Un día en la familia Vampiro
Todo comienza muy temprano, cuando el reloj-murciélago hace sonar la alarma: un grito aterrador y polifónico.
La primera en levantarse es la Señora Vampiresa. Se despereza, dejando sonar uno a uno sus centenarios huesos, se peina sus largos cabellos ásperos y se dispone a preparar el desayuno.
El Señor Vampiro es el siguiente en destapar su fosa, saluda a su esposa y comienza a leer con expresión muy seria el "Fresh Blood Daily News", un diario amarillista local.
Llega el turno de los pequeños de la casa: Vampirita y Vampirón -quien prefiere que lo llamen por su apodo cibernético: "vampire_kid.com". Se despiertan y se dirigen a la cocina. Unas ricas tostadas y humeantes vasos de sangre batida los esperan en la lápida que sirve de mesa. Luego, se van a la escuela, ( hoy tendrán clase práctica de anatomía donde estudiarán el capítulo 6.66 de sus manuales: " la importancia de la higiene de los colmillos antes y después de su uso.") Y el Señor Vampiro se va a trabajar.
La Señora Vampiresa asea el castillo durante toda la mañana y hace las compras por internet. Como la hora del almuerzo llega rápido se decide por un cuellito ahumado -su especialidad. Menos mal que hizo abundante comida pues han llegado a almorzar algunos parientes, los primos lejanos de Transilvania, con tristes noticias familiares: el viejo tatarabuelo Vampirovich intentó suicidarse, tragándose casi entera una rastra de ajos. (¡Nadie sabe quién se lo vendió!) Afortunadamente, logró sobrevivir. Los ajos no estaban frescos.
Cuando los parientes se retiran, la Señora Vampiresa se toma toda la tarde libre: de tres a cinco se va al salón de belleza- y por ser clienta regular le obsequian un par de lentes para sol- pero a las seis ella desea estar de vuelta en el castillo, ya que hoy se emite su programa culinario de televisión favorito. La receta de la semana: "diez postres diferentes con sangre de vegetarianos."
Por su parte el padre de familia sigue trabajando y los dos hijos- ya vueltos del colegio- se van a jugar al cementerio vecino con sus amigos, los trillizos Lobesnos.
Al llegar la noche, el Señor Vampiro regresa del trabajo más contento que de costumbre. ¿El motivo...? Firmó un jugoso contrato con una fábrica de ataúdes de madera reciclada. Para festejar, salen los cuatro... a cenar afuera...
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