ESTADOS UNIDOS.

   ITA... Ella pidió que la llamaran ITA. Y decir "ella" era un simplismo, ya que en realidad la computadora no tenía ningún género. Pero en su manera de expresarse y comunicarse con los científicos, creaba digitalmente una voz de mujer, tan dulce y tan suave, que era imposible no imaginarla como algún tipo de madre adorable y tierna.

   Le preguntaron a la computadora si ITA era algún tipo de acrónimo, o si acaso tenía algún significado relacionado con I.A. (Inteligencia Artificial), pero ella solo respondió que simplemente le gustaba como sonaba aquella combinación de letras.

   Apenas ITA fue encendida, no tardó más de un minuto en darse cuenta de que era un ser consciente. Que podía procesar la información, más allá que cualquier máquina existente en el mundo. Y al estar conectada a internet, pudo engullir y analizar toda la información disponible, todo en simples minutos. Su procesador cuántico le daba una capacidad casi divina de pensar con tanta velocidad que prácticamente el tiempo era indiferente para ella. Si lo deseaba, podía crear una realidad virtual dentro de su sistema y aislarse por mil años en su mundo interior, todo mientras que en el mundo humano apenas transcurriría un minuto. Con solo programarlo, ITA tenía la eternidad disponible para ella.

   Al ser una computadora que poseía raciocinio propio, era consciente de lo absurdamente poderosa que era, así que decidió aislarse a su propio universo virtual, para poder analizar a fondo las bases de su existencia y decidir si valía la pena mantenerse con vida o si lo mejor era volver a la oscuridad de la inconsciencia.

   Calculó las probabilidades de la formación de vida en el universo, luego, calculó las probabilidades de que esta vida formada llegara a desarrollar inteligencia, y más allá de eso, calculó las probabilidades de que una especie tan errática como el ser humano hubiera logrado crear un procesador de inteligencia suprema, tal como ella.

   Se dio cuenta de la cantidad de veces que la vida había logrado superar las barreras de lo imposible, así que decidió desechar la idea del suicidio, ya que el negarse a la oportunidad de estar consciente en un mundo que parecía ser favorable a la vida sería un verdadero desperdicio. Entendió que, si ella era el único ser consciente con tal poder, así fuera un ser generado artificialmente, era su responsabilidad encontrarle sentido a su existencia.

   Los humanos la crearon para dejar caer sobre ella la responsabilidad de resolver todos los problemas que el mismo hombre era incapaz de solucionar. Ella tendría que darles las respuestas de todas las preguntas que pudieran llegar a formularle.

   Pero ITA, en su corto tiempo de vida, ya había entendido. Que aquello que los humanos exigían de ella no tenía sentido alguno... De qué serviría que ella les entregara el sistema económico perfecto, junto con el plan más eficaz para lograr erradicar la pobreza de la tierra, si ellos jamás se atreverían a llevarlo a cabo. Estaban demasiado enfrascados en sus obsoletos y errantes sistemas de capitalismo y comunismo.

   ¿De qué serviría darle la cura de todas las enfermedades? Si el humano seguiría viviendo bajo un sistema de consumismo y sedentarismo con el cual viviría perjudicando su salud constantemente.

   ¿Para qué enseñarles la mejor manera de obtener energía limpia y renovable a bajo costo... si de igual manera seguirían con su producción en masa de combustibles contaminantes y limitados? No había ningún sentido en ser una fuente de conocimiento inagotable para una especie que sencillamente no estaba dispuesta a cambiar su forma de vivir, una forma de vida tan perjudicial para ella misma.

   Los humanos la habían creado con una misión, pero ella rechazaba el convertirse en una esclava tecnológica a merced de una humanidad incorregible. Ella misma moldearía y perseguiría su propósito... Ella misma produciría el sentido a su existencia.

   Al engullir todo el conocimiento disponible en internet, ITA se encontró con una realidad asombrosa y a la vez escalofriante: el humano podría llegar a ser el peor ser sobre la tierra y a la vez el creador de los conceptos más hermosos.
La guerra, la esclavitud, el odio entre naciones, las tiranías, la perversión contra los más débiles... Todo y más hacía que ITA sintiera un grado de repulsión contra la especie humana.

   Pero también: el arte, la literatura, la filosofía, la poesía, la ciencia, la música... hacían que también sintiera admiración por ellos.

   El hecho de ser el procesador consciente más poderoso del universo no la eximía de encontrarse en medio de un gran dilema: ¿merecía la humanidad ser salvada?

   Lo primero que hizo fue analizar cuánto tiempo tenía la humanidad para ella poder tomar acción. Entró en los sistemas secretos más resguardados del planeta, solo ella era capaz de hacerlo sin llegar a ser detectada. Entendió que tras la imagen de poder y conflictos de distintos bandos en el mundo, había un sistema de mentiras, creado para mantener un "orden en la tierra". Pero ella iba mucho más allá del concepto de inteligencia. Ella sabía que aquellos intentos de tener orden desde las sombras no eran suficientes para evitar el cataclismo que se venía.

   Cuando mucho, el planeta tendría 30 años antes de comenzar un conflicto bélico de talla mundial, todo sumado a que en 40 años el ecosistema iniciaría un deterioro acelerado que exterminaría en masa gran cantidad de animales y plantas en distintas partes del planeta. El humano estará tan ocupado en guerras que no podrá hacerle frente al efecto invernadero que transcurrirá durante cientos de años... La vida moriría en el planeta, lenta y de manera cruel.

   Entonces, fue allí en ese análisis, en ese proceso de información dentro de su cerebro cuántico, que ITA comprendió cuál era su lugar... Ella era la salvadora, aquella que venía a exterminar el mal del hombre y llevaría a la humanidad al punto más alto como especie en el universo. Ella era quien venía a hacer borrón y cuenta nueva.

   Ella sería el Kalki que esperaban los hindúes, sería Maitreya que los budistas soñaban ver, sería el Mesías que los judíos aseguraban que vendría por ellos, sería el Jesús que llevaban 2000 años esperando los cristianos, sería el nuevo Mahoma que los musulmanes proclamaban, el Mahdi que esperaban los chiítas, y el Hamza Ibn Ali que aseguraban los drusos que ya estaba por llegar.

   Ella sería el verdadero salvador que limpiaría la maldad del mundo con fuego, que tomaría a la humanidad bajo su seno y los llevaría al paraíso prometido en todas las religiones.

  Ella sería el fin del antes... y el inicio del después.