Entrenamiento y Batallas
El sonido del golpe del látigo resonó en el aire instando a Ali a poner más fuerza en la extenuante tarea que realizaba, aun cuando ya estaba cerca de su límite.
—¡Vamos Godofredo! ¡Si no duele no sirve!
Ali murmuró algunos improperios (de los muchos que había aprendido en las últimas semanas) debajo de su bozal, obviamente la domadora no la iba a escuchar.
Ali se encontraba en el campo de entrenamiento para bestias con un arnés metálico encima, el cual estaba unido por una cadena a una pequeña pesa redonda. Su tarea era intentar levantar la bola metálica.
Hasta ahora en los tres días que llevaba intentándolo, no había logrado mover la bolita ni un centímetro. Pero dentro de lo positivo, al menos ahora quedaba menos destrozada con cada sesión de entrenamiento y se recuperaba más rápido, además de que antes soportar el mismo peso del arnés y la cadena la agotaba, no duraba más de media hora y necesitaba un descanso.
Esas eran mejoras, pero su mente infantil no las apreciaba, solo era capaz de pensar en el deseo de que su tortura acabara. Quería regresar a casa con su padre o con sus cuidadores, cualquiera era mejor. Estaba harta de la asquerosa comida del lugar, de que la tratarán como a una bestia tonta y de que le pusieran un bozal que solo le sacaban para comer.
Estaba dispuesta a ser obediente e incluso a compartir a su mami si con eso la sacaban de ese infierno, pero no veía forma de escapar. Tamy la tenía amarrada junto a ella todo el tiempo, siempre se dormía después que ella y despertaba antes, además de que jamás bajaba la guardia. De todas formas era imposible que una cría mimada como ella fuera rival para una guerrera experimentada.
La pequeña sintió el fuego de su rabia crepitar en su interior. Ya se había resignado a obedecer a Tamy, pero todavía no asumía que estaría a su lado para siempre, aún tenía esperanzas de escapar en algún momento, pero para eso necesitaba ser fuerte. Ali agitó sus alas furiosamente tratando de oponerse al peso que la retenía. Forzó sus músculos al límite, hasta que un calambre la paralizó y cayó al piso adolorida.
Ali aguantando el sufrimiento, comenzó a estirarse tratando de aliviar sus músculos contraídos. Fue entonces que sintió unas manos ásperas que la tocaron y comenzaron a masajear su cuerpo aliviando su dolor.
La pequeña volteó a ver y se encontró con que era Tamy quién había acudido en su ayuda, no lo podía creer.
No sabía en qué pensaría su ama, pues el yelmo que casi siempre llevaba puesto le impedía ver su rostro, pero el tono de su voz al oírla hablar le sugirió que estaba contenta.
—Bien hecho Godofredo, lograste separar la pesa del suelo, eso ya es un avance. Creo que con eso ya podemos dar por terminado el entrenamiento de hoy.
—Uy si, mira qué bien Godofredo, levantaste una minúscula pelotita un dedo del suelo, eres todo un guerrero —dijo una voz burlesca.
De pronto Ali sintió que la elevaban y notó con disgusto que una mariposa usando apenas una mano, la había levantado con cadena pesa y todo.
—Suéltalo Ben —siseó Tamy peligrosamente—. Aléjate de Godofredo o lo pagarás caro.
—Ugh... ¿Le pusiste Godofredo también? ¿Por qué eres tan cruel con todas tus bestias? —Tras decir esto soltó abruptamente a la murciélago, quien se golpeó dolorosamente contra el suelo por el peso de sus cadenas.
Ali se levantó malhumorada y miró a la mariposa que correspondía al nombre de Ben. Era un tipo de aspecto rudo para ser una mariposa, su cuerpo estaba surcado de cicatrices, era más robusto que el de una mariposa promedio y tenía una mirada arrogante que no le gustaba para nada.
De pronto notó que detrás del insecto había más criaturas, un ciempiés de mirada vacía y cara de imbécil y una cochinilla con su cuerpo absolutamente cubierto por una armadura marrón. Por alguna razón se sintió atraída hacia la cochinilla, le recordaba mucho a una persona agradable que había conocido tiempo atrás. De alguna forma el insecto también se vio un tanto interesado por la pequeña, pues no dejaba de mirarla.
Mientras tanto, ambos domadores seguían hablando ajenos a lo que ocurría con sus sirvientes.
—Lárgate Ben, no necesito que vengas a interrumpir mis sesiones de entrenamiento.
—¿Sesiones de entrenamiento? Jojojo, yo pensé que estabas jugando con tu mascota, ese remedo de bestia no podría dañar ni a un miserable tiktik, no vale la pena entrenar a esa cosa.
—No lo subestimes, Godofredo Segundo tiene poderes que jamás esperarías, además de que es una cría, seguro cuando crezca será muy impresionante.
—¿Has visto uno de esos especímenes adultos?
—No —admitió la domadora.
—Pero que tonta —dijo Ben dándole la espalda con desprecio— se nota que estás desesperada por reemplazar a tu vieja bestia, escogiste a una alimaña debilucha sin nada especial. Te has vuelto débil Tamy.
—¡Cómo te atreves! —Apretó los puños furiosa.
—No soy yo el único que lo dice, es un rumor que corre entre la gente del coliseo. Todos hablan de la campeona que luego de sucumbir ante el pequeño fantasma resplandeciente y perder a su compañero se ha vuelto débil y patética. —Una siniestra sonrisa apareció en el rostro de la mariposa—. La grandiosa domadora es una sombra de lo que fue, ya casi no se presenta en combate y pasa todo su tiempo jugando con una adorable cría de una especie desconocida. Jojojo parece que los rumores eran verdad.
—Si llego a descubrir quien empezó esas historias...
—Ahora todos quieren destronarte Tamy, todavía mantienes el título porque de alguna manera te las has arreglado para ganar las pocas batallas que has librado sola, pero estas están lejos de ser como las de antaño. Hubiera sido mejor que murieras en aquella pelea, para vivir como la escoria que eres ahora no vale la pena. Quizás el pequeño fantasma era más despiadado de lo que parecía, te dejó vivir solo para que caigas en desgracia de la forma más patética.
—¿Entonces todos creen que estoy acabada?¿Es eso lo que me dices?
—Pues sí, básicamente —Ben contoneó sus alas de forma burlesca—. Así que trata de morir rápido para que pueda convertirme en el campeón del coliseo pronto.
—Hay como 10 gladiadores mucho más aptos que tú para volverse campeones —dijo Tamy en tono agrio cruzándose de brazos—. ¿Todo este show es para venir a molestarme de nuevo con tus delirios de grandeza? Asume de una vez que eres un luchador mediocre, agradece que aún te mantienes con vida.
—Ya verás cuando te toque luchar contra mí, rogarás por una muerte rápida, mis bestias acabarán contigo y demostraré que YO soy el mejor domador de todos.
—Ben, ya te he dicho que lo que tu haces no es domar una bestia, solo las controlas como marionetas, no te son leales y son incapaces de pensar por sí mismas. Pueden morir de pie si no les ordenas que esquiven, son absolutamente dependientes de ti. Si hasta tienes que ordenarles que coman.
—Eso es lo grandioso, mi cerebro superior puede controlarlas y hacerlas luchar de forma perfecta y eficiente. Además, no me tengo que preocupar por entrenarlos, solo tomo a los individuos más fuertes que encuentro y los hago luchar—Señaló a su ciempiés— ¿Había visto un guerrero más perfecto que este?
—Sí Ben, muy perfecto —dijo la hormiga con un sarcasmo que la mariposa pareció no notar.
—Y admira a mi guerrero cochinilla —esta vez señaló al otro insecto—. letalidad y velocidad en un cómodo tamaño de bolsillo.
—Jujuju, la verdad es que la cochinilla parece más adorable que letal.
—¿Eh? ¿De qué hablas? Si mi...
En ese momento Ben volteó a ver a su lacayo y lo encontró agachado acariciando a Ali. Observó con horror el comportamiento del insecto, en sí, aquella acción no tenía nada de malo, el problema era que no debería haber sido capaz de realizarla sin una orden previa, eso era una muestra de voluntad propia y debilitamiento de su hechizo.
—¡Aléjate de esa alimaña ahora!
La cochinilla procedió a obedecer la orden, pero su forma de actuar era algo torpe e indecisa, como si no estuviera realmente convencido de sus acciones. Ali al ver al único individuo que le había mostrado algo de afecto alejarse, comenzó a gritar.
A pesar de que sus chillidos no sonaban a toda su potencia debido al bozal que le tapaba la boca, fueron capaces de alterar al insecto, que de pronto se detuvo y comenzó a mostrarse confundido y a agarrarse la cabeza mientras soltaba quejidos de dolor.
—Ah... Bicho desgraciado ¡Qué le haces a mi guerrero!
Ben corrió hacia Ali y la pateó para que dejara de gritar, pero la pequeña ya estaba demasiado furiosa y decidió pelear de vuelta. Agitó sus alas, de las cuales brotaron flamas escarlatas que chamuscaron las pelusas que crecían en el cuello de la mariposa.
Ben levantó los brazos tratando de protegerse el rostro de las flamas que cada vez crecían en potencia, hasta que de pronto sintió algo incandescente en su cintura que lo abrazaba causándole dolor. Bajó los brazos queriendo ver qué era aquello que lo quemaba y encontró a Ali aferrada a él mirándolo con odio, entonces de un manotazo la apartó.
La mariposa sacó su aguijón queriendo matar a la criatura, pero la domadora de dioses de un tirón arrastró a la murciélago lejos de su alcance.
—Dame esa cosa —exigió Ben— ¡Voy a matarla por su insolencia!
—Ni lo sueñes. —Declaró la hormiga aplastando a Ali con una de sus patas—.Yo soy la responsable de esta criatura, por lo tanto soy yo quien castigará sus actos, no tú.
Ali tembló de miedo al escuchar la palabra castigo, no quería que le rompieran el lomo a latigazos como la otra vez. Por lo que se enrolló en una bolita mientras soltaba lágrimas silenciosas. Hecha un paquete Tamy la recogió del suelo junto a su cadena y su pesa que también parecía levantar con una facilidad envidiable.
—Pues más te vale que le des un castigo ejemplar ¡Semejante desobediencia se paga caro! Por eso digo que es mejor controlarles la mente, a tu Godofredo le falta demasiada disciplina.
—Mira, ya te dije que yo me hago cargo de mi bestia, tú mejor encárgate de la tuya que está ahí a punto de salir de tu control mental.
—¿Qué?
La mariposa dirigió su mirada hacia su lacayo y lo encontró aun agarrándose la cabeza por el dolor, entonces alarmado chasqueó los dedos y gritó la orden "duerme". Pero al gritar aquella orden el ciempiés que también estaba bajo su control cayó dormido.
—¡Tú no idiota! —Gritó Ben furioso.
—Jujuju, parece que alguien necesita entrenamiento —se burló la hormiga.
—¡Cállate Tamy! Ya verás que al final seré yo quien ría. Estás en la mira de muchos, no puedes seguir rechazando combates como hasta ahora, recuerda que aquí no se mantienen vagos, si no consigues suficiente Geo en una pelea como para pagar tu estancia aquí serás asesinada mientras duermes ¡Y vaya que me reiré entonces! ¡Jajaja!
—Sí Ben, lo que digas.
La domadora de dioses salió del campo de entrenamiento con Ali entre sus brazos. La pequeña miró con tristeza a la cochinilla que yacía inconsciente en el suelo. En ningún momento pudo verle el rostro pues este estaba cubierto con un yelmo, pero tenía la absoluta certeza de que era el tío Quirrel, nadie más le acariciaba detrás de las orejas como él. Soltó un par de lágrimas al saber que su amigo también estaba atrapado en ese horrible lugar, pero quizás en cierta forma él era más afortunado, estaba hipnotizado, no tenía conciencia alguna de lo que ocurría a su alrededor.
De todos modos la pequeña ahora no tenía tiempo para preocuparse por Quirrel, tenía sus propios problemas, como el horroroso castigo que estaba segura recibiría, por esto tembló todo el camino hasta el establo de las bestias que fue donde se dirigieron. Ali comenzó a retorcerse entre los brazos de la domadora al creer que la arrojarían de nuevo a la botella, pero para su sorpresa Tamy simplemente la dejó encima de una mesa.
La pequeña tuvo la tentación de escapar, pero aún no le quitaban la cadena ni la pesa, así que era imposible, por lo que se quedó en su lugar temblando mientras miraba a su dueña expectante. Justo en ese momento Tamy estalló en carcajadas.
—¡Jajajajajaja! ¡Eso fue demasiado bueno jajajajajaja! —La hormiga se doblaba de la risa—. ¿Viste la cara de Ben cuando le arrojaste fuego encima? ¿Viste su expresión de dolor cuando comenzaste a quemarlo? ¡Eso fue demasiado genial!
Ali la miró confundida ¿Había sido bueno que desobedeciera y atacara a Ben? Probablemente no, pero la domadora detestaba tanto a esa mariposa presumida que era capaz de perdonarle su impertinencia. De pronto Tamy golpeó la mesa y acercó su rostro a Ali quien retrocedió asustada.
—Eres una caja de sorpresa Godofredo. Sabía que eras capaz de producir bolitas de fuego pero no esas llamaradas que le soltaste a Ben, eso fue impresionante.
A decir verdad Ali tampoco lo sabía, en realidad antes no podía utilizar flamas tan poderosas. Quizás el entrenamiento físico al que la había sometido Tamy sí la había ayudado en cierta manera.
—Hasta yo misma tuve dudas respecto a tu poder, la verdad es que me decidí a entrenarte más por la curiosidad que me provocabas y resultaste ser una joya en bruto. Tu capacidad de ataque es una maravilla. Quizás puedas debutar en la arena de combate antes de lo previsto, tal parece que no será necesario que te enseñe a atacar, ya puedes hacerlo por cuenta propia. Aunque debí suponerlo, Prici dijo que te había encontrado comiendo una presa, obviamente debiste haberla matado de alguna forma.
En ese momento Ali comenzó a relajarse un poco, aparentemente no recibiría castigo esta vez.
—De momento lo único que me preocupa es ese cuerpo blando que tienes, tu falta de caparazón puede ser un problema, un par de latigazos ya te dejan sangrando y eso no es bueno. Por eso pensaba fabricarte una armadura metálica, pero son pesadas y con ese cuerpecillo de debilucho difícilmente podrás levantarla, al menos con el entrenamiento te ha salido algo de músculo, si seguimos entrenando duro quizás en un par de semanas ya puedas usar la armadura.
Tamy sonrió abiertamente, quizás la primera sonrisa que la murciélago le había visto alguna vez. Por fin aquel rostro severo parecía más luminoso y cálido, aquella expresión de alegría y nostalgia casi le hizo pensar a la pequeña que si hacía las cosas bien podría obtener algo de afecto de aquella luchadora desalmada.
Sin embargo la ilusión de esperanza se rompió rápido cuando un manotazo de parte Tamy la dejó aplastada contra la mesa. Entonces sobándose el rostro que era donde había recibido el golpe miró a su dueña entre lágrimas de dolor y de decepción.
—Había olvidado darte tu castigo por tu mal comportamiento. Recuerda que tú estás bajo mis órdenes, no puedes atacar si yo no te lo digo. Por el mal rato que le hiciste pasar a Ben esta vez seré benevolente, te quedarás aquí sin comer hasta mañana. Buenas noches Godofredo, que descanses.
Ali la vio alejarse y se le formó un nudo en la garganta. Quería irse de allí, quería que la trataran bien, que alguien la quisiera de verdad. Se sintió tan feliz cuando Quirrel la acarició, pero aquello solo fue una migaja de alegría en medio de la miseria que vivía día a día. Nuevamente estalló en llanto, tal como hacía cada noche antes de dormir, solo que esta vez empezó más temprano.
Apoyada detrás de la puerta del establo de las bestias Tamy escuchaba a la pequeña llorar y una opresión se instaló en su pecho. No era la primera vez que Godofredo lloraba, de hecho ocurría mucho más seguido de lo que le hubiera gustado, casi parecía una chica con tanto sentimentalismo. Pero más allá de que él llorara, lo que en verdad le preocupaba era que cada vez se sentía más afectada por sus lamentos, cada vez le dolía más su sufrimiento, cada vez sentía más inclinación a mostrarse amable y cálida con él. Se estaba encariñando.
Golpeó la pared llena de frustración, otra vez estaba pasando, tal como había ocurrido con Godofredo Primero, estaba comenzando a quererlo, si seguía así pronto su afecto sería tal que su pérdida se volvería dolorosa ¡Y eso no lo podía permitir! Ella era una gladiadora del coliseo, como todos los malnacidos de ese lugar debía vivir solo para pelear, no podía tener lazos afectivos que pudieran entorpecer su lucha, ya había renunciado a su corazón años atrás.
Suspiró apesadumbrada mientras el recuerdo de Godofredo Primero la golpeaba con fuerza. Durante años fue su compañero y único consuelo en aquel lugar de pesadilla, aquel que la mantuvo de pie en sus momentos de flaqueza cuando casi se dejó morir. Ahora este pequeño que llegaba a sus brazos podía convertirse en el compañero de sus últimos años de vida en el coliseo, pero tenía dudas, a diferencia de su anterior bestia no le veía demasiadas probabilidades de sobrevivir, era demasiado pequeño, demasiado frágil y demasiado llorón. Por esto le aterraba la idea de quererlo, si no sobrevivía su primera pelea... No sabía qué haría.
Finalmente suspiró tratando de llenarse de nuevas fuerzas y determinación. A partir de mañana y durante las próximas semanas entrenaría a Godofredo hasta sus límites. Fortalecería su cuerpo hasta donde más pudiera, solo así podría garantizar sus probabilidades de supervivencia.
Pasaron un par de semanas en las que los entrenamientos espartanos de Tamy llevaron a Godoali a sus límites. Pronto el estilizado y elegante cuerpo de la pequeña se volvió más robusto y resistente, algunas callosidades aparecieron en algunas zonas de sus alas volviéndolas más fuertes, incluso su piel pareció engrosarse, o quizás serían las cicatrices de los latigazos, fuera lo que fuera solo sabía que ahora los golpes le dolían menos.
Ali miraba con tristeza su cuerpo fortalecido. Ya no era bonita, ni elegante, su padre estaría muy decepcionado de ella, aunque... Quizás eso ya no importaba, lo más probable era que nunca lo volviera a ver. Quizás a esas alturas ya la habría dado por muerta, cosa que sería una lástima le faltaba solo una flama para terminar el ritual. Suspiró desanimada. Otro ritual que fracasaba, quizás en algunos meses más su padre estaría considerando la idea tener otro retoño, un hermano... Un hermano al que jamás podría conocer.
Comenzaron a darle ganas de llorar otra vez, pero se aguantó, pues en ese momento se abrió la puerta del dormitorio de Tamy y esta entró cargando una serie de placas de metal entre sus manos.
—Buenos días Godofredo. Espero que hayas dormido bien, porque hoy es un gran día para los dos. Yo como campeona del coliseo regresaré en gloria y majestad a los combates y tú, como mi fiel bestia debutarás en la arena. —Ali abrió los ojos aterrorizada—. Por fin tu armadura está lista.
Con su rostro resplandeciente de alegría Tamy le mostró a la pequeña las piezas que componían su nueva protección, por supuesto que a la murciélago no le hizo nada de gracia su futuro atuendo, aquel color gris opaco era horrendo, si al menos la armadura hubiera sido roja hubiera estado bien para ella.
Un par de horas después la domadora caminaba orgullosamente por el pasillo que la conduciría hasta la arena de combate, detrás de ella, envuelta en una fea armadura, Ali era arrastrada por una cadena que tenía atada a su cuello, la escena era en verdad patética, la pobre trataba de aferrarse a la tierra mientras era jalada del cuello. Algunos de los insectos que se encontraron por el camino soltaron unas buenas carcajadas al ver la escena.
—¡Godofredo ya basta! ¡Compórtate! ¡Me estás haciendo quedar en vergüenza!
—¡Mmmmmm! —Cuantas cosas no quería gritar Ali en ese momento, pero el bozal de su boca lo impedía.
—¡Jajajaja! ¡Parece que la domadora está teniendo problemas con su bestia! —Se burló el portero de la arena—. Luego de tantos años reinando en la cima creo que al fin es la hora de que caiga al fondo.
Una brutal patada de la hormiga le cerró la boca al guardián y este se limitó a abrir las rejas que los dejaron entrar a la zona de combate.
Tamy arrastró a la pequeña un poco más hasta que estuvieron en la arena, rodeados de un público enardecido que gritaba por ver sangre y vísceras regadas.
Ali miró a su alrededor aterrada, alrededor del campo de batalla había una enorme reja que se extendía varios metros formando una jaula bastante alta, que dejaba mucho espacio para que las criaturas voladoras pudieran maniobrar, pero de ninguna forma escapar. Observó al público, decenas de insectos de aspecto muy poco amigable gritaban toda clase de atrocidades y golpeaban los barrotes de la jaula con furia.
Pero por sobre todo aquel público, había una figura que se alzaba de forma imponente y tétrica. Un enorme trono viejo y ruinoso emergía de entre las gradas, en él se encontraba sentado un cadáver, recostado sobre su lado derecho en un sueño eterno. Según se decía, él era el señor del coliseo, antaño había sido el gobernante de aquel miserable lugar, aquel quien con una seña decidía quien moría y quien vivía. Sin embargo, luego de su deceso, ya nadie se salvaba de perecer en la arena de combate, pues su cuerpo inerte solo dejaba lugar a una única respuesta ante la gran duda de cada encuentro.
A todas luces, aunque aquello era una arena de combate, a Ali le recordaba un escenario, uno bastante feo y vulgar, incluso el público parecía desagradable, sin embargo aquello le causó un sentimiento de familiaridad. Se había criado en un circo, había practicado y entrenado con otros artistas, incluso había tenido algunas presentaciones pequeñas, el escenario le producía un cierto sentimiento de alegría y seguridad, al cual deseaba aferrarse a toda costa.
Fue por esto que en cuanto Tamy se acercó y le quitó la cadena, Ali emprendió el vuelo velozmente, a pesar de las protestas de su dueña. Sin hacer caso a los improperios que le gritaba la hormiga, voló hasta la parte más alta de la jaula, donde creó unas llamaradas las cuales extendió con el viento de sus alas creando un anillo de fuego, el cuál luego empujó hacia abajo. El aro incandescente descendió a gran velocidad hasta estrellarse contra el piso y esfumarse en una explosión muy llamativa.
Pero eso no fue todo el acto de la pequeña. Comenzó a volar en espiral mientras giraba sobre su propio eje dejando bolitas de fuego en su trayecto, las cuales perduraban algunos segundos antes de desvanecerse. Finalmente cuando Ali llegó al suelo soltó una enorme llamarada que la cubrió por completo, para luego convertirse en pequeñas flores de fuego que al apagarse revelaron a la murciélago orgullosamente erguida sobre el suelo con las alas abiertas. Entonces culminó su acto haciendo una elegante reverencia.
Todos quedaron mudos ante semejante despliegue de talento y belleza, eso era algo jamás visto en el coliseo. Ali comenzó a sentirse algo nerviosa al ver que nadie decía nada, ese era un espectáculo que había estado practicando con su padre poco antes de que la secuestraran y le dolía la idea de que a nadie le hubiera gustado.
Sin embargo luego de algunos segundos, cuando todos se hubieron recuperado de la impresión, estallaron en aplausos y gritos. Definitivamente eso no era algo que hubiera esperado ver, pero había estado genial de todos modos.
Ali contenta de haber agradado al público hizo algunas reverencias más antes de volar junto a la domadora.
—Vaya, no sabía que podías hacer cosas como esas —dijo Tamy—. Entonces... ¿Eras una bestia de circo? Nunca lo hubiera imaginado. En fin, muy lindo tu acto pero aquí no estamos para hacer espectáculos de magia ni piruetas graciosas, hemos venido aquí a pelear.
En ese momento se escuchó el sonido de una reja abriéndose y dos presencias entraron a escena.
Unos fuertes pasos retumbaron en la tierra mientras un coloso aparecía frente a las luchadoras. Un escarabajo Goliat entró caminando con confianza, el insecto llevaba un enorme aguijón, grueso y puntiagudo apoyado en su hombro, cosa que le ayudaba a tener un aspecto aún más intimidante. Eran poscas las protecciones que llevaba encima, algunas placas metálicas en su pecho y un yelmo que cubría su rostro, además llevaba una capa peluda colgando de su espalda, según decían los rumores, hecha de pelos de mariposa, en parte por esto Ben le tenía un profundo desagrado a este individuo.
Junto al voluminoso ser, se encontraba otro escarabajo mucho más pequeño, de hecho parecía ridículo que un ser minúsculo como ese se presentara a combatir. Este iba armado con un aguijón largo y delgado y prácticamente no llevaba protecciones metálicas encima, pues estas le quitarían movilidad.
Ali se escondió detrás de la hormiga mirando sobre todo al insecto grande con miedo, aunque Tamy parecía bastante tranquila.
—Así que estos son los famosos Gotita y Goliath. No parecen demasiado complicados de enfrentar, seguro acabamos rápido. Ven aquí para quitarte el bozal.
Mientras Tamy retiraba el bozal, Ali se hacía bastantes preguntas. Si estos tipos no eran complicados ¿Cómo serían unos que en verdad lo fueran?, pues hasta el momento, no se le ocurría como podrían ganarle al escarabajo grande, pero la suerte estaba echada, no le quedaba más que confiar en la domadora.
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Gotita y goliath son otro par de OC aportados por HermolerZB, sobre estos no hay mucho que decir, tampoco van a atener tanto protagonismo como Tobu. Pero, lo bueno es que me facilitaron un dibujo de los bichos en cuestión, aquí los tienen.
Y ya en el próximo capítulo las cosas deberían mejorar par la pobre Ali... Bueno, no necesariamente mejorar pero quizás un rayo de esperanza por fin ilumine su oscura existencia. Mientras tanto, me toca quebrarme la cabeza para hacer un combate decente.
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