Capítulo 18: Tío Damián
Cayden aceptó cenar con nosotros esa noche y no lo digerí hasta cuando sonó el teléfono y la señora Clara nos comentó que estaba abajo esperando subir. Me replanteé un momento lo mala idea que había sido pedirle que vinieran a cenar, pero quité esos pensamientos de mi cabeza cuando sonó el timbre y Violet se puso de pie para abrirles la puerta.
Me quedé sentado en el sofá y tragué duro cuando oí la voz de Cayden saludando animosamente a Violet, hasta un pequeño abrazo se dieron ¿desde cuándo tenían tanta confianza? La pregunta quedó suspendida en mi cabeza cuando vi a Cayden con un niño en sus brazos. Me gustaría describir cómo me observó Cayden, pero sólo me fijé en su hijo, de cabello café ondulado y grandes ojos oscuros.
Algo se revolvió en mi estómago y me puse de pie un poco descolocado ¿cómo podía parecerse tanto a mí si era su hijo?
Cayden dejó al niño en el suelo que no se separó de la pierna de él y se acercó a mí, me saludó con una sonrisa y luego observó a su hijo.
—Di hola, Jules, él es tu tío Damián.
El niño me observó con el ceño fruncido.
Joder.
Es que si le traía una foto mía a esa edad podía verme reflejado perfectamente.
—¿Cómo estás? —me agaché frente al niño.
No me respondió, sólo se quedó mirándome con curiosidad.
—Parece tímido, pero espera que coja un poco de confianza —bromeó Cayden.
—¡Hey Ju! Tenemos un gato ¿quieres verlo? —oí la voz de Violet, el niño pareció haber escuchado a un ángel porque lo primero que hizo fue mirar a la platinada y esbozó una sonrisa pequeña, enseguida se separó de la pierna de Cayden y caminó con Violet hasta la sala.
—Ya se enamoró de Violet —lo observó Cayden en la distancia.
Me reí.
—No soy muy bueno con los niños —confesé.
Era verdad.
Nunca tuve una relación cercana a un niño o una niña, me crie con muchos y crecí alejado de ellos. Mis amigos en la ciudad no tenían hijos ni hermanos pequeños, por lo que no entendía cómo funcionaba formar lazos con uno.
—Tranquilo, yo tampoco —sonrió Cayden encogiéndose de hombros.
Pensé que todo iba a mantenerse incómodo porque Cayden y yo no teníamos temas de conversación. Él por supuesto era más amable e intentaba hablar, pero yo no era capaz de fingir una conversación cuando me ganaba la tensión. Sin embargo, Violet tenía una facilidad para conseguir que todo se volviera agradable sin ningún tipo de esfuerzo. Comenzó a hablar con Cayden acerca de la academia de teatro y también conversaron sobre cómo había sido la llegada de Jules a su vida, yo opinaba a ratos, pero lo que más hacía era mirar cómo el niño jugaba con Rayo.
Lo que decía Cayden era verdad, no había pasado más de media hora cuando Jules estaba subiéndose al sofá, corriendo por el departamento, riendo con Rayo y gritando cuando Violet fingía asustarlo. Por un momento pensé que no tenía ninguna chance de acercarme a él, pues no había ningún vinculo de confianza, pero me reí cuando me pidió que lo cogiera en brazos para alcanzar una papa frita.
—Escribo como la mierda —confesó Cayden y yo me reí, pero fingí seriedad cuando Violet me dedicó una mirada asesina. —No creo que pueda ayudarte.
Violet resopló con frustración.
—Si te concentras quizá salga algo —la animó Cayden, sonriéndole.
Observé un momento a Cayden, ¿por qué estaba sonriéndole de esa forma? Sacudí mi cabeza quitándome esa sensación del cuerpo y sólo fingí estar mirando a Jules.
—Si... —contestó Violet sin tantas ganas.
—Tío Damián —oí de pronto y todos nos giramos a mirar a Jules quien se encontraba de pie frente a mí, mirándome con sus ojos bien abiertos. Sentí algo extraño en el cuerpo al oír sus palabras, pero aun así contesté.
—¿Jules?
Lo que vino a continuación fue algo inentendible, lo único que entendí de sus palabras fue "dormir".
Miré a Cayden en busca de ayuda y él sólo estaba mirándome con una sonrisa en la cara, Violet se veía igual de confundida que yo.
—Dame una mano que no entendí nada —dije y Cayden se largó a reír.
—No, Ju, no dormiremos aquí —contestó Cayden y Jules cambió su expresión a una triste —, pero pronto nos iremos, aprovecha de jugar.
—¿Tiene sueño? —preguntó Violet.
—Es que Ju piensa que se hace de noche y debe dormir de inmediato.
Jules se subió al sofá a un costado de Rayo y se apoyó en un cojín mirando la televisión, lo observé un largo rato y no pude evitar pensar en cómo había sido mi infancia...
No pude evitar pensar en las veces que necesité a un adulto responsable, un abrazo, unas palabras de buenas noches o un buen desayuno. Jules parecía un niño feliz pese a que todavía no conocía a nadie de su familia y vivía en una habitación de mala muerte con Cayden. Observé a Cayden un momento conversar con Violet y algo se encendió en mi interior. Cayden era un buen chico, quisiera o no tenerlo en mi vida.
—¿Qué harás si el servicio de menores te quita a Jules? —le pregunté a Cayden bajando la voz. Violet y él se quedaron mirándome confundidos, de seguro estaban hablando algo que no tenía relación y los había interrumpido, pero de verdad era una cosa que me tenía inquieto.
Cayden cambió la expresión de su rostro y me observó a los ojos.
—No dejaré que eso sucede.
—¿Qué harás?
—No quiero ni pensarlo.
—Piénsalo... debes tener un plan, no puedes improvisar con esas cosas.
—Jules es mi hijo, no dejaré que nadie me lo quite.
—A veces no es tu decisión. Y tendrás que hacer algo.
Cayden tragó duro, aclaró su garganta, incómodo.
—¿Por qué estás diciéndome esto?
—Porque vivir en una de esas mierdas, es lo peor que puede pasarte.
—Lo sé.
—¿Lo sabes? ¿Estuviste ahí?
—No, pero...
—No lo sabes —confirmé con voz dura, Violet se quedó mirándome directamente, pero sin ningún indicio de querer detenerme —, así que ve creando un plan para que no hagas pasar a Jules por eso.
—Damián —se mantuvo serio mirándome —. Soy capaz de coger a Jules y llevármelo al fin del mundo si es necesario.
Sonreí levemente.
—Eso quería oír.
***
—Ver a Jules me hizo recordar lo que viví en ese lugar y... y no me gustaría que él tuviera que pasar por lo mismo.
La psicóloga me observó con cuidado, estudiándome.
—Quieres protegerlo.
Arrugué la nariz.
—¿Cómo puedo querer una cosa así si apenas lo conozco?
—Esa no es la pregunta que debes hacerte... —me dijo y yo alcé la vista —¿Cómo puedes querer proteger a un niño si tu todavía no logras aceptar ni proteger al niño que fuiste?
—No pude protegerme.
—Entonces lo aceptarás, lo abrazarás y deberás continuar con tu vida.
Asentí.
—Te dejaré una tarea ¿de acuerdo? —sólo me quedé escuchándola —Vas a escribir... ¿te gusta escribir?
—Sólo cuando es necesario.
—Ahora lo es, entonces. —Sonrió —Le escribirás al Damián pequeño, al que eres ahora y al que piensas que serás en el futuro. Le escribirás a tu padre, a tu madre, a tu hermano y... a Bianca.
Tragué duro.
Sólo habíamos hablado una vez de Bianca y ella ya se había dado cuenta de que me era imposible poder respirar con tranquilidad cuando se trataba de Bianca.
—No te presiones y empieza por quien tú quieras.
***
Violet se encontraba mirando un punto fijo en la televisión apagada cuando entré al departamento, de inmediato se giró para verme y me sonrió.
—Hola Violeta.
—¿Qué tal tu cita?
Me encogí de hombros.
—Igual que siempre.
Lancé las llaves al mueble y me acerqué al balcón.
—Tienes cara de que algo ocurrió.
—Sí.
—Dime.
—Me quieren volver a contratar... me llamó mi exjefe y ha dicho que su hija causó un desastre con las finanzas y...
—No —fue lo único que salió de mi boca y ella pestañó sin entenderme.
—Me pagaban bien y prometió que tendría un mejor puesto...
—¿Estás hablándome de que quieres volver a trabajar en el mismo sitio de quien quería que te metieras en su cama a cambio de un trabajo?
Ella resopló.
—Pero nunca trabajé directamente con él y... y tal vez podría pagarte alquiler... y... no lo sé... tendría una segunda opción si me va mal con la beca y... nada —se detuvo al ver mi expresión.
—¿Es lo que quieres?
Se encogió de hombros.
—Si me dices que es tu sueño volver a trabajar ahí, pues me callo.
—Mi sueño no es, lo sabes.
—¿Entonces?
Guardó silencio.
—No quiero quedarme sin nada.
Sonreí.
—¿Hoy salió de la cama la Violet pesimista?
—No...pero...
—Violet, joder, mírate. Te comerías todo el mundo si quisieras
—Sólo estoy cansada de ser un estorbo.
—¿Estorbo? ¿Para quién?
Respiró hondo.
—Para ti.
Eso no me hizo ningún sentido.
—¿Crees que eres un estorbo para mí?
—No puedo darte dinero para el departamento, no tanto como quisiera. Lo único que hago es limpiar un poco y darle comida a Rayo.
—Has logrado que no vuelva a recaer... te has quedado toda una semana cuidándome y le has dado luz a este frío departamento ¿cómo puedes pensar que eres un estorbo?
Bajó su mirada.
—No permitas que sigan dañándote, Violet.
—Quizá aguanto un poquito más.
Sus palabras llegaron a mí como un recuerdo, el nudo se posó en mi garganta y me acerqué a ella, me senté a su lado y sus ojos verdes me observaron con atención.
—No vuelvas a decir eso. Nunca.
—Damián...
—Conozco a alguien que pensó que podía aguantar... pero no... no lo consiguió.
—De acuerdo —soltó el aire de sus pulmones.
—Prepárate para ganar esa beca, lo harás bien. Y brillarás, más de lo que piensas.
—Quedan sólo dos semanas ¿irás conmigo?
—Claro que sí —sonreí.
VIOLET
Damián tenía razón en todo lo que decía acerca de la empresa en la que estuve, sin embargo, no podía dejar de pensar que no ayudaba lo suficiente con el departamento y los gastos... bueno... no teníamos demasiados gastos y con los euros que ganaba en ocasiones por pasear perros o ir de mesera al restaurant de Patrick alcanzaba lo suficiente.
Estaba sentada en el sofá cuando un mensaje me desconcentró, Damián se encontraba trabajando, por lo que no tenía a quien fastidiar un poquito. Levanté el móvil de la mesa y noté que era Cayden. Fruncí el ceño.
Cayden: ¿Y si me acompañas por un café?
Me quedé pensativa por unos segundos... ¿me estaba invitando a salir? No quise pensar eso, así que de inmediato tecleé.
Violet: ¿También va Damián?
Seguramente salían a la misma hora del restaurant...
Cayden: No, hoy salgo más temprano y debo ir por Ju un poco más tarde, ¿qué dices?
Violet: Está bien ¿ahora?
Cayden: Paso por ti en cinco minutos.
Salté del sofá y corrí hasta mi habitación, me coloqué un pantalón y la primera camiseta que encontré, me metí adentro de un abrigo y me abroché rápidamente las zapatillas. Me cepillé los dientes y cogiendo mis llaves salí del departamento.
Apenas llegué a la recepción vi a Cayden conversando con la señora Clara, apenas me vio me sonrió y yo me acerqué para besarle la mejilla.
—¿Todo bien? —me preguntó.
Asentí.
Cayden y yo salimos del pequeño edificio y comenzamos a caminar, él me guiaba, ya que seguramente llevaba mucho más tiempo que yo viviendo la ciudad. Me contó muy vagamente su día en el trabajo y un par de cosas de la guardería de Jules. Me parecía un poco extraño estar con Cayden, pues pese a que se parecía muchísimo a Damián, eran completamente diferentes en cuanto a su personalidad. Cayden entablaba conversaciones mucho más rápido de lo que lo hacía Damián. Cayden era muy sonriente y Damián muy irónico y serio. Pero aún siendo distintos, ambos me agradaban y podían ser mis amigos sin ningún problema.
—¿Cómo vas con lo que tienes que escribir? —me preguntó Cayden cuando doblamos en una esquina.
—Muy mal —confesé. —Quedan menos de dos semanas y todavía no he escrito ningún párrafo... pero no quiero pensar que no lo lograré.
Él sonrió.
—De seguro te va genial.
—Eso espero.
—¿Tus padres vendrán a verte? —iba a responderle, pero justo en ese momento dimos con una cafetería en la que entramos y buscamos una mesa. Había muy pocas personas, por lo que nos atendieron súper rápido.
—Había visto esta cafetería hace unos días —le conté.
—Pide un pastel de chocolate, te encantarán —Cayden me guiñó un ojo.
Y fue lo que pedí.
Aparte de un té, por supuesto.
—¿Y? No me respondiste si tus padres vienen a la ciudad para verte audicionar.
Lo observé a los ojos.
—Mmm... no. Mis padres no lo saben —le conté y él alzó las cejas con sorpresa —Es que estudié administración y finanzas... creen que trabajo en una empresa genial y...
—¿Y que vives con tu novio? —bromeó.
—Sí.
Su risa se cortó.
—No me lo creo.
—Es que no les he podido decir la verdad, se decepcionarían muchísimo.
—Hey... que no pueden dejar de ser tus padres —rodó los ojos y luego bebió un poco de su café. —No deberías preocuparte tanto por eso.
—Mi hermana es muy exitosa y yo soy un desastre, esperan mucho de mí.
Cayden suspiró.
—En eso te entiendo.
Esperé que continuara, pero al no hacerlo, hablé:
—¿Por qué?
Él sonrió.
—Hasta hace unos años era hijo único, digo hace unos años porque bueno... me enteré de que Damián existía y que era una clase de hermano y primo.
—Qué situación más extraña.
—Si ¿Verdad? —desvió su mirada hasta su pastel —Estuve muy enfadado con papá y sobre todo con mi madre por haberme ocultado una cosa así... pero bueno... al final terminas entendiendo que no puedes hacerte parte de problemas que no son tuyos.
—¿Hace cuánto estás en Francia?
—Más de dos años. Venía de manera intermitente, vivía la vida y... bueno... la cagué. Mis padres siempre quisieron a un hijo modelo, me dieron todo lo que pudieron para que fuera el mejor y yo sólo me vine a otro país a cagarla.
—No digas eso, Jules es genial.
—Lo es —me sonrió —, pero entenderlo me costó un poco. Papá es policía, por lo que siempre estaba exigiéndome un poco más, pero yo no podía ser un hijo perfecto.
—¿Y conoces a la madre de Jules?
—Supongo, de alguna manera nació ¿no?
Su comentario nos hizo reír.
—Lo lamento... me refería a si sabes realmente quien es o sólo sospechas.
—Creo saber quien es, pero mientras más alejada se mantenga, mejor —sus palabras fueron honestas, pero al ver mi expresión confundida, continuó —Apenas llegué a Paris tuve unos meses muy extraños y alocados... me la pasé de fiesta, conociendo chicas, acostándome con todo lo que se movía y... la cagué. Dos meses después tenía a Jules llorando en mi puerta.
—Qué dices...
—Sí... ella lo dejó con apenas dos meses afuera de mi puerta con una nota: "Cuídalo, lo harás mejor que yo" —ese recuerdo lo hizo reír con ironía —Imagínate a un idiota con resaca intentando entender qué mierda estaba sucediendo y con ganas de ir a dejar a un bebé a un centro de menores.
Respiré hondo pensando en Damián, en que realmente él lo había pasado fatal en un lugar así.
—Y pensé en Damián... en que tenía un hermano que creció en un centro así y... no había terminado bien.
—Tomaste una buena decisión —le sonreí.
—Sí. Nunca me hubiese perdonado abandonar a Jules tan pequeño e indefenso. Y es porque pensé en Damián que fue exactamente a él a quien le pedí ayuda.
—Es que Damián tiene un muy buen corazón, pero todavía no lo entiende.
—Pasar por tanta mierda te deja vacío, Violet. Sólo imagina perder al amor de tu vida, así como así y...
—Sí, todavía no me lo cuenta con detalle, pero sé que falleció.
Cayden asintió levemente.
—Lo que ocurrió fue confuso, pero de seguro él pronto podrá hablarlo con calma.
—Lo esperaré, no tengo prisa —sonreí.
—Te gusta.
Mis mejillas se ruborizaron de inmediato y abrí mis ojos con sorpresa.
—Claro que no, sólo somos amigos.
—Es lamentable, a veces sólo no podemos controlar nuestros sentimientos.
—Cayden qué estás hablando —bufé, luego tomé un poco de té.
—Cuando te dije que no está preparado para enamorarse, era verdad. No lo está.
Tragué duro.
—No espero que se enamore de mí.
—¿Y qué espera una persona que se enamora de otra?
—Sólo que sea feliz, no pides nada a cambio cuando te enamoras, pero no es mi caso, así que no digas tonterías.
—¿Segura? —alzó una ceja con una leve sonrisa.
—Claro que sí.
—¿Entonces sí puedo seguir invitándote a más cafés? Bueno... tés. Ya veo que eres adicta al té.
—Claro que puedes.
Él sonrió levemente, satisfecho.
Pero yo no sabía si mi respuesta había sido por ocultar algo o porque de verdad me apetecía salir a cafeterías con él.
***
¡Hoooola!
Sé que tenía abandonada esta historia, tenía un bloqueo enorme, pero ya sé más o menos lo que pasará en los siguientes capítulos, así que prepárense :'c
No dejen de votar y comentar, me ayudan muchísimo haciéndolo <3
Haré lo posible por actualizar mucho más seguido aunque sean días desordenados, pero ustedes ayúdenme con los comentarios y recomendando la historia jiji.
BESOPOS
XOXOXO
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro