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Fuegos Artificiales

Hornet corría por las engalanadas calles de Bocasucia buscando al fantasma de su padre, de acuerdo a las palabras del grillo, el supuesto rey de Hallownest se encontraba en el pasillo de la carne frita. Recordaba bien donde quedaba eso, pues era donde más había comprado comida.

No tardó mucho en llegar a su destino. En cuanto dobló una esquina y entró en el pasillo, una ráfaga de viento pasó por su lado y en un destello, logró ver al fantasma, al tiempo que escuchaba sus lamentos.

—No puedo verlo a la cara, no después de lo que le hice.

Hornet miró hacia atrás por donde se había ido el fantasma, pero ya había desaparecido de vista, había salido del alcance del aguijón Onírico.

¿Que lo habría asustado tanto? Ahora con bastante curiosidad avanzó por el pasillo y no tardó en encontrar al famoso rey de Hallownest, era inconfundible, casi ningún bicho lo igualaba en altura, su larga cornamenta dejaba muy clara su ascendencia noble y la capa de seda plateada que llevaba era única, porque la había tejido ella.

—¡Big! —gritó la muchacha.

—Hornet... —Replicó el aludido con una voz ronca y susurrante, apenas audible.

Los insectos que los rodeaban se hicieron a un lado para permitirles pasar, si bien todos admiraban al enorme individuo, ninguno se había atrevido a hablarle.

Ahora todos susurraban, curiosos por la presencia de la bestia roja y por el hecho de que conociera a este misterioso rey, y le hablara con tanta confianza como para llamarlo por su nombre sin títulos honoríficos. Sin embargo, nadie dijo nada y se dedicaron a observar desde la distancia.

—¿Qué haces aquí Big? ¿No deberías estar ..... ¡Ah!

En cuanto Big la tuvo al alcance de la mano la tomó entre sus brazos afectuosamente, por la diferencia de tamaño Hornet parecía una bebé. Esto a la chica esto no le hizo nada de gracia.

—¡Suéltame Big! ¡Ya no soy una niña! ¡Esto es vergonzoso!

Hornet se retorcía tratando de liberarse, pero entonces un suave toque en sus cuernos la calmó. Levantó la vista y se encontró con uno de sus hermanos que estaba encima de uno de los hombros de Big y la miraba divertido.

—¿Tú? ¿Vinieron ustedes dos?

Cómo respuesta el pequeño señaló al piso, Hornet miró hacia abajo y encontró un buen número de contenedores que la miraban con sus ojitos brillantes, entre ellos pudo reconocer a Green, quien ahora estaba algo más alto. Los chicos que estaban a los pies de Big tenían distintos tamaños, se notaba que estaban en diferentes etapas de su desarrollo, seguro que algunos comían más que otros.

—¿Cuantos vinieron contigo?

—15...

—Ya veo... Son bastantes... ¿Qué hacen aquí?

—Escucharon... De los juegos Artificiales... Querían verlos... —Contestó entre susurros.

Hornet miró a sus hermanos con atención, a excepción de Green no conocía a ninguno de los contenedores, aunque era entendible, dudaba ser capaz alguna vez de recordar a sus 10.528 hermanos, de hecho se preguntaba si ellos eran capaces de recordarse entre ellos. Probablemente no, pero no les importaba, se reconocían como hermanos y se trataban con cordialidad, con eso era suficiente.

—Hollow.... ¿No está... Contigo? —continuó susurrando el gigante.

—No, él... Ahora debe estar preocupado por mí. Supuestamente estoy enferma del estómago —Suspiró—. Vengan conmigo, los llevaré con él, seguro se alegrará de verlos.

Luego de que dejaran a Hornet en el suelo para que los guiara, el grupo recorrió el camino que los llevaba hasta la plaza de baile. Por donde pasaban los insectos se les quedaban mirando, incluso algunos parecían hacer algunas reverencias se les acercaban, cosa que ponía a Hornet nerviosa.

En Nido Profundo la reina tenía un trato muy cercano con su pueblo, si bien le tenía respeto y la honraban con un saludo cada vez que se presentaba, no tenían por ella esa veneración enfermiza de los súbditos del Rey Pálido. Al gusano le gustaban las cosas magnificas y grandiosas, Herrah era más sencilla.

En todo caso Big no parecía molesto por aquel trato, le daba lo mismo, ya estaba acostumbrado desde su infancia.

Tras andar un rato llegaron a la plaza de baile. En cuanto Big puso un pie en el sitio, los músicos guardaron silencio y se le quedaron viendo impresionados. Ante el repentino cese de la música, los bailarines miraron a su alrededor y al igual los músicos, también guardaron silencio.

Cientos de ojos estaban clavados en el grupo. Hornet algo intimidada retrocedió e instintivamente se escondió detrás de Big, una de sus hermanas entonces se acercó a ella y le tomó la mano de forma tranquilizadora, la chica sonrió correspondiendo al gesto pero seguía intranquila. Big estaba llamando demasiado la atención ¿Que pretendía hacer ahora?

Pero el gigante resolvió la situación de la forma más inesperada y ridícula que se le podría haber ocurrido. Big de forma solemne y autoritaria, levantó uno de sus brazos en un gesto que decía claramente "¡Que siga la fiesta!" Y luego de una ovación por parte de los bichos, todos continuaron divirtiéndose, incluso los músicos parecían tocar con más ganas.

—Wow, creo que serías un rey grandioso —dijo Hornet saliendo de detrás de su hermano.

—Yo... Ya soy... Un rey... —Susurró Big apenas siendo audible entre el bullicio de la fiesta — Mira...

El mayor entreabrió su capa dejando a la vista una parte de su piel negra, brillando sobre esta Hornet pudo ver un curioso emblema, era como la mezcla de una garra y una corona y resplandecía con el blanco más puro.

—¿¡La marca del rey!? —Los ojos de Hornet se abrieron por la sorpresa— ¿Por qué la tienes tú? Se supone que Hollow fue quien la reclamó.

—El... Me la dio.... Dijo... Que como yo era el rey... Yo... Debía tenerla.

—Ay... Ese pensamiento es tan simple que llega a ser adorable —comentó Hornet— pero creo que tiene un cierto sentido. Y esto explica por qué todos te obedecen con tanta facilidad.

En ese momento Hollow apareció entre la multitud y en cuanto vio a sus hermanos, corrió emocionado a abrazarlos. El grupo recibió cálidamente a si pariente, de hecho en cuanto se vieron comenzaron a comunicarse de aquella extraña manera que solo sabían usar los contenedores, de hecho estaban "hablando" tan rápido que hasta Hornet tenía problemas para entenderlos.

Luego de Hollow, la pequeña murciélago llegó volando algo extrañada de que su "mami" de pronto la dejara sola. Cuando vio a su guardián rodeado de sus hermanos se sorprendió bastante, en un inicio se ilusionó con la idea de que podría tener más compañeros para jugar, pero pronto perdió interés por el grupo pues hubo algo que la distrajo.

Aquella criatura gigante de presencia imponente.

Ali entrecerró los ojos con desconfianza, ella también percibía aquella aura de nobleza y poder que tenía Big, pero su reacción ante eso era muy distinta de la de los insectos comunes, ella también era una reina en potencia, un futuro alto ser y no se iba a doblegar ante nadie, ni siquiera ante ese gigante resplandeciente.

La pequeña gruñó desafiando a Big y se puso en el suelo extendiendo sus alas para verse más intimidante, además invocó algunas bolas de fuego para parecer más peligrosa.

Pero ni bien Ali hubo presentado su desafío, 5 contenedores se colocaron frente a ella apuntandola con sus aguijones, en una actitud claramente protectora hacia su hermano y rey.

—Oh vaya... Ya tienes tú propia guardia real. —Comentó Hornet divertida.

—Son... Mis fieles... Caballeros...

Lo que a Hornet le pareció divertido, a Hollow lo alarmó. Su pequeña aún no estaba en edad de desafiar a nadie, por eso se apresuró a recogerla y a envolverla con su capa para calmarla.

Ali aún parecía algo molesta, pero los mimos de su guardián la calmaron un poco. En ese momento llegó Tobu, quien al igual que los demás insectos, en cuanto vio a Big le rindió sus respetos, en su caso al encontrarse tan cerca de él, optó por hacerle una reverencia y solo se puso de pie cuando Big aceptó su saludo con un asentimiento de su cabeza.

La araña aún impresionada se acercó a Hornet en silencio, sin atreverse a alzar la voz sin la autorización del gigante.

—Tobu, relájate un poco, no son necesarias tantas formalidades con Big ¿Y dónde dejaste a Dan? No viene contigo.

—Se encontró con otra cochinilla en el baile y se quedó coqueteando con ella.

—Oh... Vaya... Y yo que pensaba que Dan era del tipo tímido.

—Bueno, se las arregló para conquistar a una reina abeja, algo debe tener...

Tobu y Hornet se miraron un momento antes de estallar en risas. Los hermanos de la mestiza la miraron curiosos, pues no entendían qué era tan gracioso.

—Bueno, creo que ya no es tan tímido como cuando lo conocí —dijo Hornet recuperando el aliento.

—......—Hollow tiró de la capa de su hermana y luego la señaló haciendo un gesto que indicaba fuerza.

—¿Yo le quité la timidez?

—..... —Continuó gesticulando.

—Bueno, puede ser. Dan siempre dijo que yo era la única que no lo sobre protegía y lo trataba como alguien de su edad, supongo que eso le dio la confianza que necesitaba.

De pronto Tobu tuvo la desagradable sensación de que alguien la observaba y al girar la cabeza, se encontró con una de las hermanas de Hornet que tenía sus ojos clavados en ella.

—Eh... Hornet... Esta chica...

—Es una de mis hermanas.

—¿Hermana? —La araña parpadeó y miró a su alrededor— ¿Todos estos chicos son tus hermanos?

—Todos, incluso el alto.

Tobu se encogió en su lugar algo sobrepasada, entonces luego de un suspiro se repuso y miró a la pequeña que se había acercado a ella y le había puesto las manos encima. Hollow actuando como hermano mayor tomó a la chica y la alejó de la araña, luego comenzó a regañarla en su habitual forma silenciosa, la pequeña que parecía algo rebelde, a su vez se defendió contestando con señas.

—¡Eh! No me digas que tus otros hermanos tampoco pueden hablar.

—La verdad no —contestó Hornet.

—Pero... Quizás... Algún día puedan... —Dijo Big.

—Pero que bruto era tu padre —bufó Tobu—. Si todos los hijos que iba a tener con su esposa iban a salir mudos, mejor no hubiera tenido tantos.

Big entrecerró los ojos de forma amenazante, no pensaba permitir que nadie hablara mal del viejo gusano. Tobu se encogió en su lugar y Hornet viendo que las cosas podían ponerse complicadas intervino.

—Ejem... Las circunstancias en las que nacieron mis hermanos fueron un tanto especiales, es algo complicado de explicar. Mejor no hablemos de eso ¿Si?

Tobu asintió en silencio, pero Big aún parecía enfadado con ella, entonces tratando de congraciarse con él, decidió tomar una actitud más amistosa con los pequeños.

—Bueno niña, gusto en conocerte... Supongo ¿Cómo te llamas?

—.....— La chica que se había mostrado interesada en Tobu comenzó a gesticular indicando su nombre.

—.....—Al parecer Hollow agregó algunos comentarios al discurso de su hermana, pero por supuesto Tobu no comprendió a ninguno.

—Traductor Hornet por favor...

—La chica se llama Myla y Hollow dijo que él la nombró así.

—....... —Hollow hizo algunos gestos más.

—¿Eh? ¿Le pusiste así en honor a la chica que te gustaba? ¿Desde cuándo te gusta alguien? ¿Y qué fue de ella?

—...... —Hollow le dedicó una mirada gélida a Hornet y pasó uno de sus dedos sobre su cuello.

—Ah... Entiendo, perdón, tema delicado.

Ali había estado más pendiente de vigilar a Big que de la conversación de los demás, pero en cuanto escuchó aquello de que a Hollow le gustaba alguien se puso tensa.

¿Eso era en serio? Su mami, su guardián, su compañero ¿Tenía a alguien en su mente que no era ella? Esto la hizo estallar en rabia ¿Cómo se atrevía? Él le pertenecía a ella, así lo había dicho su padre, el guardián del ritual debería estar al lado del maestro para siempre. Así como Brumm era de su padre, Hollow debía ser de ella y no podía tener en su corazón o su mente a otra criatura.

Con intenciones de castigar a su lacayo por su infidelidad, se arrojó sobre Hollow y comenzó a morderle un cuerno. A él no le dolía pero la sensación de que su máscara se desprendía era desagradable.

Todos entraron en pánico ante la posibilidad de que Hollow se volviera una sombra en frente de todos, entonces los 5 pequeños que habían levantado su aguijón contra Ali lo hicieron de nuevo. Esta al verse amenazada, no se dejó intimidar y gruñó haciendo aparecer un par de bolas de fuego en el aire.

En ese momento, Hornet nuevamente tomó las riendas del asunto y agarró a la mamífero por el cuello, entonces le dedicó una mirada tan letal que a Ali se le pasaron todas las ganas de pelear.

—¡Suficiente! —Le gritó con voz seca.

Y luego de ese efectivo regaño, la cría no volvió a molestar más. Sin embargo su actitud cambió irremediablemente en ese momento, si hubieran estado más atentos a ella, podrían haber solucionado el problema a tiempo y no hubieran tenido que enfrentar consecuencias tan drásticas más tarde.

Pronto notaron lo poco que faltaba para la medianoche, el famoso espectáculo de fuegos artificiales estaba por empezar, según habían dicho era algo que se vería en el cielo, así que no era necesario buscar algún lugar especial para ver bien.

Hollow aprovechó de comprar golosinas para todos (con el dinero de su hermana) y luego fueron a sentarse por ahí.

En las afueras de Bocasucia, ocultó de la vista de los mortales, un fantasma vagaba lamentándose y rememorando un glorioso pasado que ya nunca volvería.

¿Cómo es que todo había acabado así? Lo único que quería era que su reino perdurara y que siguieran alabándolo como el alto ser que era, ¿Que tenía de malo eso? los insectos estaban felices con él, había progreso, gloria, leyendas, ciencia, todo era perfecto ¿Por qué no podía seguir así?

Bueno, quizás no todo su legado fue perfecto, cometió algunos abusos de poder al arrebatarles sus jardines a los musgosos para regalárselos a su reina, pero ella tampoco se quejó, se apropió del lugar sin mayores remordimientos, aunque también puede haber sido el exceso de entusiasmo por tener un lugar tan bonito luego de vivir por tanto tiempo en los límites del reino.

Suspiró apesadumbrado ¿Cómo se le ocurrió pensar que sacrificar a sus retoños sería una buena idea? En verdad estaba desesperado en ese tiempo, no pensó en nada, no tomó en cuenta la opinión de nadie, ni quiera de su dulce Blanca, pobre... Aun cuando las raíces son naturalmente desapegadas de sus retoños, ella se sintió mal por lo que tuvo que hacer. En su tiempo la trató de débil y sentimental... Ahora cuanto no lamentaba eso.

Pero ahora no había nada que hacer, estaba muerto, Blanca también, el reino acabado y las culpas comiéndose su corazón. Jamás se lo perdonaría, y probablemente sus hijos tampoco, sobre todo Big.

No sentía vergüenza de admitir que Big era su favorito, era hasta lógico, considerando que era el único con quién había convivido, aquel que había criado a conciencia y había visto crecer. Por eso lamentó tanto tener que sacrificarlo, pero como siempre se repitió "ningún costo es demasiado grande".

Cómo le gustaría tener el valor de presentarse ante Big, de abrazarlo y pedirle perdón.

—Vaya... Pero que individuo tan lamentable hace acto de presencia por estos desolados parajes.

El rey pálido se puso en alerta ¡Alguien lo había visto! Cosa sumamente sospechosa Porque estaba muerto. Nadie debería ser capaz de verlo, solo las polillas por sus habilidades especiales.

Casi con temor dirigió su mirada hacia el lugar de donde provenía la voz y lo que vio lo dejó más que sorprendido, era un murciélago.

Quizás sería por pertenecer a la misma especie de Grimm que lo encontró tan semejante a él, pero luego de pasar la primera impresión, las diferencias eran más notorias.

Si bien la criatura era tan alta como el maestro de la compañía, se notaba mucho más desgastado y viejo, sus orejas estaban algo caídas y sus ojos en lugar de tener el siniestro color rojo de la flama escarlata, tenían un tono negro más común.

Había bastante orgullo y elegancia en su postura y también algo de bondad. La bestia miraba al fantasma con ojos compasivos, a pesar de su risa, que a ojos del rey era un tanto burlesca.

—Como...

—Estos viejos ojos ven más de lo que aparentan —Dijo el murciélago sin dejar de sonreír.

—¡Un murciélago! —grito el rey alarmado.

Temía que aquella bestia estuviera ahí para atacar a los cientos de bichos que habían asistido al festival, sería una masacre. Ya comenzaba a alejarse para ir a alertar a su familia cuando la bestia lo detuvo.

—Para el carro viejo, no me voy a comer a nadie —dijo en un tono bastante informal—. Hace rato que estos huesos no están para soportar un cacería en condiciones.

El rey detuvo su andar y le dio un buen vistazo al murciélago, en verdad se veía bastante decrépito, dudaba si sería capaz de volar apropiadamente o si sus garras podrían cobrar una vida.

—¿Qué haces aquí? —Preguntó el rey de forma seca.

—Mi trabajo. Se me paga para entretener y eso hago.

—¿Entretener? ¿A quién? Aquí no hay nadie.

—Eso no es verdad, aquí hay mucha gente, solo que el espectáculo que yo ofrezco, se aprecia mejor desde lejos.

De pronto el viejo gusano parpadeó sorprendido al darse cuenta de algo.

—Los fuegos artificiales... Tú eres el que los trajo.

—Exacto —dijo la bestia alegremente—. Viajo por distintos reinos ofreciendo un espectáculo único e inolvidable, cobro mi paga y con eso puedo comprar la comida que ya no puedo proveerme por mi propia mano.

Esta declaración relajó un poco al Wyrm, no era peligroso, ya no lo sería nunca más. Así que decidió aprovechar la ocasión para charlar un rato.

—¿Cómo es que puedes verme?

—¿Cómo? —Ladeó la cabeza— ¿Cómo será? Ni yo mismo los sé, es todo un misterio. —Se carcajeó un poco al ver la cara de molestia del gusano—. No es que no te quiera contar pequeño gusano, no me molesta compartir mis secretos con un muerto que nadie escuchará, pero ni yo mismo sé por qué te puedo ver.

—¿Cómo puedes no saberlo? ¿Es una habilidad de nacimiento o recurriste a alguna magia?

—Pues no lo sé. No tengo recuerdos de infancia, la mitad de mi vida es una nebulosa. Solo sé que un día cualquiera desperté sin saber quién era, si tenía familia, amigos, hogar o cualquier cosa, lo único que sabía era que me llamaba Graham.

Por alguna razón está historia se le hacía un tanto familiar al rey, pero no dijo nada. Graham siguió hablando.

—Hay muchos otros misterios inexplicables para mí además de la capacidad de ver muertos, por ejemplo... —Chasqueó los dedos y en su palma apreció una flama escarlata— ¿Por qué puedo producir este fuego? No tengo idea, solo sé que está habilidad fue la causante de que me repudiaran en todas las colonias de murciélagos a las que traté de unirme.

—Oh... Lo lamento.

—Je, mejor no digas nada, sé que no lo lamentas —dijo el murciélago aún con actitud alegre—. Quizás en tu interior piensas que lo merezco. Seguro que estaba bestia horrible desató el terror en el pasado, seguro que abusó de su poder, seguro que se impuso a los demás, seguro que mató a miles de inocentes sin razón alguna, eso es lo que debe estar pasando por tu cabeza.

—..... —El silencio del rey era más por él mismo que por el murciélago, aquellas palabras lo hacían sentir horriblemente identificado.

—Pero si hice todo eso... No lo recuerdo. Aunque a veces al pasar por aquí y por allá muchos me miran con miedo, quizás fui alguien terrible, no lo sé. Pero sé que ahora no lo soy y no pretendo serlo ¿Sabes? Yo creo que las personas pueden cambiar, tanto para bien como para mal. Puedes haber hecho algo terrible, pero si te arrepientes de corazón y tratas de redimirte, pues algo bueno saldrá de todo esto. No siempre te van a perdonar, pero se supone que si uno empieza a hacer las cosas bien es para mejorar uno, no para esperar reconocimiento ¿Verdad? Así que señor fantasma ¿Por qué no mejor deja de atormentarse solo y se va a la otra vida?

—¿Eh? Todo esto...

—Este discurso es para que entre en razón y haga lo que tenga que hacer. Por favor, estás muerto, no es como que puedas solucionar los problemas del mundo en tu condición (Quizás ni vivo podrías). Te veo arrepentido por algo, no sé por qué, no sé qué habrás hecho, pero ya es suficiente, no te hará ningún bien andar por aquí vagando y lamentándote.

—Mmmm.... Consideraré sus consejos muchas gracias. —Lo cortó el rey.

El Wyrm no podía evitar sentirse molesto de que ese viejo murciélago decrépito lo estuviera sermoneando ¿Cómo se atrevía? Él era el rey Pálido, el ser más... Un momento, ya había empezado de nuevo, su soberbia y arrogancia tomando lo mejor de sí mismo. No tenía caso, era un cabeza dura. Le tomaría un tiempo más sentirse listo para viajar al otro mundo, pero al menos en ese momento decidió trabajar para ser mejor persona y remendar lo que pudiera de sus errores pasados, se lo debía a sus retoños.

—Oh rayos, pero qué tarde es —dijo Graham mirando la luna—. Es hora de empezar el espectáculo.

El murciélago caminó casi dando saltos hasta un lugar donde había unas especies de troncos gruesos de cabezas puntiagudas, debajo de cada tronco había una mecha.

—Perdón si hablé demasiado —dijo Graham apareciendo una chispa de fuego en una de sus manos—. Paso la mayor parte de mi tiempo solo, no muchos se animan a charlar conmigo, por eso cuando tengo la oportunidad, hablo hasta agotarme.

—¿Qué haces? —Preguntó el gusano interesado en los misteriosos maderos de Graham.

—¿Esto? Son los fuegos artificiales. Estos cartuchos están rellenos de pólvora y sales metálicas, con mi curiosa habilidad para producir fuego los enciendo. —Acercó su fuego a la mecha la cual comenzó a arder—. Luego estos estallan. —La base del cartucho explotó elevándolo a una gran altura en medio de un estruendo agudo—. Y estos liberan las sales metálicas en el cielo provocando explosiones de color.

El rey tuvo la oportunidad de observar maravillado una flor de fuego rojo brillante abrirse en el cielo, para resplandecer durante unos pocos segundos antes de desvanecerse. Jamás en su larguísima vida vio algo como eso, quedó sin palabras.

—También tengo de otros colores. —Canturreó el murciélago encendiendo dos mechas más.

Esta vez la explosión brilló en plateado. El rey no pudo reprimir un gemido de impresión, el plateado y el blanco eran sus colores favoritos.

—Esto... ¡Esto es hermoso! —Dijo el rey admirado— ¿Cómo has podido crear algo tan maravilloso? ¿Qué es este asunto de la pólvora? Deberías considerar compartirlo con otros...

—No —dijo Graham encendiendo otra mecha y poniendo expresión seria— La pólvora fue algo que aprendí de los dioses mayores y ni ellos saben manejarse correctamente con esto. La pólvora te permite crear maravillas como los fuegos artificiales, pero también es un instrumento de muerte y destrucción. Estas pequeñas explosiones controladas pueden ser grandes y letales, algunos las han usado como herramientas de exterminio. No quiero que el pacífico mundo de los insectos se ensucie con este siniestro invento, me llevaré el secreto de la pólvora a la tumba, ya lo he decidido.

—Ya veo... —El rey parecía algo decepcionado— Pero si compartieras este secreto, seguro serías alabado y admirado por muchos...

—¿Es tan necesario ser reverenciado? —Dijo el murciélago recuperando su sonrisa.

—No... Supongo que no —dijo el rey tras meditar un segundo.

Las flores incandescentes iluminaron el cielo para deleite de los cientos de insectos de Bocasucia. Fue un espectáculo maravilloso del que se habló por semanas, aquella fue una experiencia única que jamás volverían a repetir. En medio de la noche, de la fiesta y la celebración todos hicieron un alto para levantar la vista y admirar las maravillas que se desplegaban en el cielo.

Esa noche, por algunos minutos Zote no presumió sus aventuras ficticias. Grimm fue capaz de admirar algo que no fuera él mismo. Brumm esbozó una ligera sonrisa detrás de su máscara. Bretta levantó la vista de los regalos que los fans que la habían reconocido le habían hecho. La abeja reina dejó en pausa una venta de bebidas. Elderbug se sintió unos años más joven...

Sobre el firme tejado de una casa, una familia de insectos contemplaba al igual que todos los demás insectos la gran atracción de la noche. 16 pequeños, un rey, una princesa y demonio de fuego. Fueron muchos los sentimientos que los recorrieron en ese momento, sobrecogidos por lo que veían, pero por sobre todo, primó la alegría y la certeza de que estaban en el lugar en el que debían estar, rodeados de sus seres queridos.

Sin embargo, una de ellos, por un instante se sintió algo melancólica al recordar la ausencia de un ser muy querido.

"Quirrel, ojalá estuvieras aquí para ver esto ¿Por dónde andarás caminando ahora?" Pensó Hornet.

Ya habían pasado un par de días desde el festival en Bocasucia y todo había vuelto a la rutina de siempre, por ello, una vez más Hornet se encontraba en la guarida de las tejedoras recogiendo un par de carretes para sus nuevas lecciones de tejido, igual que la vez anterior, Tobu la acompañaba en su tarea.

—Como esta vez me llevo dos carretes, elegí unos pequeños, supongo que será suficiente para tejer un mantel con patrones ¿Verdad? —Preguntó Horent.

—Oh sí, no te preocupes, es más que suficiente para que aprendas lo básico —replicó la araña—. Luego ya podrás intentar otras cosas como un tapiz o qué se yo.

—Genial. —La mestiza comenzó a cargar los carretes fuera de la guardia.

—Oye Horent ¿No piensas contar cuantos carretes te quedan? La última vez dijiste que lo harías.

Hornet se quedó quieta en su sitio al escuchar esto, entonces dudó por un momento. No se volteó a mirarla y simplemente dijo.

—Lo haremos otro día. —Y tras decir eso apresuró su paso a la salida.

Tobu bufó molesta, era obvio que Hornet no quería descubrir la verdad, estaba segura de que lo sospechaba pero no quería enfrentar el problema. Pero ni modo, no podía obligarla, era un asunto personal. Sin embargo ella no pensaba quedarse con la curiosidad de saber qué rayos pasaba ahí. Así que esperó a que Hornet se alejara lo suficiente como para que su presencia no se percibiera en los alrededores y entonces habló en voz alta.

—¡Ya se fue! ¡Salgan! ¡Sé que están aquí!

Unos murmullos y chasquidos se escucharon por los alrededores, mientras un grupo de seres se arrastraba tétricamente acercándose cada vez más a la ladrona, hasta que estuvieron frente a ella.

—Vaya... Nos has descubierto —dijo una araña de sonrisa maliciosa.

—Oh vamos, no fue tan difícil ¿En serio se escondían?

—Bueno, tampoco creo que lo hiciéramos tan mal —replicó otra araña—. La princesa nunca nos notó.

—Yo creo que sí lo hizo, Hornet es muy perceptiva. Probablemente no se quiere enfrentar a la realidad, quizás incluso le duele que ustedes mismos no se acerquen a ella.

—Oh cuanto lo sentimos —dijo una tercera araña—, pero por mucho que a ella le duela y que a nosotros nos duela, no podemos presentarnos ante ella, no podemos reconocerla como nuestra reina.

—Es porque es una mestiza ¿Cierto? —Dijo Tobu algo apenada.

—¿Mestiza? Oh, claro que no, no nos importa que sea una mestiza —retomó la palabra la primera araña—. Aquí en Hallownest los mestizos siempre fueron aceptados en casi todas las tribus (menos las mantis), el gran problema era que no sabía tejer.

—¿No la aceptan como reina porque no puede tejer? —Tobu estaba incrédula.

—Oye, somos la tribu de las tejedoras, nuestra líder debe saber tejer.

—¿Y por qué no le enseñaron ustedes?

—Porque si lo hubiéramos hecho, no habríamos podido resistir la tentación de acogerla y servirla, es una líder de nacimiento.

—Ustedes en serio que son complicados chicos.

—Bueno, de todas formas te estamos muy agradecidos por la ayuda que le brindaste a la princesa, ahora está en camino de convertirse en una gran tejedora. Por eso te pedimos que termines de instruirla y le dejes los conocimientos suficientes para realizar el último ritual de las tejedoras.

—OH ¿Entonces aquí también tienen esa costumbre? —Tobu parecía algo sorprendida—. De donde vengo la última prueba de una tejedora es hacer un tapiz y colgarlo en la pared principal de su hogar, entonces deberá invitar a todos sus vecinos para que vean su trabajo y la reconozcan como una auténtica tejedora.

—Sí, exacto, ese es el ritual. Cuando veamos el tapiz colgado en la pared de su casa en Poblado Distante, nos presentaremos ante ella y la serviremos como nuestra nueva reina. Hasta entonces, por favor cuida de Hornet, te la encargamos ¿De acuerdo?

—Pero...

Antes de que Tobu pudiera replicar cualquier cosa, las arañas escaparon dejándola en completa soledad.

La ladrona agachó la cabeza con pesadumbre, ya no le quedaba mucho que enseñarle a Hornet, aprendía rápido y era muy empeñosa, la chica estaba a un paso de ser reina y ella... Era una simple plebeya que pronto debería partir de viaje.

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El siguiente capítulo, si no se me alarga demasiado (Tengo la regla personal de no hacer capítulos de más de 5000 palabras) debería ser el último del relleno, coincidiría con la despedida de Tobu, la cual será espectacular (Según yo)

Y como mi computadora anda media rara, este capítulo lo escribí por completo en celular, y ahora si me di el tiempo de dibujar los trajes de festival de los personajes, pero como de nuevo  mi compu anda rara, por primera vez en años me vi obligada a usar lapiz papel y colores de palo, extraño mi control Z y mi bote de pintura T_T

Recuerden que Hollow ya no es tan pequeño.

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