Llevaba todo el día siendo perseguido. Recorría la ciudad sin aliento, intentando descubrir qué era lo que había pasado en aquellos efímeros instantes. La gente se lo quedaba mirando, algunos con curiosidad y otros como si la locura se hubiese adueñado de aquel joven. El sudor empapaba todo su cuerpo y su respiración era acelerada, parecía que en cualquier momento desfallecería. No podía pedir ayuda. ¿Cómo hacerlo si ni él mismo comprendía la magnitud de la situación? Siempre lamentaría haber entrado en aquella polvorienta librería, donde los viejos libros formaban pilones en las estanterías. No sabía qué le había hecho entrar allí ni por qué había ido hasta la parte más oscura, donde encontró un libro sin título, con las páginas amarillentas. Tenía dibujos horripilantes: personas siendo cortadas por una especie de demonio, criaturas desfiguradas que devoraban a niños... pero la imagen que le provocó un impacto mayor, fue la de una persona acuclillada al suelo, con las manos tapándose las orejas y con los ojos cerrados mientras que, a su alrededor, aparecían manchas oscuras. Debajo de él, una extraña inscripción que no supo lo que significaba. Cerró el libro de golpe y salió de la tienda, temblando y pálido. Cuando travesó aquella estrecha calle, unos extraños ruidos, como si de silbidos se tratasen, habían invadido su oído. Además, también escuchaba pasos que cesaban cuando él también lo hacía. En sus ojos aun podía ver las imágenes del libro que se sucedían como si formasen parte de una película. Empezó a correr y a correr mientras las horas pasaban y con ellas, las fuerzas del pobre muchacho. Se detuvo en la parte trasera de un restaurante y los silbidos aumentaron de intensidad. Se acuclilló al suelo, exhausto, mientras se cubría sus oídos para impedir aquel ruido. De repente, aparecieron unas sombras que se aproximaban poco a poco como si disfrutasen de su tormento. Cerró los ojos para evitar verlas y fue cuando se dio cuenta que estaba imitando los movimientos de aquella ilustración del libro. En sus párpados cerrados, apareció una frase: Los monstruos también existen durante el día.