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2. Sídney: Haengbok

26 de diciembre de 2020

Haengbok:

Wakey, wakey!

Qué planes tienes para hoy?

Saldrás por ahí?

Yo he quedado con unos amigos

aprovechando que estoy de vacaciones también

Aunque no me he ido tan lejos de casa como tú

Jisung se despierta a las nueve de la mañana y ya tiene mensajes del chico de Tinder, hay otras dos conversaciones abiertas en la aplicación, pero no le interesan demasiado los demás. Nadie ha sido tan cautivador como el intenso. Se lava la cara y se lleva el teléfono en el bolsillo, decidido a responder cuando esté un poco más despierto.

Huele a café y bacon cuando baja las escaleras. Chan está de espaldas a la puerta al entrar a la cocina. Decide abrazarlo porque el alfa nunca ha rechazado sus afectos y se siente un poco pegajoso hoy. Su amigo es de su altura, algo que le acomplejó en algún momento de su juventud. A Jisung le gusta que sea así porque su nuca queda perfecta para que pegue su nariz.

—Buenos días, pequeño gremlin —saluda. Acaricia el antebrazo que Han tiene alrededor de su cintura sin dejar de revolver los huevos del sartén—. ¿Dormiste bien?

—Sí, muy bien —murmura contra su cuello. Huele a menta fresca, a alfa y, de cierta forma, a hogar. Puede que haga tres años que no se ven, desde la última vez que Chan fue a Corea, pero sigue sintiéndose familiar.

En ocasiones en las que Jisung está más triste, se pregunta qué hubiera pasado si se hubiera enamorado de él. ¿Su vida sería esta? ¿Se levantaría por la mañana y alguien le habría preparado café, huevos y bacon? ¿Tendría una familia política que haría pavlova para él y le cortaría pedazos de sandía? Serían normales, un alfa y un omega viviendo juntos, haciéndose viejos, tal vez teniendo un par de niños. Sabía que Chan quería eso, una familia tradicional a pesar de que ya había cumplido 30 y no tenía ningún ligue a la vista.

Después de presentarse como omega, Jisung no lo había tenido fácil. Sobre todo para ajustar las dinámicas con Chan. Con Changbin era más sencillo, él era un beta y no sufría los celos y las rutinas, su olor era mucho más ligero y sus feromonas eran más calmantes que excitantes. La naturaleza de sus subgéneros había supuesto un montón de cambios en su vida. Chan no se acercaba a Jisung cuando estaba en celo y pagaba una habitación de hotel para él cuando entraba en su rutina. Solo Changbin se quedaba alrededor de ambos, como el perfecto contrapeso de una balanza que se tambaleaba a menudo por culpa de su biología.

Una vez, cuando los tres habían bebido demasiado soju y estaban amontonados en el sofá de segunda mano del piso que compartieron en la universidad, Chan dijo que los quería. Jisung también los quería, mucho más de lo que nunca quiso a nadie, pero no de forma romántica. Sin embargo, Changbin había dicho que, si llegaban a los 35 solteros, deberían juntarse y formar una familia de tres. Entre risas, aceptaron, porque eran jóvenes y los 35 parecían una edad lejana. Ahora estaban a la vuelta de la esquina. El paso del tiempo le daba vértigo igual que no encajar en los estándares sociales para los que se suponía que había nacido.

Chan se da la vuelta entre sus brazos después de apartar las sartenes del fuego. Lo toma por las mejillas sin perder su sonrisa de labios lujosos.

—¿Está todo bien? —pregunta con la voz suave.

—Sí.

—Hueles un poco extraño. Como cuando estás a punto de tener un ataque de pánico. —Es sincero y no pretende juzgarlo. Sabe que solo está preocupado y eso lo enternece un poco más y también lo hace sentir mal porque le gustaría poder amar a Chan y Changbin de la manera que todo el mundo piensa que los ama.

—Solo estaba pensando en el tiempo.

—¿El tiempo? ¿Es por el calor? Bueno, siempre dices que puedes controlar el tiempo, haz que refresque un poco —bromea, Jisung se ríe y lo abraza con fuerza, volviendo a enterrarse en su cuello porque ahí está a salvo de todo.

—Estaba pensando en el tiempo como concepto físico y metafórico, no el tiempo meteorológico, idiota.

—Ah, ese no puedes controlarlo, ¿no?

—No, ese es incontrolable.

—Creo que te sentirás mejor cuando comas algo, ¿qué te parece desayunar?

—Me parece que tengo ganas de llorar porque te acordaste de cómo me gustan los huevos. Te amo, alfa. —Le da un beso lleno de babas en la mejilla y Chan pone una mueca de asco, apartándolo.

Desayunan en la mesa de la cocina, Jisung se llena los carrillos de todo lo que encuentra en el plato, gimiendo. Su amigo era el único que cocinaba cosas decentes cuando vivían juntos y parece que sus habilidades han mejorado. Chan le comenta el itinerario del día, ir de aquí para allá, turismo, algo sobre un puente. Le presta atención, pero no tanta porque su teléfono suena con notificaciones y tiene ganas de comprobar si es el chico intenso.

—¿Es Changbin? Dejé mi teléfono en el salón —comenta el alfa, recogiendo los platos vacíos para ponerlos en el lavavajillas. Jisung, con su café helado en la mano, saca su móvil del bolsillo. Por supuesto que no es Changbin.

Haengbok:

Yo he quedado con unos amigos

aprovechando que estoy de vacaciones también

Aunque no me he ido tan lejos de casa como tú

Me gustaría mandarte una foto

estoy en un parque genial a las afueras de Sídney

vamos a hacer un picnic

He hecho brownies

Te gustan los brownies?

Si no te gustan me romperás el corazón

Han:

Vaya, eres madrugador, hasta hiciste brownies. Yo acabo de desayunar, mi amigo me hizo huevos con bacon. Y sí, me encantan los brownies, me encantan los dulces en general.

Haengbok:

Vaya, mis amigos no me hacen el desayuno

Qué buena suerte tienes

Estás seguro de que es solo tu amigo?

(Estoy bromeando)

Han:

Jajajajaja sí, es solo mi amigo. Nos conocemos desde hace doce años, es solo que es un cuidador nato, su lenguaje del amor son los actos de servicio, lo cual es muy bueno para un vago como yo. ¡Además, acabas de decir que hiciste brownies para tus amigos! ¿Estás seguro de que son solo tus amigos?

Haengbok:

Touché

Hice los brownies para estos idiotas

pero no se los merecen

dicen que están contando las calorías

Quién cuenta las calorías en Navidad?

Eso es una estupidez

Han:

En eso estoy de acuerdo, contar calorías en Navidad es una tontería. El día que llegué a Australia la madre de mi amigo me hizo una tarta pavlova y creo que solo queda un pedazo en la nevera... No creo que nadie esté contando calorías aquí.

Haengbok:

Ay, qué rico, pavlova!

Tendré que llevarte brownies

ya que tú sí sabes apreciarlos

Vas a salir?

Me das tu número de teléfono?

Para mandarte fotos de los brownies

por supuesto

—Hannie, ponte algo fresco y lleva una gorra. —Chan interrumpe su conversación de chat revolviéndole el pelo.

—¿Qué?

—Que te pongas ropa fresca y cómoda, nos vamos en quince minutos. Y ya le respondí a Changbin, ya que estás muy ocupado con quien sea que estés hablando —bromea.

Sale de la cocina con pasos desenfadados. Jisung siente su cara caliente por el rubor. Comprueba que en la barra de notificaciones tiene unos cuantos mensajes de su grupo de Kakao. Lo abre avergonzado, hay una foto de Changbin flexionando músculos con un mensaje: «¿Preparados para ver este monumento?». Chan le contesta que algunos están más preparados que otros y adjunta una foto de Han sonriendo como un imbécil a la pantalla del teléfono, con el pelo hecho un desastre y la camiseta más vieja que tiene y que ama usar para dormir.

Bloquea el teléfono y echa a correr escaleras arriba. Parece que va a tener un largo día de turismo.

Cuando vuelven a casa de Chan con el ruidoso Changbin en el coche, ya es de noche. Jisung está jodidamente cansado y, aunque ama a su amigo, no le apetece escucharlo gritar ni un segundo más. Quiere darse una ducha, meterse en la cama y contestar a los mensajes que han seguido llegándole durante el día. No ha tocado el teléfono por miedo a las preguntas del alfa. Y, cuando recogieron a Changbin en el aeropuerto, se hizo casi imposible no prestarle atención. No es que trate de ocultarlo, es que no quiere explicarles que, una vez más, está medio obsesionado con un random al que acaba de conocer.

—Voy a ducharme —avisa, dejando el bolso en el suelo de la entrada.

Corre escaleras arriba y se mete en la bañera. Se quita de encima el sudor del día, los últimos efectos de los bloqueadores de olores que decidió usar para que Chan no le haga preguntas sobre su estado de ánimo y, en cierto modo, el cansancio. Ya huele a sí mismo; el aroma a manzana, dulce y jugosa, se extiende por la habitación.

Cuando regresa al salón lleva la misma camiseta roñosa de esa mañana y, al parecer, Changbin también se ha duchado y lleva un pantalón corto negro y una camiseta sin mangas. Chan está ahora mismo en el baño. El beta abre los brazos, sentado en el sofá y Jisung se deja caer apoyándose en su pecho. Resopla sonoramente, restregando la cara contra el pectoral macizo de su mejor amigo. Changbin le acaricia la espalda con círculos calmantes.

—¿Estás pasándolo bien?

—Sí, pero hoy Chan me hizo caminar doscientos kilómetros y hace mucho calor. —Los dos se ríen. Changbin inhala sonoramente cerca de su cuello.

—¿Por qué te pusiste bloqueador de olores hoy?

—Porque el alfa me pregunta por mi estado anímico cada dos minutos.

—Nos preocupamos por ti, por eso lo preguntamos. Sabemos que estás pasando un mal momento, Jisung.

—Ya, pero vine aquí para distraerme.

—No hablar de ello no hará que desaparezca.

Estúpido Changbin. Siempre se comporta como un tarado, gritando, haciendo escándalo, proponiendo los planes más desquiciados. Pero después se sienta y saca toda esa parafernalia de psicólogo titulado y lo hace sentir mal. Es como si abriera sus costillas y, con uno de esos monóculos de aumento de relojero, tratara de poner en orden las ruedas del mecanismo que late en su pecho. Lo ama y lo odia a partes iguales.

—Todavía no quiero hablar de eso —confiesa, porque sabe que las excusas no servirán de nada.

—Está bien, pero recuerda que los dos te amamos, ¿está bien? —asegura Changbin. Asiente, aprovechando para perfumar un poco la camiseta de su amigo en el proceso. No se molestará, ellos entienden que a veces su naturaleza es más fuerte que él, hasta han compartido su nido cuando Jisung ha estado en momentos muy, muy bajos.

—¿Vemos una peli? —pregunta Chan, bajando las escaleras.

Por supuesto que lleva el torso descubierto. Tienen que estar agradecidos de que al menos se haya puesto ropa interior, el alfa es famoso por su exhibicionismo cuando está en su casa. Esa es otra de las razones por las que todo el mundo piensa que los tres tienen algo entre ellos. Cuando Jisung era más joven, había tenido un novio serio al que llevó a su habitación. Su última gran pelea fue un día que se encontró a Chan saliendo del baño que compartían los tres completamente desnudo. Trató de explicarle que no pasaba nada, que era su amigo. El cabrón aseguró que no podía "compartir a su omega" con otro alfa y se marchó. Con el tiempo, Jisung agradeció profundamente que a Bang le quemara la ropa.

—Dice Jisung que lo hiciste caminar mucho —acusa Changbin, apretujando a Han. Chan se tumba en el sofá, mirándolos con desinterés.

—Mañana caminaremos más —amenaza.

El teléfono de Jisung vuelve a sonar y recuerda, repentinamente, que lleva todo el día sin prestarle atención. Se escabulle del abrazo de oso de Changbin y agarra el aparato para tumbarse, con los pies sobre el regazo del beta. La televisión suena de fondo y sus amigos siguen conversando de algo que no capta.

Haengbok:

Si no quieres darme tu teléfono está bien

Podemos seguir hablando por aquí

Solo quería mandarte fotos

te prometo que no te llamaré

Qué ansiedad la gente que llama sin mandar un mensaje antes

verdad?

Yo lo paso fatal con eso

El picnic ha ido bien

pero me sobraron un montón de brownies

Malditas calorías!

Tendré que aprender a hacer brownies con eritritol

He limpiado mi apartamento al volver

mi madre dice que hay que limpiar

antes de Año Nuevo

para las energías y eso

Tú qué has hecho?

seguramente estás ocupado

o eso, o definitivamente me hiciste ghosting

En tu perfil dice que te interesa la ciencia

Eres científico?

A qué te dedicas?

Han es tu nombre o tu apellido?

Son mensajes enviados a diferentes horas, en distintos momentos del día. Es tierno, maldita sea, es la cosa más genial que ha hecho un casiligue por él jamás. No recuerda que nadie le haya prestado tanta atención nunca, más allá de Chan y Changbin. Es refrescante porque suele ser él el que persigue a los demás.

Han:

Hola, siento no haber aparecido en todo el día. He estado caminando como si fuera Forrest Gump, creo que he hecho 50.000 pasos. Mi amigo me llevó a ver Sídney, hemos hecho mucho turismo.

Haengbok:

Oh, no!

Ahora cómo te impresionaré?

Dile a tu amigo que no te lleve a ninguna parte más

Me quedaré sin sitios para enseñarte

Te gustó?

Han:

Jajajajaja, se lo diré de tu parte. Me gustó mucho, hace mucho calor, pero el ambiente es genial. La bahía fue mi parte favorita, creo. No soy científico. Solo puse que me gustaba la ciencia porque me gustan los documentales de animales. Soy arquitecto. Lo de los animales es solo un pasatiempo, aunque mi verdadera pasión es la música. ¿A qué te dedicas tú?

Ha aprendido que al chico intenso hay que decírselo todo de una vez, si manda un mensaje a medias, él bombardeará con un millón de preguntas que a Jisung no le da tiempo de contestar, por no hablar de que muchas de ellas tiene que traducirlas porque no entiende del todo la jerga australiana. Aún así, sonríe.

Haengbok:

Arquitecto?

Encima de guapo, eres listo?

Qué buena suerte tuve

Consigo al chico más bonito de Tinder en cinco kilómetros a la redonda

y encima es arquitecto

Yo tengo una academia de danza

No es por presumir

pero soy bailarín

Incluso he bailado con algunos grandes artistas

Pero viajaba demasiado

y echaba de menos mi casa

así que hace un año abrí una academia

y ahora soy profesor

Han:

¡Vaya eso es genial! Ahora estoy realmente impresionado. Me gustaría verte bailar alguna vez.

Lo siguiente que envía es un enlace de YouTube. Jisung baja el volumen y lo reproduce, es el chico intenso bailando, lleva el pelo más corto que en las fotos y se mueve por el plano de un lado a otro. Han está hipnotizado, el muchacho tiene fuerza y un control casi sobrehumano de sus extremidades. Se le levanta la camiseta en un giro, puede vislumbrar unos cuantos abdominales. Cede a sus compulsiones y le da para atrás porque necesita volver a verlos. Sí, efectivamente, parece un paquete de seis delineado con la precisión de un escultor. Lo ve cuatro veces más, regodeándose en el deseo que despierta en su vientre. Sus mejillas se encienden con el rubor.

—¿Qué estás viendo, cochino? —pregunta Changbin, tirándose sobre él para echar un vistazo al video.

Jisung chilla, apartando el teléfono de su alcance mientras la bestia lo aplasta contra los cojines. Logra lanzar el teléfono lejos mientras Chan ríe como un desquiciado y Changbin le clava el codo en el pecho para levantarse.

—¿Qué escondes, Hannie? —pregunta el alfa cuando Jisung sale corriendo del alcance del beta y recoge el teléfono, bloqueándolo.

—Nada...

—Está hablando con alguien que le gusta.

—¡Seo Changbin! —reprende.

—¡Han Jisung! —imita el beta—. Estás soltando esas risitas estúpidas que siempre sueltas cuando estás hablando con alguien que te gusta.

—Eso no es verdad.

—Es verdad.

—¿Hiciste match con alguien de Tinder? —Claro que sí, Chan tenía que acordarse de lo de Tinder y decirlo en voz alta para que, ahora, los dos idiotas puedan confabularse contra él y mirarlo con sendas sonrisas lobunas. Jisung es una presa acorralada por dos enormes predadores cuando se levantan para atraparlo.

No le da tiempo a correr, alguien lo coge por la cintura mientras el otro lo agarra por los pies. Lo lanzan al sofá y lo atacan con cosquillas. Jisung cree que se orinará encima como sigan torturándolo.

—¡Basta, basta! ¡Os lo contaré! —grita, intentando huir de los dedos que se entierran en su cintura. Todo para de repente, todavía respira pesadamente cuando el alfa y el beta se alejan para dejarle aire. Bien, ha llegado el momento, decide—. Hice match con este chico... hmm... ayer —Se da cuenta de lo loco que suena eso porque parece mucho más cercano que la mayoría de tíos con los que se ha acostado. Es posible que haya hablado más con él que con alguno de sus novios de "larga estancia", como los llama Changbin—. En su perfil dice que está a un kilómetro de distancia y se llama Haengbok. Es coreano-australiano.

—Uy, enséñamelo, si vive cerca tengo que conocerlo —afirma Chan, haciéndose un hueco entre el respaldo del sillón y el cuerpo de Jisung. Lo abraza como la cuchara grande, esperando a que le enseñe al chico.

No sabe si es buena o mala idea, pero ya está aquí, acorralado por los dos animales que tiene como mejores amigos. Toma el teléfono y lo desbloquea, evita la conversación en la que el chico ha vuelto a escribir y abre sus fotos. Les enseña en la que sale más bonito, sonriendo y con un montón de vegetación alrededor.

—Mierda, es precioso —afirma Changbin, arrancándole el móvil de las manos para ver las otras fotos—. Creo que es el tipo más bonito que he visto nunca.

—A ver —insiste Chan, trepando para asomarse. Jisung se queda allí tumbado, debajo de los dos idiotas que manipulan su móvil y reza al cielo para que no hagan ninguna estupidez como abrir su conversación—. ¡Mierda, Hannie! ¡Claro que lo conozco! —El corazón de Jisung se acelera y le sudan las manos—. Vive a dos manzanas, en los edificios de apartamentos. Se llama Felix y es un auténtico rayo de sol.

Felix. El mecanismo que hay en el pecho de Jisung se desboca y no sabe si Changbin podrá arreglarlo con su monóculo de aumento de relojero.

***

¿No les gustan esas películas de Navidad malísimas en las que siempre pasa lo mismo? Yo las amo, navegantes. Desde el día 1 de noviembre veo una cada noche para meterme en situación. 

Esta historia es un poco como esas películas, muchos clichés, buen humor y algún que otro dramita aderezado con omegaverse.

Dos capítulos de una sentada :)

¡Nos vemos en el infierno!

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