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Jimin no dejó de ver al demonio durante todo el viaje en taxi, fueron pequeñas miradas que Yoongi no notó, estaba muy ocupado sosteniendo una de las cajas del humano, tenía miedo de que alguna de las pequeñas botellitas de suero facial cayera y se quebrara.
Yoongi ha notado que la rutina de piel de Jimin es un paso muy importante, sobre todo los fines de semana y los lunes por la mañana.
Al entrar al departamento, Yoongi suspira aliviado.
—Tiene balcón —es lo primero que nota Yoongi después de haber ayudado a bajar todas las pertenencias del auto. Jimin comienza a limpiar el closet para acomodar su ropa y la del demonio, algún día le preguntará de dónde consigue todos sus trajes, ahora ya tiene una variedad más amplia de ropa tradicional coreana.
—Sí, estaba harto de la humedad, el primer requisito para mí, era una buena ventilación —dice sacando su cuerpo del closet y viendo a Yoongi, el cual se está acomodando su único hanbok blanco manga larga, uno que Jimin escogió en una tienda departamental cercana a su anterior residencia. Cuando la compró pensó que el demonio no se la pondría, pero grande fue su sorpresa cuando lo aceptó con una mirada seria acompañada de un agradecimiento, a simple vista, sincero.
—Y el techo es más alto que el anterior —nota Yoongi percatándose de que esta vez sus cuernos no chocarán con la lámpara.
—Bueno, si pasaras más tiempo en tu forma humana, no tuvieras esos problemas —dice como si no fuera nada, regresa su cuerpo al closet y siente sus mejillas calientes. Tiene que admitir que la forma humana del demonio es bastante... bonita, y no le molestaría verlo así más seguido.
—No puedo pasar tanto tiempo así.
—¿Por qué? —no puede evitar decirlo con un aire decepcionado.
—Porque es incómodo y porque no me place.
—Está bien...
—¿Te gusto más de humano? —alza una de sus cejas, pero Jimin no puede verlo.
—¡No! —contesta rápido mientras finge acomodar una de sus chaquetas—, es decir, eres casi el mismo, tu rostro no cambia, bueno... cambia un poco... no mucho —habla atropellado y ríe por su propio juego de palabras.
—Mmm... eres malo mintiendo...
Jimin vuelve a reír, sintiéndose pillado, sale del pequeño armario y acomoda el resto de sus pertenencias.
—No miento, pero... de humano te ves menos intimidante, verte sin tus ojos negros, tus piercings y tus cuernos es... extraño, pero definitivamente menos amenazador.
Yoongi no dice nada después de eso, ayuda siguiendo las instrucciones de Jimin para limpiar ese sitio superficialmente porque el arrendador lo entregó limpio, pero Jimin es un poco paranoico con la pulcritud.
—¡Mira! Cabemos los dos —se tira en el colchón el cual se sostiene sólo con una base sencilla de madera—. Hay que ir a comprar sábanas del tamaño y unas almohadas para los dos.
Yoongi asiente, no pensó que su humano lo tuviera en cuenta para esas decisiones, pero se siente agradecido.
—Te seguiré invisible.
—¿Por qué?
Yoongi escucha de nuevo esa voz decepcionada y nota que ha comenzado a descifrar el humor de Jimin sólo con escuchar su voz o ver el batir de sus pestañas. Es algo raro, que muy pocas veces suele pasarle con los humanos que le son asignados, nunca convive tanto con ellos.
—Sólo por esta vez —se rinde ante la mirada tristona.
Jimin sonríe con ojos pequeños y toma una de sus bolsas reutilizables dispuesto a ir de compras con el demonio.
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—¿Qué color crees que sea el mejor? —sostiene un juego de sábanas y fundas para almohadas en cada mano. Son iguales, pero el color es distinto.
—Uno que disimule las manchas de semen y fluidos.
—¡Yoongi! —reprende, voltea hacia ambos lados del pasillo, sólo hay una anciana lo suficientemente lejos como para no escucharlos.
—Es en serio, recuerda que tiraste las últimas por tu squirt.
Jimin aprieta sus labios y abre grandes sus ojos, no tiene palabras para contrarrestarlo.
En los últimos días ambos han aumentado las caricias y placeres sexuales. Jimin siendo el más deseoso. Yoongi no creyó que aceptara sus felaciones y tocamientos de manera tan... receptiva. Jimin lucía tímido, pero poco a poco comenzaba a soltarse en la cama.
Como hace unos días cuando eyaculó dos veces seguidas durante la intimidad. Jimin pensó que se había orinado, y se asustó al ver el líquido transparente y sin olor de su segunda corrida. Es un squirt, creo que toqué mucho tu próstata con mis dedos, explicó el demonio ante un confundido humano.
—Las grises —dice el demonio tomando el producto y dejándolo en el carrito de compras. Ambos siguen en silencio por ese pasillo seleccionando productos que Jimin escoge y Yoongi aporta su comentario obligado por el castañito.
Yoongi está en su forma humana gracias a la insistencia de su acompañante.
—¡Mira, hay que llevar plantas! —comenta animado dirigiéndose hacia la zona de jardinería.
—Yo te esperaré aquí.
—¿No vas a escogerlas conmigo?
—No.
—¿Por qué no? Ven, cada uno puede escoger una y...
—No puedo acercarme tanto a animales o plantas, mueren.
—Oh... ¿Ni siquiera una pequeñita? —Yoongi niega ante la pregunta—, ¿un cactus?
—Tampoco.
—¡Podemos llevar una sintética!
Yoongi suelta una risa ahogada por la solución del humano.
—Está bien.
Ambos se dirigen a otro lugar, un poco apartado, ya casi escogen todo para el departamento, no son muchos objetos, pero son pertenencias necesarias.
—No pensé hacer compras de casado con un humano que me fuera asignado.
Jimin ríe quedito.
—¿No es lo que esperabas?
—Para nada.
Su conversación se ve interrumpida por una voz grave y clara.
Ambos giran hacia atrás, Yoongi encrespándose por completo y Jimin reconociendo a su jefe, Kim Seojong.
—Hola, Jimin —hace una leve reverencia—, no pensé encontrarte por aquí.
Jimin hace una reverencia más pronunciada y Yoongi se mantiene erguido normal, no piensa agachar la cabeza ante alguien con un aura tan horrible.
—Estoy de compras de rutina —dice sencillo.
—Estamos —dice Yoongi corrigiendo, lamentándose hacerlo porque sonó desubicado y sólo captó la atención de los dos humanos.
—Él es Min Yoongi, es un amigo —sonríe para amenizar el incómodo momento.
El demonio se ofende con ese nombramiento, pero decide morderse la legua y no llamar más la atención.
—Mucho gusto —dice seco ante Seojong, el cual le analiza de pies a cabeza.
—Jimin no te había mencionado.
—Dudo que lo haga, sus conversaciones deben ser estrictamente formales y sobre trabajo —contesta el demonio.
Bien, con esa diminuta conversación, Jimin captó lo que está pasando, aclara su garganta y decide hablar.
—Un gusto encontrarlo aquí, gracias por darme el día —hace una reverencia, Seojong le sonríe, Jimin empuja el carrito y toma de la mano al demonio.
Ya solos y alejados, Yoongi sabe que su humano está irritado, pero no quiere discutir frente a las personas.
—¿Ya no vas a hablarme? —pica Yoongi después de recorrer tres pasillos en rotundo silencio.
—¿Por qué hiciste eso? —alega sin verle, escoge el café que tanto le gustó a Yoongi y lo echa al carrito.
—No me agrada ese hombre.
—¿Has estado yendo a mi trabajo otra vez?
—Sólo ocupé verlo en una ocasión para saber que no es tan buena persona como quiere aparentar —dice a la vez que toma uno de esas frituras picosas que tanto le gustan a Jimin.
Ambos suspiran, sin saber muy bien qué decir.
—Disculpa, no quiero ocasionarte problemas en tu trabajo —habla de manera arrepentida por dejarse llevar por sus instintos.
—Esperemos no lo recuerde mañana.
Jimin echa una bolsa con los panecitos rellenos a los cuales el demonio se hizo adicto.
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"No somos novios o algo así", fue la frase que Yoongi escuchó durante la sesión de terapia de su humano.
Jimin estaba explicándole la relación a su terapeuta mientras Yoongi, como buen cotilla, escuchaba entre las sombras, fingiendo haber desaparecido.
—Un momento.
Jimin apaga el micrófono y la cámara para girar y observar a la nada.
—Sé que estás aquí, sal, cabra entrometida.
Yoongi se hace visible y gira los ojos al verse descubierto.
—¿Cómo...?
—Hueles a fogón.
—Oh...
Claro, su olor...
—Te dije que me dejaras a solas un momento.
—Lo sé —desvía su atención hacia otro punto en la habitación.
—Y no estás respetando la cita con mi psiquiatra.
—Lo sé.
—¿Algo que decir en tu defensa?
—Me declaro culpable, amárrame y móntame como castigo —junta sus manos frente a él y Jimin ríe.
—Es en serio, vete a sacrificar gallinas o algo, necesito estar durante esta hora solo —pide.
—Regresaré exactamente a las siente en punto, ni un segundo más —accede sin insistencia, sabe que no debe estar ahí, pero le ganaron las ansias por saber más de su humano.
—Siete y media, necesito que mi cerebro repose mi sesión.
—Bien.
Yoongi se da por vencido y desaparece.
Jimin regresa a la llamada y su rostro palidece al ver apagó su cámara, pero que no silenció su micrófono.
Oh, Dios, qué vergüenza.
—Hola —saluda nuevamente a su psiquiatra, el cual tiene con el rostro perplejo.
—Veo que ya tienes vida sexual activa —dice después de recobrar su actitud seria, pero amable de antes.
—Oh... sí, algo así —junta sus manos y hace pequeños sus hombros.
—Y... ¿él es un buen muchacho?
Uf...
—Sobre eso... quiero hablar un poco de él...
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Yoongi observa detenidamente el techo blanco, se puede estirar gratamente en la cama, sus cuernos no chocan con nada y sus pies no sobresalen del colchón, agradece que Jimin pensara en él al momento de elegir este lugar.
De hecho, es impresionante lo entrelazadas que están sus rutinas y vidas ahora. Jimin se ha amoldado a él en todos los sentidos y Yoongi también lo ha hecho con Jimin.
—Quiero hacerlo —escucha la voz tenue, pero firme del humano, Yoongi abre mucho sus ojos y espera a que Jimin gire con él y entable contacto visual, afortunadamente eso pasa sin pedirlo—. No ahora, pero sí en estos días.
—Está bien.
—Pero será como yo diga —habla un poco inseguro, aún queda un poco de aura grisácea por el encuentro anterior con su madre, Yoongi puede verlo.
—Sí.
—Y con mis pautas.
—Sí.
—Y si digo que "no", es "no".
—Está bien —responde seguro.
—Sólo déjame leer un poco del tema...
—Entiendo, Jimin, lo entiendo todo, no te obligaré a nada, vine aquí a que pases buenos momentos —Bajo el edredón, toma sus manos blandas y ansiosas.
—Y hay algo más —habla con un tono apenado, distinto al que usó en un principio.
—¿Qué pasa?
—No nos hemos besado.
—Oh... cierto, con esos lindos labios que tienes, me he contenido para no comerte a besos.
—Quisiera que nos besáramos —dice recuperándose de las palabras previas del demonio. Cierra los ojos cuando siente las huesudas manos de Yoongi tomar su mentón y guiar sus labios hasta los ajenos para rozarse lento y cándido.
Jimin ríe en medio y el demonio se separa.
—Lo siento, me dio cosquillas —se apena por actuar como un idiota, pero esa vergüenza se va cuando Yoongi se acerca nuevamente y con una cadencia lenta y tórrida le obsequia un beso con las mismas características.
Menta. Yoongi huele a menta por el dentífrico. Su cabello largo y suelto sigue húmedo por el reciente baño.
—Perdón —se aparta y huye de los ojos negruzcos. Yoongi nota las manos humanas acariciarle la espalda y jugar con su cabello—. No tengo mucha experiencia y lo hago mal...
—Pero eso no es malo —habla mientras toma ambas mejillas rojas entre los dedos, Jimin luce pequeñísimo entre ellas—. Te haré un experto.
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El juzgado le envió contestación vía correo electrónico, su caso sobre abuso sexual y violencia intrafamiliar fue desestimado, tragó saliva y pestañeó en repetidas ocasiones para no llorar en el trabajo. Leyó el extenso documento con sellos oficiales y palabras rimbombantes. Durante su hora de comida, le llamó a su abogado asignado por el gobierno y éste le explicó decepcionado que el caso fue archivado debido a la falta de pruebas.
Los reportes médicos sobre su estado físico dañado en ese momento no fueron suficientes para demostrar las violaciones a las que lo sometió su padrastro.
Ha estado mordiéndose las uñas desde muy temprano. No pensó que todo fuera a terminar así, lo llegó a sospechar, pero no creyó que el sistema jurídico le fallara a una víctima con tantas pruebas psicológicas y análisis médicos.
—Buenas tardes, Park —habla su jefe al entrar a la oficina, no tocó la puerta, sólo entró como si fuera su lugar de trabajo individual y no el de Jimin.
—Oh... hola, ¿qué se le ofrece? —dice un poco confundido. Cierra el correo electrónico, no quiere perder más tiempo.
Lo mejor será dejar todo atrás, a fin de cuentas, no quiere nada que lo enlace a su madre.
—Te envié un correo hace una semana, pero no contestaste.
—Disculpe, seguramente no revisé bien —se excusa porque sinceramente no ha estado concentrado en su trabajo el día de hoy.
—No importa, vengo a decírtelo yo —habla amable y Jimin lo agradece—. El congreso internacional de la empresa comenzará el lunes de la próxima semana, un grupo seleccionado de cada área siempre es invitado, necesito que confirmes tu asistencia vía correo electrónico.
Jimin leyó sobre ese evento hace un par de semanas, pero no le prestó mucha atención porque los contenidos expuestos no son para trabajadores de su área, los temas tratados serán relacionados con los productos importados, no con las vías de exportación, zona en la que él trabaja.
—No pensé que yo fuera invitado.
—Siempre se seleccionan a los mejores de cada área, es como un viaje con los gastos cubiertos y el hospedaje pagado por la empresa en el hotel donde será el congreso —ríe amplio.
—No creo poder ir.
Jimin está cómodo con su rutina, además ahora no es sólo él, Yoongi también está en su vida, no puede simplemente irse y dejarlo solo.
Kim Seojong cambia su semblante, algo perceptible para Jimin.
—Piénsalo, es una buena oportunidad para despejarte —dice pertinaz—, además es el evento más importante hecho por la empresa.
—Lo pensaré.
—Espero tu contestación para hoy antes de salir, tenemos que asignar las habitaciones y los vuelos —dice antes de marcharse y con una actitud más arisca que la un inicio.
Jimin lo nota, pero no le presta mucha atención. Seguramente está viendo cosas donde no las hay.
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Entra a su departamento, decidió pasar por un par de gimbaps para el demonio y él. Recientemente ha dejado de cocinar porque llega cansado del trabajo.
—¿Yoongi? —le llama, pero no ve a nadie en la pequeña estancia—. Traje comida para los dos. Deja de esconderte, cabra.
Se acerca al balcón y sale a éste, escucha los leves ronquidos de Yoongi, es gracioso como un ser tan grande está durmiendo en un pequeño colchón que funge de sofá.
—Cuernitos, ya llegué —habla bajo para no asustarlo al despertar.
Como si pudiera asustar a un demonio...
Yoongi abre poco a poco los ojos.
—Hola... —dice con aire adormilado—, ¿por qué no me avisaste que ya llegaste? —talla sus ojos y se estira en el pequeño sitio.
Jimin ríe.
—Lo estoy haciendo ahora.
Yoongi espabila y acompaña de Jimin para comer juntos. Es casi platónico como ambos ya saben el sabor favorito del otro. Yoongi apostaría uno de sus cuernos a que ganaría un concurso de datos sobre su humano.
Yoongi le besa. Jimin ya se está acostumbrando a besarle, le gusta iniciar por un pequeño roce y profundizar mientras entierra sus manos en el cabello negruzco y delinea el nacimiento de los cuernos demoniacos.
En menos de diez minutos, ambos se encuentran comiendo.
—Habrá un viaje en la empresa —saca el tema mientras come un pequeño rollo de arroz. Yoongi bebe té que hizo Jimin y asiente para animarle a que continúe su plática—. Es a Busan, es para ir al congreso anual de la empresa, me invitaron para que asista.
—¿Y cuándo es?
—Empieza el siguiente lunes, será durante toda la semana...
—Oh...
—Dije que no, no quiero dejarte aquí solo.
—No te preocupes, yo apareceré por allá, puedo estar en el lugar que quiera cuando quiera —dice sencillo mientras con sus dedos limpia un poco de salsa de la barbilla del humano.
—¿De verdad? —retraído y sonrojado, toma una servilleta para limpiarse.
—Sí, ¿hay manera de que vayas? —muerde su pieza de gimbap y con la mano libre toca deliberadamente la manzana de adán de Jimin.
Incluso su manzana es pequeña, el pecado original no lo machó tanto.
—Mmm, mi jefe fue muy insistente con que fuera, le enviaré un mensaje para decirle que cambié de opinión.
Claro, tenía que ser ese idiota..., los pensamientos de Yoongi se ensombrecen, no le encanta que alguien de esa clase esté cerca de sus pertenencias.
—Con más razón iré contigo —acepta sin rechistar y deja su mano revoltosa sobre el muslo de Jimin.
Con todo lo que lo toco, no me extrañaría que un día exploten sus mejillas rojas por mi culpa.
—Él luce molesto siempre, pero es amable.
Yoongi sorbe té, no quiere discutir con Jimin aspectos que él no puede comprender.
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Yoongi nota algo extraño en Jimin, está muy pensativo, al principio pensó que era por no haber confirmado su asistencia al congreso, pero cuando le envió un correo electrónico a su jefe y éste le dijo que le enviaría los boletos mañana, su claro rostro pensante no cambió.
—¿Quieres ver una película? Podemos hacer un maratón desde temprano y...
—Quiero hacerlo —dice volteando a ver al demonio, Jimin se ve apenado, pero con una clara curiosidad reflejada en sus ojos—. He estado leyendo sobre el tema y... creo que estoy preparado.
Yoongi asiente ansioso y emocionado porque no ve duda en el humano, sólo expectación.
—¿Cómo quieres que sea?
—Mmm... hice una lista —sus ojos van hacia el suelo, avergonzado por sonar como alguien soso. Camina hacia su mochila del trabajo y saca un cuaderno, va a la última página y regresa con Yoongi—. Sólo no te burles.
—No haré eso, Jimin —responde mientras toma el cuaderno de las manos pequeñas y comienza a leer los puntos importantes para Jimin a la hora de intimar.
Usar condón, abrazarlo, besarlo, detenerme si él así lo desea... entre otros puntos. Yoongi trata de que su rostro sea igual de inexpresivo. Todo lo que escribió Jimin es lo básico que debe ocurrir durante cualquier acto íntimo, le altera que Jimin considera sus peticiones como irrisorias.
—Me gustaría que fuera así, no son reglas —suelta una risa nerviosa y se siente diminuto a lado de Yoongi—, ¿qué opinas? —pregunta al ver el rostro serio del demonio, de pronto se siente inseguro, ¿exageró al expresar lo que quiere?—. Si no te gusta podemos...
—Estoy de acuerdo, Jimin, no me molesta que me digas lo que quieres, al contrario. Te dije que sería como tú quisieras.
Jimin sonríe aliviado.
—Gracias —dice descansado, estuvo inquieto por el tema de su lista y la reacción de Yoongi.
—Entonces iré a comprar condones —dice el demonio.
—Bien, yo... me limpiaré —dice apenado, pero el demonio no contesta nada, demostrando que no tiene ningún tabú en torno al sexo.
Yoongi cambia a su forma humana, se viste rápidamente y sale del departamento después de darle un beso cálido al humano. Es apenas un roce y se siente extraño, Jimin no había besado esos labios, sentir la boca de Yoongi sin piercings es raro.
El corazón de Jimin se acelera, pero curiosamente no está asustado por lo que va a pasar. No pensó que llegaría a confiar tanto en el demonio como para concederle intimar. Toma todo lo necesario y va al baño.
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