50. ~:Re~
Una pareja formada por un ghoul y una humana se movían con premura a través de las sinuosas callejuelas y rincones olvidados de Tokio con el fin de llegar cuanto antes a su destino.
Había pasado casi una hora desde que ambos salieran con éxito del conservatorio y se adentraran en aquel laberinto de asfalto totalmente desconocido para la inglesa pues Ayato había elegido intencionadamente el camino más largo y confuso para dar con la guarida por una razón de peso: aunque el recorrido fuera el más tedioso, también era el menos transitado y, por lo tanto, les permitiría alcanzar el lugar con menor probabilidad de ser vistos por extraños o sin toparse con alguna paloma indeseable.
—Es ahí —anunció finalmente en voz baja cuando se paró en seco en el linde de la última travesía la cual se habían adentrado y que daba acceso a una gran avenida. Sus orbes azabaches inspeccionaron escrupulosamente la zona antes de posarse en un establecimiento que se ubicaba justo al otro lado de la calle.
Lyra, llena de curiosidad, se puso de puntillas para ver por encima de los hombros del ukaku hacia dónde dirigía su mirada y se quedó petrificada al reconocer la fachada principal del local.
—¿La cafetería :Re? —preguntó pestañeando repentinamente casi sin poder creérselo.
—¿La conoces? —le cuestionó el Kirishima volteándose hacia ella sorprendido.
—Cuando Haise era el mentor de los Quinx solíamos venir a menudo aquí. A él le encantaba porque...
—Porque... —la instó Ayato intrigado para que siguiera hablando.
—No sé si debería contarte las intimidades de tu rey —le dijo con una expresión burlona en su rostro.
—Dime algo que no sepa —la retó.
—No sé... no sé... —musitó ella haciéndose la interesante.
—Venga, no te hagas de rogar. Te guardaré el secreto.
—Está bien —aceptó finalmente—. ¡Pero no puedes decírselo a nadie o se enfadará conmigo! —le advirtió.
—Te lo prometo.
—Haise siempre decía que el café de este lugar era el mejor de toda la ciudad, pero lo que realmente le encantaba era contemplar a la camarera. Muchas veces se quedaba observándola embobado mientras fingía leer un libro.
El ghoul esbozó una media sonrisa ladina.
—Así que mirando a hurtadillas a la camarera, ¿eh? —resaltó con recochineo.
—¡Ayato me prometiste que no dirías nada! —le recordó muy seria.
—Tranquila, antes de que Kaneki perdiera la memoria todo el mundo sabía que entre él y mi hermana había algo y desde que se convirtió en el Rey de un Ojo están liados así que no es ningún secreto.
—¡¿Tu hermana?! —exclamó atónita—. ¡¿La chica que regenta la cafetería es tu hermana?!
Él asintió con la cabeza.
—Es un par de años mayor que yo y nos parecemos bastante. Quizás no lo notaste porque ha estado un tiempo con el cabello teñido por culpa de un problema con las palomas —le explicó—. Pero ahora que ha vuelto a su color original te darás cuenta enseguida.
—Me cuesta creer que tengas una hermana. Nunca me hablaste de ella.
—Tuvimos nuestras diferencias y hemos estado un tiempo distanciados —mencionó desviando la mirada incómodo—. No es algo de lo que me guste hablar.
—Entiendo. Pobrecita, lo que habrá tenido que aguantarte —murmuró chistosa.
—Eh... ¿Por qué das por hecho que fue culpa mía? —bufó el ghoul enfurruñado.
—Porque lo dices con sentimiento de culpa y tú eres el tonto que pertenecía al Aogiri no Ki. Está claro que el que se distanció fuiste tú —le respondió mientras le besaba cariñosa en los labios para calmar su enfado, cosa que funcionó a la perfección ya que abandonó su semblante huraño al instante.
—Bueno, ahora la calle está despejada. Entremos antes de que alguien nos vea —dijo ganándose la conformidad de la otra y, sin perder ni un segundo más, recorrieron los escasos metros que les faltaban para llegar al establecimiento.
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En el momento que ambos cruzaron las puertas de la cafetería e hicieron acto de presencia en el interior tomados de la mano, los ghouls que se encontraban allí se voltearon de inmediato observando atentamente a la joven humana que se sintió un poco intimidada al ser de repente el centro de atención.
—Ho-hola... —saludó tímidamente en japonés al resto de la sala.
—¡¿Se puede saber qué cojones estáis mirando?! —les recriminó el ukaku molesto.
—Entiéndelo, mister pelazo —el susodicho lanzó una mirada asesina al responsable de ese mote—. No todos los días tenemos la oportunidad de ver al gran Ayato Kirishima acompañado por una bella humana —comentó Nishiki con sorna.
—Debo reconocer que tienes un gusto exquisito con las mujeres, Ayato —admitió Koma detrás de la barra—. Esa chica es preciosa y, a simple vista, se le ve muy dulce y encantadora.
—¡Cerrad la jodida boca, idiotas!
—Y además desprende un olor sublime... —musitó Shu tomando un mechón del cabello de la chica e inhalándolo completamente extasiado pues se había aproximado a ella aprovechando la guardia baja de su protector—. ¡Seguro que su carne tiene un sabor delicioso! —exclamó eufórico mientras la rubia lo miraba extrañada sin entender nada de lo que estaba pasando—. Me sorprende que incluso un salvaje como tú haya podido apreciar la exquisitez de la buena comida. ¿Podría darle un mordisquito en la clavícula, Kirishima? Esa parte vuelve loco a mi refinado paladar.
—Tsukiyama —lo nombró Ayato apartándolo de la violinista sin ninguna delicadeza—. Atrévete a tocarla de nuevo y te mataré —le advirtió con una voz gélida y mostrando sus kakugan de forma amenazante.
—Jajaja —rió el Gourmet despreocupado—. Sin duda desprendes amor por cada poro de tu piel, Kirishima —dijo enseñándole una sonrisa traviesa que iba de oreja a oreja—. Pero me alegro que al menos tú conserves la misma frialdad de cuando eras pequeño y que tu hermana, lamentablemente, perdió con los años al conocer a nuestro rey.
—Tch...
La ira era palpable en la mirada del ukaku y estaba a punto de atacar a su oponente cuando Renji lo detuvo poniendo una mano sobre su hombro y ejerciendo una ligera presión para que se mantuviera quieto en su sitio.
—Tranquilízate Ayato —le habló con su voz sosegada—. Tu chica cuenta con la protección de Goat y nadie le hará daño. Sólo están actuando así para provocarte.
—¡Yomo le quitas la diversión a cualquiera! —protestó Nishio fingiendo un triste puchero.
—Con lo poco que le faltaba para que sacara el kagune... —se lamentó koukaku en una actitud melodramática.
—¡Más os vale que no lo saque, imbéciles! —bramó el azabache enojado—. ¡Le he prometido que la llevaría a un lugar seguro y ahora la habéis asustado con vuestras gilipolleces! Como me diga que prefiere volverse con los Quinx a quedarse aquí, deseareis no haberme conocido nunca.
—Ayato, is everything alright? —le preguntó Lyra preocupada al verlo tan alterado y con los kakugan activos.
—Yes, don't worry —le contestó haciendo que sus ojos volvieran a la normalidad y dándole un tierno beso en la frente.
—¡OOOOOH! —corearon todos los presentes emocionados haciendo que la pareja se sonrojara avergonzada.
—Tanto amor en el ambiente me resulta demasiado empalagoso —murmuró Nishio sin disimular una mueca de disgusto.
—No sé de que te quejas Nishiki. Tú eras igual de empalagoso cuando Kimi iba a visitarte al Anteiku —le reprochó Koma subiendo y bajando las cejas divertido.
—¡Cállate, maldito simio! —le gritó el aludido molesto.
—Ese beso fue so sweet, Kirishima —dijo el Gourmet llevándose una mano en el pecho enternecido—. Jamás lo hubiese imaginado viniendo de ti.
—Ains, nuestro pequeño Ayato realmente está enamorado —declaró una sonriente Irimi mientras bebía un sorbo de su café en una mesa lejana.
—¡Dejadme en paz de una puta vez! —les espetó malhumorado.
—Ahora que tienes una novia tan linda y formal deberías controlar un poco ese vocabulario tuyo tan ordinario y vulgar, jovencito —le reprendió el antiguo jefe de los Simios Diabólicos actuando como si fuera su padre.
—Hmph —resopló el joven ghoul fastidiado. Aunque el camarero se burlara de él, sabía que en el fondo tenía razón.
—¡Hola! —se acercó la más benjamina de todos ellos saludando a la rubia con una amplia sonrisa—. Mi nombre es Hinami, ¿cómo estás?
—Lyra, she is my friend Hinami. The girl that I and Kaneki rescued from Cochlea (Lyra, ella es mi amiga Hinami. La chica que yo y Kaneki rescatamos de Cochlea) —le explicó Ayato presentándola.
—Oh, nice to meet you —dijo la violinista estrechando su mano con la de Fueguchi de forma amigable.
—Dice que está encantada de conocerte —tradujo el Kirishima—. Aún no sabe mucho japonés, Hinami.
—Es increíble lo bien que te desenvuelves con el inglés, chico —le alabó Irimi removiendo tranquilamente su café—. Recuerdo que cuando tenías doce años no había quien te convenciera para asistir a la escuela con tu hermana, pero si algo te interesa... —señaló mirando de reojo a la humana— bien que estudias —terminó de comentar haciendo que el ukaku rodara los ojos de soslayo.
—Dejad de molestarlo —les ordenó Renji a los presentes caminando hacia la barra y ubicándose al lado de Koma para ayudarle a secar la vasija de la cafetería—. En realidad todos nos alegramos por ti —dijo encarando a su sobrino.
—Yo también quiero aprender inglés para hablar con Lyra, ¿me enseñarás Ayato? —le pidió Hinami.
—Sí, claro. Es un idioma muy fácil.
—En caso de que Kirishima esté muy ocupado protegiendo a su chica... Yo también puedo enseñarte, Little Princess.
—¡Oh, gracias Tsukiyama! —le agradeció la joven ghoul feliz.
—Ayato —le llamó su tío mientras continuaba con su labor—. Kaneki quería ver a la chica cuando llegase. Te espera arriba con tu hermana.
—Está bien —contestó—. Come on, Lyra (Vamos, Lyra) —animó a la violinista para que atravesara junto a él aquella horda de impertinentes chismosos y lo acompañara escaleras arriba en busca de su líder.
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