Mamá:

Posiblemente cuando leas este papel yo ya no pueda verte.

Lo único que pido es que entiendas que no podía más, que las voces en mi cabeza tenían más fuerza que yo, que los sentimientos en mi interior me desarmaban por completo dejándome tirada en el piso. No tenés idea de las veces que lloré sola encerrada en mi cuarto por no poder hablar por sentirme ahogada, por querer gritar a los cuatro vientos que me siento mal, que necesito un minuto fuera de mi cuerpo.

Sé muy bien que nunca me vas a entender y te va a costar aceptar, sin embargo, y por favor, jamás te culpes de nada, vos sos una buena madre y me ayudaste hasta donde pudiste, hiciste por mi hasta lo imposible, y te estaré eternamente agradecida por eso; mamá, yo te amo.

Lo que intento decirte es que no me siento bien conmigo misma, que hay algo fallando dentro de mí y que me está matando lentamente. Pensé mucho en ir a un psicólogo pero no me animo, no sé por qué, soy una cobarde.

Lamento lastimarte de esta manera, no es mi intención hacerte sufrir a vos, es que necesito paz interna; perdóname vieja, pero estoy cansada de mí, de mis mambos, de mis sentimientos, de mi locura, de mi tristeza profunda, de no poder cambiarlo, y de fingir... sobretodo de fingir que estoy bien cuando me siento muerta ya.

Lo lamento mama, de verdad.

Recordame como a la niña buena que fui algún día, no como a la lunática amargada que soy ahora. Recordame con rosas (porque son las que me gustan y por un hermoso libro que leí.) y cada vez que te acuerdes de regarlas yo voy a sonreír.

Vieja linda, me llevo lo mejor de las dos, y espero que sigas adelante por mis hermanos y mi sobrina, y me perdones, sobre todo... perdóname.

Hasta siempre...

Dani