Capítulo 7 [Ofrendas del Gran y Majestuoso Bodoque]
Habían pasado tres días desde el incidente, Carlos no lo había mencionado y Victoria menos, Carlos pensaría que Victoria se volvería a encerrar en su cuarto, pero cada día que se despertaba temprano para ir a correr la encontraba dormida en la sala.
Tampoco hablaban de eso, está vez, Carlos iba regresando de correr cuando escuchó música que venía desde la cocina, era Victoria quien estaba haciendo algo de desayunar.
Para beneficio del madrileño, Victoria había sido lo suficientemente amable y le había preguntado que alimentos podía comer, así cuando ella cocinara le cocinaba algo adecuado para él, a veces ella comía lo mismo que él, otras ella cocinaba algo grasoso o con mucho pan que se le antojaba, pero no comía.
—¿Qué preparas? —Carlos venía con la respiración agitada y se estaba quitando los audífonos.
—Tranquilo, es algo apropiado para ti, pero también estoy horneando galletas para Caco y Lucía, vienen hoy.
—Perfecto. —Carlos fue hasta el refri para tomar algo de agua y retirarse. —Me voy a bañar.
—Bien. —Victoria ya estaba bañada y cambiada, nada más esperaba desayunar para irse a su sesión de terapia de la semana, que claramente necesitaba.
Estaba terminando de guisar cuando escuchó un grito proveniente del cuarto de Carlos.
—¡Victoria! —Era un grito fúrico y claro que el madrileño lo estaba. —¡Victoria!
La rubia no esperó a un tercer grito cuando fue a buscarlo, nunca había ido a esa parte de la casa, pero suponía que su cuarto estaba a la misma altura que el de ella, solo del lado opuesto.
—¿Qué es lo que tu monstruo acaba de poner en mi cama? —Bodoque estaba en el suelo, junto a la cama de Carlos, completamente quieto.
La chica se acercó y pudo ver que justamente en medio de la cama del piloto había un pájaro muerto, con dos marcas de colmillos en su cuerpecito.
—Ah, eso. —Ella ya estaba acostumbrada a las ofrendas de bodoque. —Es un regalo.
—¿¡Regalo?! —Carlos estaba en toalla, acababa de salir del baño y no se había puesto nada porque el coraje había sido mayor. —Tienes a un asesino a sangre fría libre por la casa, dijiste que estaba educado.
—Esta educado, pero esto es por instinto, Bodoque te regala algo de comer porque le caes bien y cree que no puedes cazar tu propio alimento. —Victoria fue a tomar a su gato en sus brazos. —Bodoque, que buen chico, eres el mejor, muchas gracias.
—¿Por qué le agradeces? —Carlos estaba furioso.
—¿No querrás herir sus sentimientos? ¿O sí? —Victoria lo miró a los ojos y por primera vez se percató del estado del castaño.
Estaba desnudo, si no fuera por la toalla, él tenía una piel bronceada y ahora podía ver los frutos de sus entrenamientos, todo su cuerpo estaba lleno de esas pequeñas gotas de la ducha que lo hacían ver mejor de lo que uno pensaría. Victoria abrió los ojos por la sorpresa, y se odio a sí misma por hacerlo, ¿es que nunca había visto un hombre desnudo? Sí había visto algunos, pero bien podría ser el primero, porque rápidamente agachó su cara cubriendo la vista y el sonrojo que estaba formándose por toda su cara de la pena, Carlos Sainz era un hombre no solo guapo de la cara pero atractivo del cuerpo, y ella no era de madera, podía sentir cosas aún.
Carlos se dio cuenta, al mismo momento que ella que estaba desnudo frente a Victoria, estaba tan molesto que no lo pensó ¿Así era como quería mantener el ambiente formal entre ellos? Bueno, pues que jodido trabajo estaba haciendo, al igual que la rubia, desvió la mirada y se sonrojo.
—Lo siento, yo, es que tu gato...—Carlos trataba de disculparse y buscar algo de ropa.
—Entiendo, yo, no se volverá a repetir..—Victoria estaba tratando de salir con bodoque en las manos cuando una voz los sorprendió a ambos.
—Carlos, ¿ya desayunaste?—Era Caco que se detuvo al ver que Carlos tenía compañía en su cuarto y los ojos de sorpresa no dejaban de llegar. El piloto y la cantante brincaron por el susto.
—¡No es lo que parece! —Carlos y Victoria dijeron al mismo tiempo.
Victoria aprovechó la aparición de Caco para salir lo más rápido del cuarto gritando con Bodoque en sus manos. —¿Lucía ya llegó?
—No, ella llegará más tarde. —Caco le respondió gritando pues lo único que pudo ver la rubia fue el humo de su salida de lo rápido que se fue.
Una sonrisa se formó en la cara del manager mientras Carlos salía del baño ya cambiado con un short y una playera.
—Linda sorpresa la que me encuentro. —Caco estaba disfrutando la cara de su primo, se veía verdaderamente apenado.
—En serio, no hacíamos nada malo, solo su maldito gato me dejó un "regalo" —Carlos había tomado una caja de unos tenis que no había estrenado para poner ahí el ave muerta.
—Sí, sí, te creo. —Caco se burlaba, le parecía divertida toda esta situación.
—Deja de joder. Solo somos roomies. —Carlos se puso una sudadera que hacía frío y salió seguido de Caco.
Victoria estaba desayunando en la barra y sin mirar a ninguno de los dos a los ojos, les ofreció algo de lo que había cocinado.
—Y ¿Qué han hecho últimamente? ¿Cardio? —Victoria se ahogó con su bebida mientras Carlos le daba una mala mirada a su primo.
—Muy gracioso, imbécil. —Carlos le respondió mientras la rubia se reponía de todo esto.
Victoria les sirvió y comenzaron a comer, la chica se levantó antes y se despidió.
—Díganle a Lucía que iré a mi sesión, que no tengo celular. —Y luego pensó ¿Cómo pediría el uber? —Caco, puedes pedirme un Uber.
—Claro, ¿no quieres que te lleve? —Se ofreció, pero no quería traerlo de chofer.
—No, pide un uber, estaré bien. —Victoria le dictó la dirección y cuando llegó se fue como un rayo, solo quería salir de la casa y respirar.
—Es agradable. —Caco comentó a un Carlos que estaba peleando con Bodoque por su última pieza de pollo.
—Aléjate, basura. —Carlos le decía a quien ahora consideraba su mayor enemigo.
La chica había salido de su terapia, había hablado del mensaje y de que por impulso había tirado el celular a la alberca, su psicóloga no la regañó pero le dijo que aprendería a manejar sus impulsos y sus emociones, que poco a poco, la felicitó por comer y por dormir a sus horas, y bañarse, muy importante los baños.
Una imagen de Carlos en toalla regresó a su mente y casi se golpea, no debería de pensar en su compañero de trabajo de esa manera, pero nadie podía negar que era muy atractivo, y ella no era una santa.
Maldita sea, "DEJA DE PENSAR ASÍ SOBRE CARLOS"
Estaba caminando por las calles de Madrid, había entrado a una tienda donde compró otra cajetilla, solo para emergencias, se dijo pero al salir de ahí ya estaba abriéndola y tomando un cigarrillo.
Luego, detuvo a un taxi en la calle y fue directo a la casa donde fue recibida por una muy enojada Lucía.
—¡¿Dónde te habías metido?! —Era lo que recibía a Victoria cuando abrió la puerta.
Caco y Carlos fingieron demencia, mientras seguían viendo un partido de fútbol.
—Hola Lucía, qué bueno verte. —La chica entró cerrando la puerta detrás de ella y caminando a la cocina sin hacerle caso a su enfurecida manager.
—Te he estado hablando desde hace dos días, y no respondes.
—Ah eso, mi celular se cayó. —Carlos puso más atención a la plática porque sabía que eso no era lo que había sucedido y quería ver que excusas ponía con su niñera.
—¿A dónde sí se puede saber? —Lucía golpeaba su zapato sobre el suelo con urgencia.
—A la alberca. —Victoria tomó la última bolsa de gomitas de lombrices agridulces.
—¿Nadaste? Estamos en enero, hace frío. —Ahora la curiosidad le ganaba al coraje.
—Sí bueno, no nade. —Se metió una a la boca. —Pero se me cayó.
—¿Y dónde está el celular? —Lucía preguntó de nuevo.
—Posiblemente todavía en la alberca. —La castaña se tocó el puente de la nariz un tanto harta.
—Vale, le pediré al jardinero que lo saque,ahora tú, dime, ¿tengo que preocuparme por Carlos?
—¿De qué hablas? —Victoria se hizo tonta con esa pregunta, Caco había hablado.
—Fui informada que te encontraron en su cuarto. —La agente sonrió divertida y la rubia rodó los ojos harta.
—Caco chismoso, y no, no tienes nada de qué preocuparte. Bodoque fue a dejarle un regalito a la cama y fui a solucionarlo, Caco solo llegó en un mal momento.
—Bien, haré como que te creo. —Señaló a la rubia. —A la sala.
La rubia tomó su bolsa y gomitas y se metió otra a la boca, luego se sentó en una esquina, Lucía tomó los controles y apagó la tele.
—¡Hey! ¡Hey! —Caco y Carlos se levantaron de su estado de trance porque se les apagó la pantalla. —No apagues eso.
—Serán 5 min, tal vez 10 min si no se comportan. —Lucía sacó su carpeta y les entregó unas hojas para que las leyeran. —Este viernes tendrán su primera cita oficial. ¿No están emocionados? —Carlos y Victoria no dijeron nada, solo se miraron y eso le dio la pauta a Lucía para seguir hablando. —Carlos quiero que te cortes ese cabello y te rasures esa barba. Victoria, nos iremos hoy a una cita con el estilista, mañana tienes manicure y pedicure, luego unos faciales y depilado y aprovecharemos el tiempo y te compraremos un celular.
—¿Nada más? —Victoria preguntó sarcásticamente.
—Caco, si puedes enviarme las medidas de Carlos de traje y camisa, serás un salvador. —Siguió la castaña hablando sin hacerle caso a su cliente. —Carlos en esas hojas que te entregué son algunos tips, igual para ti Victoria.
—¿Tips? ¿Para qué? —Carlos comenzó a hojear.
—Tips de etiqueta, quiero que esta cita sea PERFECTA, romántica, inolvidable. ¿Entendido?
El piloto y la cantante solo se miraron.
—No necesito tips de ligue, soy muy bueno en eso. —Las dos mujeres rodaron los ojos. —¿¡Qué?!
—No dije nada. —Victoria se excusó. —¿Gomita?
—¡Que estoy a dieta! —Carlos rechazó las gomitas por milésima vez.
Lucía volvió a entregarles los controles y dijo: —Vámonos Vic, tenemos cosas que hacer.
—Sálvame. —Le dijo la rubia a Carlos haciéndolo reír mientras negaba con la cabeza, gesto que hizo que Caco se pusiera alerta, hacía mucho tiempo que no veía a Carlos relajado y feliz, no de esa manera.
—¡Victoria! —Otro grito fue suficiente para que la chica se pusiera de pie, ambas se despidieran y salieran de ahí.
Carlos estaba pidiéndole los controles a su primo para seguir viendo el partido, pero Caco solo lo veía.
—¿Qué? —Preguntó el piloto. —Dame esos controles.
—Victoria es linda. —Caco afirmó y Carlos ya sabía a dónde quería llegar con eso.
—No empieces. —Carlos se puso a la defensiva. —No, ella y yo solo somos amigos.
—Hace algunos días la llamabas compañera de trabajo. —Mierda, había caído en su trampa al ver que Caco sonreía.
—No, en serio, nos llevamos bien, pero hasta ahí, tenemos límites.
—Sí claro, vi los límites hoy por la mañana. —Caco se burló de nuevo y Carlos quería desaparecer.
—Eso no fue nada, solo un malentendido, ahora, dame el maldito control. —El piloto se lo arrebató y continuaron viendo el juego.
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Wuuu, feliz viernes, espero les haya gustado este capítulo, espero estén emocionadas porque la siguiente semana se viene su "primera cita"
Los quiero a todos
Y de nuevo gracias por todo este hermoso recibimiento que le han dado a mi historia <3
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