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Capítulo 23: ¿Estamos bien?

Los ojos de una chica se posaron en mí, pero lo que más me impactó fue el hedor a alcohol y a marihuana en la habitación. Tragué duro antes de poder hablar, la chica sólo tenía el calzón puesto y estaba tendida en la cama al costado de Damián mientras fumaba lo que parecía ser un porro. Pestañeé sin creérmelo, ella de inmediato se sorprendió de verme, pero Damián no se movió.

—¿Quién eres? —la miré.

Ella se rio.

Miré a mi alrededor, había ropa por toda la habitación y Damián dormía boca abajo a su costado, completamente desnudo.

—¿Eres su novia? No me ha dicho que tiene novia —soltó ella con tranquilidad, sin moverse ningún centímetro y volvió a darle una calada al porro.

Mi corazón seguía latiendo con fuerza, pero ahora de una forma quebrada.

¿Qué era todo esto?

—Recoge tus cosas y vete de aquí —la observé fijamente. Ella se rio, pero cuando vio que iba en serio, se sentó y empezó a mirar a su alrededor buscando sus cosas.

Se veía muy borracha, pero no me importó.

—Date prisa si no quieres que llame a la policía —fui dura.

Ella rápidamente se puso de pie y comenzó a vestirse mientras se tambaleaba por la droga y el alcohol. Apenas se aseguró que llevaba todas sus cosas consigo, salió de la habitación y yo la seguí hasta dejarla justo afuera del departamento.

Respiré hondo armándome de valor para regresar a la habitación de Damián.

¿Cómo había sido capaz de hacer una cosa así?

Seguía durmiendo sin enterarse de nada y se me llenaron los ojos de lágrimas cuando me senté a su lado en la cama...

¿Cómo había sido capaz de dejar su tratamiento y meterse drogas y alcohol? ¿Después de lo mal que lo había pasado por esas cosas?

¿Cómo había sido capaz de...de...

—Dios... —un sollozo se quedó en mi garganta cuando noté que estaba horriblemente decepcionada de él, cuando noté que quería a Damián más de lo que podía admitir.

¿Cómo había sido capaz de estar con otra chica?

Sabía muy en el fondo que él y yo no éramos más que unos jóvenes que compartían piso y que quizá nunca íbamos a ser nada. En la vida. Pero no dejaba de dolerme, no dejaba de quemarme el corazón lo que acababa de ver. Y lo peor es que debía aguantarme porque él por supuesto no sentía nada por mí y nunca lo sentiría... porque yo no era más de lo Bianca había sido en su vida, porque yo no era suficiente para lograr que él quisiera vivir...

Acerqué mi mano a su cuello y le tomé el pulso con el terror invadiéndome el cuerpo, pero pude respirar mejor cuando noté que su corazón sí latía y que sólo dormía, borracho.

Me puse de pie, me sequé las lágrimas y respiré hondo, no podía seguir llorando, menos por algo que sabía cómo podía terminar... y esta era una opción. Damián era un chico quebrado y en su proceso de recuperación podía caer una y otra vez, pero ahora yo estaba en medio y había decidido cargar con el dolor de salvarlo, así que sí, era muy probable que saliera lastimada.

Y lo estaba. Ahora estaba mucho más lastimada de lo que imaginé estar.

Salí de su habitación y me dirigí al baño, apreté la mandíbula y me obligué a no llorar más. Me enjuagué la cara una y otra vez, luego me encerré en mi habitación en donde Rayo estaba durmiendo sobre la almohada, apenas cerré la puerta él me observó adormilado. No pude evitar pensar en Bianca.

Me senté en la cama y acaricié la cabeza del pequeño gato gris.

—No puedo con tanto, Bianca —susurré.

Rayo se acomodó más cerca de mí, casi consolándome.

—Quizá no es buena idea que siga viviendo aquí —continué susurrando, como si él pudiera entenderme y afortunadamente me respondió con un ronroneo.

Me acosté a su lado y quince minutos después, todo se apagó.


DAMIÁN

Me dolía la cabeza, no podía abrir los ojos.

¿Dónde estaba?

Intenté moverme, estaba en una cama.

¿Estaba en mi cama?

Abrí lentamente los ojos intentando aclarar mi vista borrosa, era de día, estaba en mi habitación, en París.

¿Qué había ocurrido?

Seguía doliéndome el centro de la frente. Quería vomitar.

Me puse rápidamente de pie cuando sentí las náuseas, salí corriendo de la habitación, me metí al baño y comencé a vomitar en el inodoro.

¿Qué mierda ocurría?

El líquido amarillo proveniente de mis entrañas me dio mala espina.

¿Bebí alcohol?

Alcé la vista para mirarme en el espejo y me sorprendí cuando me vi completamente desnudo en él... ¿Cómo había llegado a estar desnudo?

Me cepillé los dientes cuando las náuseas se fueron y me mojé la cara con agua fría, despertando. Atravesé el pasillo rápidamente y volví a entrar en mi habitación. Miré a mi alrededor, todo estaba hecho un completo desastre, mi ropa estaba en todos los lugares de la habitación y me sorprendí cuando vi un sujetador rojo en el suelo, pero más me sorprendí cuando vi botellas de cerveza por la habitación.

—Mierda, mierda, mierda —cogí el móvil, estaba apagado. Rápidamente lo encendí y comenzaron a entrarme notificaciones, eran mensajes de Cayden, Violet, una tal Amanda y...

Mierda, Violet.

La audición de Violet.

Cogí un bóxer, un pantalón de chándal y sin camiseta caminé hasta su habitación, apenas abrí la puerta sin golpear noté que no estaba ahí y cuando me giré hacia el pasillo, oí que la puerta de entrada se cerró. Era ella.

Sus ojos verdes se quedaron en los míos, los tenía levemente hinchados.

—Violet.

Ella esbozó una sonrisa que no le llegó a los ojos.

—Me dieron la beca.

Sus palabras me atravesaron como una daga. Algo se encendió en mi pecho y no fui capaz de moverme ningún centímetro.

—Violet... —aclaré mi garganta. —Lo lamento yo...yo...

Ella se encogió de hombros restándole importancia.

Noté que traía consigo una bolsa de plástico, la dejó encima de la mesa y de ahí sacó una pequeña caja, fruncí el ceño y antes de que pudiera notar lo que era, ella se quedó mirándome.

—Lamento tener que ser esta persona, pero... —sus ojos se llenaron de lágrimas y algo se rompió dentro de mí. —Necesito asegurarme de que no has consumido.

—¿Qué?

—Ayer te encontré con una chica, ella estaba consumiendo lo que parecía ser un porro, tú dormías borracho, pero... pero no sé si has consumido y no sé si lo recuerdas.

—¿Una chica?

—Sí.

Pestañeé sin entender, no podía recordar con claridad lo que había sucedido.

Me acerqué a ella lentamente, cogí la caja y sin mirarla, asentí.

—Me haré la prueba.

—¿Puedo...?

—Sí, debes acompañarme.

Caminamos por el pasillo hasta el baño, entré primero y ella se quedó en el marco de la puerta, observándome. Por un momento pensé que me miraría mientras orinaba, pero no lo hizo, sólo se giró dándome la espalda mientras me oía hacer el proceso de una prueba de drogas.

Me sentía imbécil, sobre todo porque no recordaba nada y me detestaría si mi idiota borracho había tomado la decisión de volver a consumir.

Respiré hondo, me sudaban las palmas de las manos.

—Yo no... no recuerdo nada de lo que pasó y...

—No hay problema —me cortó, fría.

Comencé a orinar en el frasco.

—¿La chica era...?

—No la conozco.

—¿No te dijo su nombre?

—Estaba demasiado borracha y drogada para eso, sólo la eché.

—¿La echaste?

—Sí.

Guardé silencio, me subí el bóxer y el pantalón, me lavé las manos y ella fue quien colocó el plástico dentro del frasco, si marcaba dos líneas era negativo, si marcaba una, positivo.

Violet parecía más controlada que yo. Ya había comenzado a moverme de un lado a otro mientras la prueba comenzaba a hacer su trabajo.

—Cálmate —me pidió.

—No me lo perdonaré, no... claro que no ¿Qué mierda hice? Joder —le di la espalda al frasco, mirando la pared de cerámica.

Cinco minutos después la oí respirar hondo.

—Negativo —oí.

Me giré rápidamente y vi las dos líneas en el plástico.

Solté todo el aire de mis pulmones y no pude evitar reír, pero ella no pareció tan feliz como yo, sólo giró sobre sus pies y me dejó a solas en el baño.

Boté las cosas al basurero y luego la seguí.

—¿Violet?

Ella se giró hacia mí antes de entrar a su habitación, no me dijo nada, sólo esperó a que hablara.

—¿Estamos bien?

—¿Por qué no lo estaríamos?

—No he ido a tu audición.

—Pero me he ganado la beca... y Cayden estuvo ahí, junto a Jules —dijo sin estar del todo feliz.

—Sabía que lo lograrías.

Ella asintió levemente.

—¿Qué carta has escogido?

—La de Bianca.

Se me cortó la respiración un segundo.

Ya recordaba por qué había terminado en un bar de mala muerte bebiéndome hasta la última gota de alcohol, bailando con una chica completamente borracho y luego... luego trayéndola a casa.

¿Habíamos tenido sexo?

No había tocado a ninguna mujer desde que Bianca ya no estaba.

¿Y lo había hecho así sin más?

—De seguro la interpretaste genial.

—Cayden ha dicho que sí.

¿Por qué Cayden la acompañó y no yo?

—Se han puesto de pie para aplaudirme... —me contó con un leve brillo en los ojos.

—Me hubiese gustado estar ahí —confesé.

—A mí también —bajó la voz, luego sus ojos se desviaron de los míos.

El silencio se posó entre nosotros, sentí que algo seguía estando mal, pero ella sólo esbozó una sonrisa falsa y se metió en su habitación dejándome afuera.

Giré sobre mis pies y me fui a coger el móvil, abrí el chat de una chica que no tenía agregada, pero que su nombre era Amanda, ¿Era la chica de anoche? Abrí su foto, no la reconocía muy bien.

Amanda: Se me ha quedado el sujetador en algún lugar de tu habitación

Amanda: Cuídalo, es caro

Tenía que sacarme la duda.

Damián: ¿Tuvimos sexo?

Amanda: ¡Eso quería! Pero estabas tan borracho que no se te paró

Respiré aliviado.

Amanda: De seguro otro día podemos quedar y...

No alcancé a leer su mensaje completo, sólo la bloqueé de mis contactos y eliminé todo rastro de ella.

Por un momento agradecí haber estado borracho, no quería convertirme en ese idiota impulsivo que tiene sexo con todas las chicas que se encuentra en los bares, no quería ser él... no estaba destinado a ser ese hijo de puta, no después de haber conocido a Bianca.

Entré a la ducha unos minutos después, todavía me dolía la cabeza y el agua tibia no me ayudó, por lo que tuve que recurrir a una pastilla. Violet seguía encerrada en su habitación incluso en la hora que usualmente comíamos algo. Me sentía culpable, sí, me sentía culpable por no haber estado junto a ella en su audición y sabía muy en el fondo que estaba decepcionada de mí. Y no sabía muy bien cómo solucionarlo.

Me acerqué a su puerta, golpeé dos veces y antes de que pudiera responder, empujé la puerta para entrar. Ella estaba tendida en la cama con el móvil en sus manos, apenas me vio lo bloqueó y lo dejó en su estómago.

—¿Quieres comida china? —pregunté.

Ella asintió.

La seriedad entre ambos no era común, menos el silencio, por lo que sus ojos verdes sin expresión me tenían nervioso. Caminé unos pasos adentrándome en la habitación y me apoyé en el final de su cama.

—Dime cómo puedo arreglar esto.

—¿Arreglar qué?

—Lo que hice.

Ella frunció el ceño y sonrió, pero nuevamente esa sonrisa falsa, aquella que quería demostrar que todo estaba bien, pero que en realidad no lo estaba.

—¿Lo que hiciste?

—Quería ir a verte.

Ella tomó una gran bocanada de aire y se sentó mirándome directamente a los ojos.

—¿Y qué ocurrió? —bajó la voz.

—No tuve una buena cita con la psicóloga.

Ella asintió levemente, no le parecía suficiente.

—Si... entiendo que es mucho mejor olvidar bebiendo en un bar y luego traer a una chica a casa para tener sexo con ella —soltó de pronto y noté cómo se arrepintió de sus palabras.

¿Estaba celosa?

¿Le había molestado encontrar a una chica en mi cama?

—No... no quise decirlo así... —habló rápidamente —Sólo... sólo estaba preocupada por ti y... nada. Sólo eso.

—¿Estabas preocupada por mí?

—Sí, Damián —su rostro se mantuvo rígido, estaba muy molesta incluso teniendo un rostro angelical que demostraba de todo menos enfado. —Estaba preocupada.

—¿Cómo puedes preocuparte por mí incluso cuando era momento de disfrutar de tu audición?

—Porque te quiero, Damián. Y quiero que estés bien.

Nos observamos en silencio unos segundos y yo bajé la mirada hasta la cama.

—No merezco que me quieras, Violet.

Eso le sacó una risa nasal, me observó confusa.

—¿De qué hablas?

—Ya te he decepcionado, no puedo... no puedo mantener una amistad saludable, incluso cuando se trata de ti.

—Iré a casa —soltó de pronto y alcé la mirada.

—Pero has quedado, te han dado la beca —hablé con rapidez, una presión se posó en mi tórax e intenté mantener la calma a la misma vez que ella ladeó la cabeza y sonrió con ternura.

—Sólo iré a darles esta noticia.

Saqué el aire de mis pulmones que contuve inconscientemente.

—¿Cuándo?

—El fin de semana, usaré el dinero que me dio Morgan.

Asentí, me puse de pie y caminé hasta la puerta.

—Estarás bien ¿Verdad? —la oí.

—Por supuesto que sí.

No estaba seguro de eso, pero al menos ahora estaba seguro de no querer decepcionarla.

Y el fin de semana llegó.

La vi armar su maleta incluso con cosas que seguramente no necesitaría. No se veía feliz de tener que viajar hasta donde sus padres, pero también noté que intentó sonreír en todo momento mientras me contaba que la librería de sus padres era genial, que algún día debería ir a visitarla, «De seguro vamos juntos más adelante» le dije, ella sólo asintió sonriendo sin enseñarme sus dientes.

Rayo no se separó de Violet en ningún momento mientras ella ordenaba sus cosas.

—Te extrañará —me apoyé en el marco de su puerta mientras Rayo entraba a la maleta y Violet lo sacaba una y otra vez.

—Por supuesto que sí, nadie le dará croquetas de atún al menos por dos días.

Nos reímos.

Se quedó mirándome un momento como si quisiera que le dijera algo, pero no supe qué, por lo que sólo suspiró y volvió a su maleta. Sin mirarme comenzó a hablar.

—Una profesora del teatro quedó encantada con tu carta, dijo que la contactaras, quiere que participes en unos premios.

—¿Le has dicho que no es tuya?

—No he podido mentirle cuando me preguntó directamente.

Sonreí. Típico en Violet, pésima para mentir.

—Bueno... puede quedarse esperando toda la vida.

Ella alzó la vista.

—Deberías ir.

—No sirvo para esas cosas.

—Creo que es una buena oportunidad —me animó.

—¿Qué se supone que voy a hacer?

—Si no vas, no lo descubrirás.

Arrugué la nariz. No me parecía una buena idea, quizá hasta podía ser un detonante estar escribiendo constantemente.

La vi bajar la maleta de su cama y luego vio la hora en su móvil.

—El taxi está por llegar —dijo metiendo en un pequeño bolso de mano todo lo de la cama, su cargador, el móvil, unas gafas, un perfume y un par de cosas más que no alcancé a ver porque cogí su maleta y la dejé en la sala.

Miré el rosa brillante de su maleta por un momento, luego alcé la vista cuando Violet llegó a mi costado y comenzó a enumerar en voz alta todo lo que llevaba.

—Ya... si volverás el domingo —intenté calmarla.

Ella asintió levemente, sacando todo el aire de sus pulmones. Le entró una notificación unos segundos después, el taxi estaba abajo.

—Te dejo abajo —cogí su maleta y ella me siguió.

Bajamos al primer piso y salimos del edificio, la ayudé a dejar su maleta en el taxi y se giró hacia mí antes de meterse adentro. Sus ojos verdes se quedaron en los míos, luego me sonrió entregándome una tranquilidad que no sentí.

—Espero que tus padres se lo tomen bien.

—Lo harán —aseguró.

Aclaré mi garganta cuando el silencio se posó entre nosotros. No fui capaz de dar un paso adelante, por lo que cuando ella sí lo hizo y me abrazó con fuerza, de verdad lo agradecí... porque Violet daba abrazos que reconfortaban, que entregaban seguridad y que no rompían en pedazos.

—¿Estarás bien?

—Lo estaré —prometí, sin dejar de abrazarla.

—Confío en ti —se separó levemente y me observó hacia arriba por la diferencia de altura.

Y, sin poder evitarlo, la pregunta se atravesó en mi cabeza y no la detuve.

—Volverás... ¿verdad?

Vi que sus ojos se cristalizaron, pero asintió rápidamente.

—Claro que sí, Damián.

No me quedé tranquilo.

—Recuerda que yo también te quiero ¿de acuerdo? —dije sin pensar.

Ella se quedó helada, dejó caer una lágrima que de inmediato secó y asintió sorprendida.

—Cuídate —pedí.

—Tú también.

Se separó de mí, la vi subir al taxi y me regaló una sonrisa a través del vidrio, yo no le despegué la vista al taxi hasta que se perdió de mi campo de visión.

Algo me decía que todo estaba mal, sumamente mal entre nosotros.

¿O sólo era mi cabeza jugándomeuna mala pasada?


***

Estoy ansiosa por leer sus comentarios acerca de lo que ocurrirá ahora jeje

¡Espero pronto volver con otro capítulo!

Les amo <3

BESOPOS

XOXOXO

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