Batalla
Hornet se encontraba en el miserable cuarto que tenía como dormitorio. En aquel momento estaba muy ocupada tejiendo una bufanda, la misma que ya había tejido unas siete veces. Aquella se había vuelto su rutina para controlar la ansiedad, cada vez que se sentía mal tejía, pero como la cantidad de hilo que había traído consigo era limitada y ella no podía producir su propia seda, destejía la prenda para tejerla otra vez.
Lo malo es que luego de usar tantas veces el mismo hilo, que tampoco era de la mejor calidad, este estaba comenzando a estropearse. Le tentaba mucho hacer una visita a Nido Profundo para recoger algo más de material, ya llevaba un par de semanas sin pasarse por ahí, de hecho llevaba un par de semanas sin salir del coliseo. Quizás Dan, Bretta y Sharpy estaban preocupados por ella y su hermano. Grimm estaría furioso por no tener noticias de su hija en tanto tiempo. Quizás incluso Quirrel había regresado de su viaje y no los había encontrado.
Hornet sintió una punzad en su corazón al pensar en la cochinilla, lo extrañaba demasiado, sobre todo en aquellos momentos de tanta necesidad. Suspiró deprimida y miró la bufanda que acababa de terminar, le tocaba desarmarla otra vez.
En ese momento la puerta de la habitación se abrió y Hollow entró con pasos vacilantes y mirada opaca. Hornet lo miró preocupada, llevaba casi un día y medio sin ver a su hermano, esto le extrañó realmente, durante su estancia en el coliseo el pequeño se había puesto a explorar todos los recovecos del lugar en su búsqueda por Ali y a menudo se perdía todo el día, al final siempre regresaba agotado pero en buen estado. Jamás lo había visto tan mal como ahora.
—Hollow ¿Qué te pasó? Luces terrible.
El menor solo la miró con expresión abatida, en verdad estaba mal. Hornet notó su cuerpo cubierto de tierra y fluidos de insecto, como si hubiese salido a matar bestias de forma desenfrenada. Además habían marcas de lágrimas secas en su rostro y una expresión tal, que sugería que moría por dentro.
El pobre guerrero estaba destrozado y a esas alturas ya no le importaba lucir débil o patético, solo quería que su dolor se fuera. Corrió a abrazar a su hermana y enterró su rostro en su capa roja estallando en llanto de nuevo.
—¡Hollow! ¡¿Que te pasó?! Por favor dime para poder ayudarte
—...... —La miró y entre señas y llantos le explicó la situación.
—¿¡Queeeeeeeeeeee!?
Una serie de golpes resonaban en la puerta del cuarto de la domadora de dioses, quien en ese momento se encontraba puliendo sus armas. El escándalo que había en la entrada molestó bastante a la hormiga, quien a regañadientes fue a atender. Más valía que fuera algo importante o si no alguien lo pagaría muy caro.
Cuando finalmente abrió, se encontró con un mosco que lucía muy nervioso. El pobre bicho temblaba de pies a cabeza. Tamy notó también que estaba apoyado en una sola para, la otra parecía lastimada.
—Bien ¿Que quieres? —Preguntó la hormiga de forma severa.
—Ne-ne ¡Necesitamos su ayuda! Una gladiadora de clase guerrero está empeñada en ingresar a las instalaciones de clase insensato.
—¿Y?
—¡No podemos detenerla!
—¿Estás bromeando cierto? ¡Es una simple gladiadora de clase guerrera! No puede ser tan fuerte.
—Lleva poco tiempo en el coliseo, solo por eso es una novata, pero su poder de pelea sería digno de un luchador clase insensato.
Tamy ladeó la cabeza pensativa. Ben le había dicho algo respecto a una novata con las habilidades de una profesional, si mal no recordaba, era una mestiza hermana del campeón del coliseo. Saltó en su lugar cuando recordó este último dato, nada menos que la hermana del fantasma resplandeciente. Solo con ese hecho era de suponer que la chica poseería una fuerza notable, pero más allá de eso, lo que le interesaba saber era qué tan fuerte era el vínculo entre estos dos hermanos, porque dependiendo de esto, sería el dolor que causaría la muerte de la muchacha. Ahora no solo se conformaría con arrebatarle a Godofredo, también asesinaría a su familia, su venganza sería magnífica.
—Muy bien —dijo la hormiga en un tono tan amable que sorprendió a la mosca—. Llévame con ella, yo me encargaré de esto.
Pero antes de que pudiera partir, un pequeño alboroto captó su atención.Miró al interior de su cuarto donde notó a Godofredo agitando sus alas frenéticamente mientras tiraba de la cadena que lo tenía amarrado. La criatura gemía suplicando que no la dejara sola mientras la miraba con tristeza y miedo.
—Lo siento Godofredo pero estás castigado. Me desobedeciste, te había dado el beneficio de volar sin tu cadena pero traicionaste mi confianza escapando lejos. Por eso, ahora permanecerás amarrado hasta que lo considere oportuno. Y ya deja de llorar, hazte fuerte, eres la bestia de un gladiador, no puedes mostrar semejante debilidad.
Sin decir nada más, la hormiga cerró la puerta dejando a Ali sola hecha un mar de lágrimas.
Para Tamy fue una sorpresa descubrir que la novata se encontraba más cerca de lo esperado, de alguna forma se las había arreglado para derrotar a los guardias que custodiaban los cuarteles de los conquistadores y los de los insensatos. Aunque tampoco era algo tan raro, años atrás otro gladiador con poca paciencia había hecho lo mismo.
Cada guerrero que llegaba al coliseo debía probar su valía en una serie de combates, esto le permitía subir de rango y por supuesto cada rango tenía sus beneficios. Al ascender en la jerarquía del lugar se podía acceder a mejor comida, camas más cómodas, espacios más limpios y amplios. Pero una vez se dio el caso de que un guerrero no estuvo dispuesto a acatar las reglas y haciendo uso de todo su poder, masacró a los guardias de cada zona hasta llegar a las instalaciones de los insensatos.
Por supuesto ese guerrero rebelde pagó cara su osadía, a pesar de todo su poder, su talento y su arrogancia, no fue capaz de enfrentar a la horda de insectos que se le fue encima. Las reglas en el coliseo eran estrictas, para estar en la cima debías demostrar tu valía con paciencia y esfuerzo.
Lo que Tamy esperaba encontrar al llegar a la sala común de las instalaciones de los insensatos, era a una hembra robusta y grande peleando a muerte con decenas de bichos en una escena sangrienta y cruel llena de cadáveres. En cambio, lo que vio fue a un montón de insectos noqueados, otros atrapados en trampas de hilo y a una pequeña y delicada criatura sentada en medio de la sala comiendo, junto a ella se encontraba sentado el campeón con un aspecto agotado.
—Pues... A mí no me parece que tengan ningún problema de contención de rebeldes —dijo la domadora cruzándose de brazos y mirando al mosco con expresión asesina.
—Pe-pe ¡Pero sí lo había! ¡Esto era un campo de batalla!
—¿Campo de batalla? Yo no veo ni un solo cadáver.
—¡Ah! ¡Domadora! Que gusto verla. —De pronto una cigarra se acercó a la pareja.
—¡Mavis! —Gritó el mosco desesperado por obtener algo de apoyo— ¿Qué pasó? ¡Hasta hace un momento esa bestia de allí era una loca desquiciada que atacaba a todos sin miramientos!
—Sí, lo era. Pero aunque atacaba a todos solo los noqueaba, nunca tuvo intención de matar a nadie y se tranquilizó mucho luego de que el campeón le ofreciera algo de comer. Lleva ya un rato comiendo sin molestar a nadie, incluso algunos se acercaron a charlar con ella y ha contestado de buena manera. Aparentemente ella nunca pretendió ascender de rango a la fuerza, solo está buscando a alguien en particular que se encuentra en este sitio.
—¿Hizo todo este escándalo solo para buscar a alguien? Bien podría haberse limitado a preguntarle a los guardias.
—Creo que los guardias no fueron muy amables con ella y uno le hizo proposiciones indecorosas, además a quien buscaba era a la domadora.
—¿A mí? ¿Y para qué me quiere?
—Dijo que hiciste llorar a su hermanito.
Un silencio se estableció entre los tres insectos que no sabían que más decir ante semejante declaración. Hasta que finalmente la domadora se atrevió a comentar algo.
—Esa chica... Es muy rara.
—Lo sé, pero es muy linda. —Dijo Mavis con un ligero sonrojo.
—¡Mavis! ¿No me dirás que te interesa esa mestiza?
—La encuentro linda pero no pienso acercarme a ella. Escuché que el otro día una chica intentó una aproximación romántica y terminó con las patas quebradas, aparentemente es más severa con las hembras que con los machos.
—Ya es suficiente, esos chismes de pasillo no nos interesan a nosotros —interrumpió la hormiga—. El asunto aquí es que esa mestiza, por muy fuerte que sea pertenece a clase guerrero y no puede estar aquí hasta que se gane ese derecho, por lo tanto, hay que expulsarla. Yo me haré cargo de esto.
Caminando con total determinación, la domadora se dirigió hacia Hornet dispuesta a enfrentarla. Observó al campeón que lucía agotado junto a su hermana, este pareció darse cuenta de su presencia primero y con señas silenciosas le indicó que no se acercara, por supuesto Tamy lo ignoró, pero lo que no pudo ignorar fue la aguja que casi le atraviesa la cabeza.
Por poco y no logra esquivarla, si no fuera por sus antenas sensibles no se habría dado cuenta tiempo.
El arma quedó clavada en el techo, y por lo que pudo notar la hormiga, está tenía un trozo de hilo atado en un extremo, mismo que su dueña usó para recuperarla. Tamy sin perder la calma dirigió su atención hacia la mestiza que se había puesto en guardia y la miraba con expresión rabiosa, casi diría que la intimidaba un poco, parecía una bestia a punto de atacar, aunque el panecillo que tenía en la boca rompía un poco el efecto.
— pofin te papadezez daddida dopadopa. Adopa pababaz doh bo be bizixpe a ni emadito.
—¿Que?
Hornet optó por terminar de comerse su panecillo antes de retomar la palabra.
—Dije que te haré pagar por hacer llorar a mi hermano.
Y un silencio sepulcral se instaló en el sitio. Hollow corrió a esconderse por la vergüenza que sentía. La famosa honestidad que caracterizaba a las arañas podía ser un incordio. Quizás en otro ambiente llorar no era algo tan terrible, pero en el coliseo semejante muestra de debilidad era algo muy mal visto. Por su parte Tamy solo se regocijaba con la noticia, había hecho llorar al asesino de Godofredo.
—Pero que tierna, pretende hacerme pagar a mí, la sub campeona del coliseo, como si fueras capaz de lograrlo.
—Te haré tragar tus palabras maldita. Y además te obligaré a liberar a Ali.
—¿Ali? ¿Quien es esa?
—Es la cría que tienes cautiva.
—¿Cría? ¿Te refieres a Godofredo? —Hornet parpadeó al escuchar el nombre.
—¿La llamaste Godofredo? ¡Pero si es una chica!
—¿Me estás diciendo que Godofredo en realidad es Godofreda?
Y otro silencio sepulcral se instaló en la sala. Aquel estaba resultando ser un día lleno de emociones para todos.
—Bueno, Godofredo, Godofreda, da lo mismo. Lo importante es que es mi bestia y nadie me la arrebatará.
—Eso lo veremos.
Hornet se arrojó contra la domadora con la velocidad de una flecha, pero la hormiga bloqueó su ataque directo apenas moviendo su lanza, el golpe de las armas chocando remeció al público y a las mismas guerreras, sin embargo la hormiga aprovechó esto y aplicando algo de fuerza extra obligó a la mestiza a retroceder. Luego sin perder tiempo contraatacó haciendo un barrido con su arma, Hornet a duras penas pudo evitar ese ataque dando un salto con voltereta hacia atrás.
Los insectos que se encontraban en la sala gritaron animando a las luchadoras, aún entre los guerreros de alto nivel rara vez se daba la oportunidad de presenciar un combate tan bonito y elegante.
Esta vez fue el turno de Tamy para tomar la iniciativa. Dio un enorme salto y se dispuso a caer sobre Hornet, pero esta extendió su hilo y recitó su hechizo característico.
—¡Endiro!
En cuanto Hornet dijo la palabra mágica, corrientes de alma empezaron afluir a través del hilo dotándolo de vida y movimiento, la hebra se agitó bailando alrededor de la araña desprendiendo un curioso brillo dorado. Tamy no podía cambiar su trayectoria en el aire, por lo que cayó en medio de aquella tormenta hilo donde recibió numerosos golpes que ardieron en sus extremidades como si se tratara de látigos de fuego.
Pero eso no era suficiente para someterla, acostumbrada al dolor se puso de pie rápidamente. Hornet entonces nuevamente arrojó su aguja esperando clavarle las entrañas, pero Tamy usando una habilidad casi increíble, atrapó el arma con sus manos desnudas, entonces jaló de ella arrastrando a Hornet hasta su alcance.
Una vez tuvo a la mestiza entre sus manos procedió a golpearla brutalmente. La raza de las hormigas era poseedora de una gran fuerza, Tamy ni siquiera necesitaba de un arma para herir a Hornet, su meros golpes eran suficientes para hacer su caparazón crujir. La araña tendida en el suelo recibía cada patada y cada puñetazo sin descanso, la cabeza le daba vueltas y tanto dolor comenzaba a causarle náuseas.
—¡Te golpearé tanto que reventaré todos los huevos que lleves dentro maldita! —Le gritó Tamy dejándose llevar por la euforia.
Sin embargo estas palabras hicieron reaccionar a Hornet, quien a pesar del dolor, se concentró en invocó el hechizo Endiro.
La hebra encantada golpeó a la hormiga haciendo arder nuevamente su cuerpo, pero esta vez el daño fue aún mayor, pues su armadura comenzó a agrietarse y su yelmo cayó roto.
Antes de que el hilo la hiriera más, Tamy dio un salto y se alejó de Hornet, pero está medio tambaleando se puso de pie y corrió hasta ella clavando su aguja en la hormiga. Aún cuando la cabeza le daba vueltas y se le hacía difícil ver continuó atacando hasta que la armadura terminó de romperse dejando al descubierto el oscuro cuerpo de la insecto.
El público pudo apreciar las cientos de cicatrices que recorrían la anatomía de la guerrera, la historia de una vida de lucha y dolor estaba plasmada en aquel caparazón. La pelea cada vez tomaba un rumbo más cruel y despiadado, las chicas estaban dispuestas a matarse entre ellas y esto los sorprendía mucho, sobre todo por parte de la novata, jamás la vieron luchar así.
Sin su armadura para protegerla Tamy estaba a merced del aguijón de Hornet, el peligro era inminente, así que se las arregló para darle una patada que la alejó una cierta distancia, sin embargo no notó que Hornet había dejado una traza de hilo atada a su pata.
Esta vez fue Hornet quien se aprovechó de la cuerda para atraer a su oponente, pero en lugar de agarrar a puñetazos a la hormiga, optó por usar la fuerza de la cuerda y azotarla contra el piso.
Tras cada impacto un alarido le seguía, la brutalidad de Hornet era impresionante, parecía capaz de destrozar el cuerpo de la hormiga si seguía así. Pero el agotamiento y las heridas recibidas hicieron mella en su ser, sus reservas de alma estaban casi agotadas y el dolor de cabeza le hacía difícil el tenerse en pie.
Finalmente soltó a su víctima y apoyó una rodilla en el suelo para recuperarse un poco, pero en aquella batalla no se permitía descansar. En cuanto Tamy se vio libre, corrió a recoger su lanza que se le había caído y luego arremetió contra Hornet.
Si no fuera porque los movimientos de Tamy se habían vuelto lentos y torpes podría haber empalado a Hornet, pero la araña no estaba mucho mejor, a duras penas fue capaz de esquivar y bloquear su ataque. Entonces ambas armas apoyadas la una contra la otra fueron forzadas a empujar entre ellas, en un duelo de fuerza que parecía drenar las últimas energías de sus portadoras.
A Hornet le temblaban las piernas y los mareos le hacían difícil mantener la postura, mientras que una desagradable sensación le surgía de las entrañas, estaba en su límite. Y entonces justo antes de que desfalleciera a una voz las detuvo.
—¡Deténgase ahora mismo! —Gritó una pulga que entraba en la sala—. Los duelos fuera de la arena de combate están estrictamente prohibidos y lo saben.
Las guerreras entonces se dejaron caer jadeando por el agotamiento. La pulga se tomó su tiempo para observarlas con atención y quedó bastante sorprendida al darse cuenta de la identidad de las chicas.
Una de ellas era la mestiza rebelde que había llegado hace poco, no le llamaba la atención esto, había tenido que regañarla bastantes veces por pelearse con otros gladiadores, aunque no la culpaba, con todo el acoso que sufría la pobre era casi esperable que se pusiera así. Sin embargo, enterarse que la otra combatiente era la mismísima sub campeona sí que era llamativo.
Pero lo que lo sorprendía más que todo era ver que ambas chicas se veían muy heridas, la novata se las había arreglado para igualar en poder a la domadora y eso era destacable, quizás debería considerar subir de nivel a la mestiza. Pero ahora lo que meritaba era un castigo.
—Tamy, tú eres antigua en el coliseo, conoces bien las reglas de este lugar.
—Esta maldita quiere llevarse a Godofredo —dijo la hormiga poniéndose de pie con actitud orgullosa— ¡Y eso es algo que no puedo permitir! Él... —de pronto recordó que era hembra—. Ella me pertenece, es mi bestia y me servirá hasta que alguna de las dos muera.
—¿Es eso verdad? —preguntó la pulga a Hornet, pero la mestiza no emitió palabra alguna, solo se mantuvo en estoico silencio—. Ya veo...
El insecto meditó un momento la situación, parecía una disputa grave que podía traer consecuencias a futuro si no se le ponía freno. A sus ojos la mejor solución era dejar que se mataran entre ellas, pero no podía permitir que quebraran las reglas, si se perdía el orden en el coliseo todo se volvería un caos.
—Si desean arreglar esta disputa a la fuerza, será en la arena de combate, pero una batalla en cualquier otro lugar está prohibida —dirigió una mirada severa a Hornet—. En circunstancias normales jamás admitiría que una novata luchara contra alguien de tan alto rango. Siéntete agradecida araña, organizaré una pelea entre ustedes dos para que puedan arreglar sus problemas.
Un murmullo recorrió la sala, habría un combate oficial entre Hornet y la sub campeona, luego del espectáculo que habían presenciado estaban ansiosos por verlas luchar otra vez. Sin embargo hubo una persona que no estuvo de acuerdo con esta decisión.
—¡No no no! ¡Esto es inaceptable! —Dijo Ben saliendo de entre el público.
Hornet entrecerró los ojos y frunció el ceño cuando vio al insecto, sin embargo se mantuvo en silencio en su lugar.
—¿Cual es el problema Ben? —Preguntó la pulga algo molesta. Él ya conocía a la mariposa y sabía lo quejumbrosa y fastidiosa que era.
—¿El problema? ¡Pues el problema es que esto es injusto! Yo llevo mucho más tiempo que está novata luchando aquí y todavía no tengo oportunidad de pelear contra la domadora. Me he preocupado por fortalecerme y seguir las reglas del lugar ascendiendo en la jerarquía solo para tener la oportunidad de luchar contra ella, pero parece que mis esfuerzos son en vano, aquí son unos desgraciados que...
—Si, ya entendí Ben, cállate. De acuerdo, cambio de planes, tu pelearás contra la novata, el que gane se enfrenta a Tamy ¿Contento?
—Sí —contestó asintiendo.
—Bien. Si nadie más tiene quejas entonces organizaré los combates, pero estos serán la próxima semana. Pues por ahora ustedes están castigadas, ninguna tiene permitido luchar en la arena. Rompieron las reglas y deben pagar se alguna forma.
Miró a su alrededor buscando algún rostro de descontento, pero no parecía haber nadie disconforme, así que sin decir nada más se retiró de la sala.
Pronto Hornet imitó la actitud de la pulga y se puso de pie temblando un poco, entonces con pasos vacilantes salió de la sala manteniendo su silencio.
En cuanto la guerrera salió de la vista de todo el mundo, se permitió apoyarse en la pared y jadear un poco, se sentía horrible, le dolía la cabeza, sus piernas estaban débiles, no podía dejar de temblar y tenía una extraña molestia que se acrecentaba a cada momento.
Casi arrastrándose se dirigió a su cuarto donde se encontró con Hollow y el Rey Pálido, quienes en cuanto la vieron supieron que algo andaba mal.
—¿Hornet? ¿Estás bien? ¿Que te pasa? —Preguntó el gusano.
La chica nuevamente no contestó nada, caminó en silencio hasta un basurero que había ahí y vomitó. Hornet vio con horror como expulsaba un líquido negro de su interior, jamás en su vida había vomitado y la experiencia estaba resultando ser bastante traumática.
Aún temblando, pero sintiéndose algo mejor se sentó junto al basurero mientras se recuperaba, entonces recobró el habla y con cierto pánico en su voz preguntó.
—¿Que fue eso?
—Creo que vomitaste algo de vacío —dijo el rey con cierto asco—. Te golpearon demasiado.
—¿Eso es malo? —Preguntó Hornet asustada.
—No, tranquila, para ti no es nada malo, tu cuerpo se recuperará de esto, tu eres parte carne y parte vacío, para alguno de tus hermanos si sería algo grave.
—¿Pero estas seguro de que esto no tendrá ninguna consecuencia para mí? No se habrán reventado los huevos de mi interior? —dijo aterrada recordando las amenazas de Tamy.
El gusano parpadeó sorprendido por aquella pregunta, no sabía que Hornet tenía esas preocupaciones.
—Hornet ¿Quieres ser madre?
Si la chica no hubiera estado tan pálida y débil se habría podido apreciar un leve sonrojo en su rostro
—N-n-no, no pretendo ser madre.... Al menos no ahora... Es solo que... No me quiero cerrar a esa posibilidad.
—Ya veo —El fantasma suspiró—. No te preocupes, las hembras están hechas para soportar toda clase de maltratos sin que los huevos que guardan en su interior se vean afectados.
—Es... Bueno saberlo.
Hornet entonces se puso de pie con lentitud y se dirigió a su cama donde Hollow estaba sentado mirándola con preocupación. Se colocó junto a él y le permitió apoyar su cabeza contra su hombro. Ambos se veían abatidos.
—Ella.... La domadora... Luché con ella... Es fuerte... Si no hubieran detenido la pelea quizás yo...
Hollow abrazó a su hermana enterrando su cabeza en su cuerpo mientras le pedía perdón por ser tan débil, por no quedarse a su lado para protegerla. Si no hubiera huido por la vergüenza las cosas habrían sido diferentes. Se fue porque asumió que Hornet estaría bien sola, pero incluso ella tenía un límite, uno que casi fue superado y que por poco le cuesta la vida.
—Tranquilo Hollow, ya pasó todo, no volveré a dejarme ganar así. Me haré fuerte... Los dos nos haremos más fuertes.
En otra zona del coliseo, la hormiga se encontraba en su cuarto abrazando a la murciélago de forma muy posesiva, cosa que hacía sentir un tanto incómoda a Ali.
—Nadie te llevará de mi lado Godofredo —dijo apretando más a la criatura—. No me arrebatarán lo único bueno que me queda en la vida.
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¡Sha! ¡Ha! ¡Megale! ¡Endiro! ¡Git Gut! Que tal, espero que les haya gustado la batalla, nunca he sido muy buena con las escenas de acción pero hago lo que puedo, la pelea de ahora necesitaba que fuera brutal. Y ya por el siguiente capítulo vendrían un par de escenas que llevaba mucho tiempo deseando escribir ¡Se viene el climax!
Por otro lado por fin aprendí a etiquetar gente aquí. Por alguna razón puedo etiquetar desde el celular pero no desde el PC. Así que pasaré a etiquetar correctamente a todos aquellos que me han mandado dibujos y hablando de eso, hay nuevo fanart en el capítulo "En las Termas", es bastante cómico, vayan a verlo.
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