Después vino todo el asunto de Rize Kamishiro.

Tatara la quería apresar para obtener cierta información valiosa.

Si lograba capturarla antes que Yamori me otorgaría un mérito increíble y se rumoreaba que estaba en mi antiguo distrito, el 20. De modo que envié a Banjo para que investigara pero, al no responder a mis llamadas, tuve que regresar yo mismo al Anteiku donde le encontré hablando tranquilamente sobre el Aogiri con Touka y Kaneki, quien por aquel entonces no era más que un simple recién convertido a ghoul enclenque e ingenuo.

Tras tres largos años sin ningún tipo de contacto, mi hermana no tardó en echarme en cara mi marcha y el hecho de que no diera señales de vida en todo ese tiempo. Empezamos a discutir porque ninguno de los dos estaba de acuerdo con el tipo de vida que llevaba el otro pero, para nuestra desgracia, fuimos interrumpidos cuando Yamori y su perro faldero Nico aparecieron en el Anteiku buscando a Rize.

Con ese psicótapa en la cafetería la pelea no se hizo de esperar.

Mi hermana no era rival para Yamori y mucho menos para mí.

Al principio, cuando vivía en el Anteiku, ambos estábamos a la par y hacíamos un buen equipo peleando juntos contra los demás ghouls. Incluso Tsukiyama, siendo de mayor edad y con más experiencia, no pudo contra nosotros cuando nos atacó un día deseando cometer canibalismo.

Pero Touka en ese período de tiempo que estuvimos separados se había descuidado. Se dejó guiar por los consejos de Yoshimura y las enseñanzas de mi padre volviéndose una pacifista cuyo sueño era estudiar y confraternizar con los humanos en un mundo feliz.

Así que preferí enfrentarme yo a ella y dejarla inconsciente en el suelo antes que ese lunático le pusiera las manos encima para torturarla con alguno de sus malditos juguetes.