se alejó sacudiéndose para apagar las llamas. Aquello sí había sido peligroso, unos minutos hubieran bastando para quemarlo por completo y ahora un dolor intenso se extendía por todo su ser. Lo peor era que se le estaban acabando las opciones y Ali solo parecía empeorar a cada segundo.
Fue entonces que una idea algo extraña pasó por su cabeza, pero quizás podría funcionar. Comenzó a extender sus tentáculos y a ensancharlos, a la vez que engrosaba la base de sus cuernos y estilizaba la forma de sus ojos saltones. Como sombra, él no tenía forma definida, solo tomaba la que más le acomodaba, por lo que podía cambiar su aspecto a voluntad, como lo estaba haciendo ahora. Ya que había escuchado a Ali llorar por su padre, quizás si imitaba su apariencia ella se calmaría.
La idea finalmente pareció resultar. En cuanto la pequeña vio aquella silueta con orejas y alas anchas detuvo su llanto, dejó de escupir fuego y voló a su encuentro.
—¡Papi! —Gritó llena de alegría.
La sombra la recibió con un abrazo y la acogió en su pecho envolviéndola con sus alas oscuras. En un inicio Ali se sintió tranquila y feliz, pero no era fácil engañarla, ese no era el abrazo de su padre y en cuanto se dio cuenta el horror apareció en su rostro.
—¡Tú no eres papi!
Ante sus palabras Hollow recuperó su forma normal sin dejar de abrazarla, pero ahora la pequeña se resistía a su agarre, mientras volvía a alterarse rápidamente ¿Quién era esta sombra? ¿Qué quería con ella? ¿Iba a hacerle daño? Estaba a punto de escupir más fuego cuando algo la detuvo.
—Por favor... Detente... —Dijo Hollow forzando su voz al máximo para poder susurrar—. Yo... Quiero.... Protegerte... Perdóname.... Por no hacerlo.... Antes.
Ali jamás en su vida escuchó la voz de Hollow, con el tiempo y la convivencia había aprendido a comunicarse con él sin palabras. Y estos susurros, a pesar de sonar ajenos, le provocaron una sensación especial, como el recuerdo de algo cálido y hermoso que la tranquilizaba. Dejó de luchar contra la sombra, entonces más tranquila se dedicó a examinarlo y de inmediato supo quien era.
—Mami... —Nuevamente las lágrimas cayeron de sus ojos— Mami, mami, mami, mami.
Ambos se abrazaron conmocionados. Finalmente luego de tantas penurias volvían a estar juntos y ahora no pensaban permitir que nada los separara.
El rey pálido estaba enfermo de la preocupación. Siguiendo su sentido común había salido del coliseo y se encontraba en las afueras esperando que alguno de sus hijos apareciera. Ya había visto salir huyendo a varios insectos, algunos en mejor estado que otros, pero con cada minuto que pasaba sus esperanzas decaían y su miedo aumentaba. ahora se paseaba nervioso abrazando la máscara de Hollow aprensivamente.
De pronto un gruñido familiar captó su atención y levantó la vista. Su corazón dio un brinco de alegría cuando vio acercarse desde las alturas a la pequeña murciélago y a la sombra. El gusano extendió la máscara y la sombra entró en ella de inmediato, recuperando su habitual forma de escarabajo cornudo.
—Me alegro verlos a salvo —dijo el rey con sinceridad.
—.......
—Presumido —se quejó el rey—. No digas que no fue nada, mira tu cuerpo, está lleno de quemaduras.
—Lo siento. —Sollozó Ali sintiéndose culpable inmediatamente.
—Oh no, no, tranquila, que no fue tu culpa, tú no estabas bien, no sabías lo que hacías.
—Pero todo es mi culpa, si yo no me hubiera escapado...
—.......
—Hollow tiene razón, fue solo mala suerte el que fueras capturada, si no...
—¡GODOFREDA!
Aquel grito era inconfundible. Allí de pie en la entrada del coliseo se encontraba la domadora. Lucía cansada y tenía algunas quemaduras en sus extremidades, pero la mayor parte de su cuerpo había sido protegida por la armadura.
—Godofreda... Ahí estás ¿Qué haces allí? Ven, regresa conmigo. —Extendió su mano hacia ella.
Hollow de inmediato se interpuso entre Ali y la domadora, pero entonces vio con horror como la pequeña comenzaba a volar hacia ella ¿Acaso aún no podía superar su dependencia mental? ¿En verdad iba a regresar con ella? Sin embargo la murciélago se detuvo a medio camino y se quedó suspendida en el aire mirando a la domadora con tristeza. En ese momento por fin habló.
—Yo... Yo no soy Godofreda.
—¡Godofreda! ¡Estás hablando! —Dijo la hormiga incrédula.
—Sí, yo puedo hablar y entiendo todo lo que pasa a mi alrededor —Hizo una pausa para ordenar sus pensamientos—. Mi nombre es Scarlet, ese es el nombre que me dio mi padre. También me llaman Ali, eso no me molesta, es un nombre bonito ¡Pero Godofreda es horrible!
Una punzada de dolor golpeó el pecho de la hormiga al conocer la opinión de la murciélago respecto a ese nombre que tanto le gustaba.
—Tú me hiciste muchas cosas malas. Me encadenaste, me dejaste sin comer, me golpeaste, me hiciste pelear a muerte y yo... —Ali bajó su mirada apenada—. No te odio por eso. Tú... No sabes ser diferente. Pero... No te perdonaré por hacer llorar a mami y tratar de matar a la tía Horny. No ¡Eso nunca te lo perdonaré! ¡Por eso sí te odio y no quiero volverte a ver más en mi vida!
La domadora no fue capaz de responder nada, aquellas palabras calaron profundamente en su ser y la dejaron helada, había perdido a su última aliada. Entonces, en absoluto silencio entró nuevamente al coliseo en llamas donde desapareció durante casi un minuto. El grupo se quedó allí esperando por alguna reacción de su parte, quizás un ataque sorpresa, o algún tipo de venganza desesperada, pero nada los preparó para lo que vieron. Luego de aquel minuto de espera, Tamy salió llevando a dos insectos, uno en cada brazo. Uno era una cochinilla y la otra una araña mestiza, ambos inconscientes, probablemente ahogados por los humos del fuego.
—¡Hornet! ¡Quirrel! —Gritó el rey pálido— ¡Maldita! ¿Acaso pretendes intercambiarnos a Ali por ellos?
La domadora no contestó nada, solo se quedó observándolos de forma exasperante durante largos segundos, hasta que finalmente, arrojó los cuerpos fuera sin cuidado ni delicadeza dejándolos golpearse contra el suelo, de todos modos eso no los mataría. Tras hacer aquella acción, la hormiga entró nuevamente al coliseo para no salir nunca más.
Adentro todo era un infierno, el calor era insoportable y el humo ya casi no permitía respirar, la estructura se caía a pedazos, mientras que la última sobreviviente contemplaba la escena impasible.
Ella podría haber escapado, podría haber salvado su vida pero ¿Acaso quedaba alguna vida qué salvar? Era una hormiga sin colonia, sin familia, sin amigos, había perdido a Godofredo que era todo lo que tenía, perdió a Godofreda que había sido su consuelo y su esperanza para los últimos años de su vida y ahora. Todo lo que le quedaba, el coliseo, ardía en llamas. Para ella ya no había futuro, desde su juventud, lo único que conoció fueron las batallas a muerte y no podía imaginar otro tipo de existencia.
Fue por eso que eligió arder junto a su hogar, quemarse y dejar que sus cenizas negras se mezclaran con las cenizas blancas del wyrm. Y en aquellos últimos minutos de vida, dedicó sus pensamientos finales a Tiso y Godofredo, los únicos dos amigos que tuvo en su vida.
Finalmente la domadora cayó, aquella fue su batalla final.
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Demasiada emoción.
Susurro ¿Por qué pusiste la canción de ratablanca en el multimedia? Es lo que seguramente preguntarán ustedes. No soy fan de rata blanca y la letra no tiene ninguna relación con la historia, sin embargo esa canción es la responsable de todo este arco.
Resulta que originalmente yo no pensaba escribir nada sobre el coliseo, esa decisión la tomé en aquellos tiempos cuando el fic todavía era solo un compilado de cuentos inocentes y graciosos (Que era mi plan original), pero muchos lectores comenzaron a pedirme que pusiera algo del coliseo y comencé a considerar la idea. Yo la verdad quería mantener el tono amigable de la historia y me estaba costando demasiado incluir algo tan terrible como el coliseo de forma amigable (Básicamente era imposible).
Y ahí estaba un día tendida en mi cama mirando el techo preguntándome qué hacer, mientras tanto mi pareja andaba por ahí haciendo sus cosas mientras escuchaba música. Fue entonces que en su lista de reproducción apareció esta canción "la leyenda del hada y el mago". Y en cuanto empezó a sonar la guitarra, en mi cabeza apareció una visión, el coliseo ardiendo en llamas y un demonio de fuego surgiendo de entre las flamas, cientos de bichos agonizantes y otros corriendo despavoridos. Era... Sobrecogedor.
¡Tengo que escribir eso! me dije, pero luego pensé que esto no calzaba con la historia amigable que quería hacer, entonces pensé "Al diablo con lo family friendly, prometiste que ya no cuartarías más tu libertad creativa ¡No vuelvas a cometer el mismo error del pasado!" Así fue como me quité todas las restricciones e hice lo quise. Y todo el arco del coliseo, nació de este único instante.
Y luego de recibir dos fanarts con versiones tan distintas de Ben, decidí hacer el dibujo de como realmente me lo imagino, además de incluir un dibujo de Spencer y una pequeña araña gladiadora.
Soy de diseños simples, no muy llamativos pero armoniosos.
Y me llegó un fanart dedicado a esta parte, está espectacular obra fue creada por CatlyRabbit
El aspecto de tristeza y resignación en la postura fue muy bien logrado, gracias!!
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