Cuento 2
Soy un chico que tiene bloqueado sus sentimientos, nunca me involucro con nadie sentimentalmente, tengo fama de playboy, pero a las chicas parece no importarles esto.
Hoy me junté con una,ni siquiera le sé el nombre, lo importante es que estaba dispuesta y yo muy excitado.
Estábamos en un parque en un banco cualquiera, ella encima de mí moviendo su sexo sobre mi ya duro miembro comiéndonos la boca salvajemente, mi mano se deslizó por su glúteo para levantar e introducir mi mano dentro de su calzón moviéndola aún más frenéticamente sobre mí.
Algo me hizo intuir que ya no estábamos solos, dejé de besarla para mirar a mi alrededor y divisé un chico mirándonos catatónico.
Saqué mi mano de la chica y le bajé la falda, ella aún no comprendía por qué dejé mis avances, le indiqué con un gesto al chico parado a escasos metros de nosotros.
Avergonzada tomó su cartera y huyó rápidamente.
El chico recién reaccionó y se dio media vuelta para huir.
¡Mierda! Ese tonto me había arruinado la noche, dejándome con una dolorosa erección a cuestas.
Corrí tras él para hacerle pagar por lo que había ocasionado.
El chico era veloz, cuando por fin lo atrape estaba jadeando y sudoroso.
-¡Quédate quieto pervertido de mierda!
El chico tenía una cara de muy asustado.
-¿A eso te dedicas, a espiar a los demás?¿No se te para si no miras?
- Es..estás equivocado, no no fue mi intención verlos.
-¡Pagarás por esto!-le grité furioso.
-¡Por favor, déjame ir!, ni siquiera te conozco.
Veía su cara afligida, pero no me importaba, se mordía los labios nervioso, unos labios rojos y abultados.
No sé si fue mi estado de excitación inconclusa, pero lo agarré del pelo y lo jale hacia mí para besarlo con rabia, el chico no atinaba a nada, se dejaba hacer quieto.
Lo miré directamente a los ojos, que eran de un azul profundo.
- Tú castigo será terminar lo que mi chica no pudo.
Su respiración se volvió aún más agitada.
-¡No puedo, soy un chico igual que tú!
Lo miré ya empecinado en hacerlo obedecer.
- No es mi problema, así aprenderás a no espiar. Ahora bésame- le ordené.
- No sé como hacerlo.
Bajo la cabeza avergonzado.
- Sólo sígueme.
Tomé nuevamente su boca, era suave y caliente, deslice mi lengua por ellos instándolo a abrir la suya, el chico poco a poco entreabrió sus labios ocasión que aproveché para atrapar su lengua y enroscar la con la mía.
Sentí cómo su respiración se aceleró y un pequeño gemido brotó de su garganta,lo que provocó que mi excitación aumentara, tomé su mano y la guíe hacia mí entrepierna haciendo que su mano tomara posesión de mi miembro adolorido, yo introduje mi mano en el suyo que estaba igual de duro que el mío y lo acaricie lentamente deslizando mi mano por toda su extensión, el por su parte acariciaba el mío ya sin rastro de pudor,mientras nuestras bocas se succionan y lamían sin piedad.
En cosa de segundos logramos un orgasmo intenso, dejándome impactado por que nunca había tenido una experiencia así de intensa.
De un momento a otro el chico me empujó tirándome al suelo y salió huyendo despavorido.
No tenía fuerzas para seguirlo, así que me tendí de espaldas sin poder creer lo que había pasado.
Nunca había ni siquiera pensado en hacer lo que había hecho con un chico,
hasta el momento era la experiencia más intensa en mi vida.
Me incorporé para dirigirme a casa, total era muy poco probable que lo volviera a encontrar.
Esa semana papá me avisó qué se casaría nuevamente.
Me encogí de hombros, me importaba un bledo lo que hiciera, sólo me quedaban seis meses para terminar el colegio, y cuando eso sucediera me largaría de casa, tenía la herencia que me había dejado mamá al morir.
- Hoy cenaremos con mi futura esposa y su hijo, creo que es más o menos de tú edad.
- ¿Es necesario que esté presente?, total el que se va a casar eres tú .
- No seas sarcástico, no te lo estoy pidiendo es una orden, ¿entendiste?
Le sonreí burlonamente y le hice una reverencia antes de irme.
Papá siempre era así, imponiéndose para lograr lo que quería, nunca se preocupó de mis sentimientos cuando mamá murió, así que aprendí a valerme por mi mismo y no confiar en nadie, al final todos traicionan.
El día de la cena llegué tarde a propósito, ellos ya se encontraban sentados a la mesa.
Tiré mi mochila sobre el sillón viendo como papá me miraba irritado sin poder hacer nada delante de las visitas.
- Éste es mi hijo, Jeon Jungkook.
Levanté mi vista para mirarlos despectivamente antes de sentarme.
Un par de ojos azules me miraron sin dar crédito a lo qué estaban viendo.
Yo por mi parte quedé helado.
El chico sentado a la mesa era el mismo del incidente en el parque.
- Hola Jungkook, soy Miku, y el es mi hijo Park Jimin.
Tragué saliva conmocionado.
Me incliné para saludarlos y tomé asiento.
Desde ese momento guardé silencio y en el transcurso de la cena miraba a hurtadillas a Jimin, quién en ningún momento me dirigió ni una sola mirada.
- Hijo, Jimin irá al mismo colegio que tú, hemos acordado con Miku que lo pases a buscar mañana para llevarlo,él es nuevo en la ciudad.
-¡Mamá te dije que no era necesario!- replicó Jimin.
- No te preocupes hijo, Jungkook lo hará feliz, además así se van conociendo. - dijo mi padre.
Tragué de nuevo saliva, ¿conocernos?, ni siquiera sospechaban el nivel de conocimiento que teníamos.
La cena se me hizo eterna, lo único que quería era huir, Jimin estaba inmutable, no me habló ni miró durante toda la noche.
Por fin se fueron.
- Ojalá fueras la mitad de educado que el hijo de Miku.
Siempre comparándome, nunca conforme.
Sus palabras ya no me lastimaban.
Subí a mi habitación y me quedé dormido pensando en esos ojos azules que no podía sacar de mi mente.
Yo que nunca me ponía nervioso lo estaba con creces esa mañana esperando por Jimin en la entrada de su edificio.
Su madre salió con él.
- Hola Jungkook- me saludó sonriente- cuida bien de mi hijo, si no es molestia traelo por hoy de vuelta.
Asentí sin pronunciar palabra.
Jimin beso cariñosamente a su madre antes de irnos.
El silencio entre los dos me estaba matando.
- Jimin, respecto a ése día...
- No quiero hablar de eso- me dijo tajante.
Por primera vez me sentí cohibido y avergonzado.
Llegamos al colegio sin cruzar ni una palabra más.
- Te espero a la salida- le dije.
- De acuerdo- respondió alejándose de mí.
Ése día mi humor era de los mil demonios, quería estar solo, algunas chicas intentaron acercarse,pero las alejé sin piedad.
Al término de las clases, me dirigí a encontrar a Jimin, quien ya me estaba esperando.
Caminamos de regreso, pero era como si el hubiese levantado un muro que no podía traspasar.
De repente el se detuvo y me quedó mirando.
- ¿Por qué?- me preguntó.
Yo sabía de lo que hablaba.
- ¡Perdóname!, no sé que pasó conmigo ése día, desquité mi mal humor contigo.
- No volveré a mencionarlo, me lastimaste mucho, desde ahora será como si nunca hubiera pasado.
- Por mí está bien.
- No lo hago por tí, sino por mamá, ella de verdad ama a tú padre.
No sabía porqué razón sus palabras me lastimaban.
Me lo merecía, había sido un patán con él.
Llegamos en silencio al frente de su edificio.
- Mañana paso por tí.
- No es necesario, puedo irme solo.
- Por favor, necesito que borres la mala imagen que tienes de mí, se que no merezco una segunda oportunidad.
Me desconocía a mi mismo, estaba rogándole a ese chico.
- Está bien.
Se marchó mientras yo veía su espalda alejarse hasta que se perdió dentro del edificio.
La verdad era que si me importaba lo que Jimin pensara de mí, no había podido sacarlo de mi cabeza desde esa noche en el parque, y muchas noches desperté sudoroso soñando con su boca en la mía.
Eso era algo de lo que él nunca se enteraría y mi castigo por tan reprochable actuar con él.
Esa noche ni siquiera me detuve a pensar en sus sentimientos.
Fue así que todas las mañanas pasaba por él para irnos juntos al colegio y por las tardes lo esperaba para regresar juntos.
Con el transcurso de los días Jimin se fue relajando dejándome ver lo hermoso que era como persona, siempre cálido y amable, incluso conmigo.
Compartíamos el amor por el animé e incluso fuimos juntos al cine un par de veces.
Yo secretamente me había enamorado de Jimin, pero sabía que no tenía ninguna oportunidad con él.
Las chicas al ver mi desinterés por ellas, empezaron a chismorrear sobre mi relación con Jimin.
- A Jungkook ahora le gusta la polla.
Me devolví al escuchar el comentario.
Era una de las tantas chicas con las que había tenido sexo.
-¿y qué?, cuando te la metiste en la boca ni siquiera te quejaste.
La chica se puso colorada al ver que todos escuchaban.
Le dí la espalda y me alejé del lugar.
Cuando llegué a la entrada Jimin no estaba esperando, me pareció raro.
Una chica se acercó.
- Jungkook, unas chicas están intimidando a Jimin en los baños.
Salí corriendo, cuando llegué un grupo de cuatro chicas tenían acorralado a Jimin en una esquina.
- Eres gay, se nota a leguas.- dijo una chica.
- Deja de meterte con Jungkook, aléjate de él. - dijo otra de las chicas.
Una de ellas le escupió la cara.
Yo tenía tanta rabia que sin medirme la tomé del brazo y la arrojé al piso.
- ¿Qué daño les hizo?, si quieren desquitarse háganlo conmigo, no involucren a nadie más, ahora váyanse antes de que informe al director de lo que hicieron.
La chica del suelo se paró para salir junto al resto.
Me acerqué a Jimin que lloraba silenciosamente.
Largué la llave del lavabo y acerqué a Jimin para limpiar el escupitajo de su rostro.
- Lo siento, todo es mi culpa, sólo traigo dolor a los que están cerca de mí.
Es mejor si me mantengo alejado, así no tendrás problemas.
Jimin me abrazó fuertemente.
- Prefiero eso a tenerte lejos.
¿Había escuchado bien?, me separé de su abrazo para mirarlo, Jimin bajó la cabeza tímido.
- Desde que me conociste sólo te he causado dolor y aún así quieres estar a mi lado. - le dije asombrado.
- Esa noche en el parque quedé marcado por tí, intenté odiarte, pero no pude, en cambio terminé enamorándome.
¡No podía creerlo! Jimin también me amaba, a pesar de lo despreciable que había sido con el.
Levanté su rostro y besé su frente, sus mejillas, su nariz y por fin sus labios.
Está vez fui dulce, sin obligarlo a nada, sólo quería darle lo mejor de mí.
Jimin me rodeó el cuello con sus brazos y me besó de vuelta, ya no tan inexperto cómo aquella primera vez.
Ese día nos fuimos tomados de las manos, felices de habernos por fin sincerado, tendríamos que enfrentar muchas cosas juntos, incluyendo a nuestros padres, tendríamos que ser fuertes y luchar por nuestros amor.
Fin
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro