40. ~Touka~
Habían pasado dos años desde la última vez que vi a Kaneki.
Yo, al contrario que Tsukiyama, sabía que seguía vivo y que la CCG lo había reclutado como inspector de ghouls aunque decidí mantenerme al margen y no interponerme en su nueva vida.
El mundo de los ghouls siempre ha sido una sociedad cruel, peligrosa y de mucho sufrimiento y eso era todo lo que había conocido Kaneki desde el instante que esa glotona egoísta y vanidosa lo engañó para intentar devorarlo en un callejón oscuro. Ni siquiera los meses que estuvo bajo la protección del Jefe le libró de toda esa mierda. Por eso, cuando descubrí que había sobrevivido al asalto del Anteiku, le dejé marchar.
Él era muy importante para mí, pero sabía que sería mucho más feliz si tenía la oportunidad de volver a integrarse con los humanos y vivir como uno de ellos.
Sin embargo, cuando lo vi entrando en :Re acompañado por algunos miembros de su escuadrón y una chica rubia de nacionalidad extranjera mi corazón dio un vuelco y no pude evitar quedarme mirándolo como una idiota enamorada.
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—Bienvenidos. Podéis... sentaros por aquí —musitó un poco cohibida dirigiéndose al grupo recién llegado.
Lyra la miró con curiosidad. ¿No resultaba extraño que una camarera sintiera de repente esa timidez ante unos clientes nuevos?
<<Después de todo, ella debía de estar acostumbrada a tratar con desconocidos todos los días>> pensó.
No obstante, Sasaki no tardó ni cinco segundos en darle la respuesta:
—Ah vale... Eh... tres cafés y un té, por favor... —murmuró el medio albino de la misma forma mientras contemplaba a la joven embobado.
<<Me parece que Cupido acaba de pasarse por aquí y ha lanzado una de sus flechas del amor así que... Yukio... Nezuko... lo siento por vosotras, pero lamentablemente este pájaro se os ha escapado>> se dijo a sí misma con regocijo a la vez que se acomodaban todos en la mesa indicada por la empleada.
—¡Qué camarera tan guapa! —reconoció Mutsuki a su lado.
—¡Ya ves! —le apoyó su compañero.
—Shirazu, ¿tú no eras fan de la señorita Akira? —le cuestionó la británica dándole un pequeño codazo en el costado con picardía.
—Sí, pero ella es como la virgen María de la CCG... completamente inaccesible —se lamentó encogiéndose de hombros con pesar.
—Por cierto, prof...
La frase de Mutsuki fue interrumpida cuando el otro camarero del local, de unos cuarenta y tantos años, se sentó de pronto en la mesa de los inspectores de manera brusca y sin ser invitado.
—Hola... ah queremos tres cafés y un té, por favor... —repitió de nuevo Sasaki un tanto vacilante mientras el hombre seguía observándolo con detenimiento y el rostro imperturbable—. ¿Ocurre algo?¿Acaso no es posible? —se aventuró a decir al final, inquieto por tanto silencio.
Sin embargo, al cabo de un rato, éste se levantó del asiento como si nada y se marchó detrás de la barra sin soltar ni una sola palabra, dejando al cuarteto anonadado y sin tener ni idea de lo que había pasado.
—¡¿Qué haces?!¡Vas a espantar a los clientes! —se escuchó al otro lado de la cafetería la voz alarmada de la chica que les dio la bienvenida anteriormente. Sin duda, recriminándole al mayor su actitud tan sospechosa.
—¡Qué tío más raro! —soltó el de dientes afilados ganándose un asentimiento conforme por parte del resto—. Bueno, mientras nos traen los cafés vamos a hablar de lo que realmente nos interesa... —dijo en un tono misterioso posando sus ojos fijamente en la inglesa—. Lyra, ¿con quién has estado mandándote mensajes durante todos estos días? Últimamente no te separas del teléfono y cada dos por tres estoy escuchando cómo te llegan notificaciones sin parar en el WhatsApp.
—¡Ah! Así que "vamos a tomar algo por ahí para despejarnos" era una simple y burda excusa con la intención de hacerme una encerrona e interrogarme descaradamente —les acusó la joven cruzándose de brazos y fingiendo sentirse ofendida ante la situación, aunque su actuación no le duró mucho y enseguida se puso a reír—. Entonces me sorprende que Saiko no haya venido con nosotros.
—Decía que tenía una convención de mangas muy importante y nos hizo jurar que le contaríamos todo lo que averiguáramos con pelos y señales de modo que no intentes desviarte del tema y responde —le informó Haise.
—Es un amigo que conocí a los pocos días de llegar a Japón. Nos tropezamos por la calle y unos meses después volvimos a coincidir en el bar del conservatorio.
—¿Y tan sólo sois amigos? —le preguntó el de cabellos castaños.
—Sí.
—¿Seguro...?
—Pues claro, ¿por qué os mentiría? Parecéis el dueño de la tienda de las máscaras insistiendo tanto —dijo con una sonrisa divertida.
—Tal vez la intuición de Uta no fallara y en verdad sí tienes un pretendiente —le comentó Sasaki subiendo y bajando las cejas con pillería—. Porque Shirazu tiene razón, os pasáis mucho tiempo hablando para ser solamente amigos.
—Él está aprendiendo inglés y me pidió el favor de hablar conmigo para mejorar su nivel. No es nada del otro mundo —se excusó—. Aunque...
—¡¿Aunque...?! —repitieron todos al unísono apoyándose en la mesa a la vez que acercaban sus caras al máximo hacia ella contemplándola ansiosos.
—Aunque es verdad que es un chico amable, atento y muy guapo. Yo... creo que me gusta —confesó desviando la mirada al mismo tiempo que sus mejillas adquirían un ligero rubor sonrojado.
El grito eufórico y desgarrador que soltaron a continuación el trío de inspectores llamó de inmediato la atención de los camareros, quienes se quedaron observando al cuarteto extrañados. E incluso llegaron a sobresaltar a varios viandantes que, en ese momento, circulaban tranquilamente por la acera de la cafetería los cuales giraron sus cabezas completamente asustados en busca del origen de aquel ensordecedor chillido.
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Mientras tanto, en la barra del establecimiento...
—¿Pero qué les pasa a esos cuatro? —preguntó una Touka sorprendida por el escándalo que estaban armando sus comensales. Se fijó como todos parecían querer abalanzarse sobre la joven de cabellos dorados y ojos verdes—. ¿Habrán traído a esa muchacha hasta aquí para interrogarla en vez de llevarla a una sede de la CCG?
—Sí es así... no es buena señal —dijo el mayor frunciendo el ceño preocupado.
—¿Por qué?
—Porque esa chica está impregnada con el aroma de tu hermano —le informó con su habitual tono neutro.
—¡¿Cómo?!¿Estás seguro? —le cuestionó la azabache sintiendo cómo su frecuencia cardíaca aumentaba súbitamente debido al estrés que estaba comenzando a experimentar por el temor de que Ayato pudiera estar en peligro—. Yo no he percibido nada.
—Será porque estabas demasiado distraída mirando a Kaneki —dijo haciendo que su sobrina se ruborizara al instante avergonzada por su comentario—. Pero cuando les lleves los cafés... te darás cuenta.
Touka miró a la desconocida con intriga.
Para que un humano se quedara impregnado con el olor de un ghoul éste debía pasar una larga temporada con él y, si las palabras de Renji eran ciertas, eso significaba que el menor de los Kirishima debía de estar manteniendo una relación muy estrecha con esa joven humana. Un hecho impensable tratándose de él.
—Ayúdame a preparar el pedido, Yomo. Necesito saber cuanto antes si Ayato está metido en algún lío.
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Con los cafés y el té ya listos, Touka se acercó disimuladamente a la mesa donde se encontraban las palomas con su acompañante. Iba a paso muy lento, fingiendo actuar de manera cautelosa para no derramar la comanda de sus clientes y así escuchar todo lo que pudiera de su conversación sin que ellos se percataran de su presencia.
—¿Y cómo es él?¿Tienes alguna foto?
—No tengo ninguna foto de él —contestó la rubia negando con la cabeza—. Nos estamos empezando a conocer y todavía no tengo tanta confianza como para pedirle una —todos suspiraron desilusionados excepto la ghoul, quien sintió un gran alivio al saber que por lo menos el rostro de su hermano se mantenía en el anonimato—. Lo que os puedo decir de él es que es un poco más alto que yo, con el cabello y los ojos oscuros, de complexión delgada pero muy fuerte, trabaja como guardaespaldas cerca del conservatorio y tenemos la misma edad.
<<La descripción coincide bastante con él. Lo único que no me cuadra es lo del trabajo como guardaespaldas. Sin embargo, quizás en el Aogiri haya tenido que aceptar alguna misión esporádica como tal y le haya mencionado esa profesión a la chica para salir del paso. Obviamente no le puede decir que se dedica a matar inspectores de la CCG en una banda terrorista ghoul>> pensó Touka con atino.
—¿Cómo se llama? —preguntó Haise.
—Ayato.
La ukaku aferró la bandeja en tensión al escuchar el nombre. Otra coincidencia que apuntaba de nuevo a su familiar.
—¿Ayato qué más? —interrogó Mutsuki expectante—. Con su nombre y su apellido podríamos buscarlo en el registro civil y ver una foto suya.
El corazón de Touka iba a mil por hora.
<<Por favor, que no le dijera su apellido... por favor, que no le dijera su apellido...>> rogó la ghoul para si.
—Sólo sé que se llama Ayato, lo siento —respondió Lyra con una sonrisa genuina ganándose otro suspiro por parte de los inspectores aunque, en esta ocasión, lleno de frustración.
<<No sé qué pretendes hacer con esa chica, mocoso idiota. Pero me alegra saber que al menos fuiste lo suficientemente precavido para no delatarte al completo por si mantenía contacto con las palomas>>
—¿Y le has contado lo del ataque que sufriste con ese par de ghouls hace unos meses? —le cuestionó Shirazu siendo respondido por un asentimiento de cabeza de la inglesa—. ¿Y no huye de ti como hacen todos en el conservatorio?
—No —exclamó muy feliz—. Me dijo que él hablaría conmigo todos los días y que los demás eran unos idiotas y unos cobardes por no querer ser mis amigos.
Al escuchar eso Touka ya no sabía que creer.
Todas las pistas elevaban de forma exponencial la posibilidad de que ese chico en cuestión se tratase efectivamente de su hermano pequeño pero esa frase de ánimo y apoyo no parecía ser algo propio de él, especialmente si se lo dirigía a una humana.
—Me alegra que hayas encontrado otro amigo en el conservatorio, Lyra —le dijo el medio albino—. Tendrás que presentárnoslo algún día.
—Exacto, debemos conocer tus compañías para saber si son de fiar y si quiere algo contigo primero deberá de tener nuestra aprobación —recalcó el Quinx de dientes afilados sacando pecho—. Tu bienestar depende de nosotros y cómo te trate mal se las verá conmigo —dijo entrecerrando los ojos en un gesto amenazante.
—Bueno, ¡calma! —les pidió a sus protectores—. Ya os he dicho que todavía nos estamos conociendo y él tiene un carácter bastante reservado de modo que, por favor, no forcéis las cosas. Os aseguro que es un chico muy respetuoso, agradable y simpático, no tenéis de qué preocuparos. ¿De acuerdo?
<<¿Un chico respetuoso, agradable y simpático? Tal vez me haya equivocado y no sea Ayato>>
—Está bien, de momento confiaremos en tu buen juicio Lyra —declaró Sasaki en modo conciliador—. Pero cuando te declares a él... querremos conocer a tu novio —la molestó con una sonrisa maliciosa.
—¡Haise! —gritó la otra roja como un tomate haciendo que todos se rieran de ella.
—Perdón por la espera... —les interrumpió Touka poniéndose finalmente enfrente de ellos—. Aquí os traigo vuestros cafés y el té —les anunció empezando a repartir a cada uno el que le correspondía. No obstante, cuando llegó al lado de Lyra, la ghoul percibió con claridad el aroma que emanaba de ella y, en ese instante, supo que Yomo estaba en lo cierto y ese misterioso amigo del que hablaba la chica solamente podía ser su hermano.
<<¿Desde cuándo le haces tanto caso a un humano, Ayato? Te estás acercando demasiado a las palomas, tonto. ¿Por qué asumes tanto riesgo?¿Qué quieres de ella?>>
—¡Este café huele genial! —exclamó Shirazu encantado sacándola de sus pensamientos.
—Está muy rico... —admitió Mutsuki.
—¡Menudo acierto! Tu nariz kagune tenía razón, Sassan.
—Sí... está muy bueno... —declaró el inspector con voz vacilante mientras de sus ojos caían un par de lágrimas.
—¡¿Eh?!¿Haise estás bien? —le cuestionó la violinista preocupada al verlo tan lloroso.
—Jajaja, ¡qué exagerado, Sassan! Está delicioso pero no es para ponerse a llorar —se burló su subordinado.
—No... yo... no sé que me pasa... —dijo él mismo sorprendido mientras emitía un ligero sollozo.
Touka le ofreció amablemente un pañuelo que el inspector aceptó de inmediato dándole las gracias y, en el intercambio de miradas, Lyra advirtió como la azabache le sonreía con preocupación y un atisbo de tristeza mientras el medio albino la contemplaba absolutamente prendado por su belleza.
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