Además, poco después Hinami también se unió al Aogiri no Ki y bueno... ya sabes lo dulce y tierna que es... durante un tiempo su personalidad consiguió cautivarme suavizando un poco mi mal carácter... hasta que llegaste tú.

=====================================================

Ayato iba caminando por la calle en dirección a la guarida del Aogiri no Ki cuando, al girar la esquina, una humana se le echó prácticamente encima. No obstante, gracias a su fortaleza como ghoul aguantó la embestida sin mayor dificultad mientras que la chica rebotó contra su cuerpo y acabó cayendo de bruces al suelo soltando un gemido de dolor.

El Kirishima la miró disgustado y, a punto de reclamarle por su estupidez, ella alzó la mirada hacia él haciendo que éste perdiera toda expresión de enfado en su rostro al contemplar absorto lo hermosa que era.

Una joven de cabellos dorados como el sol, piel blanca y delicada como la porcelana, labios finos y unos ojos de un verde esmeralda que parecían atrapar bajo su influencia a cualquier pobre incauto que osara posar su mirada en ellos.

Era realmente una muchacha exuberante y bella y su olor consiguió embriagarle por completo pues su aroma era tan sublime y delicioso que activó al instante todas sus glándulas salivares haciendo que tuviera que hacer grandes esfuerzos para evitar que sus kakugan se hicieran presentes revelando su verdadera naturaleza; ya que no llevaba puesta su máscara y mostrarse en una calle infestada de humanos a plena luz del día no era la mejor de las ideas.

¿Y si esa humana, a pesar de las apariencias, resultaba ser un miembro de la CCG?

Suzuya tenía la misma edad que él y parecía un psicópata desequilibrado, pero su guadaña le había arrebatado la vida a muchos miembros del Aogiri de la forma más macabra y sádica posible. Se rumoreaba que había sido criado por ghouls y Ayato creía firmemente en esa teoría pues era la única explicación lógica para que un humano terminara siendo igual de sanguinario y tuviera tan poco valor por la vida como lo hacían los de su raza.

Ella finalmente apartó la mirada levantándose del suelo y agarró una mochila entre sus manos que abrió frente al de cabellos oscuros permitiéndole ver su contenido.

No se parecía a nada de lo que él hubiese visto con anterioridad y tampoco se asemejaba a un arma (mucho menos un quinque) pues estaba fabricado con madera y unas finas cuerdas que, obviamente, no podrían ocasionarle ni un sólo rasguño.

La rubia cerró la bolsa claramente aliviada.

<<Sea lo que fuera ese trasto, está claro que le tiene mucho aprecio>> pensó Ayato frunciendo el ceño intrigado.

Y seguidamente comenzó a hablarle en un idioma desconocido del que no entendió absolutamente nada.

<<¡¿Pero qué cojones está diciendo?!>> no pudo evitar pensar mientras la veía con desconfianza.

La joven captó la tensión en el ambiente y así que terminó diciendo:

—Lo siento —disculpándose de forma sumisa ante él buscando su perdón lo cual le sorprendió bastante.

Sin embargo, el encuentro no duró mucho más. El pitido de un teléfono en el interior de su chaqueta provocó un ataque de pánico en el rostro de la rubia haciendo que se marchara a toda prisa calle abajo y dejando al ghoul con un sabor agridulce en la boca al ver cómo esa misteriosa humana se alejaba cada vez más de él.

=====================================================

No sé qué demonios me hiciste aquel día pero, a partir de entonces, ya no pude dejar de pensar en ti.