42. ~Ayato~
Cuando nos terminamos el tiramisú tuve que emplear la excusa del baño para vomitarlo inmediatamente.
Llevaba casi diez años sin probar la comida humana. La última vez fue con mi padre porque él insistía en que debíamos hacerlo para fingir ser humanos ante el resto del vecindario a pesar de que a Touka y a mí se nos revolviera el estómago cada vez que ingeríamos cualquier cosa que nos preparara que no fuera carne humana. Decía que era una regla básica para sobrevivir en un mundo dominado por vosotros.
Quizás tuviera razón, pero desde que desapareció nunca me vi en la necesidad de volver a pasar por esa horrible experiencia. Cuando vagaba por las calles mataba al primero que me cruzaba por el camino al comenzar a sentir la acuciante hambruna y al entrar al Aogiri comida no faltaba gracias a las escaramuzas que teníamos con las palomas puesto que, después de las peleas, recogíamos algunos cadáveres y los llevábamos a la guarida para alimentar a los nuestros.
Así que durante ese tiempo ignoré las recomendaciones y los consejos de mi padre. De hecho, los tildaba de inútiles y no les veía ningún sentido dado que, si mi vida se basaba en luchar contra los humanos, ¿por qué debía molestarme en simular ser como uno de ellos?
Sin embargo, ese día lo entendí.
Entendí que, en un determinado momento, podías encontrarte en una situación en la cual interesaba más pasar desapercibido que zanjar el asunto sacando el kagune y acribillando a todos los presentes con mis cristales. Fue entonces cuando caí en la cuenta de que las veces que nos habíamos encontrado en la cafetería del conservatorio tan sólo me habías visto tomar café. Eso era peligroso para mí y un tremendo error por mi parte. Si quería seguir viéndote sin que descubrieras mi secreto tenía que empezar a comer otras cosas delante de ti para que, a la larga, no sospecharas.
Por eso, cuando me ofreciste el famoso tiramisú, supe que debía tragarme por segunda vez mi maldito orgullo y seguir todos y cada uno de los pasos que me había enseñado el viejo para estos casos: respirar hondo, tomar una pequeña parte para tragarla inmediatamente mientras que con la boca movía el maxilar de un lado a otro aparentando estar masticando o saboreando la comida y después aprender a expulsarla antes de que fuera digerida por estómago.
Todo eso fue lo que hice cuando probé aquel postre que me preparaste con tanto cariño y lo hice por dos motivos: evitar que descubrieras mi verdadera naturaleza pues no deseaba verme en la obligación de separarme de ti y tampoco quería que te sintieras triste y decepcionada si lo hubiese rechazado.
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Cuando el ghoul regresó del baño tras purgar su estómago, se sorprendió de ver a las tres chicas alrededor del muchacho llamado Tanjiro observando con unas caras de auténtica aversión y angustia la pantalla de su teléfono.
—¿De verdad lo está torturando? —preguntó una Nezuko con la voz acongojada.
—Parece ser que sí —le respondió Yukio en apenas un susurro.
—¡Es una barbaridad! —exclamó Lyra indignada—. No sé que pretende ese tal inspector Kijima —resaltó el nombre con desprecio— subiendo semejante vídeo a Internet pero las autoridades deberían de censurarlo y arrestar a ese hombre —continuó diciendo cruzándose de brazos y desviando la mirada del móvil, negándose a seguir viendo lo que ahí sucedía—. Con esas imágenes únicamente me demuestra que el verdadero monstruo en esa sala no es el ghoul... sino él.
Ayato no entendía nada de lo que estaban hablando y cuando volvió a sentarse en su sitio les preguntó:
—¿Ha pasado algo?
—Un inspector de la CCG acaba de subir un vídeo a la red donde se le ve torturando a un ghoul. Por lo visto quiere llamar la atención de los de su clan —le explicó Tanjiro.
—Pues lo está consiguiendo, ahora mismo es trending topic nacional —anunció Yukio.
—¿Puedo verlo? —preguntó el ukaku, temiendo encontrarse con alguien del Aogiri. No obstante, cuando el humano le entregó su dispositivo y contempló la imagen, no reconoció al individuo que estaba maniatado en la silla al lado de la paloma.
<<Debe ser de otro grupo. ¿Tal vez los Rose? He oído que últimamente la CCG los estaba acosando mucho>> pensó el Kirishima.
—Eres la última persona que esperaba que apoyara al ghoul, Lyra —comentó Yukio impresionada—. ¡¿Estuviste a punto de morir el día que te atacaron y aún lo defiendes?!
—Creo que nada justifica la tortura a otro ser vivo y me horroriza el sadismo y el placer que ese hombre muestra a través del vídeo, es como si estuviera teniendo el día más feliz de su vida.
—¿Y si ese ghoul fuera Black Rabbit también lo defenderías? —le inquirió con intriga.
La chica meditó durante unos segundos su respuesta y era obvio que el aludido también se encontraba expectante ante lo que tuviera que decir.
—Sinceramente, no veo la diferencia —acabó diciendo—. Reconozco que en aquel momento pasé mucho miedo. Me temblaban las piernas, lloré, pensé en mis padres, enumeré todo lo que me había quedado por hacer y jamás haría, maldije mi mala suerte, lamenté no haber sido más precavida porque no quería morir... y mucho menos de esa forma tan desagradable y dolorosa —les confesó—. No obstante, cuando conocí a Haise y me explicó lo que significaba ser un ghoul, lo comprendí —todos se le quedaron mirando alucinados—. Ellos tenían hambre y yo era lo único en ese callejón que podían comer.
—¡¿Me lo estás diciendo en serio, Lyra?! —le espetó su amiga totalmente incrédula.
—No es que me haga ilusión ser el plato fuerte de otra persona, es más me aterra y tengo pánico de que me vuelva a suceder. Pero ahora soy consciente de que no estoy en el escalón más alto de la cadena trófica.
—¿Y no sería mejor eliminarlos como quiere ese inspector? —le preguntó Ayato.
Ya le había impresionado que lo calificara como una persona y no un como un sanguinario asesino o un animal sin alma ni raciocinio al tener que matar a la gente de su propia raza para alimentarse. Así que quería probarla, saber todo lo que pensaba acerca de su especie.
—Desde el punto de vista humano sí, sin duda viviríamos mucho más tranquilos. Pero entonces los cerdos, las vacas, los pollos y demás animales que se crian para consumo humano también deberían tener el mismo derecho de eliminarnos a nosotros —le contestó encogiéndose de hombros—. Siempre que veo por la televisión las imágenes de una granja siento pena por ellos porque sé cuál va a ser su destino final; sin embargo, eso no me impide seguir comiendo una buena hamburguesa de vacuno porque me encanta.
—Pero nosotros sacrificamos a esos animales con dignidad y muchos de ellos nos cazan y nos despedazan con crueldad —recalcó Tanjiro.
—Bueno, supongo que habrán ghouls de todo tipo: unos atacarán a su víctima sin que sufra y tan sólo cuando necesiten comer y otros lo harán sin compasión y mataran simplemente como entretenimiento. Lo que ocurre es que en los medios únicamente mencionan los casos más sangrientos y morbosos para subir las audiencias y nos han vendido la imagen de que todos los ghouls son unos salvajes que merecen morir. Pero estoy segura que no todos los ghouls son malos por naturaleza de la misma forma que no todos los humanos son buenos, ese Kijima es un ejemplo perfecto.
—¿Y cómo clasificarías a los ghouls que te atacaron? —preguntó el ukaku, se moría de ganas por averiguar en qué grupo le ubicaba a él.
—No sabría qué decirte, Ayato-kun. Quiero pensar que el primero realmente tenía mucha hambre porque no paraba de babear aunque su rostro... —musitó recordando aquel terrible momento—. Estaba totalmente ido, parecía un lunático.
<<Ya te digo yo que ese era uno de los malos. Comida no le faltaba en el Aogiri, te atacó simplemente porque se le antojó al encontrarte deliciosa y... no se equivocaba. Incluso a mí todavía me cuesta contenerme para no darte un buen mordisco>>
—Y Rabbit... no sé... todo sucedió muy rápido y no entendí por qué acabó matando al otro. Quizás él también tenía mucha hambre y no quería compartir aunque no parecía querer hacerme sufrir tanto como el primero. Fue más directo a la hora de atacarme. Supongo que eso es ser bueno, ¿no? —dijo rascándose inocentemente la nuca llevándose una sutil sonrisa por parte del ghoul.
—Con todos los inspectores que mata al día no creo que tenga problemas de alimentación. ¡Es un monstruo! —comentó de manera desdeñosa Yukio cambiando por completo la expresión de Ayato a una seria y sepulcral.
—No, no lo es. Haise también mata a muchos ghouls todos los días y todos sabemos que no es un monstruo, cuando debe eliminar a un enemigo es rápido y no lo hace sufrir... al igual que Rabbit —le rebatió—. Somos dos razas inteligentes que desgraciadamente están en guerra por permanecer en este mundo. Al final, cada uno debe hacer lo necesario para sobrevivir y proteger a los suyos.
Tras decir aquello el Kirishima se quedó mirando a Lyra con los ojos llenos de ternura y devoción, un detalle que no pasó desapercibido para el resto de sus amigos.
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Jamás pensé que llegaría el día en que vería a una humana defenderme delante de sus semejantes. Eso me conmovió tanto que provocó que cualquier rastro de duda que todavía pudiera albergar sobre ti se disipara por completo.
Tenías que ser mía... a cómo diera lugar.
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