Dormir
Cuando se fue a dormir, la luz de las farolas entraba en su habitación a través de las rendijas. No podía dormir, no por la luz sino porque algo fallaba. Veía todos los muebles de su alrededor de forma clara e incluso podía observar a la perfección aquella grieta de la pared. No lo entendía. De repente, se tocó la cara. Allí estaba el motivo: aun llevaba puestas las gafas.
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