Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

veintiuno



Estaban siendo días cuanto menos complicados; largos días en los que la realidad de repente te golpeaba en la cara de la peor manera, o por lo menos así se sentía YoonGi. 

Hacía tres semanas todo parecía estar estable, y cuando menos lo esperó, todo se estropeó de la forma más cruel; aunque no entendía qué estaba esperando, obviamente era algo que iba a pasar en algún momento tarde o temprano. 

Desde la trágica tarde que tuvo que dejar ir a JiMin, todo había cambiado, o a lo mejor quien lo había hecho era él. 

A pesar de que ese mismo día le había dejado claro a MiWoo que efectivamente en estos instantes sus preferencias iban dirigidas hacia JiMin, ella no había actuado como esperaba. El pálido había imaginado que ella y su orgullo se habrían marchado por la puerta, pero no, eso no paso. 

La relación abusiva solo pareció ir a peor. 

Porque la chica le abofeteó, porque al llegar a casa no se cansó de darle golpes, porque los insultos no cesaron y las marcas de sus uñas de gel en sus brazos no parecieron serle nunca suficientes, y lo peor, es que a YoonGi parecía importarle todo menos que nunca. 

Por primera vez era realmente consciente en donde se encontraba, una relación en la que lo estaban maltratando de todas las maneras habidas y por haber, pero no sabía cómo salir de ahí, se sentía solo y con miedo. 

Llevaba un par de días sin asistir a la universidad; no tenía fiebre ni estaba enfermo, pero su ojo derecho dolía a horrores después de que la chica le hubiera lanzado un jarrón con intención de agredirlo, después de que el pálido intentara explicarle que lo de ellos tenía que finalizar de una vez. Era así todo el rato, un círculo del que no sabía salir. 

MiWoo estaba tranquila, él intentaba conversar como dos personas adultas, ella se enojaba y atentaba contra él, pasaba días sin interesarse por el castaño; y luego corría arrepentida pidiéndole entre sollozos que no la dejase, porque ella no tendría razón de vida sin él. 

-- Duele como mil demonios... -- Se quejó el de ojos felinos pasándose con delicadeza los dedos por encima de su orbe herido. Estaba hinchado y la sangre se había extendido por todo este; además de que le era dificultoso intentar enfocar. 

Con esperanza de poder haber mejorado en esos días que se quedó en casa, se tapó su ojo sano para evaluar qué tanta visión tenía con el perjudicado... estaba peor que ayer, apenas veía y escocía. 

Se preguntaba a si mismo si debería ir al hospital, él no era entendido en medicina ni mucho menos; pero tenía miedo de que le preguntasen sobre el origen de la lesión ¿Qué diría? Temía culpar a MiWoo.

Tampoco tenía a quien preguntarle sobre consejo, SeokJin estaba algo molesto con él por lo sucedido con JiMin. Su mejor amigo le había repetido mil millones de veces que tenía que medir sus acciones con el jovencito rubio, porque le iba a acabar lastimando, y Seok odiaba cuando una persona salía herida por decisiones egoístas. 

Cabe destacar que de estas últimas semanas en las que MiWoo parecía haber enloquecido, habiendo pasado a un maltrato físico irracional, Kim no era conocedor. Y YoonGi temía contarle por si se sentía decepcionado por no saber cómo acabar con esto. 

¿Sus padres? Lo que más hubiera deseado habría sido tener la confianza de ir a alguno de sus dos progenitores, contarle lo que estaba pasando y que al menos uno le tendiese la mano, pero no quería molestar; y ellos ya le habían dejado en claro que aunque no fuera su intención... su presencia a veces era incómoda. 

Solo quedaba JiMin, era consciente, o quería creer, que si se acercaba al chico de mejillas abultadas pidiéndole ayuda este se ofrecería ¿pero por qué arruinarle la felicidad que parece estar teniendo? Había visto un par de veces al risueño chico, y en ninguna siquiera había sido capaz de pedir lo siento o preguntarle cómo estaba; porque era consciente cuan gilipollas había sido. 

Y ahora su corazón dolía, porque su persona destinada ya no le miraba, porque esa persona ya no le dedicaba sonrisas y mucho menos había indicios de que lo quisiese en su vida.

-- Vamos, YoonGi, tienes que echarle valor a la vida... -- Se animó a si mismo, dejando que su frente se apoyase durante unos segundos sobre el espejo donde anteriormente se miraba. 

>> Necesito un abrazo, alguien, ayuda. << Resonaba en su cabeza queriendo deshacerse en llanto, pero no haciéndolo porque su ojo iba a terminar por doler aún más.

Se colocó una gorra negra para cubrir su rostro además de su mochila, tenía que enfrentar la realidad e ir a clases; lo único es que no podría ir en auto, lo último que quería era provocar un accidente por culpa de su ojo, así que le quedaba una caminata algo... pesada. 

El clima era frío, nada que una buena chaqueta no solucionase, pero definitivamente nada sería mejor que estar en su casa bajo las sábanas. 

Min arrastraba sus pies con la mirada agachada, solo de pensar que alguien se fijase en su magullado rostro le asustaba; quería evitar tener esa conversación con cualquier persona. Así con la mente en "control automático" anduvo hacia su universidad. 

Se estaba arrepintiendo por momentos de haber tomado la decisión de salir de casa, pero ya estaba en una situación en la que incluso le daba miedo quedarse solo consigo mismo; y no podía bajo ningún concepto abandonar los estudios, eran por lo único por lo que sus padres le felicitaban. 

-- ¡Park JiMin! -- Escuchó haciendo que todos sus sentidos se pusieran alertas, buscando de donde había venido aquel llamado. 

La voz había sido de TaeHyung, quien sabía que era el mejor amigo del chico que le gustaba tanto. Cuatro taquillas a la derecha suyo estaban esos dos, el de piel canela zarandeando de lado a lado al más bajito, quien reía sin parar. >> Está tan bonito... << Pensó, sonriendo automáticamente con suavidad. 

El corazón se le encogió de manera inevitable, el joven portaba las mismas ropas que el día que lo conoció; tierno.  -- ¿Entonces hubo... hubo más que besos? -- Inquirió de nuevo TaeHyung emocionado. 

-- ¡Baja la voz, Tae! -- Pidió avergonzado el de mejillas adorables, aún sin parar de reír. 

Aunque YoonGi no quería meterse en aquella conversación la cual no le incumbía en absoluto, por desgracia se sentía incapaz de despegarse de esta. Algo dentro suyo dolía, mucho más cuando de reojo vio como el rubio asentía emocionado, haciendo que TaeHyung volviera a chillar como loco. 

Bueno ¿no se merecía aquello? JiMin lo había intentado con él; y por estar necio no había podido corresponderle de la manera correcta. Ahora el de cabellos  dorados tenía todo el derecho a querer intentarlo con alguien más, aunque sus corazones se estuvieran llamando a gritos. Cualquier cosa estaba bien, el de piel pálida lo único que buscaba era poder ser suficientemente valiente para arreglar su vida, y entonces intentar conquistar al más precioso ser que alguna vez conoció.

Park no se merecía ese desastre que era; así que ni intentar arreglar las cosas pasaba por su cabeza. 

Con una pesadez en el alma que era inexplicable YoonGi cerró su taquilla, girando su cuerpo con rapidez con la intención de escabullirse de allí antes de hacerse más daño sin sentido. Porque claro que se alegraba de que el chico de sus sueños estuviera feliz, pero no dejaba de ser molesto para él no llegar a ser una buena opción. 

MiWoo se había encargado de plantar miles de semillas tóxicas en el jardín de su cabeza, terminando por construir y alimentar pensamientos destructivos a cada momento. 

-- Échale valor, vamos... -- Se volvió a susurrar, buscando fuerzas donde ya no las había, pero siquiera rendirse se le tenía permitido.





-- Oye, pero que chico más bonito ¿No? ¿Me das tu número de teléfono? -- Bromeó EunWoo, asustando un poco en el proceso a JiMin al llegar por su espalda. 

El de baja estatura llevaba un par de minutos esperándole en las gradas de la cancha, ojeando sus redes sociales mientras el contrario hacía acto de presencia. -- Lo siento, este chico bonito ya está interesado en alguien más. -- Siguió con la broma el de mejillas regordetas. -- EunWoo se llama ¿Te suena? -- 

-- Uhm, tiene nombre de ser el mejor jugador de volley del mundo, díselo de mi parte. -- 

-- Oh, Dios, eres tan creído. -- Estalló el mayor en una carcajada mientras el chico se sentaba a su lado, colocando su brazo por encima de sus hombros. 

Estas semanas habían sido las mejores para el deportista, por fin había podido aunque fuera intentar algo con ese chico de rostro adorable que le llamó la atención desde el minuto uno de conocerle; pero que antes estaba intentando algo con alguien más. 

Si bien era consciente de que las cosas no serían perfectas de un día para otro, JiMin estaba poniendo mucho  parte para que lo que ambos estaban construyendo resultase. Todavía no es como si estuvieran saliendo, pero estaban comprobando que tan bien podría ser su relación si fuera real. Y de verdad, EunWoo dudaba que existiera alguien más que pudiera atraparle tanto como él. 

-- Mil gracias por acompañarme a esto, me pone feliz. -- Confesó el azabache, depositando un beso sobre la pomposa mejilla ajena. 

-- No me agradezcas por eso, Woo; es un placer. ¿Estás nervioso? -- 

-- Mucho, a lo mejor con un beso tuyo se me pasa. -- Dijo estirando sus labios hacia delante para acabar sintiendo como los pomposos del otro le regalaban un sonoro beso. Ah, Park JiMin le derretía por completo. 

EunWoo entraría en la universidad el próximo curso escolar y entonces debería de entrar en el equipo deportivo de la institución. Ya había hablado con ellos, presentándose y explicándole sus intenciones, así que los mayores le habían pedido que fuera a uno de sus entrenos, más o menos para comprobar su nivel y además así ya conocerse. 

Así que allí se encontraba, Cha EunWoo preparado para jugar con los que serían sus sunbaes el próximo año. 

Él era consciente qué tan bueno era en el volley, pero aún así estaba nervioso. Su sueño era llegar al equipo nacional, quería dedicarse a esto toda la vida si le era posible; así que tenía que exigirse mucho. -- Woo, lo harás increíble, se van a quedar alucinando contigo. -- Murmuró Park entrelazando su mano con la que el nombrado tenía libre. 

-- Gracias, JiMinie. La verdad es que me alegró mucho cuando me invitaron al entreno, se nota a leguas lo agradables que son, y eso para jugar en equipo es necesario. El compañerismo es fundamental. -- Le explicaba el de cabellos oscuros. 

A pesar de que Cha siguió contándole cosas sobre aquel deporte que practicaba, su cabeza se fue directamente en otra dirección. La cancha estaba partida en dos, en un parte se encontraba el equipo de volley y en la otra el equipo de baloncesto. 

Era estúpido: sí, pero no pudo no contenerse, buscó por encima la equipación de YoonGi para ver si hoy por algún casual se encontraba allí. Aunque le encantaría negarlo, lo había hecho cada día que había estado allí en la cancha, siempre había buscado al pálido entre todo el equipo de baloncesto, pero no estaba. 

Incluso llegó a preguntarle a uno de sus sunbaes que estaban dentro de este deporte, tal vez Min había abandonado el equipo, pero le aclararon que no era así, pero que estos días no había ido a los entrenos por alguna razón. 

La última vez que lo vio fue casi hacía un mes en una tienda, esa vez en la que le pagó la compra y además le vio con el rostro ligeramente herido. Si tan solo supiera que aquello era un perfecto estado para como ahora se encontraba.

-- Bebé, tengo que ir a jugar ¿Seguro que quieres quedarte a ver? Entiendo que te aburras. -- Dijo el más joven -por un año- tomando las mejillas ajenas entre sus manos, apretando estas para abultar los labios de su "casi algo". 

-- Tranquilo, Woo, veré tu entreno; pero creo que antes iré a la cafetería a por un café ¿Vale? No arrases demasiado mientras no estoy, quiero verte. -- 

-- Procuraré que así sea. -- 

EunWoo pellizcó la pequeña nariz del contrario antes de saltar las grada e ir directamente a la cancha, donde ya un par de chicos le esperaban, entre ellos, el capitán del equipo de la universidad. 

Ese chico le sacaba muchas sonrisas, era alguien que te contagiaba la felicidad en un solo instante, y es por eso que él intentaba devolverle cada sensación bonita que le prestaba, aunque luego al llegar a casa se sintiera culpable; porque aunque si estaba mejor respecto a YoonGi, él no había abandonado su cabeza. 

Y bueno, a fin de cuentas era algo normal ¿no? Era el amor de su vida, el mundo ya le había avisado de aquello; sin embargo no le había mandado la segunda señal, esa que te confirmaba que estabas profundamente enamorado... eso es lo único que lo mantenía con esperanza. 

Si aún no se había sentido así por el pálido, tenía la posibilidad de enamorarse de esa manera por otra persona ¿no? Aunque el mayor fuera siempre su opción más deseada... podría ser feliz con alguien más. 

La rabia que había sentido por Min se había ido desvaneciendo, si él quería seguir con MiWoo porque era el "amor de su vida" pues él no podía hacer nada... Tu persona amada tenía derecho a conocer la suya propia. 

-- Es hora de mi café. -- Se dijo a si mismo, intentando salir de esos pensamientos nada constructivos. 

Park dejó su chaquetón y la bolsa de deporte de Woo allí donde estaba sentado, sabía que nadie se las iría a llevar y que además el azabache estaba atento por si algo pasaba. Así que con apenas su cartera se fue rumbo a la cafetería. 

Tae le había prometido pasar el rato allí con él, pero JungKook le había sorprendido pasándole a buscar de la universidad para llevarlo a comer a no sabía donde; y claro que él simplemente había empujado a su mejor amigo con el otro, ellos dos se merecían ese tiempo juntos. Después de todo estaba siendo un año ocupado para el más pequeño, quien estaba en el año antes de la universidad y estaba ahogado en exámenes. 

Esa era la razón por la que JiMin estaría solo poco más de una hora, cosa que acabaría agradeciendo. 

Los pasillos estaban prácticamente vacíos ya que todos se encontraban en sus actividades extraescolares o en la biblioteca; pocas veces había visto la universidad tan tranquila. El momento de subir las escaleras hasta el segundo y tercer piso habían llegado; y bueno, ya su esguince estaba completamente curado, aunque cuando hacía un esfuerzo como el que era subir tantos escalones a veces daba pinchazos. Pero claro, siquiera era como si pudiera plantearse subir en elevador, como si su universidad tuviera alguno. 

Con serenidad fue subiendo las escaleras, no quería bregar con un dolor de tobillo durante todo lo que le restaba de día. >> Tres escaleras y ya estamos en la segunda planta, ánimo JiMi- << Sus propios pensamientos fueron interrumpidos cuando se encontró de cara con un chico en lo que parecía un ataque de pánico. -- ¿Y-YoonGi? -- Murmuró en una voz tan baja que siquiera el pálido pudo escucharle. 

-- M-MiWoo... un momento... n-no me grit- --

-- ¿¡Cómo que no te grite!? ¡Solo te pedí una cosa! ¡Una! -- 

Los gritos de la chica se escuchaban incluso a través del teléfono, el cual Min había decidido apartar un poco de su oreja, porque escucharla tan alterada solo conseguía ponerle más ansioso. ¿Estaría esperándole en el apartamento para agredirle después? ¿Y si dormía en un hostal esa noche? -- Mi- --

-- Eres inservible, de verdad, no entiendo por qué te sigo dando una oportunidad y estoy al lado tuya. -- 

YoonGi mantenía su cabeza agachada teniendo sus ojos clavados en sus converse, no podía llorar, o el dolor de ojo se haría trescientas veces peor, pero es que no podía más, no entendía por qué ella le estaba diciendo eso, cuando justo llevaba dos semanas intentando terminar la relación. 

Su pecho dolía a horrores y siquiera era consciente de que estaba respirando de una manera errática, el aire entrecortándose en sus pulmones. Sus manos temblaban desconsoladamente, por lo menos hasta que unas más pequeñas rozaron  sus muñecas. El de ojos felinos reconocerías esos deditos en cualquier lugar, pero no podía creerlo, no podía ser que Park se encontrase allí. 

Con lentitud, e ignorando los gritos, insultos y amenazas que salían por el aparato, fue alzando el rostro. Su corazón se encogió de manera dolorosa al ver ese rostro angelical frente a él. -- ¿Y-YoonGi? ¿Qué pasa? -- Susurró el menor, tomando las muñecas del pálido, quería verle el rostro, pero la gorra se lo dificultaba. 

El mayor negó con su cabeza, no queriendo decir algo por si MiWoo era capaz de escucharlo. Por alguna razón tenía miedo de que la chica atacase a JiMin al darse cuenta de que se habían encontrado, aunque eso jamás pasaría, porque la única razón por la que ella abusaba de YoonGi era porque lo consideraba de su propiedad. 

Sin remedio alguno, estando abrumado por tantos estímulos diferentes, Min no pudo hacer algo más que no fuera romper en llanto, sintiendo como siquiera sus piernas eran lo suficientemente fuertes para soportar su peso, si no fuera porque el rubio estuviera sujetando sus manos posiblemente se hubiera deslizado por la pared hasta acabar sentado en el suelo. 

Aunque JiMin lo intentase, no estaba entendiendo nada, absolutamente nada. Y la única forma de dejar de ser un ignorante era conversar con su hyung; y el primer paso era terminar esa llamada. Así que sin titubear tomó el teléfono y colgó. Y entonces lo vio. 

YoonGi alzó su cabeza con una expresión cundida en pánico, pero no fue siquiera la mitad de miedo del que Park sintió al  ver su orbe herido. -- Min YoonGi... -- Llamó sin poder creerlo, deslizando su mano derecha hacia la gorra ajena para apartarla con cuidado, de alguna manera pidiendo permiso sin palabras. 

El castaño no hizo nada por detenerlo, aunque sentía miedo, aunque no quería involucrar a nadie en su problema, aunque sintiera que se merecía recibir cosas malas por haber sido un idiota; pero estaba asustado, no podía más, estaba pidiendo ayuda a gritos. 

-- Te lo voy a preguntar una sola vez. -- Dijo de manera autoritaria, haciendo de tripas corazón al verle el rostro magullado. -- ¿Ha sido ella? -- 

Las palabras no salían, aunque quería gritar que sí, que la culpa de todas sus lesiones de este mes habían sido ella; pero no podía, tenía un nudo hecho en sus cuerdas vocales.  Uno el cual se sintió deshacer cuando una de las manos ajenas viajó hasta su rostro, peinando su cabello chocolate hacia detrás con la excusa de ver mejor la herida, aunque su mayor propósito era tranquilizarle, por mucho que mirara aquello él no entendía nada de medicina. -- F-fue ella. -- Admitió finalmente, su barbilla temblando anunciando el primer y gran sollozo. 

A estas alturas no le importaba nada, ni si alguien los veía, tampoco verse como un niño en apuros frente a JiMin, mucho menos su ojo. Con ambos brazos abrazó la cintura del más joven para atraerlo hacia él y llorar con la frente sobre su hombro. 

>> Él no está bien... ¿Qué tanto ha pasado en un mes? << Pensó JiMin, con millones de teorías en la cabeza, y ninguna con buen final. 

Su mayor acababa de admitirle que ella le había agredido físicamente, joder ¿Era acaso la primera vez? -- YoonGi, vamos a la enfermería. -- Al instante de pedirlo, el cuerpo del más alto se tensó entre sus brazos. -- Por favor... por favor, YoonGi, tienes que contarme, por favor... -- 

-- ¿N-no me odias? -- Musitó, sin siquiera saber como la voz le había salido. 

-- Ahora mismo estoy demasiado preocupado como parar a pensar en... en por qué la escogiste a ella y no a mi. -- Bien, creía que lo tenía más superado, pero decirlo en voz alta y frente a él había sido doloroso. 

Esas palabras le habían hecho reaccionar como si le hubieran dado un chute de descarga eléctrica, estrechando con suavidad el cuerpo del más joven. -- N-no, no, no, no.... de verdad, no es así... -- Repitió una y otra vez, temiendo que este momento fuera un producto de su bendita imaginación. 

Si era así, no quería despertar, necesitaba quedarse en este sueño durante más tiempo. 

JiMin tuvo que tomar una buena bocanada de aire para tranquilizarse a si mismo, de nuevo estaban volviendo a su cabeza todos aquellos sentimientos que había intentado soltar por el camino. Y lo que debería de hacer, a lo mejor, era alejar a ese chico, decirle que se perdiera de su vista y abandonarlo en ese solitario pasillo para que se ahogue en su propio llanto. Pero no podía. 

-- Entonces, por favor, vamos a la enfermería ¿Quieres que te ayude? Entonces hazme caso... no hagas que me arrepienta dos veces por preocuparme por ti, hyung. -- 

Y a pesar de que seguía igual de bloqueado mentalmente, vio la luz en dejarse en las manos de ese chico otra vez; solo que ahora aprovecharía la oportunidad, ahora no solo dejaría que JiMin fuera quien pusiera de su parte, había aprendido, si siempre hacías lo mismo las cosas no cambiarían, era el momento para solucionarlo. 

La diestra del de ojos felinos tomó la libre del contrario; puesto que en la otra aún sujetaba la gorra, entrelazando sus dedos, dándole la oportunidad de llevarle donde quisiera. 

El menor tenía tantas preguntas dentro suyo que no sabía siquiera por cual empezar o cómo formularla, quería saber, quería que le contase qué es lo que había pasado en este último mes, pero no sabía si estaba preparado para ello. Si le contase a TaeHyung o a JungKook que estaba a punto de ayudar una vez más al castaño de ojos felinos, seguro que la pareja lo intentarían ir a buscar para llevarlo a casa y alejarlo  de él. 

Pero bueno, tal vez esto tendría que ser un secreto solamente para él mismo. 

-- Siéntate ahí. -- Dijo el más bajo de manera demandante, a la primera que escuchase un "pero" o intentase refutarle algo, se iría. 

 YoonGi; estando todo lo tranquilo que el dolor de cabeza que tenía junto a las punzadas en el ojo le permitían, se sentó tranquilo en la camilla la cual le había señalado el rubio. -- La enfermera debe de haber salido por alguna urgencia. -- Murmuró con miedo de decir algo que hiciera que el chico se fuera. 

El pálido sorbió su nariz agachando la mirada, había deseado durante semanas estar frente a JiMin, pero ahora el momento lo tenía demasiado tenso. Sus ojos se fijaron en sus propias manos, llenas de arañazos y con algunas postillas. -- Bueno, si ella está fuera la esperaremos aquí, así tienes tiempo para contarme qué es lo que te ha pasado, tu ojo tiene una pinta... asquerosa. -- 

Ante tal adjetivo el mayor soltó una casta risa, carente de diversión. -- Gracias, gracias, no me había dado cuenta. -- 

-- YoonGi ¿Qué ha pasado este mes? -- Inquirió esta vez el más joven sentándose en una de la sillas que había en la habitación, arrastrando esta hasta la orilla de la camilla donde el otro se encontraba. 

-- Ah, ha sido tan largo... este mes ha sabido a tres años completos. -- Se quejó, comenzando a arañar sus dedos de manera disimulada. -- Empezaré por lo más importante, que son las disculpas que te mereces. -- Ahí alzó su mirada, apenas pudiendo enfocar el rostro pacífico de JiMin con uno de sus ojos. -- JiMin... lo siento mucho, de verdad, lo siento en el alma por todo, por como se dieron las cosas y por no saber mirar más allá, pero; uhm, ese día, el día en el que terminamos de distanciarnos te vi... te vi y... -- 

-- ¿Y...? -- Animó el de mejillas pomposas al ver que al contrario le costaba terminar la frase, esperando con sus brazos cruzados sobre su torso. 

-- Te vi y el mundo se paralizó. -- Terminó por decir en un susurro; decir esto ahora era demasiado peligroso, no sabía si esto iba a hacer que el menor se cabrease o algo así; porque entendía si eso sucedía. -- T-te quería preguntar una cosa ¿estuviste en una fiesta de graduación a finales de junio? Allí me pareció tener la misma sensación, pero no te vi ¿Cómo es posible entonces que ahora la tuviera por segunda vez?

Los recuerdos viajaron a toda velocidad dentro de su cabeza. Claro que estuvo en esa fiesta de graduación, era la suya propia. Se acordaba perfectamente de esta, porque vio por primera vez a YoonGi y fue la primera vez que el mundo se le paró por completo, solamente existiendo el castaño en aquella grande sala. -- Fue mi graduación. -- Dijo, frunciendo sus labios gorditos, no quería confesarle que él tuvo la misma sensación; pero todo por dentro se le removió cuando vio sonreír poco a poco al contrario. 

Los belfos del otro se fueron estirando hacia arriba a la par que iba asimilando la frase. -- Así que eras tú... siempre fuiste tú... -- Dijo sintiéndose sosegado, había pasado terror de pensar que la vida le había atado desde el principio a MiWoo, pero no, no había sido a ella. -- E-estoy muy feliz... de que el amor de mi vida sea una persona tan bonita; aunque no sé si sea correspondido, estoy feliz de que seas tú. -- 

Las grandes y castigadas manos del pálido se deslizaron hasta las de JiMin, haciendo que sus brazos dejaran de estar cruzados para poder llevar ambas manitas hacia sus labios resecos y besarlas despacio, en serio sentía un alivio en el alma. El corazón del pequeño se sentía a punto de explotar, la imagen le dañaba de manera inexplicable, YoonGi tan roto, pero tan afable. -- Hyung... -- >> tengo miedo de decirle que él para mi es lo mismo. << Pensó antes de hablar, dejando un suave apretón en las manos que con tanta gentileza lo trataban. -- ¿Entonces? ¿Por qué se torció tanto lo nuestro? -- 

-- Uhm; JiMin-ah... t-tengo un poco de miedo de decirlo en voz alto pero, uh... uhm, creo que estoy en una relación de maltrato de la cual he sido consciente hace muy poco. Creía que me quedaba al lado de MiWoo porque la quería, porque me importaba, pero... creo que solo era puro miedo y pánico a ella; y a que lo que tanto me repetía fuera real. -- 

-- Bueno, YoonGi, creo que eras el único que no concebía estar en una relación de maltrato psicológico... la cosa es, ha pasado a ser físico ¿Verdad? -- Y YoonGi tardó un par de segundos en responder con un asentimiento de cabeza, apretando las manos ajenas con las suyas temblando. 

-- En cuanto te fuiste aquel día, le confesé que tú eras mi prioridad, que me gustabas y... no se lo tomó demasiado bien. Pensé que íbamos a terminar y ahí se quedaría todo; pero no fue así, ni por asomo. Los días se volvieron sofocantes y complicados, quería darte espacio y además quería crecer, mejorar para poder ser alguien bueno para mi, para ti; pero ella... ella se volvió loca, JiMin. -- 

El menor rodó los ojos, intentando obviar sus latidos acelerados ante las dulces palabras. -- Ella siempre estuvo loca, pero vamos, cuéntame qué te hizo darte cuenta. --

-- Me intentó explicar por qué debía de quedarme con ella y es porque el amor de su vida es... SeokJin hyung. El cual es mi mejor amigo y el amor de la vida de su propia mejor amiga. -- 

-- ¿Q-qué? Joder ¿En serio? -- El de mejillas regordetas esperaba cualquier cosa, pero aquello desde luego no, qué tan desgraciado tenías que ser para que aquella fuera tu situación. >> Lo que es el Karma.<< Fue lo primero que pensó

YoonGi se removió un poco nervioso, pues lo que venía ahora eran sucesos los cuales desearía olvidar. -- Intentó chantajearme una vez más para que me quedase con ella, porque "yo era su única salvación", y de verdad, Minie, quise ayudarla, pero no podía ser su novio, no cuando lo único que quería era estar contigo; quería tener la oportunidad de ser yo mismo e intentar conquistarte... si es que me dabas una segunda oportunidad. Así que un día se lo dije y... y envió a unos tipos a pegarme una paliza, unos amigos de su universidad. -- 

Como si ahora todas las piezas encajasen en su cabeza, recordó el día que lo encontró en la tienda de conveniencia, ahí también estaba herido, pero nada que ver con ahora. -- YoonGi... ¿Por qué no huiste de ahí? -- 

-- ¿Cómo? Se lo intenté explicar muchas veces, me arañaba, me gritaba, me abofeteó varias veces. Pensé en incluso cambiar la cerradura de mi apartamento porque tiene copias de mis llaves, pero es demasiado costoso... El otro día de verdad que puse todas mis ganas en intentar terminar con esto que me está matando, pero me tiró un jarrón de cristal a la cara y: aquí tienes el resultado. -- Dijo señalándose el ojo, sin soltar la mano ajena, no quería perder el contacto con esa piel que le transmitía calidez después de haber estado un mes entero solo.

O peor, bastante mal acompañado. 

Aunque ya le había visto el orbe dañado, Park se fijó una vez más, tenía un derrame interno dentro de este, estaba hinchado y con el relato recién contado el más joven ya dudaba si habría algún cristal dentro. -- Hyung... ¿Por qué no pediste ayuda? -- 

-- ¿A-a quién? SeokJin me dejó de hablar, a mis padres me daba miedo; si ellos no me ayudaban me iba a sentir completamente desamparado por parte de ellos, aunque sea la realidad y no quiera aceptarla, y a ti... no podía meterte en esto, aunque al final lo haya hecho; soy un desastre de persona. -- Susurró, entretenido en mover los anillos que decoraban los dedos gorditos del otro.

-- YoonGi; vamos a denunciar. -- Dijo totalmente seguro, viendo el pánico en la expresión contraria.

-- P-pero, y-y si, ella- --

-- Min YoonGi, vamos a hacerlo, tenemos que hacerlo, no puedo dejarte solo otra vez. Joder, fuiste un gilipollas, pero te estaban maltratando, me fui de tu lado aún sabiendo que te estaba dejando solo contra el mismísimo Lucifer, pero- -- Sin dejarlo terminar, el castaño tiró de él para poder abrazarle; posiblemente con más intensidad de la normal, pero JiMin lo entendía, los dos estaban asustados de alguna forma. 

-- N-no te culpes, por favor, no lo hagas. Hiciste lo que tenías que hacer, nadie pensaba que esto iba a terminar así... -- Pidió con la voz rota, con el pequeño de pie entre el hueco de sus piernas. 

Fue inevitable, después de un rato soportando las ganas de llorar, terminó por hacerlo escondido del cuello de su mayor, también apretándole entre sus brazos. Le dolía el corazón, porque la vida había puesto a YoonGi en una situación horrenda, porque ahora tenía un casi algo con EunWoo, y porque no podía ignorar lo mucho que había extrañado estar con el amor de su vida, porque por mucho que lo intentase con el otro joven, nada sería comparable a la satisfacción de estar entre los brazos de Min. 

La puerta de la enfermería fue abierta, haciendo que ambos, con rostros empapados se separasen con cuidado. Allí estaba la enfermera con su compañero, trayendo a un chico apoyado en sus hombros, nada más y nada menos que JaeBum, el líder del equipo de baloncesto. -- ¡YoonGi! Por fin te vem- Hermano ¿Qué te pasó? -- Inquirió al verle el ojo, eso no tenía buena pinta. 

-- Im por favor, siéntate en la otra camilla, tenemos que inmovilizarte el pie. -- Pidió el chico que trabajaba allí, yendo a las estanterías para sacar las cosas necesarias. 

-- Un pequeño accidente... -- Le respondió el pálido, entrelazando sus dedos con los del de mejillas regordetas en busca de seguridad, toda la que le había hecho falta este tiempo. 

La chica de la enfermería, mientras su compañero se encargaba del deportista, decidió dirigirse al pálido. -- Siento haber tardado, tuvimos que ir a buscar a Im. -- Explicó, colocándose unos guantes esterilizados para revisar el rostro de YoonGi. -- Oye, esto... esto deberías de tratarlo en el hospital... -- Sugirió ella tan solo al verlo. 

Aún así, con mucho cuidado, y escuchando un par de quejas susurradas de su parte, intentó mirar el orbe de más de cerca. -- ¿Cuánto tiempo llevas así? Esto no parece de ayer precisamente. Aquí no estamos preparados para ayudarte con esto, uhm... -- Dijo, esperando que el estudiante le dijera su nombre. 

-- YoonGi, Min YoonGi. -- 

-- Vale, YoonGi, llamaré un taxi e irás al hospital ¿Vale? Voy a hacer un informe rápido sobre lo que yo veo por si sirve de algo; pero allí estoy segura de que te ayudarán mucho mejor que cualquiera de nosotros dos. -- 

JiMin sabía que él no iba a responder, por eso se atrevió a hacerlo. -- Iremos, muchísimas gracias por su atención. -- Agradeció, peinando hacia detrás el cabello chocolate de un acongojado Yoon. 

Lo único que podía pensar es que al ir al hospital le preguntarían sobre como pasó, y si no lo contaba él, lo haría el más joven; y le aterraba. No es que le diera lástima el qué pasaría con MiWoo después de la denuncia, era miedo, terror de pensar si al final no pasaba nada y ella quedaba libre ¿Le seguiría toda la vida? Él era incapaz de ponerle una mano encima, se sentía pequeño a su lado ¿Iba a tener que estar huyendo asustado para siempre? 

-- Hyung, debo de ir a por mis cosas y a disculparme por tener que irme; había venido con EunWoo. -- Explicó a media voz para que fuera una conversación perteneciente de ellos dos, a pesar de que la habitación había más gente. 

Algo suyo se revolvió ante el dato, había visto al rubio un par de veces junto a ese chico atlético; se sentía estúpido por pensar en qué fuera lo que esos dos tendrían, pero no lo podía evitar ¿Sería ese chico el amor de la vida de JiMin? Estaba seguro de que quien estaban hablando Park y Kim esta mañana era de él.

-- ¿T-te espero en la entrada? -- 

-- Sí, no tardaré nada ¿Vale? -- El menor le regaló una pequeña sonrisa de labios sellados mientras le seguía peinando con delicadeza. -- No te vayas sin mi, espérame, promételo. -- 

-- Te lo prometo, no iré a ningún sitio sin ti... no podría de todas formas... no puedo enfrentarme a esto solo; y eres el único al que quiero conmigo en este momento tan... nefasto. -- >> Me sanas el alma con solo mirarte. <<  quiso añadir. 

Park depositó un beso que duró un par de segundos sobre su frente, después saliendo de allí con prisa, con el corazón hecho un nudo de pensar en qué hubiera pasado si esa tarde no se hubiera encontrado con YoonGi. 

Una persona la cual llevaba demasiado tiempo pidiendo ayuda a gritos; y no cualquier persona, sino el amor de su vida, su alma gemela, su estrellita más brillante.  



Capítulo intenso :( Espero que lo hayáis disfrutado y que sepáis que no estáis solos. Si pasáis por lo mismo o algo parecido, pedir ayuda, por favor, a quien sea, pero hacedlo. Y si ustedes conocéis a alguien que lo esté pasando, ofrecer vuestra ayuda. Si sois menores o tenéis pocos conocimientos sobre el tema acudid a un especialista/mayor de edad. 

Hagamos un mundo mejor. 

Os quiero mucho. Cuidadse. Kisssuuu~~ 010422.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro