17˚.༄
Todo estará bien...੭ु
Yoongi escribía sus apuntes en su cuaderno, el día anterior había conocido a los amigos de Jungkook. Había podido interactuar bien con ellos, no lo forzaron a nada que no se sintiera del todo cómodo y siempre le preguntaban por cómo estaba. Eran buenos chicos.
Por unas horas pudo distraerse.
Pero aún así sentía que le faltaba algo, cada vez que tocaba su bolsillo y estaba vacío, o cada vez que estaba solo y no sentía ninguna vocecita curiosa preguntando por las cosas a su alrededor.
Pero en ese momento, estando solo en su hogar, y no era nada gratificante.
Un leve dolor de cabeza no dejaba que puerta concentrarse en sus estudios y era increíblemente molesto tener que releer el mismo párrafo unas tres o cuatro veces.
Soltó un bostezo perezoso, lo mejor era tomarse unos minutos y tal vez tomar una pastilla para el dolor de cabeza.
Dejó sus cosas de lado y salió de su habitación para ir directo a la cocina, sirvió un vaso de agua y tomó la pastilla. Lavó el vaso y antes de poder retirarse de la cocina sintió unos golpes en la ventana de esta.
Se extrañó y caminó hacia ella para ver que era lo que golpeaba el vidrio.
Quedó sorprendido al ver a un hada bastante bonita revoloteando frente a él.
— ¿Q-qué?— Yoongi no tenía idea de que estaba sucediendo.
Podría caer desmayado o podría hacer como si fuera una situación completamente normal, después de todo ya sabía de la existencia de los pequeños seres por lo que no sabía que podría esperar en un futuro. Todo era posible.
— ¿Tú eres Yoongi, no es así?— Dijo apresuradamente.— ¡Contesta!— Bueno, la pequeña parecía no estar de muy buen humor.
— Si, soy yo... ¿Por qué?— Aún seguía sin entender el porqué de la situación.
— Necesitamos tu ayuda, supongo que te acuerdas de Hoseok...
— ¿Pasó algo con él?— Preguntó preocupado, interrumpiendo al hada.
— De hecho, si, es por eso que estamos aquí...— De repente dos haditas aparecieron detrás de ella, una cargaba algo -o alguien- totalmente tapado con una manta, debido al frío. — Solo tú puedes ayudarlo en su situación, y a pesar de que va en contra de nuestras leyes, debemos intentarlo...
Yoongi dejó que ellas entraran a su casa, viendo como volaban hacia su sala. El pelinegro las siguió.
Un pequeño castaño se acercó a él, entregándole a la pequeña hada tapada hasta la cabeza.
Lo tomó en sus manos con delicadeza, dejando que el castaño lo destapara, revelando al pequeño Hoseok con un aura deplorable. No se parecía nada al Hoseokie que jugaba dentro de su bolsillo.
— ¿Que le sucedió?... E-el estaba bien aquí...¿Como terminó así?— Min había comenzado a alterarse, de solo sostener al pequeño tenía miedo de dañarlo, parecía tan frágil. Estaba dormido sobre sus palmas y parecía tener frío.
— Es algo difícil de explicar, pero cuando un hada tiene un cariño muy fuerte por algo o alguien y por alguna razón lo pierde puede llegar a afectarle demasiado, haciendo que pierda su magia. La magia es vital para nosotros...— Explicaba el hada que parecía mayor. —Hoseok siente un cariño tan grande hacia ti que el alejarse le ha hecho daño, él está perdiendo demasiada magia y necesita tu ayuda.
— Pero... ¿Que tengo que hacer?— No podía creer que eso esté sucediendo, pero ayudaría a su pequeño rubio.
— Bueno...
(...)
Min había entendido a la perfección.
Las hadas que se presentaron como Soyeon, Yejin y Seokjin le explicaron a la perfección que debía hacer y que harían ellas.
Y era tan simple como tenerlo a su lado.
Ellas harían todo su trabajo con su magia, pero Hoseok necesita sentirlo cerca, era la única manera de que dejase de perder fuerzas. Obviamente no podía ser brusco, porque en su estado podía lastimarlo, pero con solo tenerlo recostado sobre su pecho era suficiente.
Se acomodó sobre su cama.
— Solo me quedo aquí y no hago nada, lo sé... Pero todo estará bien, ¿No es así?— Las manos de Yoongi cubrían el cuerpito de Hoseok de forma protectora.
— Todo estará bien.— Respondió Seokjin. — Él es fuerte.
Yoongi se quedó mucho más tranquilo, dejando que las hadas comenzaran su trabajo. Se colocaron al rededor de Hoseok y dejaron que su magia haga todo. Luces de colores rodearon al rubio, siendo absorbida por este.
Yoongi fue testigo de como las alas de Hoseok comenzaron a brillar hasta el punto de tener que cerrar los ojos para no dañarlos.
Al abrir los ojos, pudo notar que sus alas ya no estaban y su preocupación volvió.
— Sus alas... no están. ¿Que pasó con ellas?— Hablaba bajito para no molestar a Hoseok.
— Tranquilo Yoon.— Habló Soyeon.— Pronto entenderás, pero no es nada malo... Solo quédate con él.— Ella sonrió y agitó sus alitas para volar.— Vamos chicos, hay que dejarlos tranquilos, estaremos en tu sala.— Avisó ella para retirarse seguida por los otros dos.
— Pero...— No dijo más nada pues ya se hablan ido.
Se quedó en completo silencio, el pobre tenía miedo de meter la pata.
Desvío sus ojos al rostro del pequeño, parecía mejor que hace un rato. Sus ojeras habían desaparecido y su expresión de molestia también, solo quedaba un lindo rostro descansado y con una expresión de satisfacción.
Con sus dedos, Yoon acarició la carita y cabello del pequeño, mientras que con la otra mano tenía cubierto al cuerpecito para darle calor. Lo cuidaba como podía y trataba de transmitirle todo el cariño posible.
Solo quería ver al pequeño rubio travieso y torpe nuevamente, quería oír su risita y voz dulce.
Con voz calma decidió comenzar a cantar una canción, con tono bajo para no perturbar el sueño de Jung pero lo suficientemente alto para que pudiese oírlo de alguna manera.
Solo quería darle seguridad y tranquilidad.
Pero no sólo se la transmitió al hada, sino que el sueño comenzó a apoderarse de él. Yoongi solo puedo cantar unos minutos más, hasta que el silencio se apoderó de la habitación.
Si, también se había dormido.
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Con pereza abrió los ojos, tratando de descifrar donde se encontraba. Se sentía completamente nuevo y descansado, como si hubiera dormido por días. Ya no tenía dolor ni malestares en su cuerpo.
Sintió un latido extrañamente conocido para él bajo su oído. Un familiar aroma se coló por sus fosas nasales haciéndolo sonreír. Era el rico olor de su Yoonie.
Despacio subió su rostro, notando el rostro dormido del humano, pero de una manera un poco distinta a como lo recordaba.
Ya no lo veía como si fuera un gigante, ni le parecía ser increíblemente enorme... Ahora lo veía de la misma manera que veía a otras hadas.
Se sorprendió tanto que saltó de su lugar, cayendo al suelo.
Y en ese momento notó su tamaño.
Ya no tenía el tamaño de un hada, sino el de un humano.
Ya no era un hada...
Yoongi se removió en su lugar y despertó. Se asustó al no ver al pequeño pero al girar la cabeza lo notó.
Hoseok era un humano.
— Yoonie... Y-yo...— Los ojos del rubio se llenaron de lágrimas.— Soy como tú, yo... — Comenzó a llorar como un niño, pero no de tristeza, sino de felicidad.
— Oh Hoseokie... — Yoongi no espero más y se lanzó a abrazar al lindo chico, lo había extrañado más que a nada, no podía seguir sin él a su lado. Decir que no estaba sorprendido al ver a Jung como humano era una gran mentira, Min estaba maravillado.
Hoseok correspondió al abrazo, ocultando su rostro en el cuello del pelinegro, no querían estar más separados.
— Mi pequeño Hoseok, te he extrañado tanto pequeño, no podía tenerte lejos.— Yoongi acariciaba la cabellera suave del más pequeño. A pesar de ser humano, seguía siendo más pequeño que él.
— Yo también te he extrañado Yoonie, no sabes cuanto...— Hoseok se alejó un poco del contrario y sonrió.— No puedo mentirte Yoon, eres la persona más bella que he conocido en mi vida y es inevitable sentirme de esta manera... Te amo, te amo, te amo Yoonie, te amo demasiado y no podía alejarme de ti.— Podía estar siendo precipitado pero no podía guardarlo más. Tenia miedo de la respuesta de éste, pero la sonrisa en el rostro de Yoongi lo tranquilizó inmediatamente.
— Oh Hoseokie, yo también te amo... Te amo como a nadie, te has convertido en mi vida entera pequeño.— Yoongi acariciaba el rostro de Hoseok con sus pulgares. Los ojos del pelinegro reflejaban todos sus sentimientos.
Hoseok ni siquiera lo pensó y besó con timidez los labios de Yoon, sorprendiendolo por un momento, pero Min correspondió al instante. No fue un beso demasiado largo, ni brusco. Sino que fue un beso inocente y dulce, pero perfecto para ambos.
Al separarse se sonrieron mutuamente, Yoongi completamente feliz de tener al rubio delante y Hoseok con timidez pero de igual manera feliz.
Bueno, hasta que se dieron cuenta de un pequeño detalle, sonrojando a ambos hasta las orejas.
Hoseok estaba desnudo.
Yoongi se levantó rápidamente y tomó la manta que estaba en su cama para tapar al chico, quien parecía un lindo tomatito.
El pelinegro podía morir de ternura en cualquier momento.
— Tranquilo, no pasa nada...— Yoongi lo tranquilizó.— Ven, te daré ropa y luego iremos a la sala, te esperan allí.
Hoseok lo miró con duda pero asintió, también tenía curiosidad por saber cómo había llegado allí, no recordaba nada desde que Seokjin lo había ido a visitar a su casa.
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