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Okay, me gusta, no solo me gusta, estoy enamorado de él, piensa mientras se cepilla el cabello y observa al demonio dormitar.
¿Qué puedo hacer para no salir tan lastimado?
Tiene que buscar soluciones, pero conforme pasa el tiempo y convive más con Yoongi, más se hunde en él.
Literal y figurativamente.
—Yoongi —le llama. El demonio se remueve al instante y le observa con mala cara—. Ya acabaron las conferencias el día de hoy, ¿quieres salir otra vez? Hay un par de sitios que deberías ver y que quiero visitar.
Yoongi asiente adormilado mientras se levanta de la cama y camina desnudo a tomarse una ducha, escucha el grifo del agua y Jimin se destensa, su espalda se encorva y su mirada recae en el suelo.
Esa mañana se despertó pensando en sus nacientes, pero bien plantados sentimientos por Yoongi, no ha dejado de pensar en ellos y ya únicamente le queda resignarse.
¿Yoongi tendrá sentimientos?
¿Él puede sentir y procesar emociones no carnales al igual que un humano?
¿Él...?
—¿En qué piensas? —interrumpe, abrió la puerta del baño, su cabello hecho bola entre sus cuernos está lleno de jabón.
—¿Eh?... ¿Por qué lo dices?
—Me llega tu aura grisácea hasta la regadera.
—Oh..., seguramente es la de alguien de la habitación contigua —miente.
Yoongi achica los ojos y Jimin se sonroja, olvidó que Yoongi puede ver el aura saliendo de las personas. Ups...
—No, es de ti. Puedo verlo.
—Termina de bañarte.
—Mmm... Bien — duda, cierra la puerta y escucha un par de palabras de un idioma indistinguible.
Jimin suspira, no es bueno ocultando sus sentires, tampoco mintiendo, mucho menos mintiéndole a un ser diestro en las mentiras y demás acciones infernales.
Tendrá que ser discreto, no quiere ser descubierto y pasar un ridículo.
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Traga saliva mientras entierra el rostro en la almohada, escucha un gruñido provenir del demonio y Jimin se marea, toma una bocanada de aire y nota las largas manos pálidas posicionarse sobre su cintura y sujetarla firmemente.
—Oh, carajo, Yoongi —habla mientras niega y tiembla al sentir su ano ser penetrado rápida y profundamente por el miembro del demonio.
Se abraza al edredón y sus ojos lagrimean, no le duele, pero siente su culo muy estimulado, llevan bastante haciéndolo, no pensó que Yoongi tardaría tanto el eyacular.
Cuando le dijo si podían hacerlo antes de ir a su conferencia, hoy miércoles, pensó que sería relativamente rápido, por eso accedió y decidió que sería buena una sesión de sexo mañanero.
Graso error.
—Pon más lubricante, comienza a arder.
—Sí, perdón —dice con un tono diferente, parece obnubilado, es como si estuviera muy concentrado en cogerse a su humano el día de hoy.
Vierte un poco más de líquido y retoma el vaivén desesperado.
Jimin quiere decirle que no es necesario que se lo folle así porque será más difícil sacarlo de su mente todo el día.
—Se rompió —saca su miembro y Jimin cubre su trasero con vergüenza, su agujero palpita y no quiere que Yoongi lo vea en primer plano.
—¿Mi culo? —responde enterrando el rostro en el colchón, está exhausto.
Yoongi ríe.
—No, el preservativo.
—Oh... usa otro.
—Ya no tenemos.
—Yo estoy limpio —dice recordando que en cuanto salió de su casa, lo primero que se hizo fueron unas pruebas para infecciones de transmisión sexual, dando todas negativo.
—Yo también, las infecciones humanas no entran en mi cuerpo —dice mientras se quita el preservativo roto y lo deja al costado.
—Entonces... hay que hacerlo así —levanta el rostro y ve al demonio directamente—, ¿te molesta?
Y observa como el rostro de Yoongi cambia a uno lleno de lujuria, el rojo destella dentro de sus cuencas y sonríe.
—Para nada.
—No me veas así o pensaré que rompiste el condón apropósito.
—Jamás, me gusta usar condón con primerizos, resbala mejor.
—Oh.
—Pero tú y tu bonito culo ya no son primerizos.
—¡Claro que sí!
Yoongi quiere decirle que su ano se quedó abierto y palpitando hace unos minutos cuando salió de él, y que eso ya lo hacía un pasivo experto en el sexo anal. Pero no lo dirá, hay peleas que es mejor no lucharlas.
—Como digas...
Yoongi echa un poco de lubricante en su extensión.
—Ya... —reprende, pero regresa a su anterior posición, esa donde tiene el rostro contra el colchón y el culo respingado. Yoongi separa sus nalgas y se adentra de una en el orificio caliente de su humano.
Voy a morir.
Voy a morir siendo cogido por un demonio.
Qué buena forma de llegar a la muerte.
Las embestidas continúan, creando un sonido lujurioso y abochornante para cualquiera que no esté involucrado en ese acto. Jimin se sujeta de la orilla de la cama, está sudoroso, acaba de correrse y sus rodillas no dejan de acalambrarse. No creyó que el sexo pudiera ser tan placentero, mucho menos que le gustaría tanto. Llora y se sujeta de los barrotes del respaldo de madera, Yoongi ignora al cuerpo retorciéndose debajo de él y sólo se dedica a hacerlo sentir.
—Más... —gime el castaño sin saber por qué lo hace, sus instintos son los que mandan en este momento, no puede controlarlos. Y cree que Yoongi no puede darle más, pero lo hace, el cabrón claro que lo hace.
La cama cruje.
Jimin tirita, su hora de entrada a la conferencia ya está por llegar, pero no le interesa porque ahí no pueden darle lo que ahora Yoongi está regalándole.
El demonio jadea excitado mientras se sujeta de la parte superior del respaldo, se apoya en sus pies e inicia unas embestidas más profundas y aceleradas, la visión de Yoongi se nubla un poco y sólo ve las pequeñas manos de Jimin intentando sujetarse a algo como si pidiera ayuda porque está ahogándose.
—Por favor..., déjame correrme adentro...
Jimin suelta un chillido, su rostro asiente y alza una de sus manos para tocar el brazo del demonio.
—Sí, sí, hazlo —repite en bucle. Yoongi arremete por últimas veces contra el trasero de su humano y ambos se dejan ir en un gemido ronco y sonoro.
La cama cruje de nuevo.
Yoongi sale de ese hoyo caliente después de un par de arremetidas más, su frente suda y su pelvis está enrojecida por el arrebato.
Sonríe mientas observa el agujero rebosante de semen.
—Yo veo un culo bastante entrenado... —dice separando las nalgas y observa morbosamente la brecha que deja salir su semen—. Estás muy abierto para mí —juguetea un poco, mete dos dedos y saca un poco de su semilla del interior. Yoongi ve el ano palpitar dilatado ante él—. Me gustas así.
Gira a Jimin y de nuevo la cama cruje.
—¿Estás bien? —dice mientras le besa el mentón, Yoongi ve la cama mojada con las múltiples corridas de su humano.
—Sí —es lo único que dice, tiene la mirada perdida y ve borroso.
—Iré por agua.
Yoongi camina hacia el frigobar, toma una botella de agua y una madalena de vainilla. Regresa a la cama, inclina un poco a Jimin y le alimenta. Está agotado y sabe que se quedará postrado en la cama todo el día.
—¿Te sientes mejor?
Jimin asiente. Yoongi deja el vaso y la envoltura del panecillo en la mesita del costado.
—¿Irás a tu reunión hoy?
Jimin niega. El demonio quiere preguntarle algo más, pero ve como los ojos de su humano se quedan en blanco y se rinden ante el sueño.
Yoongi se sienta en la cama y ésta cruje intensamente, trayendo a Jimin del mundo de los sueños.
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Quebraron la cama, Jimin no había pasado tanta vergüenza en su vida como cuando observó el respaldo de la cama desprenderse de la base. Con paso lento por haber sido cogido tan duro, con mejillas sonrosadas y recién bañado, Jimin se acercó a la recepcionista del hotel y le dijo que su cama se dañó y que estaba dispuesto a pagar el precio por una nueva o por repararla.
La chica sonrío amable y le dijo que un encargado iría a ver su habitación hoy.
Para su fortuna, el trabajador se disculpó con Jimin por el producto "defectuoso" y lo recompensaron con un traslado a una habitación de lujo ubicada en los últimos pisos del hotel. Yoongi observó todo desde su forma invisible, sonriendo por ese humano tonto engañado.
—Hubiéramos quebrado la cama desde antes —dice Yoongi se pasea por la estancia.
—Ya no saques el tema, es vergonzoso —acomoda su ropa en el closet.
—Si no hubiera limpiado todo tu semen de la sábana nos habrían descubierto.
—Ya... —le calla y escucha una carcajada del demonio. Jimin toma un par de pertenencias y se dirige al baño.
—¿Te bañarás?
—Sí, tengo que ir a la conferencia de la tarde, no fui toda la mañana por todo este embrollo de la cama.
Y por tenerte entre mi trasero...
—¿Me dejarás solo?
—Sí, ¿te da miedo? —se burla.
—No, pero creí que ya no irías.
—Tengo que ir por lo menos a firmar mi asistencia, se supone que no estoy aquí de vacaciones.
—¿Y saldremos cuando regreses?
—Mmm... ¿quieres salir? —dice no muy convencido, su espalda duele por tanto tiempo contra el colchón y culo arde ligeramente por el roce.
—¿Tú quieres?
—Si tú quieres, sí.
—Mmm... podemos quedarnos aquí, pero ya me estaba acostumbrando a salir contigo —dice sin mirarlo, se concentra en la televisión de alta gama y se pasea por el menú. Yoongi nunca ha sido alguien aficionado al turismo, pero admite que ver a Jimin explicándole sobre el atractivo de la ciudad es algo encantador.
—Me duelen un poco las piernas, pero está bien —dice—. Será una salida corta.
—Oh... Entonces puedo cargarte durante todo nuestro paseo.
—No —refuta sintiendo su interior encogido de sólo imaginar la escena—, tomé un analgésico, me sentiré mejor ya que regrese de la conferencia y haya hecho efecto.
—Bien...
Jimin entra al baño y sale al segundo con el rostro iluminado de la emoción.
—Tiene jacuzzi, ¿ya viste, cabra?
—No, hubiéramos quebrado la cama desde antes.
Yoongi ríe por el uso de palabras y Jimin entra nuevamente al baño.
¿Es normal que quiera hacer otra vez?
Claro que es normal para alguien de su estirpe, pero... se supone que cuando está asignado, su libido se acopla al del humano, no debería de sentir tanto deseo sexual. Sin embargo, Yoongi lo sabe, su asignación está terminando y pronto tiene que partir para dejar a Jimin continuar con su vida.
Se recuesta en la cama y coloca sus manos observando el techo.
Suspira.
Conoce a cientos de personas iguales o más atractivas que Jimin, conoce miles de hombres y mujeres con cuerpo más voluptuoso y curveado. También conoce humanos y demonios mucho más hábiles en el sexo.
Durante su larga vida, ha tenido incontables experiencias sexuales. Ha conocido personas tímidas y atrevidas, muchos se han obsesionado con él y otros más seguramente han llegado a sentir un mínimo aprecio.
Pero hay algo que nunca ha pasado.
Algo que saca de la zona de seguridad al demonio.
Él nunca ha querido quedarse con un humano después de terminada la asignación. Jamás. No mentirá, se ha encariñado con muchos, pero no lo suficiente como para desear estar más del tiempo necesario con ellos.
Oh, Madre Lilith ayúdame...
Coloca una almohada sobre su rostro, quiere asfixiarse y morir otra vez.
Sus últimos encuentros sexuales fueron cientos de hombres y mujeres en el prostíbulo donde no hubo ningún vínculo de por medio. La asignación previa a Jimin fue con una mujer griega a la cual se folló durante tres días mientas dormía. Terminó sin problemas.
Tiene que admitir que su convivencia con Jimin ha sido larga, quizá por eso se siente tan... atraído y obnubilado por su personalidad y poca maestría en el sexo. Quizá necesitaba a alguien inocentón para reavivar sus instintos demoniacos. La torpeza de Jimin es lo que más le atrae, o tal vez lo que más le excita es corromperlo.
Gruñe contra la almohada, sintiéndose contrariado, lucha contra sus instintos, Jimin no merece batallar contra los impulsos de un ser infernal.
Pero Jimin es tan... él.
Si ambos fueran demonios, viviría con él por toda la eternidad y se lo cogería hasta que sus huesos se hagan polvo.
No lo ama, es imposible para un demonio amar, pero debe ser sincero, está muy encaprichado. Está obsesionado con su humano y lo bueno que éste es.
—Oh, mierda... —susurra al escuchar sus pensamientos locos y ansiosos.
Se escucha como un enfermo. Si Jimin leyera la mitad de los pensamientos demoniacos, saldría huyendo.
—¿Yoongi? ¿Te sientes bien?
No, no estoy bien, en mi mente te sigo pervirtiendo.
Jimin salió del baño hace unos segundos y observa al demonio cubierto de pies a cabeza.
—¿Cuernitos?... —le llama nuevamente mientras camina hacia el demonio y le toca una de sus piernas.
—Me siento mal —dice—. Me dejaste la polla rota —bromea mientras Jimin le quita la almohada del rostro y le observa fijamente.
—Claro que no —ríe con ojos pequeños y pómulos prominentes. Yoongi desvía la mirada, huyendo de la expresión sincera de su humano—. Oye..., ¿puedes ir a la farmacia?
Yoongi frunce un poco el ceño sin comprender exactamente.
—¿Quieres que compre condones? Nos acabamos todos —se sienta en la cama y toca lento la pierna más cercana de su humano.
Las mejillas de Jimin se vuelven carmín, incluso sus orejas y cuello se enrojecen, Yoongi no entiende bien su apocamiento.
—No... de hecho me gustó más sin preservativo.
—Angelito... eres un degenerado —sonríe enseñando sus colmillos, Jimin encuentra muy tierna la sonrisa de dientes pequeños.
—Ya... no te burles —se queja.
—Eres un adicto a mi semen.
—¡Min Yoongi! ¡No digas eso! —intenta cubrir la boca del demonio, evitando que diga más comentarios subidos de tono.
—Creo que yo y mi pene te hemos convertido en un sátiro adicto al sexo —suelta una risilla irónica—. ¿Quién es el verdadero demonio aquí?
—¡Ya! —camina hacia el closet. Yoongi encuentra muy gracioso la postura que Jimin tiene al caminar con actitud indignada.
—No te enojes, angelito, no es nada malo.
Al contrario, mi misión aquí está por cumplirse, Jimin ve el sexo de distinta manera. Parece ya no tener muchos tapujos a la hora de intimar o pedir caricias.
Jimin comienza a vestirse rápidamente, quiere llegar temprano.
—¿Sí vas a ir a la farmacia o no? —pide mientras empieza a peinarse.
—Sí, ¿quieres que te compre píldoras anticonceptivas? No dudo que estés embarazado después de haberme recibido tan dentro de ti.
—Min Yoongi, demonio del infierno... Olvídalo. Iré yo.
—Ya... no te molestes era una broma.
Jimin guarda silencio mientras se perfuma ligeramente y toma su teléfono.
—Jimin, no me ignores... —se queja, no soportando no tener un segundo de la atención de su humano.
—Regresaré en unas horas.
—¿Iré a la farmacia, qué ocupas? —se coloca en la orilla de la cama y sus ojos le observan detenidamente desde los pies hasta la cabeza.
—Nada, iré yo.
—Jimin...
—Pastillas para mi dolor de trasero. Te dejé dinero en la mesa —habla bajito y rápido.
—Está bien, iré yo y te daré un masaje cuando regreses.
—Gracias —se acerca a la puerta, pero la voz del demonio lo detiene.
—Oye, angelito.
—¿Mmm?
—¿No vas a darme un beso de despedida?
Jimin asiente, se regresa y junta sus labios con los de Yoongi. Es un beso corto y cálido. Yoongi sonríe por lo tímido que actúa el contrario. Es cuestión de tiempo para que Jimin note la lengua ajena entrometida moverse con presteza. No se niega, al contrario, siente que tiene que irse bien besado a las reuniones para soportarlas.
Agh... está tan acostumbrado a él.
—No —se separa.
—¿Qué? —suelta un jadeo mientras reinicia el beso acalorado.
—No, hay que parar, tengo que irme —dice, pero él mismo continúa la acción sujetándose de los hombros anchos.
Se separan y Yoongi jadea con cierta molestia.
—Regresa pronto —pide.
—Lo haré —dice antes de salir por la puerta.
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otro cap!!! amigos, mi Jimin ya está cayendo por el cuernitos 🥹, todo saldrá mal, no se preocupen 🫢
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