Guía para tener una novia por contrato [3/3]
SU PERRA MADRE, CARLOS SAINZ GANÓ SU SEGUNDA CARRERA JUSTAMENTE CUANDO YO ESTABA ESCRIBIENDO ESTA JOYA.
ESPERO LES GUSTE Y LO DISFRUTEN.
PERO POR FAVOR, HÁGANMELO SABER, AUNQUE SEA YA HASTA EL FINAL CON UN COMENTARIO, PERO DÍGANME SI LES GUSTAN LAS ESCENAS QUE LES ARME PARA USTEDES, porque a mi me costaron un chingo.
Me disculpo por los errores ortográficos pero apenas lo voy terminando, sigue "fresco"
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Lucía había salido directo al cuarto del español, donde los chicos estaban jugando un videojuego, pues no podían salir del hotel.
—Ya llegué —Lucía anunció cerrando la puerta detrás de ella —Celular desbloqueado en la mesa.
Carlos sintió como comenzó a sudar frío, Lucía le daba miedo a pesar de que solamente era mayor por un par de años.
—¿Era en serio?
—Yo no bromeo sobre mi trabajo y no me gusta repetir indicaciones.
Rupert y Caco abrieron los ojos por el tono de Lucía sin moverse, pero la castaña ya los había visto y si iba a revisar el celular de Carlos, lo mejor era que esos dos no estuvieran ahí, para conservar un poco de su privacidad.
Después de todo, ya sabía lo que Victoria tenía en el de ella.
—Caco, fuera. Rupert, ¿podías salir, cariño? —El tono de Lucía anunciaba la preferencia que se acababa de comentar y no le importaba que supieran que Rupert era su favorito, a ver si así aprendían a comportarse los demás para no hacerla enojar.
—¿Qué? Pero si yo también soy su manager —El madrileño se quejó yendo hacia donde ellos estaba.
Lucía volteó a ver a Carlos diciendo con solo su mirada "¿Quieres que Caco se entere de lo que tienes?"
Carlos entendió de inmediato esa mirada —Caco, vete, por favor. Los dos.
Eso último lo dijo en inglés y Rupert entendió, salió despidiéndose con una sonrisa y Lucía sonrió viendo marchar a su hijo favorito.
—Vale, me avisan cuando terminen —Caco aceptó resignado y salió de ahí cerrando la puerta dándoles la privacidad que Lucía y Carlos necesitaban.
—Supongo que Victoria ya te avisó —Carlos asintió sacando su celular —¿Voy a ver algún tipo de foto que no debería de ver?
—Ya borré creo yo todo —La verdad es que Carlos se había dedicado a borrar unas cuantas fotos subidas de tono que Victoria le mandaba cuando estaban lejos, para subir su moral.
Al acordarse de la razón se rió haciendo que Lucía negara con la cabeza.
—Ustedes dos son mi dolor de cabeza.
—Vamos, Lucy. Solo nos estamos divirtiendo —Carlos trataba de defenderse y de defender a Vic.
—Oh sí, creéme que ya vi como se divierten.
El madrileño se puso completamente rojo, la misma reacción que Victoria.
—Ay Dios mío.
Sin decir más, Lucía tomó el celular de Carlos y comenzó a buscar.
—Espero entiendan por qué hago esto y más ahora que sé que ambos tienen material sensible. ¿Borraste también esas fotos de tu nube? —Los ojos de Carlos abiertos de par en par le dieron su respuesta.
—No, se me olvidó.
—¡Carlos! No puedes tenerlas ahí. ¿Acaso no recuerdas lo que le hicieron a Jennifer Lawrence? Hackearon su cuenta a sus 24 años, lo que menos necesito es que sus fotos salgan a la luz.
—Entendido. Las borró ahorita.
—Más te vale —Lucía regresó a revisar el celular de Carlos —Ahora, busquemos algo que pueda servir para que los que los están criticando por la última historia de Victoria se calmen.
—¿No encontraste nada en el celular de Victoria? —El piloto preguntó curioso.
—No quiso publicar ninguna de la que yo le decía.
Y sin decir nada más, Carlos se quedó esperando en silencio mientras Lucía hacía su trabajo, según él no tenía cosas que estresaran a Lucía.
Lucía le enseñó su celular con una selfie de Victoria, se veía borrosa, pero se veía feliz, Carlos sonrió en automático sin darse cuenta y sintió como sus mejillas se calentaron.
—Vic me la envió —Carlos explicó la razón de porqué la tenía.
Todavía se acordaba a la perfección el mensaje que tenía:
Adivina quien encontró comida Mexicana en el centro de Madrid.
Carlos estaba en una junta con Ferrari y Victoria se había quedado en Madrid. Así que le pareció natural salir a explorar.
¿Está buena?
No lo sé, apenas voy a comer. Pero los dueños del local son mexicanos, así que tengo fe.
Carlos sonrió a su celular y varios trabajadores de Ferrari lo miraron con seriedad, estaba claro que el madrileño no les estaba poniendo atención.
—Lo siento —Se disculpó de inmediato y bloqueó su pantalla.
¡Carlos! ¡Tienen agua de horchata de la buena!
Se vio en la pantalla bloqueada de su celular, tenía que responderle así que así lo hizo.
Solo espero que no te haga daño.
Oh que no, necio. Mi país jamás me trataría de esa forma.
Y ahora sí, ya no le respondió para poder concentrarse en la junta.
***
—¿Por qué nunca la has subido?
Carlos se alzó de hombros sin saber que responder.
Pero lo cierto es que esa foto era de él, Victoria se la había mandado a él, si ella quisiera que la gente la viera la hubiera publicado y no pensaba publicarla.
—Ya vas a empezar también tú —Lucía rodó los ojos al darse cuenta que no solamente Victoria tenía fotos solo para ella, parecía ser también el caso del madrileño.
Al final del día, los dos eran iguales en ese aspecto, fingiendo ser públicos, pero en el fondo había mucho que se guardaban solo para ellos.
La agente de Victoria siguió revisando y encontró una foto que estaba segura que Victoria no tenía la menor idea de su existencia, sonrió sin decir nada mientras Carlos iba a buscar una pelota anti estrés y comenzaba a jugar con ella.
—Supongo que está tampoco la quieres publicar —Carlos sonrió mientras negaba.
—No, esa foto nadie sabe que existe.
En otras palabras: Esa foto también es solo mía.
Carlos estaba llegando de sus entrenamientos directo a la casa listo para darse un baño y descansar el resto del día.
En cuanto abrió la puerta fue recibido por Bodoque, quien comenzó a maullar pidiendo su atención, pero la vista de Carlos estaba en el cuerpo de Victoria, parecía ser que la cantante no se había dado cuenta de que él había llegado.
Estaba sentada en la terraza, con un café a su lado y una vez que observó con detenimiento vio que estaba escribiendo.
Claro que Victoria no se daría cuenta de que él había llegado, cuando la rubia comenzaba a trabajar todo el mundo desaparecía y solo estaba ella con su pluma y libreta escribiendo lo que sentía en ese momento.
Carlos sonrió y se fue a dar un baño para no molestarla, ya luego hablaría con ella.
Según él, se había tardado lo suficiente como para que Victoria terminara, pero parecía ser que había llegado en un momento de inspiración de la rubia, pues al salir se dio cuenta de que seguía en la misma posición que antes.
Carlos fue hasta la cocina, desde ahí también podía verla, siempre le había gustado verla trabajar, le gustaba ver como sacaba la punta de su lengua y fruncía el ceño, como su mano se movía tan rápido como si no pudiera ir al ritmo de su cerebro. Después de unos cuantos renglones, movía su muñeca en círculos y abría y cerraba sus dedos porque comenzaba a cansarse.
Carlos se daba cuenta de ese y de muchos otros detalles, como por ejemplo su cabello siempre le molestaba, pero era un corte que la disquera la obligaba a tener.
Inspeccionando la cocina se dio cuenta de que Victoria ya tenía la comida lista, lo más seguro fuera que lo estuviera esperando, pero por estar trabajando no se había percatado de él.
Con cautela abrió la puerta que daba al jardín y salió esperando no espantarla.
—Preciosa —Su voz era más baja de lo normal y cuando estuvo detrás de ella, puso su mano en su hombro.
Victoria dio un brinquito haciendo que Carlos riera en silencio.
—¡Carlos! No te escuché llegar.
La cantante puso su pluma entre las hojas de su librera y la cerró para luego ponerse de pie y quedar frente al madrileño con una sonrisa en su cara.
—Esperaba a que llegaras para comer algo.
—Sí vi. Llegué desde hace rato, pero no quería interrumpirte —Carlos se estiró para tomar la libreta de Victoria y hacer que ella entrara a la casa.
—Nah, no te preocupes, solo escribía —La cantante sonrió de nuevo y se agachó a tomar su café del suelo, junto con el cenicero lleno de colillas.
—¿Qué tal la terapia? —Carlos sabía donde Victoria había estado, normalmente siempre que regresaba de ella, era cuando se ponía a escribir.
—Bien.
Victoria nunca le contaba sobre ella, pero por lo general se daba cuenta cuando había ido bien, está vez parecía ser uno de esos días.
—Correcto, en ese caso, comamos que muero de hambre. Hoy Rupert me explotó como no tienes una idea.
Victoria asintió y Carlos le regresó su libreta una vez que estuvieron dentro.
Tomé esto en Mónaco, supuse que te gustaría tenerla.
Era un mensaje por parte de Lando.
Carlos sonrió al ver la fotografía, Victoria había tomado el suéter de Carlos para cubrirse de los rayos del Sol y del "frío" inexistente de Mónaco.
La necesidad de esa mujer por parecer un vampiro era impresionante, odiaba asolearse y siempre se protegía de sobremanera.
Gracias
Fue la respuesta de Carlos, todavía se acordaba, Victoria tampoco sabía de la existencia de aquella foto, al principio pensó que Lando se la había mandado de igual manera, pero Victoria nunca lo comentó.
Cuando le preguntó a Lando si Victoria tenía una copia el piloto británico negó diciendo que solamente se la había mandado a él y que podía hacerlo, pero Carlos se opuso rotundamente.
—Yo se la pasó —Mintió —Gracias de nuevo.
—Nah, no fue nada —Su ex compañero sonrió sintiéndose el héroe.
—Espero no me odies por salir con tu crush... —Era un tema que Carlos no pensó cuando todo este tema del contrato había salido, la verdad es que no era de caballeros salir con la chica que le gustaba a tu amigo.
Lando se detuvo en el paddock para voltear a ver a su amigo.
—Solo diré que de saber que la mujer salía con pilotos de Fórmula 1 me hubiera metido a sus DM's desde hace años —Lando bromeó sacando la lengua a su amigo.
Carlos rió asintiendo —Yo tampoco sabía que le gustaban y la verdad es que cuando le pedí su número no sabía quien era ella.
El madrileño había mantenido la mentira de que se había conocido en una farmacia.
—¡Carlos! Se supone que ya estoy tranquilo con está decisión, no me hagas golpearte. ¿Cómo que no sabías quien era? ¿Sabes qué? No me respondas, voy a sacarte hoy en la pista, no me importa irme contigo —Era obvio que era broma, pero Lando lo decía de forma tan seria que por un momento se lo creyó —Adiós, estúpido.
Y sin decir más, Lando se fue para McLaren y Carlos continuó su camino al garaje de Ferrari.
***
—Tienes muchas fotos de Vic sin que ella no se de cuenta —Lucía estaba amando enterarse de lo que estos dos se traían entre manos.
Claro que ella y Caco sabían algo y otras las asumían, pero verlas, verlas eran diferentes.
—No le digas —Carlos se sintió como un niño pequeño en ese momento.
—No planeaba hacerlo.
Si había algo que Carlos le agradaba de Lucía era su entendimiento de las situaciones, tal vez se daba cuenta de más de lo que las estrellitas les decían, pero jamás iba por ahí haciendo preguntas invasivas o haciéndolos sentir mal.
Sabía que podía confiar en ella.
Después de la carrera de España, tenían tres días libres antes de que Victoria volviera a su gira y Carlos se fuera a Mónaco, donde Vic llegaría hasta el domingo, pero mientras tanto, las hermanas de Carlos habían tenido la excelente idea de pasar dos de esos días en la casa de los Sainz.
A la parejita, quienes estaban en su mejor momento con su arreglo, les pareció buena idea, así no tenían que escabullirse por el hotel esperando que nadie les tomara fotos.
En cuanto llegaron todo era paz y tranquilidad, era exactamente lo que necesitaban.
Bodoque lo apreciaba, más porque tenía pasto donde echarse y flores las cuales destruir, claro que Reyes no estaba muy feliz por eso.
Victoria había decidido alejarse un rato de todo mundo, ya se le estaba terminando su batería social y lo mejor era retraerse y recargarla.
En cuanto se fue, encontró una ventana donde se puso a fumar y a escribir, no había mejor forma de pasar su tiempo a solas.
Estuvo disfrutando de la vista y del viento fresco que la recorría.
Carlos se estaba aburriendo y la verdad es que quería estar con Victoria, aprovechar los días que tuvieran juntos antes de irse. Era lo malo de ser figuras públicas con agendas repletas.
—Aquí estas —Fue así como Carlos se hizo notar.
—Carletes —Victoria lo llamó por el apodo que había escuchado a sus padres referirse a él.
—Muy graciosa —El madrileño rodó los ojos y fue a recargarse al pared más cercana de la ventana donde ella estaba.
—No lo sé, me parece que es muy original, nunca había escuchado a alguien llamar así a un Carlos —Victoria no sabía si era algo de los Sainz o algo de España.
Carlos sonrió al verla, tenía el cabello echo un desastre amarrado en un moño, con una playera de que le había robado a él y unos shorts diminutos que se escondían debajo de la playera.
Su mirada la recorría de abajo hacia arriba, se tomó un buen rato admirando sus piernas y luego se le quedó viendo trabajar, Victoria no había dejado de escribir desde que él había llegado, normalmente cuando él se acercaba cerraba su libreta, pero está vez no fue así.
Le gustaba verla así de relajada y esa misma paz que se veía en su rostro se la transmitía a él.
—¿Todo bien? —La rubia preguntó al sentir la mirada de Carlos encima de ella.
—Todo está perfecto —Carlos sonrió, pero Victoria seguía todavía muy enfrascada en su escritura como para darse cuenta.
Y no supo porqué, pero en ese momento, Victoria le parecía la mujer más irresistible.
Sin pensarlo mucho la tomó de las mejillas obligándolo a mirarlo, ella sonrió al encontrarse con esos ojitos que la volvían loca (los cuales negaba aceptar que era así)
—Voy a besarte —Y sin decir nada más, Carlos se agachó hasta donde ella estaba y sin más, lo hizo.
Era un beso tierno, el ruido de fondo era perfecto, porque solamente se escuchaba el viento, el agua correr de algún arroyo cerca y los pájaros cantar. Era como estar en una burbuja solo para ellos.
Los labios de Carlos eran tan suaves y la forma en la que la tomaba era tan delicada, como si fuera a romperse si Carlos la tocara con fuerza. Victoria se sentía flotar y se dijo que dejaría de pensar esos dos días. Lucía estaba lejos esperando por ella para que regresaran juntas a continuar la gira, pero en ese momento la gira podía irse al diablo.
En cuanto se separaron, Victoria soltó un suspiro casi de inmediato.
—Quién diría que fueras así de lindo —Ese comentario se le salió y quiso golpearse de inmediato.
—Solo porque me caes bien —Carlos volvió a encontrar la mirada de Victoria y al hacerlo, se rieron.
—Porque estamos follando, dirás —Victoria respondió bromeando haciendo que Carlos se riera.
—Ay Victoria —Luego estiró su mano para ayudarla a bajar —Ven, me mandaron a buscarte para cenar.
Y sin decir más, los dos salieron de ahí para encontrarse con los demás.
Te juro que si no nos hubieras dicho que era publicidad, creería que son novios de verdad.
Era el mensaje en la pantalla de Carlos que aparecía junto con la foto adjunta. Ana se la había enviado.
No le respondió.
Carlos se había congelado al ver la foto, estaba claro que al parecer la gente adoraba tomarles fotos sin que ellos se dieran cuenta y no le gustaba eso. Ahora entendía cuando Victoria le dijo lo mismo.
Aunque enojarse era algo hipócrita de su parte, pues él siempre estaba tomándole fotos a Victoria cuando ella no se daba cuenta.
Comenzó a observarla, recordaba el momento exacto en la que la habían tomado, Victoria acababa de decir uno de sus comentarios y a él le había parecido la cosa más graciosa del mundo.
Una vez que había comenzado a entender el humor retorcido de Victoria no había marcha atrás, eran comentarios a veces de tan mal gusto, que por alguna razón verla reírse le daba más risa. sus chistes malísimos eran otra razón por la cual se divertía con ella.
Prefirió no hacerle caso a su hermana, sin embargo guardó la foto.
Otra de las muchas fotos que no le enseñaría a nadie, ni siquiera a Victoria.
¿Desde cuándo te ofreces a cocinar? SIMP
Está vez era su hermana Blanca quien lo estaba molestando.
Victoria se había ofrecido a cocinar la segunda noche y Carlos no había tenido otra opción que ayudarla.
Aunque para ser sinceros, Victoria no tenía problema en cocinar sola, una vez le dijo que ella cocinaba banquetes antes de su episodio depresivo y parecía ser que la cantante no mentía.
No importaba la cocina en la que estuviera, una vez que se acoplaba se movía en ella con destreza y gracia, Carlos estaba ahí más como una molestia, pero una molestia que la rubia disfrutaba.
—¡Carlos estás picando todo mal! —Victoria lo regañó al darse cuenta como cortaba las verduras.
—¿Cómo crees? Me dijiste juliana y así los estoy cortando —Carlos comentó engreído.
—Juliana es en tiras delgadas, no cubos pequeños —La rubia lo empujó y le demostró como se hacía —Así ¿ves?
—Bueno. ¡Dios! Eres una mandona —Carlos volvió a su trabajo, está vez cortando las verduras correctamente.
—Y tú un tonto que no sabe pedir ayuda.
Las hermanas de Carlos los escuchaban pelear desde la sala mientras se burlaban de su hermanito.
—Es un idiota.
—Sí bueno, eso ya lo sabíamos y por lo que veo, Victoria también —Blanca respondió riendo y sacando su celular.
***
—¿Estás fotos cuando fueron? —Lucía no reconocía ninguno de los lugares donde estaba la parejita.
Carlos las revisó rápidamente y supo a cuales se refería.
—Fue en casa de mis padres, cuando fue la carrera en casa —Lucía asintió al escuchar la respuesta de Carlos.
—¿Quién se las tomó?
—Mis hermanas —Carlos respondió con fastidio.
Lucía soltó una risita, ella sabía lo que era tener una hermana que te sacara de tus casillas, Carlos tenía dos.
Y mientras se reía, pasó a la siguiente foto. Carajo, sabía que era cuestión de tiempo antes de encontrar algo como en el celular de Victoria.
Carlos se puso alerta al escuchar como la risa de Lucía se había apagado de golpe.
—Creí que habías borrado todo.
—¡Lo hice!
—¿Y esto? —Lucía volteó el celular y Carlos quiso morirse, debió de habérsele pasado.
El piloto se quedó viendo a la nada, no tenía muchas respuestas.
—Bueno, no creo que tenga que explicarte lo que pasó ahí —Carlos sonrió esperando que su buen humor lo sacara de esta situación.
—¡La foto siguiente no es mejor! ¡Carlos! ¡NO PUEDES TENER ESTO ASÍ! ¿Qué no tienes gente que maneja tus redes? Este chico que te graba en los grandes premios.
—Tranquila, la maneja desde su celular. Nunca han tenido acceso al mío —Era cierto, nadie agarraba su celular.
—Mínimo guárdalas en el álbum oculto de tu celular.
Carlos asintió tratando de no reírse de Lucía.
—No es gracioso, de verdad que ustedes dos me hacen sufrir como no tienen una idea —Lucía comenzó a sobarse las sienes mientras le regresaba su celular a Carlos y él lo recibía con gusto.
Luego revisó la siguientes fotos y supo porqué la que le seguía era peor para la agente.
—Prometo borrarlas —Carlos sonrió como buen niño.
—Cállate, sé que no vas a borrarlas, solamente te pido que las borres de la nube y las ocultes bien —Lucía no le creía, era un hombre —Si alguien más ve esas fotos, si las pasas con tus amiguitos pilotos o las vendes a la prensa vas a conocerme, Carlos.
Lucía sabía que Carlos no era así, pero ella tampoco creía que Rogelio era un mal hombre hasta que sacó su verdadera personalidad.
—Nadie las verá, lo juro.
—Eso espero.
Y sin decir nada más, la castaña salió de ahí. Ya había visto suficiente.
Carlos hizo lo que se le pidió, pero no pudo evitar pensar en cómo había obtenido esas fotos.
Era la semana de descanso antes de irse a Mallorca, los dos habían regresado de Maranello del recorrido que Carlos les había dado a los influencers que Ferrari había invitado y ahora tenían otro evento el cual atender.
Todo eso y las lecciones de manejo por parte de Carlos los mantenían ocupados casi todo el día.
En cuanto vio la notificación de Victoria en su celular, no esperó lo que iba a ver a continuación. Estaba preparándose para encontrarse una foto de Bodoque o de una paloma, cualquier cosa menos una foto de ella mostrándole su cuerpo y mucho menos con ese comentario.
Claro, no era nada muy explícito, pero ellos jamás se habían mandado ese tipo de fotos.
Pero, pensándolo bien, no le molestaba en absoluto, menos cuando la rubia estaba a unos metros de él en la otra habitación.
Revisó su reloj, tenía mínimo unos 15 minutos antes de que Caco vinieran por ellos, sin esperar más fue hasta la habitación de Victoria y entró sin tocar, ya no era necesario. Al entrar se encontró la habitación vacía.
Se quedó quieto por unos segundos, fue ahí donde escuchó música y ruido desde el baño, sonriendo con malicia fue hasta allá esperando encontrar a la rubia que había comenzado a tentarlo.
—¿Te crees muy graciosa? —Fue su forma de saludar.
Victoria estaba terminando de colocarse el labial y ni siquiera se inmutó al escuchar su voz, lo había escuchado entrar desde que había cerrado la puerta.
—No sé a que te refieres —Victoria respondió limpiándose el exceso del labial para después voltear a ver al madrileño con una sonrisa "inocente" en su cara.
—¿Crees qué puedes enviarme esas fotos y esperar que no venga a buscarte?
—Ni siquiera mostré nada importante —La rubia se recargó en el lavamanos fingiendo desinterés, lo cierto es que amaba ponerlo de esa forma.
—No era necesario —Carlos entró al baño sin pensarlo dos veces y tomó a Victoria alzándola para sentarla sobre el lavamanos.
Victoria sonrió, la cara de Carlos estaba tan cerca de ella que sus respiraciones comenzaban a mezclarse.
—Abre las piernas —El madrileño ordenó para así poder cortar la distancia entre ellos.
—No.
—¿No?
—No. Me escuchaste bien —La mirada retadora de Victoria solamente le gustaba más a Carlos —Tenemos menos de 10 minutos antes de que Caco venga por nosotros para ir a esta cosa de tus patrocinadores y no dejaré que arruines mi maquillaje.
Carlos negó riendo.
—Te vas arrepentir —Victoria se rió ante la amenaza de Carlos, no pensaba bajar la guardia.
—No lo creó. Ahora, déjame terminar de arreglarme.
Carlos entrecerró sus ojos y salió de ahí, esa mujer iba arrepentirse por tentarlo de esa manera.
Pero lo que el madrileño no sabía era que Victoria tenía un plan, no sería ella quien rogara esa noche, las súplicas saldrían del madrileño y no pensaba que fuera de otra forma.
Durante el evento de Estrella Galicia, Carlos hablaba con los invitados, hacía su parte por hacerles creer que les prestaba atención, pero lo cierto es que toda su atención estaba en cierta mexicana que fingía que no notaba las miradas cargadas de intensidad por parte de Carlos.
Victoria también estaba interactuando con todos, sonreía y contaba anécdotas sobre los entrenamientos de Carlos, como buena novia. Podía sentir los ojos de Carlos perforándola y siguiéndola en cada paso que daba, pero no, no iba a ceder.
Era un juego de poder que ella había iniciado y pensaba ganarlo.
Todo había comenzado con la foto, tomada estratégicamente sin revelar nada, luego subiéndole el ego a ese piloto de Fórmula 1 con la frase "lo escogí especialmente para ti", como si no fuera fácil hacerlo, toda su vida se trataba de una competencia y hacerle creer que era el número 1 fue pan comido.
Y ahora, ignorarlo.
Durante todo el evento lo ignoró, cada que la trataba de acorralarla y llevarla lejos de todos, la cantante fingía demencia y se iba a platicar con alguien más, estaba claro que su batería social estaba vacía, pero si se desaparecía eso le daría el poder suficiente a Carlos para seguirla.
Carlos no lo soportaba, a lo lejos veía a Victoria reírse con unos fans y escuchando atentamente lo que ellos le decían, se tomó fotos y firmó unas cuantas cosas.
Carlos tuvo que dejar de prestarle atención porque ahora había más personas a las cuales atender.
Una vez que el evento terminó, Carlos se subió al auto lo más rápido con Victoria de copiloto y manejó como si estuviera en la pista, todo con tal de llegar a la casa y ponerle fin a todo este jueguito de la cantante.
La había descubierto en el momento en el que ella le regaló un guiño travieso sin que nadie se diera cuenta.
—¿Qué es lo que quieres conmigo? —Carlos preguntó mientras rebasaba autos a diestra y siniestra.
—Quiero muchas cosas, que las vaya a hacer realidad depende de ti.
—¿De mí? —La sorpresa en la voz de Carlos era palpable.
—Aja —Victoria se revisaba las uñas como fingiendo que no le importaba el estado en el que Carlos le hablaba.
Ese incentivo fue suficiente para acelerar todavía más y llegar pronto a la casa. Carlos se bajó del auto y fue hasta el otro lado para abrirle la puerta a la rubia caprichosa que tenía como copiloto.
En cuanto cruzaron la puerta de la cochera, Carlos trató besarla de nuevo, solo para que Victoria se alejara de él.
—No.
—¿Ahora qué hice? —El piloto no tenía la menor idea de lo que había sucedido para que Victoria se comportara de esa forma con él. Juraba que se había comportado bien.
La rubia sonrió con picardía y comenzó a caminar hacia él, en ese momento, Carlos supo que el poder no estaba en él.
—Sabes lo que hiciste.
—Te juro que no lo sé —Carlos se odió porque al soltar esa oración, su voz pareció temblar logrando que a Victoria se le escapara una sonrisa de triunfo. Lo tenía donde ella quería.
Victoria siguió caminando hacia la sala haciendo que Carlos caminara de espaldas, en cuanto llegaron a un sillón y las pantorrillas del piloto chocaron con el borde, Victoria lo empujó haciendo que cayera sentado de golpe.
Era la primera vez que Victoria tomaba el mando así y le sorprendió lo mucho que le estaba gustando, pero por el momento no lo aceptaría en voz alta.
—¿Recuerdas tu paseo en Maranello? Con aquellos influencers... —Carlos supo a que se refería o más bien, a quien se refería.
—¿Sarah? —La rubia asintió —Yo no hice nada, ni siquiera me di cuenta que me estaba coqueteando hasta que llegaste.
Carlos intentó pararse para defenderse, pero Victoria fue más rápido que él y lo volvió a empujar con fuerza para luego subirse en sus piernas quedando frente a frente y colocando sus manos en los hombros del piloto.
—Eso fue tu culpa.
—¿Me culpas por algo de lo que no tuve control?
—Sí —Victoria solamente quería molestarlo e intentar algo que normalmente no hacía con los hombres.
Se reservaba ser así de controladora con las mujeres con las que se acostaba, esta vez quería serlo con Carlos.
—Vamos, preciosa —Carlos cambió su tono y puso su mejor intento de ojitos de gatos con botas con ella, esperando que funcionara —No puedes castigarme de esa forma.
—¿Castigarte? ¿Pues que piensas que voy a hacer? —Victoria preguntó extrañada, nada indicaba que iba a castigarlo.
—Pues por como me trataste hace unas horas no vamos a tener sexo —Carlos soltó haciendo un puchero logrando que Victoria se riera.
—Carlos, literalmente estoy sentada sobre ti.
—¿Eso significa que sí tendremos sexo? —La vida regresó a la cara de Carlos y por instinto colocó sus manos en la cintura de Victoria.
—Claro que vamos a tener sexo, idiota —La sonrisa de Carlos creció y sus ojos comenzaron a brillar.
Y sin esperar más, el madrileño se lanzó sobre ella para comenzar a besarla, Victoria decidió darle permiso y correspondió los besos con urgencia, lo necesitaba y había estado esperando por este momento desde que aquella mujer le había puesto sus manos encima.
Carlos estaba deseoso de tenerla desde que le había enviado la dichosa foto, recorría su cuerpo acercándola a él esperando fundirse, tenerla pegada a él no era suficiente.
Victoria no podía perder de vista el objetivo, no dejaría que este madrileño le nublara la mente, en cuanto sintió las manos de Carlos posicionarse en su trasero, sin dejarlo de besar movió sus manos tomando las de Carlos alejándolas de ella.
Estaba claro que eso no le había gustado al piloto—¿Por qué las quitas? —Preguntó con molestia y el ceño fruncido.
Victoria sonrió juguetona, más por ver como Carlos estaba a punto de perder el control.
—Porque, sí vamos a tener sexo, pero no puedes tocarme.
—¿Estás loca? —Carlos soltó casi gritando.
—No —Carlos intentó soltarse con un poco de fuerza, pero Victoria no lo dejaría y de nuevo lo detuvo —Esto es lo que te pasa por no darte cuenta que esa mujer te estaba coqueteando.
—No serías tan cruel.
—Pruébame, guapo —La rubia soltó una de sus manos para señalarlo con su dedo índice —Tócame y no tendrás sexo por una semana.
—¿¡UNA SEMANA?!
—Son mis condiciones, tómalo o déjalo —Una parte de Carlos odiaba que Victoria se comportara de esa forma con él, pero por otro lado, nunca en su vida había estado tan excitado. Pronto comenzó a pensar, ¿valía la pena hacerle caso a Victoria? La cantante se dio cuenta que Carlos había comenzado a sobrepensar las cosas y decidió ayudarle —Solo te digo que la siguiente semana iremos a casa de tus padres y no tendremos la privacidad que tenemos aquí, decide si realmente quieres que sean dos.
Carlos maldijo para a sus adentros, Victoria tenía toda la razón del mundo.
—Está bien, no voy a tocarte, pero solo digo que quien estará sufriendo por está decisión serás tú —La sonrisa engreída en su cara solo impulsó a Victoria a hacerlo arrepentirse de sus palabras.
—¿Seguro? —Victoria comenzó a restregarse sobre el regazo de Carlos.
No importaba que ambos estuvieran usando pantalones, el simple movimiento de las caderas de Victoria había activado la erección de Carlos y el piloto tuvo que colocar sus manos a los lados del sillón para evitar tocarla, estaba jugando sucio y ¡le encantaba!
—Victoria... te lo suplico, antes de que hagas algo de lo que te vayas a arrepentir, quita esa regla.
—No.
Y nuevamente siguió con sus movimientos mientras comenzaba a besar el cuello de Carlos dejando un rastro de besos húmedos por todo el lugar.
—Mas vale que no intentes nada ahorita que crees que no veo —La rubia le advirtió al sentir una mano cerca de su pierna.
Carlos solo estaba midiendo que tan estricta sería la mexicana, al parecer, mucho.
Victoria detuvo sus movimientos para darle un descanso a Carlos y comenzó a desabotonar su camisa, con un dedo recorría el pecho del piloto. Ella ya sabía que algunas veces Carlos decidía depilarse, esta vez no era el caso y ella lo prefería más de esa forma.
Podía sentir como la respiración de Carlos se hacía más pesada y con esos sonidos como inspiración se agachó a besar su pecho, entre besos alternaba para soltarle una que otra mordida que no dejaría rastro, pero era divertido escuchar como Carlos hacía todo lo posible por mantenerse firme.
—Supongo que no es justo que te haya quitado la camisa y yo siga con toda mi ropa —Carlos negó frenéticamente —Claro que la vida no es justa...
—Por favor, Victoria.
—Vale, vale, creo que puedo desabotonar unos cuantos botones —Y eso hizo, desabrochó los primeros cuatro dejando a la vista el conjuntos que le había presumido anteriormente en la foto que le había enviado.
Por instinto, Carlos se estiró para ayudarle a quitarle la camisa y Victoria se detuvo para verlo completamente molesta.
—Lo siento —El madrileño se detuvo sin poder hacer nada.
Victoria dejó su camisa como estaba, aún puesta pero abierta para darle algo a Carlos con que entretenerse. Luego regresó a besarlo agresivamente, y mientras su lengua buscaba entrar a la boca del madrileño, sus manos bajaron hasta el cinturón de Carlos desabrochándolo con destreza para después abrir el pantalón y poder soltar la erección que Carlos comenzaba a sentir como una inconveniencia.
Victoria comenzó a masturbarlo y los jadeos de Carlos comenzaron a sonar en su oído.
—¿Te gusta?
—Mhm.
—Eso no fue una respuesta, Carlos —Ahí estaba ella tomando el control en cara oportunidad que podía —Te pregunte si te gusta y debes de responderme.
—Sí me gusta. Me encanta, sigue por favor.
Victoria sonrió sobre los labios de Carlos y el madrileño sintió que iba a desmayarse por sus provocaciones.
Sin previo aviso, la rubia soltó su miembro y Carlos se sintió desfallecer, al abrir los ojos descubrió por qué, Victoria se estaba amarrando en cabello en una coleta alta.
Luego, sin decir una palabra, se puso de pie, solamente para arrodillarse lentamente frente a él, nuevamente bajó más el pantalón de Carlos junto con sus bóxers para no tener sus prendas como obstáculo.
La visión de Victoria arrodillada frente a él hicieron que sus ojos se oscurecieran de deseo, eso fue un cumplido para la rubia quien sonrió esperando alguna palabra de su parte, Carlos se negaba a hablar, y eso no era lo que la mujer le había prometido a Sarah.
Victoria había prometido que tendría a Carlos jadeando su nombre y más le valía lograrlo. Era una meta personal, se podría decir.
—Hazte para adelante y abre las piernas —Victoria ordenó usado el mismo tono que él había usado con ella en el baño.
Carlos estaba tan ansioso que obedeció como un buen chico.
Con una mano, Victoria tomó la virilidad de Carlos y la acercó hasta su boca, en cuanto la lengua de Victoria comenzó a pasar por la punta, Carlos se hizo más hacia delante. Vale, la regla no era tocarla, pero no había dicho nada sobre que él no pudiera moverse para ayudarla.
Victoria estuvo un rato jugando con Carlos, nunca dejándolo terminar. El piloto podía sentir como ella lo estaba molestando, se sentía como una ola llegando a la costa, las olas nunca permanecían en las costas porque el mismo movimiento las regresaba al mar, así se sentían los juegos de Victoria.
Quería llegar y ella no la dejaba, desesperado, agarró la cabeza de la cantante y la empujó sobre él.
Grave error.
Gravísimo.
Victoria se detuvo de golpe para luego ponerse de pie.
—Parece ser que no puedes atender una simple orden —Se notaba enojo en su voz —Y como no sabes obedecer, me temo que tendré que tomar medidas drásticas.
Carlos supo que la había cagado en cuanto la vio salir de la sala y se fue directo a su cuarto, ¿qué iba a hacer?
La rubia no se tardó en llegar, con ella traía dos corbatas del piloto en las manos, como Carlos ya estaba sentado, lo único que hizo fue obligarlo a pegar sus brazos a su cuerpo y los amarró a su torso con ayuda de las corbatas.
—Dime que no acabas de amarrar mis brazos a mi cuerpo solo porque toqué tu cabeza —Estaba perdiendo la razón.
—Es que no entiendes y como parece que ni siquiera puedes disculparte, me temo que te quedaste sin mamada —Victoria se cruzó de brazos.
—Eres odiosa —Carlos soltó apretando los dientes.
Victoria sonrió ante aquel cumplido y le soltó un beso al aire.
Luego, aventó sus zapatos a quien sabe donde. Comenzó a quitarse los jeans y mostrar que el bralette que traía era parte de un conjunto que hacía juego. La camisa se quedó como estaba.
Nuevamente, Victoria obligó al madrileño a sentarse hasta atrás y una vez que se aseguró que no iba a caerse, volvió a sentarse sobre él colocando sus piernas a los costados.
Ella también estaba excitada, pero quería ganar.
Nuevamente comenzó a moverse sobre Carlos, está vez acomodó su miembro de forma que con cada movimiento de caderas rozara con la feminidad de Victoria cubierta por sus panties, no era justo pero merecía ser castigado.
—Victoria —Ahora sí los gemidos con sus nombre habían comenzado —Preciosa, por favor mueve tus panties a un lado, te lo ruego.
Su voz sonaba desesperada, Carlos podía sentir como el líquido preseminal salía de él y como la misma humedad de la rubia traspasaba la tela.
—No —Victoria hoy no venía a obedecer lo que Carlos quisiera, hoy venía a que él le hiciera caso a ella.
Los movimientos eran más rápidos y la cantante se aseguraba de que en cada uno de los vaivenes, Carlos estuviera disfrutando, la respiración de ambos se había acelerar, la coleta de caballo de Victoria poco a poco se iba soltando dejando su cabello libre, sus pezones rogaban por ser liberados y aún así solamente buscaba hacer a Carlos terminar de esa forma.
A pesar de que Victoria no decía sí a ninguna de sus súplicas, Carlos sintió como estaba a punto de terminar
—No pares —Rogó esperando que Victoria le hiciera caso.
—¿No pares...
—No pares, Victoria —Su nombre salió casi como un susurro y Victoria no solo, no se detuvo, también aceleró.
Fue en cuestión de segundos que la cantante sintió como el madrileño había terminado.
Carlos soltó un jadeo de alivio, por menos Victoria no había sido tan cruel con él y lo había dejado terminar.
Victoria se puso de pie con una sonrisa en su cara y comenzó a desamarrarlo.
—Espero que está vez hayas aprendido tu lección —La rubia comenzó a enredar las corbatas para que no se arrastraran.
—¿Ya terminamos? —Carlos preguntó incrédulo y un tanto decepcionado.
—No, pero te daré una segunda oportunidad.
—¿Sigo sin poder tocarte? —La rubia asintió y lo ayudo a pararse del sillón.
Carlos todavía tenía sus zapatos puestos, sus pantalones y bóxers a mitad de sus piernas y su camisa puesta con todos los botones desabrochados. En cuanto estuvo de pie se lo quitó todo con velocidad dejándolo botado en el suelo.
—¿A dónde me quieres ahora? —El piloto preguntó comenzando a acostumbrarse a dejarla mandar.
—En tu cama, encerré a Bodoque en mi cuarto desde que salimos —La mexicana sonrió orgullosa, sabía lo mucho que Carlos odiaba que Bodoque los interrumpiera.
Victoria tomó de la mano a Carlos y lo guió hasta su habitación, de nuevo, en cuanto llegaron comenzaron a besarse, Carlos por mucho que le costaba, no la tocaba, ya había aprendido.
No le molestaba, ya se la cobraría.
Nuevamente, Victoria lo movió hasta llegar a la cama y una vez que estuvo a centímetros lo empujó, Carlos ya se estaba acostumbrado a ser tratado bruscamente y ahora esperaba que lo hiciera mas seguido, la sonrisa juguetona de su cara no podía ser borrada.
Victoria se terminó de quitar la camisa, junto con el bonito conjunto que había escogido para Carlos.
—Gracias a Dios —Fueron las palabras al verla desnuda, pero ahora la tentación de tocarla era más grande.
La cantante rodó los ojos divertida y se subió nuevamente en el piloto, ella estaba necesitada de él y este jueguito en el que solita se había metido le estaba costando caro.
—Voy por condones —Victoria recordó y se estiró por ellos. —Tócate mientras los busco.
Esa orden sacó un poco de balance a Carlos, había sido tan cruda, tan tajante que por un segundo se espantó.
—Háblame bonito, preciosa —Victoria se rió al escuchar como a Carlos no le había gustado su orden —Soy un caballero, después de todo.
—Mi amor, ¿serías tan amable de comenzar a prepararte para mí? —Ahora el tono sonaba más tierno, casi hasta romántico si Carlos no supiera que Victoria estaba usando sarcasmo con él.
—Lo tomaré, pero preferiría que dejaras el sarcasmo.
—Que bueno que hoy no mandas tú —Y fue en ese momento que sonrió al encontrar los condones que tenían guardados en la recámara de Carlos.
Una vez que tuvo al preservativo, Victoria regresó a la cama donde se colocó de nuevo sobre Carlos, comenzó a besarlo porque amaba hacerlo.
De verdad, podría vivir de sus besos solamente, podría vivir de Carlos toda la vida y sería feliz de esa forma, Victoria pasaba sus manos por el cabello de Carlos y entre besos podía escuchar los suspiros que el mismo madrileño le provocaba.
—Preciosa, vas a tener que amarrarme, porque no creo poder soportarlo —Carlos soltó una vez que ella dejó de besarlo —No tienes la menor idea de lo mucho que quiero tocarte y como no quiero desobedecerte, te pido que vuelvas a amarrarme.
—¿Es acaso una súplica?
—Sí, me pondría de rodillas si así lo quisieras, pero lo cierto es que tenerte sobre mí es lo mejor que me ha pasado —Victoria comenzaba a sentirse mareada con esas palabras, odiaba lo carismático que podía llegar a ser.
Por un segundo se preguntó a cuántas le había dicho lo mismo, no era momento. Se deshizo de ese pensamiento y fue por las corbatas. En cuanto Carlos vio la tela sonrió emocionado, no sabía en que momento había comenzado a gustarle tanto la idea de estar a la merced de Victoria.
La rubia amarró cada mano a un poste de la cabecera de la cama de Carlos, ni siquiera sabía si iban a aguantar, pero el intento era lo que importaba.
—¿Listo? —Carlos sonrió de oreja a oreja esperando lo que continuaba.
—Si hubiera sabido que te ibas a poner así por hablarle a modelos, lo hubiera hecho desde antes.
—No hagas que te golpeé —Victoria soltó molesta —Y no, no me refiero de forma sexual, me refiero a darte un buen gancho en el estómago.
Carlos soltó una carcajada —Me encanta saber que hay celos debajo de esa muralla que pones para mí.
—Ya cállate.
Sin sentimientos, Carlos. Se dijo para sí misma. No arruines esto para mí.
Y una vez que otra vez habían entrado humor, Victoria dejó un camino de besos por todo el cuerpo de Carlos, desde sus labios, bajando por su cuello, tomándose su tiempo en su pecho siguiendo su torso y terminando el hermoso camino a la felicidad.
Una vez ahí, colocó el condón y por fin se dejó disfrutar del cuerpo de Carlos.
No supo lo mucho que ambos lo necesitaban hasta que estuvieron fusionados, Carlos volvió a odiar el momento en el que sugirió que la cantante lo amarrara y Victoria de misma manera, pero no era momento para arrepentirse.
Porque las miradas de lujuria y de desesperación de Carlos cada vez que ella subía y bajaba sobre él, eran tan excitantes casi como su la tocara. Mientras ella se movía sobre él, el piloto decidió ayudarle y comenzó a mover sus cadera provocando que de alguna forma se contrajera más con él dentro.
El sudor y las respiraciones entrecortadas estaban a la orden del día y el calor de la habitación solamente se hacía más y más intenso.
Victoria comenzó a darle atención a sus senos que sin el tacto de Carlos habían estado muy abandonados. Carlos se mordió la lengua al ver como otra de sus actividades favoritas eran realizadas por la rubia.
—Victoria, no —Soltó por impulso, pero ella no le hizo caso.
Los dos siguieron disfrutando del otro hasta que Carlos, nuevamente sintió como llegaba al orgasmo, entre jadeos su nombre llenaba el cuarto y eso era música para los oídos de la cantante, saber que había cumplido una promesa la cual Carlos no tenía idea.
Victoria siguió un rato sobre él porque ella podía sentir que faltaba poco, Carlos decidió volver a ayudarle moviéndose más y más, quería al menos saber que había logrado hacerla correrse a pesar de no haberla tocado.
—Carlos, sigue, por favor.
Los ojos de la cantante estaban cerrados mientras colocaba sus manos sobre el pecho de Carlos, estaba a punto de terminar y se sentía fantástico.
Una vez que lo logró se quitó de encima y una parte de ambos se sintió abandonada.
Como Victoria había logrado lo que quería, lo desamarró para luego recostarse a su lado, el preservativo quedó amarrado adecuadamente en el suelo.
—Wow —Carlos fue el primero en hablar —¿Dónde aprendiste todo eso?
Victoria soltó una risita tímida, ya no necesitaba estar a cargo.
—No quieres saber.
Y sin decir más se recostó sobre el pecho de Carlos mientras él la abrazaba y ambos se tapaban con el edredón del madrileño.
—¿Quieres algo de comer? La verdad es que no tengo muchas ganas de cocinar, pero tengo hambre —Victoria habló con Carlos en cuanto escuchó sus pasos —Estaba pensando en hacer algo rápido, como esos paquetes de macarrones con queso instantáneos.
Carlos no respondió nada inmediato y mejor se apresuró a llegar hasta donde ella estaba, una vez que estuvo a centímetros de Victoria pasó sus dos brazos abrazándola por la cintura y recargando su cabeza sobre su hombro.
—Mejor regresa a la cama conmigo y prometo que te consigo lo que quieras comer —La voz de Carlos sonó como un ronroneo bajo justo acariciando el cerebro de Victoria con su voz.
Victoria sonrió sin que Carlos la viera y se volteó para quedar frente a él.
—¿Es que acaso no quedaste satisfecho?
—No.
—Oh vamos, y yo que creí que me había lucido —Victoria fingió decepción, porque lo cierto era que Carlos podía decirle a la cara que no lo había disfrutado y ella no le creería una sola palabra, no por como se había comportado.
El madrileño sonrió y de la bolsa de su short sacó una de las corbatas que habían utilizado.
—No voy a dejar que me amarres, ese no era el trato —Victoria anunció decidida.
—No es para ti —La sonrisa juguetona en la cara de Carlos hizo que Victoria se encendiera como arbolito de Navidad —¿Crees que está vez pueda obtener mi mamada?
—Si te vas a comportar no veo porque la necesidad de usar la corbata...—El silencio de Carlos le dio tiempo a Victoria para pensar —¡Carlos Sainz! ¡Quieres que te amarre!
El madrileño asintió para luego tomar a Victoria entre sus brazos y llevarla a la habitación entre risas y con la corbata en sus manos.
***
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—¡Bodoque! ¿Qué es lo que te pasa? —Fue lo primero que Carlos escuchó en cuanto abrió la puerta.
Al parecer acababa de llegar a una disputa familiar entre la cantante y su gato. Sin decir nada, cerró la puerta lentamente y dejó las llaves donde siempre.
—No puedo creer que hicieras esto. ¿Fue porque no te di de mi comida hace rato? —No hubo respuesta, o más bien, Carlos no la escuchó —¡Ajá! Fue por eso, pequeño grosero.
El piloto se sentó en el sillón disfrutando de la pelea, sabía que Bodoque era un gato mimado y ahora le tocaba pagar las consecuencias a la mujer quien lo había criado de esa forma.
—Vete de aquí. Estoy muy enojada contigo.
Y segundos más tarde, Bodoque salió a la sala, el por gato se veía triste, pero en cuando vio a Carlos fue hasta él. Esperando que el piloto le diera los mimos que su dueña le había negado.
—¿Qué zapatos destruiste, cara de bola?
Bodoque se subió hasta él y cerró sus ojitos tristes.
—Sabes muy bien que se le pasará, solo deja que se calme —Carlos comenzó a acariciarlo y decidió hacer sentir mal a Victoria tomándole una foto a su mascota.
Después de un rato, bodoque se sintió mejor y se fue a perseguir una polilla que estaba en la casa.
Carlos decidió ir a investigar que tan enojada estaba Victoria.
Al llegar a su habitación, la encontró fumando con música de fondo y leyendo un libro.
—Tu gato está triste porque lo regañaste —El madrileño se recargó en el marco de la puerta cruzando sus brazos.
—Lo sé, pero mira eso —Victoria señaló al suelo.
Unos tenis de tela estilo converse estaban destruidos, Bodoque sí que se había divertido con ellos. Carlos se trató de aguantar una risa mientras rodaba los ojos.
—Puedes comprarte otros y lo sabes.
—¡Esos tenían un valor sentimental! —Victoria alzó la voz, odiaba que sus cosas se arruinaran, más que nada, era por un hábitos de niña.
Al no crecer con tanto dinero disponible para compras, su madre le había enseñado a cuidar sus cosas y a utilizarlas casi al punto de que era imposible hacerlo.
—Vale, entiendo. Bodoque no debió de haber hecho eso —Carlos se aventuró a entrar y se sentó en la cama de Victoria —¿No le vas a hablar todo este rato?
—No. Solo hasta la cena.
—Que por cierto, tengo que comenzar a preparar, ¿quieres ayudarme con ella o prefieres seguir leyendo? —Hoy era turno de Carlos de encargarse de la comida.
—Me quedaré aquí a terminar de leer.
Carlos asintió y salió de la habitación, una vez afuera se encontró con bodoque yendo hacia ella.
—Veo que vas por el segundo round. Cuidado, campeón —Y sin detenerse cada quien siguió por su camino.
Un hora después, cuando Carlos los llamó para la cena, Bodoque salió en brazos de su dueña, parecía que los dos habían hecho las pases y mientras cenaban, el gatito se quedó a su lado esperando que le lanzaran un poco de comida.
Victoria no se pudo resistir y lo hizo, volviendo a su mal vicio de consentirlo.
Carlos estaba en casa de uno de sus amigos comiendo y disfrutando de una salida de chicos cuando vio como la pantalla de su celular se encendía.
Era Victoria llamándole.
—Espera —Carlos ordenó y de inmediato bajaron el volumen de la televisión.
En cuanto contesto escuchó: ¡Carlos!
Para luego ser envuelto por un silencio.
Al ver su celular, parecía ser que le había colgado, el madrileño se quedó viendo su pantalla extrañado, Victoria no le habla sin razón.
Sin esperar a que ella volviera a llamar, le envió un mensaje:
¿Todo bien?
No hubo respuesta, ni siquiera le llegó el mensaje.
Comenzó a sentir un mal presentimiento.
—¿Carlos? —Sus amigos pidieron su atención pero Carlos no dejaba de ver la conversación con Victoria esperando que el mensaje le llegara o ver esos tres puntos cuando alguien comienza a escribir.
—¿Sí?
—¿Ocurre algo?
—No lo sé —Fue la respuesta del piloto y sus amigos se voltearon a ver sin saber que hacer.
Volvieron a poner el volumen a la televisión, pero la mente de Carlos ya no estaba con ellos, estaba con una rubia que lo estaba asustando.
No pasaron más de 5 minutos cuando un número desconocido comenzaba a llamarle, normalmente no los respondía, pero con todo lo que estaba pasando, algo le dijo que debía de hacerlo.
—¿Carlos? —Era la voz de Victoria.
—¡Vic! ¿Qué pasó? —Preguntó con urgencia.
—Me perdí, no sé donde estoy, no tengo efectivo y para colmo la pila de mi celular se terminó así que ni siquiera puedo pedir un Uber o sacar dinero, porque no sé me ocurrió traer mis tarjetas —Carlos rodó los ojos.
—¿Estás bien? ¿De dónde me estás llamando? —Carlos se puso de pie y comenzó a tomar su chaqueta.
—Una señora muy amable me prestó su celular, por suerte me aprendí tu número. Y sí estoy bien —Escucharla decir eso lo calmó de inmediato.
—Vale, dime que ves y voy a buscarte.
Carlos comenzó a escuchar todo lo que la cantante describía, pero no tenía la menor idea de donde pudiera estar, luego, la señora que le había prestado el celular la interrumpió y fue ella quien le explicó donde se encontraban.
¡Esa mujer no estaba ni cerca de la casa o del centro de la ciudad! ¡Prácticamente estaba a las afueras de Madrid!
—Voy para allá. No te muevas de ahí.
Carlos colgó y se dio cuenta que todos sus amigos estaban viéndolo —Lo siento, pero mi novia se perdió en la ciudad y no tiene como regresarse.
Ellos no podían creer lo que estaban escuchando.
—¿Es broma? —Uno dijo mientras Carlos negaba riendo tranquilamente.
—No. Los veo luego.
Y sin decir más, se despidieron y Carlos se puso a manejar a toda velocidad para llegar a donde le habían dicho que Victoria estaba y una vez que estuvo cerca de la zona, bajó la velocidad para localizarla.
No se tardó mucho en localizarle, después de todo la mujer estaba usando un suéter amarillo y se encontraba fumando y platicando con unos adolescentes.
Carlos se detuvo a un lado y Victoria sonrió al verlo.
—¡Carlos! —La sonrisa de Victoria se ensanchó al verlo.
Rápidamente se despidió y se subió al auto donde Carlos la esperaba negando con la cabeza tratando de no reírse, el susto que Victoria le había provocado no había sido para nada gracioso.
—Gracias por venir por mí.
—Es la tercera vez que te pasa, ¿por qué nunca cargas tu jodido celular? ¿¡Por qué nunca llevas dinero?! —El tono de Carlos era severo.
—Es que se me olvida, sé que no debería, pero solo quería ir a una librería cerca de la casa y se me olvidó que línea era y luego hice un transborde que no era y cuando vi ya estaba aquí —Victoria se defendía, pero sabía que Carlos tenía razón —Y bueno, cuando quise utilizar de nuevo mi tarjeta del metro me ti cuenta que ya no tenía para viajes.
—Eres un desastre, preciosa —La frase favorita de Carlos.
—Lo sé.
—Aún así me alegro de que me llamaras —Victoria sonrió volteando a ver al madrileño que no quitaba su vista del camino.
—Siento haberte arruinado tu tarde de chicos.
—Meh, no importa, iba perdiendo nuestro equipo —Carlos se alzó de hombros desinteresado.
—Ya déjame morir aquí.
—Levántate dramática, iremos a otro supermercado —Carlos se puso sobre ella y estiró sus manos para ayudarla a levantarse.
—Bueno, pero no descansaremos hasta encontrar una bolsa de gomitas de serpiente agridulce —Victoria dijo desde el suelo esperando su palabra para tomar sus manos.
—Sí, sí. Lo prometo.
—En ese caso —Victoria aceptó la ayuda de Carlos y se puso de pie.
Carlos estaba regresando a su cuarto de hotel después de unas prácticas tranquilas, esperaba cenar algo ligero antes de irse a dormir.
En cuanto terminó de pedir servició a la habitación, vio como su celular se encendía y comenzaba a sonar por una videollamada entrante de Victoria.
—¿Vic? —Carlos respondió extrañado.
—¿Estás ocupado? —Victoria preguntaba eufórica y la emoción se escuchaba en su voz.
—Espero mi cena ¿por qué?
—¡Tengo una canción! ¿Quieres escucharla? —La cantante preguntó casi entre gritos.
—¿Tengo opción? —Carlos respondió en forma de broma ganándose una mala mirada por parte de la rubia —Es broma, preciosa. Dale.
Y Victoria comenzó con el contexto, le contaba como le había llegado la idea y de que se trataba. Le tocó los primeros acordes y luego la segunda opción. Victoria estaba completamente emocionada, parecía uno de esos perritos que dejabas salir al jardín y comenzaban a correr por todo el pasto dando vueltas a toda velocidad y mientras Carlos la escuchaba comenzó a divagar.
Donde él estaba eran las 10 de la noche, un poquito más tarde, eso significaba que en Europa debía de ser de madrugada...
—Victoria —El madrileño llamó su nombre pero la cantante estaba tan metida en su explicación que no lo escuchó.
—Bueno, la cosa es que en el puente pienso incorporar violines...
—¡Victoria!
—¿Qué? ¿Qué? Ya casi termino, desesperado —Eso no le importaba a él.
—¿Sabes la hora que es?
—Ummm... —La rubia revisó la hora desde su laptop y supo porqué Carlos le preguntaba, aún así prefirió negarlo —Nope.
—Deben de ser como las 4 de la mañana donde estás. ¿Por qué no te has ido a dormir? —Carlos la comenzó a regañar completamente escandalizado.
Victoria sabía que debía de dormir, pero es que estaba tan inspirada que la noche se le fue volando.
—No lo sé.
—Vic, por favor, ve a dormir un poco. Lucía va a matarte si te encuentra despierta.
—Ya vooooy, solo dime si te gustó mi idea.
—Me parece genial, muero por escucharla cuando esté terminada —Carlos sonrió y Victoria hizo lo mismo.
—Bueno, te dejo. Suerte en tu carrera.
—Adiós, preciosa —Y antes de colgar habló de nuevo —Y por favor duérmete, no solo me digas que lo harás.
—Lo prometo, lo prometo —Y Victoria colgó para luego hablar sola—Maldito, pero tiene razón, debería dormir un poco... en cuanto termine el puente.
Carlos se quedó viendo su celular y veía la foto que Victoria tenía en su conversación.
—No se va a dormir —Habló para el mismo sabiendo que Victoria nunca le hacía caso.
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Espero que les haya gustado el celular de Carlos y no sé si cuando hable de un maratón de redes era esto lo que esperaban, lo cierto es que yo no. Fue algo nuevo y fresco y me odio porque no puedo dejar a estos dos en paz. Amo escribir a Victoria y Carlos.
este maratón lo tuvo todo, risitas, romance, VIC DOMINANTE, CARLOS DOMINANTE.
Y como pueden ver, este ha sido el final del maratón por las 300k lecturas, espero que les haya gustado. Lo cierto es que creo que me tomé muchas libertades creativas, pero funcionaron de alguna manera.
Espero que les haya gustado y nos vemos la siguiente semana para continuar con este viaje
Las amo y les agradezco por todo el apoyo, jamás me cansaré de hacerlo.
Y. si quieren discutir el capítulo o ver memes sobre la fic, las invito al Instagam:
JavaddMad
Las amo
Fer <3
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