Green despertó en mitad de la noche, decidió ir a por un vaso de agua, pues su lengua pedía a gritos hidratar la sequía que sentía. Caminó con lentitud, evitando hacer ruido.

Echó un vistazo a la habitación de X, que se hallaba con la puerta medio abierta; el menor dormía tranquilamente.

Era bonito ver que por fin dormía, que poco a poco iba saliendo de la depresión. Green se sentía orgulloso de ver cómo X progresaba. Ahora podía verle hablar con amigos, salir muy de vez en cuando con gente de su edad y sonreír más habitualmente, aunque no dejaba de tener caídas durísimas de las que tardaba bastante en salir.

Green se sentía orgulloso, porque en parte fue gracias a él.

Poco tiempo después de conocer a X, la inusual ternura que poseía se desprendió de su cuerpo para ser ofrecida al menor, le abrazó con cariño y le trató como el hijo que nunca tendría. X era como su hijo, pese a que se llevasen diez años y hubiera sido casi imposible en la realidad.

Y la verdad, nadie podía reclamarle nada, sus padres eran tan ausentes que muchos creían que estaban muertos, y las malas lenguas que querían inculpar a Green de abusar de un menor, eran acalladas por las verdades que Yvonne promulgaba. El proveniente de Kanto no tenía ninguna intención sexual o romántica con X, diez años era demasiada distancia como para tan siquiera imaginarlo; X era como su hijo, nada más.

Y huelga decir que Red y Trevor eran mucho más que el mejor amigo de sendos jóvenes. No había nada en contra de Green, él solo cuidaba de X de  forma altruista.

El ojiverde meció su cabeza un poco, negando así y echó una muy suave risa, prosiguiendo su camino hacia la cocina.

Seguiría cuidando y amando a X como a su propio hijo.

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Al final decidí darles una relación padre-hijo, la moral me pesa demasiado y prefiero dejarlo así, además de añadir Green x Red y X x Trevor e.e

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