Despedida
Oscuridad, sombras, negrura, era todo lo que había. eel esplendoroso reino onírico que la Buscadora de Dioses había construido con tanto mimo había desaparecido, dejando en su lugar, solo el fantasma de un sueño vacío donde nada quedaba, ni siquiera un mínimo rastro de la belleza que alguna vez tuvo.
Sin embargo, en medio de todo este vacío, aún había algo, una pequeña fuente de luz, blanca y persistente, que palpitaba intentando llamar la atención del dios responsable de aquel desastre.
El rey Pálido se encontraba usando todo su poder para mantener su brillo en medio de esa noche eterna, necesitaba hablar con el Señor de las Sombras desesperadamente, no podía irse dejando todo como estaba, este no podía ser el final para sus hijos. Ser absorbidos por aquel dios y volverse uno con el mar de sombras era algo inaceptable, por ello se rehusaba a abandonar aquel lugar y se mantenía brillando, en algún momento él debería notar si presencia.
—¿Por qué me llamas con tanta insistencia pequeño Wyrm? —Dijo de pronto una voz grave y profunda.
El rey no pudo evitar dar un respingo al escuchar la voz del dios, y casi chilla del miedo cuando los ocho ojos brillantes se abrieron frente a él.
—Señor de las Sombras...
—Phat' Atah... Sí, ambos conocemos muy bien el nombre del otro, sin embargo, me atrevo a decir que te conozco más de lo que tú me conoces a mí, al fin y al cabo, llevo mucho observándote.
—¿Observándome? —El rey parecía algo alarmado.
—Yo lo veo todo, todo lo que se cobija en mis dominios subterráneos pasa a ser de mi interés. Y para la construcción de tu magnífico palacio elegiste, los terrenos más profundos posibles, solo superados por el abismo. Observé toda tu vida, cada maravilla, cada horror, cada acto arrogante.
—Oh... Vaya... —Se encogió en su lugar sintiéndose juzgado.
—Debo decirlo, eras alguien muy interesante, nunca nadie hizo tantos avances tecnológicos como tú y nunca nadie fue tan manipulador. Convenciste a todos de que tus ideas eran las correctas y con eso disfrazarte tus crímenes. Tomaste las semillas de tu pareja y las sumergirse en el vacío malogrado las vidas que albergaban, pero ella nunca se quejó, tenía fe ciega en ti. Y resultaste ser una decepción.
—Yo.... —El gusano estaba al borde de las lágrimas al pensar en todo lo que había hecho, pero el dios continuó.
—Al final cuando todo parecía derrumbarse, ni siquiera entonces fuiste capaz de reconocer tus errores y como un cobarde te ocultaste en tu magnífico palacio, protegido por tus autómatas. Lo admito, fue entretenido observarte, normalmente nunca intervengo en las acciones de los mortales pues prefiero dejarlos cometer sus errores y desarrollarse por si mismos... Pero tus crímenes fueron algo que simplemente no pude tolerar.
—Y por eso me mataste.
—Te maté y apagué parte de tu brillo, ahora eres la sombra del poderoso ser que alguna vez fuiste. En realidad creo que fui muy blando contigo, eventualmente podrías llegar a recuperar tu poder y esplendor en una reencarnación futura, no es la gran pérdida para ti. Y supongo que es por eso que ahora tienes el atrevimiento de llamarme para hacerme una petición.
—¿Soy tan obvio? —Dijo el rey avergonzado.
—No creo que haya otra razón por la que quieras tenerme al frente.
—Es verdad.
—Y supongo que tendrás en claro que tampoco hay ninguna razón que me haga querer cumplir tu petición.
—Pero aún no la he formulado.
—No necesitas hacerlo, sé que quieres de vuelta a tus hijos, pero no los mereces. Los arrojaste al abismo, los despreciaste ¡Incluso te negarse a reconocerlos como sangre de tu sangre! Pero yo los acogí, los cuidé, les otorgué voluntad, son míos, tú me los diste y bajo el cobijo de mi sombra permanecerán por toda la eternidad.
—Por favor, te lo ruego, retira tus sombras de ellos, déjalos caminar por el mundo como entes individuales —En ese momento el wyrm comenzó a soltar lágrimas—. Yo te lo compensaré, de alguna manera... Daré lo que sea pero por favor...
—¿Me compensarás? ¿Y qué es lo que podrías ofrecerme a cambio de ellos?
—Yo.... Pues....
El rey pálido lo pensó con cuidado, barajó sus posibilidades y una profunda angustia invadió su ser cuando se dio cuenta de la única opción que tenía. Aquello sería doloroso, horrible y algo sumamente difícil de hacer, pero... Luego de todo el daño que había causado, de todas las vidas que había arruinado, era un pago justo y lo sabía. Siempre tomó más de lo que dio, todos creyeron en él, todos se entregaron a él y jamás les correspondió correctamente. Sí, era el pago justo, si quería verdaderamente redimirse de sus pecados y existir en paz, debía hacerlo.
—Yo... —dijo esta vez más decidido—. Te daré mi chispa divina... Te daré todo lo que queda de mi poder como alto ser.
—¿Estás seguro? —Dijo el señor de las sombras sorprendido—. Si me entregas eso ya no podrás retener tus conocimientos cuando reencarnes, tampoco podrás elegir en qué forma renacerás, y cuando lo hagas serás un simple bicho común y corriente, sin ninguna pizca de poder o de condición especial. —Que el señor de las sombras le recordara esas cosas solo hacía más doloroso el sacrificio, pero el rey ya estaba decidido.
—Sí, estoy seguro. Es lo menos que puedo hacer para pagar por mis errores. —Una sonrisa algo siniestra cruzó el rostro del dios oscuro.
—Muy bien Phat' Atah, tenemos un trato.
La paz de la nada era algo muy placentero, el no tener conciencia del dolor o del sufrimiento o de uno mismo era una situación extraña, pero agradable. Al menos eso pensaba Hollow, jamás se sintió más unido a sus hermanos y aunque en su mente resonaban los recuerdos y el conocimiento de su vida... De muchas vidas en realidad, era como algo que estaba allí y no tenía la capacidad de angustiarlo o de entristecerlo, no lo comprendía del todo, simplemente lo aceptaba y lo vivía, nada más.
Sin embargo, de un momento a otro se vio arrancado de aquella tranquilidad recuperando su conciencia y su individualidad. Casi sintió el deseo de reclamar en su momento, pero la individualidad venía ligada al deseo de vivir y de preocuparse por otros. No pasó ni un segundo luego de recuperar su cuerpo y su mente y ya comenzó a verse invadido por miles de pensamientos ¿Qué pasó con la acólito? ¿Sus amigos seguían dormidos? ¿Cómo estaban sus hermanos?
Sin embargo de forma inmediata, todas las respuestas llegaron automáticamente a su mente tranquilizándolo. La acólito estaba muerta, sus amigos iban a despertar pronto, sus hermanos estaban bien, habían sido absorbidos por el Señor de las Sombras pero este había decidido devolverlos al mundo a cambio de un pago realizado por el Rey Pálido, el cuál consistía en....
Hollow se llevó las manos a la cabeza horrorizado por lo que había descubierto ¿En serio el gusano había hecho eso? ¿Había sido capaz de sacrificar lo único que tenía por ellos? ¿Su padre fue capaz de algo así?
Un grito ahogado lo arrebató de sus pensamientos.
En un inicio ni se preocupó por saber dónde se encontraba, el impacto de volver a ser él mismo lo distrajo, pero ahora comenzaba a tomar conciencia de sus alrededores. Era un lugar negro donde no había nada, ni paisaje, ni cielo ni tierra, de hecho parecía estar suspendido en el aire, a pesar de que podía sentir suelo firme bajo sus patas. Tampoco había nadie, o eso creyó en un principio, pues pronto se dio cuenta de que cerca de él se encontraba su hermano Big, en su forma crecida.
Su primer impulso fue correr a abrazarlo, pero algo que vio en él lo detuvo. Big se veía mal, había una expresión de horror y tristeza en su rostro ¿Acaso él también se había enterado de lo que había hecho el gusano? De todos Big era el que más amaba a su padre y tenía una adoración ciega hacia él, era obvio que se vería muy afectado por algo como eso, pero parecía sobrellevarlo peor de lo que pensaba. El enorme insecto estaba de rodillas en el piso con las manos apoyadas en el suelo llorando descontroladamente, mientras ruidos lastimeros salían de su garganta.
A Hollow se le partió el corazón verlo así, odiaba ver a Big llorar, lo que más deseaba en el mundo era darle felicidad, darle toda la alegría que merecía luego de sufrir durante toda su vida por el deber que se le había impuesto. Caminó hacia su hermano para tratar de consolarlo, pero alguien se le adelantó.
Big sintió una mano suave en su rostro y se obligó a levantar la vista, encontrándose con su padre que lo observaba con tristeza.
—Big... No llores, no es tan terrible como parece.
El rey... Lo llamaba por su nombre, no le decía contenedor puro ni caballero vacío. Fue tanta su sorpresa que su llanto acabó de golpe, sin embargo, rápidamente viejas costumbres arraigadas en su mente se hicieron presentes y cambió su expresión triste por una actitud estoica. Ocultó sus sentimientos y trató de disimular los temblores que lo recorrían mientras se arrodillaba respetuosamente frente al rey, tal como lo había hecho toda su vida. Él era una herramienta, un utensilio defectuoso, pero aún tras haber fallado, quería esforzarse por cumplir, por ser aquello que debería ser... No quería ser una decepción, no ante él.
El gusano suspiro sintiendo la culpa carcomerlo, entonces se acercó a su hijo y acarició su cabeza con delicadeza.
—Aún hasta las últimas consecuencias, siempre te entregaste por completo a tu deber, tu deseo de salvarlos a todos era tan grande que terminaste corrupto, pero... ¿Cómo podría culparte por tener un corazón tan noble? Nunca fuiste puro, supongo que siempre lo supe... Y... En realidad creo que la razón por la que te elegí era porque de todos tú eras el que más se parecía a Blanca. Ella fue el gran amor de mi vida, aquella por la que decidí cambiar y dejarlo todo atrás, pero hice algo tan horrible como querer asesinar esa bondad yacente en ti, borrar la dulzura de tu corazón y apagar esa personalidad amable. Nunca debí hacer eso, por eso Big, te absuelvo de tus juramentos, no restrinjas tus sentimientos, piensa, desea, habla, di todo lo que quieras decirme ¡Grítame! ¡Cúlpame! ¡Lo que sea!
Big comenzó a agitarse en su lugar, sobrecogido por sus sentimientos y casi incapaz de articular palabra.
—Yo... Yo... —La voz del contenedor era insegura y temblorosa—. Lo siento mi rey... Por favor perdóneme, no pude cumplir con mi deber... No contuve la infección... No fui puro... Lo siento... Lo siento mucho ¡No pude salvarlos! ¡El reino cayó por mi culpa! Yo... —Gruesas lágrimas cayeron de sus ojos mientras lamentaba sus supuestos errores—. Fui una decepción.
Big esperaba escuchar las palabras de desprecio, pero en cambio lo que recibió fue un abrazo. Esto solo hizo que sus lágrimas aumentaran. Siempre deseó recibir un abrazo suyo o de Da dama Blanca, siempre quiso ser amado y perdonado, pero no entendía por qué recibía este afecto ahora, cuando había fracasado.
—Tú no eres una decepción Big —Dijo el rey estrechando su abrazo—. Yo estoy orgulloso de ti, contuviste la infección durante mucho tiempo, nos brindaste muchos años de paz y tranquilidad y le diste el tiempo suficiente a tu hermano para rescatar y salvar al reino por completo y todos sus habitantes, lo has hecho muy bien, siéntete orgulloso.
—Pero mi rey...
—No Big... No soy tu rey... Ahora soy solo tu padre.
—¿Padre? —Repitió incrédulo— Padre... Mi... Padre... Papá... —Finalmente se atrevió a devolverle el abrazo a su progenitor— Yo... Siempre deseé que me quisieras, yo... No puedo creerlo... No puedo creer que... Justo ahora... Y tú... Tú hiciste eso... Te sacrificaste por nosotros... ¡Eso no debía ser así! —Lloró Big.
—Yo lo elegí, déjame Big, era mi deber hacerlo.
—¡Pero ya nunca más serás un rey!
—¿Y? No es tan grave. En el último tiempo lo he entendido, no son necesarias riquezas ni poder ni nada grandioso para ser feliz, mientras tengas lo necesario para vivir, lo demás son detalles —En ese momento retrocedió y se dio el tiempo de ver a su hijo con más detalle, aquella sería la última vez que lo hiciera—. Debo irme ahora.
—Pero papá...
—Cuidate mucho Big, cuida de tus hermanos y sé feliz —comenzó a alejarse de su hijo.
—¡Papá!
El rey caminó dándole la espalda a su hijo, debía ser fuerte y no mirar atrás, o de lo contrario comenzaría a dudar de su misión. Sin embargo antes de que avanzara mucho más, Hollow se interpuso en su camino y lo miró con seriedad. Ambos en silencio intercambiaron miradas, uno expectante y el otro con algo de enfado, hasta que finalmente, este último suspiró y habló.
—Esto... Bueno, ya no te odio —Dijo Hollow desviando la mirada—. Diría que casi... Hasta me caes bien... ¡Pero no esperes que te de un abrazo ni nada! Solo yo...
—Está bien Hollow, yo también te voy a extrañar —dijo el rey entre risas—. No me voy sin despedirme. —Le acarició la cabeza a su hijo, que aunque bufó algo molesto, no lo rechazó—. Pórtate bien y no le causes problemas a tu hermana.
—Yo no le causo problemas, los problemas se causan solos.
—Claro, como digas. Adiós Hollow, te quiero —dijo finalmente comenzando a desaparecer—. Cuídate mucho.
—Tú también cuídate papá.... —Luego agregó casi en un susurro—. Yo también te quiero.
Hornet se encontraba sentada en medio de la oscuridad, sin poder ver ni sentir nada, pero curiosamente estaba calmada, o más bien agotada. Recordaba haber estado luchando sin descanso durante un período que parecía una eternidad, ahora por fin estaba tranquila, nadie la molestaba y si bien estar en una absoluta oscuridad podía ser algo angustiante, no tenía energías ni para ponerse nerviosa, solo se encontraba allí descansando, esperando hasta sentirse mejor.
De pronto, comenzó a ver una silueta blanca y luminosa, que poco a poco se hacía más densa hasta revelar a un gusano que se le hacía muy familiar.
—¿Viejo?
—Hola Hornet.
—Oye ¿Tú sabes dónde estamos o cómo salir de aquí? —Preguntó ya sin cuestionarse nada.
—Ah, no te preocupes, no hace falta que hagas nada, pronto saldrás de aquí, solo espera un poco más.
—Umm... De acuerdo, si tú lo dices supongo que debe ser verdad —Guardó silencio un momento analizando a su padre que lucía algo deprimido— Eh... ¿Pasa algo? Luces decaído.
—Yo... Debo irme Hornet y he venido a despedirme de ti.
—¿Despedirte? —Hornet parpadeó sorprendida hasta que de pronto comprendió la situación—. Oh, ya veo, vas al lugar al que todos debemos ir algún día, entiendo. Asumía que algún día esto iba a pasar pero... Aun así se siente algo incómodo, supongo que es lo que pasa cuando te encariñas con alguien. Está bien, tuvimos nuestros roces pero fue divertido mientras duró. —Entonces tomó una actitud más orgullosa y se cruzó de brazos—. Pero no esperes que llore por ti, te tengo un cierto aprecio pero no es para tanto.
—Claro, claro, no esperaría menos de ti —dijo conteniendo una risilla—. Bueno... Además de despedirme, quería decirte que... —Suspiró—. Ya no importa si no quieres convertirte en la reina de Hallownest, no todo tiene por qué ser como yo quiero. En verdad me gustaría que tú gobernaras, pero si eres feliz viviendo en ese pueblo ruinoso de Bocasucia con ese vago erudito de Quirrel estoy bien con eso.
—¡Oye! Quirrel no es un vago... Bueno, sí un poco, pero tampoco es como que no haga nada, él también sale de cacería y me ayuda con los quehaceres de la casa.
—Lo sé, lo sé, he vivido con ustedes todo este tiempo. Él me agrada mucho, sé que es un buen bicho y que te hará muy feliz. Pero... También sé de esa pena que cargas contigo —la mirada del rey se ensombreció—. Hija... Por favor perdóname, lo que vas a experimentar ahora va a ser muy doloroso, pero al final me lo vas a agradecer. El trato que hice con el Señor de las Sombras también te incluye.
—¿Trato? ¿Qué trato? ¿De qué hablas? —La mirada que le dedicó su padre comenzó a asustarla— ¿¡Qué hiciste viejo!?
—Sé que al final me lo agradecerás.
Antes de que Hornet pudiera replicar nada, ocho ojos resplandecientes aparecieron en medio de la total oscuridad. La mestiza casi grita del susto ante aquella visión, quiso dirigir su mano hacia su aguja, pero esta no estaba por ningún lugar, entonces el pánico se apoderó de ella.
—Ah, pequeña... Observarte ha sido un deleite —dijo el dueño de aquellos ojos—. Eres un ser fascinante, muy divertido.... Y por sobre todo muy noble, nadie más que tú merece las bendiciones del mundo.
Unos tentáculos finos levantaron la capa de Hornet dejando al descubierto la zona de su cuerpo plagada de sombras. Hornet estaba paralizada del miedo sintiéndose vulnerable y en parte avergonzada, no le gustaba que nadie viera su cuerpo anormal.
—Esta energía del vacío, fue la que te permitió vivir, la que mantuvo tu espíritu atado a tu débil cuerpo, sin embargo, de eso han pasado muchos años. Ahora eres grande y fuerte, ya no las necesitas y solo causan problemas. Por eso, retiraré lo que es mío, tú podrás vivir sin esto y podrás otorgar vida. Lamentablemente... Extraer el vacío será doloroso.
Y sin previo aviso, Hornet sintió como algo le atravesaba el estómago causándole un dolor inimaginable, jamás ni su peor pelea le provocó semejante sufrimiento. Era como si un aguijón la cortara por dentro, moliendo sus órganos y todo lo que la componía. Gritó de dolor mientras se retorcía, sus piernas cedieron ante su peso y cayó de rodillas mientras aquel tentáculo se adentraba más en su ser, extrayendo todo el vacío que circulaba en su interior. La visión de la araña comenzó a oscurecerse mientras miraba suplicante haca su padre, quien simplemente apartó la vista entristecido mientras le repetía.
—Esto es por tu bien, al final nos lo agradecerás.
Aquella agonía duró lo que parecía una eternidad, drenando su energía y su voluntad, su respiración se detuvo y entonces deseó estar muerta, pero no había muerte en aquel mundo de sueños, sin embargo el dolor fue tal que llegó un momento en el que simplemente su consciencia se apagó.
—El trato está cumplido, es hora de que hagas tu parte —dijo aquella profunda y terrible voz.
—Tómalo —dijo el gusano sacando de entre sus ropas una flor delicada—. Estoy listo.
Un tentáculo tomó con cuidado aquella planta, le pareció curioso que el rey hubiera elegido materializar su poder en semejante forma, aunque le hacía un cierto sentido. Aquella flor era como él, albergaba un gran poder latente, pero se destruía al primer golpe.
Engulló la ofrenda de Phat' Atah que se perdió en la negrura de su ser y entonces, aquella brillante luz que por tantos años iluminó y guió Hallownest, se apagó para siempre.
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Hollow abrió los ojos y levantó la cabeza mirando a su alrededor confundido, su mente era un torbellino de ideas, pero poco a poco estas se iban aclarando mientras los recuerdos regresaban a él. Todo parecía haber sido un sueño largo y terrible, pero tenía la certeza de que no lo había sido, sobre todo por presencia del cadáver de la acólito que estaba en las cercanías. No, nada de eso era un sueño, había luchado en el panteón y se había lazado victorioso, había desafiado a un dios y su padre...
—¿Viejo? —Miró a su alrededor llamando al fantasma— ¿Viejo dónde estás? ¿Papá? —Entonces la realidad lo golpeó con toda su fuerza—. Papá...
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Este y el que sigue iban a ser un solo capítulo, pero me salió tan largo que terminaron siendo dos. Igual mejor para ustedes. Ya casi acabamos!
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