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11. El plan de los villanos

-Vaya, vaya, vaya... pero si no es nada más ni nada menos que una niña estúpida-se reía Lunaku que estaba arrodillada frente a Rose- Mira mocosa, tenemos un plan y no lo vas a arruinar, ¡¿Me entendiste?!-Rose asintió- Bueno, bueno... nosotros, no tú, vamos a dominar el mundo mágico pero... necesitamos solo 2 ingredientes y esos los tienes, a ver...¡tú!. Esos ingrediente, pequeña mugrosa son tu mugrosa inteligencia y... ¡tu vida!-Rose estaba preocupada con las palabras de Lunaku- Sí niña, con ella, podremos rejuvenecernos y así estar más tiempo dominando el mundo mágico y quizás el mundo normal...-Lukini la interrumpe.

-¡¿Querida, haz visto el caldero rejuvenecedor?!

-¡Sí cariño, está en tu mano idiota!-le respondió Lunaku.

Rose escuchaba con atención.

-¡Gracias cariño!-le dijo Lukini.

Rose pensó "¿por qué le dice cariño si ella lo llamó idiota?"

El "caldero rejuvenecedor" era un caldero del porte de una pelota de futbol mediana. Rose no sabía cómo se usaba y tampoco quería saberlo.

Lukini desapareció y Lunaku continuó.

-Bueno, ahora sí-le dijo Lunaku- necesitamos tu vida para dominar los 2 mundos... así que hoy mismo a las 6:30 de la tarde ya vas a estar...muerta-Lunaku le sonrió- pero, si te opones, ya verás las consecuencias. Para poder rejuvenecernos bien, necesitas tener energía, toma este caramelo niña- Lunaku hizo aparecer un caramelo y se lo pasó en la mano a Rose- mejor te suelto un rato o ya estarás asfixiada para entonces...

Lunaku chasqueó y las cuerdas se soltaron de Rose y quedaron tiradas en el suelo. Rose tenía las cuerdas marcadas en los brazos y en las piernas ya que tenía una polera de manga corta y shorts. No tenía fuerzas y no podía levantarse ni un centímetro. Con mucho esfuerzo abrió el caramelo y se lo metió en la boca. A los instantes Rose se sentía como si tuviera toda la energía del mundo y aún más. Lunaku sonrió y dijo con voz pacífica:

-Eso te mantendrá en pie hasta las 6:30. ¿Te quieres oponer a tu muerte?-le preguntó tranquilamente esta.

-No voy a morir pase lo que pase porque soy fuerte y no dejaré que me maten unos sucios y horribles villanos como ustedes-dijo Rose con voz de valentía-además que me van a venir a rescatar tarde o temprano, ya verán...

-¿Ah sí? Pues yo que tú retiro lo dicho niña babosa y desquiciada.

-No retiraré lo dicho-fue lo que dijo Rose.

-Tendrás la peor consecuencia niña apestosa y mugrosa...

Lunaku sacó un cuchillo pequeño y afilado que tenía dentro de su bota.

Rose retrocedió asustada. Lunaku gritó:

-¡¿Ahora no eres tan valiente o sí?!

Rose no podía correr porque la habitación era cerrada y pequeña.

Lunaku la agarró del brazo y la tiró hacia el suelo dejándola acostada boca arriba. Lunaku tomó el cuchillo con fuerza dispuesta a herir a Rose. Rose cerró los ojos y... ¡Crac!

-¡¡¡Aaaa!!!-gritó Rose.

Rose gritó tan fuerte que hasta nuestro grupo la escuchó.

-¡Rose!-gritó Cleo.

-¡Vamos ahora no hay tiempo que esperar!-dijo la señorita Samantha.

A los 2 minutos todos estaban disfrazados de elfos y se pusieron en marcha hasta la montaña más alta. Les quedaban pocas horas para llegar antes del anochecer.

En el escondite, Lunaku le había cortado un dedo a Rose, el dedo índice de la mano derecha.

-¡¿Sigues oponiéndote a tu muerte?!- le gritaba Lunaku- ¡Porque si es así puedo cortarte otro dedo!

Desde la herida salía mucha sangre

la cual ensuciaba la ropa de Rose y la de Lunaku. Lunaku estaba satisfecha con su castigo hacia Rose.

Lukini entró en la sala y dijo con voz enojada:

-¿¡Pero eres estúpida!? No vamos a tener energía si la desangras.

-Oh... me olvidé de ese detalle...-dijo Lunaku con voz arrepentida- lo siento, me dejé llevar...

-Ya lo arruinaste, ella ya no tiene suficiente energía para los dos.

Lunaku se había puesto roja.

-Y la voy a usar yo porque tú metiste la pata-dijo con orgullo

Lukini- y porque fue mi idea capturar a esta chica.

-¡Pero yo ordené que la capturaran!-dijo Lunaku levantándose del suelo que estaba empapado de sangre.

-¿Y eso qué? Ahora su energía se agota... debemos adelantar el proceso para 1 hora más. ¡Y no la toques!- dijo mirando a Lunaku.

Lukini desapareció de la habitación.

-Tú y tu dedo índice se salvaron esta vez, pero no la próxima-dijo con odio Lunaku mientras miraba a Rose.

Lunaku se fue en dirección a donde se había ido Lukini.

Rose estaba desangrándose y no sabía qué hacer.

Pensó en conjuros de sus clases pero nada servía. Solo debía esperar un milagro.

Mientras tanto, nuestro grupo ya llegó a la entrada de las montañas.

-Los elfos están durmiendo su siesta, por lo cual no nos serán problema- dijo la señorita Flora.

-Bien, a las 3, 1...2...¡3!- dijo la señorita Samantha.

Todos repetían conjuros con sus varitas o manos señalando a la pared. Luego de 1 minuto de conjuros, la puerta estaba abierta completamente.

Adentro había un millón de velas prendidas con sus llamas naranjas y amarillas.

-Bien, solo sigan el plan y si alguien los ve, háganle un hechizo confundidor-ordenó la señorita Samantha.

Se dividieron en 2 grupos: el primero era el de Jane, Janett, Cleo, Luis y Lucas, y el segundo era el de los profesores. Entraron con sigilo. Los profesores se fueron hacia el ascensor seguidos del otro grupo.

Los dos grupos subieron por el ascensor y llegaron a la habitación enorme y redonda con el medio de un volcán. Se fueron por la ladera de la izquierda y subieron las escaleras. Llegaron a la habitación de los "tronos" que era mucho más pequeña que la anterior, en ella estaba la debilitada Rose tirada en el suelo. Todos fueron hacia ella y la señorita Penélope, la enfermera, se abrió paso entre ellos y con magia hizo que dejara de salir sangre por todos lados. También con ayuda de Cleo, pudo ponerle una venda a rose en la mano. La señorita Samantha dijo:

-Si no hubiéramos llegado ahora, quizás Rose ya habría muerto desangrada. Bueno, tu grupo Cleo, como en el pan, se quedarán cuidando a Rose. Ahora vamos-le dijo a los profesores.

Los profesores se fueron hacia la siguiente habitación mientras los chicos se quedaron ahí con Rose.

-Rose, ¿Puedes oírme?-le preguntó Cleo a Rose.

-No puede oírte Cleo, ella está desmayada gracias a la pérdida de sangre-le dijo Lucas.

-Y al dolor porque debe doler mucho que te corten un dedo así como así-dijo Jane.

-Pero ella es valiente y lo pudo soportar-dijo Janett.

-Digamos lo que digamos, no sabemos cómo la trataron esos malditos villanos-Luis fue interrumpido por un ruido.

Todos menos Rose se pararon del piso y miraron hacia las escaleras de detrás de los asientos. Era increíble.

La señorita Amapola se batía a duelo con los 2 villanos al mismo tiempo. Esquivaba y atacaba. Los otros profesores iban detrás de ellos lanzándole maldiciones a los villanos.

Llegaron hasta las escaleras en donde estaban los niños. Lunaku le decía a la señorita Amapola:

-¡¿Y te atreves a atacar a tu familia?!-también-¡¡Deja de atacar a tu querida y adorada madre ahora mismo!!

Los niños no entendían nada de lo que estaba pasando.

Janett entendió al instante después y les dijo rápidamente a los chicos:

-¡Ellos son los padres de la señorita Amapola! La querían criar como una persona mala pero la señorita Samantha la rescató y la hizo buena y ahora los villanos quieren vengarse de su propia hija...

Como Janett lo dijo muy rápido, costaba entender.

La señorita Samantha fue hacia los niños y les hizo un campo de fuerza con su mano para protegerlos.

La señorita Amapola le hizo un hechizo mortal a Lukini y él cayó muerto a los pies de Lunaku. Lunaku no lo podía creer; ahora estaba sola luchando por su vida.

Ella esquivó el hechizo de la señorita Amapola y se agachó junto a su marido que estaba muerto en el suelo.

Se echó a llorar y le gritó llorando a la señorita Amapola:

-¡¡Eres una asesina, desquiciada, mugrosa, horrible y podrida bruja!!

Con esas palabras, la señorita Amapola se enfureció tanto que hizo un hechizo mortal muy fuerte del cual salió una luz blanca cegadora que cubrió toda la habitación.

Hubo silencio por unos segundos y la luz blanca desapareció. Los villanos estaban muertos uno al lado del otro en el suelo. La señorita Samantha fue a donde estaba la señorita Amapola y le dijo:

-Lo siento Amapola.

Luego la abrazó y le preguntó a todos:

-¿Están todos bien?

-Sí, señorita Samantha-respondieron todos a la vez.

-Debemos llevar rápido a Rose a la academia porque mi hechizo no durará mucho para el corte-dijo la señorita Penélope .

-Sí, mejor vámonos y dejémoslos

aquí hasta que vuelva con el rey-dijo la señorita Samantha.

Todos se quitaron los disfraces empapados de sangre y se quedaron con su ropa que estaba abajo del disfraz. Dejaron

los disfraces en el suelo y la señorita Flora preguntó:

-¿Y ahora como nos vamos?

-Como lo dice el plan, en los caballos de los elfos-le respondió la señorita Samantha.

Cruzaron todas las habitaciones y llegaron a la puerta de la montaña. Al lado habían unos 10 caballos amarrados con cuerdas delgadas.

Las desamarraron y se subieron en los 10 caballos.

En 1 caballo iban Cleo y Rose, en otro Jane y Janett, en otro Luis y Lucas, en otro las señoritas Samantha y Amapola, en otro las señoritas Penélope y Flora, etc.

Ya era la hora del té del sábado. La señorita Samantha pensaba que podrían llegar en mínimo 1 hora y media si estaban en caballos. Y así fue. Cruzaron el hermoso prado de flores y pasto, cruzaron la tormenta de nieve, el desierto y por último pero no menos importante el bosque. Al llegar a la puerta amarraron a los caballos en una rama de un árbol y la señorita Samantha dijo:

-Lleven a Rose a la enfermería mientras yo voy con la señorita Amapola donde el castillo del rey.

Las señoritas Samantha y Amapola se fueron apuradas por el pasillo hasta desaparecer de la vista.

Entre Luis y Lucas llevaron a Rose hasta una de las 10 camillas de la gran enfermería. Ahí Rose fue atendida por la señorita Penélope de inmediato. Todos los restantes se fueron al comedor para tomar té.

La señorita Flora prometió traerle un pan con jamón a la señorita Penélope después del té.

Caminaron en silencio hasta llegar al comedor.

Ahí la señorita Flora les dijo:

-Siéntense juntos si quieren, no se dividan por si los necesita alguien.

Ellos asintieron y se fueron a una esquina vacía de la mesa de los de tercero. Luis dijo:

-Vaya, si hemos tenido una aventura ese fin de semana, ¿o no?

-Sí, ha sido una de las más locas-dijo Jane.

-¡Oh, no!-exclamó Lucas- ¡tenemos que hacer nuestros deberes!

-Eso no será necesario porque la señorita Samantha ha hablado con nosotros y hemos decidido que no les mandaremos tarea a ustedes por algunas semanas más-dijo alguien de detrás de ellos.

Los chicos se dieron vuelta y ahí estaba el señor Fidel.

-Muchas gracias en verdad por esto-agradeció Janett.

El señor Fidel sonrió y se fue a la mesa de profesores.

Los chicos empezaron a comer de todo ya que no habían comido nada desde el desayuno del viernes.

Cuando terminaron, Cleo propuso:

-¿Y si vamos a ver a Rose?

Los 5 fueron en dirección a la enfermería que estaba abierta. Dentro de ella estaba la señorita Penélope atendiendo a un alumno de quinto año. Cuando la señorita esta los vio les dijo:

-Pasen, pero no la despierten porque lo debe hacer ella sola.

Ellos asintieron y se sentaron en sillas alrededor de la camilla en donde estaba Rose.

Esta se veía tan feliz, pacífica y tranquila.

Durante unos minutos hubo silencio hasta que la cama empezó a moverse. Era Rose que se estaba empezando a despertar. Cleo estaba feliz. A los pocos segundos Rose abrió sus ojos y se acomodó y sentó en la camilla. Cleo la quería abrazar pero la

señorita Penélope le dijo que no la tocara. Rose dijo alarmada:

-¿¡Y Lunaku y Lukini!? Ella me cortó el dedo y él quería mi vida para rejuvenecerse y,y,y...

-Tranquila Rose, ellos murieron gracias a la señorita Amapola y ahora ella y la señorita Samantha están con el rey para contarles todo-la tranquilizó Cleo.

Rose no tenía palabras.

-¿Cómo me encontraron?-preguntó.

-Fue fácil en las montañas gracias a tu grito, pero el resto lo hizo la señorita Samantha-dijo Jane.

-¡Grité porque me cortó un dedo la muy!...-le gritó Rose.

-Lo sabemos, por eso fue fácil-dijo Janett.

-Eso no ayuda Janett, mejor cállate-le dijo Cleo.

-Gracias-dijo Rose.

-¿Estás bien aparte del dedo?-preguntó Luis.

-Sí, estoy bien-dijo Rose en un tono no muy amable-pero estaría mejor si me pides una disculpa por ser un idiota ayer en la mañana.

-Sí, lo siento-dijo Luis un poco avergonzado- lamento haber sido un idiota ayer en la mañana.

-Ahí estoy mejor-le sonrió Rose.

Todos rieron. La señorita Penélope echó a las visitas porque era hora de que Rose descanse. Ya se podrían ver mañana en la mañana. Además debía cambiarle la venda de la muñeca.

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