9
-Dime algo que sea más mágico que esto -Dijo el chileno en suspiros.
-La verdad, no hay nada más mágico que esto -Respondió tranquilo México.
Estaban en el pequeño cerro que estaba dentro de la escuela, era su tiempo de descanso y decidieron con una simple mirada pasarla juntos.
La brisa de otoño les daba y les revolvía el cabello, sus espalda posaban en el tronco de aquel árbol de cerezo, y simplemente estaban ahí. Disfrutando de la compañía del otro.
-Chile - le llamó.
-Mm-.
-¿Cómo te gustaría tu futuro? -Preguntó acariciando algunos mechones rebeldes de la cabellera del menor.
-Mm-, supongo que me haría una casa en las montañas, lejos de gente y del ruido de la ciudad- Respondió posando su cabeza en hombro del mayor.
-Oh, ¿cómo sería esa casita?- Dijo bajando la voz.
-Sería una casita pequeña, no muy grande pero si con un gran jardín repleto de flores y copihues- Bajo su tono a un susurro, le pesaban los párpados. -¿Y sabes algo más?
-¿Qué, Chilito?
-Te llevaré conmigo, y será nuestro santuario -Dijo para quedarse dormido.
Mientras México de su rostro adornaba una sonrisa dulce como el azúcar, y sus ojitos que se achinaron al sonreír brillaban como luciérnagas, sus mejillas teñidas de carmesí. Se encontraba feliz, y deseaba quedarse así por siempre.
(…)
Era hora de la salida y el chileno estaba de puntitas para observar el interior del salón y busca del mexicano, este estaba guardando sus cosas pero fue interrumpido la voz del argentino. Sonrió.
-Vaya, no me creerás quién te espera afuera - Dijo emocionado.
-Déjame adivinar, ¿Luis Miguel? -Dijo con burla.
-¿Serás pelotudo?, ¿o te caíste al nacer?
-Auch -Posicionó una mano en su pecho de forma dramática.
-En fin -Dijo quitándole importancia a la escena del mexicano, - Está Chile, y creo que te está esperando.
El corazón del mexicano dió un vuelco, sus mejillas se tornaron de carmesí, y sonrió mirando a cualquier lado.
¿Así se siente estar enamorado?
-Oye pelotudo, te lo dije para que vayas con él y no te quedes como idiota aquí parado, ¡anda por tú hombre! -Exclamó emocionado.
-¡Apoyo a la causa! -Dijo Perú que estaba entré los otros dos.
-E-Eh, c-claro, voy, yo puedo hacerlo, ¿y que voy hacer?, no sé, ay creo que entre en pánico, ayuda -Dijo todo de corrido.
-Este lo parió un teletubi -Susurro frotándose la sien.
-Es que está chiquito, hay que cuidarlo -Dijo Perú.
Y en un momento México observó aquello, sus dos amigos de alguna manera lo ayudaban a calmarse, sonrió dulcemente, y los abrazo por los hombros. Los otros dos quedaron confundidos.
-Gracias -Susurro, se alejó y agarró su mochila. -Luego les cuento el chisme -Dijo para luego irse y era verdad, Chile le esperaba, solo a él.
-E-Eh hola -Saludó el chileno nervioso.
-H-Hola -Le regaló una sonrisa.
Entre la distancia que había entre ellos paso el conserje.
-Estos jóvenes de hoy en día -Dijo sonriendo.
Ambos se sonrojaron y desviaron la mirada.
-B-Bueno, me preguntaba si quieres ir a mi casa a ver una noche de películas -Dijo sin el valor de verlo, desconocía en aquel momento.
El corazón del mexicano nuevamente dió un vuelco.
-Me encantaría -Sonrió embobado.
Chile le sonrió de vuelta.
-Uy, cuidado que no se te caiga la baba -Dijo Argentina pasan por su lado, con una sonrisa de burla.
-Que no se te entré moscas -Le siguió Perú.
-¡Chicos! -Dijo en regaño.
Ambos corrieron lejos de aquel par de tortolos, el chileno río por aquello.
-Bueno, ¿nos vamos? -Preguntó extrendiendo su mano al mayor.
Este la contempló unos segundos y la tomó, preguntándose: ¿En cuantas ocasiones más le extenderá la mano?
Ambos se dirigieron a la salida, dispuestos a pasar un rato juntos, un rato solo para ellos.
(…)
-¿Te cuento algo?, Nunca e visto la saga de Harry Potter - Comentó el chileno.
-No puede ser, necesitas urgentemente verlas, te has perdido unas joyas de películas -Dijo el mexicano dramático.
Chile soltó una risita.
-Está bien, junto con unos Doritos y...--
-Coca Cola -Interrumpió, ambos se quedaron mirando para luego sonreírse.
-Esta es nuestra parada, vamos -Anunció Chile, bajando del bus, y detrás iba el mexicano emocionado.
Caminaron unas cuadras en un silencio cómodo, al llegar saludaron al conserje, fueron al ascensor pero estaba en arreglo, así que fueron por las escaleras.
Se miraron fijamente.
-¿Carrera? -Dijo México.
-Dale -Afirmó Chile.
Y ambos echaron a correr, el ganador fue Chile, y llegó a su lado un sudoroso mexicano, el chileno rió, avanzaron por el pasillo hasta llegar a al departamento del chileno, un lugar con olor a lavanda y a flores. México ayudo a acomodar el lugar donde verían las películas, y Chile organizó lo que comerían y beberían.
El lugar donde verían las películas era la sala, pero todo el piso y sofás tenían frazadas calientitas y con el inmenso ventanal con sus cortinas corridas dejando que la luz azulada del cielo entrará a la pequeña sala, y en medio de aquello estaba México preparando las películas que serían las de Harry Potter.
-¿Listo? -Preguntó México con una sonrisa encantadora que ruborizó al chileno, este asintió y se colocó a su lado. -Pues démosle -Dijo para darle play a la primera película.
En aquellas horas, rieron, lloraron y sufrieron, vivieron el momento, un momento suyo.
-¿Y que tal te parecieron? -Preguntó sonriente el mexicano.
-Me encantaron -Respondió feliz.
-Lo sabía, ¿a quién no les gustaría? -.
-Tal vez a alguien que no tenía una compañía como la tuya -Dijo mirando a los ojos del mexicano, este le miró y se perdió en el color avellanas de sus ojos.
-Tal vez no te tenían a ti -.
Chile le sonrió de lado y desvío la mirada a la televisión que no transmitía nada.
-Chile -Le llamo en un susurro.
Chile le miró.
-Dime-.
-Dime.. ¿cómo te volviste mi razón de seguir vivo? -.
-México.. -.
-Chile, no sé como pero lo hiciste, me cautivaste con tu voz, me eh perdido en esos peculiares ojos, te eh contemplado demasiadas veces que reconozco cada expresión tuya, tu personalidad me atrajó, y me confundes. Y peor aún tengo miedo de que nos hagamos daño, no quiero alejarme de ti, porque me eh enamorado la estrella más brillante del mundo -Susurro, no sabe de donde agarró valor para decir lo que siente, lo que él le hace sentir.
-Eres por quien brillo, México -.
Dijo para luego besarlo en aquella noche estrellada, un beso tierno y lento, algo muy suyo, y que saben que no lo podrán vivir con alguien más. En aquella noche ellos juntos brillaron más que las estrellas.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro