Crossover [3/5]: La piscina
Al día siguiente Carlos V había logrado salir primero que Carlos A a correr. Sin embargo, esta vez cuando notó al otro Carlos, Carlos V aminoró el ritmo para que lo alcanzara y corrieran lado a lado. Se sentía paz en el aire, ya sus diferencias quedando resueltas y convirtiéndose en amigos.
Imposible no serlo cuando habían logrado vengarse de sus respectivas chicas y resultó tan exitoso. Bueno, a uno más que a otro.
—¿Y qué tal? ¿Adora no te dejó afuera del cuarto? —bromeó Carlos V sin detenerse. Iban sincronizados, si Vic y Adora los vieran estarían irritadas de verlos así, como los propios gemelitos de una película de terror.
—Ja, creo que te va a divertir esto —dijo con sarcasmo, era probable que a Carlos V le diera algo ahí mismo —Adora durmió con Vic.
El español había subido la noche anterior luego de su partido de golf con Carlos V esperando quedarse encerrado fuera de su propio cuarto. En cambio, estaba el cuarto intacto y sin rastros de la castaña. Quien sí estaba era el maldito gato esperándolo cuando quiso ir al baño. No se lo diría a Carlos V, pero ya estaba empezando a considerar disculparse con el condenado porque se iba a terminar muriendo de un infarto.
¿Y cómo sabía que Adora estaba en el cuarto de Vic? Pues porque fue a buscarla y escuchó risitas viniendo de la habitación de la rubia. Y a menos que Victoria fuera esquizofrénica y le dijera a una amiga imaginaria amor, suponía que debía ser a su venezolana.
¿Y lo peor de las consecuencias de la broma? ¡No pudo comer el postre!
Carlos V seguía corriendo mientras trataba de que su cerebro procesara lo que acababa de escuchar. ¿Adora y Victoria durmieron en una misma habitación? ¿ADORA Y VICTORIA EN UNA HABITACIÓN? ¿SOLAS? ¡¿A PUERTA CERRADA?!
—Carlos, si esto es uno de tus malos chistes no voy a dudar en soltarte un putazo —Carlos V esperaba que de verdad fuera una mala broma.
—A ver, puedo bromear de muchas cosas, pero esta no es una de ellas. Adora no estaba en mi cuarto cuando volví, y pues escuché risas viniendo del cuarto de la rubia. Así que tú haz las matemáticas.
Ese era el fin, sabía que al final del día ellos pagarían por su estúpida broma, aunque ¿a Adora le gustaban las mujeres? No, tal vez solo era un mal intento de coqueteo por parte de ambas, aunque de malo no tenía nada.
—¿Adora es bi? ¿O solo lo hace para molestarnos?
—La verdad no tengo idea, no había mostrado interés por mujeres hasta ahora —se encogió de hombros Carlos A, aunque por dentro se estaba muriendo y rogando que no se hayan acostado.
—Ya está. Se cancela el entrenamiento —Carlos V se detuvo y comenzó a correr hacia la casa, iba a despertar a esas dos. Claramente no estaba pensando.
—¡Eh, eh! ¿Qué piensas hacer? —Carlos A lo miró confundido, aunque sin embargo lo siguió. Podría empezar a apreciar a Carlos V, pero llegaba a poner una mano encima de Adora y lo mataría. Más ahora que sabía que estaba molesto y no era una de sus bromas planeadas.
—¡No pienso entrar! Solo quiero que se despierten y salgan de ahí. ¿Dónde está Bodoque? Solo hay una forma de hacer que esa mujer salga y esa, es su gato.
—El cabrón está dormido en mi cuarto —dijo resignado. Tal vez no había tenido a Adora para pelear, pero sí que se había peleado tratando de sacar de la manera más pacífica al gato de su cuarto. Solo que muchos destrozos inmobiliarios después se rindió, y la bola de pelos durmió encima suyo de lo más cómodo.
—Perfecto, voy por él —Carlos V subió las escaleras de dos en dos apresurándose.
Luego sin importarle nada, entró al cuarto de su gemelo y tomó a la bola de pelos grises en sus brazos, con él en brazos, fue hasta la puerta de Victoria y gritó:
—¡Carlos A no vas a rasurar al gato de Victoria! —Carlos A no sabía que su clon iba a arrojarlo a la jaula de leones o en ese caso no lo hubiera seguido —Bodoque, maulla.
El piloto agitó un poco al gato y este lo hizo por la molestia de ser despertado. Mientras tanto Carlos A observaba toda la escena boquiabierto ¡ese gilipollas lo estaba culpando a él!
—¡Ni siquiera lo pienses! —Fue el grito que se escuchó detrás de la puerta de Victoria seguido de un golpe seco en el suelo.
La rubia salió a toda velocidad de la habitación, estaba claro que apenas se acababa de despertar. Al salir, Victoria se encontró a Carlos V con Bodoque entre sus manos y a un muy molesto Carlos A, pero al verlo a él se dio cuenta que no había alguna máquina que pudiera dañar a su mascota.
—¿Otra puta broma? —Victoria preguntó arrebatándole al gato y viéndolo mal.
En ese momento Carlos V quiso morirse, Victoria tenía todo el cabello despeinado, y solo traía puesto una playera de hombre extra grande, no pantalones o shorts o de pérdida, sus boxers.
—Vete a la mierda —Soltó todavía enojada y con su gato en las manos se alejó de los gemelitos.
—¿Por qué hay tanto escándalo? —Una adormilada Adora salió por la puerta mirándolos confundida. Casi que se le cerraban los ojos del sueño, no se sabía si estaba en realidad dormida o despierta. Solo que eso no fue lo que notaron los Carlos.
La castaña andaba con una camisa de Vic de esas holgadas y grandes con nada más debajo, su cabello hecho un nido de pájaros y una marca roja sobresaliendo en su cuello. Carlos V sintió como si se fuera a echar humo por las orejas y Carlos A parecía el hermano de Cásper.
—¿Qué te pasó en el cuello? —No de nuevo, se dijo Carlos V a sí mismo, la última vez quien tenía el chupetón había sido Victoria.
Ahora no sabía qué era peor, que Victoria los tuviera o que Victoria los anduviera creando.
Adora se llevó una mano al cuello tapándolo rápido—Nada —dijo apresurada con sus mejillas sonrojadas.
Carlos A se acercó sacudiendo su dedo en su cara—Eso no parece nada, Torres. La última vez que tuviste un "nada" fue por mí, ¡y yo no recuerdo haberte hecho eso!
—Bueno, pues capaz hay mosquitos por aquí.
—¡No hay animales acá más que el gato!
—Si está él pueden existir otros tipos de animales... —su mirada viajó a la rubia para luego apartar la mirada. Si Carlos A tuviera la capacidad de fulminarla con la mirada, Vic ya no existiría.
—Dile la verdad, Torres —Victoria soltó a su gato, que se estaba poniendo inquieto en sus brazos y se cruzó de brazos para recargarse en una pared. Estaba usando su apellido, justo de la misma forma que Carlos A lo hacía solo para enfurecerlo más —Dile que después de como nos dejaron y de unas botellas de vino que encontramos en mi cuarto, decidimos quitarnos la espinita.
El corazón de Carlos A se detuvo ahí mismo al escucharla decirle Torres. ¡Eso era algo de ellos! ¡Él era su Sainz y ella era su Torres! ¿Cómo se decía con Vic? ¿Ellis y Torres? ¡No quedaba tan bien!
Adora miró a Vic—Preciosa, pensé que quedamos en que no íbamos a decirles, ¿recuerdas? —parecía algo avergonzada de que las hayan atrapado.
—Ese era el plan, desgraciadamente ya te vieron mí marca —La rubia recalcó el mí.
Carlos V no estaba pálido, estaba morado del coraje, estaba a punto de ir a buscar a ese gato y rasurarlo él mismo. ¿Cómo se atrevía la castaña a decirle preciosa? A Vic. ¿Y cómo se dejaba ella? No es como que él dejara a nadie más llamarlo guapo.
—Si están haciéndonos una broma, de acuerdo, nos la tenemos merecida, pero por amor a todo lo que quieran ya deténganse —rogó Carlos A. Se negaba a creer que eso en verdad había pasado. Los de la tensión sexual eran Adora y él, la rubia no entraba en esa ecuación.
—¿Broma? Ya quiero ver que intentes borrar el chupetón, a ver si crees que es una broma —Vale, tal vez Victoria se estaba pasando, pero no solo quería escuchar a Carlos A rogar, necesitaba que Carlos V lo hiciera.
—No es gracioso Victoria —Carlos V habló completamente serio —Lo siento ¿ok? No debí de decirle a Carlos A lo que te gustaba, me arrepiento profundamente, pero por favor. Ya deténganse.
El tono de Carlos V había sonado como una súplica y eso era justo lo que Victoria necesitaba, ahora solo era cuestión de que Adora estuviera de acuerdo.
Adora por su lado quería ver a Sainz suplicar más.
—Bueno, eso no es lo que me pedía Vic anoche —la castaña miró a Vic y le guiñó el ojo.
Carlos A se quería retorcer y salirse de su piel ahí mismo, sentía que estaba viendo toda la situación ya desde el más allá. Seguía en negación de que eso había pasado, así que se acercó a Adora para tratar una última vez—Okay, sé que estás molesta, pero te pido disculpas, ¿vale? —la miró a los ojos y ella pudo sentir su sinceridad. No con las circunstancias que le hubieran gustado, pero una disculpa al fin y al cabo que era lo que ambas discutían ayer que creían que merecían —No fue correcto hacer que Carlos V jugara contigo pretendiendo ser yo. Así que por favor ya solo admitan de que no se acostaron para que mi compa aquí no se nos vaya.
Eso iba más para él mismo, el que se iba a ir para atrás era Carlos A si no se dejaban de juegos, pero si Carlos V lo iba a utilizar, pues él también a él.
Adora miró a Carlos V y luego a él. Carlos V no estaba pálido como Carlos A, pero eso solo la hizo darse cuenta de que era momento de decir la verdad. Si seguían con eso se le iría su Sainz, y por muy irritante que pueda llegar a ser, no quería eso.
—Vic, ¿les dices tú? —dijo Adora sin dejar de ver a su Carlos.
—No crean que sus disculpas me hacen brincar de alegría, pero servirán por el momento.
—¿Eso significa que de verdad no pasaron la noche juntas? —Carlos V preguntó con urgencia, necesitaba escucharlo de su boca.
—No, Carlitos, no pasamos la noche juntas —Adora respondió cruzándose de brazos —O bueno sí, pero no nos acostamos.
Carlos A sintió como el alma le volvía al cuerpo. ¡No se habían acostado!
De manera inconsciente se llevó la mano al pecho del alivio.
Sin embargo, luego de la broma Adora y Vic no se estaban riendo, seguían molestas porque se fueron ambas con las ganas anoche. Y sí, necesitaron ambas una ducha fría luego de tal escenita.
Victoria trataba de ignorar a Carlos V, pero su mirada fija en ella no se lo permitía.
—¿Qué me ves? —Preguntó tajante.
—Nada —Pero Carlos V no podía ocultar la sonrisa de su cara una vez que supo que nada había sucedido entre ellas.
Sí esto era parte de su sueño por las medicinas para dormir, sería muy masoquista de su parte soñar con Victoria estando con otra mujer.
—¡Y ni crean que haré el desayuno o cocinaré! Les toca a ustedes todas las comidas —Después de soltar eso Victoria regresó a su habitación dejando la puerta entreabierta en caso de que Adora quisiera entrar.
Adora los miró a ambos con los ojos entrecerrados para luego voltearse hacia el cuarto de Vic—¡Guapa, no te olvides del traje de baño! —y con eso le pasó por al lado a Carlos A chocando sus hombros mientras se dirigía a su propia habitación y cerraba de un portazo.
Carlos A en esos momentos no sabía qué era peor, que peleara con él o que le fuera indiferente. Se volteó hacia Carlos V.
—Me encargaré del desayuno, cabrón. Te toca el almuerzo —le dio una palmadita en el hombro mientras se dirigía a su habitación para bañarse y cambiarse. Unos segundos después se escuchó un —¡Joder! —y salió rápido con el gato en manos sujetándolo lejos de su cuerpo como si fuera radioactivo —¿Te importa?
Miró a Carlos V como diciendo "tu hijo, tu problema".
Carlos V aceptó al gato y lo acunó en sus brazos sin problemas, mientras veía la puerta entreabierta de la rubia, decidió entrar. Carlos A se retiró, esta vez más tranquilo de que no se llevaría otro mini infarto.
—¡Carajo! —Victoria gritó por el susto al verlo en su habitación —¿No escuchaste que iba a cambiarme?
La cantante estaba en su cama sin tender fumando un cigarro, Carlos V trató de no sonreír.
—Pero no lo estás haciendo. Te traje a tu bola de pelos —El piloto fue hasta ella y aventó al gato a la cama, luego le quitó el cigarro de los dedos y lo apagó en el cenicero a un lado de su habitación —¿Así que este es tu cuarto de Nueva York?
Carlos V nunca se había imaginado que fuera así, podía imaginarse el desorden, pero no las decoraciones, en la casa de Madrid su cuarto no tenía nada por el estilo, como si no quisiera decorarlo, como si solo esperara para irse de ahí.
—Así es. Muy cool ¿no? —Victoria sonrió orgullosa.
—Muy tú.
El madrileño caminaba por todo el cuarto viendo cada pequeño detalle, la colección de vinilos era lo que más le llamaba la atención.
—¿No deberías estar haciendo de comer? No era broma, no pienso cocinar en todo el día, sigo molesta.
—Carlos A se encargará del desayuno.
Victoria se puso de pie y fue hasta él, una parte quería correrlo porque había quedado de ir a la piscina con Adora, pero otra quería saber que tenía, esto no tenía que ver nada con la bromita que le había hecho con Adora.
—En Nueva York, desde esa ventana tengo la mejor vista del mundo —Victoria dijo colocándose a un lado de él, en su mente podía verla sin necesidad de estar ahí.
En ese momento, lo único que se veía era la vegetación falsa.
—¿Extrañas tu casa? —Ella asintió sin decir nada.
—¿Está todo bien? Mira, solo les devolvimos la broma y si te soy sincera, no me arrepiento de hacerlo.
—No es eso, solo pensaba, pero puede esperar —Carlos V se apresuró a salir de ahí dejando a la rubia más confundida que antes —Te veo luego.
Y sin decir más, cerró la puerta detrás de él. Victoria no tenía tiempo para averiguar lo que tenía, ya tendría oportunidad, ahora era momento de arreglarse e irse a nadar con Adora.
Cuando Carlos A salió de su habitación se encontró de frente a Adora. Traía un bikini verde oscuro, unos shorts y unos lentes negros. Asimismo, un pareo blanco. Era casi como una chaqueta manga larga semitransparente que le llegaba por debajo del trasero. Se quedó viéndola sin pena alguna, pero ella pareció verlo y seguir caminando como si fuera peor que una plaga.
Él la siguió para tratar de alcanzarla—¡Torres! ¡Torres! —maldijo cuando la iba siguiendo por las escaleras y ella no se detenía.
La venezolana se quedó por un momento tratando de abrir las malditas puertas que abrían hacia el jardín. ¿Cuál era el jodido problema con ella y las puertas?. El español logró alcanzarla y no le quedó de otra que resignarse, no sin estar tentada a meterle una patada a la puerta primero.
Era raro. Anoche se habían quedado hablando con Vic de cosas que les habían pasado con sus Carlos y cuando le soltó entre tragos que Carlos V estaba saliendo en secreto con Isa de verdad mientras seguía en una relación falsa con ella a Adora le provocó ir al cuarto de ese imbécil a pegarle unas buenas patadas. Y ahora tenía a su Carlos enfrente, y tal vez no era el mismo Carlos que le había hecho todo eso a Vic, pero seguían siendo Carlos Sainz, ¿no? Así que eso significaba que ella también corría el riesgo de que le sucediera lo mismo y que él le hiciera eso. Algún día iba a despertar y Carlos le llegaría de la mano de una Isabel Hernáez y a ella le iba a dar algo. Y lo peor es que ni siquiera tenía el historial que tenía Vic con su Carlos así que ¿cómo carajos se iba a poder enojar con él? ¿Cómo si nunca han sido nada?
—Oye, la puerta no tiene la culpa —miró de reojo como Adora sujetaba con fuerza la manija.
—Pues sigue estando en mi camino, ¿no? Eso la vuelve un problema —se cansó de verse idiota así que la soltó. Tampoco quería que Carlos se la abriera o le explicara cómo hacerlo, no estaba para Carlosplaining en ese momento. Esperaría a que Vic llegara, así sea que tuviera que esperar unos minutos más con cosa uno.
—¿Sigues enojada? Creí que casi hacer que Carlos V se desmaye iba a ser suficiente para calmar tu sed de venganza —se llevó las manos a las caderas sin dejar de mirarla.
—Pues ya ves que no —se subió los lentes de sol al cabello. Y ahí estaban. Ahí estaban esos hermosos ojos castaños que Carlos (irónicamente) adoraba. Lo miró con la cabeza ladeada y expresión seria.
Carlos A se acercó hasta ella hasta que rozó su brazo con su mano—No puedes estar enojada para siempre, ¿sabes? —le apartó un mechón de cabello del rostro de manera delicada y Adora se contuvo de derretirse un poco ahí mismo. ¡No! Ayer estuvo a punto de cogerse a Carlos V por culpa de él y lo detestaba por ello.
—Oh, mírame —soltó con sarcasmo cruzándose de brazos —Creo que tú no puedes decirme cuando puedo estar enojada o no, te pasaste ayer, Sainz.
—Lo sé, pero te vengaste, ¿no? Estamos a mano, Torres. Además lo tuyo tampoco es que fue muy ligero para el estómago tampoco —señaló la marca que había en su cuello.
—Te la tenías merecida —dijo desafiante. No la iba a hacer sentir culpable luego de la broma suprema que se tiraron ayer.
Ignoró su comentario—¿Cómo carajos siquiera te llegaste a hacer eso? —acarició con el dedo pulgar la marca en su cuello creyendo que tal vez era maquillaje, pero el siseo de dolor de la venezolana lo negó todo —¡¿Es real?! —casi se le salían los ojos del asombro.
—¡Claro que no! O casi —Carlos la vio como diciendo "explica" —Ayer estábamos peinándonos con Vic y me quemé por accidente con la plancha, pero era una oportunidad tan perfecta que no la podíamos dejar pasar.
Carlos A rodó los ojos, claro que aprovecharían una puta herida para hacer que casi se fuera con San Pedro.
Fue en ese momento que escucharon pasos acercarse desde las escaleras y después de eso, Victoria no se tardó en llegar con una sonrisa en el rostro.
La cantante estaba usando un traje de baño de dos piezas cubierto por otra de sus playeras extragrandes, sandalias, un bucket hat con unos lentes de sol y suficiente bloqueador en la cara para compartir con todos.
—¿Interrumpo algo?
Carlos A y Adora se separaron logrando que Victoria soltara una risita, para este punto ya se estaba acostumbrando a lo que sea que ellos tuvieran.
—¿No crees que es suficiente bloqueador? —Carlos A preguntó con burla. ¿Esta era la mujer que Torres usaba para provocarle celos?
—El melanoma no es un chiste y odio asolearme, yo no me bronceo ¿ok? Solo me pongo roja y arde.
—Siempre puedo ponerte crema después —La voz coqueta de Carlos V la hizo saltar del susto. Ni siquiera lo había escuchado bajar.
—En tus sueños, guapo.
—Este es mi sueño, Victoria. ¿Lo olvidas? —La rubia solo rodó los ojos y fue hasta la puerta que daba al jardín, la abrió sin voltear a ver a nadie más que a Adora.
—¿Vamos o tienes asuntos por terminar? —La cantante preguntó lanzándole una mirada rápida a Carlos A con una sonrisa divertida en su cara.
—Voy contigo —Victoria le estaba dando la oportunidad perfecta para escapar de su plática con Carlos —¡Y más vale que el desayuno esté bien sazonado! ¡Y no hablo de sazonado a nivel matar nuestras papilas gustativas! —soltó Adora.
Las dos chicas salieron de la casa sin otorgarles otro minuto de su tiempo y fueron directo a los camastros a un lado de la alberca donde toallas y sombrillas estaban listas para ellas.
—¡Genial! —Vic comenzó a acomodar su sombrilla de tal forma que la cubriera bien.
Adora hacía lo propio, instalándose de igual manera, y una vez que estuvieron listas, se sentaron en los camastros a disfrutar del clima.
La venezolana no tenía problema con el sol, disfrutaba de tomarlo y ver su piel bronceada uniformemente, por otro lado, Victoria aprovechó para traer una de las libretas que había encontrado en su habitación y comenzaba a escribir debajo de la sombrilla.
Desde dentro de la casa, los dos pilotos podían ver toda la escena desarrollarse.
—¿Ya está el desayuno o sigues perdido en los ojos de la castaña? —Carlos V preguntó burlón, él también había presenciado solo un poco de la plática entre Adora y Carlos A.
No había escuchado absolutamente nada, solamente se esperó viendo desde lejos y en cuanto Victoria bajó, se acercó a ellos sin problemas.
—No molestes —Carlos A se dio la media vuelta y se fue directo a la cocina.
Eso dejaba a Carlos V solo, había tres opciones, una era ir con las chicas y por su reciente broma, no quería ir, la otra era estar solo, pero por alguna razón tampoco quería aislarse así que optó por la tercera, ir con Carlos A.
Fue directo a la cocina y en cuanto entró, la voz de Carlos A lo recibió —No podías irte con ellas, ¿verdad?
—No, no podría con esas dos yo solo.
Carlos A ya estaba comenzando a planear lo que haría de desayuno, algo sencillo si se pasarían todo el día en la cocina. Carlos V por otro lado fue hasta el refrigerador y vio que había fruta, botellas de agua y pensó ofrecerles un poco a las chicas como ofrenda de paz.
En los gabinetes más altos de la cocina encontró una mesa charola de las que se usan para cuando quieres desayunar en la cama y pensó que sería apropiada para su ofrenda de paz.
—¿Qué haces? —Carlos A preguntó con curiosidad.
—Una sorpresa para que se les baje el coraje, no te preocupes, les diré que es de tu parte también.
Carlos A asintió y continuó con su tarea, por otro lado, Carlos V comenzó a cortar varias naranjas en rodajas, colocó unas fresas y uvas en un recipiente, partió mangos y un poco de piña.
Luego fue hasta la alacena y sacó un poco de chile en polvo para la mexicana que tragaba picante como si nada y sin repercusión alguna.
—¿Hay cerezas? —La voz de Carlos A lo distrajo de su tarea.
—Puedo revisar, ¿quieres?
—No, pero son las favoritas de Adora —Carlos V asintió y fue a checar de nuevo al refrigerador, efectivamente había un tazón de ellas, lo tomó y lo colocó en la charola —También toma unas galletas que están en ese estante, le gustan.
El piloto obedeció y fue a tomarlas, pero al abrir la puerta se encontró con dos tipos, unas con chispas de chocolate blanco y otras con m&m's.
—Las de M&M's —Carlos A respondió sin que Carlos V le preguntara haciendo que ambos se voltearan a ver sin decir nada y se rieran.
Después de eso, Carlos V creía que su bandeja estaba lista, pero faltaba algo. Estaba consciente que si iba a ponerle galletas a Adora, debía de buscar las jodidas gomitas de víbora para Victoria.
Fue hasta la alacena y nada, luego reviso cada cajón y estante y tampoco aparecían. Las pidió a la casa de la misma forma en las que había pedido los autos y las cosas necesarias para jugar golf, pero esas estúpidas gomitas no aparecían.
¿Dónde le había dicho la rubia que las había conseguido? ¡Claro! En su cuarto y en el jardín, pero no podía salir al jardín donde estaban ellas con las manos vacías, así que subiría al cuarto de Victoria aprovechando que ella estaba distraída con Adora.
—Ya vuelvo —Carlos A no le respondió.
Carlos V fue hasta el cuarto de Victoria, al entrar lo encontró como en la mañana, con la cama sin tender y un montón de ropa tirada, por lo menos no apestaba a cigarro.
Bodoque lo vio entrar y no se movió, no entendía como el gato era el único en diferenciarlos, pero lo hacía.
El felino después de que se aseguró que era su Carlos, decidió ir a buscar a su nuevo juguete.
—Está en la cocina —Carlos V le comunicó el paradero del otro Carlos en cuanto vio al gato dirigirse a la puerta —Solo no arruines la comida, gordo.
Una vez que se quedó solo comenzó a buscar debajo de cada montón de ropa, de las sábanas y entre sus instrumentos.
—Dame las putas gomitas, casa estúpida —Se estaba hartando —Son para ella ¿Por qué no me das las gomitas?
Esperaba que nadie lo escuchara, no querían que lo vieran hablando con la casa mágica.
—Por favor, casa. Dame las gomitas —Fue entonces que aparecieron en el escritorio de la rubia.
Carlos V fue por ellas, quería pasar el menor tiempo posible en el cuarto de Victoria. Se sentía como un invasor en un mundo al que no había sido invitado. En Madrid y en los hoteles en los que se hospedaban siempre podía entrar a su habitación sin problemas, pero nunca había visitado el departamento de Nueva York de Victoria.
Ella siempre hablaba de esa ciudad como si fuera la mejor del mundo, no le importaba si estuviera llena de contaminación, tráfico y ratas, para ella era la ciudad de su sueños y Carlos sabía que en cuanto el contrato terminara, Victoria regresaría a ese lugar sin mirar atrás.
Estaba por salir tomando la manija de la puerta para abrirla e irse de ahí, cuando todo el cuarto se oscureció espantando al madrileño, tenía que ver qué había sido, y entonces al regresar la mirada al cuarto, la gran ventana de Victoria que previamente había descrito como el lugar donde estaba la mejor vista del mundo tenía una escenografía diferente.
Carlos V comenzó a caminar con precaución hasta la ventana y no podía creer lo que estaba viendo.
¡Era la ciudad de Nueva York!
Era de noche, se veía repleta de edificios, pero las luces de esos edificios hacían que se viera extraordinario, se asomó un poco más y podía ver las calles con autos pasando a diestra y siniestra y por alguna razón sintió una presión sobre su pecho.
Como añoranza de un lugar que no conocía.
Corrió hacia la puerta y saliendo solo un poco gritó por Carlos A, alguien tenía que ver lo mismo que él.
—¡Carlos! ¡Ven acá! —Esperaba que su clon si fuera hasta él y no pensara que estaba bromeando.
Solo unos segundos después, Carlos A subió las escaleras completamente tranquilo.
—Ay no, ¿ahora qué hiciste? —Carlos A preguntó al verlo en la puerta del cuarto de Victoria —No me metas en tus estupideces, que Adora todavía no me perdona al 100%.
—Ven, tienes que ver esto —Carlos V le abrió la puerta a Carlos A y prácticamente lo empujó para que entrara.
Carlos A comenzó a inspeccionar la habitación. Dios, ahora entendía porqué esas dos se llevaban tan bien. Eran un desastre.
—Tu rubia es igual de desordenada que Torres.
—¿Qué? ¡No! ¡Eso! —Carlos V señaló la impresionante vista ante ellos.
—¿Una ventana? Te las presento, sirven para dejar entrar luz. ¿Para esto me llamaste? Se me va a quemar la comida, o peor, tu gato va a tragársela, me está vigilando peor que halcón.
—¿No lo ves?
—¿Ver qué? ¿La estúpida vegetación falsa que hemos visto por días? —Carlos A preguntó harto. De verdad que ya quería volver a su mundo.
Carlos V frunció el ceño, así que solo él podía verlo.
—No, nada, creí ver algo más.
—Como sea, cabrón, te dejo antes de que me arruinen mi desayuno —Carlos A se fue de ahí dejando a Carlos V completamente solo con una hermosa vista que solo él podía ver.
Después de estar disfrutando de ella por un rato, decidió que había sido suficiente y con las gomitas en mano, bajó a terminar su bandeja.
Sin decir nada, colocó la bolsa a lado de las galletas de Adora, sacó dos botellas de agua y fue directo al jardín para entregarles la bandeja.
Las dos chicas escucharon la puerta del jardín abrirse, pero ni se inmutaron, Carlos llegó hasta ellas y en medio de los camastros había una mesita.
—Chicas, preparamos esto como ofrenda de paz, en un rato estará el desayuno. —Ninguna de las dos sabía qué Carlos estaba hablando.
—Gracias —Respondieron sin voltearlo a ver, pero en ese momento a Carlos V era lo que menos le importaba, seguía tratando de averiguar por qué la casa le había mostrado eso solo a él. O tal vez Victoria podía verlo. Ya habría tiempo de preguntarle, lo mejor era ir con Carlos A.
Al entrar a la cocina lo vio pelear con Bodoque, el gato estaba sobre la isla sentado en sus dos patas traseras mientras que agitaba las delanteras esperando propinarle un golpe al piloto que lo trataba de alejar con una espátula.
—Aléjate, engendro del diablo —Carlos V solo rodó los ojos —Que no temo hacerte gato rostizado.
—Bodoque. Carlos —Carlos A y Bodoque se detuvieron al escuchar como los llamaban —Déjalo terminar de cocinar y estoy seguro de que si sobra algo puede dártelo.
—Ni creas que le daré nada a ese gordo —Carlos A se cruzó de brazos dándole la espalda al gato mientras que Bodoque le soltaba un golpe.
—No ayudas, trato de que te deje en paz —Carlos V habló serio.
—Bueno... tal vez pueda darte un poco de jamón —dijo resignado.
Y Bodoque tomó eso como una bandera blanca de parte de Carlos A, pero no era el fin de la guerra.
El gato se bajó de la isla y salió de la cocina.
—Te juro que lo detesto —Carlos A miró con ojos entrecerrados como el condenado ese se iba —Está en todos lados. ¡Es como Droopy! ¡me volteo y siempre está ahí! —resopló para luego seguir cocinando.
Carlos V se giró a ver como Bodoque desaparecía de su vista, recordaba los primeros días viviendo en la casa de Madrid, esos días donde Victoria no salía de su habitación y su única compañía era ese jodido gato gris.
Iba a la cocina y ahí estaba él esperando que le lanzara un poco de comida, cocinaba para él y mientras se distraía un poco el gato se robaba su pollo, se iba a la sala a ver la tele y el gato lo seguía y sé quedaba a su lado recostado y roncando, aunque él no lo acariciara y siempre lo corriera.
Se acordaba de cuando encontró un pájaro muerto en medio de su cama, gritó por Victoria esperando que ella solucionara por fin la mala actitud de su gato, pero ella solo le agradeció por el "regalo" y lo dejó ir libre. Fue ahí que se dio cuenta que Bodoque era más que un solo gato tonto.
Por otro lado, Adora y Vic disfrutaban de la bandeja de comida que les había traído uno de los Carlos, no estaban seguras de cuál, pero eso no importaba. Lo importante ahí era que les dieron comida y con eso quedaban un poco satisfechas a pesar de que no los habían perdonado por completo.
Victoria miró de reojo a Adora. Anoche habían hablado de muchas cosas menos una muy obvia. Así que sentía que tenía que hablar de una vez por todas de la muy clara tensión sexual que se traía con Carlos A. Solo que lo haría a su manera.
—¿Tú Carlos es bueno en la cama? —preguntó de la nada sorprendiendo a Adora —Porque yo puedo asegurar que mi Carlos es bueno, solo no se lo digas.
—Eh... bueno, no sé si pueda llegar a opinar sobre eso —se removió algo incómoda. Ganas no le faltaban, pero siempre había algo deteniéndolos —No... no hemos tenido relaciones aún.
—Lástima por ti, porque si Carlos A es igual de bueno que Carlos V, te estás perdiendo de algo increíble —Victoria tomó un poco de mango fingiendo que los comentarios que soltaba eran completamente normales.
Adora soltó una carcajada—¿Entonces según tú debería acostarme con él? —Le preguntó divertida. ¿Acaso Carlos A la había convencido de decir eso? Porque sentía que le estaba intentando meter intriga para que quisiera comprobarlo por sí misma.
Por un momento, la cantante se detuvo a pensar antes de responder, porque sí, el sexo había sido espectacular, lo demás no tanto.
—Pensándolo bien, no lo hagas. Aprende de mí, ese hombre es un maldito Dios Griego viviente. Y sabes lo que les pasó a sus amantes ¿no? —Vic estaba recordando todos los problemas que le trajo acostarse con Carlos sin ser nada serio, el principal había sido enamorarse de este hombre. Claro que no todo había sido el sexo, en su mayoría era por como él la trataba, pero estaba segura que si no se hubiera metido a la cama con él, su profesionalismo no se hubiera visto afectado —Mejor no lo hagas.
Adora se quedó pensativa—Sí... mejor no hacerlo —sintió su subconsciente decirle que lo hiciera solo para llevarle la contraria porque odiaba que le dijeran qué hacer. Sin embargo, lo ignoró —Igual no creo que valgan la pena las consecuencias. Eso de hacer más complicado el trabajo por un momento de calentón, no me gusta —ahí pareció recordar algo más —Ah, y mi mejor amiga me mataría.
—Estoy totalmente de acuerdo que complicaría el trabajo, pero si puedo preguntar. ¿Qué tiene que ver tu mejor amiga con todo esto?
En todo este tiempo, Victoria no había escuchado hablar de esa mejor amiga.
—Carlos se acostó con ella —suspiró —Y pues, no sé, a ella le afectó mucho y no quiero repetir sus mismos errores. La protejo mucho y creo que sería como romper el código de amigas de alguna forma, como si yo saliera con su ex novio aunque no fueron nada. Así que me deja un mal sabor de boca, ¿sabes?
—Entiendo lo que comentas sobre el código de chicas, solo que siento que no sería como salir con su ex novio. Carlos A no tuvo nada con ella, y si tu amiga disfruta del sexo como una actividad recreativa sin compromisos no veo por qué tú tengas que reprimir lo que claramente deseas —Adora iba a hablar, pero Vic no se lo permitió —Me refiero, es bastante obvio, no trates de mentirme, soy experta en eso.
Victoria tenía esa visión tan limitada porque nunca antes había tenido una mejor amiga, había sido educada para ver a otras mujeres como competencia y no solo eso, había sido educada para "ganar", sin importar contra quien compitiera.
Trataba de alejarse de ella, pero había veces que sus malas costumbres permanecían.
—No lo entiendes Vic, no creo que sea tan fácil como tú dices. Cuando tienes a alguien que hirió a una persona que quieres es difícil verlo de otra forma que no sea "este es el idiota que hizo a mi amiga llorar", y no te voy a mentir, a veces es tan encantador y estamos tan atrapados en una burbuja que se me olvida, pero cada vez que aterrizo me siento mal y no puedo evitarlo —Adora se sinceró, sentía que podía confiar en Vic. Se habían contado tantas cosas en estos últimos días que no pensó compartir antes con alguien y había entrado en un estado de confianza que no le ocurría muy a menudo. No con todo el mundo era tan abierta.
—Vale, tal vez ignoré esa parte y puedo entender que estuve mal en hacerlo.
La rubia se tomó un segundo para pensar en lo siguiente que diría, no quería defender a Carlos A, porque ella sabía lo ojete que podía ser su Carlos cuando peleaban y si de alguna forma Carlos A fuera igual de mierda e impertinente a la hora de estar molesto, estaba segura que lo que decía Adora sobre Carlos A y su amiga era verdad.
—También puedo entender que la protejas, pero ¿te has preguntado lo mucho que te pueda estar afectando toda esta situación? Ya lo dijiste tú, Carlos, tu Carlos es encantador y puedo ver lo lindo que es contigo.
Adora suspiró—Solo es así porque sabe que no se puede acostar con nadie más si no quiere joder toda la relación falsa, así que me presento: soy su única esperanza de tener sexo —estrechó la mano de la rubia. En el fondo sabía que no todo era así, Carlos se había preocupado por ella en ámbitos fuera de su relación. En cuestiones que ni le corresponden. Solo que no podía verlo de otro modo en ese momento, no cuando todo se volvía cada vez más complicado.
Victoria rió un tanto burlona —Créeme que cuando alguien quiere acostarse con otra persona en este tipo de relaciones, se puede, pero es tema para después —La cantante tomó su botella de agua y la abrió sin tomar —Lo que quiero decir con esto, es que ambos se cargan esta energía fuerte. Piénsalo. Estamos varados en esta casa, no podemos salir, no hay nadie más... no lo sé, suena como el paraíso para hacer lo que queramos.
Adora se lo pensó—Aunque quiera... Creo que la ubicación no cambia las circunstancias.
—Vamos, reina. ¿No me digas que no han estado a punto de hacerlo? —Ahora sí tomó un poco de agua para dejarla pensar —Ni siquiera un besito o algo.
Victoria preguntaba muerta de curiosidad.
—Bueno, besos han habido... —se sintió un poco acalorada de solo recordarlos —Al igual que momentos en los que casi se pudo haber dado algo, pero o nos interrumpen o la última vez fue Carlos quien detuvo todo diciendo que debíamos mantenerlo "profesional" —hizo comillas en el aire.
—¡AHHHHH! —El grito que Victoria propinó no fue normal, se sentía como en una de esas películas donde las amigas platicaban de cosas de chicas —¡Joder! Sorprendida de que Carlos actuara "profesional", no de lo de los besos.
Vic se comenzó a mover como gusano por la estimulación que el chisme le daba.
—No sé porqué me emociona eso, es solo que Carlos se carga un cuerpo... y bueno, acá entre nos. Sabe lo que hace y lo que tiene... ¿Tan siquiera lo has visto desnudo? —Victoria preguntó esperando no sobrepasar el límite con ella.
Adora negó con la cabeza—Máximo en toalla, pero hasta ahí. Aunque claro que esa vista es suficiente para crearle un cortocircuito a cualquiera —mordió una cereza recordando la imagen mental de Carlos con una toalla alrededor de las caderas.
Victoria se rió al ver el sonrojo de Adora mientras mencionaba ver a Carlos en toalla y una pregunta llegó a su cabeza, tenía que soltarla, era ahora o nunca —Espero que no creas que me estoy metiendo mucho y puedes no responder, pero ¿cuándo fue la última vez que tuviste sexo?
Adora hizo una mueca, no por la pregunta, sino por la respuesta que tendría que dar—Mmm, ¿Desde diciembre? —soltó dudosa, en su mundo se encontraban a principios de Junio.
—¿Te dieron tu Noche Buena? —Vic preguntó burlona para regresar al tema —¿En qué mes están? Nosotros estamos por Octubre.
—No exactamente y estamos en los primeros días de Junio —esperaba que Vic no pensara que eso fuera mucho tiempo. ¿Casi seis meses lo era?
Victoria se quedó en silencio mientras contaba con sus dedos —¡SEIS MESES! Hermana, tienes que darte a alguien aunque no sea Carlos. Y por lo que vi ayer, sé que lo necesitas, así que no intentes negarlo.
Adora se cubrió las mejillas algo apenada de que tuviera que ver eso—¿Tanto se notó? —la miró con ojos suplicantes. Si Vic lo había notado significaba que Carlos V también y no sabe porqué eso la mortificó un poco. Empezaba a verlo como el hermanito gemelo de Carlos A y pues a nadie le gustaría que la familia se entere de tu situación sexual. Al menos sabe que si ese fuera el caso en su mundo se moriría de la pena.
—Sí se notó aunque con el show que les armamos después siento que ya no importó —Vic se alzó de hombros tratando de hacerla sentir mejor —Además yo estaba igual, así que no sufres sola.
—Bueno, eso me consuela un poco —se quedó callada por unos segundos —Y lo de acostarse con alguien más... lo dices cómo si fuera muy fácil, ¿acaso ya lo hiciste? —dijo curiosa. Creía que no había problema en que le preguntara eso, después de todo, habían intercambiado cosas peores.
Victoria se metió tres uvas a la boca al mismo tiempo para evitar responder esa pregunta, debía de adivinar que pronto le tocaría a ella sincerarse.
Adora la observó con ojos entrecerrados, una sonrisa formándose en la comisura de su labio—¡Lo hiciste! —la señaló — Joder, lo sabía. Cada vez que Carlos V nos veía juntas parecía ver flashbacks de Vietnam.
Victoria se rió aún con sus uvas a medio masticar cubriéndose la boca y tratando de no morir por asfixia.
—Su nombre es Cleo, Cleo Moore y —Victoria no podía hablar de ella sin sonrojarse un poco —Nos conocíamos de años, nos encontramos en mi fiesta por el final de la gira de Europa, Carlos no estaba, yo estaba caliente. Una cosa llevó a la otra... Y bueno, Cleo puede ser algo territorial y le gusta hacerlo saber así que pudo haber dejado una que otra marca en mí.
—¿Y qué? ¿Carlos se molestó? —dijo con expresión confundida. Si Carlos andaba con Isa no tenía porqué ponerse celoso, ¿o sí?
—Nunca me dijo si se puso celoso o no, pero ¿ubicas esa mirada de celos cuando alguien se te acerca? —Adora asintió comiendo una galleta —Bueno, tuvo que morderse la lengua, pero sus ojos me decían todo.
Victoria recordaba ese momento a la perfección, no le había parecido gracioso como Cleo se estaba comportando con él, estaba provocándolo y en ese momento, ella y el madrileño no estaban en buenos términos, solamente estaba empeorando todo.
—Aunque, después de eso, volví a verla y le dejé encargado a Bodoque a Carlos —Victoria se rió, eso le había parecido gracioso.
—Uy, y déjame adivinar —Adora se hizo la pensativa —¿Era castaña y de ojos marrones como yo? —sonrió divertida.
—También de carácter fuerte. ¿Qué te digo? Bisexual o no, tengo un tipo.
—Justo iba a decir que es muy claro que tienes un tipo —se burló.
—Al menos ya no salgo con hombres casados 15 años mayores a mí —Victoria habló con orgullo en su voz.
Adora parpadeó—Espera... ¿Qué? —Esa declaración la había dejado descolocada porque salió tan de la nada. Aunque no la juzgaba porque su propia hermana había tenido algo parecido. Hizo memoria —¿Este es el mismo novio que dijiste que te hizo cambiar cosas de ti? —preguntó dudosa.
—Ese mero —Vic tomó más agua, ahora podía hablar de Rogelio sin ponerse a llorar —Debo aclarar que no sabía que era casado al inicio, después lo supe y mi pendejada fue quedarme. La prensa se enteró y bueno, ese fue el escándalo por el cual salgo con Carlos.
La venezolana asintió—Entiendo. Entonces no estás con él, no estás con Cleo y en definitiva no estás con Carlos —enumeró —Ya capto.
—¡Y no he tenido sexo desde septiembre! La verdad es que me sentía mal, pero después de escuchar tus seis meses me siento mejor —Victoria la volteó a ver tratando de no cagarse de risa, mientras que Adora le lanzaba una uva a la cara, la cual, la cantante no atrapó y solo la golpeó.
—Jodete —le sacó el dedo del medio de cariño sin borrar la sonrisa de su rostro —Ya me arrepentí de contarte —se cruzó de brazos mientras el sonrojo volvía.
—Mira, si te hace sentir mejor, no tendré sexo. Hasta el matrimonio, para ser pura y casta como tú. Estoy segura que después de seis meses cuentas como virgen de nuevo —De nuevo Victoria se reía burlona.
—¡Qué maldita eres! —le dio un empujón juguetón —Lo dices como si no me hubieras comido con la mirada cuando recién llegamos —la retó con la mirada.
A Victoria se le borró la sonrisa, sabía que no había sido discreta, pero no esperaba que Adora se lo comentara.
—Aún así no miento, no tendré sexo hasta que esté verdaderamente enamorada —Victoria hablaba con un sonrojo en la cara —Antes lo hacía por atención y era genial, hasta que terminaba y me sentía vacía. Si no, créeme que ya hubiera sacado todas mis armas secretas contigo y caerías rendida.
—Ajá —Adora rodó los ojos divertida sin creerle, ahora entendía mejor la dupla de Carlos V con Vic —Armas secretas mis nalgas, rubia. No creo que hubiéramos llegado a nada. Me gusta el coqueteo, pero nunca he estado con una mujer —se encogió de hombros.
—Respeto eso, no soy de las que "voltea" mujeres hetero, pero no me insultes, yo tengo lo mío y sé utilizarlo, si no pregúntale a Carlos V —Victoria habló engreída. Ella podía ser muy convincente cuando se lo proponía.
—Bueno, admitiré que puede que me hayas dado un bi panic —no dejó que Vic la interrumpiera —PERO momentáneo, luego llegó Carlos y pues... ya sabes.
—Si entiendo, él es en parte la razón por la que dejé de tener sexo con otras personas —Vic habló algo resentida.
—Él es por quien no me quiero acostar con otra persona —confesó Adora esperando que no saliera de ahí. Entonces se quedaron en silencio, llegando a un momento de entendimiento mutuo.
—En ese caso —Vic estiró su brazo con su botella de agua en mano —Salud por tus 7 meses y mi 2º mes.
Adora chocó su botella con la suya—Salud, hermana.
—Voy a nadar, esos idiotas parecen que no saben hacer un desayuno
Victoria se puso de pie, quitándose su playera, dejando ver su cuerpo con un lindo bikini de color azul pastel, fue hasta la orilla de la piscina y sin pensar mucho, se aventó.
—Adora, el agua está perfecta —Fue lo que comentó nadando al borde de la piscina.
—¿Está hondo? —preguntó algo nerviosa. Apenas estaba aprendiendo un poco a nadar con el papá de Carlos y sin Carlos ahí no se sentía segura para evitar que no se ahogase.
—No, aunque allá hay unas escaleras lo suficientemente grandes para que puedas estar —Vic no iba a cuestionar la pregunta de la castaña, cada quien tenía sus miedos.
—Bien, pero si vamos a estar en la piscina me niego a separarme de los snacks —se levantó con la bandeja de comida en manos y la dejó en el borde por la parte baja para que pudieran seguir conversando mientras nadaban.
—¿Cuál de los dos crees que la hizo? —Vic miró la bandeja con curiosidad en lo que nadaba hacia la parte más baja. Adora se quitó el pareo y los shorts para luego bajar de manera cautelosa por las escaleras.
—Mmm no sé, lo de las frutas es muy general, pero las galletas de m&m's solo lo sabe Carlos A —se encogió de hombros Adora. Además, ¿cuáles eran las probabilidades de que incluyeran cerezas? Había mencionado en entrevistas que las fresas y las cerezas eran sus frutas favoritas, y considerando que Carlos V no tenía acceso a ellas, para ella el que hizo esa bandeja tenía que ser Carlos A.
En cambio Vic no podía dejar de mirar de reojo las gomitas—Bueno, solo Carlos V sabe de mi obsesión con las gomitas ácidas de gusanos y desde el primer día me ha cortado fruta en trocitos, además de que siempre me incita a comer más "sano" así que creo que debió ser él.
—Tiene cerezas, Vic. ¿Qué tan seguido ves cerezas en una bandeja de frutas? —señaló Adora, y tenía razón. Las cerezas muchas veces eran discriminadas.
—Fruta picada —recalcó Vic intentando hacer su punto —¿Cuándo te ha picado fruta Carlos A?
—Nunca, pero siempre hay una primera vez para todo. Además que picada o no. Sigue teniendo cerezas y galletas de m&m's —se cruzó de brazos.
—Gomitas de gusano y chile en polvo, porque sabe que no hay otra forma de que me coma la fruta.
—Comimos galletas de m&m's la primera noche que estuvimos en la casa. Solo él sabría eso.
Victoria se quedó en silencio por un segundo tratando de pensar cómo refutar eso, lo cierto era, que ella se había estado paseando por toda la casa con sus bolsas de gomitas, hasta le había ofrecido una a Carlos A, claro que se dio cuenta que a ella le gustaban. Aún así no se iba a dejar ganar.
—Cuando me la pasaba días sin comer, Carlos V me dejó fruta picada de la misma forma en la barra de nuestra casa.
Adora parpadeó, no sabía que las frutas picadas tenían un significado más profundo, pero no se iba a dar por vencida porque en su mente de verdad quería creer que fue Carlos A.
—Pues en mi mundo es bien sabido que me gustan mucho las cerezas y las fresas. De hecho es mi bálsamo de labios, uno que él ha probado ya varias veces así que si agregó cerezas creo que ya está hecho mi punto —se encogió de hombros —¿Y qué te asegura que Carlos A no corta frutas de la misma manera que el tuyo?
Victoria de nuevo se quedó pensando en su respuesta, era un punto válido —Ok, puede que tengas razón —La rubia la interrumpió antes de que Adora pudiera decir algo —Sin embargo, ¿cómo supo del chile en polvo? Además, de que puso exactamente la marca que consumo. Las cerezas pudo solamente encontrarlas en la casa.
—¿Pero ha puesto cerezas antes en tu bandeja de frutas? Adivinaría que no. Y sabes cómo funciona la casa, te da lo que quieres, no lo que ella quiera —se miró las uñas.
Victoria se había quedado sin argumentos, así que solo había una opción, hacerse la víctima —Solo te aviso, que si no me das la razón me voy a ahogar y quedará en tu conciencia.
—Pues dale entonces. Nos ahogaremos las dos porque yo no sé nadar —la miró Adora desafiante. Lo testaruda no se le quitaría ni porque estuviera en otra dimensión, sueño, o lo que sea eso.
—A ver cómo le explicas esto a Carlos V —Y sin esperar la respuesta de la venezolana, Victoria se metió hasta abajo de la alberca.
—¡Ah no, mamona! ¡A mí no me vas a estar culpando de tu muerte! —Adora nadó como chihuahua hasta donde estaba Vic.
La rubia estaba manteniendo lo más que podía su respiración bajo el agua, solo unos segundos más y saldría, estaba segura que Adora iba a sentirse mal. Lo que no se esperaba, fue una mano jalandola hacia arriba con la suficiente fuerza de tal forma que ella no pudo quedarse debajo del agua.
—¡¿Qué te pasa?! —Victoria gritó una vez que vio quien la había sacado.
—¡No me va a quedar cargo de conciencia por tus pendejadas! ¡Si nos moriremos ahogadas seremos las dos! —Adora jadeó subiéndose en su espalda como un mono aprovechando la mayor altura de la cantante.
—¿O sea que ahora soy yo la que tiene que evitar que te ahogues? —Victoria se trataba de quitar a Adora de la espalda, pero las piernas de la piloto estaban apretándola de tal forma que ni siquiera podía caminar en el agua y estaba a punto de perder el equilibrio.
—Ya te dije, maldita, te ahogas tú, me ahogo yo —dijo terca. No sabía qué tan capaz veía a Victoria de ahogarlas a las dos. Ahora tendrían que sí o sí volver a donde pudiera tocar el suelo.
—¡Adora, quítate! O vamos —La oración de Victoria se quedó a la mitad porque la cantante se había resbalado haciendo que ambas volvieran a quedar debajo del agua.
Adora buscaba de nuevo subirse en ella para salir mientras que Victoria también trataba de agarrarla, no creía que hablara literalmente sobre lo de apenas saber nadar.
Entre que las dos trataban de ayudar a la otra, comenzó el verdadero pandemonium, ninguna estaba ayudando en nada y hasta se estaban ahogando de verdad.
Mientras tanto, un sonriente Carlos A salía orgulloso con su comida en dos platos para la rubia y su castaña cuando no las vio a primera vista. Dejó los platos y luego notó movimiento en la piscina, pero ninguna salía por completo a la superficie. ¡Adora no sabía nadar!
Miró a los lados, paniqueado, tenía que actuar—¡¡Carlos!! —chilló de una manera que no se enorgullecía en lo que corría para tirarse de clavado a la piscina donde apenas estuvo sumergido se acercó a ellas y tomó a cada una por un brazo para luego subir a la superficie. Cuando se aseguró que Victoria estaba sujeta a la orilla y tenía a Adora asegurada entre sus brazos fue que lo vieron en realidad molesto —¡¿Qué clase de juegos sádicos son estos?! —comentó en lo que revisaba a Adora. Esa mujer no pararía de ponerlo en situaciones donde casi se le salga el corazón.
Victoria y Adora no podían responder a eso ya que las dos estaban tosiendo por toda el agua que habían tragado.
Victoria se impulsó como pudo y salió de la alberca para quedarse recostada en la orilla tratando de recuperar su respiración.
Carlos V había salido en cuanto escuchó el grito del otro Carlos, solo para encontrarse una escena que no esperaba, se suponía que solamente iba a dejarles el desayuno.
Corrió hasta donde Victoria estaba tosiendo y se agachó a ver que la rubia pudiera respirar.
—¿Estás bien? —Victoria asintió como pudo, no quería espantarlo —¡¿Qué es lo que está pasando?! ¿Qué hicieron? —Carlos V llevó a Victoria hasta un camastro. Una vez que se aseguró que estuviera bien, fue con Carlos y Adora —¿Necesitas ayuda?
Carlos A negó con la cabeza—Yo la tengo —miró con ojos entrecerrados a Adora quien trataba de no mirarlo.
Caminó hasta las escaleras y dejó que Adora se apoyara en él a lo que la dejaba en el camastro al lado de Victoria donde la cubrió con una toalla y esperó con las manos en la cadera a que una de esas dos se dispusiera a hablar.
Carlos V hizo lo mismo, le colocó una toalla a la rubia mientras ella asentía como forma de agradecimiento.
—Será mejor que nos expliquen por qué se estaban ahogando —Carlos V fue el primero en exigir una respuesta —Por Dios, Victoria. Tú sabes nadar.
Victoria volteó a ver a Adora sin saber qué responder, ¿cómo les explicaba que ella había intentado ahogarse a propósito? Claro que solo era una broma.
Adora negó con la cabeza como diciendo "no digas nada, yo tampoco lo haré". Porque de manera indirecta o no, se estaban peleando por ellos.
—Umm —Fue lo único que salió de la boca de la cantante.
Ninguna de las dos podían verlos a la cara, solo veían al suelo esperando librarse mágicamente de esa plática.
—Torres, y tú sabes que estás aprendiendo. ¿Por qué cojones te metiste a lo hondo sin mí o alguien más que te supervisara? ¡No te puedes poner con esos juegos! —soltó Carlos A haciendo que Adora agachase un poco la mirada. Sabía que tenía la razón, pero no se la iba a dar.
—En su defensa —Victoria se metió alzando un dedo para que le prestaran atención —No está tan honda.
—Tú no hables si no va a ser para explicar por qué no la sacaste en cuanto viste que se estaba ahogando —Carlos V la regañó y Victoria volvió a su antigua posición de no decir nada.
—¿Y bien? —Carlos A miró a ambas —¿Ninguna va a decir nada?
Todavía le goteaba la ropa a Carlos A, del desespero no se había ni quitado los zapatos. Adora subió la vista ya resignada a dar una explicación, cuando reparó en ese detalle. Sus ojos escanearon a Carlos de arriba a abajo. Sabía que era un tema serio, pudo haber muerto si Carlos no las sacaba, pero no la ayudaba para nada el tener a un Carlos con la camisa pegada a sus abdominales, cabello mojado y mirada seria enfrente. Se acordó de porqué le gustaba sacarlo de quicio, esa cara que hacía lo volvía irresistible a sus ojos.
Maldita sea, no podía parar de mirarlo—Fue mi culpa —finalmente soltó sin apartar los ojos de su pecho.
Ese comentario fue suficiente para que Victoria se girara a verla con una expresión de sorpresa en su cara.
—No, fue mi culpa —No dejaría que Adora pagara por la pendejada que ella había iniciado.
Los dos Carlos se voltearon a ver completamente exasperados, ¿ahora se defendían? Ambos querían matarlas por el susto que les acababan de provocar.
—Ay que bonitas —Carlos V habló con sarcasmo.
—Las hermanitas defendiéndose —le siguió Carlos A cruzándose de brazos.
—No es posible que no se estén quietas por un segundo. ¿Esto fue por lo de ayer? Porque si es así, ya les pedimos perdón —Carlos V volvió a hablar con sus manos en sus caderas.
Victoria trataba de no reírse al verlos tan enojados, no recordaba cuándo había sido la última vez que la habían regañado como una niña chiquita, pero no recordaba que fuera tan gracioso. Discretamente volteó a ver a Adora solo para encontrarse que ella también estaba tratando de evitar soltar una risa.
Fue imposible retenerse una vez que se vieron a los ojos. Las dos explotaron a carcajadas bajo las miradas irritadas de los Carlos, ¡se les estaban riendo en la cara!
Mientras ellas se reían a los Carlos no les provocaba nada más que sacudirlas por los hombros y devolverlas a la realidad de la gravedad del asunto. Pero es que entre más veían sus caras serias más volvían a reírse, como cuando alguien te miraba a la cara y te decía que dijeras la verdad mirándole a los ojos. Hacía todo diez mil veces más chistoso de lo que debería ser, y eso les estaba sucediendo a ellas.
Carlos A se pasó una mano por el cabello, frustrado. Luego de todo eso y el que tuviera que salvarlas de literalmente ahogarse él no se podía dar el lujo de reírse.
—No las puedo ni mirar ahorita —murmuró irritado dándose la vuelta hacia la cocina. El chillido de sus zapatos encharcados quitándole algo de seriedad al asunto, solo causando que las chicas se rieran más.
—Ni crean que esto se queda así —Carlos V lo siguió, si ellas iban a ponerse de un solo lado, ellos también podrían defenderse.
Y sin esperar nada, se metieron de nuevo a la casa dejando los platos del desayuno ahí.
—Creo que ahora si los hicimos enojar —Victoria se puso de pie por los platos y en cuanto los tuvo, le entregó uno a Adora —Gracias por no decir que fui yo la que comenzó todo.
—Yo debí rendirme hace rato, es claro que Carlos V hizo esa bandeja para ti. Lo mío debieron ser extras añadidos al azar —se encogió de hombros —Perdóname, mi lado competitivo no te podía dejar ganar —se llevó una bocanada de la comida de Carlos A a la boca. Fuera el Carlos que fuera, en definitiva tenía buena mano en la cocina.
—¿Sabes qué es lo peor de todo? Que por querer demostrar que Carlos había sido, no pensamos que pudieron haberla hecho los dos —Victoria también comenzó a comer, delicioso.
Adora se quedó callada sin llegarse a creer su nivel de idiotez—Oh por dios, no puedo creer que llegaramos a ser tan pendejas —rió algo avergonzada —¿Cómo no se nos ocurrió eso?
Victoria se rió bajito porque tenía comida en la boca —La iluminación llegó a mi mientras me ahogaba en la orilla de la alberca. ¿Cuánto tiempo crees que estén molestos?
—Si tuviera que adivinar... un largo rato —asintió para sí misma —No sé si tu Carlos perdone fácil, pero esta vez si nos pasamos algo.
—Ay —Victoria se quejó recordando la actitud de los chicos —Solo porque no les dijimos... bueno y porque íbamos a morir ahogadas. Aún así. No es como que puedan dejar de hablarnos, se aburrirán pronto.
—Después de todo, son la misma persona. En algún momento se tiene que acabar el narcisismo y aburrirse de sí mismos —Adora contempló por unos segundos una pregunta que rondaba su mente desde la noche anterior —No te has puesto a pensar... ¿que besen igual? ¿Así tipo gemelos?
Victoria estaba muy concentrada en su comida, pero esa pregunta comenzó a desarrollarse en su cabeza, era cierto que hacían muchas cosas de igual manera y también hablaban igual y luego, una idea más loca se le vino a la mente —¿Te gustaría comprobarlo?
—¿Qué? —casi chilló Adora —¿Estás loca? ¿Qué hay de Isa? Así no exista aquí, todavía sería serle infiel, ¿no?
La rubia se quedó callada, era un punto válido solo que ella ya se había hecho a la idea de que todo lo que estaba pasando en ese lugar era parte de su imaginación.
Adora se quedó callada pensando en su idea—...Próxima vez que se intercambien les estampamos un beso —asintió para sí misma. Era posible que Carlos V no volviera a ver a Isa. Además, si esto era un sueño y todo parte de su cabeza, no contaba el serle infiel en un sueño. Y las consecuencias no es como que le caerían a ella si lo hacía así que estaba determinada con su plan.
—A ver si eso les enseña a no meterse con nosotras —Vic le regaló un guiño cómplice mientras se metía más comida a la boca.
Ambas se quedaron conversando hasta que no hubo más comida en sus platos. Y más por costumbre que nada se levantaron con los platos sucios para llevarlos a la cocina donde se encontraron a los Carlos conversando. Claro que apenas las vieron entrar los dos comenzaron a darles la ley del hielo.
Adora y Vic se voltearon a ver rodando los ojos, ¿Ahora quienes eran los que se protegían?
El ambiente se sentía tenso, los dos Carlos estaban sentados en la isla terminando de desayunar, habían acordado entre ellos que no les hablarían hasta que se disculparan por hacerlos asustarse de esa forma.
Carlos A le había comentado que Adora apenas estaba aprendiendo a nadar y que verla en la alberca sin poder salir le había recordado a un susto que había pasado en su mundo, es por eso que se había puesto en estado de alerta. Carlos V entendió y se disculpó en nombre de Victoria, aunque no entendía qué había sucedido para que ambas terminaran de esa forma.
—Entonces... —Victoria fue la primera en hablar para medir el humor de los gemelitos —El desayuno estuvo delicioso.
Ambas esperaban que no tuvieran que disculparse, después de todo, las que estuvieron a punto de morir habían sido ellas.
Victoria volteó a ver a Adora diciendo "vamos, di algo" —Ajá, y gracias por el detalle con las frutas y galletas. Se lucieron.
Los dos Carlos ni siquiera se movieron, siguieron comiendo y actuando como si ellas no estuvieran.
—¿Sabes? Para la próxima creo que deberías de ponerle un pelín más de pimienta, pero creo que te quedó espectacular —Carlos V habló directamente a su gemelo.
—Gracias, lo tomaré en cuenta, pero qué bueno que te gustó —Carlos A respondía de la misma forma.
Hablaban con un tono de falsa cortesía y buenos modales, estaba claro que ellos nunca habían estado hablando así, solamente lo hacían para que se entendiera lo que estaban haciendo con ellas. Victoria y Adora lo odiaban.
Victoria soltó un respiro mientras se preparaba para hablar —Sentimos haberlos asustado de esa forma.
Los dos se giraron hacia donde ellas estaban con la mirada seria y los brazos cruzados, pero al menos ya no fingían que ellas no existían.
—Y sentimos no haberles dicho por qué nos estábamos ahogando.
Los dos Carlos se voltearon a ver al mismo tiempo y estaba claro que no estaban satisfechos con sus disculpas.
—¿Algo más? —Carlos V preguntó señalando discretamente a Carlos A a su lado.
—Sentimos que te tuvieras que meter a la alberca por nosotras —Victoria habló viendo al suelo, quería que eso se terminara.
—Sabes muy bien que no me refiero a eso, Victoria.
—Sentimos habernos reído de ustedes en su cara —Las dos hablaron al mismo tiempo sin poder verlos a los ojos.
Nadie les había dicho que estar encerradas con dos Carlos Sainz se volvería en tortura psicologica de alto nivel.
Las dos seguían ahí esperando el veredicto de su disculpa esperando que no les volvieran a preguntar la razón por la cual habían terminado en esa situación cuando los dos Carlos hablaron.
—Y les faltó un pequeño detallito importante —Carlos A las miró atento esperando que al fin respondieran lo que querían saber.
Ambas suspiraron solo queriendo que eso acabe, y fue Adora la que decidió decirlo luego de un silencio que se les hizo eterno: —Bien... tuvimos un desacuerdo por algo estúpido así que nos pusimos a jugar a las luchas, me le colgué encima a Vic, Vic perdió el equilibrio y creo que hubo un momento de desespero donde Vic me quería ayudar a subir, pero yo intentaba colgarme a su espalda y no llegamos a nada. Eso fue lo que viste.
Vic miró a Adora agradecida por no delatar que todo inició con su broma y que se llevaran la culpa las dos.
Los Carlos asintieron algo pensativos, satisfechos con su respuesta todavía no, pero algo era algo.
—Vale, creo que ahora sí las perdonamos —miró Carlos V a su clon a ver si estaba de acuerdo.
—Sí, ya suficiente tortura para ustedes. Lo dejaremos para otra ocasión —asintió Carlos A. La realidad es que estaban agradecidos de que aparecieron ellas porque ya se estaban aburriendo.
—Entonces... ¿de qué han hablado? —Adora se balanceaba sobre sus talones mirándolos intrigada. Por dentro se preguntaba si se habrían puesto a hacer una lista de similitudes y diferencias entre ellos que no incluyera la medida de sus pitos.
Cosa uno y cosa dos se miraron, Carlos A haciéndole el gesto a Carlos V de que les comente de su idea.
—Estábamos pensando en hacer unas hamburguesas en la noche en la piscina, pero dadas las circunstancias creo que eso queda descartado.
—¿Qué? Pero si los tendremos a ustedes ahí supervisando, cualquier cosa Carlos A hace de salvavidas —Vic señaló con ambas manos al otro Carlos.
—Mmm no, ya no se ve como un buen plan considerando que ustedes dos no pueden comportarse como personas civilizadas —dijo Carlos A mirándose las uñas.
—Ay, vamos. Te quedan muy ricas las hamburguesas —Adora le jaló un poco de la manga de la camisa mirándolo suplicante. Al igual que para Adora eran una debilidad los ojos de vaca de Carlos, a Carlos le pasaba lo mismo con los suyos. Tenían ese brillo que los volvía aún más irresistibles.
—Pues las haremos adentro en una sartén entonces.
—Aunque no quedarán tan buenas como hacerlas en la parrilla.
Ambos Carlos suspiraron con fingido pesar.
—En ese caso, si no nos ayudan, Adora y yo seremos las encargadas de la parrilla ¿Sabes encenderla? —Victoria volteó a ver a la castaña.
Adora entendió al instante lo que quería hacer—Claro, es con... ¿con un yesquero y... aceite? —dudó. En realidad no tenía ni idea.
—No lo sé, siempre podemos usar un acelerante, ¿tenemos gasolina blanca? —Victoria podía ser muy buena dentro de una cocina, pero para parrilladas no tenía la menor idea —Voy a revisar el garaje.
Con Victoria haciendo gesto de que se iba, Adora se volteó hacia los chicos para terminar de venderlo—¿Qué es gasolina blanca? —susurró inclinándose como si no quisiera que Vic oyera.
Los Carlos se querían dar un golpe en la frente.
—¡Olvídenlo!
—¡Ya nosotros nos encargamos!
Adora los miró "asombrada"—Oh, ¿en serio? —se giró hacia Vic —¡Vic, ya no busques nada, ellos dicen que lo van a hacer!
La cantante, quien estaba esperando del otro lado escuchando todo, regresó en cuanto Adora la llamó.
—¡Genial! —Vic regresó a la cocina feliz de que su plan hubiera funcionado —¿Ayudamos en algo?
—Mantente lejos de la parrilla —Carlos V le ordenó y ella asintió feliz, la verdad es que no pensaba acercarse.
—Y eso va para ti también —Carlos A fue quien le indicó a la venezolana lo mismo. Adora se encogió de hombros, normalmente se pondría en contra, pero no tenía nada que hacer estando cerca de la parrilla.
—Díganle eso al gato, no a nosotras —soltó Adora algo ofendida de que las vieran capaces de hacerse daño con una parrilla. No se querían acercar a ella en primer lugar.
—Yo le digo —Victoria habló saliendo de ahí y yéndose directo a la sala, necesitaba descansar un rato y alejarse del sol. Adora y Carlos A se miraron un segundo para luego apartar la mirada. Sin saberlo, ambos tenían en mente las conversaciones con Vic y Carlos V.
Una vez que Vic llegó se tiró en el primer sillón que vio, pensaba descansar un rato cuando sintió una presencia llegar hasta ella, no abrió los ojos para ver quien era.
—Alza tus piernas —Era un Carlos, no sabía cuál pero por la confianza con la que le había hablado debía de ser el de ella.
—¿Si sabes que ahí hay más sillones? —Aún así Victoria obedeció y Carlos V se sentó, ella puso las piernas sobre él.
—Sé que dijiste que no pensabas cocinar, pero creo que si vamos a hacer una pequeña reunión podías cocinar un poco de tus galletas —Carlos V habló —Estoy seguro que a los otros dos les gustarían.
Victoria abrió los ojos y notó que estaba escribiendo algo en una libreta.
—¿Qué haces?
—Trato de hacer una lista de todo lo que necesitamos, para ver si hay en la casa. Además de que todos tengan algo que hacer. Podríamos decorar ¿no?
Victoria sonrió inconsciente al verlo sacar su lado perfeccionista. Le gustaba verlo trabajar porque se concentraba tanto en lo que estaba haciendo que no tenía que preocuparse de verlo porque nunca se daba cuenta y eso le gustaba todavía más.
—Si, supongo que puedo dejar mi huelga y hornear las galletas —Carlos V asintió sin dejar de anotar.
—¡Chicos! —Les gritó para que Adora y Carlos A fueran hasta donde ellos estaban y ponerse de acuerdo de quién haría qué —¡Vengan!
A Adora no le tenían que llamar dos veces, se dirigió hacia ellos con Carlos A detrás. El susodicho sin poder apartar la mirada de la herida de la plancha en su cuello.
—¿Segura que no quieres una pomada o algo?
—Meh, me he curado de peores —se encogió de hombros, despreocupada, pero solo dejaba a Carlos algo anonadado —Además, ¿ves una farmacia por aquí? porque yo no.
—Tal vez si se lo pedimos a la casa...
—Déjalo estar, Sainz. Se curará solo —declaró con una sonrisa divertida sentándose en el piso cerca de Vic, Carlos tomando asiento en el sillón individual al lado del mueble de ellos, con Adora cerca de sus piernas. A Adora le parecía adorable su preocupación, pero ella estaba bien, solo dolía cuando lo tocaba y ya. En cambio a Carlos A no le gustaba esa idea, así que prometió recordarse luego de tratar de convencerla.
—Bueno, ¿para qué nos llamaron? —Carlos A miró la posición cómoda de Carlos y Vic, estaba claro que esos dos eran más complicados de lo que parecía. A sus ojos estaba claro que todavía habían sentimientos involucrados, solo no sabía porqué si era así Carlos V salía con otra persona.
—Carlos ya comenzó con sus delirios de perfeccionista y quiere repartir tareas —Victoria les informó a los recién llegados.
—Está claro que tú y yo nos encargaremos de la cena —Carlos V señaló a su gemelo —Victoria ha sido tan amable de desistir de su huelga y se encargará del postre y pensaba que Adora podría no lo sé, ¿decorar la casa? Si no tienes problemas con eso.
—¿Vamos a hacer una fiesta y yo no me he enterado? —cuestionó confundida tratando de repasar mentalmente en su conversación el porqué sería necesaria una decoración. A sus ojos esto era una cena cualquiera.
Victoria sonrió con burla al ver que Carlos estaba planeando esta cena en grande, pero parecía ser importante para él, así que de nuevo iba a tomar su lado
—Sí, ¿por qué no? No es como que esto que estamos viviendo pase a diario.
Adora asintió todavía algo dudosa—Okay, bueno, me puedo encargar de las decoraciones —se rindió. Sabía que tenía que tratar de ser útil de alguna manera en esa casa y si no era ayudando a limpiar debido a que se limpiaba todo solo, ni cocinando por sus malos dones de cocina, pues trataría de decorar. Aunque no sabía cómo o con qué empezar porque además de lo culinario para la segunda cosa que se le daba pésimo eran las manualidades, y ambas era debido a su falta de paciencia y tendencia a distraerse.
—Ahora solo hay un problema —Carlos V mencionó tratando de no soltarse a reír.
—¿Cuál? —Victoria no quería más problemas.
—¿Sí podrán vernos en traje de baño sin querer bebear? —Fue ahí que la risa de ambos Carlos se escuchó por toda la sala.
—¿Si pidrin virnis in triji di biñi sin quirir bibiar? —Victoria lo imitó con una cara graciosa y su mano fingiendo ser un títere. Adora soltó una carcajada.
—Es una pregunta válida —defendió Carlos A a su clon —Después de todo, Torres me quería comer con la mirada cuando salí de la piscina —dijo burlón soltándole un guiño.
Adora se puso de los mil colores—Pues no creo que sea problema para mí. ¿Qué me dices de ti que parecías desnudarme con la mirada cuando me viste en bikini? —Alzó las cejas y esta vez le tocó a Carlos avergonzarse un poco.
Victoria se cubrió la boca con una mano para que no la vieran reír, si estos dos no se cuidaban más, Adora no llegaría a los 7 meses.
—Tú no te burles —Carlos V la había descubierto —Que aún recuerdo las miradas que me dabas en el garaje y si no mal recuerdo aceptaste "vernos" en el jardín —Victoria no dijo nada, simplemente lo empujó con sus pies haciendo que Carlos V se apretara contra el sillón.
—Debo de admitir que fue un momento de debilidad que no volverá a pasar —La rubia aclaró una vez que dejó de empujar a Carlos V y regresaba a su posición inicial.
—Además que no volveremos a ser engañadas por ustedes, par de imbéciles —Adora se cruzó de brazos.
—¡Exacto! No hay manera de que vuelvan a lograrlo sin que nos demos cuenta —Victoria apoyó a Adora.
Los dos Carlos se voltearon a ver con una sonrisa divertida en el rostro.
—¿Eso creen?
—Pues claro, nos pueden engañar una vez, okay, pero dos imposible. Ya tomamos nota de sus diferencias —Adora asintió mirando a Vic como "no serían capaces".
Victoria le devolvió la mirada diciendo "deja que lo hagan y verán lo que es sufrir"
—¿Y cuáles son esas diferencias si se puede saber? —Carlos V preguntó curioso, la verdad es que a ellos les costaba más y más encontrarlas.
—Hasta crees que se las vamos a decir.
—Vamos, solo una —Carlos V rogó de forma infantil esperando que de verdad Victoria cediera —¿Cómo sabes que no nos hemos intercambiado en estos momentos?
Luego, la rubia vio que Bodoque se había subido al sillón donde Carlos A estaba sentado y supuso que era una buena forma de zafarse
—Por ejemplo, estoy segura que ese es Carlos A porque Bodoque está intentando golpearlo —Victoria señaló hacia donde Bodoque estiraba su patita tratando de agarrar la cabeza de Carlos A.
—¡Aléjate, maldito condenado! —apartó sus patas de su cara bajo la mirada de Adora quien lo miraba tratando de contener una carcajada —¡Te dije que es malvado!
—Ay, a mí me parece bien tierno —Adora miró a Bodoque con un puchero —Mira sus ojitos, Carlos. Es ojón como tú —comentó burlona y Carlos A rodó los ojos.
—Lo único que es es un gato endemoniado que no me deja dormir —se quejó tratando de apartarse de él esperando que Vic o Carlos V lo alejaran —Una ayudita no vendría mal, ¿eh?
—Mi amor, ven acá.
—Gordo, déjalo en paz.
Los dos hablaron al mismo tiempo y Bodoque desistió de su plan, se bajó y fue hasta donde estaba su dueña y Carlos para subirse al abdomen de la cantante y quedarse ahí mientras ambos lo acariciaban.
—Uy si, ya vi al gato endemoniado del que hablas —Adora comentó entre risas al ver como Bodoque se dejaba acariciar por aquellos dos.
—¿Acaso no viste cómo trataba de atacarme? —Carlos A la miró incrédulo.
—¡Pero si no te hizo nada y ya lo estabas apartando!
Carlos A trató de buscar apoyo en su otro yo—Carlos, venga, dile cómo viste que me atacaba en la cocina —lo miró expectante. No lo iban a tildar de loco cuando ese gato estaba que le aparecía hasta en la sopa.
—¿De qué hablas? Bodoque solo estaba ahí viéndote cocinar —Carlos V no lo ayudaría tanto, era divertido verlo de esa forma.
Victoria lo volteó a ver con curiosidad y el piloto le regaló un guiño coqueto haciéndole saber que Carlos A decía la verdad, simplemente no le daría esa satisfacción. Victoria buscó la forma de no sonreír.
—Maldito gilipollas —murmuró frustrado.
—Carlos, vamos. Solo admite que no te gustan los gatos y ya —sugirió Adora acariciando a Bodoque quien parecía tener la cara más tierna e inocente en esos momentos. Como que no rompía ni un plato. Carlos A no lo podía odiar más en esos momentos aunque intentara.
—Es que no soy amante de ellos, pero éste jodido gato me ha tenido tema desde el primer día —bufó cruzándose de brazos.
—¿Y por qué Bodoque te odiaría? —Victoria preguntó divertida —¿Hiciste algo para que Bodoque se comportara así contigo?
—Lo pisé por accidente —remarcó —Y tu gato es un bendito rencoroso.
—Sí, claro que fue un accidente —Victoria habló con claro sarcasmo mientras seguía acariciando a su mascota.
—Lo fue —canturreó Carlos A —Y desde entonces me abre la puerta de mi cuarto en las noches, destroza mis cojines, se come mis zapatos, me golpea y me pega sustos en la madrugada cuando quiero ir al baño. ¿Te has dado cuenta que no duerme contigo? ¡Es porque duerme encima de mí! —enumeró para al final gesticular hacia sí mismo.
Victoria volteó a ver a Carlos V y luego a Adora con fingida incredulidad. Sabía que todo lo que decía Carlos A era posible, pero no le daría esa satisfacción —No sé de qué hablas, cada que despierto, Bodoque está en mi cuarto. Por ejemplo hoy por la mañana salió temprano a buscar su arena, por eso pudieron agarrarlo para su bromita de "vamos a rasurarlo" pero estoy segura que estaba en mi cuarto antes de eso ¿o no?
Esa pregunta era para Adora, después de todo, ella había estado con ella.
—Pues sí, o al menos cuando me quedé dormida él estaba ahí —se encogió de hombros Adora. Para ella era poco probable todo lo que Carlos decía, ¿un gato que abriera puertas?
Carlos A suspiró hundiéndose en su asiento—Olvídenlo —miró con ojos entrecerrados a Carlos V por hacerlo quedar mal con Adora.
—Bueno, en ese caso si vamos a hacer esta cena a lo grande, ya vengo —Victoria tomó a Bodoque mientras se ponía de pie y lo dejaba en el regazo de Carlos V.
—La cocina está por allá —Carlos V le señaló al ver que ella se iba para otro lado.
—Sabes muy bien que no voy a la cocina.
No tenía que decirle que iba a fumar, así era como pasaba. Ahora debía ir por su encendedor.
—Si ella se va, lo mejor será que vaya a buscar las decoraciones ¿Dónde podrían estar? —Adora preguntó aunque la verdad no esperaba una respuesta clara, en esa casa nunca se podría saber nada con seguridad.
Una vez que estuvieron solos, de nuevo, Carlos A se dispuso a insultar a su gemelo.
—¿Cómo cojones te atreves a dejarme así? Tú sabes lo que hizo tu gato, y me hiciste ver como un loco con Adora —siseó enojado.
Carlos V se soltó a reír aún con Bodoque en sus manos —Verte pelear con Bodoque ha sido lo mejor de mi estancia aquí. Ni siquiera yo me llevaba tan mal con él.
—Pues me alegro de servirte de entretenimiento —dijo Carlos A con sarcasmo.
Bodoque comenzó a ronronear por los cariños que Carlos V le hacía, ese gato en verdad lo amaba, a diferencia del otro Carlos.
—Ya te dije lo que tienes que hacer para que te perdone.
—Ja, pues que espere sentado. Mira que hacerse santo de su devoción enfrente de Torres es malvado —miró con ojos entrecerrados a Bodoque.
—Como sea, lo que de verdad debería preocuparnos es otra cosa. ¿Escuchaste lo que esas dos insinuaron? —Carlos V revisó por todos lados esperando que ninguna de las chicas estuviera cerca merodeando y escuchándolos.
—Pues no, pero si es acerca de unirme contigo de nuevo, tú también puedes esperar sentado —se cruzó de brazos Carlos A muy ofendido todavía.
Carlos rió mientras rodaba sus ojos —Venga, solo fue una broma. ¿Qué quieres que haga para que vuelvas a estar de mi lado? No podré solo contra ellas dos.
—Dile a Torres la verdad acerca de Bodoque y podemos volver a estar en buenos términos.
—Vale, prometo decírselo en cuanto pueda.
Carlos A asintió un poco menos resentido—Bien, te escucho. ¿Qué dijeron ahora que te trae preocupado?
—¡Nos lo dijeron a los dos! Eso de que no somos capaces de engañarlas de nuevo. ¿No estabas escuchando?
—Ah, sí, pero luego salió el tema de Bodoque y se me olvidó —negó con la cabeza entrecerrando los ojos —¿Eso dijeron? ¿Acaso nos creen tan malos actores? Porque déjame decirte, lograr que Vic aceptara ir contigo al jardín no fue tarea fácil, pero logré engañarla —dijo ofendido de que dudaran de sus capacidades.
—Esas tonalidades de rojo que conseguí en la cara de Adora tampoco fueron fáciles, pero sin problemas sé que podríamos volver a cambiarnos y no se darían cuenta —Bodoque saltó de las piernas de Carlos y salió de ahí, de nuevo no le interesaba la conversación si Carlos no pensaba en darle más amor.
—Aunque, esta vez sin calentarlas porque eso creo que fue lo que les molestó la otra vez y apenas logramos que nos perdonen esta última broma.
—Totalmente de acuerdo, no quiero que nos maten mientras dormimos. Iré viendo lo que necesitemos de la cocina y luego busco a la castaña —Carlos V se puso de pie y salió de ahí —Victoria estará escondida en algún rincón fumando.
—¿Está fumando?
—Claro, por eso se fue —Carlos V respondió como si fuera lo más obvio del mundo.
Carlos A asintió para sí mismo sin preguntar mucho más.
Vic se había alejado del grupo como siempre lo hacía una vez que se sentía harta de la gente y había sido feliz en el momento en el que había encontrado una cajetilla de cigarros metida en sus botas vaqueras que estaban en su cuarto y su encendedor del primer día en su brassier.
¡Gracias universo alterno!
La mujer fue hasta el recibidor esperando poder abrir la puerta, no para escapar, pero para ver si podía fumar en el porche.
Como si la casa hubiera escuchado sus pensamientos, la dejó abrir la puerta mostrándole un porche que daba con una vista de vegetación falsa. Serviría para ella.
La rubia comenzó a fumar sabiendo que ninguno del grupo la molestaría ya que ninguno fumaba o al menos eso creía ella.
—Preciosa, te encontré —Carlos A ya sabía que el otro Carlos así la llamaba y pensó que era el momento indicado para volver a jugarle una broma, ahora que estaban solos.
Victoria sonrió en cuanto lo escuchó llegar, no volteó a verlo.
—Siempre me encuentras, guapo —La rubia respondió sin dejar de fumar.
Ahora la cosa era averiguar quién era, ya no se fiaba de esos dos.
Carlos A tomó asiento a su lado mientras que Victoria le aventó el humo de su cigarro discretamente para comprobar su hipótesis.
Carlos A no dijo nada porque pensó que tal vez eso era algo normal para el otro Carlos y debía actuar el papel aunque odiaba el olor, pero en ese momento Victoria se dio cuenta que no era su Carlos. Su Carlos le hubiera arrancado el cigarro de las manos y lo hubiera pisado, así lo había hecho en la mañana en su cuarto.
Victoria ocultó una sonrisa triunfante y se dispuso a ver qué tan lejos estaba dispuesto a llegar este Carlos por su jueguito.
—¿Ya también te engentaste? —La rubia preguntó apagando el cigarro en su zapato por respeto a este Carlos.
Carlos entrecerró los ojos— ¿Engen...? Oh, sí, mejor que solo seamos tú y yo, preciosa. ¿Fumando de nuevo por lo que veo?
—Meh, ya lo sabes ¿no? Fumo cuando estoy estresada —Victoria se alzó de hombros mientras dejaba su cajetilla de lado.
—¿Estrés por? —preguntó extrañado. Sí, estaban atrapados, pero tenían todo tipo de lujos en esa gran mansión. Él sentía más nostalgia, extrañaba a sus amigos aunque no podía negar que no tenía tan mala compañía.
—Extraño nuestro mundo y quiero regresar —La rubia suspiró cansada.
En ese momento, Bodoque llegó hasta ellos, Carlos A deseó que el gato no lo atacara o Victoria se daría cuenta de inmediato que no era su Carlos.
Victoria observó a su mascota, al parecer el gato sabía también que no era su Carlos porque pasó de largo al piloto y fue a sentarse hasta los pies de su dueña para comenzar a lamerse sus patitas como siempre lo hacía.
—Yo también —Carlos aceptó aunque tal vez este comentario lo decía sin fingir, en verdad quería salir de esa dimensión alterna donde se encontraban.
Todo había sido sumamente divertido, pero había sido demasiado.
Victoria volteó a ver a Carlos A, era muy raro verlo y saber que era la apariencia de su Carlos, pero al mismo tiempo era completamente diferente, bueno, al menos en algunas cosas.
Era chistoso, porque aunque era el mismo molde, no se veía enamorándose de este Carlos. Ese comentario la hizo reír en su mente.
Luego recordó lo que había hablado con Adora, sobre que si se intercambiaban de nuevo, los pondrían a sufrir y "comprobarían" si besaban igual. Victoria no quería hacerlo, se sentía raro, pero eso no significaba que no aceptaría el hacerlo sufrir por sus actos.
—¿Sabes? Podríamos alejarnos un rato de Adora y el otro Carlos. Después de todo, si esto es otro universo no veo por qué no aprovecharlo como en los viejos tiempos. —Victoria mencionó con una sonrisa retadora en su cara y acercándose peligrosamente al Carlos de Adora.
No iba a hacer nada con él, pero ya se había hartado de que esos dos se divirtieran a costas de ambas. Victoria sabía que Carlos A y la piloto no habían tenido relaciones por alguna extraña razón que solamente ellos sabían, así que quería ver qué tan mujeriego en verdad era este Carlos. ¿Qué tanto odiaba perder? ¿Hasta dónde llegaría su competitividad con tal de molestarla? Y la mejor pregunta de todas, ¿hasta donde llegaría su lealtad a Adora?
Porque Victoria podía verlo, la atracción y la tensión que esos dos se cargaban era preocupante y estaba segura que eventualmente explotaría.
A Carlos A por dentro se le prendieron luces de alarma en su cabeza. No podía negar que Victoria era atractiva. Venga, hace unos meses no habría ni pestañeado en llevársela a su cuarto. Sin embargo, estaba ese algo que lo detenía. Y creía que tenía nombre y apellido y se encontraba a pocos metros de él.
Lo único que lo consolaba un poco era que no veía al otro Carlos capaz de hacerlo con ellos tan cerca. Y sin dejar su competitividad de lado decidió sacarle provecho—¿Me estás proponiendo hacer travesuras con nuestros amigos a nada de distancia, Victoria Ellis?
—Bueno... tú bien sabes que no me da pena, después de todo pensaba ir contigo al jardín cuando no sabía que fingías ser Carlos A —Vic estaba sacando sus dotes de mentirosa a la luz. Le había prometido a su Carlos ya no mentir, pero no a este —¿Acaso no recuerdas la vez que celebramos tu podio en el GP de tu hogar? En tu cuarto en el motorhome de Ferrari y si no mal recuerdo, Charles estaba en el suyo a un lado y toda tu familia nos esperaba afuera. Tuviste que mantenerme callada durante un buen rato.
—Eh... claro...—dijo dudoso.
—Vamos guapo, si me dices que no lo recuerdas me vas a hacer llorar —La cantante fingió cierta tristeza, pero luego, su humor regresó al de antes —Aunque, no me molestaría hacerte recordar.
Victoria se seguía acercando peligrosamente, tal vez no era Adora Torres, pero a ella tampoco le gustaba perder y si no cedía con el otro Carlos, mucho menos con este.
Victoria pudo sentir a Carlos A tragar en seco, pero de nuevo, ese brillo retador no se iba de sus ojos. ¡Oh entendía porque este hombre sacaba de quicio a la Venezolana!
La rubia trataba con todas sus fuerzas no soltar una carcajada, solo esperaba que Carlos A se rindiera pronto o iba a tener que comprobar lo que Adora decía sobre sus besos.
Por un momento se sintió como la vieja Victoria, coqueteando con lo que se le pusiera enfrente, pero de nuevo este Carlos no le provocaba nada, no importaba lo mucho que se pareciera a su Carlos, si tan solo fuera el de ella.
La mirada de Carlos A bajó a sus labios. No podía evitar pensar en lo diferentes que eran a los de Adora. La cantante se seguía acercando más y más a él y Carlos se sintió arrinconado como si se le estuviera acercando un tiburón dispuesto a comérselo porque no veía a Victoria con intenciones de parar. Madre mía, ¿qué hacía ahora?
Por un lado le dolía en el orgullo tener que rendirse, odiaba perder. Pero por otro no se sentía bien estar besando a otra chica mientras se hacía pasar por su novio y su castaña se encontraba en la misma mansión.
Intentó buscar una salida—Preciosa, no podemos... donde estemos no cambia las cosas —murmuró con voz ronca. En realidad estaba usándola para ocultar su propio pánico.
¡Maldito bastardo! Sí que era inteligente, meter a Isa de esa forma sutil.
¡No! No ganaría. Ya había perdido mucho con su Carlos, no dejaría que este lo hiciera.
—Pero si tú mismo me dijiste que no había problemas siempre y cuando se quedara en esta casa. ¿Por qué cambiaste de parecer? —Victoria se alejó un poco solamente para darle un poco de espacio y que ella así pudiera pensar en algo mejor.
Y parecía que la idea había llegado a ella—Es más, hasta sugeriste invitar a Adora.
¡¿Que Carlos V había hecho qué?! Oh, ese hombre estaba muerto.
—¡¿Qué él hizo qué?! —soltó sin evitarlo, cayendo en cuenta luego de su error. Joder, malditos celos. Esperaba que fuera mentira porque sino le iba a dar una paliza a su otro yo —Digo...
—Ni lo intentes —Victoria había regresado a su actitud de siempre mientras se cruzaba de brazos esperando que dejara el teatrito de lado.
—Vale, ¿qué me delató? —Carlos A sabía que había perdido, ahora solo quedaba averiguar en que se había equivocado para que no volviera a suceder —Fue no recordar lo de "su celebración" en su GP, ¿verdad?
—No, desde ahí ya te estaba jodiendo —Victoria sonrió divertida —Fue desde que no me quitaste mi cigarro para destruirlo —La cantante se alzó de hombros indiferente.
—Oh, no me jodas, no pudiste darte cuenta tan fácil. No soy tan mal actor —Carlos A se sintió ofendido al saber que nunca había tenido oportunidad.
—No, pero no eres él —Victoria sonrió tratando de ocultar lo que verdaderamente sentía —Carlos siempre me destruye mis cigarros, o me regaña y me dice que no fume. Además de que jamás permitiría que le lanzara el humo del cigarro.
Carlos asintió, pensativo y se quedó en silencio—Lo quieres mucho, ¿verdad? —no tomaba a un experto para darse cuenta de eso. No había ni intercambiado dos oraciones con la chica cuando ya sabía que no era su Carlos.
Además, no solo eso, Carlos A había visto todas estas muestras de cariño entre ellos que no eran solo físicas, como ella tragándose ese huevo, Carlos gritando como loco en cuanto había desaparecido por la ventana el primer día, lo íntimos que solían ser y esas miradas sin decirse nada que tenían todo el tiempo.
Ojalá Torres lo reconociera así de fácil que con un solo detalle pequeño o mirada del otro Carlos supiera que era él, como el que la tome de la mano izquierda sin saber que es zurda y en ese mismo momento sepa que no era su Carlos porque él siempre la tomaba de la derecha para que tenga su mano libro. Pero no sabía ni qué pensar, por muy lindo que sería darse cuenta de que tiene ese nivel de impacto en ella, también reconocía que Adora podía llegar a ser algo despistada, así que puede que estuviera esperando mucho. Solo esperaba que el otro Carlos no se sobrepasara con su novia porque el golpe que le metería no sería broma.
—Es complicado —Victoria admitió rendida —Ven, siéntate conmigo. Prometo no volverte a poner nervioso.
—¡No estaba nervioso!
—Como digas, chulo. —Victoria rodó sus ojos harta de su terquedad.
—¿Sabes acaso lo que significa "chulo" en España?
—No, pero no te llamaré guapo.
—Prefiero que solo me llames Carlos entonces —La rubia asintió.
—Como tú quieras, Carlos.
Los dos se quedaron en silencio hasta que Carlos A decidió romperlo.
—Entonces... ¿Si pasó lo de la celebración de su GP? —Victoria soltó una carcajada —¿Qué? Solo quiero saber.
—Sí claro —Victoria habló con sarcasmo para después darle la respuesta que quería —No... bueno, no fue así. Celebramos después, pero fue en su habitación, después de su fiesta o pensándolo bien, dejamos su fiesta por irnos a "celebrar" —Vic sonrió sin pena, nunca le había molestado contar sus aventuras sexuales.
Carlos A se quedó perplejo, pero sentía un orgullo por el otro Carlos y porque había logrado algo con Vic.
Carlos V le había confesado que estaba saliendo con alguien, pero nunca le dijo que había tenido una relación de verdad con Victoria... Dios, ese hombre sí que tenía cadáveres en el armario.
Se había quedado en silencio porque no creía que era la mejor persona para opinar sobre la vida del otro Carlos, por suerte, Victoria habló de nuevo.
—¿Crees que si morimos aquí moriremos en nuestro mundo?
—Guau, un pensamiento muy oscuro de la nada. No sé, pero si debemos sacrificar a alguien para que lo compruebe voto por el otro Carlos.
—Totalmente de acuerdo —Vic iba a sacar otro cigarro pero decidió que no —Pero no mentía cuando decía que ya quería regresar.
—Yo tampoco —Carlos A mostró ser amigable después de todo —¿Algo pendiente que dejaras allá que te haga querer regresar?
—Mi carrera, supongo. —Vic habló, no moriría sin antes haberles demostrado a todo mundo que no era una estrella pop cualquiera.
—Un punto muy válido —suspiró —Si te consuela un poco yo también muero por regresar por el mismo motivo, y en un grado más bajo por mi familia y amigos. ¿Eso nos vuelve malagradecidos? Tenemos todo tipo de comodidades aquí para vivir toda una vida e igual nos quejamos.
—No sé si seamos malagradecidos, pero nunca le he tenido miedo a ser algo egoísta por lograr lo que quiero.
—Pienso lo mismo, mujer —A Carlos le agradaba encontrar algo en común entre ellos. Si tenían que quedarse aquí por tiempo indefinido pues por lo menos trataría de llevarse bien con sus acompañantes.
—Meh, si tan solo tu otro yo pudiera ver que ser egoísta no es nada malo —Victoria habló con enojo. ¿Cómo era posible que el otro Carlos entendiera que él tenía que ir primero antes de su jodido deber familiar?
—Uy ¿problemas en el paraíso? —Carlos A preguntó burlón y pronto se dio cuenta que ese comentario no le había hecho nada de gracia a la rubia.
—Preferiría hablar de otra cosa.
—Está bien, ¿qué dejaste pendiente sobre tu carrera?
—Me quieren echar de mi disquera, corrección, ya lo hicieron y tengo que buscar otra de inmediato.
—¿Por qué la urgencia?
—Porque tengo 22, estoy en mis últimos años —Carlos A la miró escondiendo una risa, ¿de qué hablaba esa chica? Era la más joven del grupo —Puedo ver lo que piensas, pero al ser un "ídolo joven" bueno... la juventud se me está yendo de las manos y los adolescentes están encontrando a otras personas a las que seguir. Si me desaparezco un año todo mundo se olvidará de mí y nadie me necesitará.
Y fue ahí donde Carlos A entendió la urgencia de Victoria por querer regresar a su mundo.
La necesidad de la joven por dejar un legado, Carlos quería eso para sí mismo.
Tal vez era algo que no aceptaría frente a nadie, pero a veces le daba envidia ver como eran Max, Charles y Adora los que disputaban el campeonato mientras él se quedaba relegado a ser segundo piloto del equipo que amaba.
No es que no se sintiera orgulloso de ellos, mucho más de Adora que era la primera mujer en la categoría reina en muchos años, pero ¿qué había de malo querer lo mismo para él algún día?
Consideraba que ser egoísta estaba bien. Después de todo, no estaba en el deporte para jugar a las manitas, si estaba ahí era por algo. Porque como dijo su castaña; todavía le quedaba mucho por demostrar.
Sabía que sus años en la categoría parecían estar contados, ya estaba por rozar los 30, y se estaba volviendo común en la categoría el reemplazar a pilotos de su altura con novatos con potencial.
Si seguía actuando como había venido haciendo, no querrían renovarle su contrato, un novato nuevo y brillante seguro tomaría su lugar. Después de todo, ¿quién querría un segundo piloto que compitiera con su precioso predestinato?
Era claro que Ferrari no. Y pues por ello se sintió identificado con Vic. A pesar de llevarle unos años de más y estar en situaciones completamente distintas, a ambos los estaban viendo como objetos oxidados cuando estaban en plena cúspide de sus carreras.
—Entiendo eso, a mí también me gusta sentirme necesitado. Lástima que poco a poco se vuelve menos frecuente —suspiró viendo un punto a lo lejos —Igual no creo que sea tan tarde... para ninguno de los dos. Podremos volver pronto y dejar nuestra marca, rubia.
—¿Rubia? —Victoria preguntó con un mejor ánimo al escuchar las palabras de Carlos y el apodo que le había otorgado.
—¿Te molesta?
—Para nada, me encanta —Victoria lo volteó a ver —Supongo que tienes razón, todavía tenemos tiempo y estoy segura de que podrás luchar por el campeonato en tu mundo. Mi Carlos lo arruinó y al igual que tú casi no le renuevan el contrato, pero ahora, míralo, es contendiente. Estoy segura de que podrás lograrlo igual.
>>Aunque debo de admitir, que mi Carlos no tiene a Adora de competencia estoy segura que eso te costará un poco más.
—Un poco de competencia con Torres nunca me ha intimidado —Carlos respondió confiado. Por dentro sabía que le daría vía libre este año a su princesa papaya, pero el próximo... el próximo era juego de cualquiera.
—Excelente. Ahora, ¿por qué no vamos a buscarlos y me dices rubia enfrente de Carlos? Quiero ver la cara que pone al ver que tienes un apodo para mí —Victoria obligó a Carlos A a ponerse de pie y lo jaló para ir a buscar a sus otros compañeros en ese mundo.
Luego de que se fuera de la vista de los gemelitos Adora se puso a buscar por la alacena unas jodidas decoraciones. Maldita casa, ¿dónde las tenía ocultas?
Siguió buscando por unos minutos hasta que sintió que alguien entraba al reducido espacio con ella—¿Quieres ayuda, Torres?
Suspiró con fastidio a lo que se giraba para encontrarse a Carlos de frente con una sonrisa inocente en labios.
Adiós Paz.
Adora se planteó con cual de los dos estaba hablando, era difícil diferenciarlos y su mala memoria lo hacía aún más complicado al no recordar de qué color traía la camisa Carlos A.
—Depende, ¿cuál Carlos eres? —lo miró con ojos entrecerrados.
—Mejor dime qué Carlos quieres que sea —Carlos V respondió juguetón.
Hace mucho tiempo había dejado ese lado de él, sin embargo creía que por una broma podría volver a explorarlo, solo esperaba no fracasar al estar tan oxidado.
Rodó los ojos—El que sea que me deje en paz.
—No planeo hacerlo. Piensa otra opción para nosotros porque no me voy a alejar de ti.
Adora suspiró ya cansada de ser molestada. Todavía no descifraba con qué Carlos estaba hablando, pero ya pensaría en un plan para descubrirlo. Ahora lo importante eran las decoraciones porque sí necesitaba la ayuda.
—Bien, si vas a estar aquí por lo menos tienes que servir de algo, Sainz —se volteó hacia él —Ayúdame a alcanzar esa repisa —señaló la más alta, no la alcanzaba y llevaba rato pidiendo una escalera sin mucho éxito.
—Pff. Siempre siendo tu salvador, Torres —Carlos V rodó los ojos y Adora le dio la espalda para que la alzara. Carlos V la sujetó de la cintura en lo que Adora daba un pequeño salto para el impulso y luego la alzó hasta que pudo ponerse a la venezolana en el hombro.
—¿Ves algo? —preguntó Carlos todavía sosteniendo el peso de la mujer en su hombro.
—Pues sí, no estoy ciega —soltó con sarcasmo —Lo único que no veo son las jodidas decoraciones —suspiró frustrada, fuera de que fuera su Carlos o no, igual esperaba poder matar dos pájaros de un tiro: las decoraciones y cuál Carlos era.
—¿Entonces te bajo?
—Vale —aceptó resignada dejando que Carlos la ayudara a bajar, solo que cuando lo hizo y ella se dio la vuelta, se tambaleó un poco causando que las manos de Carlos la sujeten de la cintura para estabilizarla, y ella sonrió traviesa cuando se le prendió el bombillo. Si este no era su Carlos estaba por meterse en muchos problemas a menos que soltase su teatro.
Adora no sabía qué tan capaz era de seguirle el juego, mucho más porque aparte de Vic tenía una pareja en su mundo al que le estaría siendo infiel. En el fondo ella no se creía capaz de besarlo aunque en eso quedaron con Vic porque se sentía mal, pero podía hacerlo sudar un poco. Decidió poner a prueba sus límites porque siendo honesta estaba harta de que ambos Carlos se hayan divertido viéndoles las caras a Vic y a ella. Parecían niños chiquitos.
Y si era su Carlos... pues sería un bono porque estaba empezando a extrañar besarlo y no tenía ningún podio con el que excusarse.
—Creo que... ya me puedes soltar. A menos que no quieras —soltó coqueta acercándose un poco más a él hasta rozar sus narices, Carlos V tuvo que evitar no tragar grueso de los nervios. Estaba pensando qué hacer. ¡Esto no era lo que tenía planeado!
Esperaba que Carlos A no viera esto o ambos estarían perdidos, y no era por ser engreído, pero sabía que tenía un buen gancho derecho, lo supo cuando golpeó a Rogelio y si eran iguales en todo, bueno... podría recibir un buen golpe por parte de este Carlos.
Joder, por parte de Victoria... ¡Hasta por parte de Isa!
—¿Yo? Pero si la que no se aleja eres tú —Carlos respiró esperando que Adora no notara lo nervioso que estaba, pero ese solo momento de duda fue suficiente para Adora saber que no era su Carlos. ¿Dónde estaba el coqueteo y ese brillo travieso?
Ahora, tal vez Victoria y Adora no fueran la misma persona en su universo, pero sí tenían muchas similitudes. Estaba esa mirada retadora de Adora que la había visto miles de veces antes en Victoria y luego al igual que Victoria, era sumamente inteligente, pero sí podía ganarle a Ellis, estaba seguro que vencería a Torres con los ojos cerrados.
¡Carajo! Solo esperaba que no llegara Victoria y viera esto, aunque después de todo, era Carlos A ¿no?
—Tienes razón y debería... —Adora lo miró a los ojos desde abajo —Pero no quiero, Sainz. Y creo que en el fondo tú tampoco —rozó su brazo con su mano.
—¿Siempre estás tan segura sobre lo que yo quiero? —Carlos V preguntó con una sonrisa juguetona en la cara, pero en realidad esperaba que eso bastara para que Adora se alejara de él.
¿Cuánto más podía soportarlo? Ya no quería tener más problemas con mujeres, suficiente tenía con los de Isa y Victoria en su mundo.
Llegó el momento de la verdad. No sabía qué tan lejos estaba dispuesto a llegar ese Carlos, pero no creía que mucho. Carlos V parecía un poco más serio y correcto que su Carlos. En esos momentos solo le estaba rozando el brazo y podía sentirlo más tieso que el cemento.
Adora lo analizó con la mirada—¿Qué pasa? La otra vez ni titubeaste en besarme. No me digas que ya no te gusto —dejó que su tono de voz fingiera tristeza. El otro Carlos no debía saber si se habían dicho que se gustaban o no.
—Yo...bueno... ¡Sí, claro que me gustas! —Vale, después de esa mala interpretación estaba seguro que iba a descubrirlo.
—No sé, desde que estamos aquí eres menos atrevido de lo normal —suspiró alejándose —¿Es por eso que me dijiste de qué te parecía guapa Vic? Se nos puede unir. Claro que el otro Carlos no se puede enterar porque uy. Aunque verte pelear contigo mismo podría ser bastante sexy.
¿Qué Vic se le hace guapa? Bueno, eso era de esperarse si eran la misma persona, pero una cosa era muy diferente a invitar a que algo sucediera entre ellos. Lo peor de todo porque creía que Victoria aceptaría, después de todo, esa mujer no había ocultado su atracción por Adora y Carlos A tenía la misma apariencia que él.
—¡Ah no! ¡Ella no se les va a unir en sus porquerías! —Mierda, lo había jodido todo por imaginarse a la rubia con ellos.
—Te tengo, Carlos falso —canturreó victoriosa viéndolo sonriente —¿En serio creíste que caería de nuevo? Me siento ofendida.
—En mi defensa, ya había sucedido. ¿Cómo supiste que no era tu Carlos?
—No te mentiré, te estaba poniendo a prueba, pero lo supe apenas no me coqueteaste de vuelta. Él siempre coquetea conmigo.
—Joder, bueno, no quería que te pusieras como la última vez —Carlos V comentó irritado tratando de defender su deplorable actuación.
—Ajá, claro, ¿a que te encantó mi maléfico plan? —sonríe traviesa.
—Uy sí, mírame disfrutándolo —Respondió Carlos con sarcasmo.
—Lo supuse. Eso solo confirmó mis sospechas, Carlos no dudaría mucho en besarme.
Carlos V rodó los ojos al ver que había sido descubierto con tanta facilidad —Es porque yo si pienso con mi cabeza... a veces —Eso último lo murmuró esperando que la castaña no lo hubiera escuchado.
—Ahí está la diferencia de la que hablábamos. Él es impulsivo cuando se trata de mí —comentó, pero a su vez cayó en cuenta de lo que estaba diciendo.
Era verdad. El tirarse a la piscina por ella, hablar con su mamá, pelearse con su papá... Carlos Sainz era impulsivo cuando Adora Torres estaba involucrada.
—Solo pocas veces creo que me he permitido serlo —Carlos V confesó serio —Victoria tenía un ex novio... no sé si te ha contado, pero era un idiota, amenazó con filtrar fotos de ella y él juntos, intimamente —Carlos se aclaró la garganta —Además de que ya había sacado algunas para hacerle creer a todos que ella me era "infiel". No lo soporté y terminamos peleando entre los motorhomes de Ferrari y RedBull.
Adora sonrió, qué lindo que Vic tuviera a personas dispuestas a pelearse por defenderla—Vaya, no me imagino a Carlos lastimando a nadie. Y eso que oportunidades ha tenido —ladeó la cabeza —Lo máximo que ha llegado a hacer es gritarle a un señor que me arrojó una lata de cerveza afilada que me lastimó la mano en una quali. Y pelearse verbalmente con Kelly Piquet, pero esa ya la tenía controlada —guiñó un ojo.
—Creéme, tal vez unos minutos frente a ese hombre y probablemente lo sacaba arrastrando de las gradas directo al estacionamiento —Carlos V se conocía y si Carlos era igual que él, lo creía capaz de golpear a alguien por Adora —Ahora, sobre Kelly, bueno no sé qué decir, Vic no habla con otras wags, pero eso sí, una vez casi la tomo en brazos y la encierro en mi cuarto del motorhome cuando Cleo Moore andaba merodeando por el paddock.
A Adora se le formó una sonrisa del grinch—Uhh la famosa Cleo —subió y bajó las cejas. ¿Qué si le gustaba meterle leña al fuego? Por supuesto.
Carlos V comenzó a negar con una sonrisa en el rostro. ¡Claro que Victoria le había contado de Cleo! —Esa mujer es, ¿cómo lo digo sin sonar como un completo imbécil?
—A mis ojos sigues siendo un imbécil por esta broma, Carlos V, te creía el mejor Carlos —Adora negó con la cabeza, algo decepcionada. Los veía a ambos un poco como Zack y Cody, se suponía que Carlos V (Cody) siempre elegiría hacer lo correcto a pesar de las travesuras de Carlos A (Zack). Y lastimosamente a ella siempre le gustó Zack, era débil por los hombres que la sacaban de quicio.
—¿Yo? ¿El mejor de los Carlos? ¿Lo podrías decir frente a tu Carlos? Estoy seguro que le encantará.
—Ja, claro. Hablaba del más correcto de los dos y —lo señaló —Puede que no lo parezca, pero mientras que no concierne al gato, yo sigo del lado de Carlos.
Para Adora esto era algo raro. Porque en parte sabía que no era Carlos, pero tenía su apariencia y no podía evitar hablarle con confianza. Lo único que se sentía fuera de lugar era que no tenía esa mirada intensa que siempre la ponía nerviosa. Era como más serena.
No sabía qué tan apasionado era este Carlos, pero era como una versión más tranquila y con menos fuego a sus ojos. Si tuviera que suponer creería que sus besos serían más lentos, no como el torbellino de emociones que le provocaba su Carlos; besos duros y necesitados.
Carlos V se rió.
—¿Lo que veo en tu mejilla es un poco de sonrojo? —Carlos preguntó burlón señalando la cara de la piloto con su dedo mientras Adora le soltaba un manotazo para alejarlo —"Yo sigo del lado de Carlos" —Carlos hizo una muy mala imitación de la venezolana.
—No jodas, que estoy a nada de pegarte una patada en las bolas por imbécil. De hecho, a ambos. Solo tienes la mala suerte de que eres el que tengo enfrente —se cruzó de brazos.
—Puedo entenderlo. Es como si le preguntaras a Victoria a quien prefiere, estoy seguro que ganaría yo —Carlos ignoró la amenaza de la castaña y se alzó de hombros indiferente —Eres una mujer hermosa y ambos están solteros ¿no?
Sabía por dónde se estaba yendo—Oh, no no no, ni lo insinúes, Carlos falso. Vic ya me comentó de lo de ustedes y no lograrás que me vaya por ese camino. No, gracias —Carlos ahora sí le puso atención. ¿Vic en verdad había hablado de ellos? —Ahora no trates de cambiarme el tema. Estábamos hablando de Cleo.
—¿Qué tanto te contó? —Carlos V sabía que con Victoria había de dos, o se sinceraba y contaba todo o contaba a medias y mentía porque se lo guardaba todo para ella.
—Lo suficiente para saber que te saca de quicio sin que ella me lo tenga que decir —dijo burlona mientras lo apartaba para salir de ese reducido espacio caminando por la cocina.
Carlos bufó volteando los ojos —Ya veo que sí te contó. Ella no le cuenta eso a nadie, apenas y me dice como se siente a mí. Siempre se guarda todo hasta que explota.
—Pues a mí me lo dijo, para que sepas —Adora estaba orgullosa de ser de confianza de la cantante —Y no se guardó ni un solo detalle —sonrió traviesa, eso en parte era mentira, pero quería ver la reacción de Carlos V.
—Si hablas sobre las noches que pasaron juntas, paso. No quiero escuchar, me gusta mantenerme al margen de esa situación —Carlos la seguía por la cocina —Entre nosotros las cosas son complicadas. ¿Ok? Y estoy consciente que es en parte mi culpa.
Adora lo miró incrédula—¿En parte? No sabía que se podía joder algo a esos niveles hasta que me lo demostraste.
Carlos rió débil al escuchar las palabras de la castaña.
—No lo entenderías, ella no lo entiende.
—Ay, eso dicen todos —rodó los ojos —Háblale, coño, ¿por qué los Carlos disfrutan de guardarse las cosas? No vamos a morderlos ni nada por el estilo. Solo apreciaríamos si nos hablaran claro de una vez por todas. Por Dios.
Soltó frustrada. Eso no iba tanto para él, pero como decía el dicho "si el zapato te queda, llévatelo". Sabía que Carlos le ocultaba varias cosas, no sabía si para protegerla, pero oír a este otro Carlos quejarse por un problema de falta de comunicación le hacía querer arrancarse los pelos.
¿Qué tan difícil era ser directo con Vic y explicarle las cosas?
—Cuando comenzamos a... acostarnos se lo dije, ella misma lo dijo. Se suponía que era algo sin sentimientos, puramente físico —Carlos sonaba desesperado por contar su versión —Le dije que yo buscaba recuperar una relación que tenía y ella lo aceptó. Cuando nos dimos cuenta, fue muy tarde. Los dos estábamos gritándonos en medio de la casa donde vivimos. Ella se fue del país por trabajo y yo impulsivamente le hablé a la mujer con la que salgo, Bodoque se perdió y todo pasó muy rápido. Al final tuvimos que simplemente aceptarlo y seguir con el itinerario de la pareja feliz. ¡Carajo! Lo último que recuerdo fue que tuve un accidente. Hasta donde sé, podría estar muerto.
—No me asustes que lo último que recuerdo fue quedarme dormida en el yate de los Sainz... ¿tu yate? Bueno, no, el yate de Carlos y no es que sepa nadar muy bien. Así que piensa positivo porque no quiero pensar que estoy muerta a mitad del campeonato —dijo Adora queriendo no entrar en pánico.
Carlos V se rió ante la reacción de Adora —No te preocupes, estoy seguro que Victoria está bien en mi mundo, así que no creo que nadie esté muerto. Solo fue una posibilidad que cruzó por mi mente.
—Pero bueno, mejor volvamos a lo de que tienes sentimientos por Vic que aceptas, pero no actúas —Adora se sentó en la encimera de la cocina esperando que Carlos V pique el anzuelo y le contase el porqué de eso. Ella no tenía muchos pelos en la lengua y sentía que no perdía nada en preguntar.
Carlos se mordió la lengua, parecía ser que Adora lo había descubierto, y para ser sinceros no era la primera, pero si era la primera en tener el valor para preguntarle.
—¿Prometes no decirle? Sé que se han vuelto algo inseparables.
Adora lo consideró, le estaba gustando hablar con Carlos V como un amigo, antes solo lo veía como el gemelo de Carlos, pero no podían ser más diferentes y se sentía bien hablarle a un Carlos que no se quería comer a besos. Además que si estarían por quién sabe cuánto tiempo ahí, lo mejor era que los cuatro se llevaran bien.
—Mmm okay... dale. No le diré a Vic —alzó el dedo meñique. Carlos rió y aceptó su dedo cruzándolo con el de él. Adora se alejó y luego lo miró atenta dejando que hable.
—Mi familia... Ellos esperan mucho de mí y algo que les importa es mi futuro, Vic es joven y algo inmadura, ella no es lo que ellos imaginan cuando piensan en la futura señora de Sainz. Estoy seguro que no verían a Victoria con los mejores ojos y yo no quiero eso para ella —Carlos soltó lo que no le podía decir a Victoria porque sabía que al final del día a ella no le importaría y se tiraría de cabeza por él, pero ¿qué sucedería cuando la luna de miel se terminara? —Hace un tiempo me alejaron, me vetaron por un comportamiento que no era apropiado para la gran casa de los Sainz —Carlos habló con burla al mencionar lo último.
Adora pronto entendió que lo que sucedía entre Carlos falso y Vic era igual de complicado que lo que sucedía entre ellos.
—Sé que suena estúpido y arcaíco, pero no puedo simplemente dejarlo todo por ella. Porque ellos son mi familia. Si todo termina mal entre Vic y yo o si mi familia no la acepta del todo ¿con quién me quedo? ¿Eh? —Carlos iba subiendo su tono de voz con cada palabra que soltaba, solo para terminar casi en un susurro —Supongo que tampoco lo entiendes tú.
Adora suspiró. Como quisiera decir que así era, pero no. Lo entendía más de lo que quisiera. ¿Ese sería un problema que tenía también su Carlos o era algo exclusivo de éste?
—Yo... yo sí lo entiendo —lo sintió voltear hacia ella, pero siguió hablando — Mis papás siempre quisieron otra clase de vida para mí, lejos del peligro y con un trabajo estable... Yo elegí ir en contra de sus deseos, y me atuve a las consecuencias. Quedé "vetada" por un tiempo de mi familia. Felicitaciones por cumpleaños, feliz navidades e invitaciones olvidadas... —Se aclaró la garganta. Odiaba verse vulnerable, aunque no lo podía evitar. Era un tema muy sensible para ella.
—Querían castigarme de alguna manera. Ni siquiera un "felicidades" por ganar una categoría, eso era mucho para ellos —rió con ironía —Tuve un novio el año pasado formal, después de mucho tiempo, y era exactamente lo que ellos querían para mí e insistieron que pasara navidades con ellos. Pensé que era por mí, que estaban viendo mis buenos resultados y querían acercarse por su propia cuenta, pero nope. Yo siempre lo único que he querido de ellos es obtener su aprobación, sentir que estoy haciendo algo correcto porque ellos me han dado tanto. Al punto de que consideré casarme con este chico solo para complacerlos, pero había un detalle... la única condición era que debía dejar de ser piloto. Y tal vez me veas y digas que soy una egoísta, pero no pude hacerlo.
Confesó. Se sintió raro hablar de nuevo de un tema que había hablado con su Carlos, pero que no podía comprenderla de la manera que sentía que este Carlos podía.
—Supongo que eso te hace más valiente que yo —Carlos apreciaba haber encontrado en Adora alguien que lo entendiera, pero escuchar hablar de su vida lo había dejado algo decaído —Siento que hayas tenido que pasar por eso y te admiro por haberte puesto primero...
Carlos agachó su cabeza avergonzado.
—Es solo que ya sentí el destierro, y tengo miedo de decepcionarlos de nuevo —Carlos suspiró —Además, Vic es tan... impredecible, que nunca sé qué esperar de ella y aunque es algo que en parte me encanta ¡También me vuelve loco! Necesito orden e Isa es ese orden. Creen que no la amo, lo hago, solamente es diferente, con ella sé donde estoy pisando todo el tiempo. ¿Estoy del todo mal?
Adora contempló qué decirle, ¡acababa de confesar enfrente de ella que amaba a Vic! En parte ya consideraba a Vic como su amiga, y sentía que debía intentar abrirle los ojos al necio del otro Carlos por ella. En otra, estaba el ser honesta, y con pesar eso eligió—No creo que tanto... no todo tiene que ser blanco y negro tampoco. Si hace unos años, poco tiempo después de ser vetada, hubiera tenido la posibilidad de ser aceptada por mi familia estando con una persona que ellos aprueben... lo habría hecho. Ahorita sin embargo ya han pasado ocho años, así que sé vivir más sin ellos que con —se encogió de hombros. Y es que era la verdad. Por eso había negado la propuesta de Miguel. Se quería lo suficiente para poder ver más allá de las expectativas que los demás tenían de ella, así esas personas fueran su familia —Pero siendo que esa no es tu situación. No creo que estés del todo mal, solo que tienes que elegir lo que a ti a la larga te va a hacer feliz porque ni al caso estar con alguien que no te provoca nada, para eso te casas con la pared —trató de bromear.
—Muy graciosa, Torres —Estaba claro que a Carlos no le había parecido para nada chistoso —Además, nadie ha hablado de matrimonio en estos momentos. Solo digo que después de 6 años ya sé lo que me espera y créeme que puedo vivir con eso y ser feliz. Aún así, gracias por entender y por escucharme —Carlos se sintió expuesto, pero se sintió validado porque alguien por fin entendía esa presión de tener a toda tu familia sobre tus hombros.
Y no solo ellos, también sus expectativas, que pesaban más.
—Uy, perdón señor, yo si salgo es para casarme —dijo Adora divertida. Solía añadirle algo de humor cuando quería dejar de lado algún tema profundo.
—Eres increíble, Carlos A merece un premio por tener que aguantarte —Carlos mencionó rodando los ojos tratando de no reírse, pero esta vez le había parecido divertido el chiste de Adora.
—¿Él a mí? —Adora resopló apartándose un mechón de cabello de la cara —Creo que has convivido con Sainz lo suficiente para saber que puede llegar a ser un grano en el culo.
—Puede que sea cierto, pero ¿quién ha hecho sufrir más al otro? ¿Ustedes a nosotros o nosotros a ustedes? —Carlos señaló a la castaña esperando que respondiera con la verdad.
—¿Y de verdad aún preguntas? Qué descaro —Adora negó con la cabeza —Creo que entre Sainz y yo vamos empatados en eso del sufrimiento mutuo, ¿pero entre tú y Vic? —pegó un silbido alzando su mano como si estuviera midiéndolo a él —Sí, creo que más o menos de esta altura está.
Antes de que Carlos V pudiera quejarse, Carlos A y Vic aparecieron, ambos traían una bolsa de carbón en sus brazos.
—Rubia, apresúrate —Carlos A le decía abriéndole la puerta del jardín y dejándola pasar primero.
Los dos salieron sin fijarse en Adora y Carlos V que estaban en la cocina, esperando que no hubieran escuchado su conversación.
—¿Ya viste eso? —Carlos V señaló molesto hacia los dos dejando las bolsas de carbón junto al asador —¿Rubia? ¿De dónde carajos salió eso? Él no se lo decía a la cara y ahora parecen mejores amigos. Ella siempre hace eso ¿y dices que yo la hago sufrir?
—¿Qué? ¿No puede tener otros amigos? —dijo divertida. Era demasiado entretenido ver de cerca a Carlos celoso. Le recordaba a su Carlos cuando su asistente, Cody, estaba de por medio. Todo pasivo agresivo.
—Sabes muy bien que lo hace para molestarme —Carlos V habló molesto, si conocía a Victoria, estaba seguro que ella lo había planeado.
—Suenas como a Carlos culpando al pobre gato, ¿sabes? Solo están con-ver-san-do, se puede conversar sin que se la quiera llevar a la cama —Adora quiso reír por la cara de Carlos V, parecía como si hubiera mordido un limón.
—¿Podrías no darme esa imagen mental? —Carlos V preguntó molesto —Además, puede que Carlos A no esté del todo incorrecto. Bodoque sí sabe abrir puertas.
Adora se cruzó de brazos, ¡ya entendía porqué a Vic lo volvía loca! Era un caradura.
—Claro, y ahora que te conviene a ti le vienes a dar la razón —alzó las cejas esperando que capte cómo se estaba escuchando.
Carlos V supo que ahora había sido como la fábula de Pepe y el lobo, había mentido tanto que Adora no le creía.
—¡Bodoque! Ven acá —Carlos gritó por el gato y en unos cuantos segundos el gato se acercó hasta donde él estaba —Hola, gordo.
Carlos V se agachó a tomarlo en sus brazos y fue hasta la alacena donde lo dejó con cuidado en el suelo y cerró la puerta —Una vez, Victoria y yo estábamos... despidiéndonos, no teníamos mucho tiempo y en un intento desesperado por alejar al gato de nosotros lo encerré en el baño. Gracias a Dios el baboso salió una vez que habíamos terminado o lo hubiéramos traumado.
Mientras Carlos le contaba esa historia esperaba que Bodoque abriera la puerta, pero el gato parecía no tener ganas de salir.
Adora miró la puerta de la alacena y luego a Carlos V en silencio. De verdad que era testarudo, mira que encerrar al gato solo para tratar de probar su punto de que Victoria había planeado que Carlos A le dijera rubia enfrente de él para molestarlo.
—Gordo, si abres la puerta te dejaré robarle la comida a Carlos A —Carlos gritó para que el gato lo escuchara —Venga Bodoque, no me dejes quedar como idiota.
Y entonces, la puerta se abrió.
—Te dije —Carlos V sonrió orgulloso por haber ganado —Ahora, no solo te demostré que Bodoque sabe abrir puertas, también que Victoria hace muchas cosas para sacarme canas verdes.
Adora observó la puerta con curiosidad. Bien, se había abierto, ¿pero y el gato?
—¿Y Bodoque?
—¿Cómo que Bodoque? Está ahí —Carlos se asomó a la alacena y no había rastro del gato que Carlos acababa de meter. Lo que sí estaba era una caja de decoraciones que se encargó de sacar —No me jodas, no puedo volver a perderlo. Esa mujer me va a matar.
La desesperación de Carlos era real, no podía pasarle nada a Bodoque o todos sufrirían la ira de Victoria.
—Mmm te daría una media hora antes de que te empieces a preocupar. Después de todo, tenemos a Carlos A y a ti cocinando. Y si en verdad es malvado —se burló —Tratará de quitarles la comida.
—Más vale que de verdad aparezca o Victoria va a incendiar la casa —Carlos no pensaba pasar por lo que ya había vivido cuando Bodoque se había perdido por primera vez.
—Aparecerá —aseguró Adora —Aunque eso igual no prueba que Vic hizo que Carlos le dijera rubia enfrente de ti para molestarte. Pero vamos, ¿de verdad te molesta un inofensivo apodo? Porque me parece exagerado sentir celos por eso, a mi ni fu ni fa —se encogió de hombros. De verdad no le importaba que Carlos le dijera rubia a Vic, ella misma la llamaba así. Además que sabía que Vic estaba muy enamorada de Carlos V para intentar algo con el otro Carlos, en todo caso sería con ella.
—Inofensivo ahora. Y luego cuando le diga preciosa ¿qué? Cuando le corte fruta y le de gomitas de víbora ¿qué harás? ¿eh? —Vale, Carlos sabía que estaba sonando paranoico, pero Adora lo estaba descubriendo, cuando de Victoria se trataba, él no pensaba mucho.
Adora no pudo evitar la carcajada que salió de sus labios, pero Carlos V se veía tan serio que tuvo que taparse la boca—Lo siento, pero es que le dice un apodo y ya te haces toda una novela en la cabeza de Carlos A remplazándote.
Carlos V rodó los ojos —¿Quieres ver que no soy el único que piensa así? ¿Qué crees que hará Carlos A si te digo?... no sé, tú dime.
—Pero es que es ridículo porque no le está ni diciendo preciosa. Le dijo rubia. ¡Vic es rubia! —dijo todavía muy divertida con la situación
—¡No es rubia natural! —Carlos señaló molesto.
—Eh, eso no se revela —lo molestó Adora —Pero ese no es el punto, el punto es que no creo que se moleste de que me digas un apodo. Claro que si es el mismo que me dice él es diferente, pero Carlos no le dijo a Vic preciosa —siente que tiene que repetírselo para que se le quede en la cabecita de terco.
—Te gustan las apuestas ¿no? —Carlos V había escuchado eso —¿Qué te parece una apuesta? Dime un apodo que pueda decirte que Carlos A no te diga y veamos si es cierto o no. Después de todo, no tienes nada que perder.
Si algo era el talón de Aquiles de Adora eran las apuestas. Por mucho que le decía a su hermana que no era adicta, amaba apostar, y más sí tenía las de ganar.
—Bien, apostemos, Carlos falso. ¿Qué quieres si ganas?
—Si gano, mañana me dejan el jardín para mí solo. No me importa si se mueren por algo de sol o quieren nadar. Si Carlos A se pone un poco celoso, el jardín es mío por todo el día y toda la noche. Si ganas tú, hago lo que quieras, con limitaciones. No pienso morir.
Adora rodó los ojos—Qué aburrido. Okay, creo que puedo vivir bajo esos términos y tratar de que Carlos también los siga. ¿Trato hecho? —le ofreció su mano.
Carlos V aceptó con una sonrisa en el rostro, no había manera de que Adora ganara cuando estaban hablando de los gemelitos, ya se había dado cuenta que cuando se trataba de las chicas, ambos pensaban y actuaban muy parecido —Trato. Ahora dime el apodo.
—Déjame pensarlo... Carlos me dice Torres, princesa, princesa papaya y cariño principalmente —enumeró con los dedos, pensativa —Oye que tendría que ser algo tan inofensivo como rubia. Nada de bonita, primor, etc.
—¿Por qué crees que te estoy dejando escoger? —Carlos habló con obviedad —Obviamente preciosa está fuera también, porque me gusta respirar.
Y porque no podía imaginarse llamando a nadie más que a Victoria de esa forma.
—Ni de coñas me dices preciosa tampoco. Esa queda descartada —Adora negó, ese apodo era muy ellos —Pues si él le dice rubia, dime castaña, ¿no? ¿O sería muy obvio y poco original?
—Ella te llama castaña ardiente... ¿Qué opinas de guapa? —Carlos trataba de buscar un apodo neutral, tampoco quería que Carlos A o Victoria lo mataran.
—Así le digo yo a Vic. ¿Qué tal enana o muñeca?
Carlos respiró tratando de calmarse, esos dos con sus apodos hacia Victoria iban a matarlo —Enana me agrada.
—Bien, entonces enana —asiente Adora.
Carlos tomó la caja de decoraciones que había sacado y la cargó —Comienza el show. Vamos al jardín.
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Solo para decir que a pesar de mi enfermedad se logró, y otra cosa.
Este día se dividirá en dos, el cual se publicará después, pero es que ya nos estaba quedando muy largo y queremos darle todo su atención adecuada.
Espero que lo disfruten y siento mucho la tardanza
Fer <3
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