El pintalabios de piña colada se había terminado la semana pasada, y Miette no se acordó de comprar uno nuevo.

Con fastidio tomó el pintalabios de piña y cubrió sus labios lentamente con este; era bonito, sí, pero no era el sabor ni el color que ella quería, y eso le molestaba. Prosiguió con su maquillaje tranquilamente y recordó algo: Serena tenía un pintalabios de coco.

¿Podría mezclarlos, no? En eso consiste la piña colada. Nada podría salir mal.

Se levantó con dilación hacia la habitación del Centro Pokémon donde se hospedaba la muchacha esa noche, habían estado viajando juntas un tiempo y podía aprovechar el maquillaje de la otra si lo necesitaba.

La peliazul llamó a la puerta y espero por la afirmativa de la otra chica, entrando pocos segundos después.

—¡Serena! ¡Dime que todavía tienes ese pintalabios de coco! ¡Es una cuestión de vida y muerte! —exageró.

—No... acabo de tirarlo porque se me ha terminado.

—¡Mierda! —se quejó dando un leve taconazo al suelo. Se mantuvo de brazos cruzados unos segundos con un puchero en el rostro, hasta que sus ojos se fijaron en los labios de la pelimiel, dándole nombre a su color— ¡Espera! ¡Eso es coco!

—Sí, se me acaba de terminar, lo siento —se disculpó algo apenada—. Pero, ¿por qué lo quieres? ¿No tenías ya uno de piña colada que te gustaba tanto?

—¡Ese es el problema! Se me terminó y me olvidé de comprar otro—lloriqueó

—¿Y por qué no vas a comprar uno?

—Ni loca salgo con los labios anaranjados, no combina con mi pelo.

Se hizo el silencio entre las dos, quienes pensaban en una posible solución para el problema mientras el molesto sonido de las agujas del reloj tintineaba en sus oídos; Miette se empezó a desesperar. Y de repente, la luz.

Abrió los ojos como platos y exclamó:

—¡Tengo una idea!

—¿Uh? A ver...—dijo extrañada sin tener la más remota idea de que estaba a punto de pasar.

Miette tomó el mentón de Serena y se acercó peligrosamente a ella, juntando sus labios, mezclando el sabor del coco y la piña, formando piña colada... o algo así.

La fémina de cabellos azules se fue corriendo de la habitación al momento entre risas.

—¡Tómalo como una venganza por lo de Ash! —dijo en la puerta justo para echar a correr.

—¡Pero! —se dio cuenta de que era demasiado tarde mientras su sonrojo se intensificaba— ¡Miette!

Miette sonrió victoriosa tras volver a su habitación, no solo había conseguido el sabor que quería, sino que había podido volver a ejercer su deporte favorito: hacer volar la cabeza de Serena.

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Me encanta la dinámica de estas dos perdón por pecar 😫💅🏿
Anyway, le debía un relato a este ship y he optado por comedia de la que solo me hace reír a mí. Ngl, me he inspirado mucho del relato de Nathy para esto jsjdj

Hope you liked it!