
10. Los 4 caminos
Mientras que Rose trataba de respirar, nuestro grupo de héroes está alcanzando el túnel del desierto.
Ya han cruzado el bosque y están casi por terminar el desierto.
La señorita Samantha sabía a donde ir.
-Em...Señorita Samantha, ¿cómo sabe por dónde ir?-le preguntó Jane.
-Solo deben seguir las huellas de caballos salvajes-le respondió señalando unas huellas un poco borrosas en el suelo.
-¡Los elfos traían caballos blancos!-dijo Cleo ya que había escuchado la conversación.
-Exacto, seguimos las huellas para hallar a Rose-le dijo la señorita Samantha.
Las chicas asintieron y siguieron caminando. Hacía un calor sofocante de verano ya que estaban a pleno sol.
A lo lejos, un poco más a la izquierda del túnel, se veía una gran y borrosa mancha celeste en el suelo.
-¡Miren!-les gritó Janett apuntando con el dedo hacia esa mancha- debe ser un oasis. Podríamos parar ahí a tomar agua y a descansar.
-Buena idea, va a ser un viaje largo y debemos estar con fuerzas-propuso la señorita Flora.
Así que, cuando llegaron al oasis, pararon a descansar y a tomar agua. Mientras que descansaban, estaban ideando un plan para salvar a Rose:
-Tal vez se llevaron a Rose a un tipo de cueva, escondite o algo
parecido-decía el señor Culman.
-Se la llevaron a un escondite, en el cual están Lunaku y Lukini- aclaró la señorita Samantha- sí, aunque parece una locura, sí-dijo mirando las caras de miedo y angustia- ellos han vuelto, pero con un cómplice que quería que Rose fuera hacia ellos; estaba disfrazado de conserje, y fingía limpiar la puerta de este pasadizo. Él también sabía, que las chicas querían jugar a las escondidas porque les aburren las tareas. Él, les sirve de espía a Lunaku y Lukini, pero el problema es... ¿Quién es ese espía?
Todos estaban en silencio.
Jane, Janett y Cleo no tenían ni idea de quién se trataran esos villanos, pero igual escuchaban.
-¿Al menos han visto a un conserje?-les preguntó la señorita Samantha.
Todos negaron con la cabeza excepto una persona, Cleo.
-Yo solo lo vi cuando entré con Rose a este pasadizo-aclaró Cleo- era extraño, tenía arrugas, un pelo amarillo, no rubio, sucio y tenía orejas alargadas y... ¡Un elfo!-todos la miraron- El supuesto conserje era un elfo porque ellos no tienen el pelo rubio, lo tienen o blanquecino o amarillo.
-¡Claro!-dijo la señorita Samantha- él es un elfo que trabaja para Lukini y Lunaku. Ahora todo encaja... No podemos perder ni un segundo más, o le harán más daño del que le hacen ahora-Luis la miró con la cara pálida- ¡Vamos, andando!
Todos se levantaron y siguieron caminando. La señorita Samantha llegó hasta el túnel, paró y dijo:
-Faltan 2 terrenos más y llegamos, queda un valle de nieve y un túnel que nos llevará hacia unas montañas, en una de las montañas está el escondite.
Todos entraron en el túnel y como dijo la señorita Samantha, estaban en un frío valle de nieve. A todos les dio frío, y se tuvieron que juntar unos con otros para guardar calor.
-Disculpe Señorita Samantha pero ¿Cómo sabe qué paisajes nos quedan?-preguntó la señorita Amapola.
-Conozco estos pasadizos como la palma de mi mano, así que no te preocupes Amapola-le respondió la señorita Samantha.
Había un viento horrible que asechaba en ese valle.
Quedaba un poco menos de 1.5 kilómetros para llegar al túnel hacia las montañas.
-¡Vamos!-les gritaba la señorita Samantha- ¡Resistan porque ya queda poco para salir de la nieve!
La nieve les llegaba hasta las rodillas y les costaba caminar. Empezó a caer nieve en medio de una ventolera terrible.
Les costó alrededor de 10 minutos llegar hasta el túnel. Entraron en él y a los 5 segundos ya se pudieron des apretujar porque se sentía el tibio aire del prado de las montañas.
Era maravilloso. Se veía el sol atrás de la montaña más alta.
En el pasto había flores amarillas, rosadas claras y rosadas más oscuras. Las montañas se veían celestes con la nieve arriba, eso se debía a que recién había amanecido.
-Vaya, ¿ya debe ser Sábado o no?- preguntó Jane.
-Exacto Jane-le dijo la señorita Samantha- ahora vamos a descansar unos minutitos para crear un plan.
Todos se sentaron a comentar ideas.
-Podríamos entrar y atacar como si nada y nos llevamos a Rose- decía Luis.
-O, podríamos distraer a todos y entramos sigilosamente-le corregía Janett.
-O mejor, podríamos hacernos pasar por esos locos villanos-
decía Lucas.
Al terminar una hora de discusiones llegaron a este acuerdo:
Todos iban a entrar disfrazados de elfos a la montaña más alta sin contraseña ya que iban a embrujar la puerta mágica, luego, Luis, Lucas, Jane y Janett iban a ir a acompañar a Rose mientras los adultos iban por Lukini y Lunaku, estando ahí, los adultos los iban a amarrar con cuerdas firmes para que no se fueran. Luego, iban a ir hacia Rose y todos juntos la soltarían. Después de 5 minutos de espera, saldrían en los caballos de los elfos ya que ellos estarían tomando siesta. Llegarían a la academia, los niños y las niñas se quedarían a llevar a Rose a la enfermería mientras los adultos van por el rey y sus magos para que les pongan fin a esos 2 villanos.
Parecía simple pensarlo pero difícil hacerlo.
Mejor les digo que le pasa a Rose o me tomarán como alguien despreocupada. Bueno, mientras nuestro grupo está casi a la entrada de el escondite, Rose está amarrada con cuerdas en el escondite de los villanos. Llevaba más de 12 horas amarrada y estaba pálida. En medio de la pieza se acercó una figura mediana, de pelo negro enrulado y enredado y con un vestido sucio y roto en la parte de abajo. Rose levantó la cabeza, era Lunaku. Lunaku la miró con una cara de risa.
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