Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

︵‿9‿︵

︵‿9‿︵ 

Se despertó bastante tarde. Se bañó rápido, limpiando bien su trasero y su cuerpo del semen ajeno. Se seca sin cuidado mientras se viste, no quiere llegar tarde al trabajo, ayer olvidó poner su alarma y hoy despertó media hora más tarde que lo usual.

Observa al demonio dormido, abrazado a la almohada y siente envidia, quisiera estar dormido también. Sale del departamento después de tomar desayunar un yogurt.

Intenta hacer todo rápido, no quiere pensar de más en lo que pasó ayer.

—Buen día, Jimin —saluda la recepcionista Kim Seoyeon, una de las pocas amables—. Alguien vino a buscarte hace unos minutos, creo que esperaba verte antes de que empezara la jornada.

Jimin observa el reloj, alcanzó a firmar su hora de llegada justo dos minutos antes.

—¿Quién? —dice curioso, no tiene muchos amigos.

—Park Haewon, dijo que era tu madre —revisa su libreta—, dejo una nota para ti.

Oh, no...

—¿Cómo sabe que trabajo aquí? —habla con claro miedo, Seoyeon no entiende la actitud de Jimin y le pasa la nota, Jimin ni siquiera la lee—. No quiero comunicación con ella, no le des ninguna información sobre mí.

—Entendido, Park.

—Si vuelve a estar por aquí, habla a seguridad, tengo un proceso legal contra ella.

Seoyeon abre un poco sus ojos, no pensó que la relación de Jimin con su madre fuera tan mala.

—Bien, Park, hablaré a seguridad si regresa —la mujer le dedica una sonrisa comprensiva, imaginándose lo mala que tuvo que ser la relación para terminar en pleitos legales—. Te hablaré si vuelve aquí.

—Gracias.

Todo el día pensó en su madre, ni siquiera la cara de pocos amigos de Dohyun le sacó de su cárcel mental. No tiene idea de cómo averiguó donde trabaja, saber que ella está rondándole, le provoca escalofríos.

Se siente un mal hijo por no quererla cerca, pero sabe que mientras siga casada con ese hombre que lo lastimó, no pueden recuperar su relación de madre e hijo. Aunque presiente que nunca podrán recuperar la conexión que tuvieron durante su infancia.

La hora de salida llega más rápido de lo pensado, siente que fue poco productivo, se obliga a quedarse una hora más como compensación. Hoy su mente estuvo muy dispersa.

Después de su hora extra, sale de la empresa y camina sin muchos ánimos hasta la estación del subterráneo. Hoy sí se sentaron a su alrededor, sospecha que Yoongi era el causante que provocaba un halo de inmunidad a su alrededor. Hablará con el demonio sobre eso.

Claro, si puede sostenerle la mirada por más de dos segundos sin sentirse intimidado por sus ojos negros y sin recordar lo que pasó ayer.

Jimin entra al departamento, Yoongi saca el rostro del libro que estaba leyendo y observa a su humano. Jimin finge buscar algo en su mochila, no se atreve a ver a Yoongi.

—No te despediste de beso hoy —farfulla manera infantil, Yoongi a veces olvida que tiene casi quinientos años.

Jimin ríe porque esa sea la queja del demonio.

—No sabía que tenía que hacerlo, además se me hizo tarde.

—Eres muy cursi —se burla por la evidente pena que su humano experimenta ahora—, esperaba que hicieras eso hoy.

—Oh...

—¿Qué pasó? —su tono cambia, Jimin encuentra muy interesante como los ojos negros de Yoongi son explícitos y trasparentes, pese a no ser muy efusivos. Es como si no tuviera un filtro a la hora de mostrar sus reflexiones.

Jimin juraría que durante esos segundos, Yoongi tuvo sentimientos.

—¿Por qué preguntas?

—Tienes esta aura negruzca saliendo de ti.

Jimin gira para intentar verla, pero sabe que eso es algo que sólo entes con Yoongi pueden visualizar.

—Mi madre fue al trabajo hoy —se sirve agua y bebe calmo—, no estamos en buenos términos, no nos vimos, pero saber que ella anda cerca, no me agrada, he estado preocupado todo el día —cuenta y se percata de que decírselo a Yoongi es como si sintiera un peso menos sobre su espalda.

Aunque probablemente no le importe.

—¿Tienes problemas con ella?

—Algo así, es una larga historia...

—Estaré aquí por bastante tiempo.

—No es importante —ríe nervioso, le causa una gran inseguridad que las demás personas le juzguen, no quiere que Yoongi reaccione como Dohyun, sobre todo porque el demonio es muy insistente y no se irá pese a que discutan.

—Yo creo que sí lo es.

—Después, hoy estoy cansado.

Yoongi asiente, no quiere insistir mucho, se puede dar cuenta que es un tema que afecta mucho a Jimin, no quiere que empeore su estado de ánimo.

—¿Fuiste al mercado? —pregunta después de ver un empaque de ramen instantáneo tirado en el bote de basura.

—Sí.

—¿Cómo puedes entrar sin que se asusten?

—Voy invisible.

—¿Y cómo pagas o tomas las cosas?

—Robo muy rápido y salgo antes de que vean como un paquete de ramen va flotando por la calle.

Jimin ríe al imaginar eso.

—Tengo dinero, toma un poco y paga.

—Yo también tengo, pero no pagaré por comida, debería ser gratis, se hace con recursos del país, no tiene porqué ser cobrada.

—Eso sonó muy... comunista.

—Soy comunista —afirma y observa como Jimin comienza a desvestirse tímido—. Ayer te miré desnudo, no entiendo tu pena.

—Era a oscuras —ríe al ver como el demonio no deja de verle las piernas aún vestidas.

—Estaba la lámpara prendida.

—No iluminaba todo mi cuerpo.

—Soy un demonio, nací de la oscuridad, puedo ver perfectamente en las sombras.

—Voltéate... y deja de morderte el labio como un pervertido.

Yoongi gira sus ojos y finge leer la envoltura de uno de los dulces que comió.

—Ayer, te mirabas muy sensual —dice sin mirar a Jimin porque sabe que puede explotar de la vergüenza.

—Ya...

—Espero se vuelva a repetir pronto y que pueda meter mi... —la camisa de Jimin va a pasar en su cabeza, interrumpiéndole su poema.

—Ya deja de mencionar lo de ayer.

—Qué bien hueles —toma la camisa y aspira fuerte, Jimin corre para quitarle su prenda, arrepintiéndose de no haberle tirado la plancha.

—¡Ya!

Yoongi ríe, dejando mostrar sus colmillos y sus encías.

                                                    ︵‿⛧‿︵                   

Jimin salió a trabajar hoy también, dejando al demonio dormido abrazado a la almohada. Pese que no necesite dormir, Yoongi comienza a tomarle gran aprecio a ese descanso, últimamente había estado muy preocupado por su misión con Jimin, y su cuerpo lo ha resentido.

Aunque los últimos días han sido relativamente buenos, su convivencia es cordial, incluso ya no tiene que irse a su departamento a bañar y dormir porque Jimin ya no insistió con echarlo.

Se ha metido como la humedad y Jimin le ha dejado.

Un par de horas pasan, Yoongi tiene su espacio para él en el baño, con un champú para cuidar las puntas del cabello que Jimin le compró en el mercado, también tiene su lugar donde va el cepillo de dientes y su jabón, sin saberlo, Yoongi ya tenía un recoveco en el pequeño hogar del humano.

Incluso me compró otro peluche para no pelearnos por el mismo, piensa mientras ve el peluche de cabra que Jimin trajo un día después de ir a una tienda.

Bosteza, enjuagando su boca y escupiendo, extraña a Jimin, su rutina es entorno al humano, pero le prohibió estrictamente seguirlo al trabajo, no puede hacer mucho, no quiere hacerlo enfadar, al contrario, su labor es reconfortarlo.

Mastica un onigiri que Jimin le preparó. Ese hombre tiene buena sazón, habría sido una buena esposa en el medievo.

Tocan la puerta, deja su alimento y husmea, invisible, traspasa la madera y observa a una mujer tocar desesperada. Yoongi achica sus ojos, no recuerda haberla visto antes.

—Hijo, soy yo, por favor, abre, me dijeron en el trabajo que esta era tu dirección.

Yoongi piensa detenidamente en aventar a esa mujer por las escaleras, pero recuerda que Jimin le dijo tajantemente que no lo hiciera.

Porta una bolsa ostentosa y un vestuario caro, Yoongi no puede creer que una mujer como ella deje que su hijo viva en este lugar de mierda.

Sigue tocando y Yoongi se harta de escucharla.

—Voy —dice adentro del departamento, adoptando una versión humana, siendo más bajito, sin piercings y con ojos normales, sus cuernos desaparecen y la ropa que porta le queda grande y la arrastra.

Abre la puerta después de amarrar bien su hanbok, bosteza frente a esa mujer y finge limpiar sus ojos.

—Oh, disculpe, pensé que aquí vivía mi hijo —dice intentando ver adentro del departamento.

—¿Quién es su hijo?

—Park Jimin, ¿lo conoce? Me urge encontrarlo. Fui a su trabajo y no estaba, pensé que estaría aquí —explica de más y a Yoongi no puede importarle menos lo que esa mujer tenga por decirle, su aura rancia le provoca un picor en la nariz.

Es increíble como algo tan precioso salió de una mujer que destila repugnancia.

—Oh, no, creo que no me suena —finge pensar, recordando los labios redondos del humano.

Jimin no le contó los motivos de su distanciamiento familiar, pero puede sospecharlo, además, el humano se cubre en bruma negra cada vez que saca el tema, eso no puede significar algo bueno.

Esa mujer le hizo algo y no dejará que se le acerque a lo que le pertenece por orden del otro plano.

Jimin es mío, sólo yo puedo afligirle y corromperle.

—¿De verdad? —preocupada, frunce las cejas.

—Oh, ya recordé —miente—, era el inquilino anterior —lleva una mano a su barbilla, fingiendo recordar—. Tenía muy buenas piernas...

—¿Y no sabe dónde está? —no presta atención al comentario subido de tono.

—No, se mudó hacia un departamento más grande.

—¿Sabe dónde?

—No lo sé —contesta cortante, la mujer entiende, agradece y retrocede ante el portazo que Yoongi da.

Espero esa loca, no regrese.

︵‿⛧‿︵

—¡Cuernos, ya llegué! —grita como si la casa fuera un sitio enorme—. Oh, mi Dios... ¿Eres tú? —pestañea tres veces y observa a Yoongi comer en la cama. Cierra la puerta a sus espaldas y la mochila cae de su mano.

—Sí.

—Tus cuernos no están —señala como si faltara lo más importante de su presencia.

—Lo sé.

—Y tu cuerpo es diferente —le ve inmutable, en esa ropa holgada luce diminuto.

—Lo sé.

Jimin lo recorre de pies a cabeza, no sabía que los demonios tenía una forma humana.

—Te ves muy...

—¿Atractivo? —sonríe.

—Inofensivo.

—¿Qué? —su gesto amable se quita.

—Te ves muy... lindo, como un gatito —sonríe honesto—, no pensé que tu forma humana fuera así, pensé que sería intimidante como la cabra que eres.

—Soy intimidante.

—¿Te quedarás así para siempre?

Yoongi nota cierta ilusión en su pregunta.

—No, no puedo, comienzan a doler mis huesos después de un tiempo. Volveré a mi forma pasada cuando deje de comer esas frituras —señala la bolsa con papas fritas picantes—. Mi paladar humano es más sensible.

—Oh... Eres casi igual de pálido... —sigue examinando el cuerpo ajeno, Yoongi se percata de un hormigueo extraño al ser tan minuciosamente observado, ¿así se sentirá Jimin cuando se lo coge con la mirada?

—Sí, pero es diferente, no me das tanto miedo, a ver tus manos —dice esto último entusiasmado.

Yoongi las muestra.

—Son pálidas y humanas, oh, Dios, no pensé llegar a ver esto —toma las manos del demonio entre las suyas, ríe porque siguen siendo muy calientes—. Tu cabello es corto...

—No es para tanto, me veo casi igual...

Jimin niega.

Yoongi recuerda las veces que Jimin le ha dicho que no es atractivo, no pensó que su forma humana le gustara más, lo anotará en su libreta mental.

Jimin se aproxima y toca el lugar donde deberían estar sus cuernos.

—Los cuernos ya no están... —toca el cabello esponjoso y sonríe por el rostro serio del demonio—. Ya me había acostumbrado a que se enredaran en los peluches —ríe con ojos pequeños y Yoongi observa hacia otro lado, sintiéndose sobrecogido por las reacciones honestas del humano.

—Tu ropa no te queda, puedo prestarte un pijama... ¡Ahora sí cabemos los dos en la cama, eres bajito!

—No soy bajito.

—Sí, apuesto que mides menos que yo.

—Claro que no.

—Hay que medirnos un día —sugiere, Yoongi está por contestar, pero escucha la puerta.

—Mmm... seguramente es mi pedido, ordené un pijama para ti —dice acercándose a la puerta, recordando lo difícil que fue encontrar un pijama negro tradicional talla extra.

Abre y al ver quien está afuera, su respiración se pausa, sale del departamento y decide cerrar la puerta para que Yoongi no escuche.

—¡Hijo! —se acerca, tomándolo de los hombros, abrazándolo con fuerza.

—¿Qué... qué haces aquí? —se libera de los brazos de su madre, se encuentra sin expresión.

No pensó que su madre diera con él.

—Hijo, he estado semanas buscándote —habla con un tono triste. Jimin está nervioso, pese a su tono amoroso, no siente cariño maternal. Traga saliva y no puede ocultar su rostro preocupado—. ¿No vas a decirme algo más?

—No... no sé qué... quieres que te diga —junta sus manos, intentando calmar la ansiedad que le provoca su madre.

—Quiero que charlemos, podemos ir por un café y...

Se alejan de la puerta. Me sentiré humillado si Yoongi escucha algo de esta conversación, piensa lo más calmo que puede.

—Qué es lo que quieres —hila esa oración, sabe que hay segundas intenciones.

Haewon lo entiende y su careta de amable madre, cae. Su rostro es indescifrable, Jimin ni siquiera puede verle directamente, hacerlo es como ver su hogar, lugar donde fue abusado por su padrastro y encubierto por su madre.

Quiere regresar al departamento, fingir que no la conoce y...

—Quiero que regreses conmigo, eres mi hijo —pide y contrario a lo que Jimin pensó, su madre se ve ciertamente preocupada—, estás viviendo en un lugar horrible, ya no me hagas sufrir.

Haewon toma las manos de su hijo entre las suyas, intentando transmitirle su tristeza.

—¿Sigues con él? —pregunta como si fuera el único dato que le importara.

Jimin le confesó a su madre sobre las violaciones que Kim Hesong había perpetrado hacia él. Creyó que con decírselo, su madre lo echaría de la casa, pero no fue así.

No permitiré que hables mentiras sobre Hesong, fue lo que su madre le mencionó ese día. Jimin se impresionó al ver como su madre continuó casada con ese mal hombre.

En un principio le pareció extraño, después unió cabos.

Su madre escogió a Hesong sobre él, Jimin no tenía nada que hacer en esa casa. Seguiría siendo herido si no desaparecía.

—Eso no importa, hijo —su voz condescendiente le decepciona aún más.

—Eso es lo más importante —sonríe irónico.

—Aún estamos juntos —confiesa.

Después de tantos años, ni siquiera lo dejó... Ella no reflexionó sobre lo ocurrido, su consciencia no le hizo sentir mínimamente culpable...

—No quiero regresar a casa, estoy bien aquí, tengo un nuevo trabajo y pago mis recibos, no necesito nada más. No me busques, no quiero discutir contigo —libera sus manos del agarre—. No quiero saber nada de ustedes.

—Por favor —pide con los ojos húmedos—. Si no regresas a la casa... él me va dejar.

Jimin parpadea sin creer el verdadero motivo detrás de las palabras de su madre.

—Tú no eres la que quiere que regrese, es él. Él quiere seguir con sus abusos y tú planeas permitirlo si regreso —habla asqueado y sus ojos guardan lágrimas.

—No es así.

—Claro que sí.

—También... él perderá su empleo si no quitas la demanda, piensa en mí, desde que tu padre murió no he tenido otra pareja, no quiero que lo perjudiques, hijo. Yo lo amo —ruega y su llanto es indecente, Jimin no confía en su falsa tristeza.

—No puedo creer que estés pidiéndome eso.

—Por favor, piensa en mí, en mi matrimonio.

—Tú nunca pensaste en mí —alega, pero sabe que es inútil intentar explicarle algo a su madre, su postura ya está decidida—. Vete, no quiero que vuelvas a buscarme, espero entiendas que no quiero lastimarte, sólo busco justicia.

Un poco de justicia para mí.

—Piénsalo, sé que...

Los ojos de Park Haewon se abren aterrados ante el ser que atraviesa la puerta del departamento; un monstruo humanoide con cabeza de cabra y pelaje espeso negro cubriendo la totalidad del cuerpo se hace presente.

Es un macho cabrío.

Los cuernos son arqueados hacia el cielo, posee ojos rojos y pezuñas que chocan contra el suelo y retumban.

De forma aterradora, un balido grave y chirriante se hace escuchar en todo el lugar, asustándolo y percatándolo de que ese monstruo es visible para su madre también, no sólo para él.

Jimin traga saliva y gira hacia donde está ella.

—¡Oh, por Dios!

Su madre retrocede, trastrabillando con sus tacones y siendo asediada por las pezuñas que dan pasos lentos por el concreto.

Ese monstruo gigantesco la asecha, es una quimera dispuesta a matar a cualquiera que se interponga en su camino. El cráneo de cabra tiene seis ojos rojos y brillan en furia, su hocico saliva y un par de aretes cuelgan en una de sus orejas.

Jimin se pega a la pared, intentando no entrometerse en el camino de ese ser que deja una estela brumosa negra tras de su caminar.

—¿Yoongi? —habla bajito, rogando internamente que ese macho cabrío monstruoso sea el íncubo.

La cabeza gira un poco hacia Jimin, y esa es la única afirmación que necesita para comprobar que es el demonio de su habitación.

—No la mates —pide asustado por la apariencia y comportamiento.

Un balido terroso y aterrador es dirigido a la mujer, haciendo que se levante el suelo y corra despavorida bajando las escaleras

—No la sigas, deja que se vaya, por favor —pide asustado, sin saber cuál será la respuesta del demonio.

Sólo recibe un gruñido de respuesta. Jimin tiemblan al escuchar el golpe de las pezuñas contra el piso, ¿será asesinado?

El macho cabrío camina en sus dos piernas fornidas y cubiertas de pelaje denso.

—No me hagas daño, por favor —implora, haciéndose pequeño y ocultado el rostro entre sus rodillas. Llora porque ese monstruo de más de seis metros luce como si fuera a acabar con su vida.

Las pezuñas rasgan el suelo.

Solloza y nota como el hocico de Yoongi se restriega contra él hasta levantarlo y colocarlo contra la pared. Jimin siente su corazón salir, pero se tranquiliza al ver que el demonio sólo restriega su cabeza contra él.

Jimin aprecia con más detalle la cabeza de macho cabrío, tiene un gran aro cruzándole la nariz y varias cadenas adornando su cuello. Definitivamente es Yoongi. Se atreve a acariciarle el puente de la nariz y hundir su pequeña mano entre el pelaje del cráneo.

Yoongi cierra los ojos, complacido por la caricia.

La puerta del costado se abre, dejando ver a un hombre mayor.

—Oh, vaya... —dice antes de sostenerse de la pared y desmayarse.

︵‿⛧‿︵

Feliz Halloween 🎃

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro