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Yoongi llegó hace bastante, está esperándolo mientras ve videos en internet. Jimin no puede hacer que el sonrojo se vaya de su rostro, su piel huele a vainilla, está totalmente lisa por haberse depilado y exfoliado. Está viéndose en el espejo sin atreverse a salir porque no sabe cuál actitud tomar con Yoongi.
Está nervioso, secó su cabello, humectó su piel y sabe que lleva más de una hora en el baño, incluso el demonio ha ido a tocar para asegurarse de que todo esté bien.
Suspira y su mano tiembla al tomar el picaporte, Dios lo salve.
—Jimin, tardaste mucho, ¿estás bien? —habla el demonio al ver a su humano salir del baño, detiene su video sobre una receta de cocina italiana y va hacia Jimin.
—Mmm... sí, sólo estoy muy... avergonzado.
Sonríe nervioso, esperando que Yoongi no le vea aniñado o soso.
—Ya veo...
Y Yoongi no dice nada más, sólo permanece inerte con sus ojos demoniacos fijos en el humano.
—Estás incomodándome...
—¿Por qué? —su mirada se ablanda, no quiere que Jimin piense que está siendo juzgado, al contrario, Yoongi le admira como si de una cariátide se tratara.
—Estás viéndome mucho.
—Siempre te veo mucho, te veo cuando duermes, antes de irte y cuando llegas del trabajo, después de ducharte y cuando te aplicas tus cremas en el rostro. Siempre lo hago, siempre te veo.
Jimin traga saliva y sonríe apenado por sus palabras, sintiéndose bello. Sabe que su autoestima tiene que ser suficientemente sólida como para considerarse a sí mismo atractivo sin que alguien se lo diga o confirme, pero escuchar las palabras de Yoongi es reconfortante.
—Sigues tú —dice y el demonio asiente.
Yoongi entra a bañarse y Jimin siente sus piernas temblar, su cuerpo está completamente limpio, con cremas y esencias en diversas partes. No sabe qué hacer ahora, incluso alcanzó a secar casi en su totalidad su cabello.
No le queda más que esperar a que Yoongi salga de la ducha.
Iba a tender la cama, pero el demonio ya hizo eso, incluso acomodó el par de almohadas, dejó los condones, el lubricante al lado y alineó sus peluches en fila. Jimin se sonroja y los mueve de lugar.
Yoongi seguramente piensa que soy un inmaduro.
Mueve sus peluches y los coloca en la mesa. Está ansioso, bebe agua y revisa su lista de condiciones o peticiones, quizá debió preguntarle a Yoongi cuáles eran las suyas.
Bebe agua otra vez y sin notarlo, lleva tres vasos.
Camina al balcón y observa el paisaje urbano.
Soba sus manos y entrelaza los dedos.
Yoongi apenas lleva cinco minutos bañándose.
No cree aguantar más, está muy ansioso.
—Come un dulce.
Escucha la voz de Yoongi y gira hacia él, está hablándole desde el baño, tiene el cabello enjabonado y sólo enseña su cabeza por la puerta.
—Sí...
—Siento tu aura muy turbulenta.
—Perdón.
—No importa, aún puedes pensarlo, si no quieres está bien, Jimin —dice antes de cerrar la puerta y regresar a su baño.
Aún puedo pensarlo...
Una de sus peticiones es que sea un encuentro relajado, pero Jimin sabe que Yoongi no puede controlarle. Yoongi no puede hacer nada para serenarlo, no ahora.
Lo único que agradece es no estar recordando los encuentros sexuales previos con su padrastro.
Suspira y se recuesta en la cama, toma su teléfono y empieza a ver videos. Dura más de media hora saltando entre videos, sin ganas de terminar ninguno, está muy saturado mentalmente.
Está por ir a tocar la puerta al baño, pero le ve salir, aún tiene su cabello mojado y viste esa pijama de gatitos que Jimin le ordenó por internet. Poco a poco se ha ido acostumbrando, pero sigue siendo raro verlo en pijama.
—¿Puedes secar mi cabello?
—Sí.
Jimin conecta la secadora de cabello y seca los mechones de Yoongi mientras le peina.
—¿Has pensado en cortarte el cabello?
—No —contesta claro como si ya le hubieran hecho esa pregunta antes, sin embargo, su expresión cambia al segundo—. ¿Prefieres que tenga el cabello corto? Puedo cortármelo si lo deseas.
—No, no, me gusta mucho tu cabello largo.
Y es cierto, las hebras sedosas y azabaches de Yoongi cuelgan por su espalda y le hacen ver más imponente y atractivo.
—Siempre me han gustado los hombres con cabello largo —dice mientras peina los mechones.
—Ya veo...
Jimin ríe, sintiéndose tonto por ese comentario soltado en su momento de máxima ansiedad.
—Siempre me han gustado los hombres con labios gruesos y piernas largas —dice el demonio sonriendo, mientras observa sus uñas negras y cortas.
—Oh...
Bien, tengo esas dos características.
—Siempre me han gustado los hombres con manos delicadas y piel acanelada.
—Oh...
También tengo esas dos.
—Siempre me han gustado los hombres con un buen culo y...
—Okay, ya entendí, te gusto... —sonríe, sintiendo sus hombros destensarse un mínimo.
Yoongi afirma con la cabeza y sonríe. Ambos permanecen en silencio, solamente se escucha la secadora de cabello y uno que otro suspiro del humano. Las manos frágiles acomodan el cabello negruzco cuando finalizan de secarlo.
—Ya terminé.
Jimin deja la secadora en un mueble cercano y siente como Yoongi lo quiere atravesar con la mirada, analizando cada uno de sus movimientos.
—¿Ahora qué sigue? —pregunta el humano.
—¿Qué quieres que siga?
—No lo sé, ¿tú cómo sueles iniciar? —junta sus manos y regresa a la cama, se sienta junto a Yoongi y le dirige su mirada.
Jimin se apena por su propio rostro, debe lucir como un cervato al ver las luces de un automóvil en la carretera.
Y Yoongi, bueno..., él sólo quiere que Jimin se vea a través de sus ojos.
—Se trata de lo que tú quieras no de cómo a mí me gusta.
—Quiero que sea placentero para los dos.
—Será placentero para mí si tú disfrutas —aclara su garganta—. ¿Leíste algo sobre coger?
—Sí —siente su boca salivar en exceso. Okay, está pasando—, según varios foros de internet, tenemos que desnudarnos primero.
—¿Y quieres hacer eso?
—Mmm... preferiría que nos besáramos.
Es un romántico, piensa Yoongi y ríe para sus adentros.
—Bien.
Yoongi se acerca, pero Jimin le detiene por los hombros.
—Y... también me gustaría que tú llevaras el control, sólo tenme paciencia —pide eso último con ojos preocupados—. Me gustaría ser el que recibe...
—Está bien, Jimin, será como tú lo pidas.
Como yo lo pida, como yo lo quiera, como yo lo desee... siempre ha priorizado mi placer y confianza, no sabía que los demonios eran así.
Jimin suspira y siente los labios templados y ávidos de Yoongi sobre los suyos, ambos siguen sentados al borde del colchón, vestidos y con la ventana dejando pasar los últimos rayos del Sol antes de desaparecer.
Jimin cierra sus ojos se deja llevar por la experimentada boca del demonio, pese a seguir siendo un novato, ha adquirido mucha práctica gracias a Yoongi, el cual emocionado le pide una sesión de besos todos los días antes de dormir.
La mano huesuda se posiciona sobre la pierna ajena y toca delicadamente la tela del pantalón para dormir, Jimin ese día viste una pijama a juego con el demonio, sólo que la suya en lugar de ser de gatitos negros es de gatos calicó.
—Jimin —habla entre el beso, el cual comenzó a ser más profundo hace unos segundos.
—¿Mmm? —cuelga sus brazos sobre los hombros del demonio, abre sus ojos brillosos y le ve.
Su cabello se siente como tocar terciopelo..., piensa el humano ensimismado por la textura suave.
Yoongi sonríe porque nota como el bálsamo hidratante que Jimin se pone durante su rutina de cuidado de piel está regado por su barbilla y comisuras. La respiración de ambos es acelerada.
—¿Estás seguro? —pregunta mientras limpia delicadamente el mentón pintado ligeramente de rosa. Yoongi sonríe, lo más seguro es que sus propios labios ya estén manchados igualmente.
—Sí..., ¿tú no? —sonríe preocupado.
—Es en lo que no dejo de pensar desde que te vi.
—¿Y... por qué paramos?
Jimin se siente diminuto, Yoongi tiene que inclinarse bastante para besarle, la diferencia de tamaños es amplia.
—Quería estar seguro.
Yoongi está por decir otra cosa, pero Jimin lo aturde con sus labios suaves y ágiles. El demonio tiene que admitir que Jimin ha ganado bastante habilidad con los besos.
Sonríe recordando lo tímido que era al principio.
Ahora incluso escucha esporádicos y sutiles gemidos salir de esa boca anteriormente inexperta.
Yoongi mete sus manos bajo la camiseta holgada, nota la piel erizarse y siente como los dedos de Jimin hacen espirales con sus largos mechones negros.
Se separan.
—¿Ahora qué sigue?
—Mmm... ¿qué quieres que siga? —dice embelesado por la piel bajo sus yemas.
—No lo sé.
Jimin ríe nervioso y junta sus manos sobre las piernas.
—¿No leíste más en internet?
—Sí, pero estoy muy nervioso... ya olvidé todo —hace una mueca nerviosa que provoca una sonrisa débil en el demonio.
—Ven, recuéstate.
Jimin asiente mientras se sienta en el centro de la cama, no se atreve a acostarse.
—No luzco muy cogible, lo siento —ríe nervioso sin saber dónde o cómo colocar sus extremidades.
—Claro que luces muy cogible, puedo enumerar las características que te hacen follable.
—Okay, pero no lo hagas —le calla porque siente sus pómulos calientísimos por los halagos—. No sé qué hacer, lo siento —se disculpa de nuevo, se siente tonto en ese pijama.
—Es normal, es tu primera vez —explica mientras comienza a quitarse su camiseta.
—No soy virgen —dice con un tono de voz que el demonio no puede descifrar. Jimin se escucha decepcionado, pero también entristecido y... ¿molesto?
—Sí lo eres —insiste.
Y la expresión corporal de Jimin cambia rotundamente, cruza los brazos sobre el pecho y desvía la mirada hacia un punto indeterminado de la habitación.
—Me parece de mal gusto que digas ese tipo de comentarios ahora —habla ya con notorio disgusto—. Sabes lo que pasó, sabes que fui abusado, no sé por qué...
—Esas veces no fueron consensuadas, no merecen ser tus primeras veces —deja de desnudarse y se aproxima a su humano, toca su muslo y le ve directamente. Jimin calla, pensando en esas palabras—. Perdón por hacerte sentir mal, no fue mi intención que lo tomaras como una burla. Discúlpame.
Jimin suspira, siente las palabras sinceras y simplemente asiente. Aprieta su boca y muerde el interior de sus labios. Suelta una profunda exhalación.
—Está bien... entonces esta será mi primera vez —dice con su corazón latiendo acelerado y su voz más aterciopelada que antes.
Yoongi sonríe levemente y se acerca para besar a Jimin. Ambas bocas chocan y renuevan su sesión de besos, tornándose éstos más húmedos, sonoros y caldeados.
Jimin lleva sus manos hasta la camiseta negra del demonio, la alza, rompen el beso y ambos se ríen porque se queda atorada entre los cuernos.
—Perdón —soba uno de los cuernos duros y eso hace reír más a Yoongi. Jimin observa la sonrisa contraria, notando que es pequeña, pero sincera.
Reanudan el beso fogoso, esta vez Jimin posiciona sus manos en el pecho del demonio, ahí donde hay unas sus marcas negras que nacen y se extienden hasta las manos huesudas.
Yoongi se posiciona entre las piernas separadas de su humano y se deja toquetear por las manos tímidas ajenas.
—Espera.
Detienen sus acciones.
—¿Eh?
—Tú... ¿qué te gusta, Yoongi?
—Lo que haces está perfecto.
—No estoy haciendo casi nada.
—No te preocupes, sólo relájate y si quieres parar, dímelo.
—Está bien.
Jimin se recuesta y nota las manos calientes viajar por debajo de su camiseta, sus gemidos son ahogados y su cuerpo responde fácilmente ante el tacto ágil.
—Dios...
Yoongi ríe entre el beso, siempre ha encontrado gracioso y contradictorio que Jimin mencione a Dios en ese tipo de momentos.
Seguramente es porque es un angelito...
Quita la camiseta por completo, la lengua hábil chupa los pezones acaramelados, el demonio sabe que Jimin es muy sensible en esa área, lo descubrió un día mientras dormía.
Gemidos leves se escuchan y Yoongi se siente satisfecho por la reacción de su humano. Nunca había estado tan al pendiente de la respuesta sexual de un humano, o al menos no recuerda a uno al cual le pusiera tanta atención en los últimos cien años.
Debe haber alguien...
Pero no logra recordar.
—Quítate el pantalón y tu ropa interior —pide Yoongi.
—Sí, pero... desnúdate tú también —pide sonrojado mientras lleva las manos a sus prendas restantes.
—Qué osado —sonríe.
Jimin ríe.
Yoongi se desnuda primero, el contrario entra en confianza y se desnuda también. Jimin se avergüenza un poco al ver como Yoongi comienza a masturbar su miembro semierecto ante él, no puede creer que está ocasionando excitación en alguien.
—Te ves muy bien, angelito. Eres de mi gusto —dice mientras continúa masturbándose frente a su humano.
Reanudan el beso y Jimin se siente pequeño bajo el cuerpo escuálido, pero alto y grande del demonio, incluso esa delgadez le hace ver más imponente y terrorífico... y extrañamente... no le molesta.
Piercings por todos lados, marcas negras, piel pálida y ojos oscuros como el abismo.
Ojos sin ningún toque de luz.
Son características físicas que le atrajeron en un momento, sin embargo, ahora lo ve todo diferente.
Él es realmente atractivo...
O quizá, simplemente ya me acostumbré.
Sí, debe ser eso...
Jimin toma el miembro del demonio con una mano y continúa masturbándole, lo hace rápido, sin un ritmo en concreto y ansiosamente. Un jadeo sale de la boca de Yoongi y Jimin sonríe satisfecho por hacer sentir bien a su acompañante.
—Jimin, ¿quieres que te haga un oral?
—No.
—Está bien... mmm... ¿se puede saber por qué?
—Siento que si lo haces voy a eyacular y aún no quiero hacerlo —se explica apenado, cubriendo un poco con su mano su pene rojizo, húmedo y erecto.
—Está bien. ¿Crees que ya debamos empezar?
—Sí, está bien.
Deja de masturbar al demonio.
—Bien —dice tomando el bote de lubricante.
—Bien —repite y ambos ríen bobamente.
Jimin separa sus piernas y coloca las manos sobre el abdomen, da un sobresalto cuando nota un dedo embadurnado de lubricante tantear su entrada. Nervioso, se abraza a la almohada más cercana, y siente un dedo largo penetrarlo en repetidas ocasiones. Sus piernas tiemblan bajo las caricias eróticas y su boca deja de suspirar cuando nota su interior vacío.
Yoongi está sentado frente a él, enseriado, Jimin deja de abrazar su almohada y le ve fijamente.
—Olvidé decirte que siempre me han gustado los hombres que tienen peluches en su cama al momento de follármelos.
—Esa sí que no te la creo.
Los dos ríen, Yoongi quita la almohada de Jimin y le pasa su peluche de patito.
—Abraza eso, si usas la almohada no puedo verte.
—Está... está bien.
Yoongi regresa a su labor, inserta un par de dedos en la cavidad de su humano y el sonido húmedo y chirriante se hace presente. Jimin gime, atolondrado por las manos del demonio.
—Mete otro...
—¿Seguro?
—Eres bastante grande, me da miedo no estar bien preparado.
Yoongi contesta insertando otro dedo y añadiendo más lubricante para no lastimarlo, mete y saca rápidamente sus dedos, obteniendo alaridos de placer y gestos naturales y temblorosos.
—Agh... Yoongi... —gime, mete sus dedos entre los mechones negros, sosteniéndose de la cabeza del demonio. Yoongi chupa la piel del abdomen y aprieta uno de sus tersos glúteos.
Inserta sus dedos de forma acelerada, el interior de Jimin está cediendo poco a poco, tornándose húmedo por el lubricante, caliente por el roce y dilatado para recibirle.
—Amor... ya, por favor, hazlo...
Yoongi se desconcentra, no pensó que Jimin lo trataría tan cariñoso, pero no le extraña, él es amoroso. Todo él destila sentimientos nobles.
Retira sus dedos y el cuerpo deja de temblar. Yoongi toma el preservativo del costado, lo abre rápidamente y se enfunda.
—Será un poco incómodo, pero no dolerá. Si duele, dímelo —ordena.
Jimin siente, separando más sus piernas, suelta su peluche y se sujeta de los brazos pálidos. Suspira para relajarse, pero sintiéndose seguro con el demonio. Cierra los ojos y aprieta sus labios esperando que suceda, traga saliva y frunce el ceño mientras se arraiga a la piel pálida.
Espera y espera, pero nada pasa, abre los ojos y busca alguna respuesta en las cuencas negras de Yoongi.
—¿Qué... pasa?
—¿Estás seguro que quieres? Pareces un cervatillo asustado.
—Perdón, estoy nervioso.
—Creo... creo que yo también —confiesa y sonríe leve, Jimin juraría que logró ver un brillo sincero en él, por un momento sus ojos muertos se llenaron de vida.
—¿En serio? —habla sorprendido.
—Sí, no recuerdo la última vez que lo hice con alguien que temblara tanto —suspira y Jimin observa sus brazos delgados y marcados afianzados al colchón—. Siento que vas a romperte.
—Perdón.
—No me molesta, sólo es... diferente.
—Mmm... Perdón.
—Ya deja de disculparte.
—Perdón.
Los dos sonríen.
—No quiero que estés temblando todo el tiempo, Jimin.
—Estoy nervioso, pero sí quiero hacerlo, me siento bien intimando contigo. Me ha gustado mucho lo que hemos hecho hasta ahora —acomoda los mechones desordenados del demonio, peinándolos hacia atrás y tratando de colocarlos detrás de sus orejas y entre los cuernos.
Yoongi asiente y su rostro se torna pensativo.
—Y... —retoma el habla—. No quiero que mis abusos sean mi único recuerdo y experiencia sexual —revela en confianza—. Además... no creo volver a coger con alguien después de esto —ríe un poco apenado, sintiéndose soso por su poca habilidad para entablar relaciones humanas.
Tuvo que venir un demonio a follárselo porque claramente un humano no se fijaría en él. Intenta no pensar en eso, no quiere tener un debate mental sobre su autoestima ahora. Está por recibir pene, eso no sucede todos los días.
—Bien, entonces retomemos.
—Sí... —desvía su mirada, esquivando las cuencas escrutadoras, notoriamente más calmado, pero sin atreverse a ver directamente al demonio.
—Sólo no cierres los ojos.
Jimin asiente, pero su gesto se corta al sentir nuevamente un par de falanges dentro de él, libera un gemido agudo e inevitablemente sus ojos se cierran en un gesto placentero.
—Sigues muy dilatado y lubricado todavía.
El rostro de Jimin se vuelve rojo por dicho comentario, muere por colocarse la almohada en el rostro nuevamente, pero se abstiene. Su interior se siente vacío por un par de segundos y su respiración se corta cuando siente como Yoongi comienza a adentrarse en él. Intenta separar más las piernas y resopla. Su piel está caliente, sensible y rojiza.
—¿Duele? —detiene sus movimientos y posiciona sus manos en los muslos trigueños, alzándolos un poco.
—Sí.
—¿Sí?
—Sí.
—¿Mucho?
—No... No lo sé... No tanto —habla ansioso.
—Pensé que no dolería, perdón.
—Eres... bastante grande para mí —dice con sus ojos brillosos.
La diferencia de tamaños es muy notoria. Sus complexiones físicas son contrarias y por supuesto también sus genitales.
—Lo sé.
—¿Y si no entra por completo? —sus sentidos hacen énfasis en su trasero, arde un poco por tener ese pequeño tramo de Yoongi dentro de él. No quiere imaginar lo que se sentirá tenerlo por completo, no pensó que sería tan relevante la diferencia de dimensiones.
—Va entrar —habla convencido, sale del interior y toma el bote de lubricante para embadurnarse su grueso miembro—. Si crees que no puedes soportarlo, dilo, no me molestaré.
—Sí, sí puedo —afirma—, pero hazlo lento.
Yoongi asiente y obedece sin más, dirige su miembro al apretado agujero y empuja leve. Sus manos huesudas se colocan en las nalgas separadas de su acompañante, observa fijamente a Jimin y su sensual rostro constreñido en una mueca de placer mezclada con dolor.
—¿Quieres que pare?
—No, continúa...
El demonio continúa con su labor, Jimin suelta el peluche y no sabe qué hacer con sus manos. Decide colocarlas a los costados del tórax blanquecino.
Sus labios son atrapados por los del demonio y se distrae de la molestia que está sintiendo en su culo. No puede seguirle el ritmo, sus movimientos son torpes y sin sincronía, apenándose por la inexperiencia de sus acciones.
—Eso, lo haces muy bien... —habla al momento de adentrarse por completo. Su humano se ve agitado y sonrosado.
Sus pecas se notan más cuando sus pómulos están así de enrojecidos.
—No... no te muevas —pide para acostumbrarse a las dimensiones del demonio dentro de él. Se siente mareado, pero intenta recomponerse.
Yoongi toma el miembro contrario, masturbándolo lento para distraer a su acompañante de la intromisión. Jimin reacciona al instante, encogiéndose sobre sí mismo, notando su piel erizada y su pene a punto de explotar.
—No me dejes de besar —estira sus manos hasta el rostro de Yoongi y lo atrae al suyo, logrando un contacto nuevamente, uniendo sus labios en un gesto lento y tórrido.
Jimin tiene los labios tan irritados que siente con más detalle cada piercing que adorna la piel del demonio, tiene la lengua un poco adormilada y sensiblera por el contacto.
Pero pese a eso, quiere seguir siendo besado por Yoongi y también quiere seguir besándolo, es un gusto que adquirió desde la primera vez que le pidió un beso.
Remueve la mano del demonio, quitándola de su pene porque no quiere eyacular antes de tiempo, Yoongi parece entenderlo porque alejó sus manos inmediatamente y las colocó en las caderas ajenas.
—Podemos continuar —autoriza después de soltar un suspiro y sentir los labios de Yoongi bajar hacia su cuello y morderlo con sutileza.
Las caderas canelas son apretadas con fuerza y el lento vaivén comienza, ambos gimen y el demonio siente su miembro ser exprimido dentro de las paredes carnales de su acompañante, gime complacido por la estrechez y nota que el interior de Jimin se contrae en espasmos seguidos.
Mi chico es muy sensible...
La expresión facial de su humano se crispa, cierra sus ojos por el placer, las piernas le tiritan y se entumecen alrededor de los glúteos pálidos.
Yoongi nota el interior de su humano oprimirse deliciosamente alrededor de él.
Jimin eyacula y lleva sus manos al rostro, cubriéndose avergonzado, sus piernas se tornan frágiles y las posiciona débiles sobre el colchón.
—¿Jimin? —busca la mirada de su humano, pero sigue cubriéndose la cara.
—Per... perdón —dice con voz húmeda y los ojos afligidos. En pocos segundos, lágrimas se deslizan por su rostro.
—No llores —dice con el tono más blando que tiene, se remueve para salir del interior todavía exquisitamente palpitante.
—No, espera, continúa —sostiene uno de sus brazos negros.
—Mmm... ¿seguro? Podemos parar ahora mismo, ya después lo retomaremos.
—No, te dije que quiero que tú también disfrutes —le recuerda—. Por favor, yo... me sentiré muy mal si no terminas.
—¿Tú quieres?
—Sí.
Quiere decirle que es lo que más quiere en este momento, pero se avergüenza de sus propios pensamientos.
—Dime si quieres que me detenga.
—Está bien —resopla y su interior es llenado nuevamente por completo, gime y limpia sus lágrimas. Los brazos de Yoongi acarician su abdomen blando y humedecido.
Las embestidas lentas comienzan, siendo largas al principio, pero certeras. Jimin se agarra a los brazos de Yoongi como si su vida dependiera de ello.
Su trasero estimulado recibe las penetraciones más aceleradas, gime agudo y sin vergüenza, dejándose llevar por las emociones del momento.
—Oh, Dios... —dice con la boca entreabierta y la mirada perdida en la piel ajena.
Yoongi sonríe.
La luz del Sol desapareció hace mucho, la habitación se ilumina por una lámpara y los oídos de ambos se llenan por gemidos agudos y el choque constante de las pieles mojadas por el lubricante.
El culo receptivo se constriñe alrededor del demonio.
Jimin estira sus labios, recibiendo los contrarios rápidamente en una acción desesperada, pero llena de pasión. La amplia espalda es abrazada por los brazos laxos y necesitados de afecto al momento de hacer el amor.
El beso es errático y las penetraciones rápidas, escuchándose el sonido obsceno del sexo húmedo y candente. Jimin aprecia como Yoongi no ha dejado de poner lubricante para que el roce no sea incómodo.
—Creo... yo... voy... voy a morir... —suelta sin sentido aferrándose a los hombros anchos y sujetándose con sus piernas a las caderas afiladas. Yoongi gime grave en el oído de su humano y apura el vaivén, sus manos se mueven a los muslos y los separan con acciones firmes.
No creo que sea posible abrirme más, piensa el humano cuando las manos huesudas manosean sus muslos y nalgas como si pudieran apartarlas más.
Las estocadas se escuchan fuertes dentro del departamento, llenándolo de lujuria pura. El sonido acuoso inunda los oídos de ambos, haciendo que ninguno pueda escucharse y arrepintiéndose de no haber cerrado el balcón, pensando que su encuentro sería menos ruidoso.
Yoongi libera las piernas del humano, dejándolas acalambradas a los costados, lleva una de sus manos a la cintura pequeña y la otra al cabello, encarnándose en él y recibiendo un gemido que no pensó escuchar por dicha acción.
Jimin se masturba rápido, dejándose sin escapatoria a su segundo orgasmo, sus ojos se viran, sintiéndose sin los sesos suficientes como para evitar la salida de gemidos agudos y palabras sin sentido.
El demonio continúa las penetraciones y un destello rojo aparece en sus ojos, la faena se hace errática, dedicándose a que su miembro quede grabado dentro de Jimin para que no lo olvide jamás.
—No puedo —deja de masturbarse—... amor, bésame... —dice enganchándose al cuello contrario.
Y Yoongi sólo entiende esas palabras dentro de todo el discurso sin sentido. Se acerca y comienzan a besarse nuevamente, lográndolo sin mucho éxito por los movimientos frenéticos.
La mano que estaba en la cadera comienza a toquetear el pene del humano, masturbándolo al ritmo de las estocadas, usando el semen de la anterior corrida para que el roce acelerado no sea doloroso o incómodo.
Jimin gime y recarga el rostro en la mano que está al costado enterrada en su cabello, sus ojos se humedecen del goce y nota como su segundo orgasmo azota su cuerpo, haciéndolo retorcer y sucumbir ante la segunda ola de éxtasis, siendo ésta más potente que la primera y peor de llevar.
Ambos gimen, Yoongi nota como el interior caliente le estruja alrededor de su pene, jadea hondo y libera su eyaculación en dentro del preservativo. Su pecho agitado descansa. Las penetraciones se vuelven acompasadas, pero no se detienen, Yoongi quiere extender lo más que se pueda ese momento.
Jimin se siente un manojo de emociones y sensibilidades, todo él tiembla, sin meditarlo y gracias al vaivén sinuoso, se corre nuevamente, siendo ahora un contenido más acuoso y ligero.
Yoongi desea permanecer dentro de Jimin todo el tiempo, pero contra su voluntad y notando lo extenuado que su humano está, sale, y observa el interior contraerse inmediatamente, extrañando su miembro duro dentro.
El cuerpo de Jimin está lánguido y extendido sobre el colchón, su piel se encuentra húmeda y brillosa. Yoongi recobra el sentido rápido, se concentra en quitarse el condón y va a tirarlo al bote más cercano de la estancia. Regresa y escucha la respiración pausada y profunda, demostrando lo cansado que Jimin está.
—Amor, regresa, duerme conmigo... —pide al borde del sueño, demostrando que está atento a la ausencia del demonio.
—Sí —dice, pero se queda sentado, observando el cuerpo de Jimin exhausto.
A los segundos escucha largos y bajitos ronquidos. A Jimin no le costó caer dormido, su cuerpo magullado no dio para más y pese a que el demonio le limpió extensamente con toallitas húmedas de bebé, Jimin no despertó durante las próximas horas.
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Capítulo largo porque hay amooooor demoníaco 😈💕, espero les esté gustando la historia, si quieren que algo suceda entre Yoongi y Jimin, me dicen y hago un especial o algo así, besitos
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