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—Lo usé hace unos días —habla Jimin mientras desvía la mirada de la cámara, Jin abre impresionado su boca—. No me desagradó.

—¿Qué están escuchando mis oídos? —habla maravillado.

Por supuesto que no le desagradó... dice el demonio para sus adentros, está espiando en la conversación de Jimin —otra vez— y no puede darle más igual, la última semana ha sido una tortura total. No ha podido complacer a Jimin por las noches porque está obsesionado con ese pene plástico de dudoso tamaño.

—Lo empecé a usar el sábado pasado —puntualiza, Yoongi recuerda bien esa fecha—. Al principio tenía mucha vergüenza.

No parecía, piensa mientras rasca uno de sus cuernos.

—Estoy orgulloso de que estés entrenando tu culo —Jin aplaude y Jimin ríe con un sonrojo potente en el rostro—. ¿Miraste los videos que te mandé para limpiarte?

La conversación sigue y Yoongi simplemente se recuesta al costado del humano, debido a su figura grande, un departamento tan pequeño le genera ansiedad y ha optado por estar más y más cerca de Jimin.

Yoongi juega con sus largos cabellos mientras ve de reojo al humano sonreírle a la pantalla, parece que ese tal Jin es su único amigo real.

Los minutos pasan y para grata sorpresa de Yoongi, hoy Jimin decide descansar el trasero y no usar su consolador, artefacto que el demonio desaparecerá en cuanto tenga oportunidad.

Debido a que es entresemana, Jimin se recuesta temprano, el trabajo es cansado últimamente, pero gracias a Taehyung todo es más fácil. Yoongi, por su lado, ya dejó la cama y simplemente está sentado frente a Jimin, pensando detenidamente en si hacerse presente hoy. Sabe que cuando toquetea a Jimin entre semana, regresa muy cansado del trabajo por su sueño interrumpido.

Jimin ronca levemente y esa es la señal para que la poca compasión que estaba sintiendo el demonio se fuera al carajo.

¿Debería mostrarse hoy?

Apoya el mentón sobre una de sus manos y observa el subir y bajar del torso ajeno.

Será mejor esperarse al fin de semana.

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El demonio se apareció más temprano por el departamento de su humano, hoy lo acompañará al trabajo, desde que supo que aquel humano con características... distintas era amigo de Jimin algo lo mantiene preocupado. Ese tal Jungkook lucía inofensivo, pero no está de más que indague por alrededor.

Si su experiencia no le falla, Jungkook debe ser un médium, un humano con cualidades para conectar ambos mundos. Es raro ver a un médium cercano a los treinta años, todos se suicidan antes.

Jimin termina de acomodar su cabello y toma su mochila de trabajo, sale del departamento con su termo lleno de café, Yoongi le sigue el paso.

Durante el trayecto, Jimin no entiende porqué nadie quiere sentarse junto a él en el metro, incluso revisa su olor, pero no, hoy huele a vainilla por su loción corporal, decide no prestar atención a ese dato y simplemente aprovechar el espacio.

Está por dormirse, cabecea, pero siente un pellizco en el hombro que lo despierta, espabila, no ve a nadie, pero agradece internamente su despertar, casi se pasa su estación de bajada.

Humano tonto.

Yoongi no puede creer el larguísimo camino que hace Jimin para llegar a un sitio tan aburrido como la empresa donde trabaja, nunca ha entendido ese estilo de vida mundana tan monótona.

Sin embargo, Jimin luce feliz, tiene una pequeña sonrisa al entrar a su oficina, abre la ventana para que fluya el aire fresco y riega un par de plantitas.

Yoongi le ve acomodarse sus lentes y teclear información indescifrable para él, al parecer el puesto de Jimin es bueno. Durante toda la mañana sólo se apareció un tal Taehyung para ayudar a su humano con los deberes.

—¿Cómo sigue Jungkook? —habla mientras bebe un poco de café, Taehyung ha estado ausente, pidió estos días libres para cuidar de Jungkook.

Yoongi se remueve un poco en su asiento, el cual está alejado de Jimin y cercano a la ventana. El demonio recuerda que Taehyung iba junto a Jungkook en el festival.

—Bien, es un poco asustadizo —ríe, pero Jimin no entiende y Taehyung decide ignorar ese tema—. Se pone muy mal cuando ve a uno, ayer en la tarde lo dieron de alta.

—Qué bueno —contesta sincero, pero hay algo que no entiende—. ¿Con que se asustó?

Taehyung sonríe sin comprender, Yoongi achica sus ojos y espera la respuesta.

—Con las multitudes, no sabe controlar su ansiedad social.

—Oh...

Y el resto de la conversación es insulsa, Jimin imprime unos documentos y sale. Yoongi está por recorrer el lugar y espiar entre las pertenencias de su humano, pero una voz le capta su atención.

—Yo también puedo verte —Yoongi se queda inmóvil, Taehyung sorbe de su café—. Y sé que Jimin no está enterado, no creo que quisiera traer un lastre al trabajo por gusto.

Yoongi no entiende, Taehyung parece ser un simple humano, ¿cómo puede verlo? Se abstiene de responder, pese a que le causa curiosidad, no tiene muchos ánimos de entablar una conversación con ese hombre.

—Lárgate y no sigas consumiéndolo.

El demonio sonríe levemente, es gracioso que un sucio humano quiera darle órdenes.

Jimin regresa y Taehyung se va a su oficina. Yoongi nota cierta aura negruzca alrededor de su humano, la cual se disipa un poco, pero no lo suficiente como para desaparecer, Yoongi potencia su olor a ceniza y esa aura negra se evapora. ¿A dónde fue Jimin que trae el aura negra de alguien más impregnada?

Frunce el ceño y nota como uno de sus dedos se incendia sin querer, lo apaga y a los pocos segundos se escucha una alarma.

La alarma de incendios.

Jimin revisa todo su alrededor, pero no detecta fuego. La puerta se abre y deja entrar a Kim Seojong, Yoongi hace una mueca, ese hombre huele a podrido.

—¿Pasó algo?

—No, seguramente fue un error.

—Se evacuará todo el piso, Jimin, vendrán a revisar si algo está incendiándose en las instalaciones.

Yoongi muerde el interior de su boca, el aura negra de ese hombre es abrumadora y sofocante, se pega a Jimin manchándolo. Y hay algo que detecta como demonio de estirpe sexual: la lujuria, Kim Seojong es lujuria obscena y repulsiva.

Yoongi agradece que Jimin salga temprano hoy, no quiere que esté más tiempo junto a ese hombre escabroso.

El regreso al departamento no puede ser más incómodo, Jimin comienza a sospechar que huele mal porque su alrededor sigue vacío, las personas prefieren ir paradas que sentadas junto a él.

Cambiará de loción.

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Come ramen instantáneo mientras ve una película en su ordenador, Jimin siente que su vida está estancada en una rutina, pero no le molesta, necesitaba algo simple para mantenerse entretenido, incluso sus responsabilidades en el trabajo le fascinan y quisiera tener más.

Yoongi le ve comer, no recuerda la última vez que comió por el mero placer de hacerlo. Dos años, quizás.

Antes de dormir, Jimin lee un libro, Yoongi tampoco recuerda la última vez que leyó más que la etiqueta de la ropa. Los pasatiempos humanos no tienen sentido.

Si tuviera la edad de Jimin, se la pasaría follándose todo lo que tuviera piernas y fuera legal.

—No.

Yoongi gira hacia Jimin, le ve cerrar el libro y tocar su pecho conmovido. El demonio deja los ojos en blanco, seguro sigue con esa novela romántica trágica que le hace llorar, pero no deja de leer.

La noche llega rápido y Jimin duerme profundamente, con una mano en el abdomen y la otra al costado de su oreja, el cobertor que usa ya quedó enredado entre sus piernas, cubriéndolo poco del frío.

Yoongi agradece que Jimin no tenga insomnio, aún no se imagina cómo sería un encuentro tangible entre él y el humano.

Quita el cobertor y se sienta entre las piernas de Jimin. Es viernes, mañana no trabaja y puede desvelarlo hoy con sus toqueteos.

Sube la camiseta amplia que usa para dormir y le besa la piel circundante al ombligo, la mano que tenía sobre su panza la colocó al costado. Baja el pijama y se ríe por el temblor que tuvo Jimin, también cae en cuenta que desde que comenzó a toquetearlo por las noches, el humano ha usado muchos pijamas grandes y largos, como si con eso se pudiera proteger.

Baja la ropa interior y comienza a masturbarlo lento para no despertarlo, pero con tacto firme para ponerlo duro rápido, el pene cabe fácilmente en su mano, no sabe si es porque su mano es muy grande o el miembro muy pequeño, sospecha que parte de ambas.

Está sentado, con las piernas de Jimin a sus costados y su rostro sereno. El pene entre su mano comienza a lubricar, Yoongi se agacha y lo engulle de una, comenzando su felación, observando como el miembro en su boca se contrae y la pelvis comienza a desplazarse un poco hacia arriba, simulando penetrarle la boca.

Yoongi echa un vistazo a su humano, a juzgar por sus acciones involuntarias, luce emocionado con la mamada que está recibiendo. Más que la primera vez.

Saca el miembro de su boca, lame firme y rápido el glande, el demonio se ayuda con una de sus manos para masturbar a su humano. El mentón de Jimin se frunce un poco y después se relaja. Yoongi chupa nuevamente, metiendo el pene de su acompañante casi por completo, se sujeta a las caderas de Jimin, tocando los huesos que resaltan de su pelvis y enterrando sus uñas en la piel nívea.

Yoongi siente las piernas ajenas temblar y flexionarse un poco, sensibles por la felación.

—Qué...

Esa simple palabra interrumpe entre los sonidos sexuales, Yoongi levanta un poco el rostro y nota como los ojos entreabiertos de Jimin le observan fijamente, traga saliva, aún con el miembro en su boca, está por desaparecer, pero una mano de Jimin se coloca sobre su cabeza y la hunde entre su pubis, haciéndolo engullir por completo el pene ajeno.

Yoongi se sorprende, pero no se niega, sigue el ritmo que la mano de Jimin le dicta y siente el glande del chico topar en su campanilla. Los dedos se enredan entre el cabello lacio y largo, tocando uno de los cuernos con delicadeza.

Las manos de Jimin caen sin fuerza, luce dispuesto a dormir de nuevo.

El demonio nota el cansancio en Jimin y opta por volver la cadencia más acelerada y acuosa. Las manos de Jimin se colocan sobre su abdomen, como si pudieran detener el orgasmo que está aproximándose inevitablemente.

Jimin eyacula y abre los ojos por completo, sintiendo la cavidad caliente que lo sigue engullendo, enfocando una cabeza que sube y baja sobre su entrepierna, notando el par de cuernos negros sobresalir erguidos.

—Oh, Dios...

¿Dios?, piensa el demonio.

El ser desaparece, dejando a Jimin con temblores post-orgasmo y notando como su miembro se encuentra húmedo y sin rastro de semen.

Oh, Dios, acabo de correrme en la boca de alguien.

Asustado, camina torpemente por la estancia, sus piernas aún tiemblan y le importa poco estar en bolas.

—Tú... te vi... —habla acelerado, sudoroso y avergonzado. Agradece que su camiseta amplia cubra su entrepierna. Camina tropezando hasta una caja donde tiene todos los utensilios de cocina, saca un cuchillo con el que corta carnes y apunta hacia enfrente—. Quién eres...

Ni siquiera puede hablar correctamente, los estragos del orgasmo siguen en su cuerpo.

Su corazón está acelerado, tanto que quiere salir corriendo, diciendo que hay un fantasma chupapenes en el edificio y que cuiden sus entrepiernas o que las expongan, depende de sus gustos.

Las siguientes horas Jimin no pega un ojo, se bañó cuidadosamente, limpiando sus partes íntimas y recordando la lengua de ese ser recorrerlo. Tiene miedo que aparezca nuevamente, tiene todas las luces prendidas y varias veladoras, incluso se colgó el rosario que compró en la tienda católica después de hablar con el sacerdote hace días.

Está cayéndose de sueño, pero el miedo le impide cabecear.

—Perdón por correrme en tu boca —dice al aire.

Oh, carajo, suena tan patético, cubre sus ojos avergonzado por su acción, pero en su defensa ese fantasma empezó primero. No ha tenido intimidad desde hace años, es normal que actúe urgido ante el primero que se acerque y le chupe el pene.

Yoongi observa al humano desde una esquina, siente que si se materializa, Jimin se orinará del miedo, por otro lado, Jimin ya sabe que algo extraño lo acecha por las noches.

—No vuelvas a hacer eso.

Eso sí que no, dice el demonio para sus adentros.

—Es incómodo y... me siento raro.

Yoongi deja sus ojos en blanco y sin querer apaga una veladora con su disgusto.

El terror se aparece en los ojos de Jimin, recién bañado luce más débil, como si con cualquier susto pudiera morir.

¿Será prudente?

Jimin está consciente de él, debería mostrarse ahora, pero...

Agh... humano debilucho.

Jimin siente algo bajar por su garganta y devolverse, se levanta y nota como una bruma negra se hace presente frente a la puerta, quiere chillar, y toma lo primero que tiene a mano, su libro. Las sombras negras se alzan hasta casi llegar al techo, adquieren un aspecto humanoide y Jimin observa por primera vez a ese ser pálido con cuernos y ataviado en un hanbok negro, ornamentado y denso.

—¡Ah! —tira el libro contra ese hombre, toma todo lo que está a su alcance y lo avienta; escucha su taza favorita quebrarse, sus palillos rodar por el suelo, sus peluches rebotar ante la figura de ese hombre y sus botes de crema golpear ese rostro demoniaco y después el suelo.

—Detente —Yoongi calmado, harto por la respuesta exagerada que por supuesto esperaba.

—¡Oh, Dios, habla!

Jimin toma su rosario y lo aprieta entre una de sus manos, se esconde en la esquina de la habitación y comienza a rezar entre lloriqueos.

—Soy...

Jimin se cubre con una almohada, sintiéndose extrañamente protegido.

—¡No hables! —el teléfono tiembla entre sus manos, marca a la policía, hubiera preferido hablar al vaticano, pero no tiene su número—. Ho... hola, hay alguien en mi departa...

La almohada que cubría su rostro se alza, quedando suspendida en el aire. El teléfono es arrancado de sus manos por una fuerza intangible. El demonio ve a Jimin hecho un ovillo.

—Humano, deja de hacer tanto alboroto o... —Yoongi se detiene al ver como un cuchillo se estampa con muy buena puntería arriba de su frente, ahí donde nace su cuerno derecho. Gime de dolor y quita el arma.

—Perdón —dice contrariado por hacerle eso a alguien. No negará que hubiera preferido que ese hombre demonio pereciera con su agresión, pero no lo hizo—, pero... por favor no me mates —junta sus manos en forma de rezo.

Lágrimas caen por sus mejillas.

—No voy a matarte —dice mientras su cuerno se sana rápidamente eliminando la herida y curándolo en segundos.

—¡Perdón! —se arrodilla y junta sus manos con más ímpetu, temeroso por el rumbo de su vida después de haberlo atacado. Jimin ni siquiera puede verlo directamente, sus ojos de iris dorada le intimidan y esa palidez digna de un muerto le pone los pelos de punta.

—Deja de chillar.

Y esa simple oración detona más llanto en Jimin, Yoongi comienza a arrepentirse de hacerse visible para él. Quizá con mucha suerte, logre borrar su memoria.

Yoongi da un par de pasos y Jimin tiembla, espera su muerte, pero se sorprende al ver como el teléfono es extendido hacia él.

—No sé usar uno de estos, cuelga —ordena con voz segura.

La llamada a la policía sigue en línea, Jimin obedece después de decir un simple "Se marcó por error, lo siento".

Yoongi jura que escucha el corazón de ese chico latir rápido y arrítmico, pareciera que está infartándose o algo así.

—No mueras, aún no termino contigo.

Jimin llora más sonoro. El demonio se arrepiente de su elección de palabras.

—Lo... lo siento... perdón, yo...

Es alzado por el aire hasta tener el rostro a la altura de del demonio, sus piernas débiles tiemblan del miedo, extrañando temblar de placer. Está suspendido casi medio metro del suelo, pero él lo siente como kilómetros.

—Por favor, no me mates... —habla entre hipidos, pidiendo clemencia a ese ser sobrenatural. Hiperventila y ve de cerca el rostro del contrario, ese hombre de cuernos es horrible, tiene incontables piercings y unos ojos rasgados pronunciadamente.

Suda frío y todo se vuelve negro.

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Otro cap de este bebé, besitos ❤️‍🩹 ☺️, le tengo mucho cariño a esta historia, continuaré con actualización semanal, , nos vemos el viernes que viene, byeeee

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