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Capítulo 1.

¡Hola! Estoy de regreso con esta historia. Les pido que lean la nota al final de capítulo para aclarar algunas cosas ;)

Hennie

Las pinceladas sobre el lienzo eran delicadas y tenues. Movía el pincel de un extremo del lienzo al otro, con tal sutileza que parecía el pedazo de madera danzaba entre sus dedos. El sol de la mañana se colaba por la ventana y las cortinas de color blanco. Mannes se encontraba sentado frente al caballete, en su mano derecha sostenía el pincel que movía con agilidad y con la mano izquierda la paleta de donde tomaba un poco de pintura de vez en cuando.

Bélgica era un lugar hermoso para tomar muchas postales y querer pintarlas todas. Pero yo extrañaba Ámsterdam, mi hogar, mi lugar de nacimiento y al cual le tenía mucho cariño. Habían pasado dos meses ya desde que dejamos nuestro hogar y cada día pensaba en eso, cada día me atormentaba con lo mismo. Mis padres no se iban de mis pensamientos y no se irían hasta que no los encontremos.

Me encontraba con las piernas flexionadas sobre el colchón y la laptop sobre estas. Desde hacía semanas que no dejaba de escribir y escribir, las ideas llegaban a mí cómo un caudal de agua tibia.

Escuché ruido pero no despegué mis ojos de la pantalla.

—Creo que es hora de ir a desayunar —sugirió Mannes. Al levantar la cabeza lo vi ahí, de pie frente a mí. Su cabello era un desastre, tenía manchas de pintura en las manos, el rostro y porqué no, también en la ropa.

—¿Qué horas son? —le pregunté buscando la hora en la parte inferior derecha de la laptop.

—Las diez de la mañana —dijo él mirando el reloj colgado en la pared de enfrente.

Dejé la laptop a un lado y me puse de pie para estirarme. Esta era mi rutina desde hace semanas. Dormir tarde y despertar tarde por estar escribiendo cómo una loca.

—¿Cómo va esa novela tuya? —se acercó para rodear mi cintura con sus manos y atrapar mi cuerpo con sus brazos. Me atrajo a él y mis senos se pegaron a su duro pecho —. ¿Por fin vas a dejar que tus protagonistas sean felices? —tenía su rostro muy cerca del mío.

Soltó mi cintura y con dos dedos apartó un mechón rebelde que caía en mi mejilla. Lo hizo a un lado dejándolo detrás de mi oreja.

—En este momento Caden no aparece y Bryony sufre por él —sus cejas subieron un poco.

—¿Cómo me dijiste que se llama? —preguntó.

—Eternal —respondí subiendo mis manos a su cuello.

—¿Y de qué trata? —dejó un tierno beso en la punta de mi nariz.

—Vampiros, hombres lobo, demonios, brujas...—le resté importancia.

—Tienes una buena trama —sonreí ante sus palabras.

—Dijiste lo mismo de la otra historia y esa no tenía una buena trama.

—Todo lo que tú haces es bueno —dijo con un tono de voz un poco...lascivo.

—¿De qué estamos hablando? —entorné los ojos.

—De tus historias, claro está —se aclaró la garganta —. Vamos a desayunar, ya sabes que a tu hermano no le gusta que lo hagan esperar —asentí y antes de salir dejó un beso en mi frente.

Salí primero que él ya que se quedó lavando las manos y al bajar lo primero que vi fue a Mees entrar por la puerta que daba al patio. Su frente estaba perlada en sudor y se veía agitado. Detrás de él venía Khail, igual de sudado que Mees y su ropa estaba mojada. Me quedé a media escalera y ellos entraron a la casa.

—Hola, Hennie —dijo Mees y Khail se limpió el sudor con el puño de su sudadera.

—¿Fueron a correr? —les pregunté a ambos y los dos asintieron con la cabeza.

Mees ya estaba mucho mejor, la herida empezó a sanar y él a cuidarse cómo era debido. Junto a Khail empezaron a ejercitarse y el ruso nos enseñaba cómo usar un arma. Mees era el encargado de nosotros, él lo dijo hace meses y también se iba a asegurar de que lleguemos con bien a casa.

—¿Ya desayunaron? —preguntó Mees.

—No, todavía no —terminé de bajar las escaleras y fui a la cocina con Mees y Khail atrás de mí. Al entrar, el ruso fue hacia el fregadero y se sirvió un poco de agua.

—Están apestosos a sudor —Haden arrugó la nariz y miró con desdén a Mees y Khail —. ¿Pueden ir a darse un baño? —entornó los ojos hacia ambos.

—Pesado —musitó Mees a la vez que cogía un pancake y se lo llevaba a la boca. Haden alcanzó a darle un manotazo. Mees gruñó y fue hacia las escaleras.

—Tonto —Haden regreso a hacer lo suyo.

—¿Quieres que te ayude? —le pregunté a mi hermano que se giró a verme y asintió con una linda sonrisa en los labios.

—Puedes poner la mesa —señaló la mesa y empecé a sacar los platos y la cubertería.

—¿Has visto a Ro? —le pregunté poniendo los platos frente a cada silla.

—Debe estar acostada —encogió un hombro y siguió con lo suyo.

—¿Dev y Elián? —fui por los vasos y tazas.

—Dev esta con Lev y a Elián no lo he visto —miré hacia las escaleras esperando que alguno de ellos bajara.

Después de algunos minutos todos ya estaban en las sillas, dispuestos a empezar a desayunar. Pero faltaban Lev y Devany. Elián estaba un poco más serio de lo que usualmente es. Me iba a poner de pie cuando ambos entraron sonriendo.

—Les tenemos buenas noticias —dijo Lev. Cada uno de nosotros se detuvo y nos giramos para verlos a ambos.

—¿Son buenas noticias? —preguntó Mees a lo que su melliza asintió con la cabeza.

—Sí —dijo con alegría en la voz y los ojos iluminados.

—Hablen de una vez —instó Robin bebiendo de su café.

—¿Recuerdan que hace semanas vimos transacciones raras en las cuenta de sus padres? —Mees asintió con la cabeza.

—No había nada después de eso —comentó Alen un poco desanimado.

Era bien sabido ya que desde hace semanas no sabíamos nada de nuestros padres y no queríamos pensar que estaban muertos porque esa noticia ya se hubiera regado por todo Ámsterdam y sus alrededores.

—Dijimos que íbamos a buscar solo en Ámsterdam para saber si sus padres estaban escondidos por ahí, fingiendo ser alguien que no son —habló Lev. Todos teníamos la atención en él —. No me limité en eso, quise ir más allá y tengo contactos en la policía, ellos han contactado con otros policías y juntos hemos estado buscando...—Mees interrumpió a Lev.

—Ve al grano, Lev —le dio una mordida a su pan arrancando un pedazo.

—La cosa es que sus padres sí están vivos y están cerca de Ámsterdam.

Al decir esto dejé mi tostada en el plato, mi pulso se disparó y mi corazón empezó a latir rápidamente. Ro parpadeó, parecía no entender lo que Lev dijo. Mees se quedó con la boca abierta, procesando lo que el ruso dijo. Alen suspiró y Haden derramó un par de lágrimas.

—¿Qué estás diciendo? —le preguntó mi hermano —. ¿Es una estúpida broma?

—Yo no podría bromear con eso —Lev se acercó y dejó encima de la mesa la laptop que siempre traía con él. La pantalla daba directamente a nosotros y empezó a pasar algunas imágenes.

—Este de aquí es Rykel —señaló con un dedo —. Eso fue hace un mes en Alemania, estuvieron ahí al menos una semana, porque después de eso no hubo movimiento —cambió la imagen y ahora apareció en la pantalla una mujer.

—Esa es mi madre —dijo Robin poniéndose de pie —. Es mi madre, la podría reconocer hasta con una peluca rubia.

Y en efecto la mujer de esa fotografía llevaba puesta una peluca de color castaño, el cabello era mucho más corto que el de la tía Aleid.

—Es nuestra madre, Alen —Robin regreso a su lugar apretando la mano de Alen. Este solo pudo asentir con la cabeza.

—Esto fue en Stuttgart —de nuevo cambió la imagen y ahí estaban Daen y Hein.

—¡Ese es papá! —señaló Mees mirando a su hermana.

—Lo sé —Mees se puso de pie y abrazó a Dev.

—Es nuestro padre —le dije a Haden —. ¡Es papá! —dije con efusividad llevándome las manos a la boca. Mannes no dudó en abrazarme.

—Esto es en Munster, hace una semana —aclaró Lev —. Entonces hemos deducido que se están acercando a Ámsterdam.

—Tenemos que ir a casa —se adelantó Robin —. Si ellos se están acercando a Ámsterdam deberían llegar pronto —Ro se veía extasiada y emocionada. Pero antes de que pudiera decir una palabras más, Mees la detuvo de golpe.

—No podemos ir a Ámsterdam, no ahora, no en la situación en la que nos encontramos —su voz era serena pero demandante —. Nos están buscando hasta por debajo de las piedras porque quieren nuestras cabezas en bandeja de plata y no les vamos a dar esa satisfacción.

Este Mees no era el mismo Mees de dos meses atrás, este era mucho más calculador, frío y astuto. Era bueno que en este tiempo aprendiera a defenderse a cuidar de sí y a saber como mover las piezas para su beneficio.

—¿Qué estás diciendo? —Robin se puso de pie, molesta. No le gustaba en nada lo que Mees dijo —. Nuestros padres están vivos, Mees y lo menos que podemos hacer es regresar a casa.

—No podemos ir ahora —dijo despreocupado regresando a su lugar —. Primero debemos estar seguros que nuestros padres están en casa y más que nada que las cosas están tranquilas. Así estaremos seguros, podremos regresar a casa y por fin planear nuestra venganza —se acomodó en la silla. Todos lo miramos con un poco de miedo y orgullo a la vez.

—La venganza se hará, eso tenlo por seguro —aseguró Robin —. Nada más debemos encontrar a nuestros padres y hacernos de aliados para poder llevar a cabo el plan. Hou y los Basile no sabrán por donde les llegó el primer golpe —espetó Ro.

—A mí me alegra que nuestros papás están bien y que pronto los vamos a ver —dije en un suspiro —. Quiero verlos a ambos —sentí un nudo en la garganta.

—Y pronto los vamos a ver, Hennie —dijo Haden.

Después de tanto sufrir por fin podía ver la luz al final de aquel túnel. Fueron meses en incertidumbre, llenos de miedo y tristeza, pensando que nuestros padres estaban muertos y que jamás los íbamos a volver a ver. Pero ahora...Ahora sabíamos que estaban vivos y que pronto nos íbamos a reunir con ellos. Los extrañaba tanto y era feliz estando con mis primos pero mis padres eran mis padres y nadie iba a poder reemplazarlos jamás. Ellos eran tan importantes para mí cómo lo era Haden o cualquiera de mis primos.

Al terminar de desayunar ayudamos a Haden con los platos llevándolos al fregadero, limpiamos la mesa y lavamos todo lo que ensuciamos. Mannes y yo aprovechamos que este día no estaba tan frío para salir a caminar un poco a los alrededores. Este lugar era hermoso por donde lo vieras pero nada se comparaba con estar en casa. Eso era lo que más quería en ese momento, regresar a casa.

Dev

Lev y yo terminamos de revisar las últimas grabaciones que le habían mandado sus contactos. Eran más de la doce de la noche y no sentimos cuando la noche cayó. Últimamente pasaba tiempo con él para ayudarle a revisar cada grabación que llegaba a su mail, eran horas y horas de videos que para él hubiese sido imposible revisar todo solo.

Bostecé y estiré los brazos. Lev se rio un poco.

—Creo que deberías ir a dormir, ya me has ayudado mucho en estas semanas, Dev —me cubrí la boca y me pase los dedos bajos los ojos —. Ahora no hay mucho que revisar, ya sabemos que sus padres están cerca y lo que diga Mees y Robin debo informar a mis contactos.

Asentí con la cabeza y me puse de pie.

—Está bien, iré a dormir pero cualquier cosa que pase me avisas —lo señalé con un dedo.

—Sabes que sí, Dev —salí de la sala y empecé a subir las escaleras.

Ya todos estaban dormidos, al menos los demás sí porque Ro y Khail no, era seguro que estaban follando en su habitación. Esos dos eran más calientes que el sol así que no era raro escuchar gemidos y jadeos en la noche y parte de la madrugada, ellos no tenían llenadera.

Al entrar a la habitación cerré la puerta con mucho cuidado de no hacer ruido para no despertar a Elián. Sí, dormíamos en la misma habitación pero con la clara advertencia de Mees de que no podíamos hacer nada y cuando decía nada se refería al sexo.

—Estoy despierto, Dev —me encogí de hombros y me empecé a quitar la ropa para ponerme mi pijama.

—Lamento despertarte —musité en medio de la oscuridad.

—No me despertaste —lo escuché moverse y encendió la lámpara a su lado de la cama.

—¿Entonces? —enarqué una ceja y dejé mi sudadera en el pequeño sofá en una de las esquinas de la habitación —. ¿Qué pasa Elián? —me senté en los pies de la cama.

—Eso mismo quiero saber yo, ¿Qué pasa, Dev? Hace semanas que no estás conmigo y no quiero que todo el tiempo sea así, pero te extraño. Ahora pasas más tiempo con Lev —espetó esto último y ahí entendí qué estaba pasando.

—¿Estás celoso? —frunció el ceño.

—¿Debería de estarlo? —negué con la cabeza —. ¿Todavía me quieres Devany De Vaux? —su pregunta salió en un hilo que me caló los huesos.

—Te quiero mucho, Elián, más de lo que debería —musité trémula.

—¿Entonces que está pasando? —tragué saliva —. ¿Hice algo mal? Dime, lo que sea lo puedo arreglar, solo quiero ser un buen hombre para ti, Devany.

—No, no has hecho nada malo, es solo que...—este era el momento que había estado evitando desde hace semanas.

—¿Es solo que qué? —enarcó una ceja.

—Siento cosas, ¿lo sabes? Siento cosas por ti y...—pase saliva.

—¿Y? —insistió Elián —. Dime, lo que sea lo voy a entender.

—Como te digo esto sin que se escuche que estoy desesperada —suspiré y lo miré a los ojos —. Te deseo, Elián, te deseo de una manera sexual y sensual —lo había dicho y ya no había vuelta atrás.

Elián se quedó con la boca abierta, parpadeó un par de veces y después apretó los labios en una fina línea.

—¿Estás hablando de...? —ni siquiera lo dejé terminar.

—De sexo, sí, estoy hablando de sexo —Elián suspiró.

—Pensé que era otra cosa —comentó más relajado.

—¿Qué? —pregunté incrédula.

—Eso no tiene nada de malo, Dev, es normal que haya deseo entre nosotros, somos una pareja y hemos tenido algunos encuentros —dijo desde su lugar.

Y claro que hubo algunos encuentros, besos, manoseos y un poco más que eso...Pero tenía miedo que él se arrepienta de estar conmigo.

—¿Esto es por lo que pasó hace años? —asentí con pena —. Ven aquí —me pidió estirando su mano hacia mí y no dudé en cogerla. Me acerqué trepando por la cama y me hizo sentarme a horcajadas encima de él. Estaba peligrosamente cerca de él.

—No tienes que preocuparte por eso —apartó mi cabello y lo puso detrás de la oreja —. Tú me gustas, te quiero y me provocas muchas cosas.

Cogió mi mano y con cuidado la bajó en medio de sus piernas, ahí donde su erección era más que evidente. No pude evitar abrir los ojos al sentir lo abultado bajo sus pantalones y quise tocar un poco más pero me contuve.

—Tú me provocas eso con tan solo existir, Dev —sonreí ante sus palabras.

—No sabía que yo pudiera provocar eso en un hombre —subió mi mano a la altura de sus labios y dejó un par de besos en mis nudillos.

—No sabes cuantas veces he querido hacerte el amor en esta cama, pero me da un poco de miedo que Mees entre y me rompa el cuello —pasó saliva —. Que no te lo diga no quiere decir que no me excites a niveles insuperables.

—Yo también quiero estar contigo —acepté con una sonrisa ladina y él sonrió.

No dijo nada, solo tomó posesión de mis labios deslizando su lengua sobre estos y abriendo mi boca que estaba deseosa por besarlo de nuevo. Puse mis manos en sus hombros mientras que las suyas se detuvieron en mi cintura y apretó un par de veces hundiendo sus dedos en la fina tela de mi blusa. Su lengua era suave y tibia, húmeda y sabía bien, se metía en mi boca sin descaro alguno y de vez en cuando mordía mis labios y mi lengua.

—Elián —jadeé en su boca. Apretó sus labios a los míos sin dejar de verme y sentí un rico escalofrío crepitar por mis huesos cuando su mirada se volvió lasciva.

—Quiero probarte de nuevo, Dev —asentí con la cabeza y bajé mis manos a la orilla de mi blusa que no tardé en quitarme y dejar a un lado en el suelo. Elián posó sus ojos en mi sostén y sus manos fueron directamente al broche en mi espalda, le costó un poco quitarlo pero al final me ayudó y dejó la prenda en el suelo también. Sus labios se posaron alrededor de mi pezón y su lengua se pasó de un extremo al otro. El frío de la noche contrastaba con el calor que se empezaba a apoderar de todo mi cuerpo y mis pezones se levantaron en ese instante.

Ya habíamos hecho esto un par de veces, una de las ocasiones llegué al orgasmo con tan solo el roce de sus dedos en mi intimidad. No tuvo que meter sus dedos ni nada de eso para que yo me corriera en sus dedos.

Su mano sostenía mi seno mientras que la otra viajaba en mi espalda acariciando todo a su paso. Esta era grande y tibia, con dedos gruesos, suaves y delicados. Sus labios se posaron en mi otro pecho y no dudó en lamer y succionar de nuevo, lo hacía tan bien que yo ya estaba húmeda y lo quería tener dentro de mí. Sus labios empezaron a subir por mi clavícula, se detuvo unos segundos en mi cuello donde lamió, subió a mi barbilla mordisqueando y cuando llegó a mi boca me besó sin descaro.

—Quiero estar dentro de ti, bonita —con sus tibios dedos acaricio mi piel. Cada contacto suyo mandaba miles de electrificaciones a mis terminaciones nerviosas.

—Quiero que estés dentro de mí —murmuré sobre sus húmedos labios. Se veían tan apetecibles y me daban ganas de seguir besándolo hasta el cansancio.

Después de decir esto sus labios se estiraron en una genuina sonrisa que me caló la piel. Sus manos bajaron por mi trasero y le dio un apretón a mi piel tanto que me hizo jadear de placer, con cuidado empezó a tirar de la tela de mi pantalón de chándal hasta que se deshizo de este al igual que yo de la pijama que cubría hasta hace unos momentos sus piernas y aquel bulto que se apretaba en la tela. Pase saliva cuando vi aquel semejante animal erecto y tan...

—Mis ojos están aquí —Elián se aclaró la garganta y tuve que mirar sus ojos, un poco apenada.

—Ya lo sé, pero es inevitable no ver semejante...—me callé en el momento que escuchamos pasos en el pasillo. Puse mi dedo encima de los labios de Elián y miré la puerta, tenía tanto miedo de que esta fuera abierta y del otro lado apareciera Mees a punto de golpear al pobre Elián.

Sentí su mano rodear mi muñeca y con dos dedos bajo mi barbilla me hizo mirarlo a los ojos, no dije nada porque él apretó sus labios a los míos.

—Te deseo tanto, Dev —murmuró sobre mis labios sin separarse mucho de mí —. No te imaginas cuanto —vi que bajó su mano donde sostuvo su miembro y lo acercó a la entrada de mi intimidad. Se deslizó lentamente en mi entrada esperando ansiosa. Estaba tan húmeda que no le costó entrar dentro de mí. Al sentirlo adentro sentí un pinchazo provocando un cólico en mi vientre, hice una mueca de dolor y Elián no dudó en coger mi barbilla y besar mis labios.

—Estoy bien —musité.

Me aferré a su cuello mientras empezaba a moverse dentro de mí. Cerré los ojos por instinto sin dejar de besar sus labios y olvidar ese dolor que se había estancado en mi vientre. En este momento lo único que quería era entregarme a Elián por completo, quería ser suya en cuerpo y alma, quería disfrutar de este hermoso momento que la vida nos estaba regalando.

Con sus brazos rodeó mi espalda pegándome mucho más a su cuerpo que ardía en calor. Estaba desnuda ante él y no me daba vergüenza que me viera así, con él no sentía pena de absolutamente nada, mucho menos de esto. Lo de la otra noche no se comparaba en nada a este instante, sentirlo dentro de mí era una experiencia que no se igualaba con nada y no era por restarle méritos a sus ágiles dedos pero, Dios, nunca me había sentido así.

—Esto es mucho mejor que lo de la otra noche —separé mis labios de los suyos y sonrió un poco.

—¿Me estás diciendo que no te gustó? —jadeé en el momento que embistió más adentro —. ¿Es eso?

—No —gemí cuando subió su mano a mis senos y empezó a estimular mis pezones —. No le quiero restar créditos a tus dedos, pero...—me mordí el labio reprimiendo las ganas de gritar —....Dios, esto es mucho mejor —quiso reír a carcajadas pero se contuvo y mejor apretó sus labios a los míos para fundirnos en un suave y tierno beso que nos dejaba de a poco sin aliento.

Con una mano estimulaba mis senos mientras que con la otra acariciaba desde mis piernas que estaban a cada lado de las suyas, pasaba por mis costillas y cogía mi nuca para profundizar nuestro beso. Sentía los labios hinchados y me dolían de tanto besarlo, pero aquello era lo de menos cuando empecé a sentir un cosquilleo que crepitaba por mi cuerpo. Empezó como una ligera caricia que se fue haciendo mucho más grande al paso de los minutos y con cada embestida por parte de Elián, no tenía compasión de mi cuerpo y mi piel donde sus dedos se hundían y dejaban claras marcas de lo que estaba pasando en esta habitación. Elián jadeaba en mis labios, gemía y yo me estremecía en sus brazos, aquella sensación se hizo cada vez más grande y terminó por explotar en un orgasmo que arrasó conmigo de pies a cabeza. Me sacudió por completo, fue devastador, inigualable y me encantó sentir algo así por primera vez. Me tuve que morder la lengua para no maldecir o gritar el nombre de Elián en aquel gemido que se llevó hasta mi alma.

—Dios —cerré los ojos disfrutando de los restos que todavía había dentro de mí.

—Te amo —dijo Elián de repente. Fue tan sorpresivo que tuve que abrir los ojos para poder entenderlo —. Te amo tanto, Dev. Has sido la única persona que ha creído en mí y me sacó del infierno donde vivía. Yo no soy nada sin ti, bonita.

Aquellas palabras arrancaron una sonrisa de mis labios.

—Estos meses a tu lado han sido maravillosos.

—¿Aunque hayamos tenido que escapar? —le pregunté y él asintió con la cabeza.

—Aunque hayamos tenido que escapar y ahora estemos aquí —cogió mi mano y dejó delicados besos en el dorso de esta —. Yo siempre te voy a seguir a donde sea que tú vayas.

Mi corazón casi sufre un colapso al escucharle decir esto. Elián era un gran hombre, atento, amable, lindo y tierno.

—Eres tan lindo, Elián, eres un chico dulce y tierno, me haces sentir muchas cosas...—subí mi mano a su mejilla y con mis dedos acaricie su tibia piel.

—¿También amor? —preguntó con curiosidad en sus ojos —. ¿Sientes amor por mí?

No respondí en ese momento porque me había quedado sin palabras pero...

—Sí, yo también te amo, Elián —rodeó mi cuerpo con sus brazos y me apretó fuertemente —. Te amo y no quiero que sigas pensando que hay algo entre Lev y yo, porque no hay nada, solo una amistad que ha surgido en estos meses, nada más.

—¿Nada más? —preguntó trémulo.

—Nada más, el único chico que me gusta eres tú —acuné sus mejillas entre mis manos —. No hay nadie más que tú, Elián —me apretó fuertemente y yo disfruté de la cercanía que había entre nosotros.

Tener a Elián a mi lado hacia más ameno lo que estaba pasando en ese momento, habíamos pasado por muchas cosas últimamente y la pérdida de nuestros padres me quebró por completo, pero saber que estaban vivos y más cerca de lo que pensábamos me devolvió la esperanza de que pronto nos volveríamos a encontrar. La presencia de mis primos y mi hermano eran de gran ayuda para superar este dolor que no me dejaba en paz pero necesitaba a mis padres, quería verlos y estar con ellos. Quería que esta pesadilla terminara ya y regresar a casa era más que un sueño, uno que pronto se iba a convertir en realidad.

Mees

Salí de mi habitación a media noche y recorrí el pasillo que solo estaba iluminado por las luces de afuera de la casa. Baje las escaleras y fui a la cocina donde empecé a buscar un mechero en medio de la oscuridad. Al encontrarlo encendí el porro que sostenía entre mis dedos y me dejé caer en uno de los taburetes de la isla. Le di una gran calada reteniendo el humo en mis pulmones por algunos segundos donde mi mente no dejaba de torturarme cada minuto.

Últimamente no dejaba de pensar en Elise, en su rostro que me obligaba cada día a recordar para no olvidarla porque la amaba, la amaba y su ausencia dolía cómo mil dagas incrustadas en mi piel. Me gustan sus pecas y su cabello rojizo, me gustaba el color de sus mejillas cuando estas se ponían rojas, me gustaba su cuerpo y su inteligencia más que nada. Todo de ella era perfecto para mí y quizá algunos podrían decir que el amor me cegaba, si bien era cierto que el amor nos mete en un trance del cual es difícil salir yo amaba a Elise tanto cómo amaba a mis padres, de diferente manera, claro está.

No dejaba de preguntarme donde estaba y cómo estaba, si ella también pensaba en mí, si ella también quería estar a mi lado tanto cómo yo quería estar a su lado.

Boté el humo por la boca y de nuevo le di una calada al porro.

Escuché unos pasos bajar por las escaleras, la noche estaba tan en silencio que se podía escuchar hasta el viento chocar contra las paredes de la casa y colarse entre las ramas de los frondosos árboles.

—Veo que no soy el único que no puede dormir —Haden encendió la luz de la cocina y tuve que cerrar los ojos porque me lastimaba.

—¿Qué haces despierto a estas horas? —le pregunté a Haden que se sentó a mi lado y suspiró, triste.

—No dejo de pensar en lo que dijo Lev —le ofrecí el cigarrillo pero dijo que no.

—¿En qué? —boté el humo y lo miré.

—Lo de nuestros padres, ¿Por qué se hicieron pasar por muertos? ¿Por qué no se han comunicado ya? No entiendo —se rascó la mejilla.

—Lo que yo creo es que se escondieron por nosotros, para protegernos porque si sabían que estábamos con ellos irían por nosotros también. Ya ves cómo salieron las cosas en el hospital, ellos nos iban a matar, Haden. Al no estar con nuestros padres ellos son a los que buscan y a nosotros nos ignoran, aunque sea un poco —Haden suspiró.

—Quiero verlos, Mees, quiero ver a mamá, quiero ver a papá —sus ojos se llenaron de lágrimas.

De los tres, Haden siempre fue el más noble y sensible, él siempre ha tenido un buen corazón y es por eso que una vida de mafioso no es para él. Quizá para Alen y para mí sí, pero para Haden no, nunca lo he visto cómo un asesino despiadado o alguien que trafique con armas o drogas. Esta no es vida para él.

—Yo también quiero ver a nuestros padres y te aseguro que muy pronto los vamos a ver de nuevo. Solo tenemos que perfeccionar nuestro plan para que todo salga cómo queremos y no cometer errores, esta vez no vamos a fallar, vamos a recuperar Ámsterdam y te juro que el día que eso pase todo va a arder.

Me miró fijamente y asintió con la cabeza.

En estos meses había aprendido mucho de Khail, quien también se crio en este mundo pero el suyo siempre fue más duro y cruel. Khail era el claro ejemplo de que cuando quieres algo lo consigues a cómo de lugar.

Ahora más que nada me enorgullece llevar el apellido De Vaux, por mis padres y mis primos es que quería recuperar lo que era nuestro, desde los negocios hasta las calles y a nuestros socios. Más pronto de lo que se imaginaban íbamos a resurgir, cortar cabezas y quemar todo a nuestro paso. Nadie se metía con un De Vaux sin pagar las consecuencias. 


🌸🌸🌸🌸

¡HOLA! ¿Quién más está emocionada por el regreso de lo De Vaux? 🙋🏻‍♀️No saben los feliz que me hace escribir de nuevo de mis bebés, no me había dado cuenta que los extrañaba tanto hasta que me puse a escribir de ellos. Peroooo, ya están aquí y espero que los reciban con mucho cariño y que dejen mucho amor en cada capítulo. De una vez les digo que esta historia será un poco más corta que los primeros libros pero no por eso no será interesante y atrapante. Aquí veremos el desenlace del segundo libro por lo que espero haya mucha más acción y romance también. Espero que este primer capítulo les haya gustado. Síganme en Twitter donde estará dejando adelantos de esta historia al igual que en la pagina de Instagram:

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