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Los primeros días son buenos. Buenísimos, diría Jimin. Reencontrarse con el demonio, pasar tiempo con él y hacer el amor, es lo mejor. Tener el cerebro en blanco por tantos orgasmos le ayuda a no pensar mucho en sus sentimientos siendo rechazados.
Suspira mientras entrecierra los ojos.
Pidió un par de cambios de ropa aunque los ha usado poco. Come poco y está cansado todo el día.
Se abraza a la amplia espalda mientras Yoongi acelera el ritmo, logrando sacar gemidos bochornosos de su boca.
Agradece que su incapacidad en el trabajo se extendiera hasta abril, no pensó que con mostrar su informe psiquiátrico, la encargada de recursos humanos ordenara una excedencia médica más larga para ayudarlo con su salud mental. Incluso le dijo que puede alargar su incapacidad durante el primer semestre del año si es que no hay mejoría.
Jimin se sintió realmente acobijado por la empresa, su plan era renunciar porque ya no quería tener nada que ver con ese lugar, pero al no estar Seojong, todo mejoraba.
—Oh, mierda, me voy a correr —suspira desde la garganta y se sujeta a la espalada pálida. Toma más impulso con sus pies y agradece que Yoongi lo sostenga firmemente de las nalgas para ayudarlo con sus impetuosos saltos.
Jin le ha hablado varias veces, pero no ha tenido oportunidad de contestarle debido al miembro del demonio. Lo último que leyó la semana pasada en los mensajes que miró de refilón fue algo sobre un viaje a Jeju que harían él y Namjoon. Jimin envió un emoji y no ha tenido mayor oportunidad de responder ampliamente.
—Aún no —le pide mientras lleva una de las manos hacia el miembro pequeño, lo aprisiona desde la base, asegurándose de impedir el orgasmo del humano.
Jimin se queja y frunce el ceño, pero eso no impide que continúe con sus movimientos degenerados.
—¿Por qué?... —dice entre suspiros y dejando la cabeza acurrucada en el pecho lampiño y lívido.
—Siempre te corres muy rápido —se queja el demonio, no lo hace con maldad, sólo expone lo obvio.
—Perdón...
Yoongi, por su lado, estos últimos días han sido bastante intensos, diferentes a los que pasa en el burdel, pero para nada insatisfactorios. Lo que más le impresiona es que el aura enamoradiza siga saliendo de Jimin como si no tuviera fin o como si ninguna otra emoción pudiera opacarla.
Es extraño cogérselo y verle cubierto por ese manto rosa, su piel está siempre brillosa por esa esencia franca y afectuosa. Incluso llegando a ser mimosa por su manera tan cordial con lo que cubre a su humano y a él mismo.
Es extraño, no recuerda haber intimado así con alguien que portara un aura tan cariñosa y desinteresada.
Yoongi incluso apostaría uno de sus cuernos a que puede tocarla. Es suave y responde entrañable ante el contacto.
El demonio no cree ser merecedor de todo ese revoltijo de sentimientos honorables que Jimin posee.
Sin avisar y entre la mano oscura, Jimin eyacula mientras intenta sostenerse para no caerse de la cama. Las piernas morenas tiemblan y agradecen ser sujetas por el demonio.
Jimin se recuesta en el colchón y no tiene espacio para respirar porque el demonio se coloca arriba, penetrándolo con fogosidad y determinación.
—Oh, Dios...
Yoongi guarda una sonrisa por la expresión, acostumbrado a que Jimin invoque a todo tipo de Dioses cuando está siendo follado. El demonio no cree que ningún Dios apruebe su carnal relación.
—Eso, eso... —balbucea el humano sintiendo su interior pleno de todos sus resquicios, jamás imaginó que hubiera alguien que le llenara tanto en todos los aspectos.
Todos menos uno, evidentemente.
Jimin siente su agujero rozado y caliente. Está siendo llevado por la senda del placer hipnótico que le extrae del mundo terrenal. Siente la corrida de Yoongi dentro de él y suspira complacido. Oh, mierda, que su profesora de catequismo no se entere de lo impertinente que se vuelve su boca a la hora del sexo, o del insoportable placer anal que llega hacerle llorar hasta rogarle a Dios.
Su cuerpo se vuelve pesado, pero no tiene intención de dormir, no ha comido bien y tiene mucha hambre, lamentablemente esa necesidad fisiológica no la puede cubrir con sexo.
Yoongi sale de él provocando un vergonzoso sonido chirriante y húmedo. Su agujero está un poco incómodo por la repentina salida y sólo tiembla.
—¿Estás bien?
Yoongi siempre le pregunta eso después de coger.
—Sí.
—Puedo...
—Sí —interrumpe y Yoongi ríe por la seguridad con la que Jimin le contestó sin siquiera saber la pregunta.
Yoongi le besa largo mientras sujeta su rostro con una mano y la otra la tiene para jugar con su ajustado ano sensitivo.
—Me encanta cuando te quedas así de dilatado —dice y Jimin se avergüenza por el destello rojo en el demonio. Uno de los dedos largos delinea el ano un poco abierto y convulso.
—Siento que no aprieto como antes —confiesa Jimin con voz baja, sus mejillas están rojas, pero no puede mentirse, las últimas semanas de su vida han estado llenas de sexo anal y demás obscenidades, nunca se ha sentido incómodo o desagradado, pero su cuerpo comienza a cansarse por tanta actividad física.
—Es verdad —confirma.
Las mejillas de Jimin se encienden todavía más.
—Es comprensible que no estés tan ceñido como al principio, lo hemos hecho mucho estos días —quita sus dedos del agujero húmedo y deja un beso en la barbilla—. Sería doloroso si estuvieras igual de apretado que en nuestra primera vez.
—Sí...
En otras circunstancias Jimin encontraría abochornante la situación, agradece que Yoongi esté tan obcecado con su agujero y lo bien que constriñe su grueso miembro, pese a no estar igual de apretado que al principio.
Yoongi está por decir que le fascina su trasero abierto para recibirlo a él y que quisiera que lo estuviera aún más, pero calla, no quiere que Jimin compruebe lo depravado que es.
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Jimin cenó ligero, tomó una ducha de agua caliente, untó una crema anti rozaduras en su trasero y se hizo su rutina de cuidado de la piel.
—Oh, cara... jos...
Sus neuronas no conectan con propiedad, su voz vacila entre suspiros ahogados y sus sensibles pezones son halados con fuerza.
Se queja y un par de lágrimas se deslizan por sus mejillas.
—Sostente del vidrio.
Jimin así lo hace, coloca ambas palmas sobre los cristales del ventanal, su visión borrosa le impide ver correctamente las luces de la ciudad, si no estuviera siendo cogido quizá pudiera ver a detalle el movimiento de los autos por la avenida principal.
—No aguanto... —es la única oración coherente que sale de sus labios.
—Agh... estás muy caliente —susurra en uno de los oídos humanos mientras rasguña uno de los pezones caramelo. Jimin tiembla por la caricia ruda, pero no es antipático ante ese nuevo placer engorroso y tosco. Al contrario, lo encuentra bastante satisfactorio.
—Más... lubricante... —pide al sentir un roce incómodo entre sus carnes.
—Se acabó... —le besa la coronilla—. ¿Nos... detenemos?
Jimin niega y en cuanto lo hace Yoongi comienza con movimientos más violentos, llevándolo directo por el derrotero de la locura. Nunca lo han hecho tan rudo. Ambos sudan, las manos negras estiran la piel de los pezones, halándolos con maldad y lujuria, ensimismado en los gemidos agudos que tiene su humano por soltar.
—¿Duele?
Jimin asiente ante la pregunta.
—¿Me detengo?
Jimin niega.
Los siguientes minutos son largos y agridulces. Jimin nota su culo estirarse más conforme las penetraciones se tornan profundas y ruidosas. Sus pies están de puntitas, soportando todo el peso de su inminente orgasmo y sus temblores finos e imparables.
—Aún no te corras —pide el demonio, pero sabe que Jimin lo hará de todas formas y sin pedir permiso.
—No... puedo... es mucho... —susurra, las dos manos demoniacas se afianzan a sus caderas, sosteniéndolo para evitar que caiga y para dar más impulso a las estocadas acuosas.
Eyacula en el cristal, sus piernas se juntan más, logrando sacar un gemido de parte del demonio debido a lo estrecho que se volvió el canal trémulo en el que se desliza.
Jimin siente que atravesará la ventana y caerá por el edificio, su rostro está pegado contra el cristal y su respiración crea un halo de vaho.
Yoongi levanta una de sus piernas, casi tirándolo al piso, pero sosteniéndole en el momento oportuno para evitarlo.
—Eso... —dice mientras agarra una de las piernas en el aire. La otra mano se dedica a apretar las areolas sensibles por el orgasmo de su humano.
La única pierna que sostiene a Jimin al suelo se flexiona haciéndole tropezar. Yoongi lo sostiene fuerte para evitar que caiga. Las embestidas siguen, volviéndose más y más apremiantes, el hoyo ceñido alrededor de su miembro le provoca gemidos inimaginables. La crema de bebé que colocó Jimin en su trasero fue de mucha ayuda, hace que las penetraciones sean más viscosas.
Sale del interior cálido y deja ambas piernas en el suelo, Jimin jadea por el vacío y nota su espalda mojada. Gira un poco el rostro, viendo a Yoongi eyacular sobre sus nalgas y espalda baja.
—Amor, ¿puedes chupar un poco? —habla el humano con voz pastosa y cansada, viéndose influido claramente por sus instintos y necesidades lascivas. Jimin lleva sus manos a sus nalgas y separa, observa al demonio arrodillarse y lo último que ven sus ojos es a la cabeza de cabello azabache hundirse entre sus carnes.
Jimin gime contra el vidrio, siente la lengua larga adentrarse sin dificultad por su interior, rozándole la próstata y haciéndole delirar, junta las rodillas en un intento burdo de retener todas sus emociones.
Yoongi le mama el culo mientras le masturba, le hiperestimula y logra hacerle ver el cielo en la tierra.
Jimin vira sus ojos, gimiendo contra el gran ventanal, sintiéndose expuesto, pero muy complacido.
Yoongi mete un par de dedos y le penetra con rapidez mientras humedece con su saliva.
Jimin se restriega el rostro y procura no caer debido a sus piernas débiles. Suelta un agudo gemido cuando cuatro dedos se unen junto a la lengua puntiaguda. Deja los ojos en blanco, extiende su cabeza hacia atrás y se siente en el paraíso, libera su segundo orgasmo contra el cristal y sus piernas separadas ceden ante el agotamiento.
Afortunadamente Yoongi lo sujeta y le sienta frente a él, evitando que caiga y se lastime contra el piso o contra el cristal.
—¿Estás bien?
Jimin balbucea inentendible, extiende sus brazos y rodea a Yoongi con ellos, pidiéndole implícitamente que le cargue hasta el sofá.
Yoongi acata la orden silenciosa y lo recuesta en el sofá frente al árbol de navidad, aún lo tienen puesto porque Yoongi encuentra muy lindo el brillo que se crea en el aura de Jimin cuando las luces del árbol están prendidas.
Le escucha roncar a los pocos segundos.
Toma unas toallitas húmedas del baño y comienza a limpiarle la espalda llena de semen y su ano sonrosado por la fricción.
Sus manos delinean los contornos del cuerpo de su humano y maldice su naturaleza. Su pene está endureciéndose nuevamente.
—Jimin... jodido humano...
Intenta pensar en otra cosa para distraerse.
Termina de limpiarlo, va al baño y trae esa pomada para rozaduras que Jimin encargó por internet. La imagen de ésta dice que es para dermatitis y rozaduras en bebés. Encuentra muy lindo que su humano ordene ese tipo de artículos para su culo maltratado.
Le escucha soltar un gemido cuando ingresa uno de sus dedos para esparcir la pomada en la carne interior aún caliente por las penetraciones. Sonríe por el gesto inconsciente y vierte un poco por fuera. Guarda la crema y arropa a su humano
Suspira y se queda un par de minutos velando el sueño de Jimin.
Encuentra fascinante que el aura rosa siga saliendo y moviéndose incluso cuando está dormido. Yoongi aún no se acostumbra, pero sabe que quiera o no, esa esencia lo cubrirá por completo a él también, adoptándolo como si fuera de su propiedad.
Ojala Jimin pudiera ver los bellos sentimientos que derrama por el demonio.
Ojalá Jimin pudiera verse a sí mismo a través de los ojos oscuros.
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Otro cap de este bebé 💕💞, besitos, espero les gusteeeee
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