Capítulo 30 [Mallorca 1/3]
Hello, siento haberlas hecho esperar una semana para esto, pero ya estamos aquí, ya llegamos a las 100k y ahora nada más nos queda disfrutar.
Este maratón en su pequeño regalo por las 100k, las adoro.
***
—¡Eheheh! Llegaron. —Caco había ido por ellos hasta el pequeño aeropuerto de Mallorca. —¿Qué hay en esa caja? ¿Trajiste al gato?
—El gato va a donde ella vaya. —Carlos respondió por Victoria, después de todo, él era quien iba cargando la caja de Bodoque.
—Hola cariño, ¿cómo estás? —Vic saludó a Caco de un beso en la mejilla, las dos estrellas se veían de un humor excelente.
—La verdad es que ya esperaba que llegaran, necesito que la familia molesten a alguien más, ya me cansé de que me pregunten cuándo me voy a casar. —Caco dijo ayudándolos con las maletas y guiándolos a la camioneta.
—Ja, ¿Y quieres que me molesten a mí? Maldito bastardo. —Carlos se burlaba de su primo.
Durante el trayecto los primos se estaban poniendo al corriente, la familia de Carlos ya llevaba algunos días ahí, básicamente desde que le habían hablado, pero Carlos les había dicho que tenía cosas que hacer antes de unirse con ellos, Victoria no dijo nada porque en sí, Carlos no había hecho nada importante durante esos días, solamente le había estado enseñando a manejar.
Ella nunca había visitado Mallorca, era una isla llena de vida y por la temporada vacacional estaba repleta. Podía oler el mar y el calor que hacía era abrumador, verdaderamente era un lugar que capturaba la esencia del verano. Por lo que Carlos le había explicado, la familia tenía una casa cerca del mar y era ahí donde se reunían.
No se tardaron demasiado en llegar a la casa, Bodoque ya venía inquieto, pero de todos modos no podía sacarlo, porque recordaba que Carlos tenía perros y primero tenía que asegurarse que no se atacaran mutuamente.
Carlos y Victoria bajaron sus maletas, Caco llevaba la caja de Bodoque, no pasó un segundo después de abrir la puerta principal que toda la familia Sainz estaba ahí recibiéndolos, Victoria no tenía idea de quien la saludaba pero ella respondía de la misma manera, Caco solo los veía a lo lejos, Victoria trataba de recordar caras y nombres pero no era posible, menos teniendo a todos moviéndose tan rápido, ¡eran demasiados!
—Vic, qué bueno que llegaron. —Reyes se acercó a ella y la recibió con una sonrisa, por fin una cara conocida. —Carlos me dijo que tenían cosas que hacer y que por eso llegarían hasta hoy, aún así, que bueno. —Así que la rata traidora la había metido en la mentira.
—Sí, pero ya quedó todo arreglado. —Victoria no tuvo otra opción que aceptarlo.
—Hija, ¿cómo estás? —El señor Sainz también la saludó. Al menos ya conocía a algunas personas, porque estar en una casa con desconocidos sería un martirio.
—Muy bien todo, disfrutando las vacaciones. —Sonrió amablemente.
Las hermanas de Carlos la saludaron mientras le presentaban a sus novios, también conoció a los padres de Caco y a los abuelos de Carlos y a algunos primos, había podido retener uno que otro nombre pero poco a poco se acordaría de todos.
—¿Qué tienes ahí, Caco? —Su madre preguntó al ver que la caja que sostenía maullaba.
—Ah, es mi gato, no tenía donde dejarlo. —Victoria sonrió y se dispuso a sacar a Bodoque de su caja. —¿A sus perros les gustan los gatos? Porque si no, puede estar en una habitación, no es un gato muy activo.
—No lo sé, nunca hemos tenido un gato en la casa, somos más gente de perros. —Reyes le dijo tomando al pequeño Oli en sus brazos mientras que alguien sostenía a piñón que se veía a punto de brincar de emoción. —Pero veamos, espero no pase nada.
Victoria puso la caja de Bodoque en el suelo sin abrirla para que así Oli, el pequeño maltes blanco de los Sainz lo olfateara y se familiarizara con su esencia. Oli sí que había olido a Bodoque, porque se acercaba a la caja con precaución. Piñón, el otro perro era una raza pura de drahthaar, o también conocido como braco alemán, básicamente era un perro cazador y Victoria casi se muere de miedo por Bodoque, pero parecía ser que era bastante amigable, al igual que Oli. Los dos perros seguían rodeando la caja de Bodoque pero más con curiosidad que otra cosa.
Victoria al ver que Bodoque no se ponía agresivo abrió la caja sin presionarlo a salir, no se tardó demasiado, pero al salir era claro que Bodoque no quería nada que ver con Oli y mucho menos con Piñón, mientras que los dos perritos solo querían jugar.
—Mira, con que no se ataquen me conformo. —Carlos dijo sonriendo al ver como Bodoque huía de sus mascotas.
—¿Dónde ponemos sus maletas? —Caco preguntó, era claro que no dormirían en la misma habitación, no cuando sus padres solo sabían que eran amigos.
—Deja que Victoria tome la habitación con vista al mar, la de invitados, la mía en mi cuarto, pero no te preocupes, que ahorita las llevamos nosotros, aprovecho para darle el tour. —Carlos tomó las riendas de la situación.
—¿Ya comieron? Estamos terminando de cocinar, por qué no van a refrescarse y salen. —La tía de Carlos les dijo mientras todos asentían y volvían a sus actividades que estaban haciendo antes de que ellos llegaran.
Victoria antes de hacer eso, dejó la comida de Bodoque y su arenero portátil afuera, porque el gato no había tomado agua ni hecho del baño.
—Ven, te enseñaré la casa. —La rubia siguió a Carlos sin ningún problema, daba la casualidad que la habitación de ambos estaría en el piso de abajo.
—La casa es muy linda. —Ella habló amablemente, era lo menos que podía decir ¿no?
—Mi padre la diseñó con ayuda de unos de sus amigos arquitectos, venimos casi todos los años. —Carlos la guió hasta una puerta, ahí le enseñó un cuarto de invitados, y como él había mencionado, era una habitación que daba al jardín con vista al mar.
La casa estaba junto al mar, así que la vista era espectacular. El cielo se encontraba sin ninguna nube y el sol brillaba en todo su esplendor.
—Dormirás aquí si no tienes problema, mi cuarto está en la puerta de al lado, cualquier cosa me avisas. —El piloto le explicó dónde estaba todo, toalla, jabón, shampoo, cualquier cosa que necesitara y se fue para que ella se pudiera cambiar.
Victoria se sentó en la cama mientras le mandaba mensaje a Lucía de que ya estaban con la familia de Carlos y que Caco los mantendría alejados de los problemas. Se había cambiado y puesto bloqueador pero se había quedado ahí viendo sus redes sociales preparándose para estar con toda la gente de ahí y no engentarse como siempre lo hacía, hasta que alguien tocó a su puerta.
—¡Adelante! —La puerta se abrió dejando entrar a Ana, una de las hermanas de Carlos.
—Me mandaron a decirte que la comida ya casi está lista. —Victoria se puso de pie.
—Claro, perdón, me quedé respondiendo unos mensajes. —Ella dejó su celular ahí mientras salía con Ana.
—Olvida el trabajo, aquí es para descansar. —Victoria asintió.
—Normalmente, ¿qué hacen en Mallorca?
—Bueno, tratamos de pasar tiempo en familia, salimos en barco, a veces los chicos van a pescar y luego cocinamos lo que traigan, vamos a dar caminatas, vamos al club, lo que sea. —Ana le decía, parecía ser que todo el día estarían ocupados. —A veces algunos se quedan, o los hombres se van, hacen ejercicio o jugar al golf, paddle, tenis, ya sabes, lo normal, básicamente a toda la familia le gusta estar muy activa todo el tiempo. —Ana podía ver que a Victoria parecía que le daría un ataque de pánico. —¿Tú qué haces en tus vacaciones?
—Oh la verdad me gustaría decir que soy igual de activa que ustedes, pero descanso, duermo, salgo a caminar o solamente estar en la alberca, leo todos los libros que pueda. A veces salgo de fiesta.
—¡Uy! Eso es actividad de primos, podríamos salir si quieres. —Ella asintió pero se preguntaba si con todas las actividades que tendría que hacer podría estar de pie el resto de la noche.
Las dos llegaron a una terraza donde había una mesa larga, los platos estaban puestos y la comida estaba en una mesa más pequeña, básicamente la gente tomaba lo que quisiera comer.
—¡Vic! Tú vas ahí. —A ella le habían dejado un asiento libre a un lado de Carlos.
Ella tomó su plato y fue a servirse como todos los demás.
—¿Quieres vino? —Carlos le preguntó y ella asintió, claro que un poco de alcohol estaría bien, siempre y cuando no terminara como la primera vez que había conocido a los padres del piloto.
Conforme cada quien se terminaba de servir, volvían a su asiento, Victoria había tomado un pedazo de pan y se lo había metido a la boca para comenzar a comer, pero la voz de Carlos Sr., la detuvo.
—Antes de comenzar me gustaría decir unas palabras. —Parecía ser que daría un brindis y Victoria quería enterrarse en el jardín de la vergüenza, era la única que había comenzado a comer.
Carlos se había dado cuenta y trataba de no reírse de la rubia y aguantar la carcajada, pero ambos compartieron una mirada que decía todo lo que no hablaban.
"Eres un genio." —Carlos la miraba negando con la cabeza.
"Cállate"
—Es un placer que como cada año la familia pudiera reunirse, normalmente siempre estamos ocupados pero considero que es importante darnos un tiempo para descansar, tranquilizar la mente y estar todos juntos. —Victoria nuevamente se sentía como en una película, una película de esas donde la familia adinerada tenía la vida perfecta y no había problemas algunos, ¿quién diría que terminaría en una de esas familias? Aunque fuera falso. —Victoria, es un verdadero placer que te nos unas y pases unos días con nosotros, eres una gran adición a estas vacaciones.
Ella sonrió, pues no había terminado de tragarse el pan.
—Y bueno, pues comencemos. —Ahora sí todos los cubiertos, y las voces comenzaron a sonar.
—¿Está bueno el pan? —Carlos le preguntó con una sonrisa burlona a Victoria.
—Cállate, no pensé que fueran a hacer un brindis. —Ella le dio un trago a su vino.
—¿Y qué tal la gira, hija? —¿Desde cuándo le habían comenzado a decir hija? Ya era la segunda vez que lo escuchaba. Prefirió no decir nada y responder lo que le decían.
—Oh muy bien, ahorita nada más me faltan pocas fechas. —Ella respondió, toda la mesa la veía y en parte no le gustaba eso ¿La estarían juzgando?
—Carlos nos dijo que tienes una hermosa voz. —Ella se sonrojó por el comentario de su tía. —Y Caco parece estar de acuerdo, podrías entrar en el show de talentos que hace el club.
—Ma, no creo que ese show deje entrar a profesionales. —Caco le respondió mientras todos concordaban y reían.
—La verdad es que no sé nada sobre ese show, pero podría ver. —Lo último que ella quería hacer era cantar, por alguna razón se sentía intimidada con la familia de Carlos.
La plática siguió, ella había comenzado a discutir un chisme sobre una celebridad con las hermanas de Carlos, al parecer habían encontrado que tenía una amante, ella no decía nada pero Carlos tosió para advertir a sus hermanas que a lo mejor no era el mejor tema para hablar enfrente de Victoria.
—Lo siento, Vic. —Blanca se disculpó al darse cuenta a que se refería su hermano.
—Oh, no te preocupes, ya no me molesta. —Victoria a lo lejos vio como Bodoque había salido al jardín y cómo se escabullía de Oli que parecía perseguirlo, Piñón ya se había rendido con el gato, probablemente Bodoque lo había atacado. —Gracias a horas de terapia.
La comida siguió su curso, ella había terminado y seguía hablando con Caco y otros de sus primos.
—Voy a servirme ¿quieres más? —Carlos atrajó su atención haciendo que ella se saliera de la conversación que estaba teniendo, la verdad es que sí quería pero le había dado pena pararse a servirse.
—Sí, pero— Carlos la interrumpió.
—Ya sé, ya sé, nada de aceitunas y el aderezo a un lado. —Ella sonrió sin poder decir nada, porque Carlos se había parado con sus dos platos.
No se tardó en regresar y cuando lo hizo Victoria le agradeció de forma sarcástica y juguetona.
—Oh muchas gracias, no sé qué haría sin ti.
—Llorar por mi pérdida. —Ella se rió. —Y comer tus aceitunas porque no habría quien se las comería.
Victoria estaba justamente pasándole una aceituna al plato de Carlos que se le había quedado a ella, mientras él se la metía a la boca y la masticaba con la boca abierta para molestar a la rubia.
—Eres asqueroso.
—¿Yo? Pero si tú haces eso siempre. —La cara de Victoria se tornó de un color rojo porque alguien podía escuchar.
—Que mentiroso. —Ambos se reían porque sabían que la mentirosa ahí era ella.
—Que no te dé pena enfrente de mi familia. —La cara de Victoria se tornó aún más roja, si es que eso fuera posible haciendo que ambas estrellas se rieran a carcajadas.
Todo esto sin darse cuenta que varias miradas curiosas se compartían en la mesa, antes de que los dos llegarán, el padre de Carlos les dijo que solo eran amigos y les dijo que era una relación por publicidad, pero que se llevaban bien, y que no debían de comentar nada, fuera o dentro de la casa. Cosa que hubiera puesto furiosa a Lucía, ella siempre era muy cuidadosa por estas cosas pero ahora, se les había ido de las manos.
Y todo había estado perfecto, porque desde que habían llegado se habían comportado como amigos, pero a los Sainz se les olvidaba que había ocasiones en donde la química que Victoria y Carlos tenían podía sentirse por todo el lugar, y que ellos no se daban cuenta, eso era lo que había pasado, porque todo mundo los veía con cara de: "Si aja, claro que son amigos"
Después de comer, la familia decidió reposar un rato, Victoria volvió por su celular y a buscar a Bodoque, que ya estaba en manos de Ana y Blanca.
—Es un consentido. —Carlos llegó por detrás y le susurró en el oído haciendo que ella lo volteara a ver.
—Déjalo, ya se cansará de ellas y se irá a esconder. —Ella sonrió.
Era chistoso, porque para Carlos, Victoria era igual que Bodoque, siempre se alejaba una vez que se cansaba de la gente, recargaba su energía y regresaba, pero en algún momento tenía que estar sola y ella en verdad lo disfrutaba.
—¿Piensas hacer algo? —Ella negó. —Bien, irémos a comprar algunas cosas para la noche en la cena, ¿quieres venir? Así conoces un poco más el lugar.
—Vale, iré por mis cosas.
Carlos, junto con sus primos iban a ir a la ciudad, así que ella se les unió, Blanca y Ana decidieron quedarse a tomar el sol junto con sus novios.
Al llegar a la ciudad, dejaron el auto en un estacionamiento y fueron a pie a un mercado al aire libre. Los primos de Carlos iban viendo todos los puestos, ellos dos iban caminando, uno que otra persona se les acercaba para tomarse una foto, la cual se la daban sin perder tanto tiempo.
Victoria trataba de observar todo, ya se había acercado a un puesto a comprar algo de fruta que se le había antojado, los primos estaban regados, ella se había alejado del grupo hasta que vio a Carlos acercarse de nuevo.
—¿Llevarás eso? —Victoria asintió mientras terminaba de pagar y tomaba sus bolsas.
—No sé si es porque es verano o que, pero me siento muy relajada. De verdad. —Carlos sonrió.
—Así es como deberías estar en el verano.
—Lo sé, es solo que ya sabes, las vacaciones de invierno no las sentí así. —Era imposible no comprarlas.
—Pero ya estás mejor. —Ella sonrió y no pudo evitar acercarse a darle un beso casto en los labios del piloto, cuando se iba alejando, Victoria pudo sentir como Carlos sonreía.
La pareja siguió caminando de la mano, ya iban todos de regreso al auto, pero al pasar por un pequeño negocio que parecía ser un restaurante bar, salió un hombre con los brazos extendidos y gritando.
—Eh, Carlos, ¿ya no saludas?
El madrileño se dio la vuelta al escuchar su nombre, el hombre en cuestión parecía ser un amigo de Carlos, porque el piloto la jaló hasta donde él estaba.
—¡Mario! —Carlos respondió en forma de saludo, soltando a Victoria para poder darle un abrazo al desconocido. —¡Vic! ven. —Ella se acercó más. —Mario ella es...
—¡Victoria Ellis! Claro que la conozco.
—Un placer. —La rubia extendió su mano y saludó al amigo de Carlos.
—Mario García. —Ella sonrió. —¿Piensan estar mucho tiempo aquí?
—Mi familia se quedará un buen rato, nosotros a lo mucho una semana. —Carlos respondió por ambos.
—Entonces tienen que venir mañana por la noche. —El hombre señaló su local. —Acabamos de abrir y hoy es noche de mojitos, pero mañana habrá karaoke y el ambiente es excelente.
—No lo sé. —Carlos se rascó la nuca inseguro, todo dependía de su familia y de sus planes y en realidad, si dependiera de él sería no, él no quería salir.
—Joder, vamos Carlos, ¿hace cuánto que no nos vemos? Es más, trae a toda tu familia, tengo espacio para todos, estoy seguro que les gustará y los atenderé de maravilla, no se arrepentiran.
Carlos aún no se veía muy convencido, Victoria podía ver la incomodidad en su cara, pero no quería meterse, Carlos tenía que ser quien lo rechazara.
—Está bien, traeré a todos a las ¿Mañana por las 8? ¿Estará bien?
—¡Estupendo! Sí, a las 8 estará perfecto. —Mario se despidió de ellos y regresó a su negocio.
Una vez que Victoria se aseguró que nadie los escuchaba, habló:
—¿Por qué no le dijiste que no? Estoy segura que no quieres ir. —Las dos estrellas seguían caminando, de vuelta al auto donde habían quedado de reunirse con los demás una vez que terminara cada quien sus compras.
—No lo sé, es amigo de la familia.
—Pero eso no quita de que no querías hacerlo. —Victoria repitió.
—Yo no soy como tú Vic, la gente espera cosas de mí. —Parecía ser que se estaba sincerando.
—¿A qué te refieres? La gente también espera cosas de mí. —En parte era cierto.
—Sí, pero es diferente, mi familia... mis amigos, todos quieren que haga cosas y no puedo simplemente decirles que no, tú puedes, porque bueno, no te importa lo que los demás piensen de ti, si te niegas. —Carlos se sentía algo avergonzado. —Pero conmigo, la gente me reprocha todo el tiempo las decisiones que tomó, dicen que tengo que pensar en más gente además de mí.
Carlos le hablaba con coraje en la voz, no con ella, pero consigo mismo.
—¿Y entonces vas a hacer siempre lo que la gente espera de ti? ¿Solo para no decepcionarlos? —Por fin habían llegado a donde estaba el auto estacionado.
—No.
—Vale, te creo, solo pienso que deberías ser un poco más egoísta, estoy segura de que serías más feliz. —Los dos se recargaron en una puerta, no llevaban las llaves así que se quedaron afuera.
—¿Ah sí? —Carlos preguntó divertido poniéndose frente a la cantante, quería amenizar el ambiente que se había creado.
Ella rodó los ojos, sabía que se estaba burlando.
—Sí. —Victoria respondió tajante mientras el piloto la rodeó con sus brazos por la cintura mientras ella trataba de no dejarse influenciar por él.
—Vamos preciosa, dame un beso y tal vez te haga caso. —Carlos la molestaba mientras ella trataba de zafarse.
—¡Eres malo! ¿Cómo me provocas así sabiendo que tu familia está cerca? —Ella lo miró mal mientras Carlos disfrutaba verla molesta.
—¿Yo? ¿Pero si yo no estoy haciendo nada? —Fingía una inocencia que no le quedaba pero que a Victoria la traicionaba, porque adoraba verlo así.
La rubia no pudo más y tomó el cuello del madrileño para acercarlo a él, ella estaba recargada en la puerta del auto y Carlos frente a ella dejándole cero espacio para escapar, pero con Carlos besándola no había forma de que ella quisiera huir.
El piloto tomó la liga del cabello de Victoria y lo soltó, para luego pasar una de sus manos por él, le gustaba su aroma y despeinarla mientras que con su otra mano la acercaba lo más que podía a él por la cintura.
Seguían besándose con urgencia cuando se escuchó como el seguro del auto se quitaba, asustando a las estrellas haciendo que se separaran como si alguien les hubiera echado agua encima.
Al hacerlo, estaban dos de los primos de Carlos viendo la escena.
—¿Todo bien, chicos? —Carlos preguntó fingiendo demencia, como si no los hubieran cachado.
—Sí, ¿ustedes? —Preguntaba uno de ellos aguantando la risa mientras que el otro se reía fuerte y claro.
Victoria se sonrojó completamente, Carlos trató de no decirle una majadería para no avergonzar más a la cantante, así que solo puso una de sus manos detrás de ella, abrazándola.
Carlos comenzaba a odiar el hecho de venir a Mallorca con su familia por primera vez en toda su vida, porque Victoria era una visión perfecta, tenía los labios rojos e hinchados por el beso y su cabello estaba despeinado y ese sonrojo en sus mejillas la hacían ver irresistible. Si se hubieran quedado en casa, la tendría para él solo día y noche, y ahora, no solo tendrían que convivir con su familia durante el día, también tendrían que dormir en cuartos separados.
—Estábamos esperándolos. —Carlos seguía en la posición de fingir que nada pasaba.
—¡Hey! Pero si no se veían para nada aburridos. —De nuevo, sus primos rieron fuerte y Victoria quiso enterrar su cabeza en la tierra como una avestruz.
—¿Ya nos vamos? —Victoria preguntó esperando que con eso cambiaría del tema, pero los primos de Carlos no los dejarían escapar tan pronto.
—Nada más esperamos a Caco.
Como por arte de magia, Caco llegó hasta ellos con una sonrisa ignorando lo que acababa de suceder.
—Listo, ¿estamos todos? —Preguntó mientras los demás se veían.
—Sí. —Uno de los primos volvió a hablar, Victoria todavía no sabía sus nombres. —A menos que Carlos y Victoria hubieran dejado algo pendiente.
Caco los miró interrogante: —¿Qué dejaron pendiente?
—Nada. —Las dos estrellas respondieron al mismo tiempo mientras quienes los habían descubierto se reían, todos subieron de vuelta al auto y regresaron a la casa.
Por el resto del día, la pasaron en la alberca, tomando el sol, o en el mar, luego, la familia se separó y cada quien fue a hacer sus cosas.
Victoria supo que era su momento para alejarse y poder tener un tiempo a solas, tiempo que verdaderamente necesitaba, fue hasta su maleta por un libro que tenía pendiente y salió de nuevo a la sala para tomar asiento en el sillón.
Había estado recostada en el recarga brazos, con los pies sobre el sillón ocupando los dos de los tres lugares, y estaba feliz, porque nadie la molestaba, o eso ella creía, porque un perrito juguetón se había subido hasta donde ella estaba y no la dejaba continuar con su lectura.
—Oli, basta, hazte para allá. —Victoria había perdido la hoja de su lectura al cerrar el libro y tratar de que la mascota de los Sainz no le lamiera la cara.
A ella no le encantaban los perros, no tenía nada encontrar de ellos, pero eran tan... activos y parecían que eran niños pequeños a los que les habían dado azúcar después de las 8 de la noche, al menos Bodoque no le lamía la cara como ellos y disfrutaba su tiempo a solas como ella.
—Eres un perrito muy travieso. —Victoria puso su libro a un lado para poder tomar al maltés de la familia y comenzar a acariciarlo. —Ahora veo porque no le agradas a Bodoque, no le gustan los animales que se mueven mucho.
El perrito estaba ya sobre ella, pero más calmado, Victoria estaba acariciándolo cuando ahora fue Carlos quien llegó a molestar.
—Mueve tus piernas. —El piloto la obligó a levantarlas para sentarse ahí y ella puso sus piernas sobre las de Carlos.
—¿Si sabes que había otro lugar disponible? —La rubia sonrió señalándole el tercer espacio del sillón.
—No lo vi. —Carlos mintió sonriendo. —Veo que ya te encontró.
—Creo que le agrado. —Vic dijo aún con el perrito acostado sobre ella dejando que las manos de Victoria lo acariciaran.
—No te sientas muy importante, a Oli le agradan todos. —Carlos dijo riendo mientras Victoria le soltaba una patada en el brazo. —Ouch.
—Cabrón. —Oli nada más volteaba a ver a Carlos siento atacado por la rubia que le estaba dando amor, y como a él no le hacía nada malo, decidió quedarse ahí.
—Oh-oh. Tienes problemas. —Carlos dijo mirando al suelo.
Y en el suelo se podía ver Bodoque, quien los observaba sin moverse y se veía claramente molesto, al ver al peque perrito en brazos de su dueña.
—Ven acá, Bodoque. —Carlos se estiró un poco y atrajo al gato hasta él. —¿Qué, mi amor? ¿Ya no te hacen caso?
Victoria estaba a punto de matar a Carlos. ¿¡BODOQUE?! ¡¡¿¿MI AMOR??!! Ese jodido bastardo jamás le hablaba así a su gato.
—¿Qué carajos te pasa? ¡TÚ NUNCA LE HABLAS POR SU NOMBRE! SIEMPRE LE DICES GORDO. —Victoria estaba furiosa, mientras Carlos abrazaba a Bodoque.
Y Bodoque parecía que estaba en el mismo canal que Carlos, porque el gato se estaba restregando en él y Carlos lo dejaba mientras lo abrazaba.
—Ay mi Bodoque, esa mujer malvada no te hace caso. —Carlos le hablaba al gato como si de un bebé se tratara mientras dejaba que el gato se acercara hasta él.
—Carlos, no lo incites.
—No me digas que hacer o mi mejor amigo va a arañarte. —Carlos dijo sonriendo, estaba claro que estaba disfrutando toda esta situación.
Victoria no podía correr a Oli de sus piernas, no tenía corazón para hacerlo, pero odiaba que Bodoque estuviera disfrutando de su vida con Carlos.
—Lo detestas ¿no es así? —Carlos le preguntó al ver que Victoria no respondía nada y lo miraba queriéndolo matar. —Detestas que Bodoque esté conmigo.
—Claro que lo detesto.
—Es bueno saber que todavía hay celos dentro de ese cuerpo. —Oh Carlos, no tienes la menor idea.
Luego, se quedaron así hablando por un rato, Carlos estaba aún con Bodoque en brazos y Victoria con Oli, las dos mascotas se habían quedado dormidas en sus respectivos lugares por el cariño de las estrellas.
Victoria estaba por quedarse dormida también cuando Carlos le habló.
—Mañana te llevaré a pescar. —Eso hizo que la rubia le pusiera atención.
—¿Bromeas?
—No. —Carlos sonrió acomodándose en el sillón. —Vamos, será divertido.
—Está bien. —No había forma de decirle que no, además la rubia no quería quedarse sola con la familia de Carlos.
—Solo que habrá un problemita. —Carlos la miró sonriendo inocente. —Tienes que levantarte temprano.
—Carajo, se supone que estoy de vacaciones.
—Vamos, no te hará mal un poco de rayos de sol mañaneros. —Carlos decía sonriendo, sabiendo que ella odiaba levantarse temprano.
—Está bien, ahora, ¿ya me darás a mi gato? —Ella preguntó todavía molesta de ver la tranquilidad de Bodoque dormido sobre Carlos.
—Claro, aunque no creo que él quiera irse contigo en este momento. —Carlos respondió nuevamente burlón.
—¡CHICOS LA CENA! —Se escuchó un grito desde afuera donde habían estado comiendo y las dos estrellas fueron como se les indicó, todos los que estaban esparcidos por la casa, obedecieron de la misma forma y llegaron a sentarse.
Carlos había decidido sentarse cerca de sus primos y cuando Victoria quiso llegar hasta allá se dio cuenta que no había lugar para ella, y como ella entendía que Carlos quería disfrutar con su familia, fue a encontrar otro espacio en la mesa.
—Bienvenida al lado de los adultos. —Fue el señor Sainz quien le indicó que podía sentarse junto a él.
—Gracias, supongo que es un buen lado.
—¡Vic! Aquí hay un espacio. —Carlos le gritó desde el otro lado de la mesa, pero ella ya no quería moverse.
—No te preocupes, me quedo aquí. —Ella sonrió mientras Carlos asentía entiendo su decisión.
Todos comenzaron a servirse de lo que había de comer y a disfrutar entre todos.
—Y dime hija, ¿qué es lo que has hecho estas vacaciones? —El señor Sainz comenzaba a hablar con la chica mientras ambos se pasaban el pan.
—Oh ya sabe, lo normal, descansar, leer, ver series, ir a terapia.
—¿Algo que me recomiendes leer o ver? —A Victoria no podía agradarle más aquel hombre, en verdad se veía interesado en lo que ella tenía que decir.
—A usted le gusta el futbol, ¿no? —El señor Sainz le ofreció algo de vino y ella aceptó.
A lo lejos se podía ver a Carlos viendo a su padre con Victoria hablando amenamente y sonrió ante la escena distrayéndose un momento de la plática con sus primos.
—Claro, uno de los mejores deportes del mundo. —Victoria se rió por la reacción del hombre
—Comencé a ver una serie de futbol, se llama Ted Lasso, pero no sé, yo que no soy fan del deporte considero que es una buena serie. —Carlos sr. asintió mientras comía invitándola a seguir hablando de la serie. —Habla de cosas importantes, de crecimiento personal ¿sabe?
—Suena interesante, prometo verla. —Victoria asintió mientras seguían. —Pero ¿estás descansando?
—Claro. —Ella habló sin entender a donde quería llegar el señor, pues siempre aprendía que el padre de Carlos hablaba de cosas importantes disfrazadas de cosas común, eso también le agradaba.
—¿Verdaderamente descansando? —Parecía ser que no le creía, si tan solo supiera que no había estado haciendo nada sobre su tercer disco, tal vez le creería.
—Lo juro. —Victoria alzó su mano asegurándole al hombre que en verdad lo hacía.
—Es necesario descansar ¿sabes? Tomarse un tiempo para disfrutar todo lo que tu esfuerzo te ha dado.
—¿Usted descansa? —Victoria preguntó burlona, pues sabía que el señor Sainz, tanto como Carlos eran unos obsesivos con su trabajo.
—Vale, me tienes. —Carlos sr. se rió pues parecía que lo había descubierto. —Pero ya estoy viejo, creo que tendré tiempo para descansar conforme siga creciendo, tengo que aprovechar mis últimos años, además, es por eso que la familia viene a Mallorca, a descansar.
—Es hermoso, y su casa lo es igual.
—Esto es por lo que trabajé, la familia es importante para mí. —Victoria asintió, parecía ser un tema recurrente con los Sainz.
—Mi madre y yo, cuando no tenía clases y no tenía castings, nos quedábamos en casa y nos poníamos a cocinar, eso para mí, eran como sus viajes a Mallorca. —Victoria sonrió añorando esos recuerdos. —Más cuando llovía y nos sentábamos a comer lo que sea que hubiéramos horneado viendo a la gente en la calle.
—¿Hace cuánto que no ves a tu madre? —Carlos Sr. preguntó y a Victoria le dio vergüenza responder.
—7, tal vez 8 meses. —El señor Sainz no quiso sorprenderse pero no lo logró. —Lo sé, lo sé, es bastante tiempo, pero ella lo entiende ¿sabe?
—¿Lo entiende? —El padre de Carlos entendía que la relación de Victoria con su madre, era completamente diferente a la dinámica familiar de los Sainz. Ella ya se lo había comentado.
—Pues primero fue el fiasco con Rogelio, luego el comienzo del tour, así que no he estado en Estados Unidos desde hace un buen rato, no lo sé, solo se que lo entiende. —Pero Victoria se sentía mal después de ver como se trataba la familia de Carlos.
—Vale, comienzo a entender que eso le funciona a ustedes. —El señor Sainz le dio una sonrisa para calmarla.
—Supongo que siempre podría darle una llamada. —Victoria dijo continuando con su comida desviando su mirada como si el tema no le hubiera revuelto sus adentros.
—Siempre y cuando te sientas cómoda. —Carlos sr dijo mientras la veía.
A lo lejos, quien no había podido quitar la mirada de los "mejores amigos" había sido Carlos. El piloto sabía que ambos habían encontrado una forma de congeniar, pero verdaderamente se veía que disfrutaban la compañía del otro, ahora entendía porque Victoria no quiso ir a sentarse con él.
La cena continuó y luego, cada quien se fue a su habitación, una vez adentro, Victoria tomó su celular y marcó a su madre, eran las 2 de la tarde donde ella vivía.
—¿Tori? —La voz de su madre sonaba preocupada.
—Hola mamá. —Ella dijo mientras se revisaba las uñas, por alguna razón estaba nerviosa.
—¿Todo bien mi amor? ¿Dónde estás? ¿Necesitas algo? —Victoria rodó los ojos al escuchar a su madre tan preocupada.
—Todo bien mujer, solo llamaba... —¿Para qué llamaba?
Addison, la madre de Victoria entendió que su hija no estaba en peligro, se espantó al ver su nombre en la pantalla de su celular, porque Victoria nunca le hablaba por teléfono a menos que fuera estrictamente necesario.
—Tori, ¿por qué no vienes a Los Ángeles? Estoy segura que estas de vacaciones. —Su madre había descubierto sus intenciones.
—No puedo ahorita ma, pero pensaba en visitarte por Octubre, iré a Texas y podía aterrizar primero en Los Ángeles. —Victoria sonrió sabiendo que su madre no podía verla.
—Me parece perfecto.
Después de eso, las dos mujeres hablaron un rato, más que nada fue del trabajo de Victoria y Addison hablaba de chismes de su club, nunca hablaban de sus vidas, hasta eso eran muy profesional, pero de nuevo, eso era lo que les funcionaba a ellas.
Después de un rato, Victoria colgó y se quedó dormida.
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Y bueno, les presentó a Addison Ellis, para las que hayan visto la película quiero que sepan que todo lo que es Celia Foote, es Addison Ellis.
*Se agregará en el apartado de personajes.
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1/3
Sí hay EXTRA
So, esta es la primera parte del maratón, espero que les haya gustado, algo tierno pero poco a poco tomará forma.
Nos vemos mañana para la segunda parte.
Cualquier cosa háganlo saber en los comentarios y bueno, para informarles que estaré leyendo sus comentarios en Instagram, el user es el mismo que aquí.
JavaddMad
Las quiero Fer <3
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