Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

05 | Aversión Animal






Con una lámpara apenas luminosa, un hombre lívido se encontraba postrado en la cama de su lujosa finca. Orson, su amigo veterinario, llegó a revisarlo por última vez en compañía de Atwood. Con ojo crítico examinó. No iba a llegar a más, pues sus epilepsias y lo morado de su tez no indicaban mejoría. Ni aunque hubiera recibido intervención profesional. Era mejor dejar las cosas en su sitio.

—Quiero un espejo... —La necesidad del moribundo paralizó a los dos hombres.

—Es su última petición —aclaró Atwood.

Devastado, el veterinario hizo entrega. Podría ser perjudicial para el paciente y consideró dejarlo caer, pero esos temblorosos dedos se lo arrebataron antes de tiempo. Entonces, un grito salió de ese pecho roto, desgarrador para los presentes. Sin remedio tuvieron que retroceder y salir de la habitación.

Derry observó que la rabia lo iba consumiendo a pedazos hasta parecer un cadáver por la infinidad de vendas que le cubrían la parte izquierda de su cabeza. Manos. Retiró el vendaje con tanta desesperación para ver por completo su rostro. Con lágrimas amargas fue la impresión.

¡Su ojo no era más que desperdicio!

Este era rojizo y de un tono azul o violeta. La rasgadura de ese animal había sido profunda. La marca era inminente que su párpado cayó. No era lo que solía. Era solo carne a merced de los gusanos...

Fue fácil traer al animal y llevarlo de contrabando hasta la granja de Blake Atwood. Había aceptado el trabajo por las ganancias considerables y, así, se hizo dueño de una casa de campo para practicar su pasatiempo. Vestía de traje, bebía vino, la vida parecía bastante bien jugada... pero algo de fastidio le provocaba ese animal. Aunque lo tenía encerrado sin problemas, esperaba solo el día para entregarlo a su destino.

Había cazado venados, pájaros, ardillas, un elefante, pero nada como ese animal de antifaz. No estaba acostumbrado a lidiar con tanto cuidado a un ser inferior, necesitaba acabarlo, pero se pensó muy impulsivo. ¿Qué podría ser peor? Se acercó para tocarlo, pero el salvaje le lanzó un rasguño. Sintió un intenso ardor en su cara, por lo que tomó una toalla y subió para curarse.

A la mañana siguiente fue hasta al animal. No se disculpó ante este, si no lo torturó. Le puso un bozal en el hocico que le lastimó y lo fue ahogando por ratos en la bañera. Una satisfacción inundó su espíritu al hacerse justicia. Hunter no era inferior a cualquier bestia y menos a uno como este. Orson llegó a revisar al animal, pero lo interrogó por su herida. No pudo más que confesar y mentir. El veterinario le dijo que necesitaba ir al médico, pero lo rechazó. Solo era un inofensivo rasguño.

Al llevar el animal a la granja, su liberación fue completa. Ya no había peligro de la bestia. Atwood le regaló cinco perros mapache que cazó ahí mismo con su amada escopeta. Poco le importaron sus miradas de súplica. No por nada le llamaban Hunter, gracias a su afición, pero poco valía si era un simple mortal.

Ayudó a retirar semen de aquel animal que detestaba. De un mordisco le arrancó un dedo y liberó a los demás prisioneros. Los infelices corrían hacia la libertad y ni diez hombres pudieron detenerlos, sin embargo, él se fue en contra del autor de la rebelión. De una golpe le sacó los sesos, cobrando una cuenta pendiente, mientras su socio se lamentaba...

Parecía una pesadilla porque todavía se apoderaba de sus sueños. La herida era como estar marcado por un demonio para morir lento.

Orson y Atwood abrieron la ventana para dejar correr aire fresco. Derry Hunter comenzó a moverse y torcer la cabeza, dando a entender que sufría otro de los ataques. Murmuraba cosas fuera de lo común. Sus ojos desorbitados miraban con horror con dirección a la ventana. En ese cuadro solo se escuchaba a los grillos cantar y la luz de una luna llena, pero apartaba la vista con violencia.

Muchos ojos como centellas parecían culparlo de sus fechorías. Sombras torcidas en los arbustos que le recordaba a esos animales, al mapache...

Quizás, esperando su muerte para ser vengados.







Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro