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Yoongi abre la puerta del horno y olisquea, Jimin toca un poco con un palillo para asegurarse de la cocción.

—Hay que dejar que el queso gratine, pero ya está bien cocida —observa la pequeña lasaña que hizo para los dos, Jimin tenía años comiendo el estofado con kimchi que su madre hace para navidad, quiso cambiar la costumbre y cedió ante la sugerencia que Yoongi le hizo.

El demonio cierra la puertilla, saca un cheesecake del segundo horno y lo deja reposando sobre la mesa, sigue exactamente las instrucciones que Jimin le da.

—Lo meteré al refrigerador ya que no esté tan caliente.

Yoongi quiere decirle que hay algo muy caliente además del postre, pero evade sus pensamientos intrusivos y no dice ningún comentario con doble sentido.

Los hornos están apagados, Jimin se sorprende con la cocina profesional con la que cuenta el departamento, es un desperdicio que Yoongi no la utilice más frecuente.

—Iré a bañarme —avisa Yoongi, toda la tarde estuvieron cocinando, se siente sudado por el vapor de la cocina.

—¡Yo primero! —interrumpe y Yoongi sólo asiente, quiere recordarle que hay tres baños en su departamento, pero no lo hace.

Por el contrario, espera pacientemente hasta que salga para meterse él, no quiere romper el encanto.

Yoongi observa su hogar distinto, lleno de luz, con un árbol gigantesco que nunca creyó tener, unos regalos envueltos, unas botas de tela llenas de chocolates y algunas pertenencias de Jimin en la mesa de la sala.

Todo está muy distinto, no parece la cueva fría que nunca visita.

Y todo es gracias a ese humano que va despilfarrando su esencia rosada por el lugar, como si estuviera adueñándose poco a poco de todo lo que le pertenece, marcándolo y proclamándolo como suyo. Quisiera que Jimin pudiera ver el aura rosácea pálida y atornasolada que deja en cada rincón de su departamento.

Muy contraria a la del demonio, la cual es gris oscuro por su naturaleza, manifestando ningún sentimiento. A veces es roja, pero ese color opaco no se compara al de Jimin.

Suspira, no puede obviar el amor de Jimin saliendo por cada poro. Me rodea, me aturde, pero no me sofoca. Es extraño.

Los minutos pasan, Jimin sale del baño y va a cambiarse a la habitación.

Yoongi de adentra para bañarse con agua hirviendo, veinte minutos después se encuentra en la habitación junto a su humano.

—¿Por qué estás vestido así? —es lo primero que dice al ver a Jimin vestido con un pantalón negro holgado de fina tela y una camisa beige con unos holanes, haciéndole ver etéreo.

—Eh... es navidad, quería verme lindo. Se acostumbra vestir bien en esta celebración —explica mientras se pone unos aretes sencillos.

—Yo tengo mi armario lleno de hanbok, ¿debo vestir algo más?

—No, podemos vestirnos como queramos, yo quería verme lindo.

—No es muy difícil —dice quitándose la toalla de las caderas y enfundándose en una prenda tradicional, Jimin ríe por lo orgánico que eso se vio, es como si llevaran años viviendo juntos.

—Puedo hacerte unas trenzas para que parezcas un elfo maligno y no un demonio del infierno.

—Sí.

Suelta su cabello y Jimin comienza a pasarle la secadora para peinarlo con mayor facilidad.

—Te ves extraño sin los piercings, a veces pienso que naciste con ellos —ríe mientras peina el cabello largo del demonio, cuida de no lastimar los cuernos.

—Quería quitármelos, compraré unos nuevos la siguiente semana.

—Ya veo... —dice con un tono que Yoongi no puede distinguir, ¿está burlándose?

—¿Qué es lo que se tiene que hacer después? ¿Sólo comer?

—Sí, y agradecer a Dios por disfrutar otra navidad.

—No haré eso.

Jimin ríe.

—Podemos comer, ver una película navideña y abrir los regalos. Soy aburrido —ríe nervioso—. No acostumbro pasar la navidad en compañía.

—Es un excelente plan.

Jimin ríe leve y le hace una coleta alta al demonio adornada con dos trenzas.

Ambos comen tranquilos, Yoongi tenía años sin probar lasaña, agradece que la sazón de Jimin sea exquisito. Se sirve doble porción mientras bebe un poco de vino tinto.

Jimin deja de comer para buscar una película para ver.

—Hay muchas, todas se ve un poco... infantiles, no creo que te gusten.

—Pon la que tú quieras, no me molesta —dice atragantado, Jimin ríe por lo gracioso que Yoongi se ve, parece como llevara días sin probar bocado.

La película empieza y continúan cenando.

—Nunca pensé celebrar navidad con un humano.

—Nunca pensé celebrar navidad con un demonio —rebate y Yoongi sonríe.

—Buen punto.

Satisfechos, se recuestan en el sofá y reposan la cena.

Jimin bosteza, no es bueno desvelándose y las caricias en su cabello empeoran la situación.

—No te duermas, aún tenemos que abrir los regalos —ordena el demonio.

—Lo sé, quizá bebí mucho vino —ríe bobo.

—¿Te sientes mal?

—No, sólo tengo sueño.

—Mmm... Te doy permiso para dormir una hora, humano.

—No, o me despertaré hasta mañana.

Jimin ríe con esa misma voz tonta que hace sonreír al demonio. Yoongi le observa detenidamente, las luces cálidas del árbol impactan directamente en su rostro. Las heridas están casi curadas por completo, aún está un poco inflamada la piel, pero Jimin le ha dicho que el dolor está desapareciendo rápido.

—Deja de verme, pareces un acosador.

—No lo parezco, lo soy.

Jimin ríe y se recuesta contra el pecho amplio del demonio.

—Yoongi... —le llama después de unos minutos.

—¿Mmm...?

—¿Podemos hacer el amor? —pide timorato, pero con el tono de quien ordena un café.

—Pensé que nunca lo pedirías, pero... ¿estás seguro? —dice pensando en lo que ese hombre asqueroso intentó hacerle—. Podemos esperar hasta que sanes por completo, mis bolas están azules, pero puedo aguantar un poco más.

—Quiero hacerlo otra vez contigo —pide con ojitos brillosos y una sonrisa tímida.

—Yo también.

—Aún tengo moretes, espero no te moleste —cuenta apenado, Yoongi no le ha visto sin ropa desde Busan.

—No me molesta, Jimin, sanarás —decreta y observa el aura rosa crear turbulencias y remolinos sobre la piel del humano, se expande hasta comenzar a cubrirlo territorialmente. Yoongi ve curioso como la esencia rosada se pasea por su cuerpo opacando su aura oscura y demoniaca. Es como si Jimin lo estuviera abrazando de una forma... diferente.

Jimin se sienta y comienza a desabrocharse la camisa ante la atenta mirada.

—Espera —detiene el demonio.

—¿Te arrepentiste? —dice parando sus movimientos.

—Ya no tenemos condones, ni lubricante, ni nada...

—Oh...

Jimin aprieta sus labios, Yoongi siempre quiere hacerlo, no entiende porque ahora le pone excusas. Rehúye de los ojos del demonio, sintiéndose poco agraciado y sin la autoestima suficiente como para terminar de desvestirse.

—Qué sucede —dice al notar como la actitud de Jimin cambió en un par de segundos, haciéndolo ver arisco y retraído.

—Nada.

—Sé que sucede algo, sé leerte muy bien.

—Mmm... —junta sus manos de forma nerviosa—. Nunca me pones excusas para hacerlo, sólo lo hacemos y ya. ¿Por qué no quieres ahora? —se atreve a decir.

—Tenemos mucho sin hacerlo —explica, no entendiendo hacia dónde quiere llevar la conversación su humano.

—¿Es por... mi cuerpo?

—¿Qué?

—Mis heridas... o... ¿te molesta que otro hombre me haya intentado tocar? —sus ojitos dejan ver lágrimas retenidas.

—Me molesta porque fue contra tu voluntad, no por otra cosa, y sobre tus heridas, ya te dije que no son un problema para mí, Jimin, no tienes por qué sentirte inseguro sobre eso. Ya te lo dije.

—¿Entonces por qué no quieres hacérmelo?

Yoongi deja escapar una pequeña risa, pero se arrepiente cuando la expresión de Jimin cambia por una entristecida, su semblante denota sus ganas de llorar.

—No me estoy burlando de ti —habla rápido para que su carcajada no se malinterprete—. Es sólo que es curioso cómo ahora tú eres el que me lo pide a mí y no al revés.

—Oh...

—Tenemos mucho sin hacerlo —repite—, y quizá te duela.

—Podemos ir a una sex-shop, aunque no creo que haya alguna abierta... o... usa uno de tus trucos demoniacos.

—Podemos usar mayonesa.

—¡¡No!! —reprende y ríe por la ocurrencia.

—O acondicionador de cabello.

—No dejaré que metas eso en mi trasero.

—Mmm... ven... ya sé.

Yoongi saliva, bebe de su copa de vino que dejó hace unos minutos en la mesa del centro.

Jimin se acerca, contento por saberse correspondido. Yoongi empieza a desabrocharle la camisa holgada, baja la prenda por sus hombros y la deja en el suelo.

—He subido un poco de peso, no sé lidiar muy bien con la ansiedad —se justifica rápidamente al mostrar su abdomen un poco inflamado, además de su ansiedad, el nuevo medicamento psiquiátrico lo está haciendo engordar.

—Te ves jodidamente caliente —dice antes de iniciar un beso fogoso sobre los labios rechonchos de su humano.

Jimin sabe a vino tinto y ese gloss de cereza que pocas veces se pone, pero que mucho le gusta al demonio. Jimin ríe un poco entre el beso, sintiéndose pleno al ver a Yoongi lleno de impaciencia por besarlo, demostrando que él también quiere que suceda ese momento.

Los labios del demonio se sienten diferente sin los aretes, pero no le desagrada, al contrario, la piel suave facilita los movimientos acelerados. Jimin ríe cándido porque la boca del demonio pasa de sus labios al cuello. Se estremece cuando su piel es chupada y mordida. El demonio baja un poco y Jimin no puede estar más avergonzado, sus pezones están hinchados por su subida de peso, pero Yoongi no encuentra ningún inconveniente cuando comienza a chuparlos fuertemente.

Jimin suspira, engatusado por las caricias. Se apoya en sus manos y su cabeza se va hacia atrás, envuelto por el placer de sentirse mordisqueado en una zona tan íntima para él.

Yoongi se separa un poco, sus manos diestras jalan ambos pezones y hacen delirar a Jimin, llevándolo al borde.

—Estás muy sensible —se refiere a sus tetillas—. ¿Estás en celo o algo así?

Jimin no tiene oportunidad de reírse por la incoherencia cuando siente nuevamente la boca chupar sus pezones hipersensibles y estimulados. Suelta un grito cuando nota un colmillo rozarle la piel.

—Creo que voy a correrme sólo con esto.

—Yo también lo creo —interrumpe su labor dos segundos.

Jimin sonríe y su miembro comienza a gotear, totalmente erecto bajo sus pantalones.

Yoongi detiene sus acciones, logrando sacar un gruñido.

—Ven, levántate —indica y Yoongi comienza a bajar la ropa restante de su humano—. Estás muy duro —toca un poco el glande enrojecido y nota un tremor en las piernas acaneladas—. Ven —dice, recostándose en el sillón amplio, agradece haber comprado esa gran sala, nunca pensó usarla para tener sexo.

Jimin le sigue los movimientos y le monta, pero Yoongi lo detiene.

—No, siéntate en mi cara.

Los colores se van del rostro de Jimin, pero asiente.

—¿Cómo? —es lo único que dice, las manos negruzcas y hábiles le ayudan a arrodillarse con las piernas a lado de las orejas del demonio.

—Qué hermoso te ves desde aquí —declara, pero Jimin no le voltea a ver, está avergonzado, lleva sus manos al ombligo, intenta aplana su abdomen un poco. Desde la posición que Yoongi está, logra ver sus pezones hinchados por tanta caricia, su cintura engrosada y su abdomen un poco abultado debido a los días vividos llenos de zozobra—. Voltea a verme, humano inquieto.

—Es... vergonzoso —ve de reojo y observa su miembro caer sobre el rostro contrario—. No me hagas ver.

Yoongi ríe, conmovido por la pena.

—Hueles delicioso —comenta para ver más ese rojo en las mejillas de su humano.

—¿Qué vamos hacer? —ignora su comentario.

—Voltéate.

—¿Cómo?

—Sólo voltéate.

—Oh, Dios —suelta, pero obedece, levantando su trasero ante la atenta mirada rojiza, se gira y ahora su panorama son las piernas del demonio y el paisaje de la ciudad urbana.

—Siéntate, hombre, no puedo chuparte el culo si no lo pones sobre mi cara.

Jimin está abochornado, y cuando Yoongi habla empeora su nerviosismo.

—¿Es algo así como un sesenta y nueve?

—No, tú no tienes que chupar, sólo lo haré yo —explica un poco ansioso por tanta pregunta, pero conmovido con el nerviosismo.

—Está bien.

—Tu culo se ve muy bien desde aquí. Está más grande —comenta mientras manosea sus nalgas redondas y abiertas entre las manos huesudas—. Nunca pensé desear morir asfixiado por...

—Oh, mierda, Yoongi, deja de decir sandeces —interrumpe, sus mejillas arden por tantos comentarios subidos de tono.

Yoongi ríe y acerca el trasero de Jimin más a su rostro, logra rozar su nariz con la piel caliente y temblorosa.

Jimin se deja hacer, gobernado por las manos ajenas, está arrodillado, sentado sobre su cara y recibe caricias suaves en su región perianal. No es la primera vez que Yoongi le chupa algo más que su pene, pero sí la primera que es tan explícito.

Suelta un jadeo cuando siente una lamida que cruza la división de sus nalgas, cierra los ojos, finge no estar ahí, siente las mejillas explotar, apenado por el acto, llena las manos a su rostro para intentar calmar el calor.

Se escuchan chupadas fuertes, la respiración de Yoongi está acelerada y sus manos están enterradas en los glúteos bronceados. Jimin hace silencio y sus muslos tiemblan cuando siente la lengua larga y húmeda hacerse paso en su interior caliente y estrecho.

Voy morir, voy morir mientras me comen el culo.

Chasquidos se escuchan, Yoongi afirma bien el trasero de Jimin contra su rostro, introduce su lengua puntiaguda y penetra acelerado, usando mucha saliva y guiando sus acciones por las respuestas de su humano.

Hace mucho que no se lo follaba con la boca. En pocos minutos, su barbilla está llena de saliva y su lengua un poco adormecida por los movimientos rítmicos. Jimin gimotea, demostrando su goce por la situación, incluso mueve un poco el trasero en un vaivén cadencioso, indicando también querer participar.

Yoongi lame y muerde la piel sensible, también deja chupetones entre los muslos y las nalgas.

—Te meteré los dedos, cariño.

Jimin asiente como súplica.

Yoongi observa su espalda arqueada y el culo voluptuoso. Sonríe lujurioso mientras mete y saca la lengua del agujero estimulado, separa más las nalgas e inserta ambos dedos índices junto a su lengua, nota las rodillas temblar, pero no moverse de la posición.

Jimin coloca ambas manos sobre el abdomen del demonio, mira la tela del hanbok y sus ojos se tornan blancos cuando siente su ano ser estirado y manipulado por las manos expertas.

Jimin quiere tocar a Yoongi igualmente, pero sus manos no alcanzan la entrepierna, al ser el demonio mucho más grande y alto.

Rebota sus nalgas, cabalgándole el rostro mientras tiene la lengua y los dedos de Yoongi dentro.

—Amor, voy a correrme —avisa compungido y pierde la razón cuando dos dedos más se unen.

Sus piernas se sacuden y su próstata es estimulada por la larga y diestra lengua del demonio, cubre su boca y se deja llevar por los tocamientos inmorales. Ahoga un gemido y se libera, eyaculando sobre el hanbok de Yoongi. Sus ojos lloran, la lengua del demonio se adentra aún más en el estimulado hoyo, sintiendo las contracciones que Jimin tiene post-orgasmo.

Los dedos salen del interior, Yoongi chupa el ano morbosamente, provocando un chasquido para avergonzar aún más a su humano. Jimin deja caer su cuerpo sobre el contrario y su respiración agitada no cesa.

Yoongi acaricia sus muslos ardientes y delinea el agujero fruncido y sonrosado por tanto rozamiento indecente. Yoongi quiere soltar una nalgada, pero detiene a sus manos inquietas.

—¿Estás bien?

—No, estoy muerto.

Yoongi sonríe y observa atentamente como Jimin desplaza su cuerpo para sentarse a su costado.

—Nunca me había comido un culo tan...

—Por favor, un comentario más y serás expulsado.

El demonio ríe y deja una caricia deliberada en el glande rojizo y pequeño, aún tiembla por la reciente eyaculación.

—¿Puedes... metérmela? —dice observando las luces del árbol, se la había olvidado hasta en qué época del año estaban.

—Pensé que el de los comentarios lascivos era yo.

—No te burles.

—Sí, Jimin, por supuesto que te la voy a meter.

Yoongi se sienta y comienza a desvestirse y deja un beso libidinoso sobre los labios pomposos. Jimin, con movimientos automáticos, se coloca apoyándose de sus codos y rodillas, alzando el culo en el aire.

—Veo que has aprendido muy bien como ponerte en cuatro —dice para avergonzarlo todavía más—. Cuando te conocí, no eras el experto en sexo que demuestras ser hoy.

Jimin ahoga una risa y entierra el rostro en un cojín del sillón, quiere cubrir sus oídos, pero no lo hace, aguantará los comentarios subidos de tono, porque quiere escuchar los gemidos graves que tanto le gustan del demonio.

Las manos grandes aprietan las nalgas y Yoongi coloca su miembro entre éstas, rozándose para causar cierta aflicción en el humano.

—No sé qué haré cuando no estemos juntos —suelta Jimin, y Yoongi observa su aura rosada emerger por completo, eliminando la sombra negra que ese hombre abusador dejó pegada a él. Los ojos negros brillan, sorprendido por las palabras y atontado por la vista.

Yoongi suspira.

—No hay que pensar en eso ahora.

Jimin asiente contra el cojín y su espalda se arquea al notar como Yoongi se está metiendo poco a poco.

—Oh, carajo...

—¿Duele?

—Sí —suelta acongojado y aferrándose al sillón.

—¿Mucho?

—Sí, eres... muy grande...

Yoongi detiene sus acciones, saca su miembro del interior caliente y escupe sobre éste para que deslice con más facilidad. Se masturba un poco y recoge un poco del semen de su pareja, lo esparce por su longitud y separa las nalgas.

—Lo voy a volver a intentar, cariño.

—Sí... —habla sobrecogido por tantas emociones y sentires físicos.

—Iré lento.

Y tal como lo dice, sus acciones son pausadas, pero decisivas, se desliza con dificultad dentro de la cavidad estrecha, húmeda y caliente.

—Oh, carajo, Jimin, estás volviéndome loco...

Jimin llora, pero no pide que pare, tiembla y muerde sus labios, no puede evitar soltar un sollozo, una de las manos del demonio va hacia su abdomen y lo sujeta firmemente, obligándolo a tener el culo en lo alto siempre, recibiendo sus embestidas más y más aceleradas.

Gime, su entrada es acribillada con maestría y los jadeos roncos del demonio lo llevan al borde de la razón.

Jimin siente el pene robusto y mojado adentrarse tanto que llega a golpear hasta su ombligo. La mano de Yoongi aprieta duramente esa área.

Sus ojos se viran, solloza pidiendo más y eyacula nuevamente, ensuciando la cobija que pusieron antes de recostarse en el sillón. Su cerebro está en blanco y ahora su culo es el que piensa por él, dejándose usar por el pene que entra y sale sin compasión. Yoongi ahora tiene sus caderas bien agarradas, guiando las estocadas.

Los gemidos huecos de Jimin se escuchan por toda la estancia, demostrando que dejó de carburar hace bastante.

Su ano tiembla, recibiendo el miembro grueso y largo dentro de sus paredes.

—... orinar... me voy... —avisa Jimin sin mucha idea de cómo articular una frase completa. Yoongi arremete más rápido, rozando sin piedad la sobreestimulada próstata y adentrándose lo más profundo que puede. El demonio entiende la oración incompleta y sonríe, masturba el pene pequeño de su humano y en pocos segundos su mano se llena de un líquido transparente y sin olor.

La cabeza de Jimin está sumida contra el sillón, dejando ver sólo uno de sus ojos brillosos, su pómulo rojo y sus labios entreabiertos.

Yoongi suda, las embestidas son duras, el chapoteo es morboso y llena plenamente sus oídos, siente como el interior de Jimin le exprime, contrayéndose deliciosamente alrededor de su miembro erecto.

—Eres perfecto para mí, Jimin.

Las manos ennegrecidas van a los hombros delgados y los alzan, haciendo que Jimin ahora esté apoyado con sus manos sobre el sofá. Yoongi le besa los hombros y cuello, la cabeza está decaída, denostando cansancio.

Yoongi lleva las manos hacia los pezones y jala a su antojo, Jimin suelta un suspiro por la impresión y después gime deleitado por los movimientos que esos dedos tienen para hacer sobre sus tetillas. Yoongi pellizca, rasguña y hala.

Jimin deja de actuar con dominio propio, dejándose guiar sólo por la delicia que ese ser infernal causa en su cuerpo inhábil.

Escucha sollozos y sabe que Jimin está llorando de nuevo, su aura no ha cambiado, así que su llanto es por el placer desmedido por la experiencia llena de cadencia y lujuria.

—Voy a correrme dentro.

Jimin asiente y chilla cuando Yoongi coloca una de sus largas piernas en el suelo para empujar con más insistencia y profundidad en su interior tembloroso por tantos orgasmos seguidos, toma impulso para embestir el trémulo cuerpo de su humano y Jimin comienza a soltar gemidos sin sentido, sus brazos ceden y entierra el rostro en un cojín del sillón.

Yoongi arremete duro y certero, suelta su eyaculación en el canal dilatado y convulso. Embiste durante unos minutos asegurándose de haber dejado lleno de Jimin. Sale del agujero y observa como palpita por el maltrato recién recibido.

Las piernas canela están reposan temblorosas sobre el sofá.

Sostiene las nalgas, las abre un poco y sonríe satisfecho por haber convertido a Jimin en un desastre temblón y caliente.

Un poco de su semilla sale y empuja nuevamente con un par de dedos.

—Guárdame bien, Jimin, no quiero que salga ni una gota.

Jimin quiere explicarle que no puede controlar su cuerpo, pero ninguna palabra sale, se sobresalta un poco por los tres dedos del demonio entrando en él.

—Eh...

—Estás muy abierto. Apostaría que puedo meter la mano entera —comenta morboso viendo como sus dedos son absorbidos y consumidos por el ano inquieto. Es como si fuera una ventosa temblorosa debido a tanto placer.

Saca sus falanges y aprieta un poco la entrada, impidiendo que salga su semilla durante unos segundos.

Yoongi sonríe, complacido por la vista del ano fruncido nuevamente.

—Eso —felicita—, tu culo sabe tragar bien mi corrida —dice y cubre el cuerpo laxo con su hanbok.

—... iz... vidad... —suelta, su respiración se acompasa y sin fuerzas parte directamente al mundo de los sueños. Aún siente su corazón acelerado, su espalda adolorida, sus pezones inflamados y el culo maltratado, pero eso no le impide caer rendido por tanto goce.

—Feliz navidad —contesta el demonio y observa los fuegos artificiales a través de la ventana.

Yoongi suspira enternecido por el cuerpo flojo y caliente.

Tiene que hacer algo.

︵‿⛧‿︵

Feliz navidad y que mejor que pasarla leyendo a estos dos coger 😈💕, bye bbs, les va gustando la historia? 💗

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