NATALIE

Sin duda este primer encuentro está saliendo mejor de lo que me esperaba.

Tengo demasiadas ganas de que se vuelva a repetir.

Creo que es justo mi tipo de chico, aunque ni siquiera tenía uno, pero si tuviera seguro se parecería a Roy.

No solo fuimos a una playa, luego fuimos a comer y después dimos una vuelta por los alrededores. Se acerca una despedida que aún no quiero que llegue.

–Roy... antes de que me dejes en casa de Rose, ¿podemos hacer otra cosa? No tengo mucho apuro en volver y aun no quiero irme

–Qué alegría oír eso, yo tampoco quiero que te vayas todavía

Ambos nos sonreímos y Roy pone en marcha el auto. Yo paso todo el camino pensando a qué lugar iremos esta vez.

(...)

En cuanto Roy detiene el vehículo, estamos frente a una casa de tamaño mediano. Con un jardín muy bien cuidado, seguro a mamá le encantaría si lo viera

– ¿Es tu casa? ¿Me traes a tu casa? –pregunto sorprendida

– ¿Y qué tiene de malo? Seguro le caerás genial a mamá, aunque si no quieres ir, aun se me ocurren otros lugares a los que podemos ir

Lo dudo un momento, pero luego termino asintiendo. No creo que sea tan malo conocer a la madre de un chico que acabo de conocer ayer, ¿o sí?

Bueno, seguro a mamá le daría un infarto si se enterara que estaré con dos desconocidos, pero no dijo nada acerca sobre quedarme en casa de Rose. Así que sigo mi instinto y abro la puerta.

–Debo decir que no me lo esperaba, pero acepto –le digo a Roy quien parece complacido con mi respuesta

–Muy bien, entremos –dice abriendo el portón

Una vez que entramos, lo primero que llama mi atención es el aroma. No logro reconocerlo, pero huele genial.

–Mamá, ya llegamos –anuncia Roy nuestra llegada

– ¿Cómo que "llegamos"? Dime, ¿a quién trajiste a casa?

No se demora nada en aparecer una señora que me imaginaba mucho más alta, como su hijo, pero me sorprendo al ver que la mujer en cuestión es muy menuda. Incluso yo soy más alta que ella.

Aun así tiene la piel del mismo tono bronceado que su hijo y unos expresivos ojos marrones.

–Mamá, te presento a Nat. Es una amiga –me presenta Roy

Evito mencionar que dudo que podamos considerarnos amigos, dado que nos conocimos ayer, aun así le sonrío a su madre y me presento.

–Buenas tardes señora...

–Me llamo Samantha, querida. Siempre es un placer conocer a las amigas de mi hijo. Aunque a ti no te conocía...

–Oh, es que... –no se me ocurre una mentira creíble, así que guardo silencio

–Me la presentó hace unos días Rose –interviene Roy

–Oh, claro Rose. Me cae muy bien esa chica... Bueno, adelante. Acompáñenme a comer algo, acabo de preparar unos panecillos

Panecillos, seguro ese era el olor que había al llegar.

Mamá es un poco estricta en cuanto a la alimentación, pero ella no está aquí ahora, así que...

–Por supuesto, estaré encantada de acompañarlos a comer –respondo entusiasmada

Mañana me tocará hacer el doble de ejercicios

–Pues ya me agrada tu "amiga" –escucho que dice la madre de Roy en voz baja, seguido de un "mamá" que dice Roy

En un principio me siento un poco extraña, siento que la madre de Roy me tiene a prueba por así decirlo, me hace unas cuantas preguntas sobre mi familia y como me veo en un futuro y en un punto de la comida se relaja y la conversación fluye un poco más.

Yo pruebo sus panecillos y quedo encantada, se lo hago saber y creo que ya le agrado del todo. Lo cual me tiene tranquila.

Luego de comer, le ayudo a retirar las cosas de la mesa y luego ella propone un juego.

Así que jugamos un juego de cartas que no conocía, razón por la que pierdo, aunque Roy estuvo ayudándome todo el tiempo.

–A mamá se le da fatal perder –me dijo en voz baja divertido

–Te acabo de escuchar y no le hagas caso Natalie, es él quien no sabe perder. Siempre que jugamos es lo mismo.

Pasa una media hora más y luego la señora Samantha se despide y se va a acostar. Aunque me dice que hay una habitación de invitados en caso de que la quiera ocupar.

–Recuerda, habitación de invitados, no la cama de mi hijo –con eso se retiró y nos dejó a Roy a mí solos

– ¿Crees que le agradé?

–Si no le hubieras agradado no te hubiera ofrecido la habitación vacía. ¿Ya estás cansada? Ven, te mostraré la habitación

Lo sigo escaleras arriba y compruebo que hay tres habitaciones y un baño. Es pequeño, pero acogedor, me agrada.

–Esta sería tu habitación, la mía es la que está al final del pasillo, frente al baño. Te aviso sólo en caso de que te asustes en mitad de la noche y busques protección

–Gracias por ese ofrecimiento, muy amable de tu parte –comento divertida

No tardo en darme cuenta de que no tengo nada aquí. Sólo tengo la ropa con la que estoy vestida, y es un simple vestido. Ni siquiera traigo cepillo de dientes.

Y tal vez sea demasiado pedirle ropa de su madre, digo recién la conocí, debería irme a casa de Rose, pero no quiero. Así que o me duermo con vestido o duermo en ropa interior, no me queda de otra.

–Todo para que tengas el mejor servicio

– ¿Puedo conocer tu habitación? –pregunto para que no se vaya, además también me da curiosidad saber qué cosas tiene

–Estaba esperando esa pregunta y por supuesto que sí. Este recorrido aun no acaba –dice tomando mi mano y llevándome en dirección a la puerta

En cuanto entramos a su habitación, veo que tiene algunas fotografías de su familia y que las paredes son de un azul muy oscuro. También tiene una televisión mediana y un equipo de música.

– ¿Cumple tu expectativa? –pregunta divertido observando mi expresión

–Me encanta. También tienes tiras cómicas. De súper héroes. Dime, ¿acaso de noche eres un súper héroe? ¿Tienes una doble vida como en las series? ¡Ya sé! Eres súper Roy –digo haciéndolo reír

–Lamento decepcionarte, pero no soy ningún héroe. Sólo Roy

–Con eso me basta, eso de por sí ya es bastante súper

–Cuidado Nat, cualquiera diría que intentas seducirme

–Oh, ¿acaso eso ya no lo hice? –le sonrío y él repite el gesto

Es tan guapo. Súper guapo. Al fin sí que será mi súper Roy

–Eres realmente única, eso me gusta

No me pierdo del hecho de que cada vez estamos más cerca del otro y vuelvo a sentirme nerviosa. Lo quiero más cerca, no quiero que haya ninguna distancia entre nosotros.

–Disculpen jovencitos, pero creo que dejé bien claro en donde dormiría cada quién, ¿o me equivoco? –la madre de Roy nos sobresalta, pero aun así no soy capaz de quitar mi vista de Roy y él tampoco lo hace.

Lamentablemente la madre de Roy no se mueve hasta que me despido y me voy a la habitación de invitados sola.