19. ~Ayato~
Por el contrario, yo en los siguientes dos meses me convertí prácticamente en tu sombra.
Tan sólo necesité seguirte una tarde después de que salieras del conservatorio para averiguar dónde vivías y, a partir de ahí, siempre que mis obligaciones en el Aogiri me lo permitían iba a tu casa para asegurarme de que te encontrabas a salvo.
Me gustaba oírte tocar el violín.
No sabría cómo explicarlo pero ese instante pasó a ser el único momento de mi patética vida en el que me sentía tranquilo y feliz. Despertaste un sentimiento que yo creía tener muerto y olvidado, algo que no experimentaba desde que era un niño y vivía con mi familia. Algo que había llegado a odiar porque me hacía débil... pero que también echaba muchísimo de menos... y al final se volvió una cuestión indispensable para mí. Aparte de comer humanos para saciar mi hambre también necesita escuchar tu música para sentirme en paz.
Así que, sin que te dieras cuenta, la mayoría de las noches subía hasta el balcón de tu apartamento y me quedaba sentado en un lugar rezagado de la barandilla escuchándote ensayar todas esas hermosas melodías que me hacían sentir tan bien y, cuando te ibas a dormir, entraba en la casa y me acostaba en el sofá del salón esperando a que amaneciera para marcharme antes de que despertaras.
Sé que ahora mismo puede sonar muy loco y acosador (seguramente lo sea) pero el hecho de hacerlo tenía una doble función.
La primera era protegerte, estando contigo ningún ghoul sería lo suficientemente estúpido como para colarse en tu habitación a atacarte.
Y la segunda como un modo de defensa. Los ghouls tenemos el olfato muy desarrollado y cada uno de nosotros desprende un olor muy característico que podemos reconocer a una distancia considerable. La idea era que al "convivir" conmigo al final tú misma acabarías impregnada con mi olor así pues, en el caso de que yo no pudiera ir a tu casa o fueras sola por la calle, si por alguna casualidad te topabas con un ghoul te olería y reconocería mi aroma en ti.
Verás, existe una norma no escrita en la cual se determina que si un humano huele mucho a un ghoul significa que es propiedad de ese ghoul y no puede ser tocado.
Por eso, cuando aquella noche esperé pacientemente a que salieras del conservatorio para hacerte una vez más de guardaespaldas, me volví loco de ira al ver cómo ese desgraciado osaba ponerte la mano encima...
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Ayato rabiaba de cólera al ver cómo ese estúpido ignoraba a propósito su aroma en la joven. Estaba claro que nadie debía tocar a la rubia sin su permiso y mucho menos tener la desfachatez de querer morderla.
Se puso su máscara de conejo, saltó inmediatamente a ese callejón sombrío y empleó su velocidad para llegar rápidamente donde se encontraba el par impidiendo que aquel ghoul lograra lastimar a Lyra partiéndole el brazo y lanzándolo contra la pared de una contundente patada, alejándolo así varios metros de la humana.
—¡¿Eh, tú?! —protestó el desconocido malhumorado mientras se levantaba dolorido del suelo—. Estoy intentando cenar ca... pu... llo... —su voz enmudeció al alzar la vista y visualizar la máscara de su oponente descubriendo su verdadera identidad—. ¡Mi señor! —exclamó sorprendido y se inclinó al instante en el suelo en un penoso intento por implorar clemencia.
—¡¿Qué cojones te crees que estás haciendo maldito bastardo?! —le espetó Ayato cuando le agarró del cuello y lo estampó contra el muro a la vez que revelaba sus kakugan de forma amenazante a través de su máscara.
—Señor A-Aya... —sin embargo no pudo seguir hablando por la enorme presión que ejerció su líder sobre su garganta silenciándolo en el acto.
—¡Ni se te ocurra decir mi nombre delante de ella, imbécil! —bramó enfurecido.
—Lo-lo siento... yo no...
—Llevo semanas detrás de esa humana, ¿vas a tener los huevos de decirme qué no percibiste mi olor en ella? Porque, sinceramente, no me trago esa mierda.
—Lo-lo hice pero... como usted siempre ha odiado a los humanos... pues no creí que esa muchacha fuera realmente importante... —comentó desesperado intentando explicarse de alguna manera, aunque eso no impidió que el Kirishima siguiera estrangulándolo enojado.
—Cuando el olor de un ghoul es muy fuerte en un humano significa que ese jodido humano le pertenece a dicho ghoul —le recordó—. Es la única regla que existe en nuestra condenada raza. ¡Esa chica es mía y no te importa una mierda los motivos que tenga para reclamarla! —gritó colérico liberando sus células Rc para mostrar su kagune cristalizado en todo su esplendor.
—Sí-sí... lo entiendo, mi señor... no volverá a suceder... ¡lo juro!
—Por desgracia yo no creo en los juramentos de nadie... y mucho menos en los de una basura como tú —murmuró con una voz tenebrosa e inhumana.
—¡Pe-pero mi señor...! —exclamó el otro aterrado temiéndose lo peor.
Ayato no dejó que concluyera su frase.
Harto de tener que escuchar sus molestos lamentos y sus insulsas súplicas, lo liberó de su agarre y en una fracción de segundo realizó una rápida finta con su kagune que ocasionó la decapitación de su subordinado antes de que éste le diera tiempo a reaccionar para tener alguna opción de defenderse.
La cabeza ensangrentada del ghoul salió disparada del lugar y rodó a lo largo de todo el callejón mientras Lyra presenciaba toda la escena con una expresión de puro horror en el rostro y sin tener ni idea sobre lo que habían hablado aquel par de ghouls para que desembocara en el asesinato de uno de ellos.
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